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Damnificados del 19S denuncian que, a 28 meses, persisten los retrasos en la reconstrucción

domingo, enero 19th, 2020

Damnificados del 19 de septiembre denuncian que los sobreprecios y la mala calidad en los materiales son las causas principales de los retrasos en las obras, a 28 meses del sismo aún quedan pendientes labores de rehabilitación y reconstrucción, señalan.

Ciudad de México, 18 de enero (SinEmbargo).- La organización Damnificados Unidos denunció que a 28 meses del sismo del 19 de septiembre se mantienen graves retrasos en la reconstrucción de algunos de los edificios que resultaron afectados.

De los 10 edificios del multifamiliar Tlalpan, dos mantienen retrasos causados por irregularidades de las constructoras, así como la mala ejecución de las obras.

La organización señaló también, que los procesos de rehabilitación en en Insurgentes Norte 476, Rancho San Lorenzo 32, Miramontes 3040, Insurgentes Norte 1260, Ámsterdad 27, Morelia 107, Querétaro 170, Xochicalco 38. Pestalozzi 27, Tlalpan 550; y las reconstrucciones de Pacífico 455, Saratoga 714, Atlixco 124, Taller 21, Primo De Verdad 7, Chihuahua 129, San Antonio Abad 39, Alfonso Reyes 188, se encuentran inconclusos.

En un comunicado Damnificados Unidos denunció los sobreprecios y la mala calidad en los materiales son las causas principales de los retrasos en las obras.

La organización convocó a todos los damnificados de la capital, estén o no enlistados con ellos, al Encuentro Abierto de Damnificados  de la Ciudad de México el próximo 2 de febrero  a las 11:00 horas, en el Multifamiliar Tlalpan, para exigir a las autoridades la solución a las demandas.

La insistencia, señalan, radica en que la ciudad se encuentra en zona sísmica y los simulacros no previenen tragedias como la que ellos padecen, por ello exigen se concluya la reconstrucción de la ciudad y que los edificios sean má seguros.

“No queremos que ninguna vecina, que ningún vecino, pierda la vida por la negligencia de no garantizar la seguridad de las construcciones”, expresaron.

La unión de damnificados aprovechó para informar que el próximo 31 de enero los habitantes del edificio 1c del Multifamiliar Tlalpan por fin podrán regresar a sus viviendas.

Juez dicta prisión preventiva oficiosa a director responsable de obra del Colegio Rébsamen

viernes, noviembre 1st, 2019

Durante la audiencia inicial, que se llevó a cabo este jueves, el Juez determinó prisión preventiva oficiosa al acusado y solicitó su traslado a la Torre Médica Tepepan, debido a que Torales Iniesta indicó que sufre de diversos padecimientos médicos.

Ciudad de México, 1 de noviembre (SinEmbargo).- Un Juez de control vinculó a proceso Juan Apolinar Torales Iniesta, director responsable de obra del Colegio Rébsamen, en donde murieron 26 personas (21 niños y cinco adultos) durante el sismo del 19 de septiembre de 2017.

De acuerdo con la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJ-CdMx), aportó pruebas “determinantes” para que el Juez vinculara al imputado por su probable participación en el delito de homicidio calificado.

Durante la audiencia inicial, que se llevó a cabo este jueves, el Juez determinó prisión preventiva oficiosa al acusado y solicitó su traslado a la Torre Médica Tepepan, debido a que Torales Iniesta indicó que sufre de diversos padecimientos médicos.

Además, fijó un plazo de seis meses para el cierre de la investigación complementaria, según una tarjeta informativa emitida por la dependencia.

El DRO fue detenido el pasado miércoles en un domicilio ubicado en la colonia Valle Gómez de la alcaldía Venustiano Carranza.

“Toda vez que la indagatoria del caso señala que el 2 de junio de 2017, al desempeñarse como Director Responsable de Obra, presuntamente realizó una declaratoria (responsiva) de seguridad y operación para la construcción ilegal de un departamento en la parte superior del inmueble”, explicó la PGJ-CdMx.

Agregó que no se requerían pruebas para garantizar la seguridad estructural de la escuela y omitió comprobar la seguridad de la estructura mediante pruebas de carga.

Todo ello, según indicó la Procuraduría, pudo contribuir a que el Colegio colapsara en el sismo del 19 de septiembre de 2017.

Así fue aquella tarde, hace un año: 15 VIDEOS grabados durante y poco después del sismo de 2017

miércoles, septiembre 19th, 2018

Luego del sismo en redes sociales se volvieron virales decenas de videos en los que se habían captado los momentos precisos de los desplomes de edificios, los momentos de pánicos que vivieron miles de personas que fueron sorprendidas por el intenso movimiento de la tierra y la experiencia de la gente en distintos puntos de la ciudad.

Ciudad de México, 19 de septiembre (SinEmbargo).– A las 13:16 horas del 19 de septiembre de 2017, un sismo de 7.1 grados con epicentro a 12 kilómetros al sureste de Axochiapan, Morelos azotó a la Ciudad de México provocando el desplome de varias edificios, miles de damnificados y millones en pérdidas y daños. En total 369 personas perdieron la vida.

En el sismo que coincidió con el ocurrido un 19 de septiembre de 1985 en la Ciudad de México. La mayor parte de las víctimas, fueron de la capital del país con 228, seguida de Morelos con 74, Puebla con 45, Estado de México con 15, Guerrero con seis y Oaxaca con una.

Luego del sismo en redes sociales se volvieron virales decenas de videos en los que se habían captado los momentos precisos de los desplomes de edificios, los momentos de pánicos que vivieron miles de personas que fueron sorprendidas por el intenso movimiento de la tierra y la experiencia de la gente en distintos puntos de la ciudad.

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La alerta sísmica, un sonido que luego del 19-S despierta el pánico entre los habitantes de la CdMx

lunes, septiembre 17th, 2018

Cualquier persona que haya escuchado la alerta no puede quitarse de la cabeza el característico ulular que emiten unos 14 mil altavoces del país combinado con una voz que advierte de manera intermitente: “Alerta sísmica, alerta sísmica”.

La alarma se activa en Ciudad de México con terremotos que alcanzan la magnitud 6. La alerta la determina un complejo algoritmo que calcula la intensidad que puede tener el sismo en función de su magnitud y distancia.

Por Eduard Ribas i Admetlla

México, 17 de septiembre (EFE).- “Terrible, terror”. Así de contundente describe Catalina el miedo que le recorre el cuerpo cuando escucha la alerta que advierte a los mexicanos de que se avecina un sismo. Una sensación que ha incrementado desde el poderoso terremoto que azotó el centro del país el 19 de septiembre del año pasado.

“Antes no le dábamos importancia a la alerta. Nos poníamos debajo del marco de la puerta y ya”, recuerda la joven Fabiola, quien desde la experiencia de hace un año cumple estrictamente el protocolo de salir a la calle y alejarse de los edificios.

Cualquier persona que haya escuchado la alerta no puede quitarse de la cabeza el característico ulular que emiten unos 14 mil altavoces del país combinado con una voz que advierte de manera intermitente: “Alerta sísmica, alerta sísmica”.

Incluso algunas estaciones de radio y televisión detienen sus emisiones y las sustituyen por la alerta sísmica cuando ésta se activa.

“México fue pionero en el mundo en avisos de alerta por terremoto”, explica a Efe Juan Manuel Espinosa, ingeniero y director del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (Cires), organización civil que fue fundada tras el letal temblor de 1985 y que actualmente gestiona la alarma.

El Cires comenzó a desarrollar el Sistema de Alerta Sísmica de Ciudad de México (SAS) en 1989, con 12 sensores situados en la zona sísmica de la costa del estado de Guerrero.

No fue hasta 1993 que se consiguió hacer funcionar por primera vez un sistema de alarma preventiva por terremoto, que por entonces tan solo alertaba a ciertas autoridades.

Dos años después, la alerta comenzó a difundirse públicamente por la radio, en escuelas y, posteriormente, a través de altavoces públicos en Ciudad de México y otras ciudades como Oaxaca.

“La primera alarma sonaba como una patrulla de policía. Por culpa de ello, cuando en las escuelas escuchaban el paso de una patrulla creían que se trataba de un simulacro”, explica Espinosa.

A raíz de eso, se convocó a profesionales de la industria de la radio mexicana para que desarrollaran “un sonido único para la alerta”, que se mantiene hasta el día de hoy.

El New York Times reveló recientemente que la persona que da voz a la alerta sísmica es el difunto Manuel de la Llata García, locutor de radio y actor de doblaje que llevó al español cintas como “Supermán” o “Los Ángeles de Charlie”.

La voz de Manuel de la Llata se activa en Ciudad de México con terremotos que alcanzan la magnitud 6. La alerta la determina un complejo algoritmo que calcula la intensidad que puede tener el sismo en función de su magnitud y distancia.

“Cada alerta depende del foco sísmico. Hay que determinar el origen y el momento en el que ocurre (el temblor) con los sensores para luego avisar a la alerta”, relata Espinosa.

El ingeniero explica que las ondas sísmicas se desplazan a una velocidad de entre cuatro y ocho kilómetros por segundo. Por ello, la alerta de la capital tiene entre pocos segundos y un minuto de margen para alertar del terremoto desde que los sensores lo detectan.

“El sismo del 19 de septiembre fue muy cerca y no hubo condiciones de medirlo de manera rápida”, lo que explica que la alerta comenzara a sonar cuando la ciudad ya estaba temblando, confiesa Espinosa.

A pesar de eso, el ingeniero sostiene que la alerta “hizo lo que tenía que hacer según los parámetros establecidos”.

Durante este año se ha desatado una polémica porque hay zonas de la capital donde no se escucha la alerta, lo que ha obligado al Gobierno de Ciudad de México a revisar algunos de sus altavoces.

Espinosa admite que el sistema de alerta “hay que mejorarlo de manera continua”. Entre los retos, señala, está diseñar avisos para la gente sorda y encontrar la manera de que la gente pueda despertarse si la alerta suena en la noche.

De todos modos, avisa de que la alerta sísmica no sirve de nada “si la gente desconoce el plan de seguridad”. Por ello pide una mayor concienciación para que los ciudadanos conozcan mejor cómo actuar cuando suena la alarma, en lugar de entrar en pánico.

Aun así, el recuerdo del pasado terremoto sigue desencajando rostros como el de Catalina, quien cuando escucha la alerta en el trabajo no puede más que pensar en su familia: “Si nos tiene que tocar, que nos toque juntos”, relata.

Fuertes lluvias provocan inundaciones en al menos 500 casas de Jojutla, municipio afectado por el 19-S

lunes, septiembre 17th, 2018

Jojutla es recordada por ser uno de los municipios que más resultó afectado por el sismo del 19 de septiembre de 2017. Ahora, a casi un año del movimiento telúrico, muchos de los habitantes que aún viven en casas de campaña fueron afectados por las inundaciones.

