Posts Tagged ‘León Tolstói’

Kate del Castillo protagonizará una adaptación moderna de Anna Karenina

jueves, noviembre 11th, 2021

Kate del Castillo dará vida en esta nueva serie a Anna Montes de Oca, una clavadista mexicana y estrella en su país que se enamora de un joven músico.

Los Ángeles (EU), 11 nov (EFE).- Kate del Castillo protagonizará y producirá A Beautiful Lie, una serie que reinterpreta y trae al mundo contemporáneo la historia de Anna Karenina, de León Tolstói.

Pantaya, Endemol Shine Boomdog y Cholawood Productions están detrás de este proyecto televisivo que contará con seis episodios y que sigue los pasos de The Beautiful Lie (2015), una serie australiana que actualizó la trama de Anna Karenina.

The Beautiful Lie contaba como coprotagonista con Sarah Snook, que ahora está triunfando con la deslenguada y brillante Succession de HBO.

La actriz mexicana Kate del Castillo. Foto: EFE

Los responsables de A Beautiful Lie, que empezará a rodarse a comienzos de 2022, explicaron este jueves en un comunicado que Del Castillo dará vida en esta nueva serie a Anna Montes de Oca, una clavadista mexicana y estrella en su país que se enamora de un joven músico.

“Este es un proyecto que me apasiona”, dijo la actriz mexicana.

“Reinterpretar un clásico como ‘Anna Karenina’ es una enorme responsabilidad y nuestra intención es hacerle justicia. Estaremos narrando una historia con personajes femeninos muy fuertes donde la infidelidad es un componente importante. Pero también abordaremos diversos temas, desde la salud mental -incluyendo la depresión posparto- hasta el impacto a veces desastroso que pueden tener las redes sociales”, añadió.

Las guionistas españolas Almudena Ocaña y Aurora Graciá Tortosa se encargarán de escribir “A Beautiful Lie”.

AMLO felicita a niñas y niños por su día; Beatriz Gutiérrez Müller lee un cuento de Tolstói (VIDEO)

jueves, abril 30th, 2020

En la grabación, Gutiérrez Müller leyó el cuento “La camisa del hombre feliz”, de León Tolstói. López Obrador subrayó la importancia del escritor y recordó algunas de las obras que más le gustan del autor.

Ciudad de México, 30 de abril (SinEmbargo).- El Presidente Andrés Manuel López Obrador y su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, enviaron una felicitación por el Día del Niño y la Niña.

A través de un video de cinco minutos publicado en redes sociales, el mandatario felicitó a las niñas y niños de México y les mandó un fuerte abrazo.

En la grabación, Gutiérrez Müller leyó el cuento “La camisa del hombre feliz”, de León Tolstói. López Obrador subrayó la importancia del escritor y recordó algunas de las obras que más le gustan del autor.

Recomendó la novela Guerra y paz y dijo que sería mejor que la lean durante la adolescencia.

“Tolstói tiene muchas enseñanzas para todos […] yo creo que todavía sus abuelitos les recomiendan que ‘hay que hacer el bien sin mirar a quién’. Tolstói decía que ‘sólo siendo buenos podemos ser felices’, y a mí me gusta mucho eso”, dijo el Presidente.

López Obrador expresó que la felicidad no significa tener bienes materiales, por lo que se debe hacer buenas acciones. “La felicidad es estar bien con uno mismo, con nuestra consciencia y estar bien con el prójimo”, finalizó para que Beatriz Guitérrez comenzara la lectura.

En el final del video, una vez más felicitaron a las niñas y niños en su día.

Esta mañana, durante su conferencia de prensa, el Presidente dijo que las niñas y niños también han ayudado en estos momentos de pandemia y han mostrado tener mucha paciencia portándose bien.

“Nuestra felicitación a todas las niñas y los niños, más en estos momentos que ellos también han estado ayudando, portándose bien, estudiando a distancia, mientras los papás están cuidándose y cuidándolos en las casas. Ellos han ayudado mucho porque han tenido paciencia. Entonces nuestra más sincera felicitación a las niñas, a los niños”.

