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Tomás Calvillo Unna

15/06/2022 - 12:05 am

La luz de la sombra es el espejo

La mirada fija y devota, no se consume en la penumbra, alumbra y persiste.

La danza de las sombras de Tomás Calvillo Unna.
La danza de las sombras. Pintura: Tomás Calvillo Unna

Inherente y disipada a la vez

enseña en su metamorfosis el silencio

que todo cuerpo lleva;

la dúctil experiencia que lo expresa,

la prudencia de su conocimiento,

ante esa realidad que se desdobla.

La huella de la otredad,

la virtud de la ligereza,

el encanto de la soltura,

sin fricción alguna;

ese destello de eternidad tan buscado:

una pausa activa,

que se encarga del tiempo,

al menos lo acalla.

La original idea de su réplica,

ya sin falsas salidas:

no hay engaño, ni suerte.

La mirada fija y devota,

no se consume en la penumbra,

alumbra y persiste.

Los pasos que convoca el corazón

no se equivocan.

II

Representado como un solo cuerpo,

¿cuál es la sombra del universo?

¿en qué vacío, en qué nada se proyecta?

¿Y si los afamados hoyos negros

fueran su expresión más contundente?…

¿Y si el alma se fugara por ahí,

cuántos yoes más habría

como cuerpos biológicos sociológicos

desechados en el cósmico vestuario?

Esa sombra adoptada como ícono

abraza el origen del número,

de sus multiplicaciones en su incansable

batalla con la desaparición y la muerte.

Persisten los ciclos de siglos postergados,

cuyas cálculos cifrados ,

hