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Alejandro Páez Varela

25/04/2022 - 12:08 am

McPRIAN o el salto de las ranas

El partido de Dante Delgado todavía está estirando los tiempos para ver si suma a otros, si se fortalece más y negocia con el PAN desde una posición mejor. Y es que sí tendrá una posición mejor después de las elecciones de 2023. Y no es porque vaya a ganar algo: es porque el PRI, la segunda fuerza electoral dentro de Va Por México, perderá casi todo en dos años.

El lunes pasado, 18 de abril, el Presidente Andrés Manuel López Obrador valoraba, con inevitable media sonrisa, el voto en contra de la Reforma Eléctrica en la Cámara de Diputados. Decía que el PAN tenía una justificación porque “surgió precisamente para defender a empresas extranjeras”. Le parecía “vergonzoso ver al PRI de palero del PAN” y al llegar a Movimiento Ciudadano, después de llamarlo también “palero”, dijo, ahora con la sonrisa completa:

“Ya se terminó de integrar el bloque conservador, y qué bueno porque ya no hay simulación…”.

Era lunes y unas horas antes MC, PRI, PAN y los restos del PRD habían votado en contra de la reforma constitucional. El Presidente sabía, porque de hecho preparó a su equipo para la respuesta, que su movimiento no alcanzaría las dos terceras partes necesarias. Sabía, además, que se haría historia con el rechazo, porque nunca antes un Presidente había sufrido que le dijeran no a una propuesta de reforma constitucional.

Pero el Presidente no retiró la iniciativa, como se hace con cierta regularidad, y permitió que llegara al pleno. Claramente quería que llegara y evaluó que sería rechazada. Ese lunes era, entonces, un lunes que estaba esperando. Primero, para permitirse llamar “traidores a la Patria” a los diputados opositores. Segundo, para exhibir la subordinación del PRI al PAN. Tercero, para mandarle un mensaje a la candidata o candidato de su movimiento en 2024: deberá comprometerse a empujar una Reforma Eléctrica en la primera oportunidad, le dijo. Cuarto, para decir que en 2013 esos partidos le habían aprobado la Reforma Energética a Enrique Peña Nieto con sobornos y que él no estaba dispuesto a ofrecer sobornos. Y quinto, para poder decir: se acabó la simulación: Movimiento Ciudadano es parte de un bloque opositor que va “en contra de los intereses de las mayorías”. Aunque simule lo contrario.

“Ya se terminó de integrar el bloque conservador”, dijo López Obrador.

Y así nacería, para él y para su movimiento, el McPRIAN, una fuerza electoral de derechas convocada por la élite intelectual, envuelta en el papel celofán de los empresarios (representados por Claudio X. González y Gustavo de Hoyos) y aceptada con gusto por PRI, PAN, PRD y ahora por MC.

Los fundadores de Va por México ya habían adelantado ese voto.

–El PRI puede representar el respaldo a la iniciativa de Reforma Eléctrica de López Obrador –preguntó Álvaro Delgado el 15 de diciembre pasado a Gustavo de Hoyos, en el programa Los Periodistas”.

El expresidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) fue enfático:

–Aseguro categóricamente que la iniciativa presidencial va a ser desechada, punto –dijo.

Los intelectuales –como Héctor Aguilar Camín– habían sostenido reuniones con el PRI, haciendo su parte poco antes de la votación, para garantizar que iría en contra de la Reforma Eléctrica.

Y de Movimiento Ciudadano se sabía que aparentaría “estar razonando” su voto y al final le daría su porción de diputados al bloque opositor. Tal cual pasó. Y el Presidente lo celebró. 

Y fue así que nació el McPRIAN, la hamburguesa de partidos cuyo aderezo principal es su encono hacia López Obrador.

“Si se hace una encuesta, yo creo que como el 80 por ciento de los mexicanos está a favor de que la industria eléctrica esté en manos de la Nación. El 80. Y, sin embargo, no se aprobó la reforma”, dijo el Presidente el mismo lunes.

Massive Caller, que trabajó como encuestadora en la campaña de Ricardo Anaya por el PAN, la hizo. Según sus datos, 61.5 por ciento de los encuestados dijo que los diputados de oposición dañaron a México; 65.2 por ciento dijo que eran “traidores a la Patria”.