Paul Viejo y cómo leer a Antón Chéjov en sus “Cuentos completos”

sábado, julio 28th, 2018

El escritor y editor, además de experto en literatura rusa, Paul Viejo, ha trabajado en los últimos cuatro años en los cuentos completos de Antón Chéjov. “Preparar esta edición, más allá del hecho de reunir todo, como iniciativa, yo tenía la intención de que pudiéramos leer a Chéjov de manera ordenada, para comprender cómo creció ese autor hasta convertirse en el clásico que no caducará nunca”, dice.

Ciudad de México, 28 de julio (SinEmbargo).- Uno podría estar hablando horas de Antón Chejov (1860-1904). Sobre todo si el interlocutor es Paul Viejo, el responsable de volver a editar sus Cuentos Completos para Páginas de Espuma.

“Pese a la abundancia de traducciones y antologías de los relatos de Antón Chéjov, que en muchas ocasiones repiten títulos y selecciones similares, el lector no tiene la oportunidad de acudir a su obra completa, perdiendo así la oportunidad de leer un gran número de cuentos que permanecen sin publicar en nuestra lengua y, sobre todo, poder considerar el desarrollo de toda la obra del escritor, sus diferentes periodos, la progresión de su escritura, dando una visión completa y ceñida a la realidad de su figura”, justifica la editorial.

Lo cierto es que los autores clásicos siempre permiten una vuelta de tuerca y volver a descubrir un escritor nuevo, pensando en los lectores millenials, que respetan cada vez más a los grandes.

El proyecto Cuentos completos reúne los más de 600 cuentos que componen la totalidad del corpus, muchísimos de ellos sin editar en español, junto a aquellos relatos no publicados o inconclusos en vida del autor. La publicación se ha llevado a cabo en 4 tomos de más de mil páginas cada uno, publicados a razón de uno al año (2013 a 2016), en una edición dirigida por el escritor Paul Viejo, especialista en literatura rusa, que además de numerosas notas, tablas, índices y apéndices bibliográficos.

Leer a Antón Chéjov es mi pasión, dice Paul Viejo. Foto: SinEmbargo

–Dostoievski, Chéjov y Tolstoi son los tres autores rusos más actuales, ¿lo ves así?

–De los tres autores cada uno a su manera son los tres más actuales. Cuando dices lo de los jóvenes, pienso mucho en Dostoievski, será por el tormento, las dudas y el conflicto, ¿verdad? Para mí Chéjov sigue siendo tan actual, se lo puede seguir leyendo como hace un siglo atrás, por los temas de la cotidianidad y el lenguaje que se parece mucho a cómo escribimos nosotros.

–¿Cómo te aproximaste a él?

–Por pasión por la literatura, puedo nombrar a esos tres que me nombraste al principio, pasión por la literatura rusa, me despertaba más interés y más misterio. Descubrir a Chéjov como lector, sobre todo en los cuentos, queriendo siempre más y más. Estudié ruso y a partir de allí empieza todo, leer textos en lengua original, que no habían sido traducidos.

–¿Qué pasa con los clásicos, no han sido reemplazados? ¿Qué pasa con el escritor en esa época?

–Con las definiciones de los escritores, los chismes y todo eso pasaba exactamente igual como ahora. Existían los grupos, los círculos, las malas intenciones y el compañerismo. Los había jóvenes y los que empezaban a escribir más tarde, los había buenos y malos. La principal diferencia que yo noto es que la voz del escritor era importante. A poco que uno publicase una obra digna, pero que estuviera contando algo de valor, a ese escritor se lo iba a escuchar. Tolstoi y Dostoievski llevaban su pensamiento hacia la polémica, pero igual eran escuchados. Se les leía además con aprecio. Ahora los escritores no son escuchados, tal vez entre ellos, pero no son buscados.

–¿Por qué no han sido reemplazados?

–Es cierto. Hay un momento de estabilidad que ya dejamos de saber lo que pasa en la literatura rusa. Me temo hablando siempre en nuestra lengua, pero podemos también hablar de los ingleses, que traducen poco, que no responde a cuestiones de interés o de valor. No es que en Rusia no haya escritores buenos a partir del siglo XIX, tener traductores de ruso no es fácil, es costoso. Es más fácil publicar aquí a un autor mexicano, pagando un adelanto, que pagar a un adelanto a un autor ruso que está haciendo algo que conlleva más riesgos.

