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El Fiscal Gertz Manero no tiene ideales políticos, ni es de izquierda: J. Jesús Lemus

sábado, julio 23rd, 2022

J. Jesús Lemus habló con SinEmbargo sobre su libro El Fiscal imperial (Harper Collins), una biografía no autorizada sobre Alejandro Gertz Manero en la cual delinea la personalidad del Fiscal General, su ascenso al poder y la relevancia de su linaje.

Ciudad de México, 23 de julio (SinEmbargo).– Alejandro Gertz Manero “siempre ha sido un trapecista político y se ha columpiado sin importar ideologías de diversas administraciones”, lo cual explica que lo mismo estuvo en gobiernos del PRI, como en el sexenio de Vicente Fox como Secretario de Seguridad y ahora como Fiscal General de la República (FGR) en la Cuarta Transformación, expresó el periodista J. Jesús Lemus.

“Gertz Manero no es de izquierda por supuesto, su pensamiento es ultraderechista y conservador, eso es lo opuesto a la cuarta transformación, pero ha sabido tener muy buenas relaciones personales con gente de izquierda”, comentó Lemus en entrevista con SinEmbargo con motivo de su libro El Fiscal imperial (Harper Collins).

J. Jesús Lemus compartió que estas buenas relaciones las ha tenido tanto con el Presidente Andrés Manuel López Obrador como con otros líderes históricos de la izquierda como Pablo Gómez, Cuaúhtemoc Cárdenas Solórzano, Ifigenia Martínez o Heberto Castillo.

“O sea a toda esa clase política que en algún momento dio todo por transformar a México siempre tuvieron el respaldo y la cercanía de Gertz Manero, que desde arriba desde las cúpulas pues veía y le apostaba ya a estos movimientos, entonces ahí es donde nace también el apreciamiento del Presidente López Obrador hacia la persona de Gertz Manero y eso es lo que hace que venga y que se incruste en una administración de transformación que va contra todo lo que él representa, pero que es parte de la forma en que Gertz Manero puede sobrevivir políticamente”, comentó.

El Fiscal imperial es un trabajo de investigación, con base en documentos sobrevivientes en archivos de la DEA y la CIA, fuentes testimoniales, versiones de algunos estudiosos de la seguridad pública y hasta de miembros del crimen organizado, en el que se logra armar una biografía no autorizada de Alejandro Gertz Manero.

El trabajo además cuestiona cómo durante los primeros tres años de Gobierno no se ha logrado revertir la tendencia al alza de los índices de impunidad y por el contrario el Fiscal, se expone, ha desahogado sus temas personales desde los diferentes cargos que ha tenido en la administración pública.

“Una característica propia (de Gertz Manero) es el tener que estar siempre sujeto al poder para poder resolver su vida personal. No se concibe, estoy seguro, no se concibe él mismo sin poder para poder ser, es decir, lleva implícitamente esa necesidad del poder y eso es una herencia heredada al interior de su familia”, comentó J. Jesús Lemus.

En ese sentido en el texto expone cómo sin la cercanía con el poder su abuelo Cornelius B. Gertz y su padre Cornelio Gertz Fernández “no hubieran podido ser lo que llegaron a ser”.

“El abuelo de Gertz Manero sin la cercanía con el Gobierno de Porfirio Díaz y posteriormente con el Gobierno prerevolucionario o revolucionario inmediato pues no hubiera podido amasar esa gran fortuna que hizo cuando fue suministrador de bienes, obras y servicios al Gobierno Federal a través de la empresa Casa Sommer, Herrmann y Compañía”, añadió.

Alejandro Gertz Manero cumplirá tres años al frente de la FGR con varios casos pendientes. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro.

Cuestionado sobre qué es lo que motiva al Fiscal, J. Jesús Lemus ahondó que sola es una cosa: “lo único que lo motiva es la conservación de la herencia de la que es depositario, la herencia económica me refiero, eso es todo lo que le mueve a Gertz Manero”.

“Gertz Manero no tiene ideales políticos, no tiene ningún tipo de lealtad hacia nadie, no tiene tampoco sesgos personales a favor ni en contra de nadie. Todo lo que mueve a Gertz Manero es la conservación intacta de su fortuna, que nadie la toque su fortuna, que nadie se meta con sus recursos”, sostuvo.

Para el periodista este motivo fue lo que propició el conflicto entre Alejandro Gertz Manero y la familia de su hermano. “Cuando muere Federico, él piensa que una parte de su fortuna se quedaba con la familia de la pareja de su hermano y por eso va contra ellas, por eso lanza la acusación de asesinato contra la señora Laura y contra sus hijas, Laura y Alejandra, que después nada más a Alejadra es a la que lleva al encarcelamiento, pero es eso, por supuesto, que Alejandro Gertz pensó que parte de la fortuna se iba a perder con la familia de su hermano, cosa que siempre estuvo muy alejada de la realidad”.

Para Lemus este caso involucra a Gertz Manero en hechos ilícitos como fue la forma en la que maniobró para operar dentro de la Suprema Corte de la Justicia de la Nación (SCJN) para mantener encerrada a Alejandra Cuevas Morán, hija de la pareja de su hermano.

“Es un hecho para que se le destituya al Fiscal General por simplemente indebido ejercicio de funciones, ya dejemos de lado otros delitos como corrupción, pero simplemente el indebido ejercicio de funciones creo que es suficiente para el Presidente López Obrador pudiera destituir a su Fiscal, que no lo quiere hacer y siempre va a argumentar lo que él quiera pues incluso hasta descalificar este tipo de trabajos está en todo su derecho el Presidente, pero lo que yo digo en el libro es que la historia va a ser implacable con todos incluso con el Presidente López Obrador y un día esto se lo podrá recriminar”.

Gertz Manero no está haciendo nada por caminar al ritmo de AMLO: J. Jesús Lemus

viernes, julio 8th, 2022

El periodista J. Jesús Lemus afirmó que Gertz Manero es “el principal traidor” de la Cuarta Transformación pues representa todos esos vicios contra los que lucha el Presidente López Obrador como la corrupción, la impunidad y el servilismo al poder económico.

Ciudad de México, 8 de julio (SinEmbargo).- Alejandro Gertz Manero, Fiscal General de la República, “no está haciendo nada” por caminar al ritmo del Presidente Andrés Manuel López Obrador y su actuar podría provocar el “descarrilamiento” del proyecto de la Cuarta Transformación, afirmó el periodista J. Jesús Lemus, quien presenta su nuevo libro, El Fiscal Imperial (Harper Collins).

“Recordemos que el Presidente López Obrador finca gran parte de su oferta política en dos pilares: el combate a la corrupción y el fin de la impunidad, entonces los mexicanos votamos por el Presidente y desde el 2019 esa propuesta está a cargo del Fiscal Alejandro Gertz Manero y él no está haciendo nada por caminar al ritmo que está caminando el Presidente López Obrador y es lo que puede hacer que se descarrile la 4t, por eso veo que de todos los hombres que están en la administración de la 4T, Alejandro Gertz Manero es el más oscuro, primero, porque no hay mucha información al respecto, porque no es transparente en su ejercicio y es el que puede hacer que se venga abajo este proyecto de Gobierno que propone Andrés Manuel López Obrador”, dijo Lemus en entrevista con Álvaro Delgado y Alejandro Páez en el programa Los Periodistas que se transmite por YouTube a través del canal de SinEmbargo Al Aire.

J. Jesús Lemus afirmó que Gertz Manero es “el principal traidor” de la Cuarta Transformación pues representa todos esos vicios contra los que lucha el Presidente López Obrador como la corrupción, la impunidad y el servilismo al poder económico.

“Todo eso contra lo que lucha el Presidente López Obrador en este Gobierno de la 4T, todo eso lo encarna el Fiscal, por eso Gertz Manero es el principal traidor de la Cuarta Transformación, su postura de servicio a las élites, lo hemos escuchado hablando en los audios con el papá de Emilio Lozoya de cómo defender al hijo Lozoya de él mismo, de la dependencia que él representa, pues es una traición en donde quiera que lo veamos, el hecho que un Fiscal General de la República que tiene la función de ser el abogado de nosotros los mexicanos pues esté dándole la pauta al acusado para que se defienda de él mismo”.

El Presidente de México López Obrador y Alejandro Gertz Manero, Fiscal General de la República, en conferencia de prensa el 10 de febrero de 2020. Foto: Presidencia.

El periodista indicó que el titular de la FGR no está alineado con la idea de la 4T, pues responde a muchos intereses en otros partidos por su pasado.

“Alejandro Gertz Manero no está completamente alineado con la 4T, tiene muchos intereses en otros partidos, con Vicente Fox fue Secretario de Seguridad Púbica, tiene intereses en el PRD, fue Secretario de Seguridad Púbica de Cuauhtémoc Cárdenas, tiene intereses en Movimiento Ciudadano, fue diputado, tiene intereses en el PRI pues él viene de la administración de Luis Echeverría, tiene toda la posibilidad de comer esa alta traición al movimiento que encabeza el Presidente López Obrador”.

El periodista J. Jesús Lemus presenta su nuevo libro, El Fiscal Imperial, un trabajo de investigación, con base en documentos sobrevivientes en archivos de la DEA y la CIA, fuentes testimoniales, versiones de algunos estudiosos de la seguridad pública y hasta de miembros del crimen organizado, en el que logra armar una biografía no autorizada que muestra la verdadera cara de Alejandro Gertz Manero.

El texto aborda los inicios de Alejandro Gertz Manero en su carrera política y explora a fondo la interrogante del por qué el Presidente López Obrador se ha empeñado en mantenerlo en su puesto pese a los señalamientos en su contra.

“Se hurga en los anales del quehacer público para entender cómo el hoy Fiscal ha columpiado en el trapecio político del país, brincando de un grupo político a otro. También se expone su origen familiar y cómo este pudo este haber marcado su personalidad para convertirlo en el personaje silencioso y oscuro, discreto, casi inexistente”, menciona la sinopsis.

Portada del libro El Fiscal imperial de J. Jesús Lemus. Foto: Harper Collins

J. Jesús Lemus cuestionó la “autonomía mal entendida” de la FGR, pues a pesar de su soberanía esto no significa que no siga dependiendo del poder ejecutivo.

“Es una autonomía mal entendida porque lo que establece la nueva ley de la FGR es dejarla tomar acciones sin considerar la postura del Presidente de la república, pero es una dependencia que sigue dependiendo del poder ejecutivo, no es independiente, en ningún momento la ley establece que haya una independencia en la ejecución de funciones de la FGR, si fuera así entonces estaríamos hablando de un cuarto poder, que sería la Fiscalía General de la República, por fuera corresponde a obedecer instrucciones del Presidente aún cuando se arca la autonomía”.

Finalmente, el periodista y escritor recalcó que el Presidente de la República es la única figura capaz de destituir a Alejandro Gertz Manero, pues en la ley no existe ningún estatuto que obligue al Fiscal a rendir cuentas por su desempeño.

“El Presidente es el único que lo puede destituir, no existe en la ley un solo párrafo donde se diga que el Fiscal deba rendir un informe como lo hace el propio Presidente, este Fiscal no tiene esa necesidad de rendir cuentas, no hay un organismo jurídico que obligue al Fiscal a que reconduzca su conducta, no hay nadie por encima del Fiscal”.

El periodista Jesús Lemus cuenta cómo García Luna benefició a las televisoras

miércoles, julio 7th, 2021

La relación entre Genaro García Luna y las dos principales televisoras, Televisa y TV Azteca, fue crucial para que el Gobierno de Felipe Calderón formulara una narrativa en la que se mostraba a la Policía Federal como una corporación eficiente.

Ciudad de México, 7 de julio (SinEmbargo).– La imagen de una corporación de excelencia que buscó construir Genaro García Luna, como Secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón Hinojosa, en torno a la Policía Federal se valió de una importante campaña mediática en la que Televisa y TV Azteca jugaron un papel primordial, como se plantea en el libro El Licenciado (Harper Collins, 2020), del periodista J. Jesús Lemus.

Un antecedente clave en esta relación con las televisoras sucedió el 9 de diciembre de 2005, en la recta final del Gobierno de Vicente Fox Quesada, cuando el noticiero “Primero Noticias”, conducido por Carlos Loret de Mola, realizó un gran despliegue para mostrar “en vivo” la captura de la banda de presuntos secuestradores y la liberación de sus víctimas.

Después se supo que en realidad todo fue un montaje orquestado por la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI), a cargo de Genaro García Luna, con la participación de Televisa, que transmitió para miles de mexicanos el espectáculo mediático en el que detuvieron a Israel Vallarta y la ciudadana francesa Florence Cassez, acusados de liderar la banda de secuestradores de Los Zodiaco.

Tras un conflicto diplomático entre Francia y México, la francesa Cassez fue liberada en 2013 por violación de sus derechos, pero Vallarta no corrió la misma suerte y sigue encerrado sin juicio más de 15 años después.

Ya como Secretario de Seguridad Pública en el Gobierno de Felipe Calderón, Genaro García Luna empleó a Televisa y a TV Azteca para recomponer la imagen de la Policía Federal —institución que él fundó— a través de un programa de televisión y de una estrategia mediática en las regiones más violentas y con mayor presencia del crimen organizado, explica Lemus en el apartado “Televisa, el gran aliado de la farsa”, de su libro El Licenciado.

El texto da cuenta de cómo el 28 de junio de 2010 la Secretaría de Seguridad Pública firmó un contrato con Televisa para llevar a la pantalla de televisión una serie de ficción que terminó llamándose El equipo, la cual pretendió impactar de manera positiva en la imagen que se tenía en ese entonces de esa corporación, principalmente antes las bajas que había en su interior a causa de la Guerra contra el narcotráfico que inició en 2006 el Presidente Calderón.

No obstante, señala Lemus, ante el nulo efecto que tuvo el programa, García Luna buscó otras fórmulas para su cometido de mostrar una imagen de una policía eficiente. De esta manera, impulsó en estas televisoras una campaña de difusión que hablaba del nuevo modelo de policía y que “ponía énfasis en el re­clutamiento de nuevos cadetes para la seguridad del país”. 

Los pormenores de esta relación de alianza entre las televisoras y García Luna son expuestos por J. Jesús Lemus. SinEmbargo publica el siguiente fragmento del libro El Licenciado (Harper Collins 2020), de J. Jesús Lemus, con la autorización de la Editorial Harper Collins.

El Licenciado de J. Jesús Lemus. Foto: Cortesía Harper Collins.

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TELEVISA, EL GRAN ALIADO DE LA FARSA 

De todos esos enfrentamientos, sin duda los que más golpearon el ánimo no sólo de los encargados de la seguridad a nivel nacional, sino de la población que ya veía perdida la guerra contra el narco, fueron el del 13 de julio de 2009, cuando 13 policías federales fueron masacrados en las inmediaciones del municipio de Nueva Italia, Mi­choacán, y el del 14 de junio de 2010, en Zitácuaro, donde embosca­ron a 12 efectivos. 

