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Literatura breve de disparos, lo nuevo de Jorge Fernández Granados

sábado, noviembre 18th, 2017

El poeta mexicano habla de Vertebral, una colección de aforismos que concentra significados inmediatos según la acelerada dinámica de la sociedad actual

Ciudad de México, 18 de noviembre (SinEmbargo).-Vertebral es el nombre de una obra en la que el lector, inicialmente puede pensar de inmediato en el sentido de la palabra y hacer la imagen mental de una columna vertebral, tal como el dibujo que aparece dentro de la solapa de la contraportada del libro publicado por la editorial Almadía.

Desde luego, una vez que se termina de leer, el lector puede elucubrar el sentido metafórico del título. Una columna vertebral ejerce la función de sostener; de la misma manera que Jorge Fernández Granados emplea esta idea para darle cuerpo a su reciente libro. Las concentraciones verbales contenidas en cada apartado están sostenidas por la columna vertebral del discurso.

“Pensé que esto [el libro] sería como mi columna vertebral, lo que sostiene las ideas, los puntos, las reflexiones centrales sobre varios temas que son la naturaleza, la vida, el amor, la relación con la conciencia, con el tiempo, incluso con la divinidad”, señaló el autor.

La más reciente obra del poeta es una recolección de decenas de aforismos que permiten al lector encontrarse con significados de gran profundidad durante su lectura sobre diversos temas. El autor asegura que se trata de una serie de destellos de inspiración que había acumulado ya durante 20 años que decidió acuñarles con el término de “breverías”.

“Es una literatura breve de disparos, de pequeñas piedras de pequeños cristales que intentan buscar la atención breve del lector”, agregó.

Vertebral, editado por Almadía. Foto: Especial

De acuerdo a la opinión del escritor, el género al que pertenece el libro, es quizá un género que a muchas personas se les dificulta ubicar o clasificar, de manera que incluso la clasificación del género aforístico es casi controversial en el mundo de la academia; pero el género existe mucho más allá de que sea reconocido o no.

Los aforismos, en efecto, tienen una gran tradición universal que abarca nombres como Georg Christoph Lichtenberg, Vladimir Nabokov, Thomas Mann, Julio Torri, Juan José Arreola, Emil Cioran, Antonio Porchia, Roberto Juarroz, por mencionar algunos ejemplos.

“Me parece que ninguna literatura puede ser sentenciosa ni decir una verdad, sino que toda la literatura debe ser una pregunta, una provocación, un juego; por eso no me acerco a la idea del aforismo, prefiero hablar de una literatura discreta porque se concentra en estas sentencias”, ahondó el también miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

Los aforismos, aclaró, son sentencias depuradas por la historia, sentencias doctrinales cuyo carácter es solemne, sabio y profundo. La propuesta que hace Fernández Granados es la de una literatura de significados inmediatos; una literatura discreta, concentrada, sencilla y directa, y en sus palabras, “una literatura que toca un filón de verdad”.

Fernández habló sobre la influencia que las nuevas tecnologías y los medios electrónicos ejercen sobre la creación literaria y de cómo hacen que ésta tienda a ser cada vez más breve. La manera en la que viven las generaciones más jóvenes resulta en un fenómeno en el que la sociedad busca que aquello que consuma, sea breve y concreto.

“Pienso que esto ha creado la tendencia a que la literatura de nuestro tiempo y el futuro sea cada vez más fractal, breve y atomizada, debido al tiempo que el lector esté dispuesto a dar. Esa es la propuesta de este libro. El libro debe ser poliédrico, que se pueda leer, que uno pueda recorrerlo como venga. No exigir más tiempo [en la lectura], atención sí pero no tiempo”, puntualizó.