–También es cierto que las tendencias mundiales de la literaturas ha hecho que se hagan homogéneas

–Sí, con las particularidades de cada cultura. Creo que los rusos conservan su raíz, muy diferente a la cultura española, a la mexicana. Es verdad que la historia de la literatura se produce por esporas y se contagia de sitio a sitio. Aunque no lo sepamos. En Rusia conocemos hasta el realismo socialista y poco más ha ido llegando después, la literatura ha sido siguiendo todos y cada uno de los modelos, no tanto por imitación sino por coincidencia histórica de la literatura. Han pasado por la posmodernidad, por el minimalismo, por los jóvenes rebeldes, lo tienen todo escrito como nosotros pero a su manera. Ahí comienza lo interesante, de lo nuevo o de lo antiguo. Yo digo que podemos leer a Chéjov porque mantiene temas que nos interesan, nos habla de temas actuales, pero al mismo tiempo nos da tanta información de paisajes, territorios y situaciones que no hemos vivido, una cultura totalmente, una visión de la religión y de la política que nos hace más ricos al leerlo.

–¿Tú lo tomas a Chéjov como a alguien de la literatura rusa? Como decía Tolstoi: Si hablas de tu barrio describirás al mundo

–Exactamente eso es. Tolstoi tenía una mirada más amplia en cuanto al paisaje, se atrevía a territorios mayores, pero Antón Chéjov habla de su barrio y al hacerlo ha hablado de muchos barrios, ha retratado al menos una ciudad, al menos al país. El diálogo, que es elemento de los clásicos, se sigue manteniendo y nosotros como lectores tomamos lo que nos interesa: lo que aprendemos y lo que podemos comparar con lo nuestro.

–¿Qué pasa con sus Cuentos Completos?

–Preparar esta edición, más allá del hecho de reunir todo, como iniciativa, yo tenía la intención de que pudiéramos leer a Chéjov de manera ordenada, para comprender cómo creció ese autor hasta convertirse en el clásico que no caducará nunca. Permitía ver cómo un joven de 20 años comienza a escribir con la torpeza de un joven de 20 años, cómo va aprendiendo el oficio con esa mirada de talento que va a tener durante toda su carrera, hasta llegar a relatos maravillosos. La visión que teníamos antes, un poco parcial, un poco mezclada y confusa, para él está perfectamente acotada, me preocupé no sólo de traducir y agrupar los cuentos, sino también de poner en la introducción y en las notas todos los datos posibles que estaban a mi alcance. Cómo lo publicaba, dónde, con qué seudónimos, que anécdotas ocurrían por entonces, en qué momento de su vida ocupaba eso, para que podamos saber cómo estaba escribiendo y quién era.

–¿Poder entonces leer los Cuentos completos tiene una fascinación?

–Sí, totalmente. Lo que se forma es una novela de un escritor. Si ya de por sí nos gustaban sus cuentos, va a ser sencillamente maravilloso, porque vamos a descubrir muchas más cosas. Vamos a comprender por qué Chéjov escribía al principio con mucho humor, por qué ese humor se va apagando un poco y empiezan a entrar temas más políticos y más sociales y por qué sus últimos cuentos son más lacónicos, más tristes, más profundos, más serios, todo al final está engranado.

–Claro que Chéjov no tiene la misma vida que Dostoievski

–No, claro que no, uno no nace siendo conde. Fue una vida muy productiva para lo breve que fue. Aprendió, amó, le dolieron las cosas físicas como la de los demás y dejó una obra. Viajó por una Rusia que entonces le resultaba desconocida y que él quiso narrar.

–¿Cuáles son los mejores cuentos de este tomo?

–¿Cuántas decenas puedo decir? El cuarto volumen, que es mi conclusión, no hay ningún cuento que sea malo. Y señalo esto porque si nos vamos al primer tomo, al azul, vemos al escritor joven, sin ese oficio que muestra al final, donde todos sus cuentos son obras maestras. Tenemos que ver qué es lo que nos interesa, si los campesinos, la técnica literaria (“La dama del perrito”), si nos interesa una historia entre la identidad y la rebeldía leeremos “La Novia”. Es difícil que Chéjov no tenga un cuento para cada persona que lo lee.

–¿Qué es la editorial Páginas de Espuma?

