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25 Libros clásicos que debes leer en tu vida

sábado, diciembre 15th, 2018

Si en este 2019 uno de tus propósitos será comenzar a leer, entonces no querrás dejar ir esta lista, en la cual encontrarás 25 clásicos de la literatura que debes leer por lo menos una vez en la vida. Te prometemos que al terminar con el libro número 25, querrás seguir leyendo.

Ciudad de México, 15 de diciembre (SinEmbargo/Culturamas).-

Crimen y castigo, de Fyodor Dostoievski.

Crimen y castigo es una novela de carácter psicológico escrita por el autor ruso Fiódor Dostoievski. Fue publicada por primera vez en un diario llamado El mensajero ruso, en 1866, en doce partes, y publicada después como novela. Junto con Guerra y paz, de León Tolstói, se considera que la novela es una de las más influyentes e internacionales de la literatura rusa. Asimismo, los diálogos mantenidos entre el protagonista, Raskolnikov, y el inspector de policía, son considerados por algunos autores, como el prestigioso literato Stefan Zweig, una de las cimas de la literatura universal. Crimen y castigo gira en torno a Rodion Raskolnikov. El protagonista es un estudiante que apenas tiene para sobrevivir, ni siquiera a través de los esfuerzos de su madre Pulqueria y su hermana Dunia. Rodión se indigna con Dunia porque quiere casarse con un abogado y él sabe que el matrimonio es por interés, para ayudar a Rodión.

La carretera, de Cormac McCarthy.

En un mundo apocalíptico donde llueve ceniza, un hombre y un chico cruzan a pie el territorio norteamericano en dirección al sur. El hambre es mucho más que una preocupación diaria: es la medida de todas las cosas y las bandas de caníbales asolan el país convertido en un yermo donde sólo la barbarie ha echado raíces. El amor de un padre por su hijo es, sin embargo, la única luz de una tierra que ha perdido a sus dioses. Quizá el fuego de la civilización no se haya apagado para siempre. “Esta novela está llamada a ser una de las grandes obras de la literatura universal.”

Diez negritos, de Agatha Christie.

Diez personas reciben sentadas cartas firmadas por un desconocido Mr. Owen, que las invita a pasar unos días en la mansión que tiene en uno de los islotes de la costa de Devon. La primera noche, después de la cena, una voz los acusa, de ser culpables de un crimen. Lo que parece ser una broma macabra se convierte en una espantosa realidad cuando, uno por uno, los diez invitados son asesinados en un atmósfera de miedo y mutuas recriminaciones. La clave parece estar en una vieja canción infantil: ‘Diez negritos se fueron a cenar, uno se ahogó y quedaron nueve. Nueve negritos trasnocharon mucho, uno no despertó, y quedaron ocho…’.”

La mujer del viajero en el tiempo, de Audrey Niffenegger.

Una conmovedora historia de amor que desafía el paso del tiempo. Una fascinante y muy poco convencional historia de amor: Henry es bibliotecario y padece una extraña disfunción genética que le hace viajar involuntariamente en el tiempo; Clare, su mujer, es artista. Su amor es apasionado y sólo aspiran a llevar una vida normal. Sin embargo, los viajes al pasado y al futuro de Henry, que a veces producen situaciones comprometedoras y otras divertidas, son un desafío a su relación. Una novela que invita a pensar en la perdurabilidad del amor y el paso del tiempo, en la emoción irrepetible de las primeras sensaciones, tanto en una relación como en la vida. Una lectura que, llevando de la sonrisa a la emoción, conmueve. Y una historia original e inolvidable.

Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.” Mito por derecho propio, saludada por sus lectores como la obra en español más importante después de la Biblia, Cien años de soledad cuenta la saga de la familia Buendía y su maldición, que castiga el matrimonio entre parientes dándoles hijos con cola de cerdo. Como un río desbordante, a lo largo de un siglo se entretejerán sus destinos por medio de sucesos maravillosos en el fantástico pueblo de Macondo, en una narración que es la cumbre indiscutible del realismo mágico y la literatura del boom. Alegoría universal, es también una visión de Latinoamérica y una parábola sobre la historia humana.

La vida secreta de las abejas, de Sue Monk Kidd.

Ambientada en Carolina del Sur en 1964, La vida secreta de las abejas es la historia de Lily Owens, cuya vida ha sido formada alrededor del recuerdo confuso de la tarde en que su madre fue asesinada. Cuando Rosaleen, la bravía madre postiza negra de Lily, insulta a tres de las personas mas racistas del pueblo, Lily decide que ambas deben ser libres. Ellas escapan a Tiburón, Carolina del Sur, un pueblo que guarda el secreto del pasado de su madre. Alojadas por un excéntrico trío de hermanas negras apicultoras, Lily es introducida al fascinante mundo de las abejas y la miel, y a la Virgen Negra. Esta es una novela notable sobre el poder divino femenino, una historia que las mujeres compartirán y pasarán a sus hijas por generaciones.”

La letra escarlata, de Nathaniel Hawthorne.

La letra escarlata es una novela de Nathaniel Hawthorne publicada en 1850. Está enmarcada en la puritana Nueva Inglaterra de principios del siglo XVII. Relata la historia de Hester Prynne, una mujer acusada de adulterio y condenada a llevar en su pecho una letra “A”, de adúltera, que la marque. Ella no revela la identidad del padre de su hija, y trata de vivir con dignidad en una sociedad injusta e hipócrita. En la novela, Hawthorne trata los temas de la gracia divina, la justicia y el castigo.

Los pilares de la tierra, de Ken Follett.

Situado en la Inglaterra del siglo XII, el clásico medieval de Ken Follett nos transporta a la ciudad de Kingsbridge, donde contra un trasfondo de luchas religiosas, se alza una gloriosa catedral gótica y se entrecruzan las vidas y ambiciones de cinco hombres y mujeres, creando una hechizante historia de poder, amor y muerte.Los pilares de la Tierra es el hechizante bestseller de Ken Follett y constituye una excepcional evocación de una época de reyes, damas, caballeros, castillos, pugnas feudales, y sobre todo, violentas pasiones.

El viejo y el mar, de Ernest Hemingway.

Una de las historias más grandes jamás contadas. En Cuba, un viejo pescador ya en el crepúsculo de su vida, pobre y sin suerte, cansado de regresar cada día sin pesca, emprende una última y arriesgada travesía en busca de una gran pieza. Cuando al fin logra dar con ella, comienza una feroz lucha. Y el regreso a puerto, con el acoso de los elementos y los tiburones, se convierte en una última prueba. Como un rey mendigo, coronado por su imbatible dignidad, el viejo pescador culmina finalmente su destino. En la cúspide de su maestría, Hemingway alumbró una historia en cuya sencillez vibra el clásico tema del valor ante la derrota, del triunfo personal sacado de la pérdida. El viejo y el mar lo confirmó como uno de los escritores más significativos del siglo XX, obteniendo el Premio Pulitzer y allanando su carrera hacia el Premio Nobel.

Juego de tronos: Canción de Hielo y Fuego, de George R.R. Martin.

En el legendario mundo de los Siete Reinos, donde el verano puede durar décadas y el invierno toda una vida, y donde rastros de una magia inmemorial surgen en los rincones más sombríos, la tierra del norte, Invernalia, está resguardada por un colosal muro de hielo que detiene a fuerzas oscuras y sobrenaturales. En este majestuoso escenario, lord Stark y su familia se encuentran en el centro de un conflicto que desatará todas las pasiones: la traición y la lealtad, la compasión y la sed de venganza, el amor y el poder, la lujuria y el incesto, todo ello para ganar la más mortal de las batallas: el trono de hierro, una poderosa trampa que atrapará a los personajes… y al lector.

Las aventuras de Sherlock Holmes, de Sir Arthur Conan Doyle.

Las aventuras de Sherlock Holmes es una serie de relatos de Sir Arthur Conan Doyle que comprenden las aventuras del famoso detective Sherlock Holmes y su amigo, el Dr. Watson. Los relatos de esta serie son: Escándalo en Bohemia. La Liga de los Pelirrojos. Un caso de identidad. El misterio del valle Boscombe. Las cinco semillas de naranja. El hombre del labio torcido. El carbunclo azul. La banda de lunares. El dedo pulgar del ingeniero. El aristócrata solterón. La diadema de berilos. El misterio de Copper Beeches.

Rebeca, de Daphne du Maurier.

“Anoche soñé que volvía a Manderley…”

Nadie que conozca la película basada en esta novela podrá olvidar la voz en off que recita la frase inicial de la obra más lograda de Daphne du Maurier: Rebeca. Así comienzan los recuerdos de la segunda señora De Winter, que la transportan de nuevo a la aislada y gris mansión situada en la húmeda y ventosa costa de Cornualles. Con un marido al que apenas conoce, la joven esposa llega a este inmenso predio para ser inexorablemente ahogada por la fantasmal presencia de la primera señora De Winter, la hermosa Rebeca, muerta pero nunca olvidada. Su habitación permanece intacta, sus vestidos listos para ser lucidos y su sirvienta, la siniestra señora Danvers, aún le profesa una devoción malsana.

Y con el espeluznante presentimiento de que algo maligno le está aprisionando el corazón, la joven comienza a investigar el verdadero destino de Rebeca: el oscuro secreto de Manderley.

Grandes esperanzas, de Charles Dickens.

Esta es la historia de Pip, un joven huérfano y miedoso cuyo humilde destino se ve favorecido por un benefactor inesperado que cambiará su vida y hará de él un caballero.Grandes esperanzas es una maravillosa novela de aprendizaje, con una magistral galería de protagonistas que trazan un acabado retrato de época, y, al mismo tiempo, una honda reflexión sobre las constantes de la condición humana.

Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll.

El cuento de Alicia en el país de las maravillas es un clásico de la literatura universal cuyos personajes son entrañables a la mitología y al folklore ingleses. Las célebres obras contenidas en este libro están enclavadas en el terreno de lo irracional y del absurdo, son un desesperado intento de unir la lógica al sinsentido. Son trabajos que se mantienen con vida autónoma y ejercen aún viva influencia, como un modo siempre renovado de reflejar el universo, como una forma siempre nueva de humor y, sobre todo, como un intento de encontrar una lógica y una coherencia en aquello que por principio escapa a todas las leyes, lo que de irracional contiene nuestra existencia. Alicia… y su secuela, a grandes trazos, pueden ser el intento de creación de un mundo que, estéticamente coherente, logra reflejar el sinsentido del nuestro.

A sangre fría, de Truman Capote.

“El pueblo de Holcomb está en las elevadas llanuras trigueras del oeste de Kansas, una zona solitaria que otros habitantes de Kansas llaman ‘allá’…” A partir de esta localización precisa, Truman Capote captura al lector en una historia apasionante, e inaugura -como él mismo proclamara- un género. La historia es la de los cuatro integrantes de la familia Clutter, salvajemente asesinados en su casa, una tragedia que se enlaza con el linchamiento de Dick Hickock y Perry Smith, cinco años, cuatro meses y diecinueve días más tarde.

Un árbol crece en Brooklyn, de Betty Smith.

Corren los años veinte del siglo pasado y descubrimos a la pequeña Francie Nolan leyendo sentada en la escalera anti-incendios de su casa, a la sombra de un árbol que solo crece en los barrios más pobres de las grandes ciudades. Poco a poco, la mirada se aleja de la chiquilla para abarcar a la estrafalaria familia Nolan, que malvive en un barrio de Brooklyn. Conoceremos así a sus padres, a su hermano y a la entrañable tía Sissy, que usa a los hombres para aplacar sus instintos maternales. Francie crece rodeada de los libros que tanto le gustan y pronto empieza a preguntar y a pedirle a la vida algo más que un triste acomodo en la mediocridad. De esas hermosas y tercas ganas de saber nace Un árbol crece en Brooklyn, una novela donde cualquier detalle de la vida doméstica revela un mundo hecho de apuestas y deseos, donde los personajes son tan próximos que nos duelen sus dolores y donde el sueño americano cobra por fin peso y color.

El color púrpura, de Alice Walker.

Un clásico del feminismo y la lucha contra el racismo del siglo XX.

Esta es la historia de dos hermanas: Nettie, que ejerce como misionera en África, y Celie, que vive en el Sur de Estados Unidos, casada con un hombre al que odia y abrumada por la vergüenza de haber sido violada por quien cree que es su padre. A lo largo de treinta años ambas mantienen el recuerdo y la esperanza de reencontrarse y vuelcan sus sentimientos en unas cartas conmovedoras. Pero la dramática existencia de Celie cambiará cuando entre en su vida la amante de su marido, una extraordinaria mujer llama Shug Avery.

Alice Walker traza en esta ya clásica historia, narrada en formato epistolar, un crudo y sin embargo bello relato del abuso hacia las mujeres y la comunidad afroamericana en los Estados Unidos de la primera mitad del siglo XX. El relato de ambas hermanas, merecedor del Premio Pulitzer y del National Book Award en 1983, se convierte en símbolo de una lucha que aún a día de hoy no hemos acabado de librar.

El Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas.

Para Alejandro Dumas, el novelista más leído de su tiempo porque era un narrador por excelencia, escribir era vivir con plenitud. Nadie corno él para atrapar al lector; era un mago de la palabra y de la acción. En un viaje por el Mediterráneo, Dumas pasó por una islilla en la que no pudo desembarcar porque “estaba en rebeldía”. Era la isla de Monte-Cristo. El nombre le llamó la atención y, posteriormente, escribió una obra en la que dio cuerpo a un hijo de su imaginación y a una de las novelas más apasionantes que se han escrito: El conde de Montecristo. Esta novela es de todos porque cada ser humano lleva en su corazón un agravio, una injusticia, una pena en busca de redención. Es una tragedia que limpia el alma, que redime, que apasiona, que mueve, que conmueve. Cada uno de nosotros es un conde de Monte-Cristo en busca de una salvación.

Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain.

En una población a orillas del río Mississippi vive Tom Sawyer, un muchacho travieso, experto en saltarse las normas y escabullirse de la escuela para embarcarse en las aventuras más peligrosas y disparatadas. A pesar de vivir en 1850, en el sur de Estados Unidos, en una época marcada por la esclavitud y a las puertas de una guerra inminente, Tom Sawyer respira libertad e imaginación. Siempre al margen del mundo de los adultos, Tom se divierte de mil formas diferentes; jugando en el bosque, navegando en un barco pirata y buscando tesoros, pescando en el río o nadando, y comiendo manzanas como si fueran el dulce más preciado. Todo eso es lo que hace de Tom un personaje en el que de algún modo te reconocerás, porque con él te adentraras en ese verano permanente que todos nos resistimos a olvidar.

El dador, de Lois Lowry.

Así se describe el incierto futuro de un niño que habita un mundo supuestamente ideal: sin conflictos, pobreza, desempleo. divorcio. injusticia ni desigualdades. Una sociedad en la que los valores de familia son de máxima importancia, la rebelión juvenil es algo desconocido y la educación es casi una forma de vida. Contado con una sencillez que engaña, esta es la provocativa historia de un niño que experimenta algo increíble y emprende algo imposible. Este libro cuestiona todos los valores que siempre hemos dado por supuestos y vuelve a examinar nuestras creencias más profundas. Diciembre es el mes en el que se celebre la Ceremonia anual, en el que los Doce reciben sus asignaciones vitalicias determinadas por el Comité de Ancianos. Pero Jonás, un niño que cumple sus doce años, ha sido elegido para algo muy especial. Cuando su selecciona le lleva ante el más honorable de los Ancianos – el Dador -, Jonás comienza a darse cuenta de los oscuros secretos que subyacen bajo la frágil perfección de su mundo.

El principito, de Antoine de Saint-Exupéry.

El clásico de la literatura, no solo infantil, narra la historia del Principito, el cual a través de un lenguaje aparentemente sencillo y de vivencias propias, deja enseñanzas de vida que ayudarán a la comprensión y valoración, tanto de las cosas sencillas como de las complejas.

Cumbres borrascosas, de Emily Brontë.

Cumbres borrascosas, la épica historia de Catherine y Heathcliff, situada en los sombríos y desolados páramos de Yorkshire, constituye una asombrosa visión metafísica del destino, la obsesión, la pasión y la venganza. Con ella, Emily Brontë rompió por completo con los cánones del decoro que la Inglaterra victoriana exigía a toda novela, tanto en el tema escogido como en la descripción de los personajes. La singularidad de su estructura narrativa y la fuerza de su lenguaje la convirtieron de inmediato en una de las obras más perdurables e influyentes de la historia de la literatura.

Harry Potter y la piedra filosofal, de J.K Rowling.

Harry Potter se ha quedado huérfano y vive en casa de sus abominables tíos y del insoportable primo Dudley. Harry se siente muy triste y solo, hasta que un buen día recibe una carta que cambiará su vida para siempre. En ella le comunican que ha sido aceptado como alumno en el colegio interno Hogwarts de magia y hechicería. Allí aprenderá trucos y encantamientos fabulosos, y hará un puñado de buenos amigos… aunque también algunos temibles enemigos. Y, sobre todo, conocerá los secretos que lo ayudarán a cumplir con su destino.

El Señor de los Anillos: La comunidad del anillo, de J.R.R. Tolkien.

En la adormecida e idílica Comarca, un joven hobbit recibe un encargo, custodiar el Anillo Único y emprender el viaje para su destrucción en las Grietas del Destino. Acompañado por un mago, hombres, elfos y enanos, atravesará la Tierra Media y se internara en las sombras de Mordor, perseguido siempre por las huestes de Sauron, el Señor Oscuro, dispuesto a recuperar su creación para establecer el dominio definitivo del Mal.

Orgullo y prejuicio, de Jane Austen.

Una de las obras maestras de la literatura no sólo inglesa sino universal. A lo largo de una trama que discurre con la precisión de un mecanismo de relojería, Jane Austen perfila una galería de personajes que conforman un perfecto y sutil retrato de la época: las peripecias de una dama empeñada en casar a sus hijas con el mejor partido de la región, los vaivenes sentimentales de las hermanas, el oportunismo de un clérigo adulador… El trazado de los caracteres y el análisis de las relaciones humanas sometidas a un rígido código de costumbres, elementos esenciales de la narrativa de la autora, alcanzan en Orgullo y prejuicio cotas de maestría insuperable. “Pero mi locura no ha sido el amor sino la vanidad.”

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE CULTURAMAS. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

Los 10 libros favoritos de Susan Crowley

sábado, octubre 6th, 2018

¿Qué lee una historiadora de arte? Dice Susan, “son mis clichés literarios” y hay mucha emoción y adrenalina al recordarlos.

Ciudad de México, 6 de octubre (SinEmbargo).- Quien lea esta lista podrá opinar que me basé en los mas comunes clichés literarios: “Lo que hay qué leer”. Curiosamente, después del Quijote, cuya lectura marcó mi vida, por razones absolutamente emocionales (leído con mi hijo de seis años y divertirnos tanto con las puntadas de Sancho), estos diez libros me han significado momentos profundos de reflexión, por supuesto emoción y de la adrenalina que aún siento al recordarlos.

No se podría pensar en ninguno de mis títulos favoritos sin anteponer las huellas que dejo en mí, la auténtica sensación de que los leí apenas ayer, a pesar del paso de los años.

Foto: Especial

Doktor Faustus, de Thomas Mann

En un momento dado Adrien Leverkün abre la puerta y se topa con el diablo de cuerpo entero dispuesto a pactar con él. Su vida a cambio de la obra de arte total.

Foto: Especial

Los Hermanos Karamazov, de Fiodor Dostoievski

La escena en la que todo se transfigura, el Santo Inquisidor aparece.

Foto: Especial

En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust

Amar es una decisión, de acuerdo al caballero Swann, cuando se descubre perdidamente enamorado de Odette, una mujer que ni siquiera es de su tipo.

Foto: Especial

El cerco de la iglesia de la Santa Salvación, de Goran Petrovic

El poder de Goran nos lleva a acompañar a todo ese grupo de monjes que, ante el peligro que corre su iglesia, son capaces de elevarla con sus rezos. Es el acto de fe más bello que he leído en mi vida.

Foto: Especial

Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar

El amor de Adriano por Antínoo encarna su obsesión por la belleza; la decadencia del ser que solo creyó en ella.

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La lechuza ciega, de Sadeq Hedayat

Es la obra más espeluznante que he leído, por lo mismo una de las más potentes y significativas de mi vida.