Ciudad de México, 17 de septiembre (SinEmbargo).– Al menos 500 casas ubicadas en el municipio de Jojutla, Morelos, se encuentran inundadas luego de las intensas lluvias registradas esta madrugada en el sur del estado.

De acuerdo con autoridades municipales, son 15 las colonias que presentan mayores afectaciones, pues en algunas zonas el agua alcanzó hasta un metro de altura.

Las colonias que presentan afectaciones son La Zapata, Los Arrozales, Emiliano Zapata, Tlatenchi, Nicolás Bravo, Villas Doral, Higuerón, Unidad Morelos, unidad San Jerónimo y Reforma, así como Vista Alegre y Palo Grande en el municipio de Tlaquiltengo.

Personal de Seguridad y Rescate de Jojutla realiza labores de auxilio desde la madrugada para apoyar a los afectados. Las autoridades municipales solicitaron la ayuda del Gobierno estatal.

Jojutla es recordada por ser uno de los municipios que más resultó afectado por el sismo del 19 de septiembre de 2017. Ahora, a casi un año del movimiento telúrico, muchos de los habitantes que aún viven en casas de campaña fueron afectados por las inundaciones.

Víctimas del 19S celebran el Día Muertos en medio de la escasez; “todo el mundo está triste”, dicen

miércoles, noviembre 1st, 2017

Víctimas del sismo del 19 de septiembre celebran el Día de Muertos en medio de la escasez. Un mes y medio después del temblor hay departamentos desalojados y sus habitantes viven en improvisados campamentos o con algún familiar.

Además de las ofrendas oficiales que también rinden tributo a las víctimas y rescatistas del sismo, como la de la plaza central, en la Ciudad de México se han multiplicado los pequeños altares que surgen de forma espontánea. El naranja del cempasúchil, la flor tradicional de los muertos, brota entre los escombros junto a velas y mensajes que en algunos lugares, como cerca de la escuela destruida al sur de la capital, se instalaron días después del terremoto.

Lo mismo piensan muchos habitantes de estados como Oaxaca, Morelos, Guerrero o Puebla que también sufrieron las consecuencias del terremoto y donde miles de personas siguen sin hogar.

En la imagen, un altar del Día de Muertos en el exterior de la principal iglesia de San Gregorio Atlapulco, México, recuerda a los dos fallecidos por el colapso de la cúpula del templo durante el sismo. Foto: Eduardo Verdugo, AP.

Por María Verza

Ciudad de México, 1 de noviembre (AP) .- Nayeli Flores no solía celebrar el Día de Muertos porque suponía mucho gasto y apenas ganaba para mantener sola a sus dos hijos. Pero este año será distinto, a pesar de que su situación económica ha empeorado.

Sus hijos Ximena, de 6 años, y Julián, de 11, murieron cuando el edificio de departamentos donde vivían, en el sur de la Ciudad de México, colapsó en el terremoto del 19 de septiembre que se cobró 228 vidas sólo en la capital y dejó a miles de familias en la calle.

Ese día los chicos no habían ido a la escuela y Flores se salvó porque estaba trabajando. Todas sus pertenencias quedaron bajo los escombros.

“Mi hijo se quejaba porque no hacíamos altar así que este año lo voy a hacer en su memoria”, dijo ahogada en el dolor la mujer, que ahora vive con su hermano.

Además de colocar en altares improvisados fotografías de los seres queridos o amigos fallecidos, flores y velas, la tradición mexicana incluye ofrendas como comida o las cosas que más les gustaban a los “muertitos”. Por eso Flores tiene pensado poner juguetes y golosinas junto a las fotos de sus pequeños.

“Un amiguito de Julián me trajo una bolsa de dulces, su apoyo para el centro de acopio, pero voy a quitar unos poquitos para el altar”, confesó la mujer de 38 años que ahora, además de trabajar y estudiar Derecho, se encarga de repartir ayuda para los damnificados en una de las carpas donde viven muchos de los vecinos del conocido multifamiliar Tlalpan.

Un sendero marcado con velas y pétalos de cempasúchil, la flor tradicional de los muertos, lleva a la entrada de la principal iglesia de San Gregorio Atlapulco, en México, donde un altar del Día de Muertos recuerda a las dos personas que murieron cuando la cúpula del templo se vino abajo por el sismo. Foto: Eduardo Verdugo, AP.

Una fotografía de Alexandra Arias, de 11 años, rodeada de comida, flores y velas en un altar del Día de Muertos levantado en frente de la escuela Enrique Rébsamen que colapsó parcialmente en el sismo del 19 de septiembre matando a más de dos docenas de personas en su mayoría menores, en la Ciudad de México. Foto: Rebecca Blackwell, AP.

Vecinos de la escuela Enrique Rébsamen colocan un altar del Día de Muertos enfrente de la entrada al centro, en la Ciudad de México, el 31 de octubre de 2017. En la tradición mexicana, los muertos no son un elemento macabro o siniestro, sino que se les llama cariñosamente los “muertitos”, pero este año, algunos de los fallecimientos son tan recientes que el duelo aún persiste. Foto: Rebecca Blackwell, AP.

Sólo un bloque de ese complejo de 10 edificios de clase humilde se derrumbó tras el terremoto. Nueve personas murieron, entre ellos los hijos de Flores, pero un mes y medio después del temblor los 500 departamentos siguen desalojados y sus habitantes viven en improvisados campamentos o con algún familiar.

El lunes, después de escuchar un nuevo balance de los ingenieros, los vecinos comenzaron los preparativos para el Día de Muertos: un altar para sus nueve fallecidos y otro para el resto de los difuntos.

“Va a ser difícil porque todo es muy reciente, pero a fin de cuentas es hacerles un tributo”, explicó Carlos Luz, vecino de uno de los bloques. “Las personas que perdieron a alguien están ilusionadas”, agregó.

“Es nuestra cultura, es para convivir con los que se fueron”, añadió Higinio Sotre, quien vivía en el edificio que colapsó.

Junto a las coronas de flores que se instalaron tras el sismo en un muro lleno de manos pintadas se colocarán altares de varios niveles, como dicta la tradición, con lo que cada persona quiera y pueda aportar. El 31 por la noche se velará a los niños difuntos y el 1 de noviembre a los adultos.

Además de las ofrendas oficiales que también rinden tributo a las víctimas y rescatistas del sismo, como la de la plaza central, en la Ciudad de México se han multiplicado los pequeños altares que surgen de forma espontánea. El naranja del cempasúchil, la flor tradicional de los muertos, brota entre los escombros junto a velas y mensajes que en algunos lugares, como cerca de la escuela destruida al sur de la capital, se instalaron días después del terremoto.

Un altar del Día de Muertos, levantado junto a dos toboganes bajo una de las carpas del asentamiento de Multifamiliar Tlalpan, donde nueve personas fallecieron por el colapso de un edificio en el terremoto del 19 de septiembre, en la Ciudad de México. Foto: Rebecca Blackwell, AP.

Fotografías de Julián Flores, de 11 años, y de su hermana Ximena, de 6, descansan en medio de las flores y velas de un altar del Día de Muertos levantado en un campamento en el exterior de Mulitfamiliar Tlalpan, donde nueve personas, entre ellas los dos hijos de Nayeli Flores, perdieron la vida en el sismo del 19 de septiembrE. foto: Rebecca Blackwell, AP.

Dos jóvenes trasladas esqueletos a un altar del Día de Muertos en un campamento en Multifamiliar Tlalpan, donde nueve personas fallecieron por el colapso de un edificio en el terremoto del 19 de septiembre, en la Ciudad de México. Foto: Rebecca Blackwell, AP.

Frente al edificio de la acomodada avenida Álvaro Obregón, donde murieron más de 40 personas, desde el fin de semana hay una sencilla ofrenda hecha con papel picado de colores que cuelga de árbol a árbol.

En los barrios humildes y de mayor población indígena la tradición es más arraigada.

San Gregorio Atlapulco en Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, resultó muy dañado en el sismo. El panteón de la comunidad es uno de los más delicadamente decorados y visitados en esta fecha. Este año hay menos dinero para las ofrendas, que generalmente están compuestas de elaborados y costosos guisos.

“Todo el mundo está triste, sus vidas están destruidas”, dijo el párroco del lugar Francisco Efrén Castellanos. Muchos vecinos esperan informes técnicos que les confirmen si pueden reconstruir sus casas o deben dejar el pueblo. Sin embargo, agregó el sacerdote, esta fiesta es importante para todos. “Este año hay más empeño, aunque sea con tortillas y frijoles”, dijo.

Lo mismo piensan muchos habitantes de estados como Oaxaca, Morelos, Guerrero o Puebla que también sufrieron las consecuencias del terremoto y donde miles de personas siguen sin hogar.

Flores no ha podido recuperar nada de su casa pero quiere que el altar de Ximena y Julián tenga un peluche. “Les encantaban, siempre se pegaban por ellos”.

Vecinos de la escuela Enrique Rébsamen dejan un rastro de pétalos de flores desde la entrada del centro a un altar donde colocaron juguetes, comida, calaveras de azúcar y flores para los muertos, en la Ciudad de México. Foto: Rebecca Blackwell, AP.

Un joven coloca dos esqueletos en un altar del Día de Muertos en medio de un campamento en Multifamiliar Tlalpan, donde nueve personas fallecieron por el colapso de un edificio en el terremoto del 19 de septiembre. Foto: Rebecca Blackwell, AP.

Vecinos y negocios de la Condesa y la Roma, sin apoyo, rescatan los barrios con su propio esfuerzo

sábado, octubre 21st, 2017

Hace apenas 15 días que terminaron las labores de rescate. Hace una quincena que el último trabajador dentro de Álvaro Obregón 286, en la Roma, salió sin vida. Hace un mes, la Ciudad de México vivió uno de sus peores episodios, pero a diferencia de hace 32 años, las cámaras de seguridad y de miles de celulares grabaron los movimientos, los gritos, el llanto, la desesperación y los derrumbes.

En las colonias que comprenden el corredor Roma-Condesa, zona de auge mercantil y residencial, el colapso de edificios dejó 75 personas fallecidas, de acuerdo con reportes oficiales. Los restaurantes y comercios mostraron su mejor cara: regalaron comida, prestaron sus instalaciones y recibieron donaciones.

Ahora, son ellos los que están dispuestos a reactivar la zona, no sólo para demostrar que el barrio sigue vivo sino porque lo necesitan. Son meseros, son gerentes, comerciantes independientes, son trabajadores que no pueden detenerse con la tragedia.

