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El primer hombre, la obra maldita del francés Albert Camus vuelve a la vida en forma de cómic

sábado, julio 6th, 2019

El escritor francés, ganador del premio Nobel, falleció en un accidente de coche antes de terminar la que consideraba que iba a ser su propia Guerra y paz. Más de tres décadas después, Catherine Camus, hija del autor, publicó El primer hombre, una novela póstuma que mezcla autobiografía y ficción

Jacques Ferrandez ha convertido ahora la obra de Albert Camus en un magnífico tebeo fiel al estilo del autor de El extranjero y El mito de Sísifo. 

Por Francesc Miró

Madrid, 6 de julio (ElDiario.es).– Lo primero que hizo Albert Camus tras ganar el Premio Nobel de literatura fue comprarse una vieja y pequeña casa en Lourmarin, en la Provenza francesa. Un antiguo criadero de gusanos de seda que se encargó de reformar para convertirlo en un hogar del que afirmaría: “Por fin he encontrado el cementerio donde seré enterrado”.

Murió no demasiado lejos de allí. Volvía a París tras pasar la Nochevieja del 59 en esa misma casa. Su familia viajaba en tren mientras él iba como copiloto junto a su editor, Michel Gallimard, al que acompañaban su mujer y su hija. En una carretera recta y larga de Borgoña, Gallimard pisó el acelerador y, a gran velocidad, algo hizo estallar una rueda del vehículo.

El coche se salió de la carretera y dio tres bandazos hasta colisionar con un platanero. Camus falleció en el acto, con el cráneo fracturado y el cuello roto. Gallimard lo haría en un hospital cinco días después. Las familiares del editor sobrevivieron con alguna magulladura.

En el maletero del coche descansaba intacta una maleta de cuero. Dentro, un ejemplar de La gaya ciencia de Nietzsche, dos cuadernos ajados y 144 páginas escritas a mano y agrupadas bajo el título de El primer hombre. Ese era todo el equipaje de Camus, pero ahí estaba su última e inconclusa novela. La que él aseguraba que se trataría de una historia épica con tintes autobiográficos, una suerte de Guerra y paz ambientada en la Argelia ocupada por los franceses. Aquel manuscrito llega ahora convertido en una espectacular novela gráfica, publicada por Alianza Editorial, traducida por Isabel Soto y dibujada por Jacques Ferrandez.

Viñetas de ‘El primer hombre’, adaptación de Jacques Fernández de la obra inconclusa de Albert Camus.

UN MILAGRO HECHO NOVELA

El primer hombre sobrevivió al accidente de coche que acabó con la vida de quien lo había escrito de su puño y letra. En el verano de 1961, Francine Camus, mujer del fallecido escritor, inició el arduo trabajo de dar forma al manuscrito, mecanografiando la en ocasiones ilegible letra del escritor, estructurando todos los apuntes y atendiendo a los cambios de nombres de personajes y giros que había planeado.

Pero su círculo de allegados la convencieron para que no lo publicase, pues resultó que ni un Nobel te hacía inmune a las presiones políticas. La novela narraba la historia de un hombre que intentaba descubrir la vida de su padre, campesino en la Argelia ocupada por los franceses. Pero resultaba que iba a ver la luz justo cuando los argelinos recuperaban su tierra, como escaso tiempo antes lo habían hecho los marroquíes con el Protectorado español, tras una cruentísima guerra contra la colonización del territorio realizada por Francia.

Además, se sabía que en aquella novela Camus había vertido parte de sus memorias. Y el escritor de obras como El extranjero y El mito de Sísifo se había ganado la antipatía de determinados sectores de la alta alcurnia europea, llegándose a especular sobre si el accidente de coche que acabó con su vida no había sido tan accidental.

Según unas notas del escritor checo Jan Zabrana -cuyos diarios se encuentran en nuestro país publicados por Melusina editorial-, este tenía conocimiento por un contacto de la inteligencia soviética de que Albert Camus había sido asesinado en una operación especial del mismísimo KGB. Entre las razones que podrían haber motivado lo que no deja de ser pura especulación se encontraría su pública condena a la invasión soviética de Hungría o su apoyo a Boris Pasternak para el Nobel.

La suya era una voz inquieta e incómoda. Y eso hizo que la novela tardase 34 años en ver, finalmente, la luz. Catherine Camus, hija de Francine y Albert, consiguió reconducir el proceso de mecanografiado y superar las trabas editoriales de quien no quería hablar de la guerra de la Independencia de Argelia y consigue publicar el libro de su padre en 1994.

