Posts Tagged ‘desaparecidos’

Morena denuncia ante FGE desaparición de 4 miembros en Durango en jornada electoral

domingo, junio 5th, 2022

Los operadores de Morena salieron de la casa de campaña la noche del sábado pero nunca llegaron a sus casas, por lo que ya se presentaron las denuncias correspondientes.

Ciudad de México, 5 de junio (SinEmbargo).- El Gobernador de Durango, José Rosas Aispuro confirmó este domingo la presunta desaparición de cuatro personas integrantes de Morena que salieron de la casa de campaña de la candidata por la gubernatura Marina Vitela.

Tras emitir su voto, el mandatario estatal aclaró que los hechos ocurrieron en la capital duranguense; sin embargo, el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, habló sobre una supuesta operación entre grupos “del PRIAN” (la coalición opositora) y el Gobierno municipal de Lerdo para inhibir la participación ciudadana en la jornada electoral.

Por ello, los abogados del departamento jurídico de Morena, Enrique Alba Martínez y Rodrigo Cabrera acudieron a la Fiscalía General de la República para denunciar la desaparición de cuatro personas del equipo de la morenista.

“Estamos para presentar la probable desaparición forzada que puede ser por autoridades porque no se conoce quien se los llevó”, señaló Rodrigo Cabrera.

Las víctimas salieron de la casa de campaña de Vitela, ubicada en Bulevar Domingo Arrieta 907, colonia Lienzo Charro, alrededor de las 23:20 horas del sábado, y desde entonces no se sabe nada de ellos.

El nombre de las personas desaparecidas son: Alfredo Lara González, Gabriel Montes Escalier, Fernando Soto Jáquez y Víctor Soto.

El abogado Enrique Alba pidió al Gobernador duranguense sacar las manos del proceso de elecciones y no intervenir con el fin de inhibir la participación.

La jornada electoral en Durango arrancó este domingo con la detención de un grupo de simpatizantes de Marina Vitela, candidata de Morena para Gobernadora de la entidad, quien se subió a una patrulla del municipio de Lerdo para evitar que se los llevaran.

En una transmisión de Facebook, el coordinador de campaña de la morenista, Rafael Palacios, registró el momento en el que la candidata se atrincheró en la unidad policiaca en la que se encontraban los operadores, mientras hablaba por teléfono.

La Policía de Ciudad Lerdo reportó que se trataba de un grupo de personas que tenían dinero en efectivo y una lista de personas relacionadas con el proceso electoral de este domingo 5 de junio, sin embargo, Vitela aseguró que estaban trabajando de forma legítima.

“Los vemos y los oímos”: Sheinbaum a familias de desaparecidos al plantar ahuehuete

domingo, junio 5th, 2022

Sheinbaum calificó al ahuehuete como un “símbolo nacional” que representa la diversidad natural y cultural del país. 

Ciudad de México, 5 de junio (SinEmbargo).- La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, asistió a la ceremonia de bienvenida del ahuehuete que sustituyó a la palmera de la Glorieta en Paseo de la Reforma, donde familias de desaparecidos ya la estaban esperando.

Ante las protestas de los familiares, la Jefa de Gobierno respondió a las víctimas que las desapariciones forzadas tuvieron un trágico origen por parte del Estado Mexicano.

“Queremos decirles a los familiares de los desaparecidos que los vemos y los oímos, están en nuestro corazón. Su dolor está en el de todos los mexicanos. Los desaparecidos forzados en México tuvieron un trágico origen por parte del Estado mexicano, aquellos que no coincidían con las decisiones políticas llegaban a desaparecidos”, expresó.

Durante el acto, la Alcaldesa destacó que aún se viven las secuelas de la llamada “guerra contra el narcotráfico”, por lo que es “momento de acabar con el viejo régimen” con un Gobierno que siembra “futuro, esperanza y vida”.

La Alcaldesa informó que antes de iniciar el acto público, acordó tener reuniones con las familias de los desaparecidos, a quienes prometió escuchar.

Sobre la posibilidad de cambiar el nombre de la glorieta a “Glorieta de las y los desaparecidos”, la Jefa de Gobierno comentó que lo dialogarán con las familias: “Nos vamos a sentar a platicar, no sólo es un tema de aquí, los desaparecidos tienen su origen en la guerra contra el narco y la desaparición de regímenes autoritarios”.

Sobre el ahuehuete, Sheinbaum Pardo dijo que es un “símbolo nacional” que se sembró para todos los mexicanos y mexicanas, al que pidió recordar de diferentes formas, principalmente por la riqueza natural e historia de México.

“Representa el amor por la naturaleza, la responsabilidad que tenemos todos por proteger nuestros recursos naturales y construir una sociedad en donde el medio ambiente tenga una cabida y no una sociedad que se desarrolle a través de la destrucción de nuestros recursos naturales”, indicó.

La bienvenida al ahuehuete sembrado durante la madrugada de este domingo concluyó con la entonación del Himno Nacional Mexicano.

Tortillerías y hasta escuelas cierran en puerto de Guerrero por presuntas amenazas

viernes, junio 3rd, 2022

El transporte sigue restringido y en las gasolinerías hubo largas filas ante versiones de que no abrirán este viernes; los comercios del centro y otras colonias cerraron a las 15:00 horas; hombres armados prendieron fuego a un Modelorama; vecinos bloquean Paso Limonero por tres desaparecidos y otros “incidentes muy desafortunados” en Guerrero.

Chilpancingo, 3 de junio (ElSur).- Una docena de tortillerías cerraron durante ocho horas debido a que los propietarios de estos negocios recibieron amenazas presuntamente de la delincuencia organizada; el transporte continuó restringido en todas las rutas urbanas y suburbanas, por ese motivo, en varios planteles educativos se suspendieron las clases antes de que concluyera el horario normal de salida y se anunció que no habría clases en el turno vespertino ni este viernes.

Además, varios establecimientos comerciales tanto del centro de la ciudad como de colonias populares cerraron sus cortinas desde las 15:00 horas ante el clima de inseguridad que prevalece en aquél municipio.

Por la tarde, se conoció que las principales gasolineras de ese puerto se llenaron de automovilistas que acudieron a cargar combustible ante el trascendido de que a partir de este viernes también cerrarían porque los dueños de esos establecimientos estaban amenazados, igual que lo están los transportistas.

Se conoció que en algunas colonias, las tortillerías empiezan a dar servicio a las 7:00 horas, sin embargo, casi todas estaban cerradas, tanto las que se encuentran en colonias populares como en la zona costera suburbana del municipio, pues en el puerto, sólo estaban abiertas la cadena de tortillerías “La Favorita”, y la que se ubica frente a la Cruz Roja, mantuvo una larga fila de clientes durante casi las siete horas que el resto permanecieron cerradas.

Varias tortillerías cerraron durante ocho horas por amenazas del crimen organizado. Foto: El Sur

Según los mismos vecinos, poco después de las 14:00 horas, algunas tortillerías empezaron a abrir y se supo que este viernes trabajarían de manera normal.

En lo que respecta al transporte público en la modalidad de Urvan, el jueves continuó el servicio restringido, es decir, que no estaban trabajando todas las unidades de las rutas y poco después de la una y media de la tarde, usuarios denunciaron que ya eran muy escasos y que las Urvan que van a las colonias IMA, Emiliano Zapata, Los Romanceros, Libertad y Benito Juárez, en aquél puerto, dejaron de trabajar
desde las 13:00 horas.

Después de las 18:00 horas, usuarios informaron que ya no había transporte en Urvan de Ixtapa a Zihuatanejo y de Zihuatanejo a la zona hotelera de Ixtapa, La Puerta, Barbulillas, San José Ixtapa, La Salitrera, Barrio Nuevo y Pantla en la zona poniente del municipio, así como tampoco hacia El Coacoyul, Aeropuerto y San Miguelito-Ayocuan.

La mayoría de los comerciantes de los negocios de la calle Antonia Nava, en el centro de la ciudad, bajaron sus cortinas desde las 14:00 horas, trascendió que lo hicieron por miedo a ser agredidos.

Algunas tortillerías empezaron a abrir para trabajar de manera normal. Foto: El Sur

Asimismo, vecinos revelaron que trascendió que los empresarios dueños de las gasolinerías de este municipio denunciaron que también están siendo amenazados y que por ese motivo, este viernes dejarían de dar el servicio, por lo que cientos de automovilistas se volcaron hacia esos negocios para llenar sus tanques de combustible, haciendo filas casi interminables pues en algunas, la distancia fue hasta de un
kilómetro, según los reportes.

Los vecinos consultados también reportaron que en la mayoría de las escuelas de todos los niveles educativos enviaron a los alumnos a casa antes de que terminara el horario del turno matutino y que en las instituciones que tienen turno vespertino se anunció la suspensión de clases, al igual para este viernes en todos planteles desde preescolar hasta nivel superior.

Algunos planteles como el Conalep de Zihuatanejo, a través de sus redes sociales informó que el motivo de la suspensión de clases es “derivado de las situaciones de violencia e inseguridad que se han suscitado en nuestro municipio”; mientras que la escuela secundaria general Eva Sámano de López Mateos argumentó que no habrá clases “debido a la inseguridad que se ha dado en nuestra localidad”.

APAGAN BOMBEROS UN MODELORAMA

La tarde del jueves, hombres armados intentaron incendiar un negocio de venta de cervezas, Modelorama, en la colonia Morelos en Zihuatanejo. Los hechos ocurrieron minutos antes de las 16:00 horas cuando las autoridades de los tres niveles de Gobierno recibieron el reporte de que había una quema de este negocio cerca de la avenida La Boquita.

Las autoridades no dieron más detalle sobre el intento de incendio del negocio. Foto: Cuartoscuro

Bomberos del municipio llegaron al lugar, realizaron los trabajos de sofocar el fuego, que impidieron que la quema se propagara a toda la fachada del modelorama.

Militares, efectivos de la Guardia Nacional, policías estatales y municipales no dieron más detalle y aseguraron la zona y peritos de la Fiscalía General del Estado (FGE) realizaron las investigaciones correspondientes.

SE HAN PRESENTADO INCIDENTES MUY DESAFORTUNADOS EN EL TRANSPORTE Y COMERCIO, DICE EL ALCALDE

El Alcalde de Zihuatanejo, Jorge Sánchez Allec, reconoció que se han presentado “incidentes muy desafortunados” en el transporte público y comercios en la ciudad. Descartó que haya toque de queda, dijo que es falso que vayan a cerrar las gasolineras y llamó a la población a la calma.

Sánchez Allec fue entrevistado, y difundió un video de la entrevista, anoche, en su cuenta de Facebook, donde habló dee la situación en la ciudad con motivo del cierre de tortillerías y la restricción en el servicio de transporte público.

Choferes exigen seguridad en sus rutas durante un bloqueo. Foto: El Sur

El priísta aseguró que hay gobernabilidad y que el Gobierno federal y el estatal están haciendo todos los esfuerzos para que las condiciones de seguridad mejoren. “Vamos a coadyuvar en todo lo que sea necesario para que las condiciones de seguridad mejoren en los próximos días”.

El Alcalde aceptó que lo sucedido en el transporte público y el intento de incendio a un negocio pone en alerta a las instituciones de seguridad.

BLOQUEAN LA CARRETERA ACAPULCO-MÉXICO EN PASO LIMONERO POR LA DESAPARICIÓN DE TRES HOMBRES

Familiares y amigos de tres hombres, uno de ellos menor de edad, bloquearon tres horas la carretera federal Acapulco-México, en la colonia Paso Limonero, para denunciar que fueron sacados de sus casas y que estaban desaparecidos.

Por la noche, el Vicefiscal de Prevención y Seguimiento, Ramón Celaya Gamboa, informó que las tres personas por las que familiares bloquearon en Paso Limonero en Acapulco, no se encontraban desaparecidas sino que están detenidas por narcomenudeo.

Poco antes de las 19:00 horas, unos 50 manifestantes cerraron los carriles del sentido Vacacional Centro para exigir la presentación con vida de los tres hombres. En declaraciones a reporteros, una joven denunció que sus hermanos Javier y otro que es menor de edad estaban desaparecidos luego que hombres llegaron a su vivienda en la unidad habitacional Casas Ángel y el otro en la playa vendiendo elotes, su patrón, Juan Flores, también estaba desaparecido.

Familiares de desaparecidos se trasladaron al entronque de Paso Limonero, en la carretera federal Acapulco-México. Foto: El Sur

“Entraron como unos rateros, azotando la puerta, mi hermano se estaba bañando, el otro estaba acostado, los agarraron, los sacaron, no dijeron nada”, contó.

Explicó que tomaron la decisión de bloquear porque no sabían nada de sus familiares. Mencionó que acudieron a las oficinas del Ministerio Público de las colonias Emiliano Zapata y Ciudad Renacimiento, pero no les dieron información. Incluso, la Fiscalía General del Estado emitió a las 19:30 horas una alerta Amber por la denuncia de la desaparición del adolescente, aunque más tarde la desactivó.

Después de las 20:00 horas, policías del estado con equipo antimotines se apostaron cerca de la manifestación para intentar disuadir la protesta. Funcionarios de la Fiscalía informaron que los tres hombres estaban detenidos.

A las 22:00 horas, los manifestantes retiraron el bloqueo porque se les mostró que sus familiares estaban detenidos y puestos a disposición de la Fiscalía Regional de Acapulco.

A la protesta se han sumado más familiares de otros jóvenes desaparecidos en Acapulco desde el 2020. Foto: El Sur

El Vicefiscal Celaya Gamboa dio una conferencia a las 22:00 horas en la sala de prensa de la Fiscalía General del Estado en Chilpancingo, donde negó que hubiera tres personas desaparecidas o secuestradas.

Ramón Celaya indicó que los ciudadanos Javier Villanueva Cortés, Juan Agustín Flores Herculano y un menor de edad fueron detenidos en flagrancia por la Policía del Estado en Acapulco.

“Los imputados intentaban huir y (los policías) los revisaron y les descubrieron diversas bolsas transparentes conteniendo en su interior una yerba verde con características de la mariguana y así como dinero en efectivo. Por tal situación los dos adultos fueron puestos a disposición de la Agencia Especializada Contra el Narcomenudeo y el adolescente a disposición de la Agencia Especializada de Justicia para Adolescentes por el delito contra la salud en su modalidad de narcomenudeo”, comunicó.

Ramón Celaya dijo que con esa información se “desmiente lo que está circulando en redes sociales acerca de una desaparición o secuestro de estas tres personas en la ciudad de Acapulco” y pidió a los ciudadanos no alimentar noticias falsas, más con el “clima de inseguridad que se vive en nuestro estado, porque estas personas fueron detenidas por narcomenudeo, de ahí la importancia de convocar a esta conferencia para que se clarifique que no son personas desaparecidas”, finalizó.

Denuncian comerciantes de la Central de Abasto que la policía del estado sí les disparó Comerciantes de la Central de Abasto denunciaron que la Policía del Estado disparó directamente contra los vendedores, el martes pasado durante la trifulca.

En conferencia de prensa en la Central de Abasto, los inconformes aseguraron que hubo cuatro heridos y que ellos mismos se hicieron cargo de los gastos médicos.

Dijeron que no están en contra de la vigilancia de la Policía del Estado, pero reclamaron que los agentes los hostigan y les roban su dinero que ocupan para comprar sus mercancías.

Reclamaron que las revisiones afectan sus ventas, porque los comerciantes le temen a los policías del estado, porque aseguraron que hay hostigamiento y pidieron la visita de la Gobernadora, Evelyn Salgado Pineda, para que los escuche.

Comerciantes de la Central de Abasto denunciaron que la Policía Estatal disparó directo y al aire contra los vendedores. Foto: El Sur

En declaraciones a reporteros, el representante legal de los comerciantes, Gustavo Vázquez, denunció que los policías del estado hostigan a los vendedores de la Central de Abasto.

El comerciante Felipe, quien se negó a dar su apellido, dijo que no están contra la vigilancia de la Policía del Estado, sino en la forma de tratar a los comerciantes. Añadió que los comerciantes son trabajadores y no están vinculados con nadie, “solamente queremos trabajar”.

“Nosotros no escondemos nada, no somos criminales, como decían en las redes sociales el día de la balacera, nosotros nunca atacamos con balazos, al contrario hay heridos de bala que están graves”, puntualizó. Pidió que la Gobernadora Evelyn Salgado Pineda que atienda el problema de los policías del estado, porque la Central de Abasto es una fuente de empleo grande.

Los comerciantes exigen que la Gobernadora Evelyn Salgado atienda el problema de los policías estatales. Foto: Cuartoscuro

El comerciante herido de bala, Jorge Mendoza Suárez, manifestó que los policías del estado dispararon de manera directa contra los comerciantes y también al aire tras ser atacados con verduras podridas como tomates y cebollas.

Sostuvo que los policías del estado pretendieron llevarse a un comerciante y al defenderlo fue herido a balazos en la rodilla izquierda por la Policía del Estado, por lo que tuvo que pedir dinero para las curaciones de las heridas de bala: “ahorita no puedo trabajar, no puedo hacer nada”.

Declaró que hay cuatro heridos de bala por la Policía del Estado y no tres, “los disparos fueron directos y los disparos al aire fueron para cubrirse”.

Denunció que los policías del estado les roban dinero a los comerciantes y les siembran drogas y armas, “nada más nos quieren sacar el dinero, nos siembran cosas y nos piden de 200 a 500 pesos para dejarnos libres”.

Denunciaron que son hostigados por los agentes y les roban su dinero. Foto: El Sur

La comerciante Alma Rodríguez dijo que no se sienten seguros con la Policía del Estado, porque “en lugar que nos cuiden, nosotros nos tenemos que cuidar de ellos”. Afirmó que no están en contra del trabajo de la Policía del Estado, pero “queremos que nos dejen
trabajar”.

El martes pasado, policías estatales y comerciantes de la Central de Abasto protagonizaron una trifulca en el centro de abasto, el saldo fue dos heridos de bala. La Mesa Regional para la Construcción de la Paz Acapulco, informó que hubo dos lesionados por el hecho, y la Secretaría de Seguridad Pública del estado rechazó que hubiera heridos tras la agresión.

El lunes, comerciantes de la Central de Abasto bloquearon dos horas el bulevar Vicente para denunciar abuso de autoridad de la Policía del Estado.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE EL SUR ACAPULCO. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

Hay 52 mil cuerpos sin identificar en el país y muchas historias, no todas violentas

martes, mayo 31st, 2022

La violencia no es la causa de muerte exclusiva de los más de 52 mil cuerpos de personas sin identificar: hay un crisol de motivos, desde enfermedades, accidentes o hasta condiciones extraordinarias. Las ropas que vestían también cuentan la historia de su ausencia. Las personas que llevaban esas blusas, esos pantalones, esas sudaderas pueden estar aún contabilizadas en la lista oficial de más de 100 mil desaparecidos en México.

Por Violeta Santiago

Guanajuato, 31 de mayo (A dónde van los desaparecidos).- La sudadera gris tiene sangre en el pecho. El fondo es de un blanco perfecto, pero sobre la prenda se extiende una gran mancha a la altura del corazón y otra, más pequeña, en la axila derecha. También hay seis puntos hemáticos en distintas partes de la capucha. Pero lo que más le llamó la atención al fotógrafo Fred Ramos no es la huella que se ennegrece en el Servicio Médico Forense (Semefo) de Chihuahua, sino las bandas de cinta canela que estrangulan el puño derecho.

Mientras Ramos mira la imagen en su computadora, desde un café en la Ciudad de México, aventura sobre la posible historia que cuenta la ropa ensangrentada en silencio. “No se sabe mayor cosa más que lo que se está viendo. O sea, yo me creo conclusiones de que a lo mejor a esta chica la tuvieron amarrada con cinta, pero ¿quién sabe realmente qué pasó? Porque ni las autoridades lo dicen. No sabemos quién es”.

La prenda que fotografió Ramos en el laboratorio de ciencias forenses de la Fiscalía General del Estado (FGE) en la ciudad de Chihuahua representa uno de los pocos vestigios que acompañan un cuerpo no identificado en México como los más de 52 mil que documenta el Movimiento por Nuestros Desaparecidos, los cuales están en morgues o fosas comunes en todo el país. Entre ellos podrían estar algunas de las más de 100 mil personas desaparecidas y no localizadas que admite el Gobierno mexicano.

Ropa de una persona no identificada en el laboratorio de ciencias forenses de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua. Género femenino. Foto: Fred Ramos vía A dónde van los desaparecidos

La imagen fue tomada el 22 de junio de 2021. Son escasos los datos que acompañan su expediente: las autoridades apenas saben que le pertenecía a una adolescente de entre 14 y 16 años, encontrada sin vida el 27 de octubre de 2017 en el kilómetro 100 de la carretera Chihuahua-Ciudad Juárez, y que murió por un disparo de arma de fuego.

El 17 de mayo de 2022, México rebasó la trágica cifra de 100 mil personas desaparecidas. A este dato se le suman 135 mil 500 que alguna vez lo estuvieron pero que fueron halladas con vida y otras nueve mil 900 que fueron encontradas, pero ya habían fallecido. Los datos dejan entrever un limbo entre la vida y la muerte, entre la crisis de desapariciones y la forense. Las familias que buscan a sus seres queridos indagan en los laberintos de los “necroarchivos”, donde hay fotografías de cuerpos descuartizados, maniatados, con señas de tortura y ropas ensangrentadas.

La crisis de las desapariciones creció de manera vertiginosa a partir de 2006, después de la declaratoria de la mal llamada “guerra contra las drogas” que impulsó el entonces Presidente Felipe Calderón. Los números pronto superaron los registros que se tenían de la “guerra sucia”, aquel periodo de desapariciones realizadas por el Estado y que acumuló, al menos, 920 desapariciones.

La violencia afecta de manera distinta al territorio nacional. Culiacán y Ciudad Juárez, por ejemplo, encabezan la lista de los municipios en donde más personas que eran buscadas fueron encontradas sin vida. A nivel estatal, Tlaxcala, Sinaloa, Guerrero, Chihuahua y Baja California Sur concentran los mayores porcentajes de personas que fueron localizadas sin vida respecto al total de sus reportes.

 

La tragedia no se limita a la gran cantidad de personas desaparecidas de las últimas décadas. Simultáneamente miles de cuerpos fueron descubiertos en fosas clandestinas, sobre todo por los colectivos de búsqueda de personas desaparecidas. Y éstos terminaron acumulándose en Semefos y fosas comunes, con una capacidad institucional rebasada.

El fotógrafo Ramos, originario de El Salvador y quien comenzó su trabajo como reportero en El Faro, replicó en la capital de Chihuahua un proyecto que ya había realizado en su país natal en 2013: retratar las prendas que llevaban las personas desaparecidas y encontradas sin vida, que aguardaban en una morgue a la espera de un reclamo o una fosa anónima.

El fotoperiodista registró 24 ropajes que, por última vez, llevaron algunas de las personas no identificadas en la zona centro del estado de Chihuahua, y advirtió algo importante: la variedad de causas de muerte y su relación con las prendas.

Ropa de una persona no identificada en el laboratorio de ciencias forenses de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua. Foto: Fred Ramos vía A dónde van los desaparecidos

Por ejemplo, el pantalón de mezclilla azul claro con sangre y tierra en los bolsillos traseros, que llevaba un hombre de entre 35 y 40 años, encontrado sin vida por causas naturales el 18 de julio de 2020 en una calle de la colonia Pacífico. O el pantalón de tela y la playera, ambos azules, con una mancha que parece corrosión, que nace en el abdomen, baja por la ingle y termina en los tobillos. Eran de una mujer de entre 25 y 35 años encontrada el 16 de junio de 2020. La causa de muerte: suicidio.

Un ahogado, fallecidos por sobredosis, personas atropelladas o asesinadas con armas blancas o de fuego, por golpes o, incluso, donde no se sabe ni por qué sobrevino la muerte. Lo que halló Ramos es, en realidad, el reflejo de la variedad de causas de fallecimiento que registran decenas de miles de personas que aguardan en Semefos o fosas comunes de panteones municipales.

Un crisol como evidencia de las múltiples formas de violencia, pero también de otras posibilidades de perder la vida: que no todos son disparos y ríos de sangre. Que también abundan los “sin dato” y “sin sistematizar” en los registros. Que el morir sin ser identificado en México es más complejo y más común de lo que se cree.

LA MUERTE MÁS ALLÁ DE LA VIOLENCIA

En el área de Antropología de la Dirección de Servicios Periciales y Ciencias Forenses de Chihuahua, el sentido de lo que es una persona se reduce a algo tan pequeño como una caja. Los cajones de cartón blanco acomodados en largas estanterías grises se distinguen entre sí por los rostros e hileras de información de las fichas de búsqueda que tienen pegadas al frente y por el código Sistema de Ingresos y Egresos de Cadáveres (SIEC).

Los restos óseos son almacenados en el departamento de Antropología Forense de Chihuahua. Foto: FGE

El SIEC es un programa de captura para el depósito forense que funciona desde hace más de una década, mucho antes que entraran en operación los protocolos desarrollados por fiscalías estatales y autoridades federales, según explicaron las autoridades del Semefo que visitó el fotógrafo.

“Ya con el código lo buscaban en el sistema y me decían: ‘ah, okay, fue encontrado tal fecha, en tal lugar, es hombre, de más o menos esta edad'”.

La ausencia, dice Ramos, es un tema bastante complicado de documentar visualmente. Pero confía en que la ropa de las personas no identificadas pueda ayudar —además de que alguien les reconozca— a construir su propio relato.

Ropa de una persona no identificada en el laboratorio de ciencias forenses de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua. Foto: Fred Ramos vía A dónde van los desaparecidos

Ramos, quien obtuvo el permiso para hacer las fotografías en Chihuahua mientras los forenses aprovechaban para levantar su propio catálogo de prendas, se hacía constantemente preguntas entre la ropa que veía y las causas que leía. Ahogamiento, por ejemplo. A simple vista, la ropa arrugada —playera amarilla, manga corta; jeans oscuros— estaba percudida y terrosa, aunque también mostraba dos círculos carmesíes.

“Yo quisiera saber si pudo haber sido un ahogamiento por accidente o porque alguien le metió la cabeza. Son diferentes maneras, ¿eh? Pero no sabían, me decía: ‘No, no, no sabemos, tendríamos que hablar con no sé quién’, pero realmente yo creo que no tenían información más allá de eso, aunque ellos se jactaban de ser bastante ordenados en su sistema y ser como un poco más avanzados que otros estados en México”.

En la base de datos con 38 mil 891 registros que conformó Quinto Elemento Lab en 2020 para la investigación CrisisForense se encuentran decenas de casos de ahogamiento, sumersión y, en algunos de ellos, se especifica si fue en agua dulce o salada.

Entre las causas hay de todo. Sin embargo, el registro no es sistemático. Muchos estados catalogan “suicidio”, de forma general, mientras otros especifican “suicidio por ahorcamiento”.

Ropa de una persona no identificada en el laboratorio de ciencias forenses de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua. Foto: Fred Ramos vía A dónde van los desaparecidos

El poco orden también se aprecia en causas como la anoxemia (falta de oxígeno); por inmersión (ahogamiento); por sofocarse en un pozo, obstrucción; por broncoaspiración (con sangre u objetos); por muerte fetal; estrangulamiento; inhalación de solventes o hasta por sepultamiento.

Hay cientos de registros donde la causa de muerte se menciona explícitamente como “homicidio” o “muerte violenta” (sin dar mayores datos), mientras otros son catalogados bajo causas como “arma de fuego”, “decapitación”, “desmembramiento” o “carbonizado”.

Sin embargo, a veces, la línea entre saber si se trató de una muerte con violencia o un deceso por enfermedad es tan delgada, que la información adicional puede ayudar a entender mejor el contexto del fallecimiento. Por ejemplo: los registros sobre anemia (pérdida de hemoglobina), entre algunos casos de desnutrición, hay muchos que refieren a hemorragias en distintas partes del cuerpo, ya sea por accidentes de tránsito, heridas de bala o úlceras.

Además de la violencia, también destacan los accidentes de tránsito (choques o atropellamientos) e incluso caídas desde un tren o arrollamientos por éste. En la Ciudad de México, por ejemplo, hay al menos 89 personas sin identificar que perdieron la vida en las vías del Metro, la mayoría, hombres que acabaron en fosas comunes; además, son bastante comunes y más o menos igualmente distribuidas las causas de muerte por homicidio, muerte natural o accidentes.

Ropas de dos personas no identificadas en el laboratorio de ciencias forenses de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua. Foto: Fred Ramos vía A dónde van los desaparecidos

Las enfermedades y las fallas orgánicas también son frecuentes en prácticamente todos los estados: cirrosis, infartos, tuberculosis, choques sépticos, cáncer, trombosis, edemas. Otras son más características de ciertas zonas del país: Sonora acumula la mayoría de personas no identificadas que murieron por deshidratación (corporal severa, golpes de calor), aunque en Tamaulipas y Puebla también hay casos por enfermedades subyacentes.

En el abanico nacional, Yucatán destaca por no poner una causa de fallecimiento en muchos registros y, en su lugar, indicar la ausencia de piezas dentarias. En un par de registros en Sonora, en lugar de la causa se puede leer “bajo un árbol” o “bajo un puente”. Y Chihuahua es el único estado (con 83 registros) que determinó la causa de muerte como “abuso de drogas”, mientras Durango y Sonora emplean el término “sobredosis”.

Entre las fotografías de Fred Ramos, las prendas pertenecen a dos personas cuya muerte se clasificó como abuso de drogas. Un hombre joven y otro de 50 años, hallados en 2020 y 2016, respectivamente. Las prendas del más joven son un pantalón negro y una camiseta blanca, mientras que del otro hombre quedó un pantalón de mezclilla y una camisa a cuadros. Sus ropas se distinguen por estar menos sucias y, además, porque no tienen manchas de sangre.

Pero entre todas las imágenes hay una, la número 15, donde la causa de muerte es desconocida. Una camisa de manga larga —que parece haber sido blanca— desgarrada en espalda, pecho, brazos y puños y un pantalón de tela, ambos, llenos de tierra colorada, no dicen demasiado de lo que pudo haber ocurrido con el hombre de edad avanzada hallado en una carretera de Chihuahua.

Los antropólogos analizan los restos óseos de una persona no identificada en el departamento de Antropología Forense de Chihuahua. Foto: FGE.

Es de lo más común. De entre los más de 38 mil cuerpos sin identificar que la base de datos de Quinto Elemento Lab documentó hasta 2019, las autoridades no han determinado la causa en, al menos, 21 mil 818 casos bajo términos como “causa de muerte en estudios”, “se ignoran causas”, “osamenta” o “sin dato”. Y si bien en Sonora, Estado de México, Veracruz, Sinaloa, San Luis Potosí, Puebla y Oaxaca, Hidalgo, Durango, Colima, Coahuila hay registros donde no se determinaron las causas, en el extremo se encuentran Querétaro, Tabasco, Nayarit, Morelos, Michoacán Jalisco, Guerrero, Guanajuato y Baja California, donde prácticamente la totalidad de sus bases de datos solicitadas a través de la unidad de transparencia de información pública no determinan la causa de muerte.

“Estas bases de datos suelen ser rudimentarias, incompletas y poco actualizadas”, lo consigna el informe “La crisis forense en México”, elaborado por el Movimiento por nuestros desaparecidos México.

La precisión de las causas de muerte depende del estado del cuerpo: la forma más sencilla es a través de una autopsia. Pero un trabajador de una funeraria en el sur de Veracruz explica que en los estados “se trabaja a la antigüita”. Sin suficientes Semefos con cámaras refrigeradas o equipo forense, las funerarias particulares suplen la infraestructura. Así, contra el tiempo por los calores de hasta 40 grados, “trabajan con la vista y con las manos, a lo mexicano: sin equipo”. Y sin eso, hacer una buena identificación de las causas de muerte de una persona se vuelve una tarea complicada y con un margen muy alto de error.

Cuando el tejido se descompone y sólo quedan los restos óseos, saber las causas de muerte de un cuerpo no identificado se vuelve un dato valioso, porque eso permite conocer, de inicio, si se trató de una muerte violenta, de un accidente o de una muerte por enfermedad. Las causas de muerte también se relacionan con una fecha. Y si a esto se agregan otros detalles, como la ropa, por ejemplo, puede ayudar a formar una idea de cómo, cuándo y dónde ocurrió el fallecimiento.

Ropa de una persona no identificada en el laboratorio de ciencias forenses de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua. Foto: Fred Ramos vía A dónde van los desaparecidos

El problema viene cuando el registro es incorrecto y las causas en papel no coinciden con lo que se ve. Virgina Garay Cázares, buscadora de Nayarit e integrante del Consejo Nacional Ciudadano, explica que se ha encontrado con erratas en las descripciones de las bases de datos. Esta es una de las más graves que recuerda: “En la descripción te ponen causas naturales, pero cuando estamos viendo en el cráneo tiene el famoso tiro de gracia”.

“Ya no sabemos cómo tomarlo. No lo creemos. A muchas mamás les dicen que está el cuerpo de su ser querido y piden muchas veces sus revisiones. No es que no lo quieran aceptar. Han pasado tantas cosas que la verdad las familias no confiamos”, agrega Virginia, quien busca a su hijo, Bryan Eduardo Arias Garay, desaparecido el 6 de febrero de 2018 en Tepic, Nayarit.

Y es que una mala descripción de las características físicas de un cuerpo localizado o de sus causas de muerte implica que las posibilidades de identificar a la persona buscada se reduzcan. Garay explica que se han entregado cuerpos que durante años estuvieron como NI (no identificados) y se encontraban bajo el resguardo de las autoridades forenses, aunque sus familias denunciaron su desaparición y durante todo ese tiempo salían a buscar, a excavar, a pegar carteles y a marchar.

“El catálogo de fotografías de los cuerpos tienen una breve descripción, como ‘cuerpo sin cráneo’ y cuando lo presentan resulta que sí está. Mostraban la foto de una osamenta y era un cuerpo. Decían que era un cuerpo femenino y las prendas eran de hombre. Luego dice ‘sexo indistinto’. No están haciendo su trabajo como es debido”, denuncia.

Ropa de una persona no identificada en el laboratorio de ciencias forenses de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua. Foto: Fred Ramos vía A dónde van los desaparecidos

Ante lo que califican de “malas prácticas”, las buscadoras han decidido tratar de identificar los cuerpos ellas mismas y de observar todos los indicios posibles, desde la ropa hasta las características que puedan sugerir por qué ocurrió el fallecimiento, antes de que se pierdan en un mal registro institucional. Rosaura Magaña, dirigente del colectivo jalisciense Entre Cielo y Tierra, considera que la experiencia que el campo les ha dado ha servido de mucho, pues “ya uno tiene, en el tipo de hallazgos, el tipo de muerte por cómo se encuentran los cuerpos”.

“Somos desconfiadas por culpa de eso”, insiste Garay.

LA CRISIS FORENSE, LA CRISIS DE LA IDENTIFICACIÓN

El Semefo donde Fred Ramos trabajó para documentar las últimas vestimentas de personas no identificadas en Chihuahua, aunque lucía bastante moderno, no dejaba de tener una atmósfera lúgubre. Sobre todo por un pasillo donde se ponía la ropa a secar —con rastros de fluidos o del terreno—, antes de empacarla al vacío para enviar al departamento de evidencias.

La ausencia huele a tierra y sangre. A pesar de que usaba mascarilla y traje blanco de perito, lo que más recuerda Ramos, era el olor. El del corredor y el que desprendían las bolsas de ropa que se abrieron para el registro fotográfico. “Eran bolsas que habían sido empacadas al vacío horas después de que había muerto una persona en esa ropa. Imagínate, había ropa que estaba realmente fresca, a pesar que hubieran tenido dos, tres años de estar ahí. Todos esos aromas almacenados salían de uno solo. Una mezcla de olores bastante rara”.

De acuerdo con el reporte público más reciente sobre Búsqueda e Identificación de Personas Desaparecidas, elaborado por la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, entre el 1 de diciembre de 2018 y el 17 de septiembre de 2021 —durante la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador— apenas cuatro de cada 10 cuerpos exhumados en fosas clandestinas pudo ser identificado y sólo tres de cada 10 se entregó a una familia.

Miles de familiares acuden a las Semefos a buscar a sus seres queridos. Foto: Ángel Hernández, Cuartoscuro

Chihuahua es una de las entidades con mejor sistematización de cadáveres, identificados o sin identificar. Una situación muy distinta a la que se ha visto en la mayoría del país. Rosaura Magaña recuerda bien lo que sucedió en el estado de Jalisco en 2018, con los dos tráilers refrigerados cargados con 322 cuerpos que ya no cabían en la morgue; uno de los peores episodios de la crisis forense que reflejan la saturación de los anfiteatros en todo México.

Garay cuenta que en uno de los tráileres de Jalisco había un par de cuerpos de personas de Nayarit. Uno de ellos era el de un joven por el que no había denuncia de desaparición, así que la Fiscalía no había intervenido más. “Lo que hice yo, me di a la tarea de ir a la casa de la señora. El muchacho salió porque se fue a trabajar. Dos años. No lo creía. A la semana la señora fue y era el cuerpo de su hijo”.

A Magaña le preocupa el porvenir: “Sigue existiendo el problema. El incremento de fosas de cuerpos y osamentas. Cuando yo ingresé [a las búsquedas] en 2017 eran tres mil 700 desaparecidos y no lo pudieron detener. A cinco años se triplicó la cantidad y siguen peor. Se está avanzando a pasos de bebé”.

La situación de México es tal que, no importa si la causa de muerte fue natural, por enfermedad, por algún accidente o un hecho de violencia, lo más probable es que si no se identifica el cuerpo, termine en una fosa común.

Esto es grave por varias razones. La buscadora Virginia Garay lo expone así: “Es fatal para una familia saber que ahí estuvo el cuerpo tanto tiempo y que las autoridades no hicieron nada. Que los envían a fosas comunes y tienen que pagar por exhumar los cuerpos anteriores”.

No todos los cuerpos sin identificar corresponden a una denuncia por desaparición. Foto: Margarito Pérez Retana, Cuartoscuro

“Pasan cinco, 10, 15, 20 años buscando a su familiar pensando que están vivos y están en una fosa por una falta del sistema”, comenta el trabajador funerario de Veracruz.

Desde su experiencia en el colectivo de búsqueda, Magaña relata la impresión y el dolor que significa para una familia cuando, debido a la descomposición, lo que reciben se nota diferente a lo que originalmente habían identificado. “Hemos tenido la experiencia de que tardan uno o dos años [en ser identificado y entregado]. Es muy traumatizante. Cuando se entrega el cuerpo está más deteriorado. Ese es otro tipo de revictimización”.

La crisis de los cuerpos no identificados en México complica el panorama para las personas buscadoras. Porque no todos los cuerpos sin identificar corresponden a una denuncia por desaparición: en los registros hay personas fallecidas por enfermedad, accidente o suicidio, y que vivían en soledad o cuyos cuerpos simplemente no fueron reclamados, aún cuando las autoridades podían conocer sus nombres por medio de credenciales, por ejemplo. Las posibilidades son muchas.

Es común “morir identificado” y acabar en una fosa común, exponen la Comisionada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas en México, Karla Quintana Osuna, y el director en la Comisión Nacional de Búsqueda, Javier Yankelevich.

Decenas de madres buscadoras y activistas se reunieron a las afueras de Palacio Nacional el pasado 10 de mayo con el propósito de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador entable un diálogo con los familiares de personas desaparecidas. Foto: Twitter Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México (MNDM), @movNDmx

En los “tráileres de la muerte” en Jalisco, Garay recuerda el caso de un hombre de Nayarit que nada más tenía un hijo, pero que se encontraba en Estados Unidos. “Yo no puedo ir por él”, le dijo a Virginia. Con nombre y apellido el señor terminó en una fosa común.

Quintana y Yankelevich también hablan de esta otra crisis dentro de la crisis forense: de cómo en las fosas comunes yacen personas que potencialmente podrían identificarse si se comparasen los datos de las credenciales, la ropa o los tatuajes con las bases de datos de las personas reportadas como desaparecidas.

El trabajador de la funeraria en Veracruz recuerda un caso particular. En el interior de una fosa fue encontrada la osamenta de un hombre en 2014. Quedaba poco tejido sobre los huesos, pero la ropa estaba casi intacta: un bóxer de color oscuro con franjas azules y rojas, que decía “Lacoste” en el elástico; una calceta blanca con franjas azules y rojas con un dibujo de un balón de fútbol; una camiseta blanca, percudida por la tierra. Casi dos años completos los restos se quedaron en la esquina de la funeraria, en una bolsa negra, hasta que la Fiscalía ordenó que se enviaran a una fosa común. En esa misma ciudad se había registrado una docena de desapariciones, pero no se hizo el cruce de los datos para tratar de devolverle la identidad o el nombre.

La crisis de los cuerpos no identificados en México complica el panorama para las personas buscadoras.. Foto: José I. Hernández, Cuartoscuro.

De acuerdo con un informe sobre cementerios públicos en zonas metropolitanas del país, elaborado por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), en 2020 se contabilizaron 10 mil 247 cuerpos inhumados en fosas comunes. Cuatro mil 611 correspondían a cuerpos no identificados, pero dos mil 689 sí estaban identificados y, además, había mil 404 identificados y no reclamados. El Valle de México es la zona con más cadáveres identificados en este tipo de fosas, pero también destacan los panteones de Tijuana, Mexicali, Chilpancingo, Mérida, mientras que en León, Tijuana, Puerto Vallarta y Monterrey se acumulan más cuerpos identificados y no reclamados.

Las bases de datos de los Semefos y las condiciones físicas y de recursos humanos de estos lugares se convierten en el escenario perfecto para la no identificación. Así, la acumulación de cuerpos y la disputa por el espacio en las saturadas morgues hace que se desplacen los casos de larga data hacia las fosas comunes o universidades, es decir, hacia una desaparición institucional.

MILES DE DESAPARECIDOS, MILES DE CUERPOS SIN IDENTIFICAR

México es el país de los más de 100 mil desaparecidos. También es el territorio donde los colectivos señalan que hay más de 52 mil cuerpos sin identificar repartidos en su mayoría en fosas comunes, en morgues, en universidades (por donaciones a facultades de Medicina), en funerarias, incinerados o ni siquiera se sabe dónde están.

Peritos forenses excavan en un terreno donde un número indeterminado de personas fueron cremadas. Imagen ilustrativa. Foto: Marco Ugarte, AP

“Había muchas, muchas botas. Realmente la manera de vestirse era muy norteña”, recuerda Ramos sobre su proyecto fotográfico en Chihuahua. Aunque la ropa de una persona atropellada se conserva diferente a la de una víctima de homicidio, dice que sentía que eran personas de la región porque usaban el mismo tipo de calzado.

Las causas de muerte llevan a una última corazonada de Ramos. La primera foto que tomó para su proyecto es la más peculiar de todas: consiste en un pantalón de color claro, tan hecho jirones que pareciera que se va a deshilachar en cualquier momento, una gorra y una cobija a cuadros. El fotógrafo cree que el cuerpo estaba enterrado y envuelto en esa cobija. Algo que en sus años de trabajo como periodista en El Salvador no había documentado.

“Cada vez que la movía tiraba un montón de tierra. Creo que esta foto es una que habla de la desapariciones en México, de situaciones muy de acá, que nunca había visto en El Salvador”.

Lo que ve es paciencia. Recuerda las tomas que hizo en su país, donde mucha ropa tenía mutilaciones, los cuerpos estaban en agujeros poco profundos y no tenían zapatos. Ramos se estremece un momento antes de soltarlo: “Mi conclusión es que pareciera que no había de qué preocuparse realmente, que [quienes cometieron el asesinato] tenían una manera más tranquila de actuar”.

Un técnico fotografía fragmentos de huesos en el laboratorio forense de Ciudad Victoria, México. Foto: Marco Ugarte, AP

Fred reflexiona sobre las posibilidades que un buen registro sistematizado puede significar para la labor de búsqueda de personas desaparecidas en medio de las decenas de miles de cuerpos no identificados. “Andan buscando a sus hijos que ya fueron encontrados por las autoridades, pero que nunca se los han hecho saber”.

Bien sistematizadas, las causas de muerte podrían servir de filtro para ayudar a reducir el universo de personas desaparecidas y darle certeza a las familias. “Nos muestran prendas y cuerpos completos de personas indigentes o que no tienen familia. Pero los cuerpos que queremos ver, lastimados, en fosas o en calles, no nos los quieren mostrar”, se queja Garay. Entonces, dice, no les queda más que “estar paradas al pie de la fosa”.

Las siluetas de ropa que Ramos fotografió no tienen carne ni rostro. Pese a todo, cuentan la historia de su vida a través de los pequeños detalles de su muerte.

“Necesitamos regresarles a casa”, dice Victoria Garay. “Necesitamos regresarles su identidad”.

La ausencia se borra trayendo sus nombres de vuelta.

***

Fragmentos de la Desaparición es una investigación periodística que permite explorar la información sobre cómo México llegó a las 100 mil personas desaparecidas, quiénes faltan, desde cuándo y en qué territorios se resiente su ausencia. Esta es una serie de Quinto Elemento Lab y del proyecto A dónde van los desaparecidos.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE A DÓNDE VAN LOS DESAPARECIDOS. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

Dos niños de 14 y 16 años, que estaban desaparecidos, son hallados muertos en Colima

domingo, mayo 29th, 2022

Uno de los cuerpos ya fue identificado por los familiares y el otro todavía está en ese proceso de identificación; desde el momento del reporte de las desapariciones la Fiscalía ha mantenido comunicación constante con los familiares de los jóvenes.

Ciudad de México, 29 de mayo (SinEmbargo).- La Fiscalía General del Estado de Colima (FGE) abrió este domingo una carpeta de investigación con el objetivo de esclarecer la muerte de dos menores de edad, que tenían denuncia por desaparición y que fueron localizados el pasado 28 de mayo en la Colonia Villas de Alameda en el municipio de Villa de Álvarez.

“Personal de esta Fiscalía recibió un reporte en el cual se le informó que en la referida colonia fueron localizados dos menores de 14 y 16 años de edad, sin signos vitales”, detalló en un comunicado.

Los dos jóvenes fueron identificados como Christian Rafael y Jonathan Josue.

Ante dicha situación, personal de la Policía Investigadora y de Servicios Periciales se trasladó al lugar de los sucesos para realizar actos de investigación y determinar las líneas de investigación que permitan esclarecer los hechos.

Peritos forenses coadyuvaron en la fijación de indicios y el traslado de los cadáveres a las instalaciones de la Fiscalía para la práctica de las necropsias correspondientes.

Uno de los cuerpos ya fue identificado por los familiares y el otro todavía está en ese proceso de identificación; desde el momento del reporte de las desapariciones la Fiscalía ha mantenido comunicación constante con los familiares de los jóvenes.

Por su parte, la Gobernadora de Colima, Indira Vizcaíno expresó sus condolencias hacia la familia y amigos de los jóvenes y le exigió a la Fiscalía una investigación profunda que esclarezca lo sucedido, y que encuentre y castigue a los responsables.

Madre buscadora entrega carta a Papa; “llame a buscar a nuestros desaparecidos”, pide

jueves, mayo 26th, 2022

El Papa Francisco bendijo a la mujer representante de México y deseó pronta calma y respuesta a su búsqueda y la de las familias mexicanas.

Acapulco, 26 de mayo (PorEsto!).- María Herrera Magdaleno, en representación de madres y familias mexicanas que buscan a sus desaparecidos, se reunió con el Papa Francisco, al cual le entregó una carta pidiendo apoyo en oración para las personas que continúan sus búsquedas en el país.

El Papa Francisco recibió a Herrera Magdaleno, la cual le informó sobre las más de 100 mil personas desaparecidas en México y sobre el rezago forense de los más de 50 mil cuerpos al día de hoy.

María Herrera le entregó una carta que decía: “Yo, María Herrera, tengo cuatro hijos desaparecidos: Raúl, Jesús, Luis Armando y Gustavo”.

“Ante la indiferencia de nuestros gobiernos, las madres tenemos que salir a buscar [con] nuestras propias manos, picos y palas. No nos olvide. Rece por nosotras y llame a nuestros gobiernos a buscar a los desaparecidos y a detener la violencia, a nuestros pastores a acompañarnos más, y a la sociedad a ser más empatiza con nuestro dolor”, pidió María Herrera al pontífice.

“Rezamos por usted. Con amor y fe: María Herrera y miles de madres que buscamos a nuestros hijos e hijas en México”, finaliza la carta.

El Papa Francisco bendijo a la mujer representante de México y deseó pronta calma y respuesta a su búsqueda y la de las familias mexicanas.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE POR ESTO!. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

Nueva evidencia sugiere que Guanajuato ocultó por años las cifras de desaparecidos

martes, mayo 24th, 2022

Guanajuato, según esa base de datos, era un territorio libre de desapariciones, una tierra en donde se encontraba a casi todos. ¿Cuándo y por qué esa burbuja explotó y en el estado se instaló una crisis humanitaria con poco más de dos mil 600 personas que continúan desaparecidas hasta mediados de mayo de 2022?

Por Verónica Espinosa, Gabriela Montejano, Melissa Esquivias y Alfonsina Ávila

Guanajuato, 24 de mayo (A dónde van los desaparecidos).- Son las siete de la noche y todo está listo: la oración por la paz, las flores blancas para las familias de las personas desaparecidas, las cruces de madera con el nombre grabado de quienes han sido asesinadas y la lista de ausentes a quienes se dedica esta misa. Después de una hora, al final de la liturgia, el sacerdote nombra a cada una de las mujeres y hombres que están desaparecidos. Se escuchan 72 nombres, sus edades van de los 14 a los 41 años. Algunos llevan, por lo menos, cuatro años en ese registro; otros se sumaron en el último mes.

En esta parroquia de San Isidro Labrador, en Acámbaro, Guanajuato, la letanía de nombres de personas desaparecidas se oye los últimos viernes de cada mes. Este ritual se realiza desde 2017, año en que comenzaron las misas callejeras por la paz en la colonia San Isidro Labrador, al sur de la ciudad. La pandemia de la COVID-19 —también el aumento de la violencia— llevó a que esas misas se instalaran en la iglesia.

El sacerdote Rigoberto Beltrán, entonces párroco del templo, fue quien impulsó esas particulares misas: “Personas en pleno día eran secuestradas, desaparecidas… No podíamos permanecer solamente viendo o acostumbrándonos a esto… La cantidad de personas que habían sido violentadas nos sorprendió, resultó que había más de las que nos imaginábamos”.

En Acámbaro, como en todo Guanajuato, comenzó a nombrarse a los desaparecidos poco a poco. Las familias de las víctimas han revelado sus casos para acompañarse, para vencer el miedo y, sobre todo, para enfrentar la indiferencia de autoridades de todos los niveles que, por lo menos, durante una década han buscado minimizar y ocultar las cifras de personas desaparecidas en el estado.

Si se habla de la desaparición de personas, el caso de Guanajuato es singular. Los mismos datos oficiales muestran una paradoja: es una entidad que, desde 2007 y hasta 2017, presentó un alto número de personas reportadas como desaparecidas o no localizadas; incluso, la cifra es mayor que la de Tamaulipas, Estado de México, Chihuahua, Sinaloa o Jalisco.

A diferencia de esos estados, en Guanajuato llama la atención un dato casi milagroso: se encontró con vida a poco más del 90 por ciento de esas personas, de acuerdo con la base de datos del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia (Cenapi), de la entonces Procuraduría General de la República. Esa base es, hasta ahora, la única del Gobierno de acceso público, sobre reportes de personas desaparecidas o no localizadas que permite conocer cifras acumuladas desde diciembre de 2006 hasta abril de 2018.

Guanajuato, según esa base de datos, era un territorio libre de desapariciones, una tierra en donde se encontraba a casi todos. ¿Cuándo y por qué esa burbuja explotó y en el estado se instaló una crisis humanitaria con poco más de dos mil 600 personas que continúan desaparecidas hasta mediados de mayo de 2022?

A lo largo de los cuatro capítulos de este texto se develan algunas de las acciones que se utilizaron para maquillar las cifras y ocultar la realidad.

Familiares de personas desaparecidas asisten a una misa en León, Guanajuato. Foto: Jessica de la Cruz, vía A dónde van los desaparecidos.

CAPÍTULO I

El año en que los datos caen

Cuando el sexenio del Presidente Felipe Calderón y su llamada “Guerra contra el narco” llevaba tres años en marcha, la desaparición de personas iba en aumento en estados norteños como Coahuila, Nuevo León, Chihuahua y Tamaulipas. En el bajío el tema no estaba en la agenda. Ni siquiera comenzó a nombrarse cuando, a principios de julio de 2009, las autoridades estatales informaron que en una casa de la comunidad La Cuevita, en Apaseo El Alto —municipio que forma parte del corredor industrial del estado— se encontraron osamentas de, por lo menos, 14 personas.

Personal de la Fiscalía estatal aseguró que el lugar era una de las casas de seguridad de un grupo relacionado con Los Zetas, organización con presencia documentada en el estado desde un año antes y en pugna territorial con La Familia Michoacana.

Pese a la evidencia, el Gobierno local negó por años que en Guanajuato existieran fosas clandestinas.

El 2009 también marcó el comienzo de una nueva etapa para Carlos Zamarripa Aguirre. En febrero, el licenciado en derecho por la Universidad de la Salle Bajío alcanzó el más alto puesto en su carrera. El Gobernador Juan Manuel Oliva Ramírez lo nombró titular de la Procuraduría General de Justicia del estado.

Zamarripa comenzó su carrera “desde abajo”. En 1994 ingresó a la procuraduría y ahí ocupó varios cargos: oficial ministerial, agente de Ministerio Público, director de averiguaciones previas (2002-2005), coordinador de la Policía Ministerial (2005-2007) y titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada, área que —en teoría— se creó para enfrentar a la Familia Michoacana y a Los Caballeros Templarios, grupos que empezaban a tener presencia en el estado.

Reunión del Fiscal General del Estado, Carlos Zamarripa Aguirre, y autoridades estatales con representantes de colectivos de personas desaparecidas, el 28 de abril de 2021. Foto: Fiscalía de Guanajuato.

La llegada de Zamarripa a la procuraduría se notó en varios frentes, entre ellos en los datos. Fuentes que trabajaron ahí y aceptan hablar bajo anonimato aseguran que una de las primeras acciones de Zamarripa fue desaparecer el área encargada de la evaluación mensual de las subprocuradurías. Eso tuvo un impacto en el registro de los delitos.

En la base de datos del Cenapi llama la atención que, en el caso de Guanajuato, los reportes de personas no localizadas o desaparecidas se desplomaron en 2010: se tienen 282, una baja abrupta del 76.6 por ciento, si se compara con las mil 206 registradas en 2009.

En los reportes de personas no localizadas o desaparecidas de 2010, registrados en la base de datos del Cenapi, no hay ni uno que corresponda al municipio agrícola de Manuel Doblado, pese a que sí hay personas a las que se les desapareció en ese año y en ese lugar. Una de ellas es José Gabriel Sánchez González.

“Apenas empezaba lo de las desapariciones”

La última vez que Cecilia Ortíz miró a su esposo, José Gabriel, aún no daban las siete de la mañana del domingo 7 de noviembre de 2010.

En el municipio de Manuel Doblado, que comparte frontera con el estado de Jalisco, José Gabriel salió de su casa rumbo a su negocio de mariscos. Horas después, dos policías de tránsito llegaron a la casa de Cecilia para informarle que el automóvil en el que viajaba su esposo —Chevy, color verde escarcha— había sido localizado en un camino de terracería cerca de la comunidad Guayabo de Santa Rita.

Once años después, Cecilia recuerda ese momento con nitidez: “Incrédula, les dije que mi esposo estaba trabajando… Les pregunté si en el auto había un asiento para bebé. Me dijeron que sí. En ese momento, ya creí”.

Los policías sólo le informaron dónde estaba el Chevy, pero no dieron ningún dato sobre José Gabriel, entonces de 47 años y padre de dos niñas. Cuando Cecilia fue a revisar el automóvil miró un impacto de bala en el tablero y casquillos en el lado del copiloto.

Cecilia buscó a su esposo en hospitales y en la agencia del Ministerio Público; ahí, mientras tomaban su declaración, el agente Juan Pedro Gaspar Melo Cabrales y la secretaria le decían:

“Seguro su esposo se fue por ahí. Ya regresará más tarde.”

“Usted es muy joven para estar con él.”

“Tal vez está en Garibaldi, tomándose unos tequilas. Al rato regresa.”

Fue dos meses después, cuando el agente del ministerio público le informó que en Irapuato —a hora y media de distancia— una mujer denunció la desaparición de su hijo y, al hacerlo, dio información sobre José Gabriel.

La mujer dijo que su hijo participó, junto con otros hombres, en la privación de la libertad de José Gabriel, pero tiempo después se peleó con sus cómplices y por eso ahora ella sospechaba que a él lo hubieran desaparecido.

En su declaración, dice Cecilia, la mujer también dio datos sobre el lugar en donde habían dejado el cuerpo de José Gabriel. “Nunca se le buscó. Apenas empezaba lo de las desapariciones y como que ellos [las autoridades] miraban que no era algo importante”.

Cuando Cecilia insistió en la búsqueda, le dijeron que el caso se había enviado a otra agencia del Ministerio Público y reclasificado como “homicidio calificado”. Sin embargo, en los datos sobre muertes por homicidio del INEGI tampoco hay casos en el municipio de Manuel Doblado para 2010.

Hasta ahora, José Gabriel sigue desaparecido de su vida cotidiana. También de las estadísticas.

Más de 60 migrantes

Uno de los primeros esfuerzos para mostrar la dimensión de la desaparición de personas en Guanajuato lo realizó Fabrizio Lorusso, académico de la Universidad Iberoamericana León e integrante de la Plataforma por la Paz y la Justicia en Guanajuato. En 2010 —dice— ya habían casos de personas desaparecidas, pero la autoridad los minimizaba, no les daba importancia, “sólo se hablaba del tema económico y de desarrollo”.

La idea de que las desapariciones sólo ocurrían en el norte del país, y que Guanajuato estaba exento de ese crimen, se instaló aún más cuando dos grupos de guanajuatenses fueron desaparecidos en eventos distintos ocurridos en Zacatecas y Tamaulipas.

El 6 de diciembre de 2010, diez hombres que practicaban cacería cinegética viajaron de León al municipio serrano del Plateado de Joaquín Amaro, en Zacatecas. Fue ahí donde policías municipales los detuvieron y entregaron a un grupo delictivo. Eso se supo porque los más jóvenes del grupo fueron liberados. Ocho aún están desaparecidos.

Tres meses después, el 21 de marzo de 2011, un grupo de 23 hombres originarios de San Luis de la Paz —municipio al noreste de Guanajuato y uno de los principales expulsores de migrantes— abordaron dos autobuses hacia Monterrey, de donde se dirigirían a Camargo, Tamaulipas, para cruzar a Texas. Diecisiete salieron en un camión alquilado por el pollero que los acompañaba; los otros cinco abordaron un autobús comercial. Ninguno llegó a Estados Unidos, todos desaparecieron.

En 2012, en una fosa de San Fernando, Tamaulipas, se encontró el cadáver de uno de los 23.

“Nos organizamos por la negligencia de las autoridades”, recuerda Evelina Guzmán, actual vocera de Justicia y Esperanza, colectivo integrado en 2011; el primero en reunir a familiares de personas desaparecidas en Guanajuato, el primero en realizar tareas de búsqueda en vida. Y el primero en lidiar con la indiferencia de autoridades de todos los niveles.

Carteles del Colectivo Justicia y Esperanza de San Luis de la Paz de los migrantes desaparecidos de San Luis de la Paz, Guanajuato, en 2011. Foto: Mónica González, vía A dónde van los desaparecidos.

Evelina Guzmán no olvida que fueron las mismas autoridades municipales las que les aconsejaron que no denunciaran, porque era muy peligroso. “Nos advertían como si trataran de intimidarnos… Ni siquiera nos recibieron [en la capital del estado] las dos primeras denuncias que intentamos presentar”.

Tras mucha presión de las familias organizadas y casi un año después, el gobierno abrió una carpeta de investigación por la desaparición de los migrantes. Desde entonces, el colectivo ha corroborado que es en la fiscalía donde comienza “el proceso para silenciar” las desapariciones de personas.

El hallazgo de las fosas de San Fernando destapó que la procuraduría de Guanajuato tenía 60 denuncias de personas desaparecidas originarias de los municipios de Tierra Blanca, San Felipe, Irapuato, Valle de Santiago, Celaya y Salamanca, como reconoció en un comunicado oficial y en donde no se mencionó a los migrantes de San Luis de la Paz.

Hace tiempo que Evelina está convencida de la colusión de policías municipales de Guanajuato con grupos delincuenciales. Cuando hoy se le pregunta qué piensa de la evolución de las desapariciones en Guanajuato, dice: “Al Gobierno no le convenía que se supiera que había desapariciones”.

En la base de datos nacional del Cenapi ni siquiera hay registro de algún grupo de hombres originarios de San Luis de la Paz, Guanajuato, desaparecidos en marzo o abril de 2011.

Ese 2011, los reportes sobre desapariciones o no localización de personas en Guanajuato, reflejados en la base del Cenapi, recobraron el ritmo que llevaban en 2009: entre mil y mil trescientos al año, antes de la caída súbita que se tuvo cuando el procurador realizó cambios que impactaron los registros. Así siguió hasta 2012.

A partir de 2013 y hasta el 2015 esos números se incrementaron.

Desaparecer también en las estadísticas

Carlos Zamarripa fue ratificado como procurador de Guanajuato durante el Gobierno de Miguel Márquez Márquez (2012-2018), quien fue su compañero en la Universidad La Salle. Fue en ese sexenio cuando la violencia y la presencia del Cártel Santa Rosa de Lima —conocido por controlar el robo de combustibles— comenzaron a ser más evidentes. Fue en esa administración cuando las autoridades estatales negaron con mayor vehemencia la existencia de los desaparecidos.

En octubre de 2014, Márquez Márquez afirmó: “A muchos de ellos no se les puede considerar desaparecidos. Algunos de ellos se fueron con la novia, otros se fueron a trabajar a Estados Unidos y no avisaron; algunos cambiaron de residencia”.

Si se revisa la base de datos del Cenapi —nutrida con información de cada fiscalía estatal— es posible observar que para 2014, en Guanajuato se reportaron 2,115 personas no localizadas; de ellas poco más del 95 por ciento (2,023) fueron reportadas como “halladas con vida”, 51 encontradas muertas y sólo 41 como no localizadas.

En estricto sentido, de acuerdo con la base de datos, el panista no mentía. Pero, ¿cómo fue que mientras en el país, en ese 2014, de cada 100 personas reportadas como desaparecidas, 67 eran localizadas con vida, en Guanajuato se encontraban a casi todos? ¿Cuál era su estrategia?

Estas son las palabras de un exministerio público que trabajó en la procuraduría estatal en esos años, y que aceptó hablar sobre el tema sin que se publicara su nombre:

—Cuando alguien se presentaba a denunciar a una persona como desaparecida, la verdad es que no se hacía nada. En muchos casos, se le decía: “No denuncie, va a ver que en 24 horas va a aparecer”. La realidad es que no se investigaba nada. Se esperaba a que pasaran las 24 o 48 horas a ver si ya se había reportado con la familia, siempre se esperaba a ver si aparecía…

—¿No se levantaba la averiguación previa?

—Todo era a criterio del Ministerio Público. En muchos casos nada más iniciaban un acta circunstanciada. Muchas veces, la realidad, es que a las 24 horas aparecía la persona. Muchos sí regresaban… Cada 15 días se rendía una estadística y se informaba cuántas denuncias se habían iniciado por robo de vehículo, por robo a casa habitación, por homicidio, por desapariciones. Pero sólo era un número más, no se daba un seguimiento… Sí se llevaba un registro de personas desaparecidas; los datos los registraba la secretaria del director de averiguaciones previas… Pero no se daba seguimiento, no había investigación.

—¿Y qué pasaba con las denuncias?

—En todas se giraba un oficio de investigación. Lo que hacían los ministeriales era que hablaban por teléfono y preguntaban: “¿Oiga, ya apareció?”… sus oficios de respuesta, pues todos eran positivos (que la persona había sido localizada).

—¿Y en aquellos casos donde no aparecía la persona?

—A los 15 días, la denuncia se reservaba y ahí se dejaba. Si se veía que después de ese tiempo el familiar insistía, era porque la persona aún no aparecía. Pero si el familiar ya no regresaba, la denuncia se reservaba, pasaba al archivo muerto.

—¿También desaparecía de la estadística?

—Exactamente.

En Guanajuato —dice otro exfuncionario de la entonces procuraduría— no se investigaron ni se investigan las desapariciones para no admitir que es un Estado fallido.

Después de ocupar varios cargos en la procuraduría y en la Fiscalía estatal, en junio de 2018, Yolanda Ramírez Domínguez fue nombrada como titular de la Fiscalía Especializada en Investigación del Delito de Desaparición Forzada y Desaparición Cometida por Particulares en Guanajuato. Cuando aún ocupaba ese puesto —lo dejó en marzo de 2022— se negó a hablar sobre cómo se integró la base de datos de personas desaparecidas y no localizadas antes de la creación de la fiscalía especializada.

Sacerdote acompaña a los familiares de personas desaparecidas en León, Guanajuato. Foto: Jessica de la Cruz, vía A dónde van los desaparecidos.

CAPÍTULO II

Feminicidios y desaparición

Verónica Cruz Sánchez, fundadora y directora de Las Libres, recuerda que en el 2000 llegaron a la oficina de la organización varias mamás que buscaban a sus hijas desaparecidas. Por lo menos eran cuatro y todas vivían en la colonia 10 de mayo, en el municipio industrial de León, estudiaban en la misma secundaria y desaparecieron en las mismas calles.

“Fue algo raro, algo que no se veía en León ni en Guanajuato”, comenta. Las mamás investigaron y lograron dar con las estudiantes. Quienes se las llevaron las tenían trabajando en un bar de San Francisco del Rincón.

Entre 2000 y 2010, las Libres acompañaron a otras madres de jóvenes desaparecidas. Cruz recuerda que en esos años encontraron a algunas; incluso, identificaron un modus operandi: hombres, de entre 40 a 50 años, las enamoraban y se las llevaban.

“Las madres ponían la denuncia en la entonces procuraduría; ahí (las autoridades) actuaban rapidísimo porque las familias y nosotras estábamos detrás. A varias mujeres —asegura Cruz— las encontraron en el Estado de México”.

Cuando se analiza la base de datos del Cenapi es posible mirar que en Guanajuato, entre 2013 y 2015, los reportes de mujeres no localizadas o desaparecidas aumentaron en forma considerable. En 2013, por ejemplo, se presentaron 972 reportes, 281 más de los que se tuvieron un año antes, lo que equivale a un incremento del 40.6 por ciento. Según esos datos, a 967 (99 por ciento) se les localizó con vida, a tres se les encontró muertas y sólo dos no fueron halladas.

Fue el 13 de julio de 2013, en su traslado de León a su trabajo en Lagos de Moreno, en Jalisco, cuando Ana Belém Arenas Rosas desapareció. Tenía 25 años. Su padre presentó denuncias en ambos estados. Después de dos años se enteró de que, en Jalisco, todo ese tiempo la carpeta de investigación estuvo en los expedientes de personas “accidentadas”, por lo que no se investigó su desaparición.

Datos que Las Libres han reunido, a partir de documentación periodística, muestran que entre 2003 y 2019, 53 mujeres fueron reportadas como desaparecidas y después encontradas muertas en Guanajuato. En esa fatal estadística está Diana Lizeth Fernández Prieto. Ella dejó su natal Ciudad Juárez para vivir en León, con su pareja, Cristóbal.

La última vez que a la joven de 29 años se le miró fue el 23 de marzo de 2018, en su casa de la colonia Santa María del Granjeno, en León. Ese mismo día, Cristóbal entró al lugar y no se le vio salir. Por los videos de las cámaras de seguridad de la zona, que lo incriminaron, el hombre fue sentenciado a 35 años de cárcel por desaparición. Él apeló la sentencia y ganó.

“El señor está libre y sólo se está burlando de la justicia. No me dice qué hizo con mi hija ni dónde la dejó o qué fue de ella”, reclama Norma Prieto, madre de Diana.

Se rompe el “estado perfecto”

Guanajuato ha sido uno de los varios lugares en donde Emanuela Borzacchiello, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de Ciencias y Humanidades de la UNAM, ha puesto su mirada para estudiar los contextos en que se desarrollan las dinámicas de violencia contra las mujeres. Ella ubica que, entre 2009 y hasta 2013, Guanajuato fue un territorio de tránsito para los grupos del crimen organizado. “Parecía un estado perfecto”, dice.

La investigadora recuerda los planes políticos de Márquez Márquez, gobernador hasta 2018: él buscaba lanzarse como candidato del PAN a la Presidencia de la República. Ese factor, considera, contribuyó a que se tratara de ocultar las desapariciones y otras violencias que se gestaban y crecían en la entidad.

En 2014, por ejemplo, empieza a tener mayor presencia el Cártel Santa Rosa de Lima, el cual nació en el municipio de Villagrán.

Para Borzacchiello es en 2015 cuando se hace más evidente que muchos pactos se rompen y se establecen nuevas alianzas entre los grupos criminales. Raymundo Sandoval, académico de la Universidad Iberoamericana León e integrante de la Plataforma por la Paz y la Justicia en Guanajuato, también ubica el 2015 como el año en que se incrementa la violencia en el estado, en especial en la región del corredor industrial, que incluye a los municipios de Celaya, Apaseo El Grande, Apaseo El Alto, Villagrán, Cortazar, Salamanca, Irapuato, León y Silao.

En la base de datos del Cenapi se refleja lo dicho por los académicos: A partir de 2015, Guanajuato deja de ser el lugar en donde se encuentra a todo mundo, el porcentaje de personas que no se localizan empieza a crecer.

Desaparecer, aparecer, desaparecer…

León es uno de los municipios más poblados del país (poco más de un millón 700 mil habitantes, según el censo de 2020); también es el que, a nivel nacional, presentó el mayor número de mujeres (dos mil 045) reportadas como no localizadas o desaparecidas, entre diciembre de 2006 y abril 2018, de acuerdo con la base del Cenapi. A la mayoría de ellas (dos mil 023) se les localizó vivas. Ese dato, que a simple vista parecería exitoso, podría ocultar una tragedia.

“Cuando miras las estadísticas y observas que hay un número muy alto de mujeres adolescentes localizadas, parecería que todo está bien. Pero, no”, remarca Emanuela Borzacchiello.

La investigadora llama la atención de un fenómeno que comienza a estar cada vez más presente en lugares como Guanajuato y que, desde la academia, ya se nombra como la “desaparición intermitente”: mujeres jóvenes que desaparecen por periodos cortos —entre 72 horas y máximo 15 días— y que aparecen; pero después vuelven a desaparecer.

“Los Ministerios Públicos, muchas veces, estigmatizan a las mujeres, sobre todo a las más jóvenes. Cuando desaparecen por primera vez, dicen que se fue con el novio. Y por eso, luego no registran una segunda desaparición… Si la primera vez no le creen a la familia; imagínate en una segunda denuncia”, enfatiza la doctora en ciencias políticas.

Por ello, dice Borzacchiello, es que cuando se documenta que una persona es “localizada con vida” debe investigarse qué pasó durante los días en que estuvo desaparecida y registrar esa información. Sobre todo porque algunas de las desapariciones podrían estar ligadas con grupos que esclavizan a las mujeres para utilizarlas en todas las cadenas del crimen organizado: “Es la máxima expresión de una violencia en un contexto neoliberal, porque es la explotación de los cuerpos a lo máximo… las desaparecen hasta que les sirven sus cuerpos para varios negocios criminales. Y luego ellos deciden en qué momento volver a usarlas y esclavizarlas. Son adolescentes que sufren múltiples violencias.”

Familiares de víctimas de feminicidio durante la marcha del 8 de marzo de 2020 en León, Guanajuato. Foto: Melissa Esquivias, vía A dónde van los desaparecidos.

En la base Cenapi-PGR, las autoridades debían registrar la posible causa de la desaparición, por lo menos así tenía que ser cuando la persona era encontrada con vida o fallecida. La realidad es que esos datos se ignoraron: apenas 10 estados anotaron esta información en el 50 por ciento o más de las desapariciones.

La única fiscalía que sí lo hizo en más del 92 por ciento de los casos reportados como localizados fue la de Guanajuato. Sin embargo, lejos de aportar pistas para entender por qué desaparecía la gente, sus registros recuerdan los formatos burocráticos que repiten oraciones escuetas y estigmatizantes; frases muy similares a las que madres o padres escuchan cuando van a denunciar la desaparición de una hija: “Se fue con el novio”.

La macrocriminalidad en Guanajuato

Nueve años después de la desaparición de su gente camino a la frontera, hasta junio de 2020, Evelina Guzmán y las otras familias de los migrantes que integran el colectivo Justicia y Esperanza lograron tener acceso a los nueve tomos que integran la investigación que se abrió en Guanajuato (hay otro proceso que se sigue a nivel federal).

“Pensamos que, si el expediente era tan grande, habían investigado algo; pero no”. Evelina describe que el expediente estaba arrumbado y empolvado en la unidad de homicidios de Irapuato.

Cuando comenzaron a leer las miles de hojas se asombraron al ver que en el mismo expediente integraron casi 60 casos más de personas migrantes originarias de distintos municipios de Guanajuato y que, al igual que los hombres de San Luis de la Paz, desaparecieron cuando viajaban a Estados Unidos entre 2010 y 2013.

“Son casos que jamás se estudian, jamás se analizan, jamás tienen una propuesta real de investigación y por eso se quedan abandonados en un cajón. No se investigan estos delitos de macrocriminalidad”, señala la abogada Yesenia Valdez Flores, de la Fundación por la Justicia y el Estado Democrático de Derecho (FJEDD), organización de la sociedad civil que desde hace diez años acompaña a las integrantes del colectivo de San Luis de la Paz.

La abogada no es la única en hablar de macrocriminalidad cuando se refiere a la desaparición de personas. También lo hacen otros académicos consultados.

Fabrizio Lorusso ubica el 2016 como el año en que Guanajuato comenzó a presentar lo que en otros estados se vivió a partir del sexenio de Felipe Calderón: “Las redes macrocriminales fueron toleradas y eso se nutre con el incremento de las desigualdades de todo tipo”.

Es en 2016, dice, cuando la desaparición de personas se dispara en Guanajuato. Ese año se hace más evidente el conflicto entre el Cártel de Santa Rosa de Lima y el Cártel Jalisco Nueva Generación, así como la presencia de otros grupos delictivos. Además, se incrementa la militarización en el estado.

El investigador Luis Daniel Vázquez, autor de libros como Captura del Estado, macrocriminaidad y derechos humanos, ha escrito que las redes de macrocriminalidad se caracterizan por “cometer distintos tipos de delitos (desapariciones, extorsiones, homicidios, trata de personas, narcotráfico), hacerlo en una región territorialmente amplia y estar conformada por tres estructuras: la criminal, la empresarial y la política”.

Altar en el acceso del anexo que sufrió un ataque el 1 de julio de 2020, en Irapuato, Guanajuato. En el lugar perdieron la vida 27 personas. Foto: Mónica González, vía A dónde van los desaparecidos.

CAPÍTULO III

Alertas que no se escucharon

A las dos de la mañana del 27 de septiembre del 2016, un grupo de hombres ingresó a las instalaciones del Centro Las Joyas de León, A.C. y sacó de ahí a nueve mujeres. En un inicio, los encargados de ese centro de rehabilitación de adicciones denunciaron que se trataba de privaciones ilegales de la libertad. Horas después, el entonces director de la policía municipal, Oswaldo Jiménez Arcadia, informó que las mujeres habían dejado el centro por su propia voluntad. Nadie investigó lo que realmente sucedió.

En Guanajuato, como en otros estados del país, a esos centros se les ha vinculado con la desaparición de personas.

La última vez que se tuvo noticias de Cristina Torres Sánchez, enfermera originaria de León, fue justo cuando estaba internada en un anexo, como también se les conoce a estos lugares.

A los 20 años, Cristina conoció a José Luis, con quien comenzó a salir. Él le prometió que le conseguiría trabajo en un hospital de Querétaro, así que ella se mudó a ese estado. La promesa no se cumplió.

Cristina comenzó a consumir cristal, droga que el mismo José Luis le proporcionaba. Además, la forzaba a trabajar como bailarina en el bar La Cabaña, en los límites del municipio de Apaseo El Alto y el estado de Querétaro.

La familia de Cristina se enteró e intentó convencerla de que regresara a León. En 2016 la enfermera aceptó la ayuda e ingresó a un anexo. Después de varias recaídas y de internarla en diversos lugares, su madre, María Sánchez, decidió que Cristina estaría mejor en casa. Tras varios meses, parecía que ya se había recuperado. Un día que salió a buscar trabajo, policías municipales de León la detuvieron, estaba bajo los efectos de metanfetaminas.

En la comandancia poniente —recuerda la madre de Cristina—, los mismos policías le recomendaron el anexo Nueva Creación. “Me dijeron que ellos podían trasladar a mi hija a ese lugar, para que no me arriesgara a que se volviera a ir. Yo accedí”.

Todavía no se cumplían las dos semanas, cuando María recibió una llamada telefónica del encargado del anexo. Despreocupado le informó que, durante la madrugada, su hija se había escapado. En el lugar no había cámaras de seguridad.

El 9 de marzo de 2017 fue el día que Cristina desapareció del anexo que siguió funcionando, por lo menos, hasta marzo de 2022. María no deja de hacerse preguntas: “¿Y si nunca se escapó? ¿Y si le hicieron algo? Me he torturado mucho con esos pensamientos. ¿Qué fue lo que le pasó a mi hija?”.

El caso de Cristina no es aislado. Ya en 2016 había ocurrido el de Las Joyas de León y el 28 de noviembre de 2019, un grupo armado entró al anexo de la colonia División del Norte, en Salamanca, y se llevó a Ignacio Carapia Hernández. Su madre, Juanita Hernández, murió en 2021 sin saber qué sucedió con su hijo.

En 2017, el mismo año en que desapareció Cristina, el vocero de la red de Centros de Rehabilitación Unidos del Bajío (CRUB), Nicolás Pérez Ponce, notó que los centros de rehabilitación “estaban siendo utilizados para encerrar chavitos; para atraerlos, meterlos, entrenarlos y mandarlos a delinquir”.

Hace 15 años, Pérez se dedica a la atención de personas con problemas de adicciones; desde la red de los CRUB alertó al Gobierno del estado sobre lo que sucedía en los anexos “irregulares”. Pero no hubo ninguna acción para prevenir lo que ahí pasaba.

Incluso, fue a partir de 2017 cuando se incrementó la adicción a las metanfetaminas en Guanajuato.

En Acámbaro, por ejemplo, hay dos colores que dividen al territorio: el rosa y el azul. Son los tonos con los que se marcan las metanfetaminas que vende cada uno de los cárteles que se disputan la zona.

“Esto es lo que estamos viendo con los jóvenes: empiezan con hacerlos adictos, para después ganar adeptos y seleccionar a quiénes reclutan. Si no les sirven, los matan”, dice un activista de Acámbaro que, por temor, pide no publicar su nombre.

Los datos —que representan sólo una panorámica de la realidad en las calles— muestran que, en el año 2012, sólo se atendieron a 38 pacientes por consumo de metanfetaminas en los Consejos Estatales contra las Adicciones. Ese número se elevó año con año, de acuerdo con una respuesta a la solicitud de información realizada a la Secretaría de Salud de Guanajuato.

Si se busca en la base de datos del Cenapi se encontrará que en Guanajuato hay 41 personas (37 hombres y cuatro mujeres) reportadas como desaparecidas o no localizadas y que, de alguna forma, su ausencia está vinculada con un anexo, ya sea porque se menciona que se les encontró en uno de ellos o porque se asegura que escaparon de uno de estos centros. Según los datos registrados en la base, a 39 personas se les encontró con vida y a dos se les halló muertas en la ciudad de León.

En marzo de 2017, el gobernador Márquez Márquez insistió en que los desaparecidos “se van con la novia o a trabajar a Estados Unidos”.

El Fiscal Zamarripa, quien lleva 13 años en el cargo, sigue con ese mismo discurso.

Para Raymundo Sandoval, integrante de la Plataforma por la Paz y la Justicia en Guanajuato, las altas cifras de personas localizadas con vida que hasta ahora presume el gobierno local en realidad son “casos de personas que regresaron por su propia voluntad”.

En 2017, contrario a lo que afirmaba el entonces Gobernador Márquez, la base de datos de Cenapi revela que ese año se disparó el porcentaje de personas que no se encontraban. Ese año sólo se registraron 337 reportes de personas desaparecidas, pero sólo se localizó al 51 por ciento y no a más del 90 por ciento que presumió por mucho tiempo el gobierno estatal.

El mismo Fiscal, más desaparecidos

Concepción Sierra comenzó la búsqueda de su hija desde el 8 de enero de 2018. La noche de ese día, Luz María —entonces de 27 años— salió a la puerta de su casa para hablar con el hombre que la pretendía; meses antes, él había llegado a la colonia Pradera del Sol, en el municipio de Juventino Rosas, después de haber sido deportado de Estados Unidos. No era raro escucharlo fanfarronear sobre su pertenencia al Cártel Jalisco Nueva Generación.

Esa noche de principios de 2018, cuando Concepción sintió el viento que entraba por la puerta abierta de su casa, salió a buscar a su hija. Los vecinos le dijeron que a Luz María la aventaron al interior de una camioneta y se la llevaron.

Concepción denunció la desaparición y varios días a la semana regresaba a la Agencia del Ministerio Público a preguntar si había alguna noticia de su hija. Aún recuerda lo que le decían: “Ay señora, ya enfada. Venga dentro de una semana, quince días o un mes. ¿Piensa que su hija es la única desaparecida que hay?”

Tres años después de la desaparición de Luz María, las autoridades sólo han localizado la camioneta, llevaba contenedores para transportar combustible robado; la hallaron en el municipio de Villagrán, el territorio donde nació y sigue en operación el Cártel Santa Rosa de Lima, rival del Cártel Jalisco Nueva Generación.

El hombre que pretendía a Luz María, así como su primo —que ese día manejaba la camioneta— también siguen desaparecidos. En la base de datos del Cenapi está registrada la desaparición de los tres.

Esa base de datos se cerró en junio de 2018, cinco meses después de que a nivel nacional entrara en vigor la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas.

Los últimos casos que, en esa base, se registraron de Guanajuato corresponden a cuatro integrantes de la familia Bustos Escogido. En abril de 2018, ellos —junto con otras dos personas— fueron sacados de una fiesta que se realizaba en su domicilio, en Celaya. Desde entonces, no se sabe de ellos. Su caso es uno de varios ligados a desapariciones masivas que comienzan a presentarse en el estado a partir de 2018.

Familiares de personas desaparecidas asisten a una misa en León, Guanajuato. Foto: Jessica de la Cruz, vía A dónde van los desaparecidos.

En junio de 2018, Yolanda Ramírez Domínguez fue nombrada Fiscal Especializada en Investigación del Delito de Desaparición Forzada y Desaparición Cometida por Particulares en el estado de Guanajuato, sin tener alguna experiencia en el tema. Dejó el cargo en marzo de 2022.

Cuando aún era funcionaria explicó en entrevista que las carpetas de investigación se iniciaban con el sólo hecho de que alguien reportara a una persona desaparecida.

Y, además, aseguró que una vez que se presentaba una denuncia por la desaparición de una persona en el Ministerio Público, y los familiares dan información sobre el último lugar donde fue visto, sus señas particulares y una fotografía, se iniciaba “todo un protocolo para la búsqueda inmediata con presunción de vida”.

Cuando a la entonces fiscal especializada se le preguntó cuántos agentes estaban dedicados a la búsqueda de personas su respuesta fue que no tenía el dato.

El 26 de septiembre de 2018, el panista Diego Sinhue Rodríguez Vallejo comenzó su periodo de seis años como gobernador del estado. La carrera de Carlos Zamarripa no se afectó con la llegada del nuevo gobernador ni con la reforma legal que llevó a transformar la procuraduría en Fiscalía General del Estado. El 20 de febrero de 2019, Zamarripa —quien ya llevaba una década como procurador— tomó protesta como fiscal por los siguientes nueve años. Ese año, Guanajuato se encumbró como el estado con más homicidios en todo el país.

Agentes municipales durante un operativo en Irapuato, Guanajuato, el 16 de julio del 2020. Foto: Mónica González, vía A dónde van los desaparecidos.

Desapariciones masivas

A principios de octubre de 2018, en la Universidad de Guanajuato se escucharon las voces de ciudadanos y familiares de víctimas que reclamaban que se atendiera las desapariciones de personas en el estado. Eso sucedió durante el Foro Pacificación y Reconciliación en León. Algunas de las personas que entonces hablaron fueron las mismas que desde 2011 sabían lo que era buscar a un desaparecido: Evelina Guzmán, del colectivo Justicia y Esperanza y Pablo Bocanegra, del colectivo Cazadores.

También se escuchó a Patricia Soto, del Observatorio Acambarense Fray Raúl Vera, quien mencionó los nombres de jóvenes de la colonia San Isidro, en Acámbaro, que recién habían sido desaparecidos. Ellos son, dijo entonces, sólo una fracción de la “larga lista que crece con el paso de los días”.

Un par de semanas después de ese foro, el 25 de octubre de 2018, tres mujeres y dos hombres que trabajaban en palenques ya no regresaron a sus casas. Sus familiares informaron que el último lugar donde se les vio fue en un palenque de San José de Guanajuato, comunidad ubicada entre Celaya y Villagrán.

En los años siguientes, las desapariciones de personas se multiplicaron y, hasta hoy, no se detienen.

En Acámbaro, por ejemplo, el 7 de junio del 2019 desaparecieron varios limpiaparabrisas. Los familiares han podido averiguar que se los llevaron de diferentes colonias, a lo largo del día y, en todos los casos, hay una coincidencia: los transportaron en una camioneta.

“Nada más les dijeron: ‘¿quién quiere ir a un jale [trabajo] a equis lugar?’ y se los subieron”, cuenta la madre de uno de los muchachos, quien alcanzó a llamarle para contarle que con él iban, por lo menos, otros siete.

En Guanajuato hay quienes tienen a más de un pariente desaparecido.

En la familia Linaldi Mozqueda a tres de sus integrantes —la madre y dos de sus hijos, de 29 y 23 años— los desaparecieron en el municipio de Juventino Rosas, entre noviembre y diciembre de 2020.

En Salamanca, el 4 de septiembre de 2020, tres jóvenes de la comunidad Santo Tomás Huatzindeo fueron sacados de sus casas por un grupo armado cuyos integrantes llevaban rostros cubiertos y portaban uniformes similares al que usa la Guardia Nacional. En ese momento, los muchachos tenían entre 16 y 18 años; dos de ellos son hermanos, pero sus familiares no quisieron presentar una denuncia.

En Acámbaro, una mujer que pide resguardar su identidad lleva dos fechas tatuadas en el antebrazo: 2019, cuando su hijo menor desapareció junto con un tío, y 2020, el año en que desapareció su otro hijo varón. Se las tatuó para no olvidar cuándo comenzó su búsqueda. Dos meses después de que denunció las desapariciones, recibió una llamada de la Fiscalía del estado que aún la indigna:

— Señora, ¿qué sabe usted? —le preguntaron.

— ¿Qué sé yo? ¿Por qué me preguntan a mí? Los que deben saber son ustedes —contestó ella.

—Pues si sabe algo, nos avisa.

Evelina Guzmán, del pionero colectivo Justicia y Esperanza, dice: “Las autoridades han hecho caso omiso ante una situación de desaparición masiva durante más de 10 largos años; no encuentro palabras para describir su ineptitud. ¿A quién le conviene tener todo tapado?”

Ana Lorena Delgadillo Pérez, directora de la FJEDD, organización de la sociedad civil que acompaña al colectivo Justicia y Esperanza, describe la situación de Guanajuato como la de “un hoyo negro… Hay grupos del crimen organizado coludidos con el Estado; una violencia local que las autoridades tendrían que aclarar; además, hay una notable deficiencia de investigación en la fiscalía. Y eso ha sido algo histórico… Guanajuato podría haber aprendido de lo que se vivió (con el tema de los desaparecidos) en Coahuila, Nuevo León o Chihuahua. Pero, no. Guanajuato se quedó con los brazos cruzados”.

Evelina Guzmán, del Colectivo Justicia y Esperanza de San Luis de la Paz, quien busca a su hermano Samuel, desaparecido con otros migrantes en 2011. Foto: Mónica González, vía A dónde van los desaparecidos.

CAPÍTULO IV

Organizarse para nombrar, buscar y visibilizar

La voz de Evelina Guzmán es pausada, pero clara; sus ojos son grandes y su piel morena. Sus rasgos recuerdan a los de su hermano Samuel, quien en marzo de 2011 tenía 19 años cuando desapareció junto con los otros 22 migrantes de San Luis de la Paz que viajaban a Estados Unidos. “A las instituciones —insiste— no les convenía, no les conviene, la participación y apertura de las familias”.

La experiencia que ya tenían colectivos como Justicia y Esperanza y Cazadores ayudó a la creación de otros grupos de familiares de desaparecidos en Guanajuato.

El Foro Pacificación y Reconciliación en León, realizado en octubre de 2018, permitió que en un evento público se hablara de lo que las autoridades no querían reconocer: que en el estado había cientos de personas desaparecidas.

Después surgieron más colectivos; uno de ellos fue A tu Encuentro, creado formalmente el 7 de noviembre de 2019 y que, gracias a sus propias investigaciones ha logrado hallar con vida a, por lo menos, cinco personas.

“La Fiscalía no contribuyó para encontrarlos; lo hicimos por investigaciones del propio colectivo. La Fiscalía no está enfocada a la búsqueda con vida”, reclama Carolina Ramírez. Ella busca a su esposo Alberto Guadalupe Vázquez Ochoa, desaparecido desde el 2 noviembre de 2019.

Hasta febrero de 2022, en Guanajuato existían 15 colectivos de familiares de personas desaparecidas.

Son varios los logros que han tenido las familias organizadas. Uno de los más significativos fue conseguir que, en mayo de 2020, se aprobara la Ley de Búsqueda de Personas Desaparecidas en Guanajuato y que esta legislación no contemplara la categoría de “persona no localizada”.

El académico Raymundo Sandoval explica que esta categoría se utiliza para ocultar datos sobre desaparecidos. Y recuerda que antes de la ley estatal, en la Fiscalía aseguraban que sólo existían 11 carpetas por desaparición de personas en el estado, pues no habían sido clasificados como correspondía. Estaban ocultas en esa figura.

En febrero de 2020, el académico Fabrizio Lorusso ya alertaba que en Guanajuato, por lo menos 1,040 personas estaban desaparecidas y que existía un intento de ocultamiento de datos por parte de la Fiscalía.

Sandoval insiste en que “no todos los casos han sido clasificados adecuadamente. Entonces, desconocemos cuál es el número de personas desaparecidas”. Para él, es posible que en Guanajuato el número de las personas desaparecidas duplique la cifra de carpetas abiertas.

¿Cuántas personas desaparecidas hay actualmente en Guanajuato?

El dato no es fácil de conocer.

La base de datos de Cenapi cerró, para el caso de Guanajuato, con 620 personas desaparecidas hasta abril de 2018.

En el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), base de datos que sustituyó al Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas —que se originaba de la base Cenapi—, se señalaba que el estado tenía 2 mil 688 personas como desaparecidas y no localizadas hasta el 22 de mayo de 2022. Sin embargo, la información está incompleta, porque la Fiscalía estatal “no está actualizando los datos”, dice Karla Quintana Osuna, titular de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, dependencia encargada del RNPDNO.

Unidad de Identificación de Personas Fallecidas en el Edificio de Servicios de Investigación Científica en el estado de Guanajuato. Foto: Fiscalía de Guanajuato.

Desde enero de 2020, cuando se presentó el RNPDNO, la titular de la Comisión Nacional mencionó que algunas fiscalías estatales, entre ellas la de Guanajuato, no habían enviado hasta ese momento la información para nutrir el registro.

Fue hasta el 24 de septiembre de 2020 cuando la fiscalía estatal realizó una “carga masiva” de datos, asegura Quintana en entrevista y remarca que en el caso de Guanajuato “sí ha habido resistencias en informar”.

En los siguientes meses y hasta septiembre de 2021, la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas recibió 153 reportes realizados por particulares que subieron los datos directo al portal creado para el RNPDNO y 53 hechos por autoridades estatales.

Pese a no tener los datos actualizados sobre personas desaparecidas, “Guanajuato, junto con Jalisco, son los dos estados en donde vemos con mucha más fuerza las desapariciones actuales”, dice Quintana.

Los datos del RNPDNO muestran que en 2019, Guanajuato registró 594 personas desaparecidas; en 2020, el número fue de 652; en 2021, sólo se tenía 61 y hasta el 22 de mayo de 2022 había 17, de las cuales 15 son hombres.

Fosas que destapan la crisis

En Guanajuato, la magnitud de las desapariciones fue cada vez más evidente conforme surgían colectivos de familiares en municipios como Irapuato, León, Acámbaro, Salvatierra o Silao.

Los integrantes de esos grupos comenzaron a documentar los casos y de esa forma, lograron identificar algunos modus operandi. Entre 2018 y septiembre de 2020, por ejemplo, se registraron varias desapariciones que ocurrieron de forma similar: grupos armados —algunos vestidos con ropa tipo militar o parecida a la que utilizan las fuerzas de seguridad pública del estado— llegaban a las casas y se llevaban a los hombres jóvenes. Esos hechos ocurrieron, sobre todo, en Celaya, Pénjamo, Villagrán y en la colonia División del Norte, en Salvatierra.

Los cuerpos de algunos de esos jóvenes fueron encontrados durante 2020 en las fosas del Barrio de San Juan, en Salvatierra, y en las fosas del Cerro Prieto, en Moroleón.

El trabajo de los colectivos también ha sido vital en la identificación de fosas. Si en el pasado las autoridades estatales se negaban a aceptar la existencia de estos entierros ilegales, a partir del segundo semestre de 2020 fue imposible ocultarlos.

En agosto de 2020, los académicos Jorge Ruiz, Fabrizio Lorusso y Óscar Elton, junto con organizaciones del estado, presentaron el Informe sobre la Situación de fosas clandestinas en el estado de Guanajuato (enero de 2009 a julio de 2020), en donde hasta ese entonces documentaron 109 fosas clandestinas, localizadas en 29 de los 46 municipios del estado. En el micrositio realizado por el Laboratorio de Periodismo y Opinión Pública se pueden consultar los datos actualizados hasta marzo de 2021, así como la ubicación de las 254 fosas clandestinas encontradas hasta esa fecha. Sin embargo, la fiscalía sólo reconoce diez fosas.

Fosas clandestinas en El Sauz, Celaya, en el estado de Guanajuato en febrero del 2021. Foto: Verónica Espinosa, vía A dónde van los desaparecidos.

Entre los entierros clandestinos están los localizados en el predio Rancho Nuevo, ubicado en el Barrio de San Juan, municipio de Salvatierra, en octubre de 2020. Ahí se han encontrado, por lo menos, 66 fosas donde se hallaron 80 cuerpos.

El 2 de agosto de 2020 fue detenido José Antonio Yépez Ortiz, líder del Cártel de Santa Rosa de Lima. “Recuerdo que alguien me dijo que cuando detuvieran a este señor, las desapariciones iban a terminar, pero no. Siguen”, dice Olimpia Montoya, del colectivo Proyecto de Búsqueda Guanajuato.

Además de las desapariciones, en Guanajuato las familias también padecen la violencia en contra de los integrantes de los colectivos de búsqueda. El 14 de octubre de 2020, dos personas no identificadas dispararon contra Rosario Zavala Aguilar, del Colectivo Buscadoras de Guanajuato y quien buscaba a su hijo Yatziri Misael Cardona Zavala, desaparecido en diciembre de 2019. Desde julio del 2020, Rosario había denunciado dos eventos de allanamiento de su domicilio.

El 29 de mayo de 2021, Javier Barajas Piña fue asesinado. Él era hermano de Guadalupe Barajas —maestra desaparecida en Salvatierra y cuyo cuerpo se encontró en las fosas de San Juan—, integrante de un colectivo y de la Comisión Estatal de Búsqueda. Otras miembros de colectivos también han recibido amenazas.

En Acámbaro, como en otras partes de Guanajuato, el miedo también ha llevado a que algunos familiares de personas desaparecidas pidan a los periodistas no publicar su nombre. “Pareciera —dice una de esas voces— que al gobierno le conviene que la gente siga con miedo, para que no haya otros reproches de cosas que son necesarias; pareciera que debemos tener miedo”.

En ese municipio, la presencia del Cártel de Santa Rosa de Lima aún se siente, sobre todo su lucha con otros cárteles por el control de este territorio que tiene como vecino a Michoacán.

Acámbaro también es uno de los municipios que ahora está en el mapa de fosas clandestinas del país. En diciembre de 2020, en las faldas del Cerro del Toro, se ubicó una de las más grandes del estado. En el lugar se han encontrado, por lo menos, 58 cuerpos y 118 indicios. Ahí se localizó el cuerpo de Isaías Peinado Ramírez, estudiante del cuarto semestre del CBTIS; cuando lo desaparecieron tenía 17 años. Su madre fue una de las buscadoras que estuvieron en ese lugar:

“Fueron 15 días de trabajo intenso; todos los días, todos los días se sacaron siete, diez, hubo un día que sacamos 20 bolsas en un día, 20 bolsas de restos humanos”, recuerda.

Días después, cuando ella miró las fotografías de lo que se encontró en la fosa de Río Blanco reconoció el cuerpo desmembrado de su hijo por los brackets y su uniforme: “Mi hijo es el único muchacho desaparecido de aquí, de Acámbaro, que llevaba uniforme”. Nueve meses después de que se encontraron las fosas de Acámbaro, le entregaron el cuerpo de su hijo.

Es viernes por la noche y en la iglesia de San Isidro, en Acámbaro, se realiza la misa por los desaparecidos y asesinados. Entre el rosario de nombres que se escuchan está el de Fernando Gutiérrez Yépez, iba a cumplir 38 años cuando lo desaparecieron el 13 de julio del 2020.

El último viernes de cada mes, su mamá ocupa una de las bancas de la iglesia. “Venimos a hacer oración y a pedirle a Dios que sepamos algo —dice—, porque nuestro corazón está muerto. Yo quiero encontrar a mi hijo, no voy a vivir hasta que lo encuentre”.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE A DÓNDE VAN LOS DESAPARECIDOS. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

AMLO promete, ante una Sonora agraviada por los desaparecidos, “seguir buscándolos”

sábado, mayo 21st, 2022

El Presidente aseguró a las familias de personas desaparecidas que se mantendrá la búsqueda por sus seres queridos y por justicia.

Ciudad de México, 21 de mayo (SinEmbargo).– El Presidente Andrés Manuel López Obrador se comprometió con las familias de personas desaparecidas en Sonora a continuar con la búsqueda.

“Vamos a seguir buscándolos y no vamos a descansar en eso, vamos a seguir haciendo justicia”, dijo a su llegada al pueblo Yaqui, previo a su reunión con autoridades de la etnia.

De acuerdo con el conteo oficial de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) de la Secretaría de Gobernación (Segob), México acumula Personas desaparecidas y no localizadas 100 mil 008 personas desaparecidas y no localizadas desde 1964 y con corte a las 17:52 horas del pasado 16 de mayo de 2022.

Entre las personas desaparecidas y no localizadas, 24 mil 763 son mujeres y 74 mil 729 son hombres.

Jalisco es la entidad que encabeza el total de desaparecidos no localizados, con 14 mil 951. Le sigue Tamaulipas, con 11 mil 970, y la Ciudad de México, con 10 mil 993.

VIOLENCIA EN SONORA

Sonora es una plaza codiciada por los cárteles criminales gracias a su privilegiada geografía que los conecta con Arizona y Nuevo México en Estados Unidos; Sinaloa y Baja California, en México, al mismo tiempo que tiene distintas salidas marítimas hacia el Golfo de California.

Después de años de relativa calma, la violencia entre cárteles llevó a que en 2021 la violencia llegará a niveles por encima de los registrados en cualquier otro año.

Después de años de relativa calma, la violencia entre cárteles llevó a que en 2021 la violencia llegará a niveles por encima de los registrados en cualquier otro año. Foto: Daniel Sánchez, EFE.

Cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública señalan que los homicidios dolosos, feminicidios, narcomenudeo, secuestro, secuestro, violación y violencia familiar, mostraron un aumento en el periodo de enero a septiembre del 2021 en comparación con el mismo periodo de 2020.

Ayer, en su visita al estado, el Presidente reconoció la violencia que azota a la entidad, en especial al municipio de Cajeme.

“Se decidió hacer esta conferencia en Cajeme, porque de todo el estado de Sonora es donde más se está padeciendo de violencia y por esto estamos aquí”, dijo.

Pero no sólo es Cajeme, también Navojoa y otros municipios de la entidad tienen altas cifras de violencia.

SE REÚNE CON YAQUIS

Este viernes, el Gobierno federal planteó un “Plan de Justicia para los Pueblos Yaquis” y hoy continuó con ese anuncio en el municipio de Cajeme.

Los ocho gobernadores de los pueblos yaquis han solicitado apoyos para su territorio, como la recuperación de tierras, indemnizaciones y hasta la rehabilitación del sistema hídrico.

“Tenemos el compromiso de hacer justicia a los pueblos yaquis, es lo menos que podemos hacer ante el sufrimiento que padecieron sus antepasados”, dijo el Presidente.

El pueblo Yaqui lleva mucho tiempo peleando por sus derechos y garantías. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro.

“Estoy consciente que debemos terminar todo lo comprometido en diciembre del año próximo, a más tardar y por eso voy a estar viniendo, hay voluntad para cumplir los acuerdos y tenemos presupuesto”, agregó.

En su discurso habló también de que su Gobierno seguirá luchando contra la corrupción y autorizó que se paguen las 30 mil hectáreas a los pueblos yaquis lo más pronto posible.

“Voy a regresar el 21 de agosto y ya quiero entregar las 30 mil hectáreas”, prometió.

Dijo que lo que más le preocupa antes de terminar su administración es el acueducto y el sistema de riego.

Cifra de desaparecidos pudo aumentar porque ahora “se buscan y antes no”, afirma AMLO

miércoles, mayo 18th, 2022

Pese a que México superara esta semana la cifra histórica personas no localizadas, el Presidente López Obrador defendió la labor de su Gobierno y culpó a las administraciones anteriores de la crisis de violencia.

Ciudad de México, 18 de mayo (SinEmbargo/EFE).- El Presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró este miércoles que el Gobierno federal “está haciendo un trabajo de búsqueda como nunca” antes, luego de que el 16 de mayo México llegara a la cifra de 100 mil desaparecidos, en una crisis que se intensificó a partir de 2006, pero que no ha cedido con el cambio de gobiernos ni de colores, asediado sobre todo por el narcotráfico.

“Se está haciendo un trabajo como nunca de búsqueda, ningún Gobierno se había ocupado de los desaparecidos como ahora. Toda la Secretaría de Gobernación está dedicada a eso, a buscar fosas clandestinas porque no se debe de olvidar que hubo una guerra contra el narcotráfico”, dijo en conferencia de prensa matutina desde Palacio Nacional.

Durante esa guerra, añadió, “murieron muchos y los desaparecían. Entonces nosotros cuando llegamos asumimos la responsabilidad de buscarlos y de ayudar a los familiares y es lo que estamos haciendo, sin ocultar nada”, mencionó.

Aunque el mandatario culpó a los gobiernos anteriores de la crisis de violencia, los datos de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) muestran que casi un tercio de las desapariciones vigentes han ocurrido desde que asumió el poder, en diciembre de 2018.

Al ser cuestionado sobre el incremento de desapariciones durante su administración, el mandatario federal señaló que podría deberse a que ahora “se buscan y antes no”. “Es algo parecido al feminicidio, que antes no se consideraba como un delito con esas características los asesinatos de mujeres, y a partir de que llegamos se empezó a clasificar”, justificó.

En semanas recientes, familias de desaparecidos se han manifestado para denunciar que López Obrador ha incumplido su promesa de reunirse con ellas y apoyarles. Sin embargo, el Jefe del Ejecutivo federal aseguró que “siempre” se ha reunido con ellos. “Sí (se mantiene ese compromiso) y es un asunto de convicciones. Nosotros no somos falsos”, respondió.

Las desapariciones son un reflejo de la violencia generalizada en México, que registró 33 mil 308 homicidios en 2021 después de los dos años más violentos de su historia, bajo el mandato de López Obrador, con 34 mil 690 víctimas de asesinato en 2019 y 34 mil 554 en 2020.

Jalisco, Tamaulipas y Edomex lideran la pesadilla de la desaparición en años impunes

martes, mayo 17th, 2022

Hay estados y municipios del país que sobresalen por ser tierra de ausencias. Hay lugares en donde la desaparición ya forma parte del paisaje. En algunos es más abrumador: cinco estados concentran casi el 50 por ciento de las desapariciones.

Por Marcela Turati, Efraín Tzuc y Thelma Gómez Durán*

Ciudad de México, 17 de mayo (A Dónde Van Los Desaparecidos).- México acaba de rebasar la deshonrosa cifra de 100 mil personas desaparecidas.

Cien mil personas faltan en sus propias vidas, le faltan a sus familias, le faltan a su comunidad, le faltan a la sociedad.

Los números otorgan una dimensión a esta epidemia de violencia: de cada 100 personas que han sido desaparecidas, 75 son hombres y 25 son mujeres.

Los números le dan dimensión al desastre humano en que el país se ha sumido: de cada 100 personas desaparecidas, 17 son menores de edad; y de éstos, cuatro aún no han cumplido 12 años.

Toda desaparición es una catástrofe. Es una mamá que deja su propia vida para dedicarse a buscar a la hija o hijo ausentes. Es un maestro que no vuelve a dar clases. Son varios hermanos que abandonan los estudios porque les arrebataron al papá. Es una casa con un cuarto vacío, intacto, transformado en memorial. Es una milpa sin arar. Es una familia condenada a la tortura de buscar, y acosada por las enfermedades que se alimentan de la incertidumbre y la impunidad.

Las desapariciones son el miedo que se cuela como niebla y carcome el tejido social.

Habitación de Milynali Piña Pérez, desaparecida a los 13 años de edad, el 14 de agosto del 2012, en Tamaulipas. Su madre, Graciela Pérez, se ha dedicado a buscarla desde entonces.

Habitación de Milynali Piña Pérez, desaparecida a los 13 años de edad, el 14 de agosto del 2012, en Tamaulipas. Su madre, Graciela Pérez, se ha dedicado a buscarla desde entonces. Foto: Mónica González.

En México, el crimen de la desaparición no es nuevo, pero se aceleró y se convirtió en una crisis humanitaria a partir de diciembre de 2006, cuando Felipe Calderón Hinojosa lanzó su “guerra contra las drogas”. Desde ese año y hasta mayo de 2022, las cifras de personas desaparecidas tuvieron un incremento de cuatro mil 086 por ciento.

Estos casos son sólo de los que se tienen registro. Hay un número incalculable de personas desaparecidas que nunca llegaron a las estadísticas.

Las cifras han cambiado y el ritmo en que se producen también. Cada uno de los días en que Felipe Calderón gobernó al país, un promedio diario de ocho personas fueron desaparecidas. Con Enrique Peña Nieto, el número se duplicó y saltó a 16. La vorágine no ha parado. En los tres años y medio de Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, la cifra escaló a 25.

Y no se detiene.

La maquinaria de las desapariciones mantiene un ritmo imparable: cada día entre el 1 de diciembre de 2006 y el 3 de mayo de 2022, cada uno de esos días, un promedio de 15 personas han desaparecido de manera inevitable.

La huella de las ausencias se ha extendido por todas partes. En la lista total de 100 mil personas desaparecidas, el 63 por ciento de los municipios del país han sido alcanzados por la mancha de la desaparición: en mil 574 municipios, al menos una persona fue reportada como desaparecida y sigue sin ser localizada.

Cinco son los municipios más golpeados al tener más de dos mil registros: Guadalajara y Zapopan, en Jalisco, así como Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo, en Tamaulipas.

DE LA “GUERRA SUCIA” A LA LLAMADA “GUERRA CONTRA LAS DROGAS”

En México, la acción violenta de desaparecer gente tiene una larga historia.

Si miramos al pasado, el registro oficial arrancó con el caso de un joven, de entre 15 y 19 años, desaparecido en marzo de 1964, en el municipio de General Bravo, en Nuevo León.

Desde entonces y hasta 1990, Guerrero fue el epicentro de las desapariciones. De esa entidad era la mitad de las 920 víctimas que están registradas en ese periodo conocido como “guerra sucia”, cuando el Estado mexicano usó la desaparición como método represivo para combatir a quienes consideraba opositores y “corregir” a la población.

Contingente que el 30 de agosto de 1978 acompañó al Comité ¡Eureka! a la Cámara de Diputados, para entregar el proyecto de Ley de Amnistía para los presos, perseguidos, desaparecidos y exiliados políticos.

Contingente que el 30 de agosto de 1978 acompañó al Comité ¡Eureka! a la Cámara de Diputados, para entregar el proyecto de Ley de Amnistía para los presos, perseguidos, desaparecidos y exiliados políticos. Foto: Archivo General de la Nación.

En el país nunca han dejado de desaparecer personas. En la década de los 90 se reportó la ausencia de 250. La transición política vivida en el año 2000 no llevó a que cesara esta práctica y tampoco terminó con la impunidad de la que goza este delito. En el sexenio de Vicente Fox se sumaron 819 más.

Así que antes del 2006 se acumularon, al menos, mil 989 personas de las que, hasta ahora, no se sabe dónde están.

La desaparición se instaló como una práctica cotidiana, masiva y sistemática de violencia a partir de la militarización de la seguridad pública. Durante los 15 años que lleva instalada la llamada “guerra contra las drogas”, México se convirtió en un hoyo negro. Un mapa marcado por ausencias. Una vergüenza que lesiona a toda la humanidad.

¿QUÉ SABEMOS SOBRE LAS PERSONAS AUSENTES Y LOS TERRITORIOS QUE HABITABAN?

En Quinto Elemento Lab nos propusimos buscar las pocas pistas que arroja el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), a cargo de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas (CNB). 

Con apoyo de la iniciativa MORLAN, se realizaron miles de descargas automatizadas de la plataforma de consulta de ese registro para intentar reconstruir con diversos fragmentos una parte de la base de datos, ya que ésta no es pública. Así pudimos descubrir los días y semanas en que ocurrieron más desapariciones y cómo esta crisis se ha extendido en cada municipio a lo largo del tiempo.

También exploramos la última base de datos disponible que realizó el Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia (Cenapi), de la entonces Procuraduría General de la República (PGR), que integra registros de personas desaparecidas que van de 1964 a junio de 2018 e incluye información sobre personas localizadas con vida o fallecidas.

La información compilada es un caleidoscopio que muestra distintos fragmentos de la desaparición en México. Para este análisis, decidimos enfocarnos en el periodo de enero del 2006 a mayo de 2022. En ese lapso de poco más de 15 años ocurrieron ocho de cada 10 desapariciones que ha registrado México.

Madres con hijos desaparecidos protestan en el Foro Internacional sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias en México en Saltillo, Coahuila, en junio del 2013. En 2009 comenzó la “epidemia” de las desapariciones en esa entidad.

Madres con hijos desaparecidos protestan en el Foro Internacional sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias en México en Saltillo, Coahuila, en junio del 2013. En 2009 comenzó la “epidemia” de las desapariciones en esa entidad. Foto: Mónica González.

GEOGRAFÍA DE LA DESAPARICIÓN

Hay estados y municipios del país que sobresalen por ser tierra de ausencias.

Hay lugares en donde la desaparición ya forma parte del paisaje.

En algunos es más abrumador: cinco estados concentran casi el 50 por ciento de las desapariciones.

En el 2006 sólo un municipio, Guadalajara, registró 20 personas desaparecidas, el número más alto en todo el país en ese momento. A partir de ese año, este crimen comenzó a propagarse en el norte, en especial en Chihuahua, Tamaulipas y Coahuila.

Para 2007, en Ciudad Juárez el número de personas desaparecidas saltó de 13 a 68 casos. Lo ocurrido en esa frontera se replicó en otras regiones. Ese año, Culiacán y Torreón se asomaron en el mapa de personas desaparecidas con 41 y 34 registros, respectivamente.

A partir de ese momento, Torreón se instaló como lugar de peligro. Durante cinco años, ese municipio de La Laguna permaneció entre los diez con más casos. Para 2009, con sus 182 registros alcanzó niveles alarmantes.

En ese 2009, el noreste del país —Nuevo Laredo, Monterrey, Matamoros, Reynosa y Piedras Negras— comenzó a concentrar los números más altos de desapariciones. Ciudad Juárez, entonces la ciudad más mortífera del continente, mantuvo también esa tendencia.

En otras geografías, ese mismo año, Guadalajara —metrópoli que entonces tenía poco más de millón y medio de habitantes— sumó 60 personas desaparecidas, sólo un caso más que los contabilizados en Matamoros, ciudad fronteriza con la tercera parte de la población que tenía la capital de Jalisco.

En el mapa del 2009, también destacó el poco habitado municipio de Ciudad Cuauhtémoc, en Chihuahua, con 39 registros, el mismo número que presentó el municipio de Puebla, en el centro del país.

EL AÑO DE LA PESADILLA: 2010

El 2010 marcó el parteaguas de la violencia en México. Ese año se rompieron los límites de lo imaginable. Su estela de muerte y destrucción dejó una herida difícil de remontar.

La ruptura entre antiguos aliados, los cárteles de los Zetas y del Golfo, y la disputa por territorio, rutas y control de la población, tuvo un alto costo social: poblaciones enteras pagaron por ello.

Si un año antes ningún municipio registró más de 200 desapariciones, para 2010 hubo lugares en los que se documentaron cifras récord: esa saña se notó en Matamoros (con 397 personas que faltan) o Monterrey (con 372).

En el fragmento de 2010, entre los diez municipios con más casos apareció, por primera vez, el municipio de Durango, que registró 145.

Para observar las diferencias entre los mapas es necesario deslizar las flechas de izquierda a derecha. En 2009, los diez municipios con más personas desaparecidas fueron: Torreón (182), Piedras Negras (39), Culiacán (32), Coahuila; Nuevo Laredo (75), Matamoros (59), Reynosa (50), Tamaulipas; Monterrey (69), Nuevo León; Guadalajara, Jalisco (60); Juárez (57), Cuauhtémoc (39), Chihuahua; y Puebla (39), Puebla. En 2010, los municipios que sufrieron más este crimen fueron: Matamoros (397), Reynosa (164), Nuevo Laredo (135), Tamaulipas; Monterrey (372), Guadalupe (61), Nuevo León; Torreón (182), Saltillo (108), Piedras Negras (76), Coahuila; Durango (145), Durango; Culiacán (92) y Mazatlán (65), Sinaloa.

Para observar las diferencias entre los mapas es necesario deslizar las flechas de izquierda a derecha. En 2009, los diez municipios con más personas desaparecidas fueron: Torreón (182), Piedras Negras (39), Culiacán (32), Coahuila; Nuevo Laredo (75), Matamoros (59), Reynosa (50), Tamaulipas; Monterrey (69), Nuevo León; Guadalajara, Jalisco (60); Juárez (57), Cuauhtémoc (39), Chihuahua; y Puebla (39), Puebla. En 2010, los municipios que sufrieron más este crimen fueron: Matamoros (397), Reynosa (164), Nuevo Laredo (135), Tamaulipas; Monterrey (372), Guadalupe (61), Nuevo León; Torreón (182), Saltillo (108), Piedras Negras (76), Coahuila; Durango (145), Durango; Culiacán (92) y Mazatlán (65), Sinaloa.

La dinámica de la desaparición no observa siempre patrones predecibles. Los años siguientes el número de personas desaparecidas se estacionó, especialmente en el noreste del país. En otras regiones se empezaron a prender las alertas poco a poco. Así, se desplazó desde el norte, cruzó por el centro y se dirigió al occidente del país.

Hoy sabemos que no sólo había disputas territoriales entre organizaciones criminales; la estrategia de militarización de la seguridad pública fragmentó a los grupos armados, pulverizó equilibrios estatales y municipales, y, muchas veces, abrió camino y empoderó a nuevos grupos. Hoy se siguen pagando esas consecuencias.

La espiral de violencia adquiriría nuevas formas en 2011: las fosas clandestinas comenzaron a plagar todo el país, de manera explosiva y violenta se libró una de las disputas más sangrientas entre grupos armados en Reynosa, Nuevo Laredo y Tampico, en Tamaulipas; además de Monterrey, Nuevo León; Saltillo, Torreón y Piedras Negras, Coahuila. El efecto se resintió casi de inmediato en esas ciudades: las atrocidades se reflejaron también en los números de desapariciones, con niveles que no se habían visto antes.

La lista de diez municipios con más ausencias incluyó también a Guadalajara (113 casos) y Ciudad Cuauhtémoc (con 89).

El cierre del sexenio de Felipe Calderón mostraba las consecuencias de la política de seguridad a cargo de militares: 16 mil personas desaparecidas al concluir 2012. Ese año un municipio ocupó el primer lugar con 214 víctimas: Nuevo Laredo. Anclado en uno de los epicentros de la violencia, el calderonismo significó para este municipio una tragedia: 989 personas que, hasta ahora, no han vuelto a casa.

LA CRISIS DE DESAPARICIONES YA NO SE PUEDE OCULTAR

Enrique Peña Nieto llegó al poder, pero la desaparición no se alejó del noreste, y si bien se mantuvo en altas cuotas, ya no lo hizo con la misma fuerza que en años previos.

En cambio, este crimen de arrebatar personas de sus propias vidas se comenzó a generalizar en el centro y sur del país. En el Estado de México, por ejemplo, se contabilizaron un total de 332 desapariciones en 2013, aunque en 253 los datos no permiten conocer en qué municipios ocurrieron. Ese estado sobresalió a nivel nacional por su opacidad: del total de sus reportes, el 42 por ciento no especifica siquiera la fecha de los hechos.

Como si fuera un anuncio de lo que sucedió un año después, en 2013, el municipio de Iguala, en Guerrero, apareció entre los 10 con más casos reconocidos, se registraron 79 personas ausentes. Ese año también destacó Chilpancingo, con 61. Así como lo fue en las décadas de los 60 y 70.

Guerrero revivió con dolor su historia, la de las décadas de la “guerra sucia” de los años 60 y 70, cuando se convirtió en un territorio marcado por las vidas arrebatadas.

Protesta encabezada por los alumnos de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, por la desaparición en Guerrero de sus 43 compañeros.

Protesta encabezada por los alumnos de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, por la desaparición en Guerrero de sus 43 compañeros. Foto: Mayolo López Gutiérrez/Obturador MX.

En 2014, la tormenta de ausencias ya fue imposible de contener y ocultar. La noche del 26 de septiembre de ese año 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa les fueron arrebatados al país, cuando un grupo de criminales y miembros de todas las corporaciones y fuerzas armadas se los llevaron y aún no regresan a casa.

A los estudiantes se sumaron mujeres y hombres que se sumieron en la oscuridad de Iguala: el año concluyó con 124 víctimas de desaparición en ese municipio. Pero no fue el único que resintió la ola de violencia. En Acapulco se registraron 107 desapariciones, una señal de que la disputa territorial entre diferentes grupos armados, entre ellos el Ejército, se trasladó a ese estado del Pacífico.

La violencia encuentra una lógica siniestra: cuando la desaparición de personas toca a un sitio, no lo suelta. Las pérdidas se repiten.

Para observar las diferencias entre los mapas es necesario deslizar las flechas de izquierda a derecha. En 2014, entre los municipios con más desapariciones fueron: Reynosa (139), Matamoros (110), Tampico (107), Nuevo Laredo (99), Victoria (99), Tamaulipas; Iguala (124), Acapulco (107), Guerrero; Guadalajara (112), Jalisco; Culiacán, Sinaloa (76), Juárez, Chihuahua (76) y Xalapa (74), Veracruz. En 2015, los municipios con más personas desaparecidas fueron: Culiacán (124), Mazatlán (92), Sinaloa; Nuevo Laredo (101), Matamoros (64), Reynosa (60), Tamaulipas; Zapopan (96), Guadalajara (83), Lagos de Moreno (69), Jalisco; Hermosillo (93), Sonora; Juárez (75), Chihuahua y Acapulco (68), Guerrero.

Para observar las diferencias entre los mapas es necesario deslizar las flechas de izquierda a derecha. En 2014, entre los municipios con más desapariciones fueron: Reynosa (139), Matamoros (110), Tampico (107), Nuevo Laredo (99), Victoria (99), Tamaulipas; Iguala (124), Acapulco (107), Guerrero; Guadalajara (112), Jalisco; Culiacán, Sinaloa (76), Juárez, Chihuahua (76) y Xalapa (74), Veracruz. En 2015, los municipios con más personas desaparecidas fueron: Culiacán (124), Mazatlán (92), Sinaloa; Nuevo Laredo (101), Matamoros (64), Reynosa (60), Tamaulipas; Zapopan (96), Guadalajara (83), Lagos de Moreno (69), Jalisco; Hermosillo (93), Sonora; Juárez (75), Chihuahua y Acapulco (68), Guerrero.

Las instantáneas de las desapariciones permanecieron casi intactas de 2015 a 2016: las tres ciudades fronterizas de Tamaulipas mantuvieron números altos. Y la metástasis en Jalisco era evidente: Guadalajara, Lagos de Moreno, Zapopan, Tlaquepaque y Tlajomulco de Zúñiga registraron anualmente entre 69 y 108 nuevos casos. Además, lugares como el municipio de Puebla; Ahome, Sinaloa; Ciudad Juárez, Chihuahua, y Hermosillo, Sonora, registraron más de 90.

2017. DEL NORESTE AL CENTRO

El país registró 23 mil 79 homicidios en 2017. Una cifra que rebasó en 31 por ciento a los que se contabilizaron un año antes. Ese incremento en la violencia también se notó en las desapariciones. Ese año terminó al menos con siete mil 900 personas ausentes, casi dos mil más que las contabilizadas en 2016.

El 2017 se vivió un pico de violencia. Municipios tamaulipecos —como Reynosa, Nuevo Laredo y Matamoros— registraron entre 152 y 362 desapariciones. También destacó Hermosillo con 263; y la capital de Puebla con 242.

Y aunque este crimen siguió arrebatando a personas en el norte del país, en lugares como el puerto de Veracruz, donde la dinámica también se hizo inocultable: ahí 143 personas fueron desaparecidas en 2018.

Veracruz es uno de los casos que resulta complejo abordar. Sus dinámicas violentas aparecen poco en este análisis porque uno de cada tres de los registros de desapariciones carecen de la fecha en que sucedieron. De ese tamaño era el desdén oficial.

La crisis en Jalisco se potencializó. La entidad vivió los efectos ya conocidos en el noreste. La disputa de grupos criminales por el territorio se intensificó y durante 2019 y 2020 los municipios del Área Metropolitana de Guadalajara se ubicaron entre los diez con más desapariciones en todo el país. Las más de 280 personas desaparecidas cada año en Guadalajara, Zapopan, Tlajomulco —este último con menos de 200 mil habitantes— lo entronizaron como un estado-problema.

NUEVOS SITIOS GOLPEADOS POR LA DESAPARICIÓN

Terminó el 2018 y el acumulado histórico de personas desaparecidas en el país era de 54 mil 500; esta cifra no incluye aquellas denuncias en las que las autoridades no registraron las fechas de la desaparición.

A finales de ese 2018, la Presidencia del país cambió de partido con Andrés Manuel López Obrador. Las desapariciones continuaron: en el 2019 se sumaron, por lo menos, nueve mil 200 personas más.

En 2020, la lista de 10 municipios con más desapariciones incluyó otra vez lugares del Área Metropolitana de Guadalajara, pero también tocó a municipios con ciudades capitales: Hermosillo, Culiacán, y Monterrey. Cada uno aportó más de 120 personas. En esa estadística de terror aparecieron dos alcaldías de la Ciudad de México: Gustavo A. Madero e Iztapalapa, cada una con poco más de un centenar de registros de desapariciones recién perpetradas.

En el caleidoscopio de fragmentos se observa que hubo lugares en los que, de un año a otro, la desaparición dejó de ser un delito aislado para transformarse en un terremoto con distintos epicentros. Eso sucedió en el estado de Zacatecas durante 2021. Ese año, Fresnillo registró 163 casos; y eso que desde un año antes, con 46 personas ausentes, las cifras ya eran preocupantes.

Zacatecas es hoy la nueva meca de la desgracia.

Imagen del rostro de Sergio Orlando Beltrán Martínez, desaparecido el 7 de junio del 2017 en el centro histórico de Zacatecas a los 19 años.

Imagen del rostro de Sergio Orlando Beltrán Martínez, desaparecido el 7 de junio del 2017 en el centro histórico de Zacatecas a los 19 años. Foto: Adolfo V. Valtierra.

Entre los municipios que han tenido ese tipo de repuntes en casos de personas sin localizar destaca Ecatepec, en el Estado de México. En 2019 tuvo seis desapariciones. En 2020 el número se elevó a 69 y en 2021 alcanzó las 137; de éstas 51 son mujeres.

El fragmento de los dos primeros meses de 2022 recuerda, una vez más, que la Ciudad de México no es territorio aislado de lo que pasa en el resto del país: Iztapalapa y la Gustavo A. Madero son las alcaldías que más casos registraron en ese lapso, con 29 y 27 casos, respectivamente.

Otras geografías destacan en lo que va de 2022. Cuernavaca, Morelos, en donde este delito ya era un problema (como se reflejó en 2016 con el descubrimiento de las fosas de Tetelcingo, cavadas por el propio gobierno), otra vez comenzó a tomar vuelo: hasta el corte acumuló 29 desapariciones.

Lo mismo sucede con el municipio de Benito Juárez, donde está Cancún, en los dos primeros meses del 2022, al menos 33 personas ingresaron a las listas de la vergüenza nacional.

UN DELITO QUE TOMA FUERZA

El caleidoscopio del registro oficial permite conocer otros municipios donde, de un año a otro, las denuncias llegaban como por goteo hasta convertirse en un tsunami. Entre esos casos están Mazatlán (2009-2010); Tijuana (2015-2016); Lagos de Moreno (2014-2015); y las alcaldías Gustavo A. Madero, Miguel Hidalgo e Iztapalapa (2018–2019).

Tepic es un caso que muestra el oscuro panorama que deja la unión entre las estructuras políticas y criminales. De seis desapariciones que ese municipio registró en 2016 aumentó casi a 100 en 2017, lo que representa casi mil 533 por ciento en un año.

El repunte en la capital de Nayarit ocurrió en este contexto: en febrero de 2017, Juan Francisco Patrón Sánchez, conocido como el H2 y vinculado al Cártel de Los Beltrán Leyva, fue asesinado durante un enfrentamiento con la Marina. Un mes después, el Fiscal del Estado, Édgar Veytia fue detenido en San Diego, Estados Unidos, acusado de pertenecer a una red de tráfico de drogas. Y en junio, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que pertenecía el Gobernador Roberto Sandoval —detenido en julio de 2021 por operaciones con recursos de procedencia ilícita—, perdió las elecciones a la gubernatura del estado.

¿DÓNDE SE CONCENTRÓ LA DESOLACIÓN?

Pobladores de lugares como Matamoros están entre los que han padecido por más largas e intensas temporadas las desapariciones: durante 13 años consecutivos el municipio que habitan se ubicó dentro los diez primeros con más víctimas. En 2010, por ejemplo, 70 personas desaparecieron por cada 100 mil personas. Y cada año llegó con su propia intensidad.

Fue justo en ese 2010 cuando este crimen se ensañó con la población de varias regiones tamaulipecas que no figuran en el gran mapa nacional porque tienen menor población, pero que sobresalen cuando se hace un acercamiento. Ciudad Mier, por ejemplo, rompió un récord hasta ahora no superado de 413 habitantes desaparecidos por cada 100 mil. De igual manera otros rincones de México han quedado invisibilizados en la estadística nacional aunque padecieron mucho.

AUMENTA LA DESAPARICIÓN DE MUJERES

Para observar las diferencias entre los mapas es necesario deslizar las flechas de izquierda a derecha.

Para observar las diferencias entre los mapas es necesario deslizar las flechas de izquierda a derecha.

La primera desaparición registrada de una mujer ocurrió en agosto de 1968, en el municipio de Texcalyacac, Estado de México. Tenía 60 años. En las cinco décadas transcurridas desde entonces, 24 mil 750 mujeres más engrosaron la lista de desaparecidas.

Desde los años 70 hasta la actualidad, el panorama para las mujeres ha empeorado y se ha acentuado en las jóvenes: una cuarta parte de las desaparecidas entre 2006 y 2022 tienen entre 15 y 19 años.

El Estado de México es la entidad más peligrosa para las mujeres; con sus más de dos mil 600 casos concentra el 14 por ciento del total de las que son buscadas a nivel nacional. A diferencia del resto del país, las desapariciones de mujeres ahí casi se equiparan a las de los hombres: de cada 10 víctimas, cuatro son mujeres.

En Tamaulipas, Nuevo León y Jalisco, respectivamente, hay más de mil 500 mujeres reportadas con paradero desconocido.

Los datos y el mapa muestran que son más los hombres desaparecidos, pero si se mira cómo ha evolucionado el fenómeno criminal es evidente que para ellas se ha incrementado el peligro: en 2006 la lista de víctimas contaba con 71, para febrero de 2022 llegó a 19 mil 813.

El 2017 destacó por su violencia con dos mil mujeres desaparecidas.

A partir del año de la pandemia, 2020, la desaparición de mujeres no ha dado tregua.

En 2021, en promedio, siete mujeres desaparecieron por día.

En la geografía de la desaparición femenina destacan municipios como Puebla, Hermosillo y Zapopan.

Algunos de los lugares donde la cifra de víctimas tuvo un abrupto incremento de un año a otro —lo cual tendría que prender todas las alarmas— son: el municipio de Puebla (se reflejó en 2016); Ecatepec (en 2017); Hermosillo (en 2017); Iztapalapa (en 2020) Zacatecas y Tepic (en 2021).

¿CUÁNTAS PROBABILIDADES HAY DE QUE UNA PERSONA SEA LOCALIZADA?

No toda persona reportada como desaparecida está condenada a nunca volver a casa: por cada 100 reportes, 60 personas son localizadas y 40 siguen sin ser localizadas. Con los fragmentos del registro nacional que hasta hoy están disponibles no es posible conocer si las autoridades las buscaron, las rescataron o las personas regresaron solas, o bajo qué circunstancias se dieron las localizaciones.

Lo que sí podemos conocer es que de esas 59 personas localizadas, a 55 se les encuentra vivas y a cuatro sin vida.

En cuanto a las probabilidades de que una persona sea localizada cuenta mucho la edad, el género, la región y los años en los que ocurre la desaparición.

Los datos obtenidos para esta investigación permiten sacar algunas conclusiones:

En la pintura más general, Campeche, Aguascalientes, Yucatán y Oaxaca se distinguen porque el 90 por ciento de las personas reportadas como desaparecidas son localizadas. En el extremo contrario está Coahuila, donde sólo aparecen 17 de cada 100.

Tlaxcala se destaca por ser el estado con menos reportes: sólo tiene 227 desde 2006; pero tiene el porcentaje más alto de localizaciones sin vida: 11 por ciento (25 personas). Le sigue Sinaloa, donde mil 132 personas que estaban como desaparecidas fueron encontradas sin vida, esto es el 10.5 por ciento de todos sus reportes.

Las mujeres tienen más probabilidad de regresar que los hombres, pero esto también cambia según el estado: en Coahuila, Nayarit, Veracruz y Zacatecas más de la mitad de las mujeres sigue sin aparecer.

TERRITORIOS PELIGROSOS PARA HOMBRES

En el caso de los hombres, la desaparición afecta de manera más implacable a quienes tienen entre 25 a 29 años. Ese grupo representa el 14 por ciento del total de 74 mil 478 hombres que nunca volvieron.

En la geografía nacional, en algunos territorios sólo hay hombres desaparecidos; lugares en los que, hasta ahora, no se reportaron a mujeres, o bien, ellas ya fueron localizadas y salieron de las estadísticas.

Hasta febrero de 2022, los municipios donde sólo hay hombres desaparecidos son:

UN DELITO QUE TAMBIÉN TOCA A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES

A partir de 2006, cada año en promedio 194 niñas y niños menores de 12 años desaparecieron en el país.

Brandon Esteban Acosta Herrera tenía ocho años cuando, en la carretera Saltillo-Monterrey, un comando armado lo desapareció a él, a su papá y a dos de sus tíos. Eso sucedió en agosto de 2009, desde entonces su madre no ha dejado de buscarlo. Ese año, por lo menos 63 niños y niñas en el país se sumaron a la lista de desaparecidos.

Y vendrían tiempos peores. A partir de 2020, en las gráficas comenzó a dibujarse un marcado aumento en la desaparición de niñas y niños con menos de 12 años: si el 2019 cerró con alrededor de 284 casos, un año después el número llegó a poco más de 448.

La cifra anual más alta corresponde al 2021. Poco más de 550 infantes desaparecieron ese año y continúan sin ser localizados.

No se sabe cuántas son sustracciones parentales o cuántos fueron arrebatados de sus hogares por personas desconocidas. El registro no permite saberlo y tampoco las causas de estos hechos.

Aunque las víctimas pueden ser desde recién nacidas, uno de los grupos de edad con más riesgo son los de entre 13 y 17 años. Poco más de 10 mil 400 adolescentes de ese rango de edad desaparecieron, lo que representa el 12.5 por ciento de todas las personas desaparecidas en México a partir del 2006.

En la adolescencia, el género marca diferencias notables:

Mientras que a la edad de 11 años, las niñas y los niños desaparecen casi por igual; entre los 13 y hasta los 16 años a hombres y a mujeres los separa un abismo. Las adolescentes superan en desapariciones a sus pares masculinos, en algunos casos incluso la cifra es casi dos veces mayor.

En el Estado de México, por ejemplo, mientras hay poco más de 377 hombres de entre 12 y 17 años desaparecidos, el número de mujeres de la misma edad rebasa los 985.

Después de los 17 años esa tendencia se interrumpe, la lógica se invierte de manera marcada y se comienza a dibujar el paisaje de un país en el que una mayoría de hombres, principalmente jóvenes entre 25 y 29 años, son desaparecidos.

¿Por qué desaparecen más hombres en estas edades? No hay respuestas claras. La impunidad que prevalece y la falta de investigaciones no ayuda a tenerlas. Algunas de esas explicaciones podrían encontrarse en los reclutamientos forzados o voluntarios con distintos fines, o el exterminio a los considerados potenciales enemigos, el control de territorios o el instalar el miedo entre la población. También habrá algunos que se vayan de casa y desean no ser localizados.

CIRCUNSTANCIAS DE LA DESAPARICIÓN

¿Cómo desaparece la gente en México? ¿Qué se explica en el registro oficial sobre el contexto de su desaparición? ¿Cómo se clasifican las ausencias de las personas que faltan en los hogares en este país? ¿Cómo llenan los registros los funcionarios que atienden las denuncias?

En los datos que analizamos para esta investigación hay un fragmento de 17 mil 95 registros de personas desaparecidas —de enero de 2006 a febrero de 2022— en los que se escribieron algunas pistas de las circunstancias en las que se dan estos delitos. Las narrativas mencionan los últimos lugares en donde se miró a la persona, son escuetos contextos que enmarcan esas ausencias.

Por ejemplo, se mencionan frases como: “se trasladaba” a su domicilio, a su trabajo o estaba en el trayecto entre una comunidad y otra, o viajaba por carretera o rumbo a Estados Unidos. A esa circunstancia corresponden el 15 por ciento de los casos.

La mayoría de estos sucesos quedan envueltos en una nebulosa y las referencias de cómo ocurrió son escuetas: “Se le vio en su domicilio”, “salió de casa y ya no regresó” o, simplemente, “último contacto vía telefónica o mensaje de texto”. Estos casos suman 10 mil 567, que representan el 62 por ciento de las endebles explicaciones.

Hubo quienes antes de perder contacto mencionaron que tenían problemas familiares y, de pronto, sin más, no volvieron a ser vistos. Es la situación del 3.2 por ciento.

En la minoría de los registros (dos mil 546), los datos son más precisos. En esos hubo testigos que vieron la acción directa en la que, por la fuerza, se privó a la gente de su libertad. En ese grupo están aquellos sobre quienes se señala que personas armadas las sacaron de su casa o interceptaron en la calle, fueron secuestrados, llevados por una corporación policiaca o militar, o que nunca salieron de una agencia del Ministerio Público.

Las últimas dos circunstancias, en las que se menciona la participación de funcionarios públicos, enmarcan desapariciones forzadas: el estado convertido en criminal. Esos 295 registros representan el 1.7 por ciento.

Estos relatos fragmentados de las circunstancias en las que desaparecen las personas en México son también zonas grises en donde se diluyen responsabilidades. El territorio común es la incertidumbre que impide saber por dónde comenzar a buscar.

Y las autoridades tampoco ayudan.

María del Tránsito Martínez Mosqueda muestra una foto de su hijo Gerardo, quien desapareció cuando viajaba en un autobús por Tamaulipas, en abril del 2011.

María del Tránsito Martínez Mosqueda muestra una foto de su hijo Gerardo, quien desapareció cuando viajaba en un autobús por Tamaulipas, en abril del 2011. Cortesía.

DESAPARICIONES MASIVAS

México es un país en donde no es extraordinario que grupos completos de diez o más personas sean capturadas. Desde 2006, se han registrado 26 eventos masivos: el último fue el 2 de diciembre de 2021 en Tepic. Ese día desaparecieron 14 personas que siguen sin ser encontradas.

De lo que sabemos sobre estas desapariciones masivas —gracias a información de los colectivos de familias buscadoras— es que muchas veces las víctimas son personas que estaban en tránsito por el país o pasaban por regiones controladas por grupos armados, sino es que habitaban lugares en disputa. También se dan casos en los que eran profesionistas que dominaban una actividad —ingenieros en telecomunicaciones, por ejemplo— que muchas veces es mano de obra codiciable en la disputa por el control del territorio. O simplemente eran hombres, jóvenes, en edad de ser reclutables.

Estos han sido hasta ahora los cinco eventos con la mayor cantidad de personas desaparecidas:

  • Iguala, Guerrero 26 de septiembre de 2014

Los registros oficiales dan cuenta de 47 personas de las que no se sabe nada desde ese día, incluidos los 43 estudiantes de Ayotzinapa que fueron desaparecidos en un suceso que aún sigue siendo investigado por las autoridades federales.

  • Reynosa, Tamaulipas 7 de marzo de 2019

31 personas desaparecieron en esa jornada, según la contabilidad oficial. Ese día comandos secuestraron a decenas de migrantes que viajaban en un autobús que había partido de Tampico.

  • Zacatecas capital 26 de febrero de 2021

Un total de 28 personas desaparecidas fueron registradas ese día; la prensa local no registró un evento particular ese día, pero en las jornadas previas desapareció gente en los municipios de Fresnillo, Guadalupe y Monte Escobedo.

  • San Luis Potosí capital 17 de marzo de 2010

20 personas desaparecidas ese día de acuerdo a cifras oficiales; un autobús de la empresa Pirasol salió del municipio Xilitla con más de 30 personas que presuntamente fueron interceptadas por policías en Valadeces, Tamaulipas.

  • Sabinas, Coahuila 13 de marzo de 2011

Desaparecieron 16 personas ese día según el reporte oficial aunque no hay registros de sucesos en la prensa local. Cinco días después, en la cercana población de Allende sicarios de Los Zetas masacraron a cientos de personas.

LAS SEMANAS DEL TERROR

La desaparición de personas no siempre es a cuentagotas. 

Los datos del registro oficial muestran que en México hay lapsos en los que la desaparición pareció ser una epidemia que se presentó en forma repentina y generalizada en ciertas regiones; semanas en este delito se desató como tormenta y tuvo varios polos al mismo tiempo.

La información oficial permite identificar “temporadas de terror” en las que pudieron haber ocurrido prácticas criminales de leva o venganzas masivas contra personas de grupos “enemigos”. Las semanas con oleadas de desapariciones se localizaron en corredores de violencia que abarcan varios municipios o tuvieron reflejos en diversos estados. En todo caso, las víctimas siguen sin ser encontradas.

TERRITORIOS SILENCIADOS

Así como sucedieron semanas de terror, también ocurrieron lapsos de silencio, periodos en los que no se pudo denunciar (y quizás aún no se puede) ante las autoridades los hechos recién ocurridos. En ciertas zonas dominadas por el silencio la gente tuvo que callar el dolor de que le arrebataran a algún ser querido, y esperar meses, incluso años, para poder reportarlo.

El registro oficial de desapariciones actual no permite identificar cuándo y dónde se produjeron esos silencios, pero sí es posible hacerlo si se analiza la base de datos del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia (Cenapi), de la entonces Procuraduría General de la República (PGR), cuyos registros llegaron hasta junio de 2018.

De ahí se desprende que de 2010 a 2012 el silencio fue la regla en sitios del noreste del país, especialmente en Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León.

El temor marcó a 447 municipios azotados por la violencia, en donde las familias denunciaron la desaparición sólo hasta que transcurrieron uno, dos o tres años.

No es posible saber en cuáles y cuántos casos las autoridades impidieron que se hicieran las denuncias, no las registraron o las víctimas no las realizaron pues desconfiaban de las propias autoridades; sabían que eran partícipes o perpetradores directos de la desaparición.

Las leyes del silencio no son estáticas, cambian según el tiempo, o de las estrategias de control poblacional de los distintos perpetradores de la violencia. La censura opera todavía. Las autoridades no han hecho nada para proteger a quienes denuncian y garantizar su derecho a notificar la ausencia de sus seres queridos y a pedir que sean buscados. Al menos 16 familiares han sido asesinados por buscar.

EN ESTE MOMENTO ALGUIEN ESTÁ SIENDO DESAPARECIDO

México lleva más de medio siglo sumando a sus estadísticas personas desaparecidas.

Mientras un joven, de entre 15 y 19 años, desaparecido en Nuevo León, en 1964, fue el primero en ese infame registro; esta vergonzosa lista no ha dejado de crecer, de acumular nombres e historias de ausencias que no son normales, que no deberían de serlo.

El lunes 16 de mayo de 2022 México rebasó las 100 mil personas desaparecidas.

Estos no son sólo números, son historias de vidas humanas cuyas ausencias generan un dolor que no puede ser sanado con el tiempo. Que afectarán no sólo a ésta, también a las siguientes generaciones.

Llegamos a las 100 mil desapariciones cuando fueron sumadas al registro tres personas: dos hombres y una mujer. Un adolescente de 17 años a quien se le dejó de ver en Saltillo, Coahuila; otro muchacho de 22 años que estaba en Ayapango, Estado de México; una joven de 29 años a quien no localizan en la Ciudad de México, la buscan en la Alcaldía Venustiano Carranza. Sus familias seguramente recorren ahora mismo los laberintos de la burocracia creados para cansar o enloquecer a quien busca, esos sinuosos caminos llenos de puertas falsas y engañosas promesas que otras ya transitaron

Las tragedias agregadas a ese doloroso recuento de ausencias no cesarán hasta que termine la impunidad que cobija a estos crímenes. Hasta que en México se respete el derecho a nunca ser desaparecido. Y quienes faltan regresen a casa.

Madres que buscan a sus hijas e hijos desaparecidos a punto de comenzar una búsqueda en Morelos.

Madres que buscan a sus hijas e hijos desaparecidos a punto de comenzar una búsqueda en Morelos. Foto: Lucía Flores.

VER INTERACTIVOS

* * *

“Fragmentos de la Desaparición” es una investigación periodística que permite explorar la información sobre cómo México llegó a las 100 mil personas desaparecidas, quiénes faltan, desde cuándo y en qué territorios se resiente su ausencia. Esta es una serie de Quinto Elemento Lab y del proyecto A dónde van los desaparecidos que puedes ver en: http://quintoelab.org/fragmentos/cien-mil-despariciones-mexico

***

*Créditos: equipo coordinador: Mago Torres, Marcela Turati, Efraín Tzuc, Thelma Gómez. Desarrollo y datos (cuadernos Observable): David Eads. Equipo datos: Irving Morlán, Aldo Dector Oliver y Efraín Tzuc. Diseño y programación: Ale Saavedra, Cynthia Monterrosa y Gustavo Solís. Coordinación de fotografía: Lucía Flores. Asesoría en imagen: Mónica González Islas. Edición General: Marcela Turati, Thelma Gómez, Armando Talamantes.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE A DÓNDE VAN LOS DESAPARECIDOS. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

Bachelet pide que México no escatime esfuerzos para reducir desapariciones forzadas

martes, mayo 17th, 2022

Con el reciente informe que revela que México ha superado las 100 mil personas desaparecidas desde 1964, la cual se intensificó durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, la Alta Comisionada de la ONU para Derechos Humanos, Michelle Bachelet, hizo un llamado al Gobierno mexicano a enfrentar aquella situación.