Ciudad de México, 21 de octubre (SinEmbargo).– “La gente pasa y hace eso… después se va”, dice Alejandro, gerente del restaurante Jetson’s, mientras observa a un par de hombres que toman foto de lo poco que queda de la construcción en Álvaro Obregón 286. De su lado de la calle y a pesar de las mallas que cubren la zona, se sigue percibiendo el olor inconfundible a polvo, a escombro, a muerte.

No hay alguien que quiera sentarse a comer una de sus papas al horno sobre la acera. Los transeúntes, efectivamente, no evitan voltear hacia el edificio donde murieron 49 personas el pasado 19 de septiembre.

Ha pasado un mes de que el terremoto de 7.1 grados cambiara nuevamente el paisaje de las colonias Roma Sur, Roma Norte, Condesa, Hipódromo e Hipódromo Condesa. Todas englobadas bajo el concepto de “corredor cultural”, un área conocida por su conjunción de zonas habitacionales, comerciales, artísticas y turísticas, que padeció el terremoto de 1985 y volvió a ver caer sus edificios el mismo día, 32 años después.

“¿Y la ayuda?”, se pregunta Modesto Moreno, valet parking de Don Eraki, quien vio caer el edificio en Medellín y San Luis Potosí. “¿Dónde está todo ese dinero que tiene el Gobierno, el que se donó, el que le decomisan a los narcos? es ahora cuando se necesita pero, ¿sabe quién va a votar por el PRI? Nadie. O nos levantamos o nos terminamos de hundir, pero necesitamos un cambio”, añade.

Cerca de los derrumbes de la avenida Sonora este tipo de anuncios, colocados por los vecinos, son una constante. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

El contraste, entre los restos del desastre y la necesidad de dar trabajo, reactivar la zona y seguir adelante. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

Otro cártel de apoyo cerca de los pocos centros de acopio que aún quedan, y situado en el Parque España. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

“NO TIENE UNO LA VIDA COMPRADA”

En la esquina de Ámsterdam y Laredo está Ardente, una pizzería que semana y media después del sismo volvió a abrir sus puertas frente a un edificio de una sola planta que se sostiene con polines, cuando hasta las 13:14 de hace 30 días solía tener ocho pisos. Sus mesas sobre la calle están apenas separadas de las coronas de flores dedicas a las seis personas que fallecieron ahí tras el colapso.

“La afluencia de clientes ha bajado en un 80 por ciento, pero aquí estamos, estamos con ganas, estamos convencidos de que esto va a salir adelante, sin duda alguna”, dice el chef Felipe Núñez, quien presenció el desplome de los departamentos de Ámsterdam 107.

“No tienes palabras para describirlo, nosotros estábamos laborando exactamente aquí. Empieza a temblar y yo creo que alcanzamos a llegar a la esquina cuando vemos todo. Hay ocasiones en que hasta la misma familia te pregunta y dices: ‘¿qué te explico, qué te digo?’, cuando no puedes ni siquiera platicarlo porque son sentimientos encontrados, te pones a pensar en la gente que estaba y no puedes expresarlo”, agrega.

Gerardo Villa, otro de los cocineros interviene: “íbamos metiéndonos del simulacro, salimos tarde porque no se oían alarmas por aquí, no escuchamos nada, fue porque nos acordamos que era el simulacro y salimos. En cuestión de minutos, empieza todo esto. Sales y es horrible, te quedas impactado”.

Felipe muestra en su celular una fotografía de su compañero parado en medio de la calle en un esfuerzo por controlar el tránsito entre escombros y polvo.

“Vimos todo. Se colapsa el edifico, empiezas a ayudar con la desesperación de que quieres encontrar a gente sana, ves todo lo que pasa y te sientes impotente ante todo eso”, dice Núñez. Gerardo interviene: “impotente de que quieres mover algo pesadísimo y no sabes ni qué hacer, ni te acuerdas de la familia, se cae esto y te quedas pensando en la gente que iba saliendo”.

La vida para ellos ya no es la misma, aceptan que sus reacciones con las alertas sísmicas de las aplicaciones telefónicas o una simple sirena de ambulancia los tiene en vilo. “Te quedas traumado”, menciona uno de los chefs mientras el otro acepta que se siente decaído, “te quedas con la tristeza de la destrucción que puede llegar en cuestión de segundos, no tiene uno la vida comprada”.

GOBIERNO Y “AYUDA DE RISA”

La cicatriz que marcó la Ciudad de México de sur a norte, desde Xochimilco hasta Lindavista, no sólo derrumbó edificios, también dejó inhabitables miles más. Otros, en riesgo de colapso, imposibilitan que las casas y departamentos vecinos continúen sus labores, como es el caso del Taller de Bicicletas Orozco, un negocio familiar que opera en Avenida México 13, desde hace 85 años.

Vicente Yáñez, encargado del lugar, trabaja desde hace algunas semanas en una esquina del Parque México. Con un letrero de “Reparación de bicis enfrente” y un anuncio en su página de Facebook, comunica a sus clientes que sigue en funciones pese a que su taller está acordonado.

“Tenemos que seguir trabajando, no podemos cerrar la cortina y esperar a ver hasta cuándo lo resuelven. En realidad nuestro local está en buenas condiciones, el problema es un edificio que está dañado al lado, ese es el que nos está obligando a no poder estar ahí porque hay un riesgo”, dice mientras infla la cámara de una llanta.

“Los primeros dos días hubo un poco de confusión, no sabíamos qué íbamos a hacer, pero al pasar las horas nos dimos cuenta que no podíamos estar parados sin hacer nada, esperando a ver quién nos ayudaba. Yo entiendo a muchas personas que estuvieron en condiciones peores que nosotros, realmente somos afortunados porque físicamente no nos pasó nada y eso es para que nosotros podamos seguir luchando por sobrevivir de cualquier manera y lo primero que se nos ocurrió fue ponernos aquí enfrente del parque”, explica.

Sin embargo, el hombre que lleva 28 años al frente del negocio, afirma que aún ante el panorama que dejó el sismo, personal de la Delegación Cuauhtémoc les puso trabas: “nos costó un poquito de trabajo, pero finalmente ellos comprendieron la situación y nos siguen dando permiso aquí hasta que se corrija el problema que tenemos en el edificio vecino”.

Explica que las autoridades no se han comunicado con ellos directamente, pero por informes de Protección Civil saben que los departamentos de Sonora 149, donde colapsó un piso entero y murió una persona, están en el primer bloque de demoliciones programadas, “pero realmente no sabemos si va a ser en ochos días, en 15, qué sé yo, nos manejan un tiempo aproximado de tres meses”, dice Yáñez.

“No podemos cerrar la cortina y esperar a ver hasta cuándo lo resuelven”. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

Vicente espera que con el tiempo pasen los sentimientos de miedo y tristeza. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

Al pasar por edificios acordonados, las personas se detienen y observan con tristeza. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

Este negocio, al igual que los otros ubicados en las zonas cero, pueden aspirar a los créditos gubernamentales, pero para Vicente no es suficiente, “nuestro gobierno nos menciona mucha ayuda, pero realmente la ayuda que brinda es de risa, te dan dos mil pesos, ¿para qué nos sirven? Tenemos que hacerle la lucha nosotros para seguir nuestra vida normal y seguir generando algo, por lo menos para sobrevivir del diario”, dice.

Él no sólo trabaja en la Condesa, también vivió ahí hasta 20 días antes del sismo, en Sonora 147. “Parece que hubiera sabido que iba a temblar y tenía que irme antes. Me salí antes del temblor y el edificio donde yo vivía quedó en muy malas condiciones, todas las personas perdieron la mayoría de sus cosas, diría que yo salí a tiempo”, aunque no deja de sentir tristeza por ver la mayor parte de la colonia acordonada, “ le entra a uno como depresión, porque ahora en estos días ya hay un poco más de movimiento pero al rato se queda solo, no hay gente en los departamentos, no se ve que se asomen a su ventana, se queda solo y en silencio todo. Es un sentimiento muy raro, no sé si depresión, tristeza, nostalgia, yo creo que hay muchos sentimientos encontrados y te sientes mal, de acordarte de todo lo que pasó y porqué estamos así”, comenta sin dejar de poner atención en las bicicletas que tiene a cargo.

“Y así como yo, todas las personas que vivimos el temblor en esta zona cada quien tiene su historia diferente, pero a final de cuentas es todo de miedo, de terror.

“¿Si sigo teniendo miedo? Sí, es muy rápido para que ya se nos olvide, de hecho yo creo que nunca se nos va a olvidar, pero a medida que pase el tiempo nuestra perspectiva de vida va siendo diferente, en el sentido de que vamos a estar más ocupados en el trabajo, agarrando la vida normal y así se le olvida a uno un poquito, cuando estás ocupado, cuando estás solo de repente te acuerdas. Yo quiero pensar que con el tiempo se nos ha de aliviar un poco todo esto que nos ha pasado”, finaliza.

#SoyMiBarrio: La iniciativa civil que busca reactivar la economía de colonias tras el sismo en CdMx

domingo, octubre 15th, 2017

Las escenas de construcciones desmoronadas, de rostros desencajados e inundados, de ambulancias y de heridos, se propagaron por toda la capital del país, luego del sismo del pasado 19 de septiembre.

Pero en un instante, de manera espontánea, aparecieron las de cadenas humanas pasando de mano en mano cubetas llenas de escombros, de abrazos de consuelo, de oídos dispuestos, de voluntarios sanando el dolor de miles de damnificados.

Desde aquel martes 19 de septiembre nada ha vuelto a ser como antes. Las vidas cambiaron. El terremoto lo estremeció todo. Pero, de los escombros de la Ciudad de México surgió la unión, esa que ya se daba por perdida.

Ciudad de México, 15 de octubre (SinEmbargo).- El terremoto del pasado 19 de septiembre no sólo sacudió la tierra y colapsó edificios, también movió conciencias y sentimientos, derrumbó divisiones y trajo unidad.

¿Indiferencia? ¿Indolencia? ¿Individualismo? ¿Egoísmo? No, en la Ciudad de México la mayoría de la gente olvidó el significado de esas palabras y optó por la empatía, la compasión, el altruismo. Simplemente se movió para ayudar al de al lado.

Las escenas de construcciones desmoronadas, de rostros desencajados e inundados, de ambulancias y de heridos se propagaron por toda la capital. Pero también las de cadenas humanas pasando de mano en mano cubetas llenas de escombros, de abrazos de consuelo, de oídos dispuestos, de voluntarios sanando el dolor.

En esta imagen captada el viernes 22 de septiembre, Isabel Campana, de 28 años, alza el puño en un gesto para pedir silencio ante un edificio derruido en Ciudad de México. Foto: Natacha Pisarenko, AP

Desde aquél día nada ha vuelto a ser como antes. Las vidas cambiaron. El terremoto lo estremeció todo. Todo. Sacó de los escombros la unión que se daba por perdida.