Así que, como sostiene la doctora en literatura francesa Alice Kaplan en el prefacio de la novela gráfica que ahora llega a nuestras librerías, “la existencia de El primer hombre es un milagro: un milagro nacido de una terrible tragedia”.

Viñetas de ‘El primer hombre’, adaptación de Jacques Fernández de la obra inconclusa de Albert Camus.

UNA NOVELA CONVERTIDA EN CÓMIC 

El dibujante y escritor Jacques Ferrandez no tenía, en absoluto, una tarea fácil por delante cuando decidió convertir El primer hombre en una novela gráfica. El material original -publicado en España por Tusquets- del que partía ya era polémico y estaba inconcluso.

Más aún teniendo en cuenta que el estilo literario de Camus no es fácil: el monólogo interior y las digresiones filosóficas, así como las narrativas en su ensayos, son parte de su espíritu. Es realmente complicado convertir la ‘acción’, los hechos que cabe imaginar entre viñeta y viñeta, para construir una sucesión lógica y atractiva. Y en esta novela, además, parecía haber querido ir más lejos que nunca con una escritura casi automática que combinaba frases inacabadas con otras que se alargaban durante páginas y páginas sin dar respiro al lector.

Sin embargo, Ferrandez ya se había probado con la prosa de Camus en El extranjero, una novela gráfica aquí publicada por Norma Editorial. Entonces lo hizo con un estilo pausado y evocador que solía invadir las páginas, eliminando en ocasiones la frontera de la viñeta en pos del paisaje, y convirtiendo al silencio en un personaje más.

Con El primer hombre, sin embargo, alcanza una nueva cota de excelencia en su concepción arquitectónica de la imagen, que juega a superponer constantemente los paisajes interiores y exteriores de los personajes.

Ferrandez, nacido también en la Argelia ocupada, parece saber distinguir perfectamente cuánto de personal y de ficción habita en la novela maldita de Albert Camus. Comprende el tempo y estructura con pericia el texto. Y, además, sabe inferir el alcance de un tono en absoluto nostálgico, crítico con el pensamiento reaccionario que abundaba en el pasado colonial.

Todo sin olvidar una habilidad portentosa para captar el detalle mágico en contextos crudos y sobrios. Lo hace mediante la superposición de escenarios y personajes de distintas épocas en una sola ilustración, mezclando pasado y presente como un estímulo constante.

El resultado es un cómic bello y en apariencia sencillo que consigue reivindicar la figura de Camus sin rendirle pleitesía. Que hace grande una de las novela más olvidadas del Premio Nobel. Y que, en el fondo, tiene mucho de un manuscrito en el que Camus vertió parte de su historia personal: una búsqueda constante de “razones para envecejer y morir sin rebeldía”, como reza la frase que sobrevuela el mar dibujado en la última viñeta de El primer hombre.

Viñetas de ‘El primer hombre’, adaptación de Jacques Fernández de la obra inconclusa de Albert Camus.

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Las cinco corrientes filosóficas más importantes

sábado, septiembre 22nd, 2018

Una de las ideas más célebres que se conservan de Sócrates nos llegó, como todo lo suyo, por la vía de los diálogos platónicos. En la Apología se dice que, para este filósofo, el examen de la vida era necesario para la vida en sí. Y aunque podrían citarse a otros autores para apoyar esta idea, quizá en este punto baste con apelar a nuestra propia experiencia.

Ciudad de México, 22 de septiembre (SinEmbargo/Culturamas).- ¿Quién no ha sentido, en ciertos momentos de su vida, la necesidad de entender? ¿Quién no se ha preguntado por el propósito de la existencia humana? ¿Quién no se ha angustiado por la fugacidad del tiempo? ¿Quién no se ha sentido aprisionado entre el llamado de su deseo y las imposiciones de la sociedad?

La filosofía, madre de todas las ciencias, ha pasado miles de años intentando responder esas preguntas, renovadas a cada momento porque el ser humano se encuentra en cambio constate, y con él la realidad que habita.

A continuación compartimos un listado de escuelas filosóficas que han destacado en ese examen que aconsejaba Sócrates. Además de una breve explicación de cada una, añadimos algunas sugerencias de obras o autores para comenzar a conocerlas.