–Páginas de Espuma, después de 20 años, con condecoraciones oficiales incluidas, fue su apuesta por el cuento como género, que había caído en desprestigio en varios países. Páginas de Espuma lo consideraba con el mismo valor que la poesía, que la novela, y funcionaba como las editoriales dedicadas a la novela. Después, está su dedicación no sólo a los cuentistas contemporáneos en español, sino la idea de crear una biblioteca del cuento clásica, desde Edgar Allan Poe a Henry James, para que todos supiéramos de la grandeza del cuento como género. Por último, una obra como la de Antón Chéjov requería una continuidad, una apuesta seria para que el trabajo no se viese interrumpido, porque iba a requerir muchas horas…es un proyecto que llevó cuatro años, si empezábamos debíamos llegar hasta el final. Se cumplió el proyecto y veo que ha quedado de la mejor manera posible.

Antón Chéjov: (Tangarog, 1860 – Badenweiler, 1904) es por derecho propio uno de los grandes clásicos de la literatura universal. Médico de profesión, comenzó a publicar sus primeros relatos en 1880 (bajo el seudónimo de Antosha Chejonté, entre otros). Recopilados, mientras aún vivía, en volúmenes como Relatos abigarrados o En el crepúsculo, sus relatos están entre los más importantes del género. En 1887 escribe Ivánov, su primera pieza teatral y el comienzo de su carrera como dramaturgo, con obras tan importantes como Las tres hermanas, La gaviota y Tío Vania. Enfermo durante años y tras recorrer varios sanatorios, muere en Alemania a consecuencia de la tuberculosis.

Paul Viejo (1978) es autor de la novela La madera y la ceniza (2003), del libro de poemas Extraña forma de memoria (2002), de la monografía literaria Sherlock Holmes: Biografía (Páginas de Espuma, 2003) y de la pieza teatral Quinta Avenida esquina con qué (2006), por los que ha recibido el “Premio Blas de Otero de Poesía 2001”, “Premio Nacional de novela Francisco Ayala 2002” y “IX Premio Arte Joven de Teatro”. Ha traducido la Correspondencia 1899-1904 entre Chéjov y Olga Knipper (Páginas de Espuma, 2008) y preparado la edición completa de Diario de un escritor (Páginas de Espuma, 2010) de Fiódor Dostoievski y de los Cuentos completos en cuatro volúmenes de Antón P. Chéjov (Páginas de Espuma, 2013-2016). También se ha encargado de la edición de la poesía completa de Ana Rossetti, La Ordenación (2004) y la de los poemas de Elsa López, A mar abierto (2006).

¿Cuál es tu libro favorito?

sábado, abril 21st, 2018

Mañana es el Día del libro y de la rosa. El lunes se entrega el Premio Cervantes (este año el elegido es el nicaragüense Sergio Ramírez) y mañana comienza la fiesta de la UNAM. Pero, a ver, ¿cuál es tu libro favorito?

Ciudad de México, 21 de abril (SinEmbargo).- Pensar en el libro preferido es como que te obliguen a comer un cacahuete de una fuente de miles o una fresa de un recipiente llena de ellas. A veces el sacrificio es eso: sacar una cosa de entre muchas que hay y sin las cuales no podríamos vivir.

Recordar por ejemplo Campos de Londres, de Martin Amis. No puedes recordar exactamente en qué consiste el libro, pero sí puedes evocar cuánto te gusta ese autor, cuánto estuviste atado a esa prosa casi dañina que te llevó a ponerte richardtullmochales en una cuenta de correo.

O ese primer libro que leíste: La guitarra andaluza, que te regaló tu madrina, Adela, quién sabe por dónde andará, pero recuerdas cada una de las líneas de esa historia amorosa y cursi, pero que entonces, a los 12 años, te resultó increíble.

¿Rayuela? Pensar en esos objetos a encontrarte como La Maga encontraba en una plaza de París. ¿Los detectives salvajes? Reírte porque sabes exactamente que siempre habrá una novela que te salvará.

¿Y si fuera un escritor favorito?: Martin Amis. Foto: efe

“Tu infancia en Menton”, de Federico García Lorca, de Poeta en Nueva York: lo puedes decir casi de memoria. Limónov, de Emmanuel Carrere, esa puerta por dónde se abrió el periodismo para hacerse literatura.

¿Elegimos muchas fresas de tantas fresas? ¿No podemos elegir una? Vamos a homenajear al libro y ver qué dicen nuestros entrevistados.