Muchos negocios abrieron sus puertas, no para vender sino para estrechar la cadena solidaria. Ofrecieron Internet, energía eléctrica, agua, comida, un espacio para dormir, baños… todo lo dejaron al alcance de voluntarios, brigadistas y víctimas que de un momento a otro perdieron su hogar, o peor, a un ser querido.

Por medio de fotografías, #SoyMiBarrio busca reactivar la economía local de los lugares cercanos a las zonas donde hubo desastre. Imagen: Instagram @soymibarrio.

LA GENTE NO SE VA

Algunas zonas cercanas a los puntos de desastre lucen hoy como colonias fantasma. El miedo se dispersó: empleados que optaron por abandonar sus actividades y habitantes que le apostaron a autoexilio.

Sin embargo, en medio de ello hay quien no se va ni piensa hacerlo. Hay quien busca sobrevivir, reactivar su negocio y continuar. #SoyMiBarrio pretende visibilizar a esas personas.

Omar Ochoa, fundador y director de la agencia de publicidad Other People, piensa que el apoyo que surgió después del 19-S no debe parar, por el contrario, debe trascender y permanecer.

Por ello, con cuatro colaboradores de la agencia que dirige y de La Colectiva, emprendieron el proyecto que hoy por hoy cuenta con cerca de 5 mil seguidores en Instagram, la red social que lo alberga.

El mercadólogo de profesión explica que #SoyMiBarrio cuenta historias a través de la plataforma digital. Por medio de fotografías, busca reactivar la economía local de los lugares cercanos a las zonas donde hubo desastre, no sólo de las colonias Roma y Condesa sino de cada rincón afectado.

Intentan que en el futuro cercano lo que la gente hace internamente en sus colonias se convierta en una bolsa de trabajo, principalmente para los negocios pequeños.

“Es el mejor pretexto para apoyar esa ‘mexicanidad’ que nos está aflorando. No nos olvidemos que tenemos gente cerca a quién apoyar. Hay que tratar de consumir lo que se mueve dentro de tu colonia”, destaca.

Omar Ochoa, director de la agencia de publicidad Other People, explica que la iniciativa #SoyMiBarrio pretende convertirse también en una bolsa de trabajo. Foto: Sandra Sánchez Galdoz, SinEmbargo

LA VIDA DESPUÉS DEL TERREMOTO

“Este sismo me cambió la vida por completo”, sostiene Omar, quien con su equipo presenció la tragedia del edificio de Álvaro Obregón 286. Da gracias a Dios por estar vivo y porque sólo se quedara en un susto para él, su familia, compañeros de trabajo y amigos.

Tiene muy claro que el movimiento telúrico movió almas, corazones y conciencias. Y eso debe quedarse y provocar que la gente continúe actuando hombro con hombro por el país.

“No podemos pensar que los días pueden seguir uno tras otro sin poder ayudar a la gente, sin ser más humanos, más amables, sin sonreír: esas cosas tan básicas que se nos olvidan. Cuando sucede algo así se te mueve el piso, pero al mismo tiempo te mueve el alma. Te das cuenta de que puedes hacer mucho por tu propia Nación, por tu propia ciudad y por tu propio barrio”, afirma.

LA COLECTIVA Y SU DÉJÀ VU 

Alfredo Couturier Hernández, director operativo de La Colectiva, la agencia de publicidad que trabaja de la mano de Other People, comenta que entre ambos comercios suman 40 personas que reaccionaron ante las necesidades de la gente afectada.

El día del sismo, el personal de Other People y La Colectiva ayudó a evacuar un kinder cercano, a sacar escombros en la esquina de Ámsterdam y Laredo, en la Condesa. Vieron cómo el Parque España se convirtió en un enorme centro de acopio.

“Donde hiciera falta una mano, sumarte; si hacía falta comida, llevarla. Fue instintivo, fue el instinto de sobrevivencia”, cuenta.

Alfredo Couturier, director operativo de la agencia de publicidad La Colectiva, dice que el dolor de todos los empujó a dar una ayuda instintiva después del sismo  Foto: Sandra Sánchez Galdoz, SinEmbargo

Durante los días posteriores a la tragedia, las oficinas situadas en la colonia Roma permanecieron cerradas para el trabajo de las agencias, no así para voluntarios, brigadistas y víctimas que requerían cargar su celular, conectarse a internet, utilizar un sanitario o simplemente beber un poco de agua.

Mientras tanto, los colaboradores implementaron una red interna en la que organizaron colectas de objetos muy específicos que eran requeridos en los derrumbes, principalmente.

A través de la red de WhatsApp se pedían sierras y guantes de cierto tipo, trajes de tylex, botas para perro, discos para cortar y bolsas para transportar los cuerpos de las víctimas mortales.

Inmediatamente alguien se ofrecía a conseguir lo que se se solicitaba, incluso se llegó a pedir del interior de la República Mexicana y una vez en la capital, no faltó el ciclista que pedaleó con furor para hacerlo llegar a la zona cero en apenas algunos minutos.

No es la primera vez que Alfredo ve a la ciudad unirse por la desgracia. En 1985, el año en que llegó a vivir a la Ciudad de México, vivió también un terremoto, aquel que dejó un saldo de más de 10 mil personas fallecidas. A sus 14 años, el muchacho fue voluntario en la calle Chihuahua. Después, 32 años más tarde, la historia se repitió.

“Fue un Déjà vu, la pesadilla que nunca quisieras que se repitiera, pero se repite. [Y otra vez] actúas por instinto, por ayudar cuando ves el dolor de todos”, comenta.

#Hogar19s y otras iniciativas para reconstruir México

domingo, octubre 15th, 2017

Con más de 250 mil inmuebles afectados por los pasados sismos, son varias las propuestas para apoyar a quienes perdieron su casa, al facilitar los vínculos entre los lugares disponibles y las personas necesitadas; así como para juntar donativos para apoyar la reconstrucción, a continuación algunas de ellas.

Ciudad de México, 15 de octubre (SinEmbargo).– Son varios los esfuerzos que distintas empresas y organizaciones sociales están haciendo desde el pasado sismo del 19 de septiembre, para apoyar a las personas que perdieron sus hogares, por derrumbes o por quedar inhabitables a raíz de daños estructurales.

Por una parte, se llama a ofrecer #RentaSolidaria, para aquellos afectados; unos más, hicieron plataformas para “rentar” espacios destruidos y así, juntar fondos para su reconstrucción; otros como Hogar19S usan las redes sociales para comunicar inmuebles en renta y vincular a quien ofrecen

#HOGAR19S

Foto: Twitter (@Hogar19mx )

Inició sólo como un hashtag que evolucionó a una cuenta de Twitter y luego una de Facebook, ahora han armado un mapa interactivo en donde se vacían todos los reportes.

“Surgió al estar revisando las diferentes reacciones al sismo del 19 de septiembre, estaba checando Twitter y vi que un par de personas publicaron con diferencia de minutos tuits con la misma preocupación, que era ayudar a gente que seguramente iba a tener necesidad de buscar una nueva casa después de ser desalojados o que su edificio se dañó. Además de tener que lidiar con todos los problemas de perder tu casa o tus cosas, ir a un albergue, en algunos casos hacerte cargo de la familia, de las mascotas, en fin, todo lo que implica una desgracia de esa magnitud, tenía que empezar a pensar el siguiente paso y buscar un lugar en dónde vivir”, dice en entrevista un vocero de Hogar19MX.

“Estas dos personas que ni siquiera se conocían entre sí tuvieron la misma idea, por lo que los puse en contacto a través de un tuit y a una de ellas se le ocurrió el hashtag #Hogar19S, que es corto y fácil de recordar. A ella se le ocurrió hacer la cuenta de Twitter @Hogar19MX para concentrar no sólo las fotos de anuncios, sino posibles solicitudes y empezar a invitar a la gente a que si veían lugares en la calle donde se rentara un cuarto, casa o departamento, las compartieran. Y luego, si la gente empezaba a expresar su necesidad de rentar, que pudieran subirlo con copia a la cuenta, de manera que se pudiera retuitear y llegara a la mayor cantidad de gente posible”, menciona.

ARRIBA MÉXICO

Imagen: Arribamexico.org

Al estilo de Airbnb, Arriba México busca donativos para en una primera etapa, dar refugio digno a las personas que se quedaron sin hogar, los cuales podrán albergar a cinco personas cada uno e incluyen carpas, camas, lámparas, despensas, kit de cocina, estufa y filtro de agua.

En la segunda etapa, se contribuirá a la reconstrucción de hogares en las zonas más afectadas del país.

Su forma de operar, es a través del Comité de Ayuda a Desastres y Emergencias Nacionales o CADENA y su plataforma consiste en alojarse de manera simbólica en alguno de los inmuebles colapsados, tal como depas en la colonia Roma, casas en Juchitán o cuartos en Jojutla.

MI CASA ES TU CASA

En el sitio se explica paso a paso cómo se usa la plataforma. Imagen: micasaestucasamexico.com

Mi casa es tu casa es un sitio web desarrollado por ciudadanos que saben que tras el sismo, las brigadas de apoyo se concentraron en resolver la crisis inmediata, pero las semanas y meses posteriores, vendría la búsqueda de hogar para las personas que se quedaron sin un techo.

Micasaestucasamexico.com es una herramienta que facilita la búsqueda y la oferta de hogares temporales gratuitos, así como la comunicación entre las personas que ofrecen y solicitan hogar temporal.

Así, la oferta no se pierde en el Timeline de las redes sociales o se limita a las personas de una misma red, sino que todas las ofertas se encuentran en una sola plataforma ordenada, que hace más efectiva la ayuda directa.

TECHO MÉXICO

Foto: TECHO México

A diferencia del resto de las iniciativas, TECHO ya existía desde antes de los temblores de septiembre de 2017. Igualmente, es una organización de la sociedad civil que está presente en 21 países de América Latina y en nuestro país, tiene asentamiento permanente en seis estados.

 

A raíz de los fenómenos naturales que afectaron a la Ciudad de México, Chiapas, Oaxaca, Puebla, Morelos y el Estado de México, TECHO juntó a todo su personal en México, lo que resultó en más de 500 voluntarios en centros de acopio y retiro de escombros; mientras que la organización en sí, junta donativos para reconstruir las partes afectadas más pobres.

Miramontes 3010: Fuera de casa, 25 días después, los vecinos esperan para recuperar algo de sus vidas

sábado, octubre 14th, 2017

Son 24 los departamentos dentro del edificio que se demolerá en cuestión de días, 24 familias con diferentes historias y necesidades pero la misma esperanza: poder recuperar un poco del patrimonio que les queda. Anclados en la realidad, sólo les queda esperar que sus hogares sean derribados y después, iniciar los trámites para su reconstrucción.