Pesimismo

¿Qué es? Un término que puede despertar un primer impulso de rechazo. ¿Por qué querría alguien ser voluntariamente pesimista? Esta es una pregunta válida pero que igualmente vale la pena precisar. El pesimismo como actitud filosófica nos invita a considerar la negatividad propia de la existencia y reflexionar al respecto. Para nadie es un secreto que en la vida también se presentan el dolor, el sufrimiento, la enfermedad, la muerte y otras situaciones y emociones afines. ¿Hacemos bien en querer evadirlas? Los filósofos pesimistas nos dirían que no, pues en cierto modo eso es amputar la vida misma, quitarle algo que le es propio e, incluso, que es necesario para experimentarla en plenitud. En este sentido, el pesimismo suele derivar en un amor hacia la vida.

¿A quién leer? Arthur Schopenhauer es quizá el filósofo pesimista por excelencia, pero Friedrich Nietzsche también heredó cierto espíritu cercano. Del primero puede leerse un opúsculo suyo, El arte de ser feliz, o entrar de lleno a El mundo como voluntad y representación. Del segundo, puede acudirse a La gaya ciencia o Ecce homo.

Nihilismo

¿Qué es? Nihil significa “nada” en latín, y aunque esto de inicio podría también despertar cierto recelo frente a esta forma de pensamiento, vale la pena frenar ese prejuicio. La “nada” a la que esta corriente filosófica se refiere podría compararse al espacio vacío de una hoja en blanco o la nada primordial que hipotéticamente antecedió al inicio del Universo. ¿Y qué si no hubiera nada? Cuando se piensa así, podemos darnos cuenta de que prácticamente todo lo que nos rodea es resultado del cambio y del accidente. Por más que a veces ciertas cosas parecen haber estado ahí desde el origen, lo cierto es que no es así. La moral, las costumbres, las instituciones sociales, las ideas, nuestras prácticas más habituales: todo pudo no-ser y, por ello mismo, es susceptible de ser cambiado.

¿A quién leer? Friedrich Nietzsche es el filósofo más identificado con el nihilismo, aunque algunos lectores especializados tienen ciertas reservas para clasificarlo así. De cualquier modo, se trata de un pensador que nos enseñó a dudar del conocimiento en sí y de las formas en que éste se construye. Así habló Zaratustra o El ocaso de los ídolos pueden ser títulos para acercarse a su pensamiento nihilista. También un ensayo breve pero profundamente estimulante: “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”. Conocer la vida de Diógenes y las anécdotas que se conservan de él también puede ser un primer acercamiento al nihilismo.

Existencialismo

¿Qué es? El existencialismo es quizá la escuela filosófica más persistente de todas. Su nombre mismo así lo sugiere. Si la filosofía, de por sí, nació como una disciplina para examinar la vida humana, cabría decir que las raíces del existencialismo se extienden incluso hasta los días del Banquete de Platón y llegan a las discusiones contemporáneas de Byung Chul-Han. No se piense, sin embargo, que es ambiguo, pero quizá nuestra especie sea la única que fue capaz de hacer un enigma de sí misma y quizá somos los únicos que necesitamos entender nuestra vida para poder vivirla.

Søren Kierkegaard fue un existencialista avant la lettre. Foto: Especial

¿Qué leer? Al existencialismo solemos asociarlo con los filósofos franceses de la Posguerra –Albert Camus y Jean-Paul Sartre sobre todo–, pero sus ramificaciones son un poco más vastas y diversas. Søren Kierkegaard fue un existencialista avant la lettre y hay quien considera los ensayos de Tolstoi o las novelas de Dostoyevski verdaderas exploraciones del alma humana. Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset también han sido catalogados como existencialistas. Son nombres que, en todo caso, también pueden sumarse a una exploración por esta forma de pensamiento que a su favor tiene, a diferencia de otras corrientes filosóficas, que al mirar al ser humano en toda su complejidad, las obras resultantes son en su mayoría accesibles, sencillas, conmovedoras y a veces hasta fraternales. Quizá por eso es también una de las pocas en que fácilmente se encuentran autores de literatura entre su nómina. En no pocos casos leer a uno de estos pensadores es como hablar con un amigo o con una persona a quien respetamos y con quien nos une un afecto sincero. La repetición de Kierkegaard, las Memorias de la casa muerta de Dostoyevski, El mito de Sísifo de Camus pueden ser algunas sugerencias. Los escritos de Simone Weil pueden ser también una sorpresa grata.