Días después, Morning Consult Political Intelligence dio a conocer una encuesta que hizo justamente en los días del debate eléctrico. López Obrador sacó 71 por ciento de aprobación, su nivel más alto en esa encuesta.

***

Desde 1998, la vida de Dante Delgado ha girado en torno al dinero que se otorga a los partidos políticos. Son 23 años, aproximadamente, con negocio propio: primero se llamó Convergencia, luego Movimiento Ciudadano. Sin embargo, desde mucho antes –más de 40 años– vive del erario.

A principios de la década de los 1980 su carrera fructificó dentro del PRI y ocupó distintos cargos en Veracruz y Chiapas. Pero es Carlos Salinas de Gortari quien lo subió a un cohete: lo hizo Gobernador sustituto de Fernando Gutiérrez Barrios, Procurador Agrario, Embajador en Italia y representante de México en la FAO. Luego vinieron quince meses en el Penal de Pacho Viejo; lo vincularon al saqueo de millones de pesos aunque lo absolvieron. Y es justamente allí, cuando deja la prisión, inicia su carrera de gran simulador; del hombre que se vende como “democrático” y que no es otra cosa que un viejo-nuevo Fidel Velázquez dentro del sistema de partidos en México.

Su historia es la de los parásitos partidistas. No es mejor que la del Partido Verde, cuya principal virtud es saber cuándo brincar de los botes que se hunden para subirse a los yates ganadores. Dante Delgado tiene menos tino que los parásitos verdes, claro; pero con una moral cada vez más domada, desde la comodidad de la ideología de chicle, va de piedra en piedra como la rana que sortea la crecida del río. Hasta que un día caiga sobre el lomo de un cocodrilo.

No es que Va por México sea un cocodrilo. De hecho son muchas ranas que brincan al mismo ritmo, ahora en manada. Y no a todas las ranas les va igual. El PRD, por ejemplo, brincó y erró la piedra: ya ni gubernaturas tiene. El PRI lleva la misma ruta: brinca con el PAN –oficialmente, en la boleta electoral, desde 2021– y es probable que a finales de 2023 se quede con una gubernatura, si es le va bien: ese año se disputan Edomex y Coahuila y los panistas exigirán que en una de las dos candidaturas vaya con uno de los suyos. El priismo tendrá que ceder. No le queda de otra. Es el camino que le marcó Alejandro Moreno y Rubén Moreira. Es el camino de las piedras resbalosas que dejará al PRI casi sin nada… mientras que el PAN ha resultado ganador o el menos lastimado: es la rana que sobrevive comiéndose a sus hermanas.

Falta que MC anuncie que va en alianza con el PRIAN en 2024. Se dice que es cosa de meses para que se concrete el McPRIAN electoral, y discúlpenme si elimino del nombre al PRD pero es ocioso seguir citándolo y me resulta difícil pronunciarlo: “macprianrd”. No, no. Es McPRIAN. 

La alianza venderá su propia “cajita feliz”, un combo con la consabida hamburguesa de contenido dudoso, entre dos panes, envuelta en papel encerado de Kimberly Clark.

***

Vino lo que vino: el movimiento lopezobradorista lanzó una campaña para exhibir a los diputados opositores como “traidores a la Patria”, y ellos sintieron el peso del bullying y trasladaron sus quejas a la prensa. “Los atacan por pensar distinto”, dijeron algunos periodistas con vínculos y simpatías por Va por México. No, la campaña oficialista no fue porque los diputados pensaran distinto. Fue porque, como celebraban todavía la noche del domingo 17 de abril, le dijeron NO a ponerle un alto al robo de un grupo de grandes empresas, nacionales y extranjeras, que han aprovechado la Reforma Energética de Peña, aprobada en el marco del Pacto por México.

Y por si esos periodistas no lo tienen tan claro, pues aquí va la explicación que dio Rubén Moreira ese mismo domingo 17:

“En el Parlamento Abierto descubrimos que hay empresarios que aprovechan, de muy mala fe, la legislación para generar ganancias más allá de lo permitido. Me refiero a la figura del autoabasto, donde muchas empresas defraudan la ley al construir falsas sociedades y a través de ellas vender de manera ilegal electricidad dañando con ello a la CFE. Descubrimos que muchas empresas no pagan correctamente el porteo y el respaldo que les ofrece CFE, con ellos causan dañe grave a la empresa de todas y todos los mexicanos. Tienen grandes ganancias y distorsionan los mercados al tener ventajas injustas sobre los pequeños empresarios y comerciantes. El PRI no está de acuerdo con tan grande irregularidad”, dijo.