Foto: Especial

El túnel, de Ernesto Sábato

Sin duda, mi inicio en la vida literaria. Cambió por completo mi noción sobre lo que es leer.

Foto: Especial

El amante, de Marguerite Duras

Es el libro que volvería a leer cada día de mi vida y, sin embargo, jamás he vuelto a tomarlo en mis manos.

Foto: Especial

La Trilogía de Nueva York, de Paul Auster

Lo acabo de Terminar por segunda vez. Es brutal la capacidad que tiene Auster para jugar con “eso” que llamamos el azar.

Foto: Especial

Museo de la inocencia, de Orhan Pamuk

La relación que establece Pamuk entre un relato tan personal y la historia de un museo, me conmovió absolutamente, creo que es el libro más he recomendado.

Historiadora de arte Susan Crowley. Foto: Especial

Susan Crowley (México, 1965). Estudió Historia del Arte. Es especialista en Arte Ruso, Medieval y Contemporáneo. Ha coordinado y curado exposiciones de arte. Investigadora independiente. Ha asesorado y catalogado colecciones privadas de arte contemporáneo y emergente. Es conferencista y profesora de grupos privados y universitarios. Realiza viajes con grupos de estudiantes: París, Londres, Nueva York, Berlín, Documenta, Biennale de Venecia y ferias de arte. Invitada como conferencista por la Facultad de Ciencias Políticas y Arquitectura de la UNAM. Escribe ensayos y hace crítica para diversas publicaciones sobre arte.

Paul Viejo y cómo leer a Antón Chéjov en sus “Cuentos completos”

sábado, julio 28th, 2018

El escritor y editor, además de experto en literatura rusa, Paul Viejo, ha trabajado en los últimos cuatro años en los cuentos completos de Antón Chéjov. “Preparar esta edición, más allá del hecho de reunir todo, como iniciativa, yo tenía la intención de que pudiéramos leer a Chéjov de manera ordenada, para comprender cómo creció ese autor hasta convertirse en el clásico que no caducará nunca”, dice.

Ciudad de México, 28 de julio (SinEmbargo).- Uno podría estar hablando horas de Antón Chejov (1860-1904). Sobre todo si el interlocutor es Paul Viejo, el responsable de volver a editar sus Cuentos Completos para Páginas de Espuma.

“Pese a la abundancia de traducciones y antologías de los relatos de Antón Chéjov, que en muchas ocasiones repiten títulos y selecciones similares, el lector no tiene la oportunidad de acudir a su obra completa, perdiendo así la oportunidad de leer un gran número de cuentos que permanecen sin publicar en nuestra lengua y, sobre todo, poder considerar el desarrollo de toda la obra del escritor, sus diferentes periodos, la progresión de su escritura, dando una visión completa y ceñida a la realidad de su figura”, justifica la editorial.

Lo cierto es que los autores clásicos siempre permiten una vuelta de tuerca y volver a descubrir un escritor nuevo, pensando en los lectores millenials, que respetan cada vez más a los grandes.

El proyecto Cuentos completos reúne los más de 600 cuentos que componen la totalidad del corpus, muchísimos de ellos sin editar en español, junto a aquellos relatos no publicados o inconclusos en vida del autor. La publicación se ha llevado a cabo en 4 tomos de más de mil páginas cada uno, publicados a razón de uno al año (2013 a 2016), en una edición dirigida por el escritor Paul Viejo, especialista en literatura rusa, que además de numerosas notas, tablas, índices y apéndices bibliográficos.

Leer a Antón Chéjov es mi pasión, dice Paul Viejo. Foto: SinEmbargo

–Dostoievski, Chéjov y Tolstoi son los tres autores rusos más actuales, ¿lo ves así?

–De los tres autores cada uno a su manera son los tres más actuales. Cuando dices lo de los jóvenes, pienso mucho en Dostoievski, será por el tormento, las dudas y el conflicto, ¿verdad? Para mí Chéjov sigue siendo tan actual, se lo puede seguir leyendo como hace un siglo atrás, por los temas de la cotidianidad y el lenguaje que se parece mucho a cómo escribimos nosotros.

–¿Cómo te aproximaste a él?

–Por pasión por la literatura, puedo nombrar a esos tres que me nombraste al principio, pasión por la literatura rusa, me despertaba más interés y más misterio. Descubrir a Chéjov como lector, sobre todo en los cuentos, queriendo siempre más y más. Estudié ruso y a partir de allí empieza todo, leer textos en lengua original, que no habían sido traducidos.

–¿Qué pasa con los clásicos, no han sido reemplazados? ¿Qué pasa con el escritor en esa época?

–Con las definiciones de los escritores, los chismes y todo eso pasaba exactamente igual como ahora. Existían los grupos, los círculos, las malas intenciones y el compañerismo. Los había jóvenes y los que empezaban a escribir más tarde, los había buenos y malos. La principal diferencia que yo noto es que la voz del escritor era importante. A poco que uno publicase una obra digna, pero que estuviera contando algo de valor, a ese escritor se lo iba a escuchar. Tolstoi y Dostoievski llevaban su pensamiento hacia la polémica, pero igual eran escuchados. Se les leía además con aprecio. Ahora los escritores no son escuchados, tal vez entre ellos, pero no son buscados.

–¿Por qué no han sido reemplazados?

–Es cierto. Hay un momento de estabilidad que ya dejamos de saber lo que pasa en la literatura rusa. Me temo hablando siempre en nuestra lengua, pero podemos también hablar de los ingleses, que traducen poco, que no responde a cuestiones de interés o de valor. No es que en Rusia no haya escritores buenos a partir del siglo XIX, tener traductores de ruso no es fácil, es costoso. Es más fácil publicar aquí a un autor mexicano, pagando un adelanto, que pagar a un adelanto a un autor ruso que está haciendo algo que conlleva más riesgos.

–También es cierto que las tendencias mundiales de la literaturas ha hecho que se hagan homogéneas

–Sí, con las particularidades de cada cultura. Creo que los rusos conservan su raíz, muy diferente a la cultura española, a la mexicana. Es verdad que la historia de la literatura se produce por esporas y se contagia de sitio a sitio. Aunque no lo sepamos. En Rusia conocemos hasta el realismo socialista y poco más ha ido llegando después, la literatura ha sido siguiendo todos y cada uno de los modelos, no tanto por imitación sino por coincidencia histórica de la literatura. Han pasado por la posmodernidad, por el minimalismo, por los jóvenes rebeldes, lo tienen todo escrito como nosotros pero a su manera. Ahí comienza lo interesante, de lo nuevo o de lo antiguo. Yo digo que podemos leer a Chéjov porque mantiene temas que nos interesan, nos habla de temas actuales, pero al mismo tiempo nos da tanta información de paisajes, territorios y situaciones que no hemos vivido, una cultura totalmente, una visión de la religión y de la política que nos hace más ricos al leerlo.

–¿Tú lo tomas a Chéjov como a alguien de la literatura rusa? Como decía Tolstoi: Si hablas de tu barrio describirás al mundo

–Exactamente eso es. Tolstoi tenía una mirada más amplia en cuanto al paisaje, se atrevía a territorios mayores, pero Antón Chéjov habla de su barrio y al hacerlo ha hablado de muchos barrios, ha retratado al menos una ciudad, al menos al país. El diálogo, que es elemento de los clásicos, se sigue manteniendo y nosotros como lectores tomamos lo que nos interesa: lo que aprendemos y lo que podemos comparar con lo nuestro.

–¿Qué pasa con sus Cuentos Completos?

–Preparar esta edición, más allá del hecho de reunir todo, como iniciativa, yo tenía la intención de que pudiéramos leer a Chéjov de manera ordenada, para comprender cómo creció ese autor hasta convertirse en el clásico que no caducará nunca. Permitía ver cómo un joven de 20 años comienza a escribir con la torpeza de un joven de 20 años, cómo va aprendiendo el oficio con esa mirada de talento que va a tener durante toda su carrera, hasta llegar a relatos maravillosos. La visión que teníamos antes, un poco parcial, un poco mezclada y confusa, para él está perfectamente acotada, me preocupé no sólo de traducir y agrupar los cuentos, sino también de poner en la introducción y en las notas todos los datos posibles que estaban a mi alcance. Cómo lo publicaba, dónde, con qué seudónimos, que anécdotas ocurrían por entonces, en qué momento de su vida ocupaba eso, para que podamos saber cómo estaba escribiendo y quién era.

–¿Poder entonces leer los Cuentos completos tiene una fascinación?

–Sí, totalmente. Lo que se forma es una novela de un escritor. Si ya de por sí nos gustaban sus cuentos, va a ser sencillamente maravilloso, porque vamos a descubrir muchas más cosas. Vamos a comprender por qué Chéjov escribía al principio con mucho humor, por qué ese humor se va apagando un poco y empiezan a entrar temas más políticos y más sociales y por qué sus últimos cuentos son más lacónicos, más tristes, más profundos, más serios, todo al final está engranado.

–Claro que Chéjov no tiene la misma vida que Dostoievski

–No, claro que no, uno no nace siendo conde. Fue una vida muy productiva para lo breve que fue. Aprendió, amó, le dolieron las cosas físicas como la de los demás y dejó una obra. Viajó por una Rusia que entonces le resultaba desconocida y que él quiso narrar.

–¿Cuáles son los mejores cuentos de este tomo?

–¿Cuántas decenas puedo decir? El cuarto volumen, que es mi conclusión, no hay ningún cuento que sea malo. Y señalo esto porque si nos vamos al primer tomo, al azul, vemos al escritor joven, sin ese oficio que muestra al final, donde todos sus cuentos son obras maestras. Tenemos que ver qué es lo que nos interesa, si los campesinos, la técnica literaria (“La dama del perrito”), si nos interesa una historia entre la identidad y la rebeldía leeremos “La Novia”. Es difícil que Chéjov no tenga un cuento para cada persona que lo lee.

–¿Qué es la editorial Páginas de Espuma?