“No me imagino fuera de aquí”, dice una de ellas, quien lleva 30 años afincada en Coapa, un lugar al que ni siquiera los terremotos más fuertes habían dañado, una zona comercial y habitacional en la que murieron por lo menos 39 personas el 19 de septiembre de 2017. En Miramontes 3010 nadie falleció, no colapsó, pero aquel día, familias, madres solteras y personas de la tercera edad perdieron parte de su vida.

Ciudad de México, 14 de octubre (SinEmbargo).– “Esa de ahí es mi casa”, dice Verónica Domínguez a la vez que señala el primer piso del edificio ubicado en Miramontes 3010, en Coapa, una de las zonas más dañadas por el sismo del 19 de septiembre pasado. Su departamento, ahora con dos hoyos al lado de cada ventana, deja ver sólo un lado del deterioro irreversible que sufrió el patrimonio de 24 familias. “Esas son las recámaras, si me acerco, desde afuera veo mi bolsa colgada”.

Los vecinos del 3010, al igual que los del 3040, 2990 y en total siete edificios evacuados en esa avenida, toman turnos para hacer guardia en las carpas adaptadas como centro de acopio que se montaron desde aquel martes en el estacionamiento de un supermercado frente a ellos. Más adelante, sobre esa calle, los restos de un edificio que albergaba un gimnasio y una colchonería, siguen en el suelo con el área acordonada.

Del otro lado, Galerías Coapa, uno de los centros comerciales insignia del sur de la ciudad, luce ya una cerca metálica que aun deja ver lo daños del temblor. Letreros caídos, escaparates rotos, huecos en las paredes, grietas que parecían irreparables y ninguna certeza de si adentro hubo heridos o fallecidos, pues hasta el momento sólo existe un comunicado de El Puerto de Liverpool, a través de la Bolsa Mexicana de Valores, donde anuncia que no existen daños estructurales en el edificio y se realizarán trabajos de reparación.

LA PÉRDIDA DEL LUGAR SEGURO

Verónica Domínguez agradece las muestras de apoyo de la sociedad. Foto: Cri Rodríguez, SinEmbargo

Antiguamente, Coapa era un lugar de haciendas y sembradíos, cuya urbanización llegó con los Juegos Olímpicos de 1968 y la Unidad Habitacional Narciso Mendoza, ahora conocida como Villa Coapa. El edificio en Miramontes 3010, se construyó para albergar departamentos de interés social, “fue construido antes de 1985 en un área en la que había sembradíos alrededor, eran departamentos para maestros de la UNAM, después la zona creció muchísimo, se hizo comercial, por lo que otro de los problemas que nos estamos enfrentando hoy en día es en ver cómo funciona el Fondo de Desastres Naturales (Fonden), donde nos dicen que Coyoacán, Benito Juárez y Cuauhtémoc no están catalogadas como zonas de pobreza que entren a ese tipo de apoyos”, dice Omar Flores, abogado y habitante del lugar, en entrevista.

Además, se han encontrado con más dificultades para tramitar seguros, pues los 24 condóminos son de características muy particulares, que impiden homologar los beneficios, es decir, hay personas de la tercera edad, con discapacidad, madres solteras, familias completas.

Verónica, quien vivía desde hace 29 años en ese departamento tuvo la fortuna de que ni ella ni sus hijos estaban ahí al momento del temblor, “un vecino me avisó que el edificio se había dañado, me dijo que mi departamento tenía un hoyo, pero jamás me imaginé que no pudiera volver a entrar, en Villa Coapa nunca había pasado nada”, dice a SinEmbargo.

Sus hijos, una adolescente y un niño de 15 y 11 años respectivamente, tuvieron que ir al psicólogo, pues además de estar asustados, “estaban tristes porque más que perder sus cosas, perdieron su hogar, su lugar seguro, porque afuera podría pasar cualquier cosa pero en su casa no”, menciona.

Aquel día, la mayoría de los habitantes estaban fuera de su casa, otros pudieron salir con bien, unos más tuvieron que ser rescatados por voluntarios que con valor, volvieron a entrar al edificio a salvar a los inquilinos y a algunas mascotas; otros, como la señora Remedios Alva, decidieron esperar al interior de su departamento a que cesara el movimiento.

“Se movía, tronaba el edificio, se caían las cosas y no había manera de caminar dentro de las instalaciones. Yo normalmente nunca me bajo en ningún sismo, siempre había pensado que la manera más segura era mantenerme adentro y no exponerme en las escaleras y ese día no fue la excepción. Yo vivo en uno de los departamentos que dan hacia el cubo del estacionamiento y entonces me di cuenta que subía una nube de polvo y pensé que era una muy mala señal, fue cuando tuve que empujar con una escoba todos los vidrios que quedaron para poder abrir la puerta, pero nunca me imaginé que hubiera un daño así en el edificio, entre el susto y ahora perder el único patrimonio que tengo es una experiencia de la que no ‘te cae el 20’ al 100 por ciento”, dice la mujer que llevaba 30 años viviendo ahí, desde hace 22 con su hija y viuda desde hace 15.

Pese a ello, el sur, Coapa específicamente, es un sitio que no quiere dejar.

“No me imagino fuera de aquí, por eso seguimos luchando por lo que podamos recuperar y pedir que nos construyan. Ya el evento que está fuera de las manos de todos nos cambió la vida, por qué va a cambiar porque no se puede hacer algo, entonces es lo que estamos persiguiendo, por eso seguimos aquí, tratando de ser lo más proactivos posible”, concluye Remedios.

LOS DÍAS DE INCERTIDUMBRE

Desde el 19S, los vecinos hacen guardias para recibir información y mantienen la esperanza de recuperar algunas cosas. Foto: Cri Rodríguez, SinEmbargo

“Salí de mi trabajo en la Del Valle pero hice casi tres horas y media hacia mi casa. En ese lapso, un amigo que vive por Prolongación División del Norte me dijo que mi mamá estaba viva pero que mi edificio estaba muy dañado y que no habían podido sacar a mi mascota, un perro rottweiler, me dijo que mi mamá estaba muy alterada, que la estaban tratando de calmar porque estaba muy asustada. Yo me iba siguiendo con mi hermano para llegar a Miramontes y cuando por fin logramos llegar vimos el daño que tiene mi edificio y desde el martes del terremoto ya no pudimos ingresar para nada. Mi mascota afortunadamente alguien se volvió a meter y me lo bajaron, mi perro está bien”, contó Elena Sánchez Austrich, otra de las condóminas afectadas a SinEmbargo.

Dice que los primeros días fue complicado obtener respuesta y ella, al igual que sus vecinos tomaba guardias para dormir en el estacionamiento de La Comer para evitar la rapiña y estar al pendiente del paso de la autoridad.

“Empezaron a llegar a mi edificio pero sólo lo veían por afuera, nunca entraron, nada más lo veían por afuera y decían ‘ sí, sí está muy dañado’ pero no nos decían nada. De repente llegó la Marina y menos nos pudimos acercar. Yo entiendo que se colapsó mucho, que había prioridad por ejemplo, en el Colegio Rébsamen, atrás de mi casa sí se vinieron abajo dos edificios, yo entiendo que había prioridades pero uno se pone a pensar que nuestra prioridad está aquí y nadie llega, nadie me dice nada. Hasta apenas ayer [25 de septiembre] el delegado se presentó con nosotros, llegó tardísimo, nos dijeron que a las 12 del día y llegó a las 5:30 de la tarde, entonces también la espera se va haciendo eterna.

Por lo menos yo hablo por mis vecinos del 3010 y lo único que pedimos es todo el apoyo para que podamos apuntalar el edificio y si existe la posibilidad de ingresar, no para sacar nuestras cosas, yo por ejemplo tengo títulos o cédulas, cositas que dices ‘Dios mío todo lo que me costó’, el trámite es larguísimo, es lo que queremos recuperar, ya sabemos que está en pésimo estado, que no vas a volver ahí a vivir, pero lo que queremos es eso, tratar de que por favor exista el apoyo de que nos ayuden a apuntalar mi casa y podamos entrar.

Además, la imagen de que tu casa se derrumba, es impresionante. A mi mamá ya no la tenemos ahí precisamente por eso, porque la imagen es muy fuerte, es totalmente devastadora, entonces es otra vez ir, estar ahí afuera, esperando, rezando porque exista esa mínima posibilidad de ingresar a tu casa”, continúa Elena.

LA RESIGNACIÓN

Luego de la demolición del 3010, los edificios de al lado esperan no sufrir daños. Foto: Cri Rodríguez, SinEmbargo

A 25 días del terremoto de 7.1 grados de magnitud, los habitantes del 3010 de Miramontes siguen bajando sus expectativas sobre lo que podrán recuperar una vez demolido el edificio, pero no dejan la esperanza a un lado.

“El paso que sigue es que venga una orden de demolición, algunos vecinos se organizaron y consiguieron un segundo dictamen por parte de un ingeniero de la UNAM, nuestra esperanza era que antes de que lo tiren queríamos ver si se puede apuntalar, si podemos sacar cosas de valor, todo fue cambiando de querer casi una mudanza; a querer sacar toda la ropa, las cosas de valor y los papeles importantes; a querer sacar una mochila con papeles y joyas, entonces cada vez se va reduciendo la posibilidad de sacar cosas y ya estamos a días de que lo tiren”, dice Omar Flores.

“La pérdida va a ser doble, tanto el patrimonio del inmueble, como todo el menaje de la casa. Le hemos dado [al ingeniero encargado] muchas opciones, que si se puede vaciar el tinaco para quitarle peso, que si pueden llegar escaleras, que si puede llegar un dron, todas las opciones se le han dado […] lo más seguro es que ese día estemos los vecinos viendo entre los escombros qué podemos recuperar. Hay cosas de valor hasta cosas muy sentimentales como fotos que nunca recuperaremos,”, continúa.

Sentada en una sala donada, rodeada de restaurantes y centros comerciales, Verónica muestra los mensajes de apoyo que ha recibido por parte de la gente, de personas que no la conocen a ella ni a sus vecinos. “Estamos juntos en esto”, “la vida siempre es bella mientras estés viva y estamos con ustedes para ayudarlos”, son algunos de los escritos que ha recibido. “Son muy emotivos y se agradecen mucho”, dice la madre de familia.

El centro de acopio rodeado de centros comerciales, alberga también a vecinos de otros edificios. Foto: Cri Rodríguez, SinEmbargo

“Me acaban de mandar una bolsa de maquillaje para mi hija, en cuanto las personas vieron en un grupo de Facebook que lo quería”, dice mientras muestra la bolsa con una carta dentro. Ella, admite que la respuesta de las autoridades fue oportuna, que siempre hubo flujo de información e instalaron a sólo unos metros de su edificio, un centro donde so podían tramitar los papeles importantes, pedir el apoyo de los 3 mil pesos, daban apoyo psicológico y legal.