Estoicismo

¿Qué es? Sobre todo en los últimos años, esta escuela de pensamiento ha recobrado un interés inusitado. Fue especialmente popular en los días del Imperio Romano y entre sus adeptos contó incluso con Marco Aurelio, a quien se le llamó el “emperador filósofo” y que entre sus obras legó un interesante compendio de máximas que invitan a una vida de virtud, sobriedad, honor y valentía, bajo cualquier circunstancia. Puede decirse que esa es la esencia del estoicismo: recordarnos que todo en la vida es una oportunidad para ser virtuosos, la felicidad y el infortunio, la dicha y el dolor, las tareas cotidianas y los placeres. La virtud es la brújula que nos permite navegar por los mares de la existencia sin perder nuestro rumbo ni olvidar lo elevado de nuestra misión.

¿Qué leer? Las Meditaciones de Marco Aurelio, las Epístolas morales a Lucilio o Sobre la brevedad de la vida de Séneca y los Discursos de Epícteto se encuentran entre las mejores obras estoicas, pero no son las únicas dignas de atención.

Hedonismo

¿Qué es? En las antípodas del pensamiento filosófico dominante se encuentra el hedonismo, una forma de vivir y reflexionar que tiene el placer como eje rector. El placer, que siempre ha estado en la mente de los filósofos porque es un componente esencial del ser humano. Lamentablemente, en casi todas las épocas el placer no ha salido bien librado de las discusiones filosóficas y menos aún de las prácticas sociales. Casi siempre se le mira como una bestia que es necesario domesticar o contener (así, por ejemplo, en Platón). Pero no es el caso de los hedonistas, quienes invitaron a llevar al placer al centro de la existencia. Y aunque esto suena a una vida llena de sensualidad, fiestas y banquetes, lo cierto es que filosóficamente no es así de sencillo. El placer es también una categoría que debe examinarse para poder ejercerse. ¿Serías feliz si todos los días comieras lo que más te gusta? ¿El placer que sientes por una actividad es genuino o es sólo porque aprendiste a disfrutar lo que te fue enseñado?

¿Qué leer? Si bien el hedonismo es una de las escuelas de pensamiento más antiguas en la historia de la filosofía, en un pensador contemporáneo podría encontrarse un acercamiento fresco y luminoso a la materia: el francés Michel Onfray. Su libro Teoría del cuerpo enamorado es un repaso erudito e inteligente a la manera en que la filosofía y la sociedad han tratado al placer sexual y se encuentra ahí además una apasionada defensa a las ideas de Epicuro (el mayor de los hedonistas).

Esta lista no es exhaustiva, sin duda, y además de algunas corrientes de pensamiento fundamentales para Occidente como el racionalismo o el relativismo, podrían agregarse otras escuelas de Oriente que igualmente se han abocado a reflexionar sobre la vida humana. Pero por ahora que baste con esto, que es material suficiente para preguntarnos por qué y para qué vivimos.

Cabe recordar, por último, que la filosofía no lleva a una reflexión aislada o estéril. Pensar se hace siempre con otros: con los otros que nos rodean, los otros a quienes leemos, los otros con quienes vivimos. Y, por otro lado, se trata de reflexiones que se hacen al hilo de nuestra propia vida, con nuestros actos y nuestras decisiones, con el interés de llegar a esa “vida examinada” aconsejada por Sócrates, que en esa expresión debe entenderse como una vida con sentido. Se vive y se reflexiona, eso es filosofar, y es en la combinación de ambas acciones donde se descubre el sentido de la existencia.

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Los diez mejores libros de escritores premiados por el Nobel de Literatura

sábado, noviembre 18th, 2017

En octubre, los miembros de la Academia Sueca votan y el candidato que recibe más de la mitad de los votos totales es designado como el nuevo Nobel de Literatura. Así ha pasado con algunos muy favoritos y con otros que no tienen nuestra simpatía. Aquí, libros que han pasado el límite del tiempo, para nuestro gozo.

Ciudad de México, 18 de noviembre (SinEmbargo/Culturamas).-

La montaña mágica. Thomas Mann. Premio Nobel de 1929

Considerada el gran clásico de la literatura alemana del siglo XX, el autor la concibió en el sanatorio de Davos, en los Alpes suizos, donde se encontraba internada su esposa. A partir de ahí, crea una obra monumental que reflexiona sobre los temas que siempre han inquietado al ser humano (la muerte, la estética, el seco, la política) y que Mann consideró una “novela del tiempo”.

El ruido y la furia. William Faulkner. Premio Nobel de 1949

El autor estadounidense volcó en esta novela gran parte de los ingredientes que caracterizar toda su obra. Mientras dibuja el legendario condado de Yoknapatawpha, escenario de la mayor parte de su creación, se sirve de los diferentes puntos de vista de los miembros de una familia del sur de los Estados Unidos para trazar un relato de un lirismo sobrecogedor. Influido por James Joyce, utilizó con acierto la “corriente de conciencia”. Su estilo sería imitado posteriormente con amplitud, especialmente entre los autores del ‘boom’.

El viejo y el mar. Ernest Hemingway. Premio Nobel de 1954

Para muchos este es el mejor libro de uno de los autores más populares del siglo XX. El autor la escribió en Cuba en la década de 1950 y narra la historia de un veterano pescador que se embarca en una lucha de superación personal llena de la libertad romántica y vitalista que siempre fascinó a Hemingway. El pescador, que se siente relegado en su entorno, lucha por lograr una pesca que le devuelva su prestigio, y consigue atrapar un pez gigante que le permite desquitarse, pese al a azarosa historia que vivirá junto a su joven acompañante.

Platero y yo. Juan Ramón Jiménez. Premio Nobel de 1956

El poeta onubense creó un mundo propio, a medio camino entre la esfera adulta y la infantil, para recrear las peripecias del burro Platero, uno de los animales de referencia en la historia de la literatura española. Publicada en 1917, esta narración lírica fue la obra clave en la trayectoria de Jiménez, que murió en Puerto Rico en 1958, dos años después de recibir el Nobel.

El extranjero. Albert Camus. Premio Nobel de 1957

Francia, con 16 premios, es la nación que más veces ha visto recaer el Nobel en uno de sus escritores. El absurdo le sirve al escritor francoargelino para denunciar el nihilismo y la angustia a la que la sociedad conduce a un individuo privándole de su sentimiento de identidad y de pertenencia a ella. Un libro que se contrapone a las visiones optimistas sobre Europa al término de la Segunda Guerra Mundial.

La náusea. Jean Paul Sartre. Premio Nobel de 1964

Amigo de Camus, con quien mantuvo serias discrepancias ideológicas que llevaron a una ruptura de su amistad, Jean Paul Sartre fue la referencia más importante del existencialismo. En La náusea, narra la historia de Antoine Roquentin, un escritor cada vez más desilusionado de la realidad en la que vive. La novela se acerca a las mismas conclusiones que El extranjero: el vacío de una sociedad que atormenta a sus individuos.

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Pablo Neruda. Premio Nobel de 1971

Figura clave en la lírica en castellano del siglo XX, el chileno Pablo Neruda recibió el Nobel en 1971 por una trayectoria que empezó a cimentarse en 1924, cuando con tan solo 20 años publicó ´Veinte poemas de amor y una canción desesperada´. El amor, la ternura, la distancia y el paso del tiempo son los temas de una colección lírica que sigue conservando toda su capacidad para emocionar casi un siglo después.

Cien años de soledad. Gabriel García Márquez. Premio Nobel de 1982

Obra cumbre del escritor y periodista colombiano, que situó en un lugar imaginario, Macondo, el escenario de la historia de una saga familiar, los Buendía, repleta de emociones como el amor, el deseo y el miedo. El denominado como ´realismo mágico´ consolidó el ´boom´ de la literatura latinoamericana en la década de los 70. García Márquez se aupó gracias al galardón a la élite más influyente de las letras mundiales, en especial por su ascendencia sobre las sensibilidades políticas orientadas a la izquierda.

Ensayo sobre la ceguera. José Saramago. Premio Nobel de 1998

El escritor portugués ilustró la “podredumbre” de las sociedades actuales a través de una ciudad en la que todos sus habitantes se van quedando ciegos de manera progresiva, dando paso así a desatar los más bajos instintos de todos ellos en una lucha por la supervivencia sin escrúpulos. Saramago ya vivía en Lanzarote cuando publicó esta novela, que culminaba una trayectoria muy respetada por su compromiso con las libertades y la democracia.

La ciudad y los perros. Mario Vargas Llosa. Premio Nobel de 2010

La primera novela del autor hispanoperuano se considera como uno de los más destacados ejemplos de la prosa que sirvió al escritor para denunciar las presiones a las que la sociedad conduce al individuo. Vargas Llosa, comprometido con la libertad aunque criticado por otros sectores por sus visiones conservadoras de la realidad, narra el trato degradante al que son sometidos los cadetes de ejército durante su instrucción cuartelaria.

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Y sí, el propio Maluma confirma que sí leyó a Camus: “el día que tomaron la foto comencé a leer el libro”, dice

sábado, julio 15th, 2017

Maluma y el escritor Albert Camus fueron las herramientas que la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) utilizó para invitar a los tesistas a terminar con sus trabajos de titulación. El colombiano ya confirmó que sí leyó a Camus, pero todavía no termina.

“Maluma ya leyó a todo Camus y tú todavía no terminas la tesis”. Foto: Twitter.

Ciudad de México, 15 de julio (SinEmbargo).- El cantautor Maluma confirmó, en entrevista con Billboard, que sí leyó la obra del novelista Albert Camus, luego del revuelo que causó un tuit de la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

“Yo había empezado a leerlo [el libro] el día que tomó la foto”, dijo el colombiano. “Fue un regalo de un amigo. No he terminado todavía. Estoy en el medio “, afirmó.

La imagen de Maluma sosteniendo un libro de Camus, autor de El extranjero, se viralizó hace una semana.

“Maluma ya leyó a todo Camus y tú todavía no terminas la tesis”, escribió Literatura INBA en redes sociales, junto a la foto en blanco y negro del colombiano.

La publicación original provocó memes y chistes en la red:

Los 8 libros que no leerá Maluma (pero tú sí)

sábado, julio 15th, 2017

Juan Luis Londoño Arias, conocido como Maluma, nació en Medellín y, como sabemos, lee a Albert Camus –aquel que ganó el Premio Nobel a los 44 años y que se enfrentara hasta la muerte como “enemigo íntimo” con Jean Paul Sartre-, pero hay libros que estamos seguros que no leerá nuestro cantautor preferido. Aquí van.

Ciudad de México, 15 de julio (SinEmbargo).- Gracias a Dios que por fortuna de vivir en México y de estar sometidos a los juicios y arbitrios de la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) sabemos que Maluma, el cantautor de Medellín, lee a Albert Camus.

A ver. Juan Luis Londoño Arias, conocido como Maluma, lee a Camus, aquel que ganó el Premio Nobel a los 44 años y que se enfrentara hasta la muerte como “enemigo íntimo” con Jean Paul Sartre.

Así que para guiar a la Literatura INBA y para que lo use cualquier organismo a discreción, hay libros que estamos seguros que no leerá nuestro cantautor preferido. Aquí va nuestra guía y nadie nos pagará por esto.

Eso sí, al discurso clasista del INBA (y no está en ningún libro), Maluma responde: Soy guapo y me conocen en todo el continente. Y ahora conmigo, muchos más conocerán a Albert Camus.

Matemática para las hadas, de F. G. Haghenbeck

La historia de Ada Byron, la matemática que diseñó los programas para la primera computadora y que no pega para nada con la canción “Felices los 4” que hizo Maluma. Porque hay una parte en la que el colombiano dice: “si con otro pasas el rato, vamos a ser feliz, vamos a ser feliz, felices los cuatro…” O sea.

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Diccionario de Español de María Moliner

María Juana Moliner fue una bibliotecónoma, filóloga y lexicógrafa española nacida en 1900 en Paniza, Zaragoza, en una familia de clase media formada por un médico rural y su esposa. Si escuchara las letras de Maluma se moriría de nuevo. Mejor dejémosla descansar en paz desde 1981, cuando dejó este mundo y un diccionario que este chico jamás miró, porque no diría “no me importa un carajo” o “vamos a ser feliz” (¿y el plural, muchacho?).

Totem y Tabú, de Sigmund Freud

En esta selección de ensayos se sale más del ámbito clínico para adentrarse en aquellos fenómenos arraigados históricamente en lo social y lo cultural. Mmm, como que no lo leyó en el tema “Chantaje”, que canta con Shakira, cuando le dice algo así como “Soy masoquista” y aparece el escultural cuerpo de la colombiana.

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El monstruo pentápodo, de Liliana Blum

“Maluma ya leyó El monstruo pentápodo y se quedó reflexionando profundamente. Y tú, ¿ya leíste El monstruo pentápodo?”. Esto es publicidad descarnada, claro que un lector dijo algo así como “si luego en una entrevista declara que su novia se llama Cinthia será motivo suficiente para meterlo en el bote y librarnos de su pinche música”. Así que no sabemos si lo leerá o no, pero lo ponemos.

En legítima defensa, de Ana Katiria Suárez

Bueno, está visto que el músico no leyó los dimes y diretes del caso Yakiri Rubio, porque de otra manera se hubiera encargado muy bien antes de tomar al guitarrista de su banda.

Sabemos que el muchacho, de 21 años, en Córdoba, Argentina, llamado Monera Santiago Villa, fue detenido por agredir a una mujer en la localidad de Villa María.