Vertebral es un reflejo de la más íntima cosmovisión del autor, un diálogo interior, pero aún más, una densa amalgama compuesta de ideas, momentos, diálogos que provienen de la dimensión de lo onírico, lecturas, circunstancias y estados de ánimo que precisan sobre temas como la existencia, naturaleza, conciencia, arte, tiempo, entre otros; y cuya heterogeneidad de temáticas le brindan al lector la oportunidad de hacer una lectura más libre, dinámica pero sobre todo de gran hondura.

Jorge Fernández Granados es poeta, ensayista y narrador originario de la Ciudad de México; ganador del Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines (1995), Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (2000) y Premio Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer (2008); y su obra ha sido traducida al inglés, francés y chino.

Los diez mejores libros de escritores premiados por el Nobel de Literatura

sábado, noviembre 18th, 2017

En octubre, los miembros de la Academia Sueca votan y el candidato que recibe más de la mitad de los votos totales es designado como el nuevo Nobel de Literatura. Así ha pasado con algunos muy favoritos y con otros que no tienen nuestra simpatía. Aquí, libros que han pasado el límite del tiempo, para nuestro gozo.

Ciudad de México, 18 de noviembre (SinEmbargo/Culturamas).-

La montaña mágica. Thomas Mann. Premio Nobel de 1929

Considerada el gran clásico de la literatura alemana del siglo XX, el autor la concibió en el sanatorio de Davos, en los Alpes suizos, donde se encontraba internada su esposa. A partir de ahí, crea una obra monumental que reflexiona sobre los temas que siempre han inquietado al ser humano (la muerte, la estética, el seco, la política) y que Mann consideró una “novela del tiempo”.

El ruido y la furia. William Faulkner. Premio Nobel de 1949

El autor estadounidense volcó en esta novela gran parte de los ingredientes que caracterizar toda su obra. Mientras dibuja el legendario condado de Yoknapatawpha, escenario de la mayor parte de su creación, se sirve de los diferentes puntos de vista de los miembros de una familia del sur de los Estados Unidos para trazar un relato de un lirismo sobrecogedor. Influido por James Joyce, utilizó con acierto la “corriente de conciencia”. Su estilo sería imitado posteriormente con amplitud, especialmente entre los autores del ‘boom’.

El viejo y el mar. Ernest Hemingway. Premio Nobel de 1954

Para muchos este es el mejor libro de uno de los autores más populares del siglo XX. El autor la escribió en Cuba en la década de 1950 y narra la historia de un veterano pescador que se embarca en una lucha de superación personal llena de la libertad romántica y vitalista que siempre fascinó a Hemingway. El pescador, que se siente relegado en su entorno, lucha por lograr una pesca que le devuelva su prestigio, y consigue atrapar un pez gigante que le permite desquitarse, pese al a azarosa historia que vivirá junto a su joven acompañante.

Platero y yo. Juan Ramón Jiménez. Premio Nobel de 1956

El poeta onubense creó un mundo propio, a medio camino entre la esfera adulta y la infantil, para recrear las peripecias del burro Platero, uno de los animales de referencia en la historia de la literatura española. Publicada en 1917, esta narración lírica fue la obra clave en la trayectoria de Jiménez, que murió en Puerto Rico en 1958, dos años después de recibir el Nobel.

El extranjero. Albert Camus. Premio Nobel de 1957

Francia, con 16 premios, es la nación que más veces ha visto recaer el Nobel en uno de sus escritores. El absurdo le sirve al escritor francoargelino para denunciar el nihilismo y la angustia a la que la sociedad conduce a un individuo privándole de su sentimiento de identidad y de pertenencia a ella. Un libro que se contrapone a las visiones optimistas sobre Europa al término de la Segunda Guerra Mundial.

La náusea. Jean Paul Sartre. Premio Nobel de 1964

Amigo de Camus, con quien mantuvo serias discrepancias ideológicas que llevaron a una ruptura de su amistad, Jean Paul Sartre fue la referencia más importante del existencialismo. En La náusea, narra la historia de Antoine Roquentin, un escritor cada vez más desilusionado de la realidad en la que vive. La novela se acerca a las mismas conclusiones que El extranjero: el vacío de una sociedad que atormenta a sus individuos.