“Uno de mis libros preferidos fue también de los primeros y pocos que leí en mi infancia: Los hijos del capitán Grant, de Julio Verne. La historia era sencilla: un hijo e hija que buscan a su padre, perdido en los mares del sur. Con la ayuda de un capitán y su tripulación recorren el Pacífico sur en donde se enfrentan a caníbales, tormentas y tribus misteriosas. Ese libro me envolvió en una neblina donde sólo la aventura era posible, donde yo iba a bordo de ese barco, veía lo que los hijos se topaban y corría despavorido cuando ellos lo hacían. Terminé el libro con tristeza y emoción, pensando que nunca más volvería a ver los hijos y al capitán Grant y vaya sorpresa tuve cuando meses después leí La isla misteriosa y casi al final ahí estaban de nuevo, en el viaje de regreso a casa, topándose con los personajes de la isla misteriosa”. (Antonio Ramos Revillas, escritor)

“El libro del desasosiego me deslumbró, fue como un golpe: los fragmentos desesperados, profundos, desgarrados de Pessoa, me interpelaron y sedujeron desde el primer instante. ¡La literatura también podía ser eso! Me sumergí en la lengua y el mundo del poeta portugués y de ahí nació mi primera novela, Saudades. Le debo a una extraña conjunción de páginas, amores y viajes el haberme dado permiso de escribir narrativa. Y aquí sigo, escribiendo sin parar y leyendo y releyendo a Pessoa”. (Sandra Lorenzano, escritora)

“Cuando estuve en CCH, mi profesora de lectura tuvo el gran tino de hacerme leer a los clásicos. Así llegó a mis manos, Las Siete Tragedias de Sófocles, me cambió el rumbo Edipo Rey. Revivir en mi cabeza esa tragedia me acercó a un mundo que a los 15 años no imaginaba. Valga la analogía, fue tan impactante como la primera vez que entré a un cabaret de barrio, curiosamente a esa misma edad. Fue mi adiós a El Principito y Platero y yo. Durante varios años tuve dos libros de cabecera: En el Camino, de Jack Kerouac y De a Perrito, de Federico Nachón”. (Chava Rock, periodista)

Edipo Rey, la tragedia de Sófocles. Foto: Especial

“No es el último libro que he leído pero si el que más me ha gustado de este año: con la muerte de Bolillo he estado leyendo libros donde los perros son protagonistas en novelas: Flush, una biografía, de Virginia Woolf es la primera que terminé. Woolf cuenta a través del perro la historia de una poetisa del siglo XIX, Elizabeth Barret. Enfermiza, melancólica, segregada por la familia, Flush era su confidente mientras ella escribía versos. Aprendió con ella el silencio sin ladridos y a dejar de perseguir liebres… Al amor de su ama para rescatar a Flush de un secuestro en los barrios bajos de Londres, él lo pagó con afecto eterno, hasta su último suspiro… No les cuento la novela porque es más interesante que lo que narro aquí sobre Flush. Una escritora tan aristocrática como Virginia Woolf los espera para ser leída”. (Braulio Peralta, escritor)

“Esa es una pregunta muy cruel. Tendría que hacer un sorteo entre unos diez o quince para no ser injusto y elegir un solo libro al azar. ¿Se vale hacer chapuza e incluir una antología? De ser así, pongo El Cuento Hispanoamericano de Seymour Menton, que para mí encarna muchos descubrimientos a la vez, pues fue mi puerta de entrada a Revueltas, Cortázar, Arreola y José Agustín entre otros. O Los Cuentos de una Vida de Sergio Pitol, pues ahí aparecen muchos de los mejores relatos del mundo. (Daniel Salinas Basave, escritor)

“Definitivamente Y lo he dicho muchas veces, el libro que me volvió lectora fue Mujercitas de Louise M. Alcott. A mucha gente puede parecerle cursi pero a mí me significó mucho. Fue el primer libro que leí y creo que tendría unos 10 o nueve años de edad. Lo leí casi de una sentada y por supuesto, también lo he dicho en muchos lugares y lo vuelvo a decir, me identifiqué con la protagonista, Jo, aquella que no quiere casarse y quiere ser escritora, está fuera de todas esas vanidades en las que de repente están sus hermanas. Si quiere ir a Europa es para conocer el mundo intelectual y literario, no como su hermana Amy (que al final, es la elegida por la tía rica para hacer el viaje), a la que sólo le interesa la banalidad de los desfiles de moda.