De acuerdo a lo expuesto por el fiscal del caso, el altercado se produjo al interior de una confitería cuando “una mujer iba bajando la escalera y un masculino le pega una cachetada”. ¡Oh!

Mi vida en la carretera, de Gloria Steinem

Es un gran clásico del feminismo, cuando Gloria Steinem (Ohio, 1934) dice aquello de que “en realidad, no sabemos qué decisiones del presente condicionarán el futuro, pero tenemos que actuar como si todo lo que hacemos importara”.

Una especie de autobiografía de la gran pensadora estadounidense, alguien a quien pudimos conocer durante la muestra de Annie Leibovitz y que no le gustará precisamente la canción de Maluma, “Cuatro Babys”.

“Estoy enamorado de cuatro babys. Siempre me dan lo que quiero. Chinga cuando yo les digo. Ninguna me pone pero…”

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El corazón es un resorte. Metáforas y otras herramientas para mejorar nuestra educación, de Pablo Boullosa

La alegría de espíritu, poder hablarse a uno mismo, encontrar el propio lenguaje, son todas herramientas que el gran Pablo Boullosa, educado por Plutarco, nos recuerda que nuestra inteligencia y nuestras aptitudes son mejorables y expansibles.

Claro, si te tiras un pedo súper oloroso, delante de tus compañeros, en un avión, seguro, Maluma, que no leíste este libro.

El alquimista, de Paulo Coelho

“Nueve de cada diez personas que criticaron a Maluma no han terminado un libro de Camus y ya leyeron El Alquimista”, escribe El Espurio en Twitter. Bien por el colombiano, que no ha leído un libro de Coelho.

Literatura INBA motiva con imagen de Maluma a los tesistas a concluir sus proyectos

lunes, julio 10th, 2017

Maluma, cantautor colombiano, y el escritor Albert Camus fueron las herramientas que la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) utilizó para invitar a los tesistas a terminar con sus trabajos de titulación.

“Maluma ya leyó a todo Camus y tú todavía no terminas la tesis”. Foto: Twitter.

Ciudad de México, 10 de julio (SinEmbargo).- Con una imagen del cantante Maluma sosteniendo un libro de Albert Camus, autor de El extranjero, la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) trató de motivar a los tesistas a concluir sus proyectos.

“Maluma ya leyó a todo Camus y tú todavía no terminas la tesis”, escribió Literatura INBA en redes sociales, junto a la imagen en blanco y negro del colombiano.

La publicación original, que ya se compartió casi 500 veces, provocó memes y chistes en la red:

COLUMNISTA INVITADO | Jean Paul Sartre: boxeador; Camus: futbolista, de Enrique G.Gallegos

sábado, agosto 20th, 2016
"Todo lo que sé de moral lo aprendí del futbol", llegó a decir Albert Camus. Foto: Especial

“Todo lo que sé de moral lo aprendí del futbol”, llegó a decir Albert Camus. Foto: Especial

Jean-Paul Sartre practicó el boxeo; Albert Camus, el futbol. Sartre provenía de una buena familia, fue educado en la prestigiosa École normale supérieure y era bajito de estatura (medía un metro cincuenta y ocho); Camus procedía de una familia pobre, estudió por altruismo, era alto y tenía finta de galán de cine. Sartre era bizco y a decir de Simone de Beauvoir, “muy feo”; pero —como recuerda en sus Memorias su compañero normalien, Raymond Aron— “su fealdad desaparecía en cuanto hablaba, en cuanto su inteligencia [aparecía] borraba los granos y las tumefacciones de su cara”.

Ciudad de México, 20 de agosto (SinEmbargo).-El boxeo y el futbol podrían funcionar como metáforas de la literatura y el ejercicio de pensamiento de esos dos escritores y filósofos. El box y el fut explicarían sus diferencias. Fueron grandes amigos a partir de 1943 hasta su ruptura en 1952; son legendarias las fiestas y borracheras que organizaban en Saint-Germain-des-Prés.

Los biógrafos de ambos, Cohen-Solal y Lottman, coinciden en que analizados a la distancia, su amistad estaba destinada al fracaso y la ruptura. No estoy muy seguro de ello; también existen coincidencias entre, por ejemplo, El extranjero y La náusea, como para pensar, más bien, en un fenómeno de sístole y diástole, de contracción y dilatación filosófica y literaria.

A pesar de la aparente obviedad, establezcamos un punto de arranque necesario para trazar algunas diferencias entre Sartre y Camus. El box es un ejercicio individual; ciertamente descansa en un grupo de apoyo; pero éste no suele ser visible, corre por las laterales y la infraestructura del cuadrilátero. El boxeo es un enfrentamiento de dos soledades.