De ahí la urgencia de implementar una campaña mediática que motivara a los policías llevados a la guerra contra el cártel michoa­cano y que mostrara ante los ojos de la población a un gobierno con un esquema de seguridad fortalecido, siempre bajo la convicción de que se estaba haciendo lo correcto para frenar a los grupos delictivos, los cuales se habían vuelto incontenibles. Fue así como se ideó la es­trategia de permear en el ánimo de la sociedad a través de un progra­ma televisivo que destacara el valor, la honestidad y el compromiso de servicio de la Policía Federal, sin importar su costo económico. 

El 28 de junio de 2010 se firmó un contrato entre la SSP y Televisa para llevar a la pantalla de televisión una serie de ficción que se titu­laría Policía Federal: héroes anónimos, pero que por razones de mer­cado terminó llamándose El equipo. Esta serie, que constaba de 13 episodios y que García Luna supervisó directamente, tuvo un costo de 118 millones 116 mil 880 pesos. El pago fue acordado por los fun­cionarios de la SSP Alejandro Sosa Arciniega, director de Recursos Materiales y Servicios Generales; María Luisa Olivas Caro, directora de Prevención del Delito y Participación Ciudadana, y Verónica Pe­ñuñuri Herrera, directora general de Comunicación Social, firmantes del convenio con Televisa. 

La obsesión de control de García Luna llegaba a tal grado que él mismo fue quien aprobó el casting de los actores principales de la serie, y a él se le atribuyen la construcción y los nombres de los personajes. Entre esos actores estaban Alberto Estrella, que interpre­tó a Santiago; Zuria Vega fue Magda, la heroína de la serie; Alfonso Herrera era Fermín y Fabián Robles llevaba el nombre de Mateo… Cuatro nombres muy grabados en la psique del secretario de Seguri­dad Pública. 

Promocional de la serie El Equipo. Foto: Captura de pantalla.

La serie no tuvo el impacto deseado. Pasó sin pena ni gloria entre las audiencias. No logró borrar del imaginario colectivo la sensación de derrota que generó el número de bajas de la PFP. Ya no eran úni­camente los 312 policías asesinados en enfrentamientos, sino los 701 policías heridos de bala (247 en 2009, 305 en 2010 y 150 en 2011), registrados como bajas en 27 enfrentamientos que se suscitaron en esos años en Aguascalientes, Baja California, Campeche Chiapas, Chihuahua, Coahuila, el entonces Distrito Federal, Durango, Estado de México, Jalisco, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Mo­relos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Querétaro, Quintana Roo, Pue­bla, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas y Veracruz. Cada uno de esos registros hablaba del fracaso de la estrategia de seguridad del gobierno federal.

Por eso, en 2011 García Luna ordenó intensificar la estrategia me­diática para mejorar la imagen de su guerra: el 13 de mayo ordenó a Televisa y TV Azteca una campaña de difusión que hablaba del nuevo modelo de policía, en el cual, desde su óptica, se había convertido la PFP. Por esa campaña, la cual diseñó Televisa y ponía énfasis en el re­clutamiento de nuevos cadetes para la seguridad del país, se pagaron 7 millones 966 mil 841 pesos, mientras que TV Azteca, por el mismo contenido, cobró 2 millones 175 mil 429 pesos.

Dado que esta estrategia de información estaba dirigida a la so­ciedad y a las filas de la PFP para levantar los ánimos, ello se reflejaba en el convenio firmado con Televisa, cuya petición explícita era la difusión de la publicidad en las localidades asoladas por la delincuen­cia, aquellas que en esos momentos reportaban el mayor número de policías asesinados y heridos en combate. De modo que la pauta pu­blicitaria se focalizó sólo en los 39 municipios más violentos del país, donde, para mayo de 2011, se contabilizaba el 46 por ciento de todos los homicidios dolosos del país, resultado de la lucha entre los cárteles por el control del trasiego de drogas. 

Entre las localidades donde se pidió la transmisión de los anun­cios del nuevo modelo de policía y el llamado al reclutamiento, den­tro del horario estelar de la teleserie El Equipo, estaban Acapulco, Aguascalientes, Cancún, Ciudad Cuauhtémoc, Delicias, Ciudad Juárez, Ciudad Mante, Obregón, Ciudad Victoria, Chihuahua, Chil­pancingo, Colima, Cuernavaca, Culiacán, Durango, Ensenada, Gua­dalajara, Hermosillo, Iguala, Ixtapa­Zihuatanejo, León, Los Mochis, Matamoros-­Reynosa, Mazatlán, Mérida, Mexicali, Monterrey, More­lia-­Uruapan, Nogales, Nuevo Laredo, Querétaro, San Luis Río Colo­rado, Tampico, Tapachula, Tijuana, Tuxtla Gutiérrez, Villahermosa, Zacatecas y Zamora. Eran, al mismo tiempo, las zonas urbanas que se disputaba el Cártel de Sinaloa, del que era aliado la PFP, con Los Caballeros Templarios, el Cártel del Golfo, Los Zetas y el CJNG. 

Esa no fue la cúspide de la estrategia oficial de bombardeo infor­mativo a la sociedad para aparentar una situación cada vez más ajena a la realidad sobre la guerra contra el narco. El 8 de abril de 2011, la representación de la SSP y el área jurídica de las televisoras de Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego firmaron un nuevo contrato de publicidad que dotaba de una imagen a la PFP y su labor de servi­cio social. Se aprovechó la proximidad de las vacaciones de Semana Santa, haciendo hincapié en el profesionalismo de los elementos de la corporación —entre los que permeaba la certeza de complicidad de algunos mandos, encabezados por García Luna, con la cúpula de los cárteles de Sinaloa y los hermanos Beltrán Leyva—. El pago gi­rado a Televisa por ese nuevo convenio fue de 997 mil 825 pesos, en tanto que TV Azteca facturó un millón de pesos. 

García Luna fue uno de los artífices de la estrategia de seguridad de Felipe Calderón. Foto: Gabino Acevedo, Cuartoscuro.

García Luna fue uno de los artífices de la estrategia de seguridad de Felipe Calderón. Foto: Gabino Acevedo, Cuartoscuro.

Ante la imposibilidad de dar buenas noticias sobre el combate al narcotráfico, a manera de contraprestación por las jugosas utilida­des que dejó la campaña de la PFP, las dos principales televisoras del país abrieron los espacios de sus noticiarios para difundir ampliamente las acciones de la corporación contra el secuestro. Uno de los casos más notables fue la desarticulación de la banda de secuestra­ dores Los Gatos, cuya cobertura se mantuvo viva durante tres días en todos los espacios informativos de Televisa y de TV Azteca.

La banda de Los Gatos fue presentada como una peligrosa célula criminal que encabezaba Hilario López Morales, alias el Gato, a quien se le acusaba de por lo menos cinco secuestros en la zona de Zitácua­ro, Michoacán. Ahí se le reconocía no tanto por secuestrador, sino por estar vinculado a la cúpula de La Familia Michoacana, bajo las órdenes de Madrigal Moreno, el Llavero. Este operaba impunemente gracias a sus buenas relaciones con diversos funcionarios federales y del gobierno de Michoacán, entre ellos Ascensión Orihuela Bárcenas, de quien era compadre, según consta en la averiguación previa PGR/ SIEDO/UEIDCS/131/2010. 

El equipo de investigación de García Luna siempre estuvo tras la pista del entonces diputado federal Orihuela Bárcenas, no tanto por los indicios de su conexión con La Familia Michoacana, a través de su compadre López Morales, sino porque, como congresista del PRI, en­tre 2006 y 2009 se distinguió por sus cuestionamientos de la estrategia nacional de seguridad y el desgobierno ocasionado por la administra­ción de Calderón Hinojosa en Michoacán. 

De acuerdo con la citada averiguación previa, que contiene la de­claración del testigo protegido “Emilio” (Onofre Hernández Valdez), Orihuela Bárcenas fue un colaborador cercano del cártel michoacano entre 2006 y 2009. “Emilio” también lo señaló de mantener nexos con Guzmán Loera y con las actividades ilícitas de su compadre el Gato. No obstante, García Luna nunca tuvo elementos para llevarlo ante la justicia, como sucedió luego con el Gato, a quien la PFP buscó por el asesinato de un policía federal, decapitado en la comunidad de La Coyota, cerca de Zitácuaro. 

La PFP nunca contó con sustento judicial que demostrara que di­cho asesinato, ocurrido el 5 de marzo de 2010, había sido obra del Gato. Por eso se valió del testigo protegido “Emilio”, con el fin de imputarle al menos cinco secuestros como copartícipe. Esas declaraciones fueron suficientes para que un juez federal le dictara orden de apre­hensión. Al Gato lo sentenciaron a 60 años de prisión, junto con su cómplice Nabor Pérez Chaires, el Dieciséis. 

Otra información que las dos principales televisoras exaltaron como logro ante la falta de resultados en el combate al narcotráfico fue la desarticulación de la banda de secuestradores La Trokita, que operaba en Ciudad Juárez, Chihuahua, bajo el liderazgo de Rafael Méndez Torres, el Niño. El operativo llevó a la detención del cabe­cilla, junto con César Adrián Aranda Aguilera —el Pato—, Vicente Balderas, Sergio Bernal Granados —el Bolo— y Víctor Hugo García Martínez. 

La difusión televisiva en la zona urbana de Ciudad Juárez se rea­lizó a manera de menciones en los noticiarios de Televisa y TV Az­teca, que cobraron entre 75 mil y 120 mil pesos por cada referencia al caso a lo largo de cinco días, lo cual se acordó mediante los conve­nios de publicidad firmados el 17 de febrero de 2012. Televisa facturó 3 millones 999 mil 785 pesos, y TV Azteca, 3 millones 259 mil 394 pesos. Esta campaña fue maquillada en la orden de adquisición de los servicios publicitarios bajo el nombre de “Juarez1”, a fin de evitar implicaciones legales que beneficiarían a los detenidos por citar sus nombres a costa del erario. 

Genaro García Luna, Secretario de Seguridad Pública Federal y Facundo Rosas Rosas, uno de sus hombres de confianza. Foto: Luis Carbayo, Cuartoscuro.

Genaro García Luna, Secretario de Seguridad Pública Federal y Facundo Rosas Rosas, uno de sus hombres de confianza. Foto: Luis Carbayo, Cuartoscuro.

Al mismo tiempo que los noticiarios mencionaban a los inte­grantes de La Trokita como parte de la campaña “Juarez1”, se difun­dió como logro la captura de la banda de secuestradores Los Rojas, la cual fue inflada mediáticamente al posicionarla como una célula delictiva de alcance nacional, cuando en realidad operaba sólo en algunas colonias de Ciudad Juárez. La encabezaba Rogelio Mora­les Barrientos, alias el Rojas, con la complicidad de Ismael Valadez —el Mayel—, Javier Ribota Talavera, Nancy Lilia Núñez Borja, Feli­pe Arellano González y Yolanda Rueda Román, quienes habían co­metido ocho secuestros por los que pidieron rescates de entre 50 mil y 200 mil pesos. 

Pese a la poca monta criminal de la organización que, a decir ver­dad, fue detenida por la policía estatal de Chihuahua, la SSP no tuvo empacho en firmar, el 27 de julio de 2012, dos convenios de publi­cidad con Televisa y TV Azteca para pagar un millón 999 mil 999 pesos a cada empresa, con el objetivo de transmitir spots de televisión que presentaran a este grupo delincuencial como uno de los principa­les logros a presumir del secretario García Luna, en ocasión del anun­cio promocional del VI Informe de Gobierno de la administración de Calderón Hinojosa. 

Bajo este mismo convenio publicitario, también fueron difundi­dos como resultados exitosos las detenciones de los secuestradores José Antonio Jiménez Cuevas, el Niño, supuesto líder de una banda sin resonancia nacional que operaba en la Ciudad de México y que en realidad era un miembro más de la banda de Los Tiras, ligada a los hermanos Beltrán Leyva; Octavio Sánchez Escárcega, el Charly, a quien se hizo pasar como cabeza de Los Toluca, pero sólo era inte­grante de Los Petriciolet; José Jiménez Cuevas, acusado de encabezar una célula de secuestradores, cuando no era más que un informante y distribuidor de drogas al menudeo en la Ciudad de México al servicio del narcotraficante colombiano Carlos Fabián García Castaño, el Co­locho, también detenido y anunciado como un trofeo. 

Otros detenidos de poca relevancia, pero igualmente incluidos en el paquete de delincuentes a promocionar en la televisión nacional, fueron Francisco Javier Carmona Rangel, el M60, acusado de diri­gir la banda de secuestradores Los M60, así denominada por la PFP y clasificada como encargada de La Familia Michoacana en los mu­nicipios mexiquenses de Ecatepec, Coacalco, Naucalpan y Tultitlan, cuando solamente era uno de los 35 narcomenudistas al servicio de la Tuta en el Estado de México; Manuel de Jesús Lugo Bretón, el Tartas, de quien la televisión dijo ser el jefe de tres organizaciones de secues­tro llamadas Los Tartas, Los Cruz y Los Chatos, pero lo cierto es que era un narcomenudista en la nómina de los hermanos Beltrán Leyva y operaba en la entonces delegación capitalina Gustavo A. Madero.

Peña Nieto abrió camino hacia 2024 al empresariado: Lemus

domingo, junio 13th, 2021

El periodista J. Jesús Lemus habla con SinEmbargo con motivo de su libro Jaque a Peña Nieto (Harper Collins 2021), en el cual da cuenta del “imperio de corrupción” edificado en el peñismo, en el cual las relaciones de poder permitieron a unos cuantos beneficiarse personalmente.

Ciudad de México, 13 de junio (SinEmbargo).– Enrique Peña Nieto llegó al poder “en una alianza extraña entre un partido político y un sector empresarial voraz”, el cual ha descubierto su propia fortaleza económica y sobre todo política, un terreno en el que busca incursionas de cara a la contienda presidencial de 2024, plantea el periodista J. Jesús Lemus.

“(Peña Nieto) abre esa posibilidad de que ahora los empresarios se vean como agentes de cambio político, no solo de transformación social a través de la generación de empleos, de riqueza, de bienes y servicios. Estamos hablando de empresarios que están viendo que pueden ser fuerza política y que pueden hacer crecer a quien ellos decidan hacer crecer en un momento determinado. Por eso no sería sorprendente en las próximas elecciones federales que veamos a un gran empresario, de los macroempresarios mexicanos, lanzándose como candidato a la Presidencia de la República”, planteó Lemus en entrevista con SinEmbargo con motivo de la publicación de su libro Jaque a Peña Nieto (Harper Collins 2021).

En esta obra se realiza una radiografía de quién es el verdadero Peña Nieto y de cómo fueron los entretelones de su Gobierno (2012-2018), entre ellos su relación con un empresariado al que benefició con la aprobación de las reformas estructurales, principalmente la energética, que este sector pedía y el cual lo ayudó a encumbrarse en el poder. Aunque Lemus no sólo da cuenta de los negocios que el Gobierno pasado fraguó con “agrupaciones empresariales con muchos intereses creados dentro de la administración pública”, sino también de los escándalos de corrupción y de la manera en que Peña Nieto gobernó con una camarilla de sus más leales colaboradores.

En el libro describe cómo un joven Peña Nieto incursionó en las relaciones del poder político precisamente mediante su relación con el empresariado. Recuerda su trabajo de financiamiento a la campaña del Gobierno del Estado de México de Emilio Chuayffet Chemor a través de un sector económico que no se había explorado hasta entonces.

Menciona además de su rol como particular de Juan José Guerra Abud cuando en la administración de Chuayffet se desempeñó como Secretario de Desarrollo Económico. El crecimiento en la Inversión Extranjera Directa en el Edomex lo catapultó a repetir como tesorero de otra campaña, la de Arturo Montiel, y de ahí como Secretario de Administración donde su relación con el empresariado sirvió para que asumiera como Gobernador del Estado de México y después como Presidente, uno que —como describe Lemus en su texto— siempre pagó al doble las lealtades.

Lemus también retrata los factores que contribuyeron al hundimiento del peñismo: la tolerancia a la corrupción, lo cual dio pauta a desvíos económicos de por lo menos 100 mil millones de pesos, según expone. Además menciona las relaciones con el crimen organizado de algunos de sus colaboradores, como el caso del general Salvador Cienfuegos, cuyo caso —asegura— aún avanza en la DEA. De esa manera retrata lo que él llama “el imperio de la corrupción”, en el cual tuvieron lugar abusos de poder, repartición de los recursos del país y sobre todo una permisividad en los actos de corrupción.

“Independientemente del curso que tome la historia, haciendo referencia a si es juzgado o no es juzgado, la administración de Peña Nieto va a quedar marcada por el signo de la corrupción. Creo que es la administración número uno, en fomentar y permitir la corrupción a nivel nacional.  No hay otro Gobierno en la historia inmediata del país que haya sido tan corrupto como fue este Gobierno de Enrique Peña Nieto, incluso fue más corrupto que la administración de Vicente Fox o de Felipe Calderón, y vaya que ya estamos hablando de términos superlativos, pero fue hasta el momento, para mí y con base en la investigación, ha sido el Presidente que permitió el mayor imperio de corrupción en México”, comentó Lemus. 

Jaque a Peña Nieto (Harper Collins 2021).

***

—¿Fue Enrique Peña Nieto este personaje lleno de tropiezos, errores que se dejaba guiar por teleprónter o su verdadera esencia nunca escapó de su círculo más cerrado?

—El personaje que nos pintaron los medios de comunicación, el personaje torpe y tonto, que era el que trastabillaba verbalmente, que se tropezaba, que se le caía el pastel, que no supo decir el nombre de unos libros y sus autores que influyeron en su vida, no tiene nada que ver con la realidad. Él es, finalmente, un sujeto sagaz, egocéntrico, muy astuto, controlador y manipulador, pero sobre todo muy inteligente. Es lo que llego yo a la conclusión en este texto, luego de haber trabajado con un equipo multidisciplinario de criminólogos, de psicólogos, de psiquiatras, de estudiosos de la comunicación no verbal, que establecen que es un sujeto con dificultades de mantenerse leal a sus principios, pero que siempre busca el reconocimiento de otros.

Partiendo de eso, es que narro dentro de mi texto quién es Enrique Peña Nieto para poder darle al lector un contexto de quién estamos hablando y de qué es lo que lo movió realmente para llegar a este momento de corrupción, donde el acto de corrupción ni siquiera lo hizo por una necesidad enriquecimiento, porque no necesitaba prácticamente enriquecerse, lo hizo más bien como una necesidad de otorgar riquezas nacionales a sus amigos con la única finalidad de ser reconocido en su entorno como el mejor Presidente. 

Ese es el fundamento personal que lo movió a permitir o a tolerar por un lado la corrupción y por el otro ceder el poder a otros amigos como, por ejemplo, Luis Videgaray Caso, que se convirtieron prácticamente en segundos presidentes, como fue él, o como fue Miguel Ángel Osorio Chong, como fue el propio general Cienfuegos. Depositó tanto poder en ellos que prácticamente hizo una presidencia compartida en su administración y por eso vemos el desorden administrativo, por eso hoy vemos cómo se benefició a unos cuantos, porque esa era la intención de Enrique Peña Nieto. Era ceder parte del poder, compartirlo como una forma de bonhomía personal para beneficiar a los que le daban su lealtad. 

Esa es fundamentalmente la tesis que planteó en este texto, y que a partir de ahí, luego de conocer quién es este personaje, de ver cuáles son sus circunstancias personales, pues podemos entender muchas cosas de por qué se dio de esa forma tan brutal el saqueo nacional que se dio durante ese periodo de Gobierno.

El círculo cercano de Peña: Miguel Ángel Osorio Chong, Salvador Cienfuegos, el Presidente Peña, Vidal Soberón y Luis Videgaray. Foto: Ivan Stephens, Cuartoscuro.

—Hablar de ese Gobierno, en el imaginario colectivo, viene sin duda la palabra corrupción, liga a otros asuntos, usted mismo lo ha dicho, la repartición de riquezas, los mismos escándalos de abuso de poder y demás, en ese sentido, ¿qué lugar ocupa Enrique Peña Nieto en la historia del país?

—Independientemente del curso que tome la historia, haciendo referencia a si es juzgado o no es juzgado, la administración de Peña Nieto va a quedar marcada por el signo de la corrupción. Creo que es la administración número uno, en fomentar y permitir la corrupción a nivel nacional. 

No hay otro Gobierno en la historia inmediata del país que haya sido tan corrupto como fue este Gobierno de Enrique Peña Nieto, incluso fue más corrupto que la administración de Vicente Fox o de Felipe Calderón, y vaya que ya estamos hablando de términos superlativos, pero fue hasta el momento, para mí y con base en la investigación, ha sido el Presidente que permitió el mayor imperio de corrupción en México. 

Te pongo un ejemplo, estamos los mexicanos muy molestos y sorprendidos porque oficialmente a través de los medios de comunicación se sabe que Rosario Robles desvió seis mil millones de pesos de las arcas públicas, o que este otro, Emilio Lozoya Austin, desvió por lo menos entre 100 y 120 millones de pesos para corromper a un grupo de diputados y senadores para que aprobaran la Reforma Energética, pero hurgando en los anales de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) he encontrado que los desvíos económicos que se dieron en el Gobierno de Enrique Peña Nieto son de por lo menos 100 mil millones de pesos; es decir, hoy conocemos menos del 10 por ciento de lo que desvió de dinero en esa administración.

Y estamos hablando de dinero desviado, no por secretarios de Estado, no por subsecretarios, no por el Presidente de la República, sino por funcionarios de segundo y tercer nivel de las principales dependencias federales; las que fueron a través de obras no ejecutadas, sobrecosto de obras, pago de materiales no entregados o mala calidad de materiales, los que fueron haciendo ese socavo a la finanzas públicas porque no había un control administrativo o al menos se permitió que se diera de esa forma el saqueo, por eso considero que en este momento, la administración de Enrique Peña Nieto ocupa el lugar número en corrupción, de todas las que tenemos el antecedente inmediato histórico, por lo menos hasta la administración de Echeverría o López Portillo. 

—¿Y en la del priismo? Usted traza cómo se guió desde joven Enrique Peña Nieto bajo esta “profecía” del Grupo Atlacomulco. En los hechos fue el que regresó al PRI al poder. ¿Qué lugar ocupa ahora mismo Peña Nieto en el PRI?

—Yo creo que ahora mismo Enrique Peña Nieto dentro del PRI, por los señalamientos justamente de que es objeto, por parte del Presidente López Obrador, por los señalamientos de permisión de injerencia de los grupos empresariales en el arrebato de los recursos nacionales; yo pienso que en este momento él encabeza todavía una posición muy importante, por no decir la más importante, dentro del priismo nacional. 

Está luchando por reivindicar de que no fue de esta magnitud la corrupción, entonces creo que las manos del expresidente Peña Nieto todavía, y la operación a través desde algunas de sus gentes, principalmente a través de Miguel Ángel Osorio Chong, es muy preponderante. Creo que es fundamental en este momento y creo que entorno a su persona todavía podrían aglutinarse grandes cantidades de masas priistas para respaldar ese Gobierno que se vio en la administración pasada. Creo que la figura de Peña Nieto podría ser en un momento determinado bandera política del priismo para poder resurgir, reagruparse y correr otra vez en busca del poder que se les arrebató en las elecciones de 2018.

Peña Nieto arropado por el priismo. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro.

—Ahora con este nuevo Gobierno, el de Andrés Manuel López Obrador, que enarbola su cruzada por la corrupción por un lado, y por el otro el de no mirar al pasado si no lo decide así la gente por medio de una consulta, ¿en verdad es posible pensar en Peña Nieto como el primer expresidente en enfrentar la justicia?

—Habría que decir dos cosas. La primera es: el manejo político-mediático con el que el Presidente López Obrador maneja esa posibilidad, y para esto hay un circo detrás de ello, el hecho de la consulta que se lanza en agosto próximo para ver si es enjuiciado o no, igual que otros expresidentes, pues no es más que un mero show mediático, no es otra cosa porque en México, y en cualquier parte del mundo, la aplicación de la justicia no es cuestión de democracia, no es cuestión que lo decida un grupo mayoritario de la población, es una cuestión de aplicación de un Estado de Derecho. Desde ahí está tergiversada la posibilidad de que sea llevado a juicio. 

Y lo  otro, tenemos una Fiscalía en México, una Fiscalía General de la República, sin dientes, prácticamente para lo que le conviene, porque ya nos dio muestra, por ejemplo, con Rosario Robles, que mantiene un caso empantanado, donde seguro dentro de muy poco la vamos a ver en libertad; vemos a un general Cienfuegos acusado de narcotráfico totalmente exonerado, cuando aquí en el libro yo establezco las relaciones claras de narcotráfico que mantuvo; vamos a un Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, también totalmente privilegiado por la Fiscalía General de la República sin posibilidad de que vaya a la cárcel.

Esos tres elementos nos hablan únicamente de que en México no existe la voluntad política para enjuiciar al Presidente Peña Nieto, sin embargo creo que la justicia norteamericana es la que podría dar la cara otra vez por la justicia mexicana como en el caso de Genaro García Luna. Hay que recordar que en este momento, en Estados Unidos, sigue abierta la investigación por parte de la DEA contra el general Cienfuegos, y es cuestión de tiempo, de semanas, meses, a lo mejor, en que la DEA pueda emitir una orden de extradición para el general Cienfuegos en México porque está avanzando —hasta donde tengo conocimiento— la investigación, muy documentada, muy fincada, con declaraciones de muchos narcotraficantes que están presos allá en Estados Unidos. 

Si la justicia norteamericana interviene sí sería Enrique Peña Nieto el primer expresidente llevado ante la justicia por actos de corrupción, narcotráfico e incluso otros como asesinato, pero si dejamos que todo corra en la justicia mexicana yo veo muy díficl esa posibilidad, sobre todo porque en la Fiscalía General de la República todavía mantiene, el fiscal Alejandro Gertz Manero todavía mantiene muchos compromisos en el pasado y con algunos grupos priistas, panistas que siguen operando políticamente en México.

—Hay un personaje, muchos lo han llamado como uno de los vicepresidentes del peñismo, usted mismo lo señala como uno de los actores que gobernó conjuntamente durante ese sexenio, hablo de Luis Videgaray Caso. La Secretaría de la Función Pública en uno de los frentes que tiene abierto el exsecretario de Hacienda y excanciller lo inhabilita por 10 años, a la par hay una investigación que tiene en curso la FGR. Conforme a la información a la que usted tiene acceso y los elementos que ha visto, ¿es Luis Videgaray Caso el próximo del peñismo en correr la suerte que está corriendo Lozoya y Robles?

—No me queda la menor duda de que Luis Videgaray es el próximo que tendrá que acudir ante un Ministerio Público para explicar, no lo que tibiamente la Secretaría de la Función Pública le ha señalado, que no declaró ciertos ingresos o hubo una omisión en su declaración patrimonial, eso es lo de menos, eso es peccata minuta, eso es jugarla a la justicia mediática, a lo que voy realmente es que si la Fiscalía General de la República hace que prospera la investigación de la red de corrupción que estableció Lozoya junto con Luis Videgaray Caso, por orden del Presidente, para que se aprobara la Reforma Energética, sin duda alguna va a tener que comparecer por un solo hecho, por que Luis Videgaray Caso, junto con Emilio Lozoya, incurrieron en el delito de cohecho y eso significa que dio, que pagó sobornos hasta por 120 millones de pesos para comprar, a costa de cinco millones o de 500 mil pesos, a cada uno de los legisladores que aprobaron la Reforma Energética.

Hablamos que en esa red de corrupción, en ese tráfico de influencias, en esa red de cohecho que terminó haciendo Luis Videgaray están incluídos 209 diputados del PRI, 107 del PAN, 28 del Verde Ecologista y 10 del PANAL, así como 96 senadores del PAN y del PRI. Es decir, nos van hacer falta cárceles en México para meter a tanto bandido que fue motivado, justamente, por Luis Videgaray Caso. Con base a eso, porque hoy hay una investigación que está ya dándose en la Fiscalía General de la República, respecto a la participación de Luis Videgaray en esta red de corrupción, creo que podría ser el siguiente miembro del grupo de Peña Nieto que estaría compareciendo ante el Ministerio Público.

—En el libro de cuenta con bastantes ejemplos de cómo Peña Nieto ha pagado a lo largo de su trayectoria política la confianza depositada en él; la paga al doble, ¿qué sucedió entonces con Rosario Robles, a quien dijo que no tenía de qué preocuparse y que al momento es la única que se encuentra en prisión?

—El pago de lealtades es una característica fundamental del Presidente Enrique Peña Nieto, pero el hecho de que no haya metido las manos o no haya podido meter las manos por Rosario Robles creo que es cuestión de comparación de fuerzas frente al Presidente de la República. Creo que es mayor el enojo y encono del Presidente López Obrador que la abogacía que pudo ejercer el propio Peña Nieto ante López Obrador para la liberación de Rosario Robles.

Rosario Robles no está en prisión por los actos que se le acusan, porque hay funcionarios que robaron por supuesto mucho más; creo que Rosario Robles está pagando el enojo, o el encono del Presidente López Obrador, quien la considera una traidora a su causa política. Más bien, deberíamos de ver el encarcelamiento de Robles Berlanga en ese sentido: como una venganza de López Obrador, más que como una aplicación estricta de la justicia, por esa razón es que vemos que ninguna gestión que se haga por ningún miembro del equipo de Peña Nieto va a surtir efecto frente al enojo del Presidente López Obrador.

Rosario Robles y Enrique Peña Nieto. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro.

—Regresando al “imperio de corrupción”, como usted lo llama, ¿de qué tamaño es la herida que causó Peña Nieto al sistema político tradicional? Ahora vemos que estos tres partidos, el PRI, PAN, PRD se alían en un frente. ¿De qué tamaño ha sido la embestida, la estocada, a este sistema político tradicional?