Afincados en su albergue temporal, desde el cual ven la vida que dejan atrás, los vecinos sólo esperan el paso siguiente: que inicie la demolición e insistir en la posibilidad de recuperar algo de lo poco que les queda.

“Esperemos….la realidad. No considero que después de que lo demuelan al día siguiente vengan a poner un tabique, yo creo que puede ser un proceso muy largo y no lo va a resolver sólo el Gobierno, precisamente por eso queremos tocar puertas y ver quién puede ayudarnos.

“Estas cosas uno sólo se las imagina en la tele, nunca lo había visto tan cerca. Desgraciadamente murió gente en el edificio de atrás [en Rancho de los Arcos] por ese lado, me siento afortunado de estar vivo, con mi familia. Sí es una pérdida económica muy grande, pero creo que podemos salir adelante”, finaliza Omar.

Albergues en la CdMx: la incertidumbre de no tener dónde vivir

domingo, octubre 1st, 2017

En este refugio de la Ciudad de México duermen, comen y reciben ayuda psicológica unas 500 personas, pero su futuro es una gran interrogante.

Por Karla Casillas Bermudez

Ciudad de México, 1 de octubre (SinEmbargo/ViceMedia).– Un grupo de veinte niños, divididos en tres grupos, juega con varios perros. Es una terapia dirigida por especialistas que intenta sanar algo del estrés que los pequeños tienen acumulado desde que la tierra tembló y se quedaron sin casa. No sabemos si temporal o definitivamente.

Samanta, una niña de 8 años, colorea con crayolas un cuaderno para iluminar que alguien donó. Un sacerdote vestido de negro deambula por este gran gimnasio, ahora convertido en el hogar temporal a cerca de 500 personas. Él intenta llevar “consuelo” a todas esas familias, que no saben qué harán cuando ese recinto deje de funcionar. Su futuro es totalmente incierto, y nadie les ha ofrecido una solución a largo plazo.

Estamos en el albergue de la Delegación Benito Juárez en la Ciudad de México, una demarcación en la que ha habido 13 edificios derrumbados, 30 en riesgo inminente de caer y 21 que registran daños en su estructura, según ha informado el jefe delegacional, Christian von Roerich a medios nacionales recientemente.

Desde el 19 de septiembre decenas y decenas de personas con el miedo metido en su cuerpo, con sólo lo puesto y con sus hijos de la mano comenzaron a llegar. Este 21 de septiembre, dos días después del trágico sismo de magnitud 7.1, ya son 466 personas las que están registradas; y aún hay cupo para más. Ahí podrían llegar a alojarse hasta 800, según nos informan los encargados de la propia delegación.

“Es normal que te sientas agotada, pero es importante recordar que estamos con vida y que tenemos acceso a alimentos”, dice una psicóloga de la brigada de la Universidad Autónoma de México (UNAM) a Mayra Aparicio Báez, una mujer de 29 años que fue desalojada porque la estancia de la azotea en la que vivía, tenía varios tinacos de agua Rotoplas y un gran tanque de gas que abastecía a los 20 departamentos del edifico, en el que su marido era el conserje.

“El edificio no se cayó, pero si es preocupante porque se agrietó el cuartito donde estamos, y encima de nosotros hay 16 Rotoplas y una cochinilla grande de gas. Por eso ya no nos dejan entrar. La parte de abajo del edificio está estrellado, y nos dicen las autoridades que no es conveniente estar ahí. No nos dejaron sacar nada, nos evacuaron inmediatamente”, narra Mayra a VICE News.

“¿Que cómo veo mi futuro? La verdad no sabemos qué vamos a hacer, no tenemos dónde vivir, y nos tendremos que quedar aquí mucho tiempo”. Foto: Paula Tomas/ViceMedia

“¿Que cómo veo mi futuro? La verdad no sabemos qué vamos a hacer, no tenemos dónde vivir, y nos tendremos que quedar aquí mucho tiempo”, dice la mujer sin tener certeza de qué significa eso que ella refiere como “mucho tiempo”.

En el gran refugio hay servicio de pernocta, alimentos, médicos, ayuda psicológica y comida para mascotas, pero no hay una solución definitiva para quienes se quedaron sin casa. Cada noche llegará más gente con crisis de angustia y problemas para concebir el sueño. Nuevas víctimas de maltrechos edificios que podrían estar en riesgo de colapso.

Cirilo, el marido de Mayra observa a su hija Samanta de 8 años, colorear su cuaderno, sobre una de las colchonetas azules que cubren el piso del deportivo. Su otro hijo, Alexi de 7 años, quien sufre un tipo de distrofia muscular muy agresiva llamada Duchene, está en el salón de juegos con una educadora. De hecho la enfermedad de su hijo fue lo que trajo a esta pareja a vivir a la Ciudad de México hace 9 meses. Ellos dejaron su hogar en la Sierra Norte del estado de Puebla para venir a buscar ayuda médica y la encontraron en el Instituto Nacional de Rehabilitación: “ahí lo están atendiendo bien. Como es una enfermedad degenerativa, sólo le pueden dar calidad de vida, y eso queremos”, dice Mayra.

Cirilo llevaba unos meses trabajando como portero en ese edificio ubicado en la calle Víctor Hugo 215, en la colonia Portales; y Mayra había pedido un permiso a la Delegación Benito Juárez para poner un pequeño puesto de tamales y atole, pero se lo negaron. “Yo sólo pido eso. A mi me ayudaría si me dieran mi permiso para poner mi negocio y trabajar, para poder sostenernos”.

Eso, cuando consigan un nuevo lugar donde vivir.

Mientras los voluntarios pasan repartiendo comida, y en los salones contiguos hay decenas de personas preparando bolsas de despensas, Gabriela Cordero de 36 años, mira su celular insistentemente.

En el gran refugio hay servicio de pernocta, alimentos, médicos, ayuda psicológica y comida para mascotas. Foto: Paula Tomas/ViceMedia

Ella vivía en un edificio ubicado en la Calle Santa Cruz 15 en la Colonia San Simón. Una construcción que tiene más de 50 años, conformada por un centenar de departamentos. La forma de esta unidad habitacional es circular “como si fuera un estadio con un patio central”, describe Gabriela, quien no ha vuelto a su departamento desde la tarde del 19 de septiembre, cuando su hijo de 14 años y ella salieron corriendo en cuanto sintieron el jalón que les dio la tierra.

“Estaba cocinando y de los nervios dejé la estufa encendida. Ya en la calle me acordé y cuando pasó el temblor subió mi hijo a apagarla. Bajó y desde ahí ya no hemos regresado”.

Gabriela no quiere regresar a vivir ahí, un departamento en el que habita con sus tres niñas —de 5, 6 y 7 años—, y su hijo de 14.

“Desde el otro temblor de 8.1 (el pasado 7 de septiembre) la verdad yo no dormía en las noches, sino hasta las 3 de la mañana. Me quedaba despierta”. Ella y sus niñas llegaron al albergue el mismo 19 de septiembre a la media noche, después de descartar la idea de quedarse a dormir en el carro. “Aquí estoy más tranquila… por el momento” dice, pero no tiene idea qué van a hacer en el futuro.

Está esperando a que Protección Civil acuda a hacer un diagnóstico de su edificio, pero ella tiene claro dos cosas: no quiere volver ahí y exige a los políticos que en lugar de gastar el dinero en campañas, en sueldos, en aguinaldos y en prestaciones, deberían de donarlo a la gente que se quedó sin casas.

“En México gastan dinerales en las elecciones y no nos ayudan a nosotros. Es más importante la vida de las personas y la seguridad, que las elecciones. La mayoría de los gobernantes viven muy bien, y nosotros pues mira a dónde estamos. Unos aquí (en el albergue) y otros fallecidos. Ese dinero que se destine a la emergencia. La gente ahora lo necesita”, menciona Gabriela.

Tiene junto con su esposo, un local de ropa justo en la parte de abajo de su edificio; y si al final deciden demolerlo lo perderán absolutamente todo.

“Ahora todo va a estar muy difícil para toda la gente y los comerciantes. Vienen meses muy difíciles para salir adelante. Yo tengo un montón de deudas, porque uno pide prestado. Por eso no me he ido; por lo menos aquí hay qué comer”, dice Gabriela una mujer de cabello negro, nariz afilada y ojos rasgados.

El ajetreo no cesa en este albergue. Hay voluntarios para casi todo. Actores que hacen pequeñas representaciones para que los niños se diviertan. Entrenadores de perros que juegan con los pequeños, médicos que atienden dolores, psicólogos que ofrecen terapias personales y grupales, una violinista que dona su música.

Por ahora los damnificados de este nuevo 19 de septiembre tienen un hogar temporal, pero no una salida definitiva. Estas historias seguramente se repiten en los más de 40 refugios que se han habilitado en la capital. Sus inquilinos saben que su futuro es un enorme signo de interrogación.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE ViceMedia. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

De vuelta a la vida: bares y restaurantes buscan reactivar zonas de desastre

viernes, septiembre 29th, 2017

#EstamosdePie #LaRomaEstáViva, #NosLevantaremos, son algunos de los lemas que restaurantes y bares de las zonas más afectadas por los pasados sismos en la Ciudad de México, han adoptado para anunciar que vuelven a las actividades. Algunos compaginan su actividad principal con sus labores como centro de acopio; otros continúan como comedores comunitarios y están dispuestos a reactivar su barrio haciendo lo que mejor saben.

Ciudad de México, 29 de septiembre (SinEmbargo).– Las calles no lucen ni volverán a lucir igual. La “normalidad” a la que estaban habituados restauranteros, empresarios, vecinos y visitantes no es una a la que quieren regresar, pero están conscientes que la economía tiene que reactivarse, que hay que comer, que hay que divertirse y sobre todo, hay deudas que no se van a pagar solas.

“No quiero volver a la normalidad: la normalidad era el problema”. @Cilantrus*

Los encargados del Jardín Chapultepec evaluarán hasta cuándo se mantendrá como centro de acopio. Foto: Facebook (Jardín Chapultepec)

“Cuando decimos que ‘no queremos volver a la normalidad’ nos referimos a la de la corrupción, de los sobornos, del acoso de las instituciones de Gobierno. Esto cambió, nosotros sabemos que es un esfuerzo que tiene que durar meses. Vamos a poner el espacio y la gente es la que determina cómo lo quiere utilizar, no vamos a obligar a que vengan y consuman, si sólo quieren estar ahí sentados leyendo, lo que queremos es seguir con este ímpetu de construcción de un espacio de comunidad. Aquí se pueden juntar los vecinos si necesitan tener reuniones, el espacio está abierto para cualquier persona que lo utilice. La gente irá decidiendo cómo va regresando a su vida diaria, pero nosotros sí estamos convencidos de que el espacio queremos construirlo más allá, hacer un punto de encuentro de todos los vecinos y de toda la gente que quiera venir”, dice Sergio González, vocero del Jardín Chapultepec, bar ubicado en la Roma Norte.