En contraste, el futbol es un deporte de conjunto; empero, se podría hacer notar que el buen futbol suele ser recordado por las grandes individualidades: Pelé, Maradona, etcétera. Pero basta recordar que el genio futbolístico de Messi fue insuficiente para hacer posible el campeonato mundial para los argentinos. La razón es que esas individualidades descansan en el juego de conjunto; cuando éste no funciona, se atascan. Sé que simplifico, pero para mi argumento interesa dejar en claro esta mínima distinción: si el box es deporte de individualidades, el futbol lo es de conjunto.

Sartre era boxeador porque era un individualista; Camus era futbolista porque buscaba relaciones colectivas.

También podríamos decirlo de otra manera: como Sartre era boxeador, pudo desarrollar su individualismo; Camus, al practicar el futbol, desplegó un sentido por las causas comunes.

Los pedagogos afirman que en la infancia hay que practicar tanto deportes individuales como grupales porque con ello se inculcan valores colectivos e individuales. No es algo reciente; aunque con un énfasis en el sentido colectivo, en La República Platón bosqueja toda una pedagogía que combina deportes y poesía, gimnasia y música.

Para los modernos puede parece extraña esa combinación, pero hay que recordar que la poesía para los griegos antiguos no se reducía a escribir versos; era toda una paideía, una amplia práctica cultural para que la polis germinara ¿Se podría llevar a ese extremo el trazado box/individualismo y futbol/comunidad?  Posiblemente exagero; pero si los tomamos como metáforas, ayudan en su comprensión.

En El ser y la nada (quizá su obra filosófica más importante) hay una frase que da cuenta del individualismo de Sartre: “el ser es una aventura individual”. Una afirmación que sintetiza toda la apuesta literaria y filosófica de Sartre (el Sartre previo al marxismo) y que podríamos resumir diciendo que el hombre es enteramente responsable de sí y de sus decisiones (aun de lo que no elige porque no elegir es otra forma de decidir).

Por su parte, Camus apostó por lo que denominó como el “pensamiento del mediodía”, es decir, una reflexión que “ha de respetar los límites que descubre en sí mism[o] y en que los hombres, al unirse, empiezan a ser”.

Camus (digamos que el Camus de la posguerra) rechaza los extremos, los absolutos y las abstracciones llamadas Historia, Progreso, Democracia y Justicia, para luchar por lo concreto, por lo seres de carne y hueso que tiene un nombre y una biografía. Sartre fue un escritor de absolutos y excesos; Camus, de relativos y mesuras.

El exceso y la mesura. Podríamos pensar que el box, en su modalidad olímpica, es el deporte de excesos: son tres rounds que suman nueve minutos. Nueve minutos en los que hay que darlo todo; echar toda la “carne al asador” y jugarse cada segundo como si fuera la última partida. Para el box no hay mediodía.

El boxeo, un deporte individual para un Sartre individualista. Foto: Especial

El boxeo, un deporte individual para un Sartre individualista. Foto: Especial

El futbol, en cambio, es un deporte de noventa minutos y con el alargue, podrían ser ciento veinte. Cada jugada se construye como un edificio: ladrillo a ladrillo, jugada a jugada, pase a pase. Hay que rodar la pelota por lo ancho de la cancha, pasearla y que fluya por las laterales; aunque se vaya perdiendo, es imprescindible mantener la paciencia. Para el futbol, existen los mediodías.

¿Box o futbol?, ¿desmesura o mesura? Es una pésima conclusión plantear las cosas de manera dicotómica. Si se hurga con cuidado en la vida y el tejido de sus obras, los grandes pensadores y escritores trascurren en la tensión entre desmesura y mesura, entre los duros puñetazos del box y la técnica depurada del chanfle.

La mesura moralista de Camus estaba tensada por un exceso de arrogancia y susceptibilidad. Es conocida la anécdota: su secretaria llevaba un diario donde anotaba qué hacía y quién lo visitaba. Sabiéndose célebre, Camus casi la despide. Sartre, que en los últimos años de su vida no dudó en recurrir a las drogas y a los excesos de toda índole para mantener la escritura, solía ser generoso con los jóvenes y con sus amigos.

Las novelas y ensayos filosóficos de Sartre y Camus mantienen la tensión entre exceso y mesura que todas las grandes obras deben conservar; saben combinar el box y el futbol, la vida y la palabra, el caos y el orden.