—Yo creo que la corrupción de Peña Nieto le ha dado la puntilla al establishment político —como le llaman los que saben del tema— tradicional por un sólo hecho, porque hasta ahora habíamos visto a un partido dividido en dos partes, a una fracción de gobernantes dividida en dos partes, lo que era el priismo y lo que era el panismo, pero tras el descubrimiento de esa red de corrupción que generó Peña Nieto, pues la estocada ha sido en el sentido de que ha unificado a las partes que siempre estuvieron unidas desde abajo, pero que arriba parecían separadas, pero más que estocada creo que ha dado una revolución realmente Peña Nieto al sistema político tradicional porque ha convertido las partes que estaban separadas y que son parte de una misma parte, las ha unido para finalmente se presenten como son, como un grupo que tiene los mismos intereses políticos, ideológicos y económicos.

No consideraría que es una estocada, únicamente es un catalizador que generó lo que era inevitable. Realmente terminaron unidos el PRI y el PAN porque siempre han sido una misma cosa, sólo que en 2000 nos vendieron como una alternancia del poder; en 2006 otra vez nos lo volvieron a vender como alternancia del poder; en 2012 se repite otra vez como alternancia del poder, pero hoy ya no se puede seguir manteniendo esa quimera, hoy realmente de lo que estamos hablando es de lo que siempre estuvo unido vuelve a ser siempre unidad. Entonces, eso es lo que hizo el Presidente Peña Nieto con su imperio de corrupción fue un catalizador nada más para acelerar ese proceso histórico de unidad entre el PRI y el PAN.

—Hablando sólo del PRI, ¿le permitirá recuperarse al viejo partido de aquí a la próxima elección, porque ya vimos que de la contienda del domingo pasado salió mal librado?

—Sin duda. El PRI es la hidra de las siete cabezas y por lo tanto de las siete vidas, hasta el momento creo que nada más ha perdido dos vidas en las elecciones de Fox y en las elecciones de Calderón y vuelve otra vez. Tiene todavía muchas vidas, tanta vida tiene que el Presidente de la República, López Obrador, está pensando en una alianza en el Congreso federal para poder tener la mayoría calificada, pues junto con el PRI. El propio López Obrador está apostándole a revivir de las cenizas al partido. Entonces, creo que sí hay posibilidades de que el PRI se recupere, que presente un muy buen candidato en las próximas elecciones federales y que se presente como alternativa de cambio en México, o al menos de transición política en la Presidencia de la República. 

Y esto te lo digo porque partimos de la tesis de que Enrique Peña Nieto pueda decirse perseguido y consolidar a la huestes priistas y hacer que reviva el PRI otra vez como fuerza nacional, ahora aliado ya con el PAN, que sin duda alguna lo vimos ya en estas elecciones: el PAN sigue regresando por sus fueros, el PRI lo seguirá haciendo y creo que sí va a poder tener la posibilidad de recuperarse en los próximos tres años porque son los tres años de bajada del Presidente López Obrador y aún cuando es el Presidente que podría terminar su sexenio con el mayor índice de popularidad, podríamos también ver algunos sucesos de corrupción, en lo que es su administración que también podrían evidenciarlo y habló de algunos de sus funcionarios más cercanos, no estoy hablando del propio Presidente. Yo pienso finalmente que el Presidente López Obrador es un hombre bueno y es un hombre honesto, pero también es un político muy hábil y también está rodeado de gente que tiene muchos pecados que confesar y podríamos estar hablando también de que la propia corrupción que no se ha erradicado a tres años de esta administración podría ser la aliada del PRI para demostrar que en este Gobierno de la Cuarta Transformación pues hubo lo mismo de la anterior.

—Además de la corrupción, la depredación de los recursos, y los abusos que usted retrata en el libro, ¿hay otro factor fue determinante para el hundimiento del peñismo y que escape del imaginario colectivo?

—Fuera de esos dos factores que refiero en el libro podría por supuesto influir el factor de la intervención del Gobierno norteamericano. Creo que el Gobierno de Estados Unidos ha tenido mucho que ver en hundir o no al peñismo. Recordemos que ahí está el hecho del financiamiento que se le otorgó a Mexicanos contra la Corrupción y si hubo alguien que se convirtió en el talón de Aquiles de Enrique Peña Nieto, aún en funciones, pues fue precisamente la agrupación Mexicanos contra la Corrupción a través del uso del periodismo de investigación porque a través del financiamiento para el trabajo informativo de muy buenos periodistas se logró hacer una gran mella a la administración de Peña Nieto y eso no hubiera sido posible sin el recurso de la USAID, sin el recurso del Departamento de Estado de Estados Unidos, entonces creo que es un tercer factor bien importante la intervención en un momento en el que Estados Unidos no le fue agradable el desempeño político de Enrique Peña Nieto y contribuyó para que se empezará a desestabilizar al régimen priista, cosa que hoy está cuidando mucho con el Presidente López Obrador, porque sabe que así fue. El Presidente López Obrador está cuidando que organizaciones civiles como Artículo 19 como Mexicanos contra la Corrupción e Impunidad pues no reciban financiamiento para que no lo golpeen, porque sabe del peso que tiene la financiación que llega desde EU para México, para este tipo de actividades. En gran medida es el financiamiento del Gobierno de EU al periodismo independiente lo que termina por trastabillar a la administración de Peña Nieto.

Un grupo de jóvenes recaban firmas en agosto de 2020 para enjuiciar a los expresidentes Carlos Salinas de Gortari, Enrique Peña Nieto y Felipe Cálderón Hinojosa por acto de corrupción. Foto: Graciela López, Cuartoscuro.

—¿Hubo algún aspecto en el que el Gobierno de Peña Nieto pueda ser bien evaluado?

—Yo pienso que sí tuvo que haber algunas cosas buenas dentro del Gobierno de Peña Nieto y sin duda alguna podría ser la descentralización del aparato de Gobierno, que lamentablemente no estuvo ciudadanizada sino más bien fue a dar a los sectores empresariales que eran parte del mismo Gobierno, pero creo que la descentralización que se hizo de muchos órganos autónomos que se convirtieron en instancias de gobierno independientes de la acción del Ejecutivo eso podría ser calificado como muy bueno. Lo malo es que esa autonomía no recayó en la ciudadanía plena sino que recae en algunas agrupaciones empresariales con muchos intereses creados dentro de la administración pública y volvió hacer lo mismo, pero la intención fue buena: descentralizar el aparato de Gobierno a través de órganos autónomos, eso creo que fue muy bueno dentro del Gobierno.

—¿La creación de la candidatura presidencial de Peña Nieto fue un experimento fallido y por lo mismo el único en su tipo o abrió un camino para más candidaturas de este tipo?

—Abrió un camino que falta por explotar por parte de los partidos políticos por una sencilla razón porque fue una candidatura en una alianza extraña entre un partido político y un sector empresarial voraz. Aquí estamos viendo de qué tamaño es la fuerza política del propio sector empresarial, hablo del macroempresariado, no hablo del mediano ni del pequeño empresario, habló del que está acostumbrado a hacer los grandes negocios con las administraciones estatales. Creo que abrió la posibilidad de descubrir, el propio empresariado nacional su propia fortaleza económica y política. En esa medida vamos a ver un sector empresarial, lo estamos viendo hoy, que está muy activo en la política, que no se está dedicando a lo suyo que son los negocios lícitos, por decirlo de una forma, sino que está muy activo en política porque sabe que ahí está una gran fuente de recursos económicos en el aparato de Gobierno, entonces abre esa posibilidad de que ahora los empresarios se vean como agentes de cambio político, no solo de transformación social a través de la generación de empleos, de riqueza, de bienes y servicios. Estamos hablando de empresarios que están viendo que pueden ser fuerza política y que pueden hacer crecer a quien ellos decidan hacer crecer en un momento determinado. Por eso no sería sorprendente en las próximas elecciones federales que veamos a un gran empresario, de los macroempresarios mexicanos, lanzándose como candidato a la Presidencia de la República porque son reconocidos ya como una fuerza política mexicana.

—¿Claudio X. Gonzalez?

—Podría ser Claudio X. Gonzalez, podría ser Carlos Slim, podríamos hablar de un Germán Larrea Mota Velasco, de un Alberto Baillères. Podríamos hablar de cualquier empresario que aglutine a todos estos sectores o a este sector empresarial, pero sin duda alguna estamos hablando de un personaje de mucho peso en el ámbito económico mexicano, donde ellos ya han reconocido que pueden llegar y transformar al país como ellos lo quieran.

ADELANTO | Asesinatos a sangre fría en Tanhuato, Michoacán

viernes, mayo 28th, 2021

El periodista J. Jesús Lemus desentraña en su libro Jaque a Peña Nieto y su imperio de corrupción (Harper Collins 2021) las causas que dieron origen a sucesos tan lamentables, todos marcados por la corrupción, como las matanzas de Apatzingán, Tanhuato, Tlatlaya, la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

Ciudad de México, 28 de mayo (SinEmbargo).– El Gobierno de Enrique Peña Nieto quedó marcado no sólo por los actos de corrupción que tienen a dos de sus colaboradores, Rosario Robles Berlanga y Emilio Lozoya Austin, enfrentando a la justicia mexicana, sino también por actos de violencia que involucraron a las fuerzas del orden del Estado, como fue la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero, en septiembre de 2014; la ejecución extrajudicial de 22 civiles en junio de 2014 en Tlatlaya, en el Estado de México, y lo sucedido en Tanhuato, Michoacán, cuando elementos de la Policía Federal masacraron a 42 presuntos integrantes del crimen organizado.

Los entretelones de lo sucedido en aquel entonces —así como otros eventos ocurridos durante la administración pasada— son desentrañados por el periodista J.Jesús Lemus en su libro Jaque a Peña Nieto y su imperio de corrupción (Harper Collins 2021), una radiografía del Gobierno que encabezó el priista de diciembre de 2012 a noviembre de 2018 en la que se aborda  a fondo las causas y el origen de los escándalos de corrupción que marcaron a fondo el peñismo mediante historias no contadas hasta hoy.

“Acudo a las fuentes primarias de información para conocer las causas que dieron origen a sucesos tan lamentables, todos marcados por la corrupción, como las matanzas de Apatzingán, Tanhuato, Tlatlaya, la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, sin dejar de lado otros eventos como las oscuras Rondas de Pemex o el caso del General Cienfuegos”, expone el propio J. Jesús Lemus.

De esta manera, refiere cómo detrás de la matanza perpetrada en 2015 en Michoacán —entidad cuyos niveles de violencia llevaron al Gobierno de Peña Nieto a enviar a Alfredo Castillo Cervantes como Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral en el Estado de Michoacán— autoridades de seguridad federales estuvieron involucradas en el robo de combustible y en otro tipo de delitos violentos.

SinEmbargo publica el siguiente fragmento del libro Jaque a Peña Nieto y su imperio de corrupción (Harper Collins 2021), de J. Jesús Lemus. Autorizado con la autorización de la Editorial Harper Collins.

La portada del libro Jaque a Peña Nieto y su imperio de corrupción del periodista J. Jesús Lemus. Foto: Especial.

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ASESINATOS A SANGRE FRÍA EN TANHUATO

Casi ocho meses después de Ayotzinapa sobrevino otro asesinato en masa en el que nuevamente estuvieron involucradas las fuerzas del orden del gobierno federal… En Tanhuato, municipio al norte del es­tado de Michoacán, la Policía Federal protagonizó un escándalo de violencia extrajudicial al ejecutar en forma directa a por lo menos 22 personas que minutos antes habían participado en una refriega con­tra fuerzas federales. 

Los hechos ocurrieron el 22 de mayo de 2015. En este episodio cayeron abatidos en total 42 presuntos integrantes del CJNG, de los cuales más de la mitad fueron asesinados a mansalva. Otros tres de los presuntos delincuentes fueron detenidos y presentados con vida. También murió un elemento de la Policía Federal. 

El asesinato a sangre fría de los 22 presuntos delincuentes se atri­buye directamente a una orden del general Felipe Gurrola Ramírez, quien había sido designado por el presidente Enrique Peña Nieto, en suplencia del comisionado Alfredo Castillo, como el responsable del plan de seguridad para que Michoacán regresara a los cauces del Estado de derecho. Al general Felipe Gurrola, con la encomienda de concretar el plan de pacificación en Michoacán, se le dotó de poderes plenipotenciarios para dirigir un ejército conformado por más de 5 mil elementos pertenecientes al Ejército, la Policía Federal, la Gen­darmería Nacional y la Marina; a ellos se sumaron algunos grupos de autodefensas que Alfredo Castillo Cervantes había reclutado del cártel de La Familia y de Los Caballeros Templarios. 

Oficialmente se informó en su momento que los 42 abatidos del crimen organizado habían caído durante el enfrentamiento con elementos de la Policía Federal, que los presuntos miembros del CJNG se habían atrincherado en el Rancho del Sol —una finca campestre si­tuada a un costado de la autopista de Occidente México-­Guadalajara, a tres kilómetros de la comunidad de Tinaja de Vargas, entre los municipios de Tanhuato y Ecuándureo—, que fueron los que iniciaron el ataque y que los elementos de la Policía Federal únicamente respon­dieron para defender sus vidas. 

Sin embargo, la historia detrás de los hechos revela algo muy dis­tinto: hubo una orden superior que autorizó a los elementos de la Policía Federal aplicar, en el acto, justicia por propia mano, pues si bien es cierto que hubo un enfrentamiento previo, también lo es que los 22 ejecutados a mansalva ya se habían rendido —como en el caso de Tlatlaya—. Y no sólo los asesinaron estando indefensos, sino que algunas de las víctimas sirvieron de tiro al blanco para los policías, que les aplicaron la ley fuga luego de torturarlos. 

Ocultaron cómo se dieron los hechos el general Felipe Gurrola; el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; el comisionado nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia, y el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo. 

El interior del Rancho del Sol en Tanhuato, Michoacán. Foto: Cuartoscuro.

No obstante, la CNDH determinó la actuación de la Policía Fe­deral a partir de una investigación en la que se acreditaron violacio­nes graves a derechos humanos, cometidas en forma indiscriminada por personal de esa corporación, el cual sobrepasó las atribuciones que le confiere la ley para el combate a los grupos delincuenciales. La CNDH estableció que, de las 42 víctimas que dejó como saldo el enfrentamiento del Rancho del Sol, 40 murieron por impactos de bala, una fue quemada viva y una más murió por las lesiones que sufrió al ser arrollada por un vehículo.(112)

En versión de Miguel Ángel Padilla, familiar de una de las vícti­mas abatidas por la Policía Federal en el Rancho del Sol, la masacre inició al filo de las 6:30 de la mañana, no a las 8:30, como refieren todos los partes oficiales, incluso la averiguación que hizo la CNDH. Y todo fue a causa de la disputa de una toma de huachicol (combusti­ble que se extrae ilegalmente de los ductos de Pemex) ubicada dentro del citado rancho, que estaba bajo control de un grupo de presuntos integrantes del CJNG. 