Y luego, Moreira votó en contra de la iniciativa presidencial, votó en contra de ponerle control a las empresas abusivas y votó, al final, en contra de sus propias palabras.

¿Entonces por qué Rubén Moreira agregó a su discurso esas palabras que luego traicionó? Porque negociaba votos a favor de la Reforma Eléctrica y le dijeron que no. Esa es la versión.

–El PRI pedía una gubernatura en 2022 –me dijo una fuente bien informada apenas en estos días.

Rubén Moreira planteó que se le permitiera al PRI quedarse con Hidalgo, donde compite su esposa, Carolina Viggiano Austria. Me dicen que la respuesta fue: “Gáneselo en las urnas”. Pero todo indica que no podrá ganárselo en las urnas: Viggiano va, según la encuesta, entre 10 y 20 puntos abajo de Julio Menchaca, de Morena. Entonces condujo a su bancada a un brinco del sapo a una piedra resbalosa.

–¡Claaaro! Se pudo evitar [el voto en contra] si actuábamos como lo hicieron en el 2013, que compraron los votos. Pero no somos iguales. En el 2013 obtuvieron mayoría absoluta, no hubo oposición porque repartieron dinero. Por eso fue la llamada Reforma Energética, que es la reforma que nosotros estamos enfrentando –explicó el Presidente.

Luego, López Obrador agregó: “¡Ah, porque esto no termina todavía, esto apenas comienza! Bueno, en ese entonces compraron a los legisladores. Si nosotros hubiésemos hecho lo mismo, pues hubiésemos contado con la mayoría. Fíjense las lecciones tan importantes: Primero, que llevaba mucho tiempo en que una iniciativa del Presidente se rechazara así, de ese nivel. Y lo segundo es que no hubiese, de parte del Gobierno, intención de comprar a nadie; también es histórico”.

El Presidente remató, ese lunes de sonrisa de oreja a oreja:

“Y dicen que no hay democracia. Y los hechos son las pruebas, lo que estamos viviendo…”.

***

McPRIAN. Dicen que es cosa de meses. Que Movimiento Ciudadano irá como independiente en las estatales de 2022 y 2023, pero que en 2024 irá con el PRIAN. “Ya se terminó de integrar el bloque conservador, y qué bueno”, dijo López Obrador. En los hechos, sí. Falta que se imprima, además, en la boleta de las presidenciales.

Y falta más. Algunos creen MC está negociando para agregar a sus filas a Ricardo Monreal, a Javier Corral y a otros. Que Sergio Gutiérrez Luna, actual presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, lo ha planteado en corto como un opción si Morena no le da la candidatura a Gobernador de Veracruz en 2024. El Diputado lleva ya varios meses haciendo campaña allá aunque, en realidad, no está allá. Fue electo en el Estado de México.

Es decir: el partido de Dante Delgado todavía está estirando los tiempos para ver si suma a otros, si se fortalece más y negocia con el PAN desde una posición mejor. Y es que sí tendrá una posición mejor después de las elecciones de 2023. Y no es porque vaya a ganar algo: es porque el PRI, la segunda fuerza electoral dentro de Va Por México, perderá casi todo en dos años mientas que Movimiento Ciudadano mantendrá dos gubernaturas poderosas: Nuevo León y Jalisco. Quién lo iba a decir. Los saltos del PRI han sido a la piedra más babosa, al resbalón seguro. Y eso está ajustando el peso de cada quien dentro del bloque opositor. Si lo sabrá Dante Delgado, cuya especialidad, como la del Verde, es vivir del golpe de oportunidad.

La tardanza es parte de la estrategia, pero los caminos del McPRIAN parecen ya trazados. Ya lo anunciaba el Presidente el 18 de abril, con la sonrisa completa: “Ya se terminó de integrar el bloque conservador, y qué bueno porque ya no hay simulación…”.

Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx
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