–Páginas de Espuma, después de 20 años, con condecoraciones oficiales incluidas, fue su apuesta por el cuento como género, que había caído en desprestigio en varios países. Páginas de Espuma lo consideraba con el mismo valor que la poesía, que la novela, y funcionaba como las editoriales dedicadas a la novela. Después, está su dedicación no sólo a los cuentistas contemporáneos en español, sino la idea de crear una biblioteca del cuento clásica, desde Edgar Allan Poe a Henry James, para que todos supiéramos de la grandeza del cuento como género. Por último, una obra como la de Antón Chéjov requería una continuidad, una apuesta seria para que el trabajo no se viese interrumpido, porque iba a requerir muchas horas…es un proyecto que llevó cuatro años, si empezábamos debíamos llegar hasta el final. Se cumplió el proyecto y veo que ha quedado de la mejor manera posible.

Antón Chéjov: (Tangarog, 1860 – Badenweiler, 1904) es por derecho propio uno de los grandes clásicos de la literatura universal. Médico de profesión, comenzó a publicar sus primeros relatos en 1880 (bajo el seudónimo de Antosha Chejonté, entre otros). Recopilados, mientras aún vivía, en volúmenes como Relatos abigarrados o En el crepúsculo, sus relatos están entre los más importantes del género. En 1887 escribe Ivánov, su primera pieza teatral y el comienzo de su carrera como dramaturgo, con obras tan importantes como Las tres hermanas, La gaviota y Tío Vania. Enfermo durante años y tras recorrer varios sanatorios, muere en Alemania a consecuencia de la tuberculosis.

Paul Viejo (1978) es autor de la novela La madera y la ceniza (2003), del libro de poemas Extraña forma de memoria (2002), de la monografía literaria Sherlock Holmes: Biografía (Páginas de Espuma, 2003) y de la pieza teatral Quinta Avenida esquina con qué (2006), por los que ha recibido el “Premio Blas de Otero de Poesía 2001”, “Premio Nacional de novela Francisco Ayala 2002” y “IX Premio Arte Joven de Teatro”. Ha traducido la Correspondencia 1899-1904 entre Chéjov y Olga Knipper (Páginas de Espuma, 2008) y preparado la edición completa de Diario de un escritor (Páginas de Espuma, 2010) de Fiódor Dostoievski y de los Cuentos completos en cuatro volúmenes de Antón P. Chéjov (Páginas de Espuma, 2013-2016). También se ha encargado de la edición de la poesía completa de Ana Rossetti, La Ordenación (2004) y la de los poemas de Elsa López, A mar abierto (2006).

RESEÑA | Literatura entre bazucas y persecuciones en helicóptero: “Ceremonia”, de Daniel Espartaco Sánchez.

sábado, enero 6th, 2018

Me gustan los autores que escriben sin atavismos ni sacralidades, aquellos que sin problema se despojan del halo cuasi mágico y místico de las tradiciones literarias (díganse el Boom, los norteamericanos del siglo XX o los franceses o los rusos del XIX; por mencionar unos cuantos ejemplos); sin que esto signifique desentenderse de la influencia que ejercen en su literatura, más bien confiando en que lo creado tiene voz propia.

Por Jaime Garba

Ciudad de México, 6 de enero (SinEmbargo).- Ningún autor sensato escaparía de la sentencia que primero se acuñaría a Dostoievski, después a Focault y posteriormente a Carlos Fuentes: “Ya todo está escrito.” Frase de ironía pura, pues quién no puede jactarse de notar que los temas de la humanidad se agotaron probablemente desde los griegos. Sin embargo lo que ha importado no es quién porta la patente de la sentencia sino lo que representa: la posibilidad de salirse del círculo de tópicos para escribir no algo novedoso sino de manera novedosa.

Uno de los problemas en México, por lo menos desde mi perspectiva, es que muchos de los autores posteriores al Boom, exceptuando a los infrarrealistas, los del Crack y casos aislados sin adscripción a agrupación alguna; se han dedicado a escribir –tal vez sin proponérselo- imitando un modelo de literatura mexicana ya caduca (le pese a quien le pese), una que se aferra a la Piedra de Sol, de Octavio Paz, La región más transparente, de Carlos Fuentes y Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Afortunadamente han emergido con el tiempo (no digo que antes no existieran pero cobraron notoriedad por un panorama editorial más fresco e incluyente) una gama de escritores que escriben acorde a las circunstancias sociales, políticas, culturales y humanas, actuales.

Ceremonia, editada por Libros Sampleados. Foto: Especial

Pero no quiero que mi disertación sea una crítica de la República de las Letras, geografía en otros tiempos de exigentes requisitos de ingreso; sino que sirva como base para el comentario de un libro que acabo de terminar y que me parece ilustra lo anteriormente dicho: Ceremonia, (Editorial Paraíso Perdido), de Daniel Espartaco Sánchez. Lo dije al principio, me gustan los escritores que crean sin atavismos ni sacralidades, y esta novela es el claro ejemplo, una crítica divertida y ácida al mundillo literario mexicano contemporáneo de la mano de una pluma que ya no necesita demostrarle nada a nadie. Ceremonia podría considerarse la secuela de Gasolina, novela de Daniel que cuenta cómo un encuentro de jóvenes escritores becarios en el puerto de Veracruz se transforma en una aventura trepidante de persecuciones en veloces botes deportivos y reggaetón. Aquel trabajo de Espartaco fue digno de respeto por atreverse a realizar una sátira sobre el estado de la literatura joven en México y más aún por incluir un género musical despreciado por la intelectualidad (recordemos que el escritor Alejandro Carrillo fue severamente criticado e insultado por defender el reggaetón y por jactarse de estar escribiendo una novela cuyo eje central es el género).

Ceremonia cuenta cómo los dos actores –también productores- más populares y de proyectiva internacional de México del momento (cualquier parecido con DL y GGB ¿es mera coincidencia?) se interesan y adaptan a la pantalla grande Gasolina, trabajo que apenas recibió unas cuantas críticas positivas pero que terminaría proyectándose en algunas salas del país, festivales internacionales y hasta sería nominada a los premios Ariel. La novela describe la perspectiva del autor que se ve abrumado por la manipulación de su trabajo: el excesivo interés de los dos personajes y la forma en que se le dio tratamiento al filme: terminó incluyendo escenas de persecuciones en helicóptero y disparos de bazuca que el libro carecía. El éxito de la adaptación le augura estabilidad al narrador a través de un contrato con el “Súper Súper Grupo Transnacional” que le pide escribir una trilogía de Gasolina, aunque ello implique la explotación de un tema que prefiere dejar para seguir con otros proyectos que sabe difícilmente serán igual de atractivos para el público y los editores; al igual que traicionar a la editorial que primero confió en él, todo esto mientras carga sobre sus hombros el peso de dos divorcios y una relación de pareja que parece obligarlo a comportarse de una manera que en circunstancias ordinarias despreciaría.

Este breve pero divertido libro (77 páginas) es literariamente bueno, en él queda plasmada la prosa que los críticos y lectores le han venido reconociendo a Espartaco con el paso de sus libros pero con el plus de convertirse en una crítica franca y clara de los anhelos literarios posmodernos, así como en una descripción perfecta de la forma de vida del escritor mexicano, cuyo principal problema para triunfar en el complejo mundo de la literatura parece ser él mismo.

 

10 Novelas mexicanas que no puedes dejar de leer en este 2017

sábado, diciembre 9th, 2017

Termina el año y ya es tiempo de balances. Estas son las historias que este 2017 nos han conmovido, sin contar claro aquellas narraciones que hemos releído, como Crimen y castigo, de Fiódor Dostoievski o los libros de Paul Auster, que como venía a la FIL había que estar a tono.

Ciudad de México, 9 de diciembre (SinEmbargo).-Hay muchas novelas escritas por mujeres, en un avance de la literatura –no femenina, pero sí escrita por las inteligentes damas- que comprueba mucho de lo que venimos diciendo en este suplemento: ¡A tomar la pluma, para ellos y ellas!

Temporada de huracanes, de Fernanda Melchor. Foto: Especial

La que más elogios ha cosechado es Temporada de huracanes (Literatura Random House), de Fernanda Melchor, quien en mayo declarara “no está reñido hacer literatura y contar el México actual. A mí la literatura del crack, mi generación anterior, nunca me gustó. No me interesan tampoco las novelas políticas, que son desde mi punto de vista panfletarias. A mí lo que me interesa es contar historias, eso antes que nada”.

“Me costó mucho trabajo llegar al tono de la novela, yo quería que el lenguaje fuera demencial, muy intenso, muy arrebatador, que tomara al lector y lo zarandeara. Al mismo tiempo quería que no se perdiera el disfrute de la lectura. No sé si lo logré. Sé que puede llegar a ser pesado, esta prosa que no tiene párrafos, que se escribe a renglón seguido, trataba de encontrar momentos de calma, momentos de rélax…a mí en lo particular las novelas que me gustan mucho son las que agarran al lector y no lo sueltan. Empiezas a leer y es como si entraras en un sueño”, dice Fernanda.

Fuego 20, de Ana García Bergua. Foto: Especial

Ha vuelto Ana García Bergua a la novela con Fuego 20, editada por ERA, cuya autora dijo en la presentación que “cuando abandona un cuerpo pero sigue necesitando comunicarse con quienes sí lo tienen, qué sucede si sigue queriendo moverse por la ciudad en la que vivía y qué consecuencias produce su intento de transmitir sus afectos. En suma, qué pasa con su deseo: Ese es el fuego que arde en Fuego 20”.

Es una novela histórica que narra el incendio de la Cineteca. “Su educación como escenógrafa permite que Ana sea extraordinariamente minuciosa al describir el ambiente de sus libros, algo que no es común entre los autores mexicanos. El libro se disfruta por ser melancólico, pero sin ser político. A pesar de abordar un episodio impune más en México, no denuncia nada: es romántico y fantástico”, dijo Cristopher Domínguez Michael.

Una novela sobre la migración. Foto: Especial

La historia de los chinos en Torreón, las 303 personas asesinadas el 15 de mayo de 1911, fue la motivación de la novela de Beatriz Rivas, Jamás nadie (Alfaguara).

“Empecé porque vi en un periódico una noticia sobre una exposición de la masacre de chinos en Torreón, corrí al Museo de la Memoria y Tolerancia, la habían sacado, pero me informé mucho sobre ese tema. Hace dos años y medio que inicié la novela y conforme iba escribiendo, pasaba todo lo de Siria, pasaba lo de los migrantes africanos buscando un mundo mejor en las costas europeas, me puse a recortar todas las noticias durante un mes sobre la migración y de pronto me cayó el veinte, tenía que ver con lo que yo estaba haciendo. El capítulo de Torreón era sólo el pretexto para hablar de la intolerancia”, dijo a Puntos y Comas, la escritora.

“Tenemos mucha fama de ser cordiales con los turistas, que no sé si sea parte de lo mismo. Damos la bienvenida a quienes creemos superiores a nosotros, porque además de ser racistas somos malinchistas. No le damos la misma bienvenida a los haitianos, a los cubanos, a los chinos, a los africanos, ¿no? Es parte del racismo. En el Norte, Porfirio Díaz invitó a los europeos a vivir para “blanquear la raza” y como nos rechazaron, le abrieron la puerta a los chinos. Somos una especie contradictoria, recibimos muy bien a los españoles, pero ¿Cómo tratamos a los centroamericanos que pasan por México?”, se pregunta.

Obra negra, de Gilma Luque. Foto: Especial

Obra negra (Almadía) o la autobiografía como novela es lo que ha tomado la joven escritora Gilma Luque. No es una recién llegada a la literatura, en un impulso creativo donde la verdad es la motivación central.

Claro que la verdad a cargo de la protagonista, que cuenta la enfermedad de su madre y la compara con las de algunos famosos que han padecido la esclerosis múltiple.

“La novela es un poco autobiográfica, toda vez que hay un momento en el que me gana el oficio y entre la ficción con todo; me basé en mi madre que estuvo enferma y mi familia que es la que tuvo que vivir eso. Para contarla y hacer literatura tuve que mentir mucho, hacer una selección o curaduría de mis recuerdos, una vez ello, exageré un par de cosas, inventé otras y omití mucho”, dijo la escritora a Notimex.

“Yo quería que la ciudad fuera otro de los personajes. O sea, que no fuera una novela que estuviera tan adentro -aunque se que pasan muchas cosas dentro del personaje-, pero que también fuera una espectadora o un testigo”, le dijo a la Libreta de Irma Gallo.

Una novela perturbadora. Foto: Especial

El monstruo pentápodo, de Liliana Blum (Tusquets) fue una novela que dio sustancia al auge de la novela negra y policial en México, que crece en forma frecuente y que además dio la noticia de una autora tan hábil como despiadada. Blum no se toca el corazón para empujar al lector al foso donde habita esa bestia con piel de ángel que se esconde a plena luz y que podría ser tu vecino, o el mío, o el de cualquiera.

“Sí, cito el de Bélgica, el de Natasha Kampush, pero más que nada lo que me llevó a escribir esto fue una pareja inglesa, formada por dos personas maduras, tenían hijas adultas, el tipo tenía unas cuantas jaulas debajo de la casa, con mujeres jóvenes, de las que abusaba sexualmente y la esposa sabía y lo ayudaba a cazarlas. Siempre me ha intrigado saber qué hay en la cabeza de una mujer, que sabe eso y que se convierte en cómplice activa. Las mujeres, algunas, somos capaces de tolerar muchas cosas con la excusa de no estar solas. A veces son malos tratos, violencia psicológica y otras son la complicidad con un hombre delincuente”, declaró Liliana a Puntos y Comas.

Una mujer que quiere pertenecer al Club de Tobi, como Patricia Highsmith, como Agatha Christie.

“Quizás sería como discriminación inversa positiva. Hay muy pocas mujeres que escriben novela negra, una novela de detectives. En los encuentros de novela negra hay grupos muy cerrados, todos dicen el Club de Tobi, pero dicen que van a invitar a mujeres y no saben a quién. Quizás sea una oportunidad para mí y que me van a invitar a muchas cosas que antes no”, dijo.

Lobo, de Bibiana Camacho. Foto: Especial

En Lobo (Almadía), Bibiana Camacha explora el tema de la desaparición de personas en nuestro país y toda su metáfora se traduce en aullidos de las bestias. El terror no es el que vive afuera, sino el que hay dentro de la cabeza de los personajes.

“Sí, en realidad la violencia jamás irrumpe pero es una amenaza constante, como una gran nube negra que está sobre los personajes todo el tiempo y siempre te va cargando más de agua, por decirlo así. Se va ennegreciendo cada vez más. Los personajes saben que existe esa nube negra, que ese manto los cubre todo el tiempo y no saben en qué momento se va a expresar. Sí está la violencia pero no está como una presencia palpable, sino como un fantasma que los acompañe y que en cualquier momento puede surgir como un monstruo”, ha dicho la autora.

“Este personaje es una mujer que está metida en la academia que quiere tener mejores calificaciones allí, en el Doctorado y esa es su ambición. Por eso se va a recluir a Lobo, este pueblo derruido, semi-abandonado, donde está Felicia, una doctora prominente, una vaca sagrada, que va a ayudarla a hacer una investigación que luego nos daremos cuenta de que ni existe. Es un espejismo. Cuando llega por primera vez al pueblo se da cuenta de que tomó una mala decisión. Como suele ocurrirnos a los seres humanos, bueno al menos a mí, en lugar de salir corriendo –que sería lo más adecuado- te quedas a ver qué ocurre. Berenice, en lugar de irse, se queda tratando de que sí funcione la decisión que tomó, pero bueno, sobre la marcha nos damos cuenta de que no fue la mejor decisión posible”, agregó.

Por breve herida, de Margo Glantz. Foto: Especial

Por breve herida (Sexto Piso), un reflejo de la escritura fragmentaria rompe los géneros, pero no deja de ser un gran esfuerzo literario de su autora Margo Glantz.

“Margo inventó un género nuevo que consiste en este material en buscar un elemento central, los dientes. A partir de este elemento central, se va a permitir pasearnos por sus obsesiones, sus gustos, sus viajes, hay mucha literatura, hay música muy agradable. Ese libro es para convivir con Margo y sentirse parte de su universo, además de reírse, porque es un texto absolutamente divertido”, dijo Phillipe Ollé-Laprune.

“Yo voy a un dentista súper exitoso y tenía muchos pacientes. Así que hay que ser paciente para hacerse atender por él. Me llevaba muchos libros, me enteré de Letizia por la Hola!, que estaba en el consultorio y leía Edgar Allan Poe mezclado con Cosmopolitan”, cuenta Margo Glantz.

“Me tardé 16 años en escribirlo, los tres editores de Sexto Piso me aguantaron el tiempo suficiente y soportaron la demora. Luego de que lo entregué me dijeron que el libro es genial, cosa que yo creo, pero como sabemos los genios son póstumos”, agregó.

Cinta Negra, de Eduardo Rabasa. Foto: Especial

Cinta negra (Pepitas de calabaza) es una novela distópica y su autor Eduardo Rabasa no sólo ha tardado mucho en tener un teléfono celular, sino también que propicia los sitios íntimos, fuera de las ciudades, como un gran esquema global donde la “globalización” no nos aprese.

“Eres la segunda persona que se refiere a Brazil. Fíjate que hay un hombre, Thomas Frank, que tiene un libro titulado La conquista de lo cool, que es la contracultura, todo lo hippie, se coló al mundo corporativo y acabó siendo el reverso de todo eso. Hay una fusión de esos mundos que aparentemente son antagónicos, pero a la hora de funcionar, ahí tienes a libros que te dicen como el baga gita te convierte en mejor empresario. Los mecanismos corporativos no son antagónicos, porque los incorpora”, dijo Eduardo.

“Es curioso y creo que el sistema actual está llegando a una gran contradicción, que vemos cada vez más gente intentándolo en una granja, en una comuna. Es un rechazo muy explícito al sistema actual, pero hay que tomarse un trabajo brutal para imponer esa naturalidad perdida. Tal vez sea una solución un poco cursi, pero la gente que encuentra en la amistad, en el amor, en tomar el trabajo como algo que te permite vivir y nada más, haya un poco de espacio para crecer”, agregó.

Carta sobre los ciegos para uso de los que pueden ver. Foto: Especial

Carta sobre los ciegos para uso de los que ven (Alfaguara) no es una novela pero sí, se parece a una crónica periodística o a un sueño del autor, Mario Bellatin, que poco a poco nos va diseñando la realidad paralela para que descansemos en ella o nos volvamos locos.

“Me encanta que me hagas esa pregunta, de si fue un sueño, para yo poder decir: no me pregunten nada, yo lo soñé y eso no existe. Pero todo es real, es horrible. Es una crónica. Justo me tocó ver esos bordes que encuentras en la realidad y que se convierta en el extremo de lo fantástico. Ya me había sucedido antes con “Perros héroes”, que la gente piensa que a mí se me ocurrió, un cuadrapléjico que entrena perros con la garganta, pero no. Hay muchos grupos en la sociedad, no grupos pro-locos, pero sí grupos pro-animal y esa gente se vuelve una plaga, se transforman en seres terribles, monstruosos. Entran al hospicio sin creer que tienen que estar ahí, pero a la larga terminan siendo más locos que los locos de verdad”, dijo Mario en una larga entrevista que le hiciéramos para Puntos y Comas.

“No hablamos porque el enfermo es el otro, el asesino es el otro, los malos son el otro. Me encantaría encontrar a un malo para que he me hable, porque siempre que me vienen a contar mis amigos algo con lo que le hicieron daño, falta el que lo hizo, para poder preguntarle ¿por qué le hiciste eso a tal persona? En México convivimos en forma cabrona con los enfermos, con los esquizofrénicos…voy a la Cineteca, que cada vez está más fabulosa, vivir ahí es como una especie de mundo paralelo, me digo que no puede ser que eso exista en un país de corrupción, de muerte, de violencia. ¿Dónde conversan ese lugar privilegiado, con las películas de primer orden, con la violencia y la cotidianeidad de todos los días? En un plano más grande, pasa lo mismo en el mundo. Los muertos no existen”, dice.

Los sueños de la serpiente, de Alberto Ruy Sánchez. Foto: Especial

“Una especie de canto poseído me retumbaba en la cabeza, insistente y escalofriante como el viento de invierno entre los árboles”, escribe el autor de Los sueños de la serpiente (Alfaguara), mediante la cual intenta borrar los clichés en torno a la Revolución Rusa y a echar por tierra eso de que la novia de Ramón Mercader, Sylvia Ageloff, era fea.