La Policía Federal ya había ubicado la toma de huachicol en el Ran­cho del Sol; por ello trató de expropiarla para controlarla ilegalmente —con todos sus beneficios económicos—, como se venía haciendo desde que Alfredo Castillo se encargó de la seguridad en Michoacán. En ese sentido, hay que subrayar que, a partir de que Alfredo Castillo llegó a esa entidad con la representación presidencial para pacificarla, Michoacán empezó a ver crecer el robo de combustible de los ductos de Pemex, situación nada difícil de entender, pues el responsable de la protección de dichos ductos era el general Alfredo Herrera Pegueros, quien fue designado por el presidente Enrique Peña como gerente de Seguridad Física, área que dependía de la Subdirección de Salvaguar­dia Estratégica de Pemex, encabezada por el general Eduardo León Trauwitz.

Conviene precisar que el general León Trauwitz fue el jefe de escol­tas de Enrique Peña Nieto cuando este era gobernador del Estado de México. En el equipo de seguridad asignado por el Estado Mayor Pre­sidencial al entonces gobernador mexiquense también estaba Alfredo Herrera Pegueros, que, al igual que León Trauwitz, tenía el rango de coronel. Ambos fueron ascendidos una vez que Peña Nieto llegó a la Presidencia. Fue en el Estado de México donde León Trauwitz y He­rrera Pegueros se vincularon con el entonces procurador local Alfredo Castillo Cervantes, con quien colaboraron en forma estrecha.

Por esa relación, una vez que al general León Trauwitz lo pusieron al frente de la Subdirección de Salvaguardia Estratégica de Pemex, y al general Herrera Pegueros al frente de la Gerencia de Seguridad Física de esa dependencia, mientras Alfredo Castillo recibía el nombramiento como comisionado para el Desarrollo de Michoacán, en aquella entidad se incrementó el robo de combustible directamente de los ductos, en una acción concertada entre los encargados de la seguridad de Pemex y Alfredo Castillo, quien a través de la Policía Federal se apropió de todas las tomas ilegales que ordeñaban los gru­pos del crimen organizado, principalmente células del CJNG. 

El entonces Comisionado Federal en Michoacán, Alfredo Castillo. FOTO: Juan José Estrada Serafín, Cuartoscuro.

De esa forma, en la revuelta que generó Alfredo Castillo en Mi­choacán, el negocio del robo de combustible se sumó a otras activi­dades rentables que desde la ilegalidad el comisionado realizaba con toda la fuerza policial y del Ejército de que disponía oficialmente, tales como tráfico de armas, venta de seguridad a empresas mineras, robo de minerales, tráfico de drogas, cobros de piso a ganaderos y dueños de huertas de aguacate y limón, despojo de huertas y has­ ta secuestro, actividades que continuaron arraigadas dentro de los mandos de seguridad aun cuando Castillo Cervantes dejó el cargo. 

En ese contexto se dio el ataque al grupo de civiles que operaban una toma clandestina de extracción de combustible en el Rancho del Sol, en Tanhuato. Al momento del ataque, había 45 presuntos inte­grantes de la célula delictiva que hacía operaciones de huachicoleo, de los que sólo tres fueron presentados con vida ante el agente del Ministerio Público. 

Según la versión de los únicos tres sobrevivientes de la matanza, quienes se encuentran recluidos en la cárcel federal de Tepic, cuyas declaraciones están contenidas en las indagatorias de la CNDH, los policías irrumpieron en el rancho sorpresivamente. Tomaron como detenidos a dos de los hombres que cuidaban la puerta, que estaban dormidos al inicio de las acciones, y a otro que hacía guardia unos metros dentro de las instalaciones del rancho. A los tres los asegura­ron mientras el grupo de policías abría fuego directo contra la casa, situada en el centro del rancho. La respuesta de los agredidos no se hizo esperar y se desató una refriega que duró más de dos horas, en la cual participaron tres helicópteros artillados de la Policía Federal. En esa confrontación cayeron abatidos 20 presuntos miembros de la organización criminal y un elemento de la Policía Federal. 

Al consumir los pertrechos de guerra, señala la versión de los so­brevivientes, los otros 22 hombres que quedaron en pie optaron por rendirse. Depusieron las armas y se entregaron a los policías. A todos los concentraron en el interior de la casa del rancho. Los hincaron, los ataron de pies y manos y les vendaron los ojos. Después, en tandas, a cada uno lo sacaron al exterior o lo llevaron a otras parte de la vivien­da. A siete de los que se rindieron los ejecutaron a través de la ley fuga: les ordenaron que corrieran y los cazaron por lo menos tres grupos de policías que ex profeso se apostaron en diversos puntos del rancho. A otros 13 los mataron disparándoles a corta distancia, mientras per­ manecían arrodillados. A uno le rociaron gasolina y le prendieron fuego. A otro más lo arrollaron, mientras estaba tendido en el suelo, con una camioneta de la policía. 

Los tres que sobrevivieron sólo fue por suerte, dicen ellos mismos en sus declaraciones, porque al inicio de las acciones el comandante de la partida de policías informó por radio que tenían únicamente tres detenidos, descartando así la posibilidad de ejecutarlos a todos. Los tres detenidos fueron llevados a proceso penal y a la fecha enfren­tan cargos por el delito de homicidio calificado en contra del policía federal que cayó en el enfrentamiento. 

Después de la ejecuciones, por instrucción del general Felipe Gurrola, los elementos de la Policía Federal acomodaron la escena del crimen para tratar de encubrir los asesinatos a sangre fría. A 27 cuer­pos los cambiaron de su posición original. A los 22 ejecutados les colocaron un arma en las manos o cerca del cuerpo. Al que murió arrollado por la camioneta le dieron al menos tres disparos en diver­sas partes del cuerpo. Y provocaron un incendio con dos bidones de gasolina cerca del cuerpo del que fue calcinado en vida. 

Hasta el día de hoy (marzo de 2021), después de casi seis años de los hechos, ni sus familiares ni los agredidos directamente por la Policía Federal han alcanzado justicia. Ninguno de los 67 elemen­tos policiacos que participaron en la masacre ha sido presentado ante las autoridades. Tampoco se ha fincado responsabilidad contra los mandos que autorizaron la matanza ni contra los funcionarios que encubrieron los hechos. Es más, ni siquiera se sabe cuál es el estado actual de la averiguación previa iniciada por la PGR, debido a la re­serva de información (113) que se dictó sobre ese expediente en mayo de 2016, por instrucciones directas de la procuradora Arely Gómez González. Dicha información podría ser desclasificada en junio de 2021, a menos que vuelva a ampliarse el plazo de reserva. 

El caso de este asesinato colectivo fue llevado también a la Cáma­ra de Senadores. El 20 de abril de 2017, casi dos años después de los hechos, el senador Raúl Morón Orozco presentó ante la Comisión de Derechos Humanos del Senado un dictamen con iniciativa de punto de acuerdo para que la PGR informara a esa representación sobre los avances que se tenían del caso, a fin de sancionar a los responsables y reparar el daño a los familiares de las víctimas, además de incidir para que en lo sucesivo los elementos de la Policía Federal contaran con mayor capacitación y se evitara repetir actos como ese. Pero el dictamen no tuvo ningún efecto. El entonces titular de la PGR, Raúl Cervantes Andrade, simplemente fue omiso ante el reclamo de los senadores. 

Y cómo no lo iba a ser, si dentro de la comisión senatorial de De­rechos Humanos la iniciativa de punto de acuerdo no fue aprobada por la totalidad de sus integrantes.(114) Las y los únicos senadores que convinieron en llamar a cuentas a la PGR sobre aquella ejecución en masa fueron Lorena Cuéllar Cisneros, Gabriela Cuevas Barrón, Mi­guel Ángel Chico Herrera, Lucero Saldaña Pérez, María Marcela To­rres Peimbert, Diva Hadamira Gastélum Bajo y Angélica de la Peña Gómez. Las y los senadores que no firmaron la iniciativa de punto de acuerdo fueron David Monreal Ávila, Mariana Gómez del Campo Gurza, Sofío Ramírez Hernández, Jesús Casillas Romero, Layda Sansores San Román y Adriana Dávila Fernández, a quienes al parecer no les interesó investigar más a fondo el proceder de las fuerzas federales frente a la población civil dentro de la modificada guerra contra el narco. Y parecería que la vida de las víctimas de Tanhuato, por el he­cho de ser presuntos delincuentes, tampoco tuvo mucha importancia para ellos.


NOTAS:

112. Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Recomendación 4VG/2016, Sobre la Investigación de Violaciones Graves a los Derechos Humanos, por el Uso Excesivo de la Fuerza que Derivó en la Ejecución Arbitraria de 22 Civiles y la Privación de la Vida de 4 Civiles; la Tortura de dos Personas Detenidas; el Trato Cruel, Inhumano y Degradante en Perjuicio de una Persona Detenida y la Manipulación del Lugar de los Hechos, Atribuida a la Policía Federal, con Motivo de los Hechos Ocurridos el 22 de mayo de 2015 en el “Rancho del Sol”, Municipio de Tanhuato, Michoacán; Ciudad de México, 18 de agosto de 2016.

113. Procuraduría General de la República, respuesta a la Solicitud de Información 0001700130516, Ciudad de México, 1 de junio de 2016.

114. Senado de la República, Dictamen con Punto de Acuerdo Relativo a la Re­comendación No. 4VG/2016 de la Comisión Nacional de los Derechos Hu­ manos, Relacionada con los Hechos Ocurridos el 22 de mayo de 2015 en el “Rancho del Sol”, Municipio de Tanhuato, Michoacán; Ciudad de México, 20 de abril de 2017.

ENTREVISTA | Le tengo más miedo a los dueños de las minas que a los narcos: J.Jesús Lemus

sábado, febrero 24th, 2018

En su reciente libro, México a cielo abierto (Grijalbo), del cual SinEmbargo ha sacado un adelanto, el periodista denuncia que entre 2001 y 2017 las mineras extrajeron de México una cantidad equivalente al doble del oro y la mitad de la plata que los españoles se llevaron en los 300 años que duró la Colonia.

Ciudad de México, 24 de febrero (SinEmbargo).- J.Jesús Lemus es un periodista. Como tal en México tiene miedo y sin embargo investiga. Su último libro es sobre las mineras, esas fuerzas centrípetas que todo se lo llevan para sí mismas, no dejando más que suelo muerto detrás. Las ganancias no son para México, son para los países extranjeros, entre ellos Canadá, la principal inversora.

México a cielo abierto es un libro para ser leído ya y difundido, esta es la entrevista a su valioso autor.

“Las minas es el gran problema oculto en México. Las minas manejadas por las mineras trasnacionales al narcotráfico por la perversidad. Han llevado a México a un estado de corrupción, mucho más de lo que hemos visto en el narcotráfico”, dice el periodista, acompañado de su pareja, con la que ha emprendido toda esta investigación.

“Las mineras canadienses y estadounidenses en gran parte. Han corrompido a Vicente Fox, a Enrique Peña Nieto, a Felipe Calderón, es decir que han corrompido a propios Presidentes. No tienen otro fin más que entregar la riqueza de los hidrocarburos”, afirma.

Hace poco estuvo Justin Trudeau en México y fue muy vergonzoso que una periodista le dijera que lo amaba y que necesitaba un beso y una foto de él. Mientras, Lemus denuncia: “las mineras canadienses son limpias allá, pero acá son demasiado sucias, no respetan el derecho de las comunidades, se les atribuye el desplazamiento, el asesinato, de líderes comunales. En México han muerto cerca de 287 líderes defensores de derechos humanos y de energía. El 90 por ciento era contra la presencia de minas. Son casi 25 mil concesiones a las empresas multinacionales. Por eso la importancia de Canadá de seguir con el Tratado de Libre Comercio”.

Canadá está muy interesada en seguir con el Tratado de Libre Comercio. Foto: Sandra Sánchez, SinEmbargo

¿Habrá algún dirigente político que se interesa por eso?

“A nadie le interesa, es tan grande la corrupción que a nadie se voltea a ver para allá. Ningún aspirante a la candidatura se ha manifestado a la fecha y vimos un pincelazo cuando Andrés Manuel López Obrador designó a Napoleón Gómez Urrutia como diputado, una señal de que las mineras quedarán donde están”.

La presencia de las mineras es abrasadora que le pertenecen como si fueran ciudadanos. Es mucho mayor que cientos de municipios entregados en México. Son minas que están creadas para una explotación del suelo a cielo abierto, con agua que se le arrebata a las comunidades.

“Hay 987 mineras trasnacionales, el 80 por ciento son canadienses.

¿Quién es J.Jesús Lemus?

En mayo de 2008 lo secuestraron y lo encarcelaron en una prisión de máxima seguridad, donde fue procesado y sentenciado por una venganza desde el poder. Lo absolvieron en mayo de 2011. Las organizaciones Reporteros Sin Fronteras y la Casa de los Derechos de los Periodistas acompañaron su caso.

Un libro para ser leído. Foto: Especial

A su salida de la prisión, desde donde describió el horror de la cárcel, ganó en Holanda el premio internacional Pluma a la Libertad de Expresión, que otorga la fundación no gubernamental Oxfam Novib / Rory Peck. Actualmente colabora para Reporte Índigo, donde da cobertura a temas de política, seguridad nacional y narcotráfico. Es autor de Los malditos (2013), Cara de Diablo (2014), Michoacán en guerra (2014), Mireles, el rebelde (2014), Tierra sin Dios (2015) y El último infierno. Los malditos 2 (2016), títulos publicados bajo sellos de Penguin Random House. Su actividad de escritor y periodista la compagina con labores de tallerista. Actualmente imparte un diplomado en periodismo para reporteros empíricos en varios estados del país.

Cuando le preguntamos si tiene miedo respondió sin dudarlo: “Tengo más miedo a los dueños de las minas que a los narcos”.

La brutalidad del narco palidece con las historias de horror de mineras extranjeras en México

domingo, febrero 18th, 2018

Entre 2001 y 2017, las mineras extrajeron de México una cantidad equivalente al doble del oro y la mitad de la plata que los españoles se llevaron en los 300 años que duró la Colonia. La operación de esas empresas, incluso de la mano del crimen organizado, ha dañado particularmente los territorios de pueblos originarios y ha dejado devastación ambiental y social en México, bajo el amparo del Estado mexicano.

Así lo consigna el periodista J. Jesús Lemus en su libro de reciente publicación “México a Cielo Abierto”, del que se presenta aquí un revelador capítulo para los lectores de SinEmbargo.

Ciudad de México, 18 de febrero (SinEmbargo).– La minería es uno de los negocios más jugosos para las empresas que operan en México, en su mayoría extranjeras, pero no para los trabajadores o las comunidades donde se desarrolla. Deja una utilidad anual de 200 mil millones de dólares, de los cuales muy pocos se ven reflejados en la calidad de vida de la sociedad mexicana que, en cambio, sí sufre los estragos de la explotación desmesurada, plantea una investigación publicada por el periodistas J. Jesús Lemus.

Solapadas por el Gobierno federal desde hace al menos 25 años, cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), cerca de 267 compañías –principalmente canadienses y estadounidenses– operan en México sin escrúpulos ni restricciones, afirma. Lo peor de todo es que a su alrededor convergen los peores males que aquejan a nuestro país: corrupción, desgobierno, narcotráfico, violencia, pobreza y desplazamiento, se destaca en el texto.