Mujercitas, un libro clásico. Foto: Especial

Además, Jo escribe una novela por entregas, lo cual se me hace maravilloso”. (Irma Gallo, periodista y escritora)

“No fue el primer libro que leí, pero definitivamente se trata de la primera lectura que alteró mi composición, la que renovó y amplió la visión que tenía del mundo a los trece años de edad. Me refiero a La náusea, por supuesto. Esa novela del filósofo y escritor francés Jean-Paul Sartre me sacudió con furia sísmica hasta el núcleo. Me estremecí más de una vez mientras la leía porque pude reconocerme en algunas de sus páginas; casi rayaban en lo autobiográfico. Y también logró transformarme. Debo admitir que parte del hombre que ahora soy se lo debo a ese libro. Sartre consiguió capturar una serie de sentimientos que a esa edad me gobernaban. Me hizo sentir menos solo, porque me di cuenta de que existían más seres humanos parecidos a mí en otras regiones del mundo. Y precisamente en ese libro aún consigo distinguir el germen, el momento primigenio, de lo que más tarde se convertiría en una bendita adicción a la lectura”. (Luis Panini, escritor)

De perfil de José Agustín me hizo sentir a gusto cuando el protagonista estaba a gusto, quizá no sea el preferido sino el que provocó que buscará en la lectura sensaciones similares”. (Miguel de la Cruz, periodista)

“ENCICLOPEDIA ILUSTRADA DE 12 TOMOS – LA HORA DEL NIÑO – W.N. JACKSON INC.CUENTOS ANTIGUOS 1956. De Inc Editores. Esta enciclopedia fue mi primer acercamiento al mundo de los libros , mi abuela nos los leía , así despertó mi pasión por los libros y despertó mi imaginación desde mi infancia”. (Denisse de la P, periodista y artista plástica)

“Es La Habana para un Infante difunto, de Guillermo Cabrera Infante, quizá porque fue mi educación sentimental. El más importante, el preferido, al que más he vuelto, Ana Karenina, de León Tolstói”. (Pedro Ángel Palou, escritor)

“Un libro que no puedo olvidar, que me hizo besarlo cuando lo terminé es Océano Mar de Alessandro Baricco. No fue el primero que leí, pero quizá sí el primero en el que cada página me estremeció. Además Bartleboon me parece un personaje tan entrañable que cada hombre solo que veo frente al mar pienso que es él. Amo ese libro”. (Alejandro Ortega Neri, periodista)

Océano Mar, de Alessandro Baricco. Foto: Especial

“El libro que recuerdo que me hizo lector o que no puedo olvidar o que recordé con esta pregunta, tal vez sea aquel del uruguayo Horacio Quiroga, con el nombre de Cuentos de amor, de locura y de muerte. Lo leí de manera desordenada y dispersa varias veces, tengo en la memoria esos cuatro idiotas del cuento de “La gallina degollada” o el de ese animal que habita de “La almohada emplumada”. Pero lo que tengo fijo en la memoria es que alguna vez lo llevé de compañero para un retiro católico, cuando era católico y tenía quince años. Íbamos en el camión rumbo a ese lugar donde nos tendrían enclaustrados durante un fin de semana, una chica llamada Jessica y con apellido Luna, al momento de ver que abría ese libro, me interrumpió —que fue lo mejor que me pudo suceder en ese viaje— y comenzamos a platicar sobre éste y luego sobre cualquier otra cosa durante el camino. El libro de Quiroga abrió una bella relación con Jessica Luna, al final terminó un tanto mal la historia, aunque al tiempo nos perdonamos todo, pero sin ese libro tal vez hubiéramos tardado un poco más en conocernos. Años después me entero que Jessica además de psicóloga es mamá y que vive en Monterrey. Creo que no nos hemos vuelto a ver desde hace veinte años.