“Todas las novelas y libros que leí dicen que era fea, incluido El hombre que amaba a los perros, de Leonardo Padura. Una de los mejores que leí es el libro de José Ramón Garmabella, El grito de Trotsky, quien llega al exceso de decir que el verdadero castigo del asesino de Trotsky no fue haber sido condenado sino haber vivido con esta mujer, que era chaparrita, tenía voz tipluda y mal aliento. Me parecía no sólo un juicio sexista, sino un juicio capital, cultural”, dice el autor.

“Hablo también de la madre, que era todo un personaje. Es un tema trágico, que no es banal, tiene una raíz profundamente humana”, agrega.

LA LECTURA | 20 libros que todo joven debe leer

sábado, agosto 20th, 2016

Leer nos ayuda a madurar, a convertirnos en adultos perspicaces, a no distraernos en tareas inútiles. Aquí, una lista no definitiva de aquellas historias que harán de tu juventud un territorio ancho de posibilidades

Ciudad de México, 20 de agosto (SinEmbargo).– Leer también nos hace más felices y nos ayuda a comprender un poco mejor el mundo, sobre todo a esa edad en que el entorno comienza a ser un universo inexplicable.

Los libros son nuestros compañeros a cualquier edad, pero en los primeros años resultan imprescindibles si queremos crecer frondosos y expansivos, como un árbol de raíces fuertes y de copa.

1.Peter Pan, de James Matthew Barrie

Divertidas aventuras con el Hada Campanilla en el País del Nunca Jamás

2.Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll

Delicioso entramado de situaciones verosímiles y absurdas, metamorfosis insólitas de seres y ambientes.

3.Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain

Huck Finn va en busca de la libertad junto a Jim, un muchacho negro que quiere escapar de la esclavitud

4.Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain

Una doble realidad: la del mundo infantil, primitivo, que el lector adulto ya ha perdido y la del mundo adulto, confuso e ilógico.

5.La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson

El joven Jim Hawkins, hijo de la mesonera de un pequeño pueblo de la costa de Inglaterra, conoce a un viejo marinero borracho y malhumorado, que al morir deja el mapa de un tesoro.

6.Cuentos completos, de Hans Christian Andersen

“La sirenita”, “El traje nuevo del emperador”, “Pulgarcita”, “El valiente soldadito de plomo” y “El patito feo”, entre muchos otros.

7.Robinson Crusoe, de Daniel Defoe

Un clásico de aventuras por excelencia

9.Harry Potter, de J. K. Rowling

Un aprendiz de mago muy curioso

La pasión de las primeras lecturas. Foto: Shutterstock

La pasión de las primeras lecturas. Foto: Shutterstock

10.Cumbres borrascosas, de Emily Brontë

Novela apasionada y tempestuosa cuya sensibilidad se adelantó a su tiempo

11.Hamlet, de William Shakespeare

La tragedia del príncipe de Dinamarca

12.La Odisea, de Homero

Poema épico de la literatura griega compuesto por 24 cantos

13.Don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes

Aventuras de caballería con molinos de viento, Sancho Panza y Dulcinea del Toboso

14.Narraciones extraordinarias, de Edgar Allan Poe

Cuentos de terror realizados por el mejor escritor de cuentos de terror

15.Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez

La historia de la familia Buendía en un lugar imaginario llamado Macondo

16.El guardián entre el centeno, de D. J. Salinger

Las cosas locas que le pasaron a Holden Caulfield en la pasada Navidad

En pantalla o en papel: leer se vale. Foto: Shutterstock

En pantalla o en papel: leer se vale. Foto: Shutterstock

17.Crimen y castigo, de Fiódor Dostoievski

El joven estudiante Raskolnikov justifica moralmente el asesinato, aunque luego se arrepiente.

18.El maestro y Margarita, de Mijaíl Bulgákov

La historia de amor entre dos personajes inmersos en un Moscú delirante.

19.Moby Dick, de Herman Melville

La lucha del capitán Ahab, su terrible obsesión y la mítica persecución de la enorme ballena

20.Historias de cronopios y de famas, de Julio Cortázar

Postulación de una mirada poética capaz de enfrentar las miserias de la rutina y del sentido común

Los 10 libros entrañables del editor Mario Villagrán Fernández

sábado, junio 4th, 2016
Comenzar a leer a Dostoievski y no poder parar con los rusos. Foto: Shutterstock

Comenzar a leer a Dostoievski y no poder parar con los rusos. Foto: Shutterstock

Si no lees, te jodes. Leer es un placer como beber vino. Así, de tajante y lector se muestra el periodista y editor mexicano Mario Villagrán Fernández

Ciudad de México, 4 de junio (SinEmbargo).- ¿Qué es leer?  Un placer. Un refugio. La posibilidad de habitar un mundo imposible. Diálogo e intromisión. Empatía. Adversidad. Un dedo cortado por una página. Un olor. Una colección. Un librero. Un lápiz. Plumones. Un ritual. El único ritual…un placer.
Leer, decía el actor argentino Federico Luppi, es un placer que no se debe perder. Como tomar vino. Un acto en el que uno se encuentra con la historia que mueve algo en quién lee.
Al final, si a los otros lo que leemos no les mueve un pelo, como con todo placer, los que se joden son ellos.

LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_01 LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_01L
Aquí empecé a leer. Venía de pasar la preparatoria entre pasillos y mesas de ping pong. Entre discos de Los Crudos y Desmond Dekker. De leer, nada.
Un día, cargando el bolso de mandado de mi madre, entre aguacates y tomates, cruzamos el puesto de Don Ramón -el eterno bibliotecario de la Portales- y bastó una pregunta de aquella eminencia del libro viejo para comprar mi primer libro: ¿No crees que tienes el derecho de matar a alguien?
Compartir a los 16 años la angustia de Raskolnikov y la compasión de Sonia, fue la continuación natural de un lector de Memín Pingüín. De ahí, la seguidilla de rusos (Gogol, Pushkin, Tolstoi y Chejov) me dio la disciplina y el ritmo para hacer de esto un modo de vida.

LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_02 LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_02L
Después de leer El jugador, Noches Blancas y El idiota, un tanto obsesionado con las lecciones de Dostoievski, apareció en el mismo puesto de libros viejos una maltratada edición de Gogol. Bastó con leer la tapa: Un hombre compra las almas de los muertos para sumar poderes económicos y sociales en el s. XIX. Al igual que con Raskolnikov, Chichikov se convirtió en compañero de moral. Su doctrina, basada en la empatía como herramienta, aparece aún más coyuntural en cada relectura. Es el libro que me enseñó, por lo demás, que las historias pueden quedar inconclusas y aun así, tener un final.

LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_03 LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_03L
Este llegó con un título sobrio y terminó por ser una carcajada permanente. Aún lo recomiendo a todo aquel que se tome aquellos de los asuntos de vida o muerte, en general, con mucha seriedad.

LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_04 LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_04L
Esa capacidad de hacerte sentir perdido. De que la ignorancia sea la única guía posible. Esa sensación de estar leyendo un libro de otro mundo. Hoy, en cada relectura, permanece intacta la idea de que hay libros que nunca se terminan de leer.

LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_05 LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_05L
Había leído antes A Sangre fría y me había cautivado. Pero cuando la historia de Gary Gilmore llegó a mis ojos, me pareció tan mínima la obra de Truman Capote que no la he vuelto a leer. Fue tal la seguidilla de emociones que provocó Mailer, con esa capacidad sobrehumana de acercarse a cualquier ser humano, que me arruinó las novelas de no ficción para siempre, al poner la vara tan inalcanzable. Este libro se lo regalaría a cualquier estudiante de periodismo como obligación.

LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_06 LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_06L
La escritura y el sentido del humor…no hay más. Acá, la risa lo es todo. Acá, la escritura lo es todo. No hay libro más gracioso en la historia de la humanidad.

LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_07 LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_07L
Como periodista, la entrevista es el santo grial. Uno sueña con que preguntaría. A quién. Dónde. Y si uno se permite soñarlo es porque este libro nos invitó a entrevistar. A preguntar sin límites. Leerlo es asistir a la conversación más interesante en la historia del cine.

LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_08 LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_08L
Una carta que desata la introspección de personajes y lectores. Una carta que nos muestra como el mundo se aleja de sus sentimientos, de su sentido común, y vive conforme a lecciones que no dejan resultados prometidos. El libro me parece emocionalmente un coche que va a toda velocidad perseguido por un perro.

LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_09 LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_09L
Lo de Julián es asombroso. Una narrativa puerca en manos del jardinero más cuidadoso. El chamorro preparado por el chef Michelin. Un libro que paso del estante de novedades al de clásicos en el mismo minuto que comenzó a venderse.

LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_10 LIBROS-ENTRANABLES_MAY4_10L
Lo irreal y lo real. Dios y la locura… Aquí la Biblia del siglo pasado.

Mario Villagrán Fernández, editor y lector. Foto: Especial

Mario Villagrán Fernández, editor y lector. Foto: Especial

¿Quién es Mario Villagrán Fernández?  Editor Life and Style. Nació hace 35 años en Ciudad de México. Periodista por la UAM-X y Sociólogo por la Universidad de Chile, lo mismo persigue con el abecedario un balón que un ceviche. Hoy, dirige el área de reportajes de revistas como Chilango, Life and Style, Accent, Travel y Aire, de Grupo Expansión.

Una pasión literaria llamada Fiódor Dostoievski, a 150 años de su obra “Crimen y castigo”

sábado, mayo 7th, 2016
Una literatura que no cesa, un escritor siempre moderno. Foto: Shutterstock

Una literatura que no cesa, un escritor siempre moderno. Foto: Shutterstock

Con obras cumbre como Crimen y castigo (de la que se cumplen 150 años de su publicación), Los hermanos Karamazov, El jugador y Los demonios, entre otras, el gran escritor ruso ha logrado traspasar la barrera de los clásicos, para convertirse en un autor siempre moderno, vigente “hasta que la humanidad prevalezca”, como bien dice la escritora Mónica Álvarez. La editorial Alianza acaba de sacar para su colección “El libro de bolsillo” una nueva edición de Crimen y Castigo, buen pretexto para que los escritores hablen de un colega admirado, frente al que casi todo lector tarde o temprano experimenta un deslumbramiento definitivo

Ciudad de México, 7 de mayo (SinEmbargo).- “Quizá Dostoievski no se propuso denunciar sino hacer una exploración literaria e incluso filosófica del Mal. Los demonios es una obra maestra, un clásico”, escribe la periodista y escritora Magali Tercero en su muro de Facebook.