Esta investigación, que el reportero J. Jesús Lemus realizó por los cuatro rincones del país, revela por primera vez las operaciones ilegales de la industria minera en México que, por increíble que parezca, opacan la brutalidad del narcotráfico, y lanza una alerta urgente sobre los peligros que representan para la soberanía y la supervivencia de nuestro país.

Por cortesía de Grijalbo y Penguin Random House, a continuación se presenta a los lectores de SinEmbargo el Capítulo 3 del libro “México a Cielo Abierto”.

Toda la verdad sobre las mineras. Foto: Especial

Fragmento del libro México a cielo abierto, de J.J.Lemus, publicado con autorización de Grijalbo y Penguin Random House

Capítulo 3

La tierra es de nuestros hijos, no nos pertenece a nosotros,

mucho menos a las mineras.

–José Trinidad de la Cruz Crisóstomo,

activista social asesinado.

EL NARCO, ALIADO DE LOS MINEROS

El caso más evidente de la perversa alianza de las empresas mineras con el crimen organizado para contrarrestar las protestas contra sus proyectos ocurre en Michoacán. Ahí la empresa Ternium, que explota la mina de hierro más grande de México, se alió con Los Caballeros Templarios para proteger sus intereses, denuncian activistas.

Según los señalamientos, las células del cártel inicialmente pactaron con Ternium garantizar la seguridad de la periferia de la mina —que extrae a diario más de mil toneladas de hierro—, operada por la subsidiaria Las Encinas. El objetivo era desalentar a los comuneros que insistían en el reclamo de regalías y que varias veces cerraron el acceso a las instalaciones. Ternium, en su afán por apagar la protesta social, también se valió de la presencia de las fuerzas federales y estatales.

Así se desató una serie de persecuciones y amenazas contra los líderes comunales que encabezaron las manifestaciones. Se llegó al asesinato de algunos de los defensores de la tierra que se habían tornado incómodos para la trasnacional; los homicidios de al menos cinco de esos líderes comunales han quedado impunes, pues las autoridades ministeriales de Michoacán desviaron las investigaciones asegurando que eran otros los móviles de los crímenes.

El caso más representativo es el de José Trinidad de la Cruz Crisóstomo, asesinado el 7 de diciembre de 2011 cuando se dirigía a una reunión para organizar una protesta contra Ternium. A José Trinidad lo ejecutó un comando en el predio Barranca de Los Reyes. Su cuerpo fue encontrado por marinos que hacían rondines de vigilancia en la zona y también ayudaban en las labores de vigilancia perimetral de la mina de hierro.

José Trinidad de la Cruz, de 72 años, era el organizador del movimiento Marcha por la Paz, que en no menos de 15 ocasiones había tomado las calles del municipio de Aquila para denunciar la presencia de Los Caballeros Templarios como grupo de seguridad de Ternium.

El cuerpo del líder comunal fue encontrado a bordo de su camioneta; presentaba cuatro impactos de bala de al menos tres calibres distintos. Tenía una bala —el tiro de gracia— disparada de una pistola calibre .9 milímetros; en el pecho recibió un impacto de calibre .38 súper, y el hombro izquierdo tenía otros dos tiros de arma larga, del tipo del fusil AK-47, que comúnmente utilizan los grupos del crimen organizado.

En la averiguación previa 215/2011-U que abrió el agente del Ministerio Público del fuero común se estableció como principal línea de investigación un problema familiar: se dijo que el líder comunal tenía una disputa con otros ejidatarios por las colindancias de sus predios; en ningún momento se manifestó la posibilidad de que su homicidio fuera resultado de la confrontación directa con la empresa minera, a la que mantuvo en jaque con sus actos de resistencia.

La alianza entre Los Caballeros Templarios y Ternium también se evidenció en la persecución de Cemeí Verdía Zepeda, líder comunal que se alzó contra la explotación irracional que ha perpetrado Ternium en Aquila. Cemeí finalmente se convirtió en el comandante de los grupos de autodefensa en esa parte de Michoacán, donde “alguien” ofreció 500 mil pesos por su cabeza, lo que hizo que las células del crimen organizado buscaran cazarlo.

Tras dos atentados en su contra, Cemeí Verdía Zepeda terminó encarcelado, acusado por el alcalde de Aquila, Juan Hernández Ramírez, de haber robado dos rollos de alambre propiedad del gobierno municipal. A ello se sumó la acusación del Instituto Electoral de Michoacán (IEM) por delitos electorales, y una más, de la Procuraduría de Justicia, que lo responsabilizaba de un asesinato. Las acusaciones en su contra nunca prosperaron prosperaron, pero lo hicieron pasar más de cinco meses en el penal David Franco Rodríguez, de Morelia, de donde finalmente salió absuelto.

Llama la atención que la primera de las acusaciones contra Ceme Verdía proviniera del alcalde priista Juan Hernández Ramírez, quien luego habría de ser exhibido públicamente por una serie de fotografías en las que aparece reunido con el líder de Los Caballeros Templarios, Servando Gómez Martínez, la Tuta; eso le permitió a la PGR abrir un expediente penal contra el edil por los delitos de cohecho, tentativa de homicidio y encubrimiento, demostrándose posteriormente que él había ordenado en dos ocasiones los atentados contra Verdía Zepeda.

De acuerdo con las investigaciones de la PGR, el alcalde de Aquila era la conexión con las células del crimen organizado y directivos de Ternium, por lo que se había comprometido “a las acciones necesarias” para desarticular las manifestaciones contra la minera en esa parte de Michoacán.

El alcalde fue tan celoso de su deber que solicitó la presencia del Ejército para disolver la manifestación de comuneros que protestaba por la detención de Verdía, la que terminó con disparos de los militares contra la población civil y con la muerte de tres personas: Heriberto Reyes García, Melesio Cristiano y la niña de seis años Neymi Natali Pineda Reyes.

Desde la federación se abrió una carpeta de investigación para deslindar responsabilidades sobre los tres homicidios. Todas las actuaciones fueron contra el edil, pero no se actuó contra los militares que dispararon ni contra los ejecutivos de Ternium, que supuestamente solicitaron el sofocamiento de la protesta de acuerdo con la declaración ministerial de Juan Hernández Ramírez.

En Michoacán hay otro caso similar al anteriormente señalado y que también vale la pena analizar el de la empresa Minera del Norte, S. A., que opera las minas de hierro El Conejo, Palos Bobos y Pinalopa, en los municipios de Tepalcatepec y Coalcomán.

Desde hace al menos cinco años Minera del Norte, S. A., subsidiaria de Altos Hornos de México —a la que envía el hierro extraído en Michoacán para su refinamiento a la planta de Minerales Monclova, S. A. (Mimosa), propiedad de Alonso Ancira—, ha venido pagando al cártel de Los Caballeros Templarios dos dólares por cada tonelada de hierro que logra extraer de acuerdo con activistas. Según esos señalamientos, los pagos se hacen en función del “servicios de seguridad” que las células del cártel hacen para la empresa.

Este hecho fue denunciado en su momento —mediante actas circunstanciadas presentadas al comisionado para la Seguridad y el Desarrollo de la entidad, Alfredo Castillo— por quien fuera vocero de los grupos de autodefensa de Michoacán, José Manuel Mireles Valverde, quien dijo que los fondos aportados por la minera para el crimen organizado que le han “permitido al cártel de Los Caballeros Templarios mantenerse activo”. De acuerdo con las cuentas hechas por Mireles Valverde, Los Caballeros Templarios recibirían una suma cercana a los 20 mil dólares semanales, algo así como 400 mil pesos al tipo de cambio promedio de 2017.

Otra empresa que ha comprado los servicios (siempre según las versiones de los autodefensas) no sólo de Los Caballeros Templarios sino de otros grupos delincuenciales que actúan en Michoacán —como La Familia Michoacana, La Nueva Familia Michoacana, el Cártel de Jalisco Nueva Generación y la Tercera Hermandad (H3)— es Mittal Steel, que trabaja las instalaciones que alguna vez fueron de la paraestatal Siderúrgica Lázaro Cárdenas y de la trasnacional Pacific Coast Miner. Arcelor mantiene minas en activo y trabaja en por lo menos una docena de proyectos de exploración.

TODOS LOS CÁRTELES EN EL NEGOCIO

Si se ha de creer a las fuentes consultadas y a la observación directa de la violencia, a nivel nacional la lista de empresas trasnacionales que se valen del crimen organizado para la protección de sus intereses es larga; el recuento alcanzaría a por lo menos 915 regiones de todo el país, donde la protección de los intereses de los corporativos mineros posiblemente recaería en células de los cárteles de Los Zetas, La Familia Michoacana, el Cártel del Golfo, el Cártel de Jalisco Nueva Generación, el de Sinaloa, Guerreros Unidos y el de los hermanos Beltrán Leyva.

Otro ejemplo se da en la región de Ixtacamaxtitlán, en el norte de Puebla: la empresa Almaden Minerals Ltd., por medio de la subsidiaria Compañía Gorrión, S. A. de C. V., descubrió el yacimiento de oro más grande —y uno de los más importantes de plata— de México, en la cuenca alta del río Apulco, sobre una extensión de más de 88 mil hectáreas. La mayor parte del banco de oro se ubica en la comunidad de Santa María Sotoltepec; tiene una proyección productiva de 130 mil onzas de oro y cerca de 8 mil onzas de plata por año.

En esa localidad, los opositores al proyecto minero han recibido amenazas y persecución por parte de las células de Los Zetas con el presunto respaldo de los gobiernos locales, los cuales supuestamente han puesto a disposición del crimen organizado los cuerpos de la policía municipal; los comandos han llegado hasta las casas de opositores al proyecto para hablarles sin tapujos. Les han marcado las alternativas que tienen: desisten de la resistencia, se marchan del pueblo o serán ejecutados.

La práctica de hostigamiento contra quienes se oponen a las minas de Almaden Minerals Ltd. no se ha limitado a la zona de Ixtacamaxtitlán, también se ha denunciado la presencia del crimen organizado en los municipios poblanos de Libres, Zautla, Ahuazotepec y Xicotepec, donde la minera de capital canadiense realiza proyectos de exploración ejecutables en los próximos cinco años, en algunos casos con la participación de la poderosa empresa canadiense Goldcorp.

En el municipio de Guadalupe Victoria, Puebla, donde Goldcorp. explora la mina La Preciosa, se ha intensificado también el fenómeno de hostigamiento social. En esta localidad, grupos identificados como parte de Los Zetas han hecho presencia entre la población con prácticas de extorsión; exigen una cuota de cinco pesos diarios a cambio de respetar vidas y propiedades. Obviamente el objeto de la extorsión no es el dinero en sí, sino el terror que siembran entre los habitantes, quienes han comenzado un éxodo silencioso que los obliga a malbaratar sus predios, los ambicionados por Goldcorp.

El mismo fenómeno ocurre en Tlatlauquitepec, Puebla; desde 2014 la federación ha entregado concesiones para la exploración y explotación de nueve minas de oro, plata, cobre, zinc, plomo y manganeso en casi la mitad del territorio de esa localidad, a cuyos habitantes se les ha dicho que los proyectos mineros serán para impulsar el desarrollo de la zona y mejorar su condición económica.

Con la llegada de las mineras a Tlatlauquitepec, ocho canadienses y una china, también llegaron los grupos del crimen organizado que han amenazado a los opositores y los han forzado a desplazarse. La delincuencia se hace presente entre los vecinos de este municipio con actos de intimidación cada vez que hay manifestaciones públicas de repudio a la exploración minera de la zona, la cual se realiza en una superficie de casi 10 mil hectáreas.

Los vecinos de Tlatlauquitepec han denunciado que comandos, a veces acompañados por la Policía Municipal, se han convertido en emisarios de las empresas mineras para disuadir las protestas; en al menos tres ocasiones se han tenido que suspender las manifestaciones por las amenazas a los dirigentes del movimiento.

Aquí el Grupo Ferrominero, S. A. de C. V., es el de mayor presencia. Tiene dos concesiones para explotar hasta 50 años cualquier yacimiento de metal encontrado en una extensión de 915 hectáreas, dentro de los predios identificados como Atexaco III, Guadalupe y Guadalupe II, con permisos oficiales que fueron entregados sin importar que en la zona haya población rural.

La Compañía Minera Autlán, subsidiaria del Grupo Ferrominero, S. A. de C. V., también obtuvo dos concesiones para la explotación del subsuelo de Tlatlauquitepec; se le otorgó derecho de dominio sobre los predios La Galera, Tecopizacta, Calatepec y El Canal, donde se asentaban varias familias, al menos una docena, que finalmente han sido desplazadas por la extorsión y las amenazas de secuestro del crimen organizado, que llegó a cobrar “derecho de piso” a razón de dos pesos por persona.

Los predios conocidos como La Joya y La Joya I, en las inmediaciones de los poblados de Tlatlauquitepec, Acamalotla y Tepeícan, ricos en zinc, plomo y cuarzo, fueron entregados en concesión a la minera Mexican Silicates, S. A. de C. V., donde se permite la explotación de cuarzo y zinc y “toda sustancia permisible que se encuentre en el subsuelo”.

Frente a la resistencia de los vecinos, que se niegan a la entrega de sus predios y viviendas, surgió el llamado Grupo Negro, un comando que en la práctica vela por los intereses de la minera y que en primera instancia “dialoga” con los inconformes, luego amenaza y finalmente ejecuta a los opositores, según denuncia el Movimiento por Tlatlauquitepec.

A Minas Santa Martha, S. A., el gobierno federal le otorgó la concesión para explorar y extraer todo el oro, plata, cobre, plomo y zinc del predio conocido como Macuilquila, donde también hay un manto profundo de gas, por lo cual no se descarta que se use la técnica de fractura hidráulica, lo que ha provocado el rechazo de los vecinos. En respuesta, células de Los Zetas han comenzado a realizar recorridos nocturnos para “convencer” a los pobladores de los “beneficios del proyecto”; esto ha generado un lento éxodo, reconocido por la autoridad municipal como “un fenómeno de migración hacia Estados Unidos, de familias que buscan una mejora económica”.

En esta misma localidad de la Sierra Norte de Puebla, la empresa Real de Gemas, S. A. de C. V. tiene permiso para explotar el predio denominado Paraíso, en el cual hay reservas probadas de oro, plata, cobre, plomo y zinc. La minera también se ha valido de grupos del crimen organizado para empujar a la población a irse, según denuncias de pobladores. No es fortuito que en los últimos dos años se hayan incrementado, según datos de la Fiscalía General del Estado, los delitos de secuestro y extorsión a razón de 12 denuncias por mes. Los habitantes de esta parte del municipio de Tlatlauquitepec no sólo se han opuesto a la exploración y explotación minera, sino también a las intenciones de construir una hidroeléctrica en Tahictic, comunidad del municipio de Zacapoaxtla, obra que eventualmente dejaría sin agua para uso doméstico a cerca de 20 mil personas.

El conflicto social en torno a las minas se agrava con el silencio de la autoridad estatal poblana y el desplazamiento forzado de la población no es reconocido por el gobierno federal. Ni por error las autoridades mencionan la posibilidad de que detrás de los grupos criminales esté la protección de los intereses de las mineras.