Muchos restaurantes en distintas zonas, siguen recolectando materias primas para dar comida caliente a voluntarios y afectados. Imagen: Especial

Para ellos, que vienen de una larga clausura por parte del operativo ‘mala copa’ que se lleva a cabo en centros nocturnos de la Ciudad de México, es necesario retomar sus operaciones, porque su nómina, proveedores y deudas siguen ahí. “Lo que decidimos es mantener una parte del espacio como centro de acopio y otro con servicio para aquellos que lo deseen, porque también la gente quiere platicar, ver a sus amigos, descansar y estar con los que quieren. Tratar no de olvidar pero sí de descansar un poco de lo que está sucediendo, para que puedan tener fuerzas para volver a seguir ayudando”, continúa Sergio.

Decidieron también, recortar sus horarios para no molestar a los vecinos de la zona con el ruido proveniente del inmueble ubicado en Avenida Chapultepec casi esquina con Medellín, que ha fungido como centro de acopio desde que la Glorieta de Cibeles se vio rebasada y desde el que han enviado ayuda a distintos puntos de la CdMx, Puebla, Morelos y Guerrero.

El restaurante We Love Burgers, en la Condesa, realiza eventos especiales y donará el 30 % de sus ganancias a la Cruz Roja. Foto: Facebook (WLB)

Qué escondidas estaban nuestras ganas de estar vivos, bien y contentos.  @joseantesyois* 

La doctora Noemí Díaz Marroquín, de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dice a Mundano que es normal que las personas afectadas (directa o indirectamente) por los sismos presenten síntomas de estrés como insomnio, ansiedad o falta de apetito, por lo que es importante reconectar con sus grupos sociales de amigos y familiares, para hablar sobre lo sucedido y distraerse.

“Pueden expresar el llanto, la tristeza y la angustia. Pero también buscar otros espacios de relajación, de tranquilidad, en donde puedan desconectarse un poco del evento traumático, quizá escuchando música suave, haciendo ejercicio con moderación, teniendo alguna actividad recreativa, que no se sientan culpables por estar vivos, ni por disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Es una manera de cuidarse a ellos mismos, no estar todo el tiempo pensando en el evento sino tratar de darse estos espacios”, dice en entrevista.

Foto: Facebook (Corredor Salamanca)

Quisiera que ya pase todo este lío del sismo, me siento culpable de seguir mi vida cuándo hay mucha gente que necesita ayuda.- @jthan_45*

Para aquellas personas que sin verse directamente afectadas, puedan llegara a sentir culpabilidad por continuar con su vida “normal”, la doctora jefa del Centro de Servicios Psicológicos “Dr. Guillermo Dávila”, les dice: “Es un momento para revalorar todo lo que sí tienen. Tienen trabajo, tienen familia, tienen la vida. Es un momento de darle a las cosas su justo valor.

Merecen pasarla bien, merecen descansar. No se recomienda el consumo de alcohol, la diversión en este momento debe ser con moderación, que ayude a relajarnos, no que lleve a la alteración de los sentidos. No deben de sentirse culpables, porque se les necesita para la reconstrucción, se necesita su ayuda”, finaliza.

En los próximos días, si ve a alguien tomándose un tequila o un mezcal, un vino o una cerveza, no lo critique. Todos lo necesitamos.- @PenileyRamirez*

El viernes 22 de septiembre, apenas tres días después del terremoto, en el edificio de Álvaro Obregón 286 continuaban las labores de rescate. Alrededor de las 8:30 de la noche, un usuario compartía el siguiente tuit: “La vida sigue pero…¿cenar pizza a unos metros del edificio que se derrumbó?”, acompañada de una fotografía de la pizzería Perro Negro, ubicada en la Avenida Parque España a poco menos de 200 metros de la zona siniestrada.

Algunos medios recogieron el mensaje que dividió las opiniones. Unos llamaban “insensible”, la medida del restaurante y a la gente que ahí se reunió. Otros, decían que el señalamiento estaba de más, lo importante en ese momento era no criticar, sino seguir apoyando.

Otros más, sabían que ante una situación así, era necesario reactivar la economía de la zona y las personas necesitaban un lugar en el cual relajarse.

Al igual que este local, fueron varios en las zonas llamadas “de desastre”, los que lograron reanudar operaciones, tal como Hanky Panky que ofreció cocteles gratis para “brindar por México”; Balmori, que ofreció baños, café y agua a quienes lo necesitaran.  Otros más como El Imperial y Departamento en esa misma calle o Pata Negra en la Condesa, continúan con la incertidumbre de si podrán volver a abrir sus puertas.

Otros como Patrick Miller, en la Roma Norte o Wave y Leonor en la Condesa (quienes donarán el 100 por ciento de sus utilidades de esta semana a los afectados), decidieron mantenerse cerrador como parte del duelo nacional y para servir como centros de acopio.

Twitter (@CasaVirginiaDF)

“No hay que criticar. Los restauranteros, primero, estamos hechos de otra madera, la de brindar servicio, confort, un momento de pausa en la vida cotidiana, nuestra misión no es sólo alimentar”, dice a Mundano la chef Marion Díaz de Bistro M, ubicado en la colonia Del Valle, otra de las afectadas.

“En mi caso particular… cerré de inmediato para que mis empleados fueran a buscar a sus familiares […] Al día siguiente con la incertidumbre, primero del bienestar de mis empleados y sus familias y en segundo del pequeño patrimonio que he formado durante 25 años, abrí las puertas de mi restaurante. Cuál fue mi sorpresa, que ya había gente esperándonos para tomar una taza de café, para comer un pan, para desayunar algo que los hiciera aterrizar después de tal evento. La mayoría de ellos eran doctores de la zona que habían estado trabajando toda la noche: les aliviamos el alma o al menos eso fue lo que yo sentí. A la hora de la comida, cuando pensamos que no iba a llegar nadie, llegaron familias completas por un buen plato de sopa, por un abrazo, para saber si estábamos bien, para hacer una pausa y después seguir ayudando. Ese día confirmé que esa era mi forma de ayudar a la gente en ese momento tan grave. Y así los días continuaron con olas de gente buscando un alivio en mi pequeña isla así como en otras para después seguir digiriendo lo que había sucedido. Yuny [chef de La Ruta de la Seda] me habló y me dijo: convénceme de la razón por la cual debo abrir mi café a dos días del terremoto. Y le contesté ‘amiga, todos necesitamos ahora una taza caliente con un buen té y un buen pan. Esta es nuestra misión'”, finaliza.

Imagen: Especial/Twitter

*Frases tomadas de usuarios de Twitter.

La comida como un gesto de amor: Los voluntarios en la CdMx se arman con cucharones

viernes, septiembre 29th, 2017

No existe humano que pueda lograr una proeza con el estómago vacío y la boca seca. Los retratos de algunos de los voluntarios que cocinaron para otros, sin esperar nada a cambio.

Por Ollín Velasco

Ciudad de México, 29 de septiembre (SinEmbargo/ViceMedia).– Si algo nos dejó el pasado terremoto en México, es la solidaridad inmensa (y organizada) de la población civil. Y aunque en muchas zonas críticas del desastre siguen haciendo falta palas y picos, ninguna fuerza bruta puede lograr una proeza con el estómago vacío y la boca seca.

Miles de personas, solas o en grupo, han vaciado sus alacenas y cocinado por horas para compartir con rescatistas y damnificados un poco de alimento y bebida, desde que la tragedia se dio por inaugurada.

Si alguien aún duda que la comida es un legítimo gesto de amor, tiene que leer lo que nos platicaron, con cazuela y cucharón en mano, estas mujeres y hombres que sin pedir nada a cambio están fortaleciendo el músculo de rescate en esta cuarteada y herida ciudad.

Luego de testificar las muestras de fraternidad que surgen por todas partes en la capital del país, no queda más que unirse a la cadena de ayuda para hacerla más robusta. Estos ciudadanos nos están enseñando a todos que, más que nunca, hoy ser solidarios ya no es opción, sino deber nacional.

César, El Negro, 36 años, cocinero. Derrumbe de fábrica de textiles en la colonia Obrera

“Nuestra misión es lograr que con lo que podamos brindarles se sientan al menos un poquito mejor, incluso teniendo todo en contra”. Foto: Ollín Velasco, Vice

“Mi hermano Alejandro y yo estamos al frente de un colectivo alimentario llamado El Negro. Usualmente nos contratan para cocinar para staff de filmaciones de comerciales, series y películas, pero esta vez decidimos colaborar con el gobierno de la CDMX y estamos preparando alimentos, calentando los que vienen a donar y organizando su repartición.

La gente llega con muy buena intención de regalar comida, pero si no sabemos ponernos de acuerdo, hasta se puede echar a perder porque se va amontonando y nadie la reparte.

Hace 20 años que nos dedicamos al rubro y en grabaciones nos hemos podido adaptar a terrenos de playa, montaña y hasta desierto. Nunca nos habían tocado las condiciones de un terremoto, pero hoy todo ha estado bien. Le dimos de comer a casi dos mil personas y siguen llegando refuerzos.

Bastó con montar una carpa y unas mesas, para que voluntarios y personas damnificadas empezaran a probar lo que ha estado saliendo de nuestras parrillas: huevos con nopal, huevos con salsa roja y pedazos de chorizo, alambre, atún a la vizcaína, unos frijoles refritos sencillísimos pero deliciosos, quesadillas, chicharrón en salsa roja y hasta fruta picada.

Nuestra misión es lograr que con lo que podamos brindarles se sientan al menos un poquito mejor, incluso teniendo todo en contra”.

María, 63 años, comerciante de tianguis. Inmediaciones del metro Doctores, cerca del derrumbe de la fábrica de textiles

Trajimos arrocito, frijoles con chile verde, agua de limón y de jamaica. Nos cooperamos entre mis dos hijos, mi yerno, mi nieta y yo. Venimos de la colonia La Chacona, en Naucalpan, Estado de México, y para poder traer esto nos levantamos a las cinco de la mañana. Son 10 kilos de arroz, cinco de frijoles y cuatro cubetas con aguas frescas. Ahí para lo que se ofrezca.

Por mi casa no pasó nada grave, pero cuando en la radio escuché hablar de acá, dije “¡pobre gente!, hay que hacer algo”. Allá donde vivimos hay puro tepetate (un tipo de suelo que tiene propiedades similares a las de la roca), así que casi no lo sentimos.

Soy comerciante. Vendo jarciería, miel, zacate y demás cositas en distintos tianguis sobre ruedas en la ciudad. Hoy me tocaba trabajar, pero preferimos venir a dejar esto. Todavía ni hemos hecho cuentas, pero vamos a estará acá cuantas veces sea necesario. Ha de ser feo perderlo todo. Aunque sea con un vaso de agua o un refresquito, pero no los vamos a dejar solos.