Su colega y amiga Mónica Álvarez le retruca: “Y qué me dices de Crimen y Castigo, a tono con el comentario que haces las lúcidas razones y actuar del inspector y el propio ensayo del personaje principal sobre el crimen que le publican… la propia vida de Dostoievski, sus años preso en campo de trabajos forzados y las condiciones de extrema precariedad en las que escribió casi toda su obra, explicarían en parte lo excepcional de su literatura y como alcanzó el nivel de clásico y obras maestras vigentes mientras la naturaleza humana prevalezca”.

Es una de las tantas referencias al autor ruso en las redes sociales, un extraño caso de inmortalidad y de vigencias literarias que vale la pena celebrar. Porque, a qué negarlo, Fiódor Dostoievski (a veces encontrarás su apellido escrito Dostoyevski y también se vale), es por lejos el escritor más moderno de la historia de la literatura.

Una de esas plumas universales que podría hablarle de tú a tú al mismísimo William Shakespeare y que le da certificado de buen lector a quien quisiera entrar por la puerta grande al placer de los libros.

Un ejemplar de Crimen y castigo para la colección “El libro de bolsillo”, de Alianza Editorial, disparó este reportaje, aunque nunca faltan los pretextos para hablar de un escritor del que siempre nos gusta hablar, cuyos libros en su totalidad o alguno de ellos en particular, tuvieron a bien marcar una impronta indeleble en nuestro espíritu.

150 años de la publicación de "Crimen y castigo". Foto: B Calkins / Shutterstock.com

150 años de la publicación de “Crimen y castigo”. Foto: B Calkins / Shutterstock.com

Alguien podrá decir que esas características que define a un clásico de la literatura cual es que sus temas resulten atemporales y su prosa siempre presente no son exclusivas del gran Fiódor, pero se suma en este caso una vida atribulada y fascinante que concita siempre la atención de los amantes de las letras.

Fiódor Mijailovich Dostoievski nació en Moscú en 1821, hijo de un médico de fuerte carácter que le complicó la infancia y quien al morir su esposa se entregó al alcohol, obligando a su heredero a seguir la carrera de ingeniería en San Petersburgo.

Tenía apenas 18 años de edad cuando su padre fue torturado y luego asesinado por un grupo de campesinos, lo cual lo puso al borde de la locura. Muchas veces había anhelado la muerte de su progenitor y al hacerse real su deseo, sintió una culpa que no lo abandonó jamás.

Quizás por eso sus novelas tienen una fuerte carga psicológica al punto de despertar el interés de Sigmund Freud (1856-1939), quien en 1928 escribió un artículo que es hoy todo un clásico en los estudios de la psiquiatría titulado “Dostoievski y el parricidio”, basado en Los hermanos Karamazov.

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“Dostoievski es el único psicólogo, por cierto, del cual se podía aprender algo, es uno de los accidentes más felices de mi vida, más incluso que el descubrimiento de Stendhal”, supo decir el filósofo Friedrich Nietzsche (1844-1900), otro gran admirador del novelista ruso.

Pobres gentes fue la primera novela de Dostoievski. La publicó en 1864 y le otorgó una fama efímera, hasta 1861 en que publicó Recuerdos de la casa de los muertos, donde relató la condena a muerte que padeció en 1849, acusado de colaborar con grupos revolucionarios y de la que se salvó merced a un indulto pocas horas antes de su planeada ejecución.

Luego de casarse con Maria Dmítrievna Isáieva, una viuda pobre, dio a conocer Memorias del subsuelo (1864), obra de la que Sexto Piso acaba de publicar una hermosa edición ilustrada, con dibujos de Jorge González.

En un breve prefacio a estas memorias del subsuelo, su autor nos advierte que, si bien son imaginarias, su protagonista reúne de manera inevitable una serie de rasgos propios de su época: individuos como el autor de estas memorias no sólo pueden existir, sino que por fuerza han de darse en nuestra sociedad, si se hace cuenta de las circunstancias en que, por lo general, esa sociedad nuestra se desenvuelve-. De este modo, Dostoievski nos relata que el hombrecillo resentido, vengativo, zalamero, sádico y atribulado que parece deleitarse en contarnos las sucesivas humillaciones y actos de desprecio a los que él mismo se somete, es el prototipo del individuo moderno, en su búsqueda constante del éxito y el reconocimiento de sus pares. La principal tragedia del narrador de estas memorias es que si bien desprecia al oficial del cual debe apartarse cada vez que se topan en la calle, a los camaradas que lo desdeñan porque no comparte sus altos cargos y honores ni sus múltiples conquistas sexuales, a la prostituta liza a quien humilla tan sólo porque puede hacerlo, en el fondo los envidia genuinamente y cambiaría toda su lucidez por convertirse durante un día en cualquiera de esos seres que pueden vivir la vida sin estar en constante lucha consigo mismos. En sus diarios, Dostoievski formuló el -suicidio lógico-, que es consecuencia de la contradicción implícita en la que la naturaleza da al hombre la inteligencia suficiente como para comprender que jamás entenderá el sentido de su propia vida. Precisamente para evitarlo, el narrador de estas memorias encuentra consuelo en exponernos su miseria por escrito.  

También Alianza Editorial tiene una edición con el título Apuntes del subsuelo (traducción de Juan López-Morillas), a la que presenta como “una obra singular que reviste especial atractivo para el lector contemporáneo, pues constituye una de las primeras incursiones de la literatura en el dominio del individuo, en esa corriente de la conciencia con la que habría de familiarizarnos tanto el psicoanálisis como la literatura posterior”.

Vida y personajes atribulados, la lucha contra la Rusia imperial. Foto: Eugene Ivanov, Shutterstock

Vida y personajes atribulados, la lucha contra la Rusia imperial. Foto: Eugene Ivanov, Shutterstock

LEER A FIÓDOR DOSTOIEVSKI

“Leer a Dostoievski significa regresar a un compromiso vital, del que nos hemos desprendido últimamente: comprender los sentimientos humanos. La tristeza, la felicidad efímera pero no menos vigorosa, el amor en toda su expresión, el sufrimiento, la soledad, el abandono, no entendidos como los derroteros de la existencia sino como parte inherente de lo que significa vivir. Significa comprender, también, qué se siente vivir al lado de un personaje literario. Los personajes de Dostoievski son los más humanos que puedes encontrar en la literatura de todos los tiempos. Una vez que terminas el libro, te acechan a lo largo de toda tu vida”, afirma el joven escritor de Mexicali Alejandro Espinoza Galindo, autor entre otros de la reciente novela En los tiempos de la ocupación.

Esos sentimientos humanos, comprendidos cabalmente por un autor de vida trágica en la que tuvo que soportar la muerte de su esposa y uno de sus hermanos, se condensan a tope en la famosa El jugador, publicada en 1867, novela autobiográfica que expresa la propia afición por el juego que tenía el autor.

La escribió en un tiempo récord de 26 días, para librarse de una deuda con su editor y que dictó a la taquígrafa Anna Grigórievna Snítkin, que se convertiría en su segunda esposa.

En medio de una galería de personajes desarraigados y trashumantes que deambulan por la ciudad-balneario de Wiesbaden (el “Roulettenburg” de la ficción), la patética figura de Aleksei Ivanovich personifica el goce y la angustia del tipo humano que acaba por canalizar toda su capacidad de protesta en la pasión por el juego como vía de acceso, mediante el dolor y el envilecimiento, a una libertad vorazmente deseada. (Alianza Editorial)

El monumento frente a la Biblioteca Lenin, en Moscú. Foto: Shutterstock

El monumento frente a la Biblioteca Lenin, en Moscú. Foto: Shutterstock

LA LITERATURA QUE PARECIERA HABLAR DE OTRA COSA

“En sus libros aprendí una forma de decir el abismo y en ellos leo historia y política de manera más profunda y viva que en un ensayo. No por nada, en su tiempo activo, la segunda mitad del siglo XIX dio forma a las ilusiones colectivas que alimentarían el XX.

Dostoievski nos enseña cómo la política, los sueños colectivos, están en todo lo que nos une y nos separa. Pero su instrumento para decirlo es el más hondo y el más afilado, la literatura que pareciera hablar de otra cosa”, dice el escritor Alberto Ruy Sánchez, autor entre otros de Quinteto de Mogador (Alfaguara).

Para el joven autor mexicano residente en Los Ángeles Luis Panini, quien diera a conocer con el sello de Tusquets su reciente novela breve La hora mala, “Dostoievski es, probablemente, el único psicólogo digno de respeto. En unos cuantos párrafos alcanza a evidenciar la naturaleza corrupta del ser humano y es capaz de reducirlo al nivel de una criatura desafortunada. Ningún otro autor logra capturar el pánico mejor que él. Las primeras cincuenta páginas de Crimen y castigo son la mejor prueba de esto. En ellas consigue delinear un perfil psicológico tan detallado y complejo que se antoja escritura milagrosa. Quizá, es posible encontrar algo comparable a esas páginas en “El corazón delator”, de Edgar Allan Poe.”

Precisamente, Crimen y castigo, de 1866, publicada primero en 12 partes en la revista El mensajero ruso, es considerada a menudo la obra máxima de Dostoievski (pero, ¿qué decir entonces de Los demonios o El idiota?).

La novela es un tratado sobre el crimen y la culpa, disquisiciones imperdibles en la voz del protagonista, el estudiante Rodion Raskolnikov, que atraviesan la disputa entre el bien y el mal, dilemas de una moral a la que siempre Dostoievski rindió culto con pasión atribulada.

¿Puedes matar a una vieja usurera en nombre de valores humanistas que están incluso por encima de la vida? ¿Y si matas a una vieja prestamista qué harás con el desgarro de tu alma cuando la culpa no te abandone ni en los sueños?

Una estatua viviente en San Petersburgo: la joven actriz Sonia Marmeladova y la novela Crimen y Castigo. Foto: Katoosha / Shutterstock.com

Una estatua viviente en San Petersburgo: la joven actriz Sonia Marmeladova y la novela Crimen y Castigo. Foto: Katoosha / Shutterstock.com

“La complejidad y la hondura de Crimen y castigo son evidencia de un escritor que, al decir del escritor y académico chileno Felipe Ríos Baeza, llegó en un siglo como el XIX, “acostumbrado a narrar la crónica heroica y compacta del alma nacional, a preocuparse por lo único importante: narrar el alma individual. Y ésta siempre es dubitativa, angustiosa y, sobre todo, se hace más ilusiones de las que debe, sufriendo luego por ello. Eso es Dostoievski”.