La zona norte de Puebla se ha convertido en un foco rojo de violencia. Oficialmente se sabe que en los municipios poblanos que limitan con Veracruz las células actuantes pertenecen a los cárteles de Los Zetas y del Golfo, pero la región ni siquiera está considerada zona de producción de drogas ni es paso para el trasiego de éstas hacia la frontera norte, por lo que especialistas del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) no conocen una causa que justifique ahí la intensa actividad del crimen organizado.

Las estadísticas de la Fiscalía General del Estado revelan que el mayor índice de violencia —extorsiones, secuestros, lesiones y cobros de piso— se da en las regiones de la zona norte de Puebla: Ixtaca, Rosa, Torrerillo, Zapotec y Tuligtic, donde se asientan precisamente las minas con esos nombres, todas propiedad de Almaden Mineral Ltd., que explora yacimientos de oro, plata, cobre y molibdeno.

También los índices de violencia se han disparado en los últimos dos años en la zona de la Caldera, donde Almaden Mineral Ltd., de la mano de la subsidiaria Windstorm Resources, hace labores de exploración en el yacimiento de oro y plata que se encuentra en la zona. Lo mismo ocurre en el predio conocido como La Preciosa, donde se ubicará la mina del mismo nombre, sitio que es una gran reserva de oro y plata y que los vecinos se niegan a entregar.

La región de Pórfido, también en la zona norte de Puebla, está catalogada por la Fiscalía General del Estado como sitio de violencia, pero lo único extraordinario que ha ocurrido en esa región en los últimos cinco años es el hallazgo de un yacimiento de oro, concesionado a la minera Minaurum Gold Inc., la cual se ha confrontado con los pobladores de la región. Lo mismo ocurre en el sitio del Cerro de los Dolores, donde las mineras Starcore International Mines y Goldcorp iniciaron hace dos años la exploración de un banco de plata, plomo y zinc. Caso similar es el de la región de La Lupe, en la comunidad de Zautla. La empresa china JDC Minerals insiste ahí en la exploración de un yacimiento de oro y tiene el permiso federal para hacerse de los predios particulares que se extienden sobre las vetas.

Y esa violencia no es privativa de Michoacán o Puebla. Se extiende a entidades como Chihuahua, Sinaloa, Nayarit, Coahuila, Tamaulipas, Veracruz, San Luis Potosí, Guerrero y Oaxaca, donde tienen proyectos operativos al menos 15 mineras, muchas de ellas subsidiarias de la canadiense Almaden Minerals Ltd.

SILENCIO Y COMPLICIDAD OFICIAL

La violencia contra la población civil asentada en las zonas mineras del país, desatada tanto por las empresas como por los grupos del crimen organizado, ha sido insistentemente denunciada por el Observatorio de Conflictos Mineros en América Latina (OCMAL), que ha identificado al menos 15 casos muy graves.

Entre los casos que evidencian la violencia desatada por las mineras, focalizada sobre los líderes comunales que se oponen a sus proyectos, destaca el de David Pérez Sosa, un luchador social que desapareció de la noche a la mañana luego de iniciar la resistencia contra el proyecto Los Cardones, de la empresa Desarrollo Zapal, S. A. de C. V., que proyecta una mina de oro a cielo abierto, autorizada por el gobierno federal, en el corazón del Área Natural Protegida Sierra La Laguna, en Baja California Sur. El proyecto minero pretende 58% de esa reserva de la biosfera reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

David Pérez Sosa fue el impulsor del movimiento antiminero, mediante la agrupación Sociedad Organizada Sudcaliforniana (SOS), con la que varias veces logró frenar los trabajos de exploración que Desarrollo Zapal realizaba por conducto de subsidiarias: primero la empresa Paredones Amarillos y después Minera Concordia, la que finalmente puso en marcha una parte del proyecto programado a 20 años.

La tierra que defendió David Pérez Sosa es una extensión de más de 44 mil hectáreas de suelo protegido en el municipio de La Paz, en las inmediaciones del Mar de Cortés, que la Secretaría de Energía entregó en concesión a la canadiense Pediment Incorporated.

Tras la desaparición de David Pérez Sosa y ante el silencio oficial del gobierno mexicano, el OCMAL ha sido incisivo: desde su página de internet no inquiere al gobierno mexicano por el paradero de David Pérez Sosa, sino que le pregunta cuáles fueron las razones por las que desapareció al activista, que se distinguió por movilizar a toda la sociedad contra los intereses económicos de la minera canadiense. Ésta no ha sido mencionada en la investigación abierta por la desaparición del ecologista y defensor de la tierra.

Otro caso denunciado por el OCMAL es el de Ramón Corrales Vega, cuya muerte se atribuye a la lucha frontal que tuvo con la minera Paradox Xingye, explotadora de un banco de hierro en el predio Cuauhtémoc, municipio de Choix, Sinaloa. El terreno era propiedad de María Hermila Márquez Rodríguez y Rodrigo Herrera Franco, quienes habían acordado que hubiera regalías para los vecinos del lugar, beneficios que nunca fueron entregados.

Paradox Xingye es un consorcio minero chino que se asentó en Choix con la coparticipación de inversionistas mexicanos. Recibieron el aval para sus operaciones de parte del gobierno estatal de Mario López Valdez, a quien habitantes de la entidad acusan de haber establecido nexos con miembros del Cártel de Sinaloa para sofocar las protestas de los ejidatarios opuestos a la extracción semanal de más de 350 mil toneladas de tierra de una extensión de 29 hectáreas.

El activismo de Ramón Corrales Vega obligó a la minera a dialogar. Se llegó a un acuerdo para el pago de cinco millones de pesos a la comunidad, además del compromiso de mejorar la clínica de salud y repavimentar las calles, en compensación por los daños ambientales ocasionados. Pero esos acuerdos nunca fueron cumplidos.

El 22 de mayo de 2014 a Corrales Vega lo secuestró un comando, identificado por los vecinos como parte de la estructura delictiva del Cártel de Sinaloa; el activista fue ejecutado con disparos de AK-47 y R-15. Su cuerpo, con signos de tortura, fue encontrado en la comunidad Huizachapoa casi 18 horas después de su desaparición. En la carpeta de averiguación abierta por la procuraduría sinaloense se manejó como principal móvil del asesinato el secuestro, pero los deudos de Corrales Vega nunca recibieron una llamada que exigiera el pago de un rescate.

Las represalias de Paradox Xingye contra los pobladores de Choix no terminaron; una treintena de campesinos, entre ellos el líder de la Confederación Nacional Campesina (CNC) en la región, Gervasio Osuna Contreras, fueron encarcelados, acusados de causar daños económicos a la minera.

Ese modus operandi se replicó en el municipio poblano de Huehuetlán El Grande. Unos 50 campesinos que protestaban por los trabajos de la Minera Autlán —la que explota un yacimiento de manganeso bajo una superficie de mil 100 hectáreas— fueron reprimidos por las fuerzas estatales. Los inconformes exigían que la minera dejara de usar dinamita en sus procesos de excavación, para no afectar los mantos freáticos. Pero su manifestación fue disuelta a base de golpes y gas lacrimógeno.

La protesta de los vecinos fue vista, desde la cúpula del gobierno estatal, entonces encabezado por el priista Mario Marín Torres, como “un atentado a la paz pública y a la posibilidad de la ejecución de proyectos de desarrollo”. Por eso los comuneros que protestaban fueron sometidos a procesos penales.

Una vez sofocada la resistencia social, la minera Autlán, ahora por conducto de la subsidiaria Australian Minerals Group, regresó a los trabajos de explotación de los predios La Luz II, La Luz III y San José, lo que hizo que, a la falta de agua, decenas de familias de Huehuetlán el Grande tuvieran que abandonar la localidad; en eso influyó la presencia del crimen organizado, que comenzó con extorsiones a los vecinos de los predios mineros, a quienes se les obligó a vender sus tierras a la minera a 600 pesos por hectárea.

Un año después, a finales de agosto de 2012, se repitió la situación, con otro escenario y otros actores. Ahora fue el Ejército el que reprimió la manifestación de un grupo de ejidatarios que plantaron cara a la minera Excellon de México, S. A. de C. V., filial de la canadiense Excellon Resources Inc., a la que le fue entregada la concesión para explotar la mina La Platosa, con yacimientos de plata, plomo y zinc —de donde se extraen anualmente unas 72 mil toneladas de minerales—, en los municipios de Bermejillo y Mapimí, Durango.

Allí, los comuneros decidieron cerrar el acceso a la mina, en reclamo por el cumplimiento de los acuerdos establecidos apenas un año antes, cuando la minera se asentó en esa región. Existía el compromiso de generar empleo para los vecinos de la zona, mediante la entrega de concesiones para el acarreo del mineral extraído; además se acordó construir espacios dignos y áreas de descanso y comedores para los trabajadores locales de la mina, además de la instalación de una planta de tratamiento de aguas residuales para evitar que los desechos del lavado de minerales fueran a dar a los terrenos de cultivo.

La protesta de los vecinos fue sofocada por el Ejército, que irrumpió en el plantón pacífico de un centenar de habitantes del ejido La Sierrita, respaldados por trabajadores de la sección 309 del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSSRM), quienes también fueron sometidos a golpes no sólo por los militares sino por grupos de la Policía Federal y de la policía estatal de Durango.

Tras la represión, cinco de los organizadores del movimiento fueron detenidos, encarcelados y luego presentados ante el Ministerio Público del fuero común, que inicialmente había fincado los cargos de invasión a la propiedad y despojo. Esos cargos fueron desechados después, cuando la minera decidió no presentarlos a cambio de que se le dejara continuar con los trabajos de explotación.

En el municipio de Soyopa, Sonora, el rostro de la represión se volvió a asomar el 7 de abril de 2013: un comando de policías ministeriales, al lado de militares, disolvió una manifestación de comuneros en el ejido San Antonio de la Huerta que reclamaban por la contaminación provocada por la mina La Libertad, concesionada a las compañías Zaruma Resources, Inc. y Minerales Libertad, S. A. de C. V.

La molestia de los vecinos se fincó en la presencia de derrames de aguas negras sobre las tierras de cultivo, y en la omisión de las dos firmas trasnacionales para sentarse a dialogar con los ejidatarios. Ellos pedían el pago único de 60 mil pesos por persona para permitir la operación de la mina, pero a las trasnacionales les resultó más barato conseguir los servicios de la policía de Sonora y de una partida de militares para disolver la protesta.

Tras la represión, el gobierno de Sonora, encabezado por Guillermo Padrés Elías, ordenó la apertura de expedientes penales contra cinco organizadores del movimiento. Se les acusó de daños a la propiedad y se logró el encarcelamiento de todos los integrantes de la mesa directiva del comisariado ejidal de San Antonio La Huerta, entre ellos Sergio Acedo Miranda, presidente del comisariado; Ramón Antonio Acedo Espinoza, secretario, y Manuel Ignacio Yáñez Espinoza, tesorero; así como de David Guadalupe Valenzuela, del Frente Amplio Democrático del Estado de Sonora (FADES), y el abogado Ramsés Valenzuela.

Con los líderes comunales encarcelados y las protestas sofocadas, Zaruma Resources, Inc. y Minerales Libertad, S. A. de C. V., ampliaron más que exponencialmente la superficie de explotación minera en ese ejido. De tener permiso para explorar una superficie de nueve hectáreas, se llegó a la extensión de mil 39 hectáreas y la vigencia de explotación se amplió hasta el 15 de diciembre de 2035.

Las concesiones crecieron en espacio y en tiempo gracias a la ligereza o corrupción de los funcionarios que se entregaron a los intereses de las mineras. Ocurrió así durante los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, cuando la minería creció en forma desproporcionada y errática en todo el territorio nacional. Un ejemplo es Michoacán, donde de 2004 a 2011 fueron entregadas a empresas trasnacionales un millón 278 mil 444 hectáreas, casi la sexta parte del territorio estatal.

TERRITORIOS EN VENTA

De acuerdo con la CDI, que encabeza Jaime Martínez Veloz, en 2004 sólo 6.01% de la superficie michoacana estaba entregada en concesiones para la minería; para 2011 ya era 18.49% en manos de al menos 12 trasnacionales.

En Michoacán, 80% de las concesiones para la explotación minera, entregadas sin mayor trámite que la autorización del gobierno federal, fueron para Amarium Mineral Inc. —subsidiaria de Amarium Technologies Inc.—, Calissio Resources Group Inc., Catalyst Copper Corp., China Minerals Resources Group., Endeavour Silver Corp., Geologix Explorations Inc., Rome Resources Ltd., Silver Shield Resources Corp., S2c Global Resources, Ternium Arcelor Mittal Steel Company, Canasia Industries Corporation, Bell Copper Corporation, Cotton & West ern Mining, Terra Nova Gold Corp., Tianjin Binjai Harbor Port., y Us Precious Metals Inc., que según activistas, para poder operar se aliaron primero con La Familia Michoacana y luego con Los Caballeros Templarios.

Michoacán ilustra claramente el crecimiento de la entrega de concesiones, que sigue imparable, pues, de acuerdo con el Sistema de Administración Minera (Siam) del gobierno federal, al cierre de 2016 sólo en esta entidad se habían entregado ya mil 933 títulos de concesión.

El fenómeno no se reduce a Michoacán. A los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón Hinojosa se les atribuye la entrega de concesiones que abarcan una extensión de más de 8 millones 346 mil 890 hectáreas en Baja California, Chiapas, Chihuahua, Guerrero, Oaxaca y Puebla. Si se suma Michoacán, la cuenta llega a 9 millones 721 mil 432 hectáreas, cedidas gracias a 4 mil 952 permisos entregados por la federación entre 2000 y 2011.

Llama la atención la superficie concesionada en el municipio de Ensenada, Baja California —uno de los más grandes del país—, al que le arrebataron 2 millones 288 mil 887 hectáreas para proyectos extractivos, lo que representa casi la mitad de su territorio. Ensenada también cuenta con el récord de mayor número de permisos mineros aplicados, que al cierre de 2016 ya eran 780 concesiones de exploración y explotación de yacimientos minerales; sólo en lo que va de la administración del presidente Enrique Peña Nieto se han entregado en concesión 295 mil 281 hectáreas en esa entidad.

Los presidentes Fox y Calderón también abrieron de par en par las puertas de Chiapas a las mineras; allí se entregaron, sólo en los dos gobiernos panistas, un millón 78 mil 131 hectáreas, a las que se suman las 54 mil 890 que ha concesionado la administración de Enrique Peña Nieto, todas a favor de empresas con capital canadiense. Lo mismo sucedió en Guerrero, donde al millón 287 mil hectáreas entregadas por las dos administraciones panistas se suman las 32 concesiones del actual gobierno federal, que comprenden 127 mil 760 hectáreas concedidas a mineras canadienses.