“La tragedia que azota la ciudad nos hizo venir con más fervor”. Foto: Ollín Velasco, Vice

María de los Ángeles, 55 años, predicadora cristiana. Glorieta de los Insurgentes

“Todos los miércoles por la tarde, mi esposo y yo nos venimos a predicar la palabra de Dios con los jóvenes indigentes y con la gente de los alrededores que no tienen casa. Pero esta vez es especial.

La tragedia que azota la ciudad nos hizo venir con más fervor, más guisos y ganas de rezar por todas las personas que están mal y tristes por sus seres queridos tras el terremoto.

Cada semana, desde hace 15 años, cambio los guisos, pero creo que estos días en que estaremos apoyando voy a estar trayendo los mismos de hoy. Mira, ¡ya casi se los acabaron!

Hoy cociné bisteces en salsa de tomate, calabacitas, arroz rojo, nopales y espagueti. Y claro, no podían faltar las tortillas. El menú que ofrezco es sencillo, pero está rico y esperamos que sirva de algo y no sólo alimente sus estómagos, sino también sus almas.

Ya nadie puede negarlo: México necesita mucha oración”.

Arminda, 53 años, decoradora de interiores. Derrumbe en la calle Concepción Béistegui y Yácatas, en la colonia del Valle

“Vengo de la delegación Iztacalco con mi vecina, una amiga y mi sobrina. Desde ayer en la noche nos pusimos de acuerdo, hoy preparamos las cazuelas desde temprano e intentamos ir a algunos puntos de la colonia Roma y de Tlalpan, pero no nos dejaban arrimarnos.

Fue hasta que llegamos a este lugar, que nos acomodamos en un lugarcito libre de la banqueta y empezamos a darles tacos de guisado y aguas a quienes quisieran.

Trajimos cinco kilos de arroz, seis kilos de huevos duros, 12 kilos de tortillas y cinco garrafones de agua simple y de sabor. Igual hay bolsitas con fruta y con sándwiches, de las donaciones que han traído para que nosotras las repartamos.

Yo creo que gastamos en total unos 500 pesos. No es mucho, pero lo que cuenta es la intención. No tengo idea de cuántos tacos hemos hecho, porque con tanto trabajo y desgaste hay personas que tienen mucha hambre y repiten plato, pero trajimos 200 y estamos cerca de que se terminen.

Hoy ya casi acabamos, pero esto sigue. Así que también hay que seguir”.

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La alerta sísmica puede y debe mejorar, dice experto de la UNAM

domingo, septiembre 24th, 2017

Independientemente de las mejoras tecnológicas y mayor cobertura de sismógrafos en el país, se requieren mejores construcciones,  dijo Miguel Ángel Santoyo, sismólogo de la UNAM, quien además explica porqué el pasado 19 de septiembre, la alerta llegó al mismo tiempo que el temblor.

Por Isaac Torres, FCCyT

Ciudad de México, 24 de septiembre (SinEmbargo).– ¿Qué ocurrió el pasado 19 de septiembre a las 13:14 horas?, ¿sonó la alerta?, ¿lo hizo tardíamente? A diferencia del sismo ocurrido en el Golfo de Tehuantepec, que generó destrozos y provocó la tragedia en Chiapas y Oaxaca, el 7 de septiembre, esta vez la onda sísmica y la alerta llegaron a la Ciudad de México casi al mismo tiempo. ¿Por qué?

“En el caso de este sismo, la distancia entre el foco sísmico, entre Puebla y Morelos y la Ciudad de México, fue equivalente a la que había desde este punto de origen a las estaciones más cercanas de la alerta, sumado al tiempo que tomó definir a los algoritmos si el sismo era fuerte o no”, explicó Miguel Ángel Santoyo, sismólogo del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Es decir, los dos tiempos fueron casi iguales, por lo que la alerta sonó casi al mismo tiempo que inició el sismo. “La posición del hipocentro —zona en el interior de la Tierra donde inicia la ruptura de la falla geológica, desde donde se propagan las ondas sísmicas y que se encuentra por debajo del epicentro que corresponde a la superficie terrestre— fue más cercana a la Ciudad de México que para la que está diseñada la alerta”, añadió el especialista en sismología de movimientos fuertes.

El investigador explicó el funcionamiento de la alerta: “A lo largo de la costa del Pacífico mexicano, y otros puntos del interior de la República hay instalados sensores (sismógrafos); una vez que ocurre un sismo en una localidad, éstos registran la actividad y definen si el sismo es grande o no, mediante la ejecución de algoritmos matemáticos. Si determinan que es un sismo fuerte, emite una alerta instantánea a través de medios digitales al Centro de Investigaciones y Registro Sísmico (Cires), el organismo encargado de gestionar y mantener alerta sísmica que opera en los estados con riesgo de sufrir los efectos de un sismo”.

El investigador Miguel Ángel Santoyo. Imagen: Agencia Conacyt

La señal llega casi de manera instantánea, entonces se emite la alerta sísmica que se escucha en los megáfonos de las ciudades. Regularmente, esa señal viaja más rápido que las ondas sísmicas: esa diferencia de segundos proporciona un poco de tiempo para realizar acciones de prevención, como evacuar un edificio o cerrar las llaves del gas.

Esos segundos que podría proporcionar la alerta sísmica reduce el riesgo de las población ante el colapso de infraestructura, no obstante, el sismólogo de la UNAM, institución que forma parte de la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, enfatizó que independientemente de la alerta sísmica, las personas deben estar preparadas ante el arribo de un sismo, porque en casos como el del pasado 19 de septiembre, la alerta llegó al mismo tiempo que el sismo.

“Pero si estamos bien preparados, las instalaciones de nuestros edificios son seguras y seguimos las recomendaciones de Protección Civil, el riesgo sería menor. Más que necesitar una buena alerta sísmica, debemos de tener buenas construcciones”, dijo.

Sin embargo, eso no significa que el sistema de alerta operado por el Cires no pueda mejorarse. “Puede hacerlo, sin duda, si somos capaces de mejorar los algoritmos y de tener más sismógrafos a lo largo del país, tendríamos una alerta más eficaz. Por ejemplo, si hubiéramos tenido un sismógrafo justo encima del hipocentro, probablemente habríamos tenidos hasta cinco segundos más antes de que llegaran las ondas”.

Cinco segundos podría parecer insuficientes, pero se pueden sumar a los que el movimiento telúrico intenso proporciona otros segundos antes. El investigador explicó que la fase intensa del sismo normalmente tarda algunos segundos más en llegar después de la onda primaria, que es de menor amplitud. Si sumamos las mejores técnicas a esta antesala del movimiento intenso, podríamos tener una alerta con hasta 10 segundos más de antelación, nada despreciables si el sismo tiene su origen cerca de las ciudades en las que generará la mayor sacudida.

 

¿Necesitas ayuda psicológica? Instituciones y particulares ofrecen apoyo gratuito

domingo, septiembre 24th, 2017

Dependencias de gobierno, organismos autónomos y expertos de la sociedad civil, se unieron al apoyo de las personas afectadas por el terremoto del pasado 19 de septiembre y ofrecen brigadas callejeras y ayuda por teléfono.

Ciudad de México, 22 de septiembre, (SinEmbargo).– La Universidad Nacional Autónoma de México, la Secretaría de Gobernación, el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México, el Gobierno de la Ciudad de México y la plataforma Doctoralia, entre otros, han publicado sus acciones para apoyar a las personas que sufren por estrés después del sismo.

A través del sitio doctoraliasolidaria.org, el sitio web que conecta profesionales de la salud con pacientes, pone a disposición de los afectados a más de 500 profesionales, que subrayan la importancia de obtener este tipo de auxilio para los afectados después de una situación de emergencia como la ocurrida en el país, ya que disminuye las posibilidades de sufrir una serie de problemas como angustia, estrés postraumático o depresión.

Los interesados, sólo tienen que acceder a la página y buscar al especialista que más se adapte a sus necesidades. Es importante que los pacientes indiquen, en el momento de contactar con alguno de ellos, que le ha encontrado a través de la iniciativa Doctoralia Solidaria. De este modo podrán obtener ayuda de forma gratuita.

“En situaciones límite como ésta no hay tiempo para pensar, sólo para actuar. Es en estos momentos cuando te das cuenta de que hay muchas buenas personas que están dispuestas a ayudar a los demás, y que se movilizan para conseguirlo.”, dijo el Dr. Frederic Llordachs, socio fundador de Doctoralia, en un comunicado.

“Hay mucha gente que está viviendo una situación muy difícil tras esta traumática experiencia. Por tanto, debemos transmitir a todos los afectados que cuentan con el apoyo que necesitan y que no están solos. Al mismo tiempo, esperamos que esta herramienta digital permita liberar un poco los espacios de hospitalización para que puedan enfocarse en emergencias aún mayores”, continuó.

LA LISTA DE LA UNAM

La Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) puso a disposición una línea de atención a distancia gratuita para todo aquel que lo necesite.

La reproducimos a continuación:

Patricia               5518003711;
Emilia                 5554571442;
Antonio               5516264588;
Hortensia          5554754787,
Lidia                    5555060096;
Luis A. Pérez     5539091327;
Lupita                  5529000305;
Nury                    5554063151;
Patricia               5516536698;
Sotero                 5534801170;
Susana               5543641988;
Olga                    5545160545;
Monserrat           5538831557;
Hortensia            5554754787;
Ángel                  5513823787;
Daniela               5591917495;
Livia                    5518500813;
María                  5554056050;
Hilda                   5554164430;
Milagros              5591986796;
Rocío                  5537719212;
Verónica             5522457386;
Verónica             9851096757;
Isabel                  5543496554;
Guillermo            5518185155;
Héctor                 5530831371

AYUDA DEL GOBIERNO Y SOCIEDAD CIVIL

A través de las redes sociales, distintas dependencias de gobierno han informado sobre los teléfonos a los que se pueden comunicar, tal como el Gobierno de la Ciudad de México y el Sistema Nacional de Protección Civil.

Imagen: Twitter

Imagen: Twitter

Además, el Hospital de las Emociones del Instituto Mexicano de la Juventud (Injuve) está recibiendo a personas en crisis en su sede de la delegación Venustiano Carranza, mientras que el personal del resto de sus centros sale en brigadas a zonas de desastre.

Por su parte, el Consejo Ciudadano abrió el teléfono 5533-5533, disponible las 24 horas para todas aquellas personas con problemas de sueño, estrés y ansiedad. Además de que hay brigadas de apoyo en contención emocional y asesoría jurídica en las zonas más afectadas casa por casa.

Imagen: Twitter: elconsejomx