“Además, supo encontrarle una estética a sus crisis nerviosas, y eso lo convierte en casi un autor del siglo XX (sin psicoanálisis ni corrientes de la conciencia todavía allí para explicar ese fenómeno). Lo que sí no podría decirte es eso de que la traducción lo mejoró, que es la tesis de Vladimir Nabokov (1899-1977)”, agrega el autor entre otros de La noción de margen en la narrativa de Roberto Bolaño.

El autor de Lolita pretendía desmitificar a Dostoievski, a quien consideraba más un dramaturgo que novelista, en contraposición a su famoso compatriota y contemporáneo Mijail Bajtín (1895-1975), que creía firmemente que el autor representaba la cumbre de la novela moderna.

“Quiero volver a insistir en que Dostoievski era más dramaturgo que novelista. Lo que sus novelas representan es una sucesión de escenas, de diálogos, de cuadros donde se reúne a todos los participantes, y con todos los trucos del teatro, como la scène à faire, la visita inesperada, el respiro cómico, etc. Consideradas como novelas, sus obras se desmoronan, consideradas como obras de teatro, son demasiado largas y difusas, y están mal equilibradas”, decía Vladimir Nabokov en sus clases de literatura rusa en la universidad de Cornell, editadas en 2009 en un libro, a cargo de Zeta Editorial.

“La mejor razón para leer a Dostoievski, sin duda alguna, es que si no lo lees puedes acabar confundido, leyendo y adorando a Nabokov”, dice al respecto y con mucho humor el escritor Emiliano Monge, autor de las aclamadas El cielo árido y Las tierras arrasadas (Literatura Random House)

“Ya en serio: si con Shakespeare nació la literatura psicológica, con Dostoievski llegó la revolución. Nunca nadie, ni antes ni después, ha escarbado en las pasiones y en la mente, pero sobre todo en la lucha que cotidianamente se da entre éstas, como lo hizo el autor ruso. Para la literatura, su obra es lo que la máquina a la revolución industrial”, agrega.

MIS RAZONES PARA LEER A FIÓDOR DOSTOIEVSKI

“Mi razón para leer a Dostoievski siempre son muchas razones y todas relacionadas con primeras veces: la primera vez que no escuchaba una voz o a un narrador, si no que veía claramente a un personaje: Raskólnikov; la primera vez que supe que uno podía equivocarse terriblemente en una novela y triunfar a pesar de ello: el atroz y pésimo (en cuanto a composición y remate) del epílogo. Piensa que, sintetizando, la razón para leer a Dostoievski es que su único interés era revelar una parte enorme de la condición humana al centrarse en el interior de los personajes. Un mundo era antes del estudio de la psicología de Dostoievski y otro mundo queda después. Crimen y castigo, por ejemplo, desde su condición universal, me ha dicho más de Puebla (y Cholula) y mis semejantes que ningún otro autor”, dice el escritor Jaime Mesa a Puntos y Comas.

“Es mi cuarto autor preferido: Dumas, Defoe y Stevenson fueron primero porque me los leía mi padre, ellos son él: su voz. Pero Dostoievski es el primer autor elegido por mí (el cuarto al que llegué) y rige mi literatura. Es la ley que mueve a mis personajes y mis narradores. De ahí su importancia”, dice el autor de la reciente Las bestias negras (Alfaguara)

Personajes y narradores que Fiódor Dostoievski fue encontrando en su pesaroso deambular por Europa, luego de que tuviera que abandonar Rusia a causa de las deudas y sufriera la pérdida de una hija poco tiempo después de que su esposa diera a luz.

Jugaba sin cesar, se endeudaba, sufría ataques epilépticos, hasta que en 1869 nació su hijo Lyuvob, quien le dio impulso para escribir El idiota y Los demonios y con ello regresar como un autor consagrado a su Rusia natal.

En 1880 apareció la que el propio escritor consideró su obra maestra y que fuera su última novela, Los hermanos Karamazov, que condensa los temas más característicos de su literatura: agudos análisis psicológicos, la relación del hombre con Dios, la angustia moral del hombre moderno y las aporías de la libertad humana.

Esta historia fue llevada al cine en 1958, con la dirección de Richard Brooks y un elenco encabezado por el mítico Yul Brynner (1820-1975).

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En los últimos años de su vida la popularidad de Dostoyevski fue en aumento. En 1877 fue elegido miembro de la Academia de las Ciencias. En 1879 recibió una invitación para participar en el Congreso Literario Internacional de Londres, donde se convirtió en miembro del Comité Honorífico de la Asociación de Literatura Internacional. Asistía a reuniones literarias y musicales, donde leía extractos de sus propias obras y poemas de Pushkin.

En 1881, ya en Rusia, decidió reanudar la publicación del Diario de un escritor, pero nunca llegó a publicarse. Su salud se fue deteriorando y en la noche del 26 de enero tuvo una hemorragia pulmonar. Dos días más tarde dijo unas palabras de despedida a sus hijos y por la noche murió.

El 31 de enero de 1881 una multitud acudió al monasterio de Alexandr Nevski de San Petersburgo para asistir a los funerales del novelista.

Fiódor Dostoyevski dejó un legado literario que lo convierte en uno de los más grandes escritores del siglo XIX.. Sus obras se han traducido a numerosas lenguas y se siguen leyendo y estudiando en colegios y universidades. Exploró y supo captar la profundidad del alma humana, haciendo aflorar las emociones y sentimientos tanto en los tiempos oscuros como en los felices. Rusia fue una obsesión que lo convirtió poco a poco en un escritor universal.

FIÓDOR DOSTOIEVSKI EN EL CINE

“Muchos grandes escritores han representado los tormentos del alma humana, pero casi nadie lo ha hecho con la misma profundidad y belleza que él”, dice el escritor Alberto Chimal –nuestra primera portada en Puntos y Comas-, mientras que la poeta y narradora Ethel Krauze destaca que Dostoievski “es el mejor ejemplo de literatura masculina”.

Y explica: “En el mejor sentido de esta frase: el correlato narrativo de La Ilíada, igualmente poema cumbre de la literatura escrita por hombres. Que sea por, no significa para. Hombres y mujeres debemos leernos en reciprocidad para universalizar nuestro conocimiento y nuestra experiencia estética. Justo ahora tengo en mi mesa de noche Los hermanos Karamazov, junto a La muerte juega a los dados, de Clara Obligado, otra saga familiar”, agrega la autora de la reciente El país de las mandrágoras.

Fiódor Dostoievski y el cine, en el Centro Cultural Elena Garro. Foto: Especial

Fiódor Dostoievski y el cine, en el Centro Cultural Elena Garro. Foto: Especial

Todas esas facetas y emociones exploradas por el famoso autor ruso no pasaron inadvertidas para el cine, tal como lo demuestra la programación del Centro Cultural Elena Garro, en Ciudad de México, con la proyección de películas “dostoievskianas”.

Así es, todos los lunes de mayo, para conmemorar los 150 años de la publicación de Crimen y castigo, dicha institución cultural recuerda a Fiódor Dostoievski con un ciclo de cine comentado por Roberto Sosa, Juan Arturo Brennan, Rodrigo Márquez Tizano y Fernando Moreno.

El ciclo titulado Los demonios de Dostoyevski. 150 años de Crimen y castigo, será abierto el 9 de mayo por el actor Roberto Sosa, con los comentarios de la película Lolo (1992), adaptación mexicana de esta historia que presenta la vida de un joven habitante en un barrio pobre de la periferia de la Ciudad de México, quien un día es asaltado y es herido.

Luego de una semana de hospitalización, Lolo pierde su trabajo y se ve obligado a buscar sustento. La muerte accidental de una anciana, a la que Lolo intentaba robar un reloj que su madre había empeñado, enfrenta al joven con la gente de su barrio y lo obliga a huir, lleno de culpa y vergüenza.

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El 16 de mayo, el experto en cine y compositor musical Juan Arturo Brennan comentará Crimen y castigo (1983), una película ambientada en Finlandia y dirigida por Aki Kaurismäki que relata la historia de un exestudiante de derecho que irrumpe en el apartamento de un hombre de negocios y lo mata aparentemente sin motivos.

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El filme El doble (2013), dirigida por Richard Ayoade, contará con los comentarios del editor de Vice México, Rodrigo Márquez Tizano. En la película basada en la novela homónima de Dostoievski un empleado de gobierno pierde la cabeza porque un doble exacto a él llega a su oficina a trabajar con intenciones de suplantarlo. La proyección se realizará el 23 de mayo.

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El ciclo de cine concluirá con la proyección de Los amantes (2008), basada en la novela Noches blancas. Esta película del director James Gray contará con los comentarios de Fernando Moreno, el lunes 30 de mayo.

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El Centro Cultural Elena Garro, está ubicado en Fernández Leal No. 43, colonia Barrio La Concepción, Coyoacán. Entrada libre, cupo limitado.

OTRAS PELÍCULAS

Otras adaptaciones cinematográficas de la obra de Fiódor Dostoievski son:

Crimen y castigo (1935), de Josef Von Sternberg

Crimen y castigo (1935), de Pierre Chenal

El idiota (1951),  de Akira Kurosawa

Noches blancas (1957), de Luchino Visconti

Crimen y castigo (1958), de Gregory Lampin

Un alma dulce (1969), de Robert Bresson

Cuatro noches de un soñador (1971), de Robert Bresson.

Los poseídos (1987), de Andrzej Wajda

El marido perfecto (1992), de Beda do Campo Feijoo

Memorias de ultratumba (1995), de Gary Balkow

El jugador (1997), de Karoly Makk

Crimen y castigo (1998), de Joseph Sargent

El idiota (1999), de Sasa Gedeon

Down House (2000), de Roman Kachanov

Crimen y castigo (2002), de Menahem Golan

Crimen y castigo (2002),  de Julian Jarrold

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Ten un ejemplar en tu biblioteca. Foto: Sexto Piso

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1.¿Qué novela de Fiódor Dostoievski cumple 150 años de su publicación?

2.¿En qué año murió Fiódor Dostoievski?

3.¿Qué director japonés llevó al cine El idiota?