En Puebla los gobiernos de Fox y Calderón hicieron entrega de 320 permisos de exploración y explotación de yacimientos minerales, la mayoría de ellos a filiales de la minera Frisco, de Carlos Slim. El total de hectáreas enajenadas en las administraciones panistas en esa entidad fue de 248 mil 323, arrebatadas a sus poseedores originales. A la superficie entregada por los gobiernos panistas se suma la que el actual ha concesionado: al cierre de 2017 son ya poco más de 34 mil 252 hectáreas.

En Chihuahua las administraciones panistas de Fox y Calderón entregaron 2 mil 890 concesiones para el usufructo de 2 millones 734 mil 127 hectáreas, a las que se suman las 182 concesiones otorgadas por Enrique Peña Nieto para explotar una superficie de 223 mil 372 hectáreas, que es un caso muy similar al de Oaxaca, donde los panistas entregaron 267 concesiones para hacer minas en una superficie de 698 mil 198 hectáreas, a las que se suman las 26 concesiones para una superficie de 47 mil 422 hectáreas, entregadas por la administración priista de Peña Nieto.

Para comprender la forma en la que ha venido creciendo la entrega de concesiones en México, basta ver el registro histórico michoacano desde 1940, cuando los primeros títulos de explotación fueron entregados por Lázaro Cárdenas del Río, quien enajenó una superficie de 20 hectáreas para la extracción de hierro. La siguiente entrega de concesiones fue hecha por el presidente Gustavo Díaz Ordaz, que entregó en Michoacán 248 hectáreas con yacimientos minerales. Posteriormente el presidente José López Portillo cedió títulos para la explotación minera en 704 hectáreas. Siguió el presidente Miguel de la Madrid Hurtado, quien concesionó mil 12 hectáreas de suelo michoacano.

Carlos Salinas de Gortari hizo entrega de títulos de concesión en suelo michoacano para una superficie de 7 mil 54 hectáreas, ejemplo que fue seguido por la administración de Ernesto Zedillo Ponce de León, que con cesionó 19 mil 206 hectáreas; el panista Vicente Fox entregó 380 mil 709. Por su parte, Felipe Calderón Hinojosa dio a las mineras internacionales 897 mil 735 hectáreas y, hasta el cierre de 2017, Enrique Peña Nieto ya había entregado títulos de explotación minera para otras 70 mil.

Si bien 80% de las concesiones mineras en Michoacán ha ido a parar a manos de grandes trasnacionales de capital estadounidense, canadiense, indio, chino, australiano, argentino e italiano, también una parte de esos títulos de explotación, principalmente de derivados pétreos, ha quedado en manos de algunos de los jefes de células de los cárteles de drogas que operan en la entidad.

Por eso, ante la facilidad con la que se puede obtener un permiso para la explotación minera, que no requiere mayores trámites que comprar la voluntad de los funcionarios en turno, y ante la rentabilidad económica que representan las minas, se ha dado paso a un nuevo fenómeno dentro del crimen organizado: cada vez son más los cárteles que se alejan del trasiego de drogas para incorporarse a la explotación minera, sin dejar de lado sus operaciones de secuestro, extorsión, cobro de piso y homicidio por encargo.

Sólo en la Tierra Caliente de Michoacán son cerca de 200 las minas —la mayoría de extracción de materiales pétreos— operadas por células escindidas del Los Caballeros Templarios y La Familia Michoacana; en Coahuila, de acuerdo con datos del Cisen, Los Zetas controlan la explotación de por lo menos 18; en Sinaloa, el cártel que una vez fue de Joaquín el Chapo Guzmán, tiene presencia en la explotación de 39 minas de materiales pétreos, mientras que el Cártel de Jalisco Nueva Generación se ha apropiado de por lo menos 79 de materiales pétreos y metales en Colima, Jalisco, Nayarit y Guerrero. Este cártel domina la extracción mineral y también controla los sistemas de compraventa y ha podido infiltrar el puerto de Manzanillo para hacer más fácil la exportación de los minerales a China.

Para medir la rentabilidad de la minería para el crimen organizado basta saber que en 2015 la PGR decomisó en el puerto de Lázaro Cárdenas 119 mil toneladas de hierro. El cargamento era propiedad de Los Caballeros Templarios y fue tasado en un valor comercial de más de un millón de dólares.

Para entender esa realidad hay que señalar que el monto anual de riqueza que se genera en Michoacán por la explotación de las minas, según un estudio del Servicio Geológico Mexicano, es de más de 5 mil 826 millones 982 mil 900 pesos, casi 10% del presupuesto que aplica el estado en sus 113 municipios. A esa suma que deja la explotación de oro, plata cobre, bronce, zinc, plomo, manganeso y hierro, se deben agregar otros 500 millones de pesos anuales por la explotación de agregados pétreos de arena, barita, calcita, cantera, caolín, yeso y tezontle.

Los ingresos de las mineras en Michoacán están casi exentos de pagos tributarios, pues menos de 1% de las utilidades es lo que se aporta a la federación por el impuesto de la explotación de los yacimientos, y en la práctica no hay obligación de resarcir daños a las comunidades en donde se asientan las minas.

SUELO RICO, GENTE POBRE

La exención fiscal para las mineras es obra de Felipe Calderón Hinojosa, impulsor de la ratificación del convenio entre los gobiernos de México y Canadá para evitar la doble tributación de las empresas canadienses asentadas en nuestro país. Eso hizo posible que a esas compañías les baste pagar impuestos en su país de origen para recibir la condonación del gobierno mexicano, aun cuando extraen sus riquezas de nuestro suelo.

De ahí la gran contradicción en México: las regiones con mayor riqueza minera son a la vez las que mayor pobreza registran; los más pobres del país pisan a diario miles de millones de dólares que están en los yacimientos minerales de sus comunidades. Pero no tienen posibilidades de acceder a esa riqueza.

Zacatecas también ilustra esta situación. En el municipio Mazapil, en pleno semidesierto del centro del país, los vecinos viven en una de las pobrezas más extremas, aun cuando, como refiere el director de La Jornada Zacatecas, Raymundo Cárdenas, “esta gente debería vivir como lo hacen los habitantes de Dubái”, simplemente porque dentro de ese municipio está la mina de oro más grande de México, Peñasquito, operada por la canadiense Goldcorp Inc., asociada con Frisco.

Sólo en 2015 Peñasquito logró una producción de 860 mil 300 onzas de oro, que hicieron que los títulos de valor de ambas empresas crecieran casi 95%. El alto rendimiento de esa mina se ha logrado a pesar de las acciones de algunos de sus trabajadores, quienes en reclamo de mejores condiciones de trabajo realizaron entre 2015 y el primer semestre de 2016 al menos tres paros de labores y bloqueos, que fueron disueltos por la intervención del gobierno federal en favor de las trasnacionales.

Aun así, al término de 2016 Frisco y Goldcorp fueron las empresas que mejor cerraron el año en México en lo referente a ese metal, pese a que el valor total de las extracciones de oro cayó, en términos generales, 17% a nivel mundial, lo que hizo que todas las trasnacionales con proyectos mineros no sólo limitaran su inversión en sus propias minas, sino que cerraron todavía más la posibilidad de entregar regalías a los habitantes de las zonas explotadas.

Y pese a las altas utilidades de Peñasquito, en Mazapil no se ha hecho ni la mínima inversión para mejorar las condiciones de vida de sus casi 36 mil habitantes. La obra más trascendental en ese municipio en los últimos cinco años fue la construcción del Monumento al Minero.

Fuera de esa obra, anunciada por la dirigencia local del sindicato minero como parte de los trabajos de mejoramiento urbano de Mazapil, las dos grandes trasnacionales que explotan la zona no han atendido los reclamos de la comunidad, que pide mejoras al alumbrado público y pavimentación de por los menos dos de las principales calles del área urbana. Las empresas sugieren que se haga una gestión directa ante el gobierno federal para que se aporten recursos desde el Fondo Minero de la federación.

La postura de Frisco y Goldcorp no ha sido distinta de la manifestada por Ternium, que en el municipio de Aquila, Michoacán, opera la mina de hierro ubicada en el predio El Tenamaztle, donde se ha negado a entregar recursos para el mejoramiento urbano de la cabecera municipal.

Ternium, de capital argentino e italiano, se ha negado a realizar las obras reclamadas por autoridades locales y los comuneros: mejoras a los caminos vecinales, mantenimiento al sistema de agua potable y rehabilitación ecológica de la zona. La minera aceptó pagar regalías a 467 comuneros, dueños de las tierras explotadas, a quienes se les entregaban mensualmente cantidades que van de 12 mil a 15 mil pesos. Pero esa entrega no se ha cumplido desde hace dos años.

Al contrario, Ternium y su filial Las Encinas extendieron el área original de explotación minera, de 73 a 500 hectáreas, arrebatadas por la fuerza con el supuesto apoyo de Los Caballeros Templarios. Esta práctica comenzó desde la década de los noventa, cuando el gobierno federal entregó la concesión de explotación de hierro a la empresa Hylsa, S. A. de C. V., que posteriormente la vendió a Las Encinas, S. A. de C. V., la cual finalmente se asoció con Ternium.

Y en Cananea, Sonora, el Grupo México tampoco ha derramado utilidades hacia la población local; a los vecinos de ese municipio de nada les sirve que del subsuelo se extraigan anualmente entre 450 mil y 500 mil toneladas de cobre. Los avances en la mejora de la infraestructura urbana vienen sólo del presupuesto municipal y algunas aportaciones extraordinarias que a veces llegan desde los gobiernos estatal y federal.

Y así como se niega a invertir en el mejoramiento urbano en Cananea, el Grupo México no repara en los montos de inversión para extender sus trabajos de extracción de cobre, pese a la afectación al medio ambiente y a la oposición de algunos grupos defensores de la tierra. Se ha proyectado para los siguientes dos años (hasta 2019) una inversión de 3 mil 500 millones de dólares, con los que se pretende acelerar los trabajos de extracción, que vencen en 2035; se presume que de continuar con el ritmo actual de excavación, ese plazo se cumplirá cuando la mina esté explotada sólo en 70 por ciento.

Por eso a la minera Buenavista del Cobre, del Grupo México, no le ha importado realizar prácticas desleales para cumplir con el cometido de explotación total del subsuelo concesionado. Un ejemplo es la forma en que corrompió a la administración estatal del panista Guillermo Padrés Elías, para poder gestionar, mediante la intervención directa del propio gobernador, una serie de permisos federales con el fin de hacerse de agua para las actividades industriales, sin importar que el de por sí escaso líquido les fuera arrebatado a los vecinos de las áreas de excavación.

MINERAS SEDIENTAS

Con la intervención del gobernador Guillermo Padrés, quien durante su periodo actuó como una especie de garante de los intereses de todas las empresas mineras asentadas en Sonora, Buena Vista del Cobre, del Grupo México, obtuvo 10 concesiones para el uso de agua de los ríos Bacanuchi, Bacoachi y Cuitaca, sobre los que existen decretos de veda para el uso del líquido con fines industriales; en 2013 la Comisión Nacional del Agua (Conagua) hizo entrega de títulos a la minera para el uso de hasta 21 millones de metros cúbicos de esos cauces, lo que representó un volumen superior en más de 70% al entregado a siete municipios de la zona.

Todas las concesiones que recibió la minera del Grupo México con el fin de hacerse de agua para sus labores industriales, fueron títulos de concesión emitidos bajo el estatus de “uso público urbano”, aunque evidentemente el manejo del líquido no es público ni urbano sino que se destina al tratamiento de los minerales extraídos, y los desechos del proceso industrial son luego arrojados hacia algunas partes de esos mismos cauces.

De tal forma ha sido el apropiamiento del Grupo México del agua en todas las regiones donde actualmente explota algún tipo de yacimiento, que esa empresa es considerada por el OCMAL como una de las más devastadoras del entorno ecológico; sólo en Sonora ha perforado por lo menos 72 pozos de agua potable, sin contar con el debido permiso del gobierno federal y aun cuando se trata de una zona en donde el suministro del líquido está restringido a la población.

Esta situación fue denunciada en su momento por la senadora Silvia Garza Galván, quien fue incisiva en el reclamo a los funcionarios de la Conagua para que explicaran las razones por las que el Grupo México perforaba pozos en áreas vedadas. La legisladora obtuvo la respuesta que siempre emite el gobierno federal cuando se cuestiona a la industria minera: silencio absoluto.

La queja de la senadora por Coahuila ante la Conagua se fincó en el hecho de que el Grupo México pudo hacerse de 93 pozos de agua potable, destinada al uso industrial, pese a tener sólo 14 títulos de explotación, en tanto que de manera ilegal también se apropió de otros 30 pozos —de usos agrícola y pecuario— para el lavado de minerales.

Esa práctica ya no sorprende. Se realiza al amparo de los funcionarios en turno. Sólo en 2015 fueron más de 462 millones de metros cúbicos de agua potable los que utilizó fraudulentamente la industria extractiva del país; es decir, para actividades mineras se utilizó el agua suficiente como para atender la demanda de una población equivalente a la de los estados de Baja California Sur, Colima, Campeche y Nayarit.

De acuerdo con el Registro Público de Derechos del Agua, al cierre de 2016 eran 536 las empresas del ramo minero que habían logrado un título de concesión del gobierno federal para explotar una o varias partes de un manto freático o el cauce de algún afluente; es decir, mil 321 títulos de explotación, lo que le garantiza a esa industria un suministro de por lo menos 462 millones 382 mil 283.39 metros cúbicos anuales de agua, suficientes para para atender la demanda de una población de por lo menos 12 millones 292 mil 980 personas.

La cifra en sí puede no decir nada, pero cobra dimensión al compararla con la población que actualmente no tiene acceso ni posibilidad remota al suministro del líquido, que se calcula, de acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 12.9 millones de personas.

Irónicamente la entrega de concesiones de agua potable para la actividad minera se acentúa en los estados en los que es mayor la falta del líquido para la población, lo que convierte en doblemente criminal la acción del gobierno federal.

Según cifras del Registro Público de Derechos del Agua, el mayor volumen de uso del líquido para actividades mineras se registra en Sonora, Zacatecas y Michoacán; son los tres estados que concentran a la mayor parte de la población pobre de todo el país, que tiene como principal carencia la del agua.

J.Jesús Lemus, el periodista autor de México a cielo abierto. Foto: Especial

J. Jesús Lemus es un periodista desplazado. En mayo de 2008 lo secuestraron y lo encarcelaron en una prisión de máxima seguridad, donde fue procesado y sentenciado por una venganza desde el poder. Lo absolvieron en mayo de 2011. Las organizaciones Reporteros Sin Fronteras y la Casa de los Derechos de los Periodistas acompañaron su caso. A su salida de la prisión, desde donde describió el horror de la cárcel, ganó en Holanda el premio internacional Pluma a la Libertad de Expresión, que otorga la fundación no gubernamental Oxfam Novib / Rory Peck. Actualmente colabora para Reporte Índigo, donde da cobertura a temas de política, seguridad nacional y narcotráfico. Es autor de Los malditos (2013), Cara de Diablo (2014), Michoacán en guerra (2014), Mireles, el rebelde (2014), Tierra sin Dios (2015) y El último infierno. Los malditos 2 (2016), títulos publicados bajo sellos de Penguin Random House.