Por cierto, al tiempo descubrí que Horacio Quiroga fue uno de los primeros críticos de cine del mundo, el cine para mí se ha ido convirtiendo con el tiempo en parte de mi días y de mi oficio, el periodismo. Y parece que entre más decido alejarme de una u otro forma, éste no me deja ir. El cine tal vez como pretexto para contar cosas a su alrededor, hacer lago de “cinismo literario” o de crónica cinematográfica, algo que Horacio Quiroga me mostró en sus sórdidos cuentos de amor, terror y locura. Dos o tres más que traigo en la mente son La historia de la fealdad de Umberto Eco, un hermoso libro que indaga sobre la fealdad en el arte, el cual reviso de a poco y tal vez por algún tema en específico. En los pasados “Días Santos” lo abrí para ver qué decían del Cristo crucificado y su dolor, “de la deformidad de Cristo”, de su fealdad amada por muchos, pero hay capítulos como “Lo feo, lo cómico y lo obsceno”, muy lindo, o el otro de “Brujería, satanismo, sadismo”, luego voy a la parte casi final y veo “La fealdad ajena, lo kitsch y lo camp” y ahí miro una imagen increíble de la Divine, ese drag queen de la película que filmó el hombre de bigote delineado y que lee ocho periódicos antes de iniciar el día, John Waters que se llama Pink flamingos. Ya me clavo en el término Camp que dice que es “una solución al problema de cómo ser dandi en la era de la cultura de masas” y que lo que era trivial antes ahora puede convertirse en fantástico. Pienso en La forma del agua de Guillermo del Toro y la historia de su dios amazónico: monstruoso pero bello —pues es mexicano.

Otro libro que precisamente agité sus hojas recién es El cuaderno gris de Josep Pla. Conocí ese libro por el poeta León Placencia Ñol, en un taller de escritores en el que estuve hace tiempo —y salí muy decepcionado por mi mediana creatividad ahí desvestida por mis compañeros escritores. En alguna de las clases sabatinas León habló de ese libro. Así que en otro momento, ahí mismo en Guadalajara, en una de las ediciones de la FIL, cuando Cataluña fue la región del mundo invitada a esa feria de libros, encontré una antología de Pla, editada por la UNAM, en la que venía ese diario de un escritor muy joven.

Me encantó lo sobrio de su escritura, por ejemplo esta frases: “sospecho que esto de dar vueltas debe servir para escribir” o “el cinismo del elogio desorbitado puede llegar a tener una lucidez amarga, una brillantez fantástica” o “el periodismo es un mal oficio y yo le aconsejo que una vez le haya sacado el jugo, se salga de él” o “las personas que sensibles suelen salir de los conciertos con un aire de haber recibido una gran paliza —como si las hubiesen zurrado de firme” o -algo que no tengo pero que aspiraría—, “Sólo las cosas concretas y tangibles son agradables; la vaguedad es nefasta”,éste —que tal vez tiene resonancias de Quiroga—: “Para llegar a tener un poco de callo —quiero decir de experiencia— tuve que retorcer el cuello a mi juventud” o “no he conocido a ningún soltero que fuese intrínsecamente estúpido. Maniático sí. Estúpido no” o “supongo que en todas partes el cine idiotiza. Esta sensación de los pueblos llega a ser exasperante” y una más tremenda: “A mí me encanta haber nacido en un pueblo que no ha producido ningún redentor ningún coleccionista de sensaciones raras, ningún predicador estentóreo. Esto me da una sensación de ligereza y de libertad”. El cuaderno gris de Josep Pla, por cierto, cumple este año cien años, pues lo comenzó a escribir en 1918, a la edad de 21 años. Ya como colofón coprofílico, decir que otro libro que me gustó mucho —pero que mi amiga Jennifer se lo llevó de mi casa, ojalá que si lee esto ya me lo regrese ya que está subrayado—, fue ese de Secreciones, execraciones y desatinos del brasileño Rubem Fonseca, el cual lo compré en una feria de libros de saldos y vaya saldo —bueno está más barato en el mercado libre de Internet. Aquí un extracto de una historia de amor ahí contenida: “Le mencioné el hecho de que no le había gustado uno de mis libros que tenía una historia que hablaba de heces y Anita respondió que el motivo de su rechazo había sido otro, la conducta romántico machista del personaje masculino”. ¡Una buena mierda literaria! (José Antonio Monterrosas Figueiras, periodista).