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Pablo Neruda. Premio Nobel de 1971

Figura clave en la lírica en castellano del siglo XX, el chileno Pablo Neruda recibió el Nobel en 1971 por una trayectoria que empezó a cimentarse en 1924, cuando con tan solo 20 años publicó ´Veinte poemas de amor y una canción desesperada´. El amor, la ternura, la distancia y el paso del tiempo son los temas de una colección lírica que sigue conservando toda su capacidad para emocionar casi un siglo después.

Cien años de soledad. Gabriel García Márquez. Premio Nobel de 1982

Obra cumbre del escritor y periodista colombiano, que situó en un lugar imaginario, Macondo, el escenario de la historia de una saga familiar, los Buendía, repleta de emociones como el amor, el deseo y el miedo. El denominado como ´realismo mágico´ consolidó el ´boom´ de la literatura latinoamericana en la década de los 70. García Márquez se aupó gracias al galardón a la élite más influyente de las letras mundiales, en especial por su ascendencia sobre las sensibilidades políticas orientadas a la izquierda.

Ensayo sobre la ceguera. José Saramago. Premio Nobel de 1998

El escritor portugués ilustró la “podredumbre” de las sociedades actuales a través de una ciudad en la que todos sus habitantes se van quedando ciegos de manera progresiva, dando paso así a desatar los más bajos instintos de todos ellos en una lucha por la supervivencia sin escrúpulos. Saramago ya vivía en Lanzarote cuando publicó esta novela, que culminaba una trayectoria muy respetada por su compromiso con las libertades y la democracia.

La ciudad y los perros. Mario Vargas Llosa. Premio Nobel de 2010

La primera novela del autor hispanoperuano se considera como uno de los más destacados ejemplos de la prosa que sirvió al escritor para denunciar las presiones a las que la sociedad conduce al individuo. Vargas Llosa, comprometido con la libertad aunque criticado por otros sectores por sus visiones conservadoras de la realidad, narra el trato degradante al que son sometidos los cadetes de ejército durante su instrucción cuartelaria.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE Culturamas. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

¿Vendida y demolida? Incierto futuro de villa de Thomas Mann en los Estados Unidos

sábado, septiembre 24th, 2016

Muchos escritores, editores y artistas, con la Nobel de Literatura Herta Müller a la cabeza. Exigen a Alemania que compre la vivienda y que la convierta en un lugar de encuentro y de recuerdo del escritor.

Por Barbara Munker, dpa

Ciudad de México, 24 de septiembre (SinEmbargo).- Pacific Palisades en la zona oeste de Los Angeles es una dirección muy exclusiva: estrellas como Steven Spielberg, Arnold Schwarzenegger, Ben Affleck y Nicole Kidman se compraron una casa en este barrio de lujo.

Allí, en En San Remo Drive 1550, hay una nueva propiedad en venta desde hace semanas por casi 15 millones de dólares.

Las inmobiliarias animan a comprar la vivienda con frases como “en venta por primera vez desde hace más de 60 años”, “en una de las calles más codiciadas de la Rivera Pacific Palisades” o en un barrio “ultra exclusivo”.

Se trata de una casa de dos plantas con cinco dormitorios y seis baños, informan los vendedores, que muestran en fotografías una villa rodeada de árboles altos con una piscina. “Creen la casa de sus sueños, renovándola o ampliando la casa actual”, recomiendan.

Pero en ningún momento mencionan quién era su histórico anterior propietario: el Nobel de Literatura alemán Thomas Mann (1875-1955).

La familia Mann vivió durante diez años, desde que emigraron en 1942 de la Alemania nazi, en esa vivienda en San Remo Drive. El escritor le encargó el diseño al arquitecto de la Bauhaus de origen alemán Julius Ralph Davidson y allí escribió obras como Joseph, der Ernährer, Doktor Faustus y Der Erwählte.