Madrid, 17 de mayo (EUROPA PRESS).- La Alta Comisionada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ha emplazado a las autoridades de México a redoblar esfuerzos para evitar que siga creciendo la cifra de desaparecidos —ya son 100 mil desde 1964— y ha lamentado, entre otras cosas, la “abrumadora” impunidad que aún persiste frente a este tipo de casos.

“El flagelo de las desapariciones es una tragedia humana de enormes proporciones”, ha señalado Bachelet, en un comunicado en el que, por una parte, ha pedido que no se escatimen esfuerzos para poner fin a estos casos y, por otra, ha apelado al derecho de las víctimas “a la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición”.

El Comité contra las Desapariciones Forzadas de las Naciones Unidas (CED) hizo un análisis de la situación en México y precisaron que de finales de noviembre de 2021 hasta hoy desaparecieron más de tres mil 804 personas, “un promedio de 28 personas diarias”. Foto: Isaac Esquivel, EFE.

La ONU no oculta su preocupación por el hecho de que sólo de las 35 desapariciones hayan terminado en un juicio condenatorio, algo que la organización atribuye a la falta de investigaciones efectivas. Esta impunidad “deja solas a las familias”, obligadas también a cargar con los esfuerzos de intentar esclarecer lo ocurrido.

Bachelet, que visitó México en 2019, ha señalado que las familias “han sido actores clave para organizar y proponer soluciones, y lograr avances legales e institucionales encaminados a que se reconozca la magnitud de esta problemática en México”.

La ONU valora los pasos dados por México, entre ellos la reciente creación del Centro Nacional de Identificación Humana y la visita en 2021 del Comité contra las Desapariciones Forzadas, pero Bachelet espera que estos pasos allanen el camino para prevenir futuras desapariciones y depurar responsabilidades por las ya existentes.

La expresidenta chilena espera que las autoridades de México terminen de aplicar la recomendaciones del Comité de la ONU contra las Desapariciones Forzada y todos los aspectos de la Ley General de desapariciones, entre los que figuran la creación del Banco Nacional de Datos Forenses y el Programa Nacional de Exhumaciones e Identificación Forense.

La fosa de Hacienda Arriba arroja restos de 18 personas en León, y aún rascan por más

viernes, mayo 13th, 2022

En León, municipio más poblado de Guanajuato, se ha reportado la desaparición de 289 personas hasta el día de hoy; los colectivos locales han detectado que en León existe un estigma en torno a este delito, que evita en muchos casos que las denuncias por desaparición sean presentadas ante el ministerio público.

Por Melissa Esquivias

León, 13 de mayo (SinEmbargo).– Durante dos intensas semanas de búsqueda en campo, una finca en aparente estado de abandono se convirtió en el escenario de la fosa clandestina más grande localizada en el municipio de León, de donde fueron recuperados los restos de al menos 18 personas. La propiedad arrojó el primer punto positivo el martes 26 de abril, gracias a la persistencia de los colectivos, en colaboración de la célula municipal y la Comisión Estatal de Búsqueda.

La fosa se encuentra en la localidad Hacienda Arriba, ubicada a un costado de la carretera que conduce a Comanja de Corona, en la zona limítrofe de Guanajuato con Jalisco. En noviembre de 2020, en la comunidad vecina de Comanja fue desmantelado un centro de operaciones del CJNG.

Aunque han transcurrido dos días desde que concluyó la búsqueda en la finca de Hacienda Arriba, la Fiscalía estatal ha mantenido hermetismo en torno a los hallazgos. Este jueves el colectivo Madres Guerreras de León difundió un comunicado en el que precisa que los hallazgos fueron agrupados en la carpeta de investigación 46058/2022. También invitaron a las familias de personas desaparecidas a acudir al ministerio público para solicitar las pruebas de ADN y descartar que se trate de quien esperan en casa.

Colectivo Madres Guerreras de León. Foto: Melissa Esquivias, Pop Lab

De acuerdo a información proporcionada por el colectivo, en la finca fueron exhumados al menos 18 cuerpos en estado óseo, de los cuales 10 corresponden a varones y 8 a mujeres. Todos fueron encontrados con huellas de violencia y permanecieron enterrados entre 2 años y 8 meses.

“Me siento un poco contenta y triste porque se dio este hallazgo. Triste porque al final fueron 18 cuerpos, pero también estamos contentas porque 18 familias van a saber de sus desaparecidos”, anunció Martha Cecilia Cruz, vocera del colectivo Madres Guerreras, que busca desde 2017 a su hijo Lucio Uriel Cruz.

En León, municipio más poblado de Guanajuato, se ha reportado la desaparición de 289 personas hasta el día de hoy, según la base de datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas. Pese a la elevada cifra, los colectivos locales han detectado que en León existe un estigma en torno a este delito, que evita en muchos casos que las denuncias por desaparición sean presentadas ante el Ministerio Público.

“Siento que a veces las familias no denuncian por miedo, por vergüenza o porque tienen la esperanza de que nuestros desaparecidos regresen al mes, 2 meses, 3 meses, 4 meses, al año tal vez”, aseguró Martha Cecilia.

A casi un año de su creación, el colectivo Madres Guerreras ha sido el cobijo de 25 familias en búsqueda de un familiar. Para Martha Cecilia, su lema es “ayudar a estas madres, que de verdad a veces no sabemos qué hacer, que nos sentimos solas, que nos sentimos en una situación tan vulnerable”.

Comité de la Célula Municipal de Búsqueda de Personas Desaparecidas de León. Foto: Especial.

Además de Madres Guerreras, en León se han formado los colectivos Buscadoras y Buscando con el Corazón, por iniciativa de las propias familias. Desde el 7 de abril, estos colaboran con la célula municipal para acelerar las búsquedas en campo. Luego de los hallazgos en Hacienda Arriba, los colectivos locales proyectan realizar las próximas prospecciones en seis nuevos posibles puntos positivos.

ESTRECHA COLABORACIÓN

En entrevista para POPLab, el secretario de Ayuntamiento, Jorge Jiménez Lona, informó que a través de una solicitud del colectivo Madres Guerreras y la Comisión Estatal de Búsqueda, comenzaron las labores de campo en la localidad de Hacienda Arriba. “Ellos traían varios puntos, de la información que reciben los colectivos de manera anónima, el primer punto que se revisó fue Lomas de Medina, donde no se encontró nada y se pasó a este punto, donde se encontró el primer positivo”, declaró.

El funcionario aseguró que durante los 15 días que prolongó la búsqueda en la finca, estuvo presente “gente” de la célula de búsqueda, así como el comisionado Víctor Aguirre Armenta, quien lidera dicho grupo de acompañamiento.

María Rosario Nava durante una entrevista en las oficinas de la Red Milynali, un colectivo de familias que asisten en la búsqueda de familiares desaparecidos. Foto: Marco Ugarte, AP

Cuestionado acerca de la demora de los hallazgos masivos en León, que a diferencia de municipios como Celaya, Salvatierra, Acámbaro y Juventino Rosas, ha mostrado un rezago en materia de búsquedas colaborativas, Jorge Lona aseguró que se trataba de una negativa a afrontar este fenómeno criminal.

“Antes se negaba la existencia, se negaba el reconocimiento de esto, se decía que se iban con el novio o a Estados Unidos y creo que ha sido afortunado trabajar de la mano con las familias”, dijo.

En el mismo sentido, la buscadora Martha Cecilia Cruz reiteró la importancia de la participación ciudadana en su causa, para informar de posibles ubicaciones de sitios de inhumación clandestina, pues “los puntos los da la ciudadanía” y “existe buena colaboración” con las autoridades municipales y estatales.

“Creo que en León hay mucho qué buscar, en León hay mucho qué trabajar. Desgraciadamente la gente se queda sorprendida por los 18 hallazgos, nunca se había oído esto, pero siento que si vamos en coordinación con las instituciones vamos a encontrar más”.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE POP LAB. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

Decreto para crear el Centro Nacional de Identificación Humana se publica en el DOF

viernes, mayo 13th, 2022

La institución, que estará a cargo de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNIH), comenzará a operar en 90 días y tendrá competencia en todo el país.

Ciudad de México, 17 de marzo (SinEmbargo).- El Diario Oficial de la Federación (DOF) publicó este viernes el decreto que crea el Centro Nacional de Identificación Humana, aprobado en el Congreso de la Unión, el cual empezará a operar el próximo mes de agosto.

La reforma, aprobada por unanimidad tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, tendrá como objetivo ayudar a identificar a los cadáveres que están en calidad de desconocidos en los servicios médicos forenses de todas las entidades.

Este decreto, reforma y adiciona varios artículos de la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, para dar lugar al mencionado organismo, “como una unidad administrativa, con independencia técnico-científica, adscrita a la Comisión Nacional de Búsqueda”.

El Centro Nacional deberá comenzar a operar a los 90 días siguientes de la entrada en vigor del presente Decreto, el sábado 14 de mayo.

El DOF explicó en su publicación que con esta reforma se le dan más capacidades a la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) y las comisiones estatales, para solicitar información al Ministerio Público y los servicios médicos forenses sobre las personas reportadas como desaparecidas.

A través del Centro Nacional se resguardará la información para la identificación humana, la cual, una vez procesada, será remitida a la autoridad competente y luego a las familias interesadas en términos de las disposiciones jurídicas aplicables.

La Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) celebró la creación de este órgano administrativo como parte de la respuesta a la crisis forense.

En un comunicado publicado este viernes, la ONU-DH destacó que en su reciente visita a México, el Comité de la ONU contra la Desaparición Forzada expresó “su profunda preocupación ante la crisis forense a la que se enfrenta el país”.

Según los datos públicos, más de 52 mil personas fallecidas sin identificar yacen actualmente en fosas comunes, instalaciones de los servicios forenses, universidades y centros de resguardo forense: “Esta cifra, a pesar de su magnitud, no incluye los cuerpos todavía no localizados, ni los miles de fragmentos de restos humanos que las familias y comisiones de búsqueda recogen semanalmente en las fosas clandestinas”.

“Decenas de miles de familias anhelan se esclarezca la suerte o el paradero de sus seres queridos. La larga incertidumbre que enfrentan no es compatible con la dignidad humana. Es urgente atender sus derechos y poner fin a su espera. Por ello, la iniciativa del Presidente de la República, aprobada por unanimidad en el Congreso de la Unión, constituye una noticia positiva y alentadora“, expresó el Representante en México de la ONU-DH, Guillermo Fernández-Maldonado.

El pasado 26 de abril la Cámara de Diputados aprobó, en lo general y en lo particular, el dictamen que reforma y adiciona diversas disposiciones de la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, a fin de crear el instituto.

Además, definió el enfoque de identificación humana complementario como el sistema forense que combina la investigación forense de pequeña, moderada escala, individualizado o tradicional, con una de enfoque integral de investigación a gran escala. Ambos se complementan y, si las circunstancias lo exigen, pueden combinarse.

Por su parte, el enfoque masivo o a gran escala se definió como el sistema forense multidisciplinario de identificación humana que tiene como objetivo analizar toda la información disponible y útil para la identificación.

De acuerdo con datos de Segob, entre 2019 y 2022 en México se registra una cifra de 66 mil 872 personas desaparecidas, no localizadas y localizadas de las cuales 25 mil 457 han sido mujeres. Foto: Marco Ugarte, AP

“Da prioridad a los procedimientos técnicos que aumenten las probabilidades de identificación, incluyendo el análisis de toda la información ante mortem y post mortem disponible, basado en el contexto de cada caso”, agregó.

Se expuso que la función será recuperar, recolectar, resguardar, trasladar, transportar y analizar, con fines de identificación humana, los cuerpos, restos humanos y muestras óseas para procesamiento genético.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Gobernación, entre 2019 y 2022 en México se ha registrado una cifra aterradora de 66 mil 872 personas desaparecidas, no localizadas y localizadas de las cuales 25 mil 457 han sido mujeres.

En su último informe sobre México, el Comité de la ONU contra las Desapariciones Forzadas alertó sobre un incremento en los casos de mujeres. “Hay un incremento notable de casos de niños y niñas a partir de los 12 años y mujeres indicó el organismo”, dijo.

Colectivos y familiares hallan fosa clandestina en Guanajuato con al menos 13 cuerpos

domingo, mayo 1st, 2022

Al menos 13 cuerpos fueron encontrados en una fosa clandestina ubicada en una finca del poblado de Hacienda Arriba.

Ciudad de México, 1 de mayo (SinEmbargo).- La Comisión Estatal de Búsqueda del Estado de Guanajuato (CEBEG) y colectivos de familiares de personas desaparecidas hallaron una nueva fosa clandestina con 13 cuerpos en León.

La Fiscalía General de Guanajuato informó el hallazgo de los restos que fueron encontrados en una finca cercana al poblado de Hacienda Arriba, en el kilómetro 12 del camino a Comanja de Corona, y trasladados para su resguardo en el Servicio Médico Forense.

El lugar está bardeado con roca y tiene un portón de tubos con letreros que advierten ser una propiedad privada. Alrededor, hay nueve viviendas de las que sólo dos están ocupadas.

La Comisión Estatal de Búsqueda realizaba monitoreos en la zona, cuando encontraron tierra removida y decidieron escarbar hasta que encontraron restos óseos, por lo que decidieron llamar a peritos de la Fiscalía estatal.

La CNB tiene un registro de dos mil 651 desaparecidos en la entidad. Foto: Archivo, Cuartoscuro

El mes pasado, agentes de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) suspendieron labores de búsqueda en Guanajuato y en otras cuatro entidades del país por amenazas, persecuciones e inseguridad, de acuerdo con el informe Comité contra la Desaparición Forzada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Con tres mil 516 asesinatos en 2021, Guanajuato es el estado con mayor número de homicidios en el país. Además, la CNB tiene un registro de dos mil 651 desaparecidos.

Cámara de Diputados aprueba la creación del Centro Nacional de Identificación Humana

martes, abril 26th, 2022

Ahora, el dictamen pasó al Senado, donde se espera que también se apruebe con una amplia mayoría y pueda pasar al escritorio de AMLO para su firma, publicación y posterior entrada en vigor.

Ciudad de México, 26 de abril (SinEmbargo).- La Cámara de Diputados aprobó, en lo general y en lo particular, el dictamen que reforma y adiciona diversas disposiciones de la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, a fin de crear el Centro Nacional de Identificación Humana.

Por unanimidad, con 489 votos a favor, cero en contra y cero abstenciones, el documento fue enviado al Senado de la República para sus efectos constitucionales.

Dicho dictamen establece que el Centro Nacional de Identificación Humana será una unidad administrativa con independencia técnica y científica, adscrita a la Comisión Nacional de Búsqueda.

Además, definió el enfoque de identificación humana complementario como el sistema forense que combina la investigación forense de pequeña, moderada escala, individualizado o tradicional, con una de enfoque integral de investigación a gran escala. Ambos se complementan y, si las circunstancias lo exigen, pueden combinarse.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Gobernación, entre 2019 y 2022 en México se ha registrado una cifra aterradora de 66 mil 872 personas desaparecidas, no localizadas y localizadas de las cuales 25 mil 457 han sido mujeres. Foto: Francisco Guasco, EFE.

“El enfoque individualizado o tradicional será el sistema forense multidisciplinario que busca la identificación humana contrastando información caso por caso”, detalló.

Por su parte, el enfoque masivo o a gran escala se definió como el sistema forense multidisciplinario de identificación humana que tiene como objetivo analizar toda la información disponible y útil para la identificación.

“Da prioridad a los procedimientos técnicos que aumenten las probabilidades de identificación, incluyendo el análisis de toda la información ante mortem y post mortem disponible, basado en el contexto de cada caso”, agregó.

Se expuso que la función será recuperar, recolectar, resguardar, trasladar, transportar y analizar, con fines de identificación humana, los cuerpos, restos humanos y muestras óseas para procesamiento genético.

A través del Centro Nacional se resguardará la información para la identificación humana, la cual, una vez procesada, será remitida a la autoridad competente y dada a conocer a las familias interesadas en términos de las disposiciones jurídicas aplicables.

La Cámara de Diputados expuso que se solicitará a las instituciones de los tres órdenes de Gobierno, servicios forenses o periciales, Fiscalía, Fiscalías Especializadas y demás autoridades competentes, la información concerniente a la búsqueda de personas desaparecidas, incluida la de identificación de cuerpos y restos humanos que tengan bajo su resguardo, sin perjuicio del cumplimiento de las obligaciones en materia de protección de datos personales y reserva de información pública.

Familiares y colectivos de personas desaparecidas protestan frente a la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México. Foto: Sáshenka Gutiérrez, EFE.

“De igual modo, realizar campañas de toma de muestras referenciales con fines de procesamiento a nivel nacional, que permitan recabar información genética de los familiares de Personas Desaparecidas o No Localizadas, sin necesidad de denuncia”, declaró.

Entre las funciones de la Fiscalía Especializada tendrá que proporcionar a la Comisión Nacional de Búsqueda la información ministerial y pericial que ésta le solicite, tendiente a la búsqueda de personas con fines de identificación humana y entregar al Centro Nacional la información correspondiente bajo los criterios de homologación definidos por la Comisión.

Además, realizará las investigaciones que se requieran de control judicial solicitadas por la Comisión Nacional de Búsqueda o las Comisiones Locales de Búsqueda, en el contexto de la búsqueda forense de personas desaparecidas con un enfoque masivo o a gran escala o, en su caso, de identificación humana complementario.

“Las investigaciones deben realizarse en un término no mayor de setenta y dos horas salvo que, por su naturaleza, se requiera un término mayor, en cuyo caso lo podrá ampliar hasta ciento cuarenta y cuatro horas”, añadió.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Gobernación, entre 2019 y 2022 en México se ha registrado una cifra aterradora de 66 mil 872 personas desaparecidas, no localizadas y localizadas de las cuales 25 mil 457 han sido mujeres.

En su último informe sobre México, el Comité de la ONU contra las Desapariciones Forzadas alertó sobre un incremento en los casos de mujeres. “Hay un incremento notable de casos de niños y niñas a partir de los 12 años y mujeres indicó el organismo”, dijo.

Autoridades suspenden temporalmente rescate de 7 personas en mina polaca que explotó

viernes, abril 22nd, 2022

La madrugada del martes se produjo una explosión por la acumulación de gas metano en un túnel situado a mil metros de profundidad, y como consecuencia de ello murieron cinco mineros y 21 más resultaron heridos, cinco de ellos de gravedad.

Cracovia (Polonia), 22 abr (EFE).- El coordinador de la operación de búsqueda y rescate de las siete personas que aún permanecen desaparecidas en una mina polaca decidió este viernes interrumpir las operaciones ante el peligro de más explosiones como las registradas anoche.

En declaraciones a la prensa congregada frente al pozo de la mina de Pniówek, Arkadiusz Frymarkiewicz, responsable de los trabajos de rescate, dijo que “hasta que no se estabilice la situación” y se reduzca la acumulación de metano en el interior de la mina “es demasiado peligroso” continuar con las operaciones.

“En 10 o 15 horas se evaluará la situación y se tomará una decisión”, afirmó el jefe de los 13 equipos que forman el dispositivo.

Durante la noche del jueves se produjeron cuatro explosiones en el túnel que excavan los rescatadores, diez de los cuales resultaron heridos, tres de ellos gravemente.

Según el equipo de rescate, se han excavado unos 170 metros del túnel con el que se pretende llegar al área de la explosión. Foto: Zbigniew Meisnner, EFE, EPA.

La madrugada del martes se produjo una explosión por la acumulación de gas metano en un túnel situado a mil metros de profundidad, y como consecuencia de ello murieron cinco mineros y 21 más resultaron heridos, cinco de ellos de gravedad.

Pocas horas después, un grupo de rescatistas que trataba de encontrar a dos mineros desaparecidos se vio sorprendido por una segunda explosión, a la que siguió un derrumbe que ha dejado aisladas a las siete personas.

En informaciones anteriores, la empresa JSW informó de que eran 10 los desaparecidos.

A pesar de que se ha instalado un ventilador que evacúa 450 metros cúbicos de aire por minuto, en algunos tramos del túnel practicado para evacuar gases aún hay acumulaciones peligrosas de metano que podrían causar más explosiones.

Este es el peor percance sufrido por la minería polaca desde 2006. Foto: Zbigniew Meissner, EFE, EPA.

Según el equipo de rescate, se han excavado unos 170 metros del túnel con el que se pretende llegar al área de la explosión, una labor que se lleva a cabo “en condiciones extremadamente difíciles” y cuya duración puede alargarse durante días, pues hay que asegurar la galería cada 10 o 20 metros.

El Presidente polaco, Andrzej Duda, y el Primer Ministro, Mateusz Morawiecki, visitaron ayer el lugar para expresar su apoyo a los equipos que participan en el rescate.

Desde que ocurrió el accidente, decenas de familiares y compañeros de los desaparecidos permanecieron junto a la entrada de la galería a la espera de noticias y depositaron flores y velas que permanecen encendidas.

Este es el peor percance sufrido por la minería polaca desde que en 2006 fallecieron 23 trabajadores en la explotación carbonífera de Halemba, también situada en la región de Silesia.