“Uy fácil : el primer libro que me ayudo a ser lector es Christine de Stephen King. Lo leí a los 14 años en la casa de mi abuela en San Luis Potosí. Mi tío que vivía con ella y tenía algunas novelas. Y esta fue la que tomé esas vacaciones de verano. Me sorprendió porque me dio miedo y como la lectura va de primera persona en la primera parte, luego a tercera persona en la segunda y termina en primera persona por un tiempo pensé que todo había ocurrido en realidad. Que no era ficción. En Juárez whiskey al final algo de esto menciono. Recuerdo pasajes recuerdo los nombres de algunos personajes. La leí quizá un par de veces más. Quizá por esta novela es que me gusta la novela de terror y policíaca. Yo leía desde muy pequeño cuentos rusos sobre todo. Pero nada me había impactado tanto hasta ese momento porque todo era una lectura más infantil. Prácticamente Christine fue mi primera lectura adulta (por los temas) y de tantas páginas”. (César Silva Márquez, escritor)

El pobrecito señor x de Ricardo Castillo. Es complicada la pregunta pero ese libro fue uno de los que me abrió la posibilidad de imaginar la poesía de otra manera: en el momento que lo leí el mundo era un lugar snob y pretencioso donde la poesía era un arma para defender el conservadurismo y el aburrimiento y en la ciudad donde vivía era peor: la poesía era un adorno más inofensivo y anodino que un talco para bebé: hay muchos libros importantes en mi vida: la lectura es parte de mi experiencia y mis relaciones personales: hay libros que relaciono con viajes o personas o lugares o momentos: pero para celebrar el día del libro me gustaría invitarlos a leer poesía mexicana y por eso elegí ese libro: donde los modelos de la poesía convencional de la segunda mitad del siglo 20 se fueron al carajo”. (José Eugenio Sánchez, poeta)

“Sujetarme a un solo libro que me defina o que sea eje central de mi amor por las letras… mmm, no, no puedo; a los 12 años, el libro que definió el rumbo de mis gustos literarios fue El evangelio, según Lucas Gavilán, de Vicente Leñero; a los 16, Crónica de una muerta anunciada, de Gabriel García Márquez, definió y subrayó mi pasión por las letras y el periodismo, y a los 16, también, 20 poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda, definieron al amoroso que soy, que suelo ser. Y, vaya, en el ejercicio de este breve resumen, encuentro que fue Leñero, el autor más importante en mi formación. Ya está”. (Víctor Hugo Sánchez, periodista)

Confabulario de Juan José Arreola fue el primer libro que me regalaron. Mi maestro de español en la secundaria y fue el primer libro que sentí como mío. Y el otro es el lugar común pero que es real, El Quijote que releo cada dos o tres años y que justo terminé apenas. No me cansa y me divierte un buen”. (Juan Carlos Valdés, periodista)

“Tengo varios. Mi infancia estuvo llena de los cuentos de Grimm, Pato Donalds, Tobi y La pequeña Lulú, del kiosko de la esquina , pero la curiosidad por saber de todo me llegó con la revista Selecciones que mi padre leía en el baño. El que empezó a cambiar mi modo de pensar y entender en primer plano a mi madre y a mi misma es el libro de Mi madre y yo misma de Nancy Friday”. (Mayra Milano, periodista)

Vargas Llosa recibirá en Moscú premio de literatura vinculado con Tolstói

viernes, octubre 6th, 2017

El Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, será reconocido en Moscú la próxima semana, con el premio literario Yásnaya Poliana por su novela El héroe discreto.

Moscú, 6 oct (EFE).- El escritor peruano Mario Vargas Llosa recibirá la próxima semana en Moscú el premio literario Yásnaya Poliana, vinculado estrechamente con el gran novelista ruso León Tolstói, según informaron los organizadores.

La ceremonia de entrega del galardón, que reconocerá El héroe discreto en la categoría de mejor novela extranjera, tendrá lugar el 12 de octubre en el Teatro Bolshói de la capital rusa.

Entre otros actos, el 10 de octubre el premio nobel de Literatura firmará libros y responderá a las preguntas de los lectores en una céntrica librería moscovita.

Además, viajará a Yásnaya Poliana, localidad de la región de Tula donde nació en 1828 el autor de Anna Karénina y Guerra y Paz, y que es objeto de peregrinación de muchos admiradores de Tolstói, ya que en ese lugar yacen sus restos.

El premio Yásnaya Poliana reconoció en las últimas ediciones al turco Orhan Pamuk, Nobel de Literatura en 2006, y la canadiense Ruth Ozeki, en una categoría instituida en 2014 para distinguir a los autores de novelas traducidas al ruso.

El héroe discreto, considerada por el propio autor como su obra más optimista, fue publicada en 2013 y relata dos historias paralelas situadas en el Perú actual.