La agente inmobiliaria especializada en casas de lujo Joyce Rey no quiere hablar sobre la venta. “La propiedad sigue en el mercado y la mostramos continuamente”, se limita a contar a dpa su empleado Stephen Apelian. Sin embargo, sólo a compradores “apropiados”, es decir, interesados que dispongan de los medios financieros correspondientes.

Thomas Mann, el autor de La montaña mágica. Foto: Especial

Thomas Mann, el autor de La montaña mágica. Foto: Especial

¿SERÁ DEMOLIDA LA CASA DE THOMAS MANN?

“¿Será demolida la casa de Thomas Mann?”, titulaba la prestigiosa revista estadounidense The New Yorker recientemente en un artículo. La casa no está protegida bajo la denominación de monumento y su futuro propietario podría decidir derribarla y construirla de nuevo.

Algo que quiere impedir una petición online impulsada por la sociedad de investigación sobre el exilio que ya han respaldado más de 2.500 personas, entre ellas muchos escritores, editores y artistas, con la Nobel de Literatura Herta Müller a la cabeza. Exigen a Alemania que compre la vivienda y que la convierta en un lugar de encuentro y de recuerdo al escritor.

Sin embargo el futuro es incierto. Del Gobierno alemán se limitaron a decir recientemente que se estudiaría una posible adquisición, pero señalaron que con la Villa Aurora ya existe un centro cultural de este tipo en Los Angeles.

Thomas Mann calificó esa Villa Aurora, a sólo unas millas de su vivienda, de “un verdadero palacio junto al mar”. Junto a otros emigrantes era invitado con frecuencia a la casa del escritor Lion Feuchtwanger y su mujer Marta, convertida en un punto de encuentro de famosos huidos de los nazis como Bertolt Brecht, Arnold Schönberg, Kurt Weill, Theodor Adorno y Albert Einstein. También Aldous Huxley y Charlie Chaplin pasaron por allí. Pacific Palisades se había convertido en un “Weimar junto al Pacífico”.

Desde 1995 la casa es un lugar de intercambio de culturas alemana y estadounidense. Aquí es donde el cine alemán celebra su tradicional recepción de los premios Oscar. Cada año se conceden más de 12 becas trimestrales para artistas, compositores y cineastas, financiadas en gran parte por el Ministerio de exteriores alemán.

En el pasado, Villa Aurora ya estuvo bajo la amenaza de la venta durante un tiempo. Tras la muerte de su marido en 1958, Marta Feuchtwanger transfirió la residencia a la Universidad del Sur de California y cuando ella falleció en 1987, personalidades públicas alemanas presionaron para que Berlín lo comprara.

Finalmente, la residencia de la USC fue vendida por 1,9 millones de dólares, muy por debajo de los 15 millones de dólares que deberá abonar ahora el comprador de la residencia de Thomas Mann.

En 1952 Mann volvió con su familia a Europa, para instalarse en Suiza. El abogado californiano Chet Lappen y su mujer Jon compraron la vivienda.

“Por aquí pasan visitantes de todo el mundo que quieren conocer la residencia de Thomas Mann en el exilio”, contó la dueña en 2005 a dpa, con motivo del 50 aniversario de la muerte del autor.

La propia dueña manifestó entonces su deseo de que la antigua vivienda de Mann, igual que la Villa Aurora, se convirtiera en un centro cultural. Su preocupación: que el próximo dueño demoliera la villa y construyera cuatro nuevas viviendas en el solar. “Sería realmente una pena”, dijo entonces.

Chet Lappen murió en 2010 a los 91 años en aquella villa y dos años después se puso en alquiler. Y ahora los temores de Jon Lappen podrían hacerse realidad: la supervivencia de la histórica casa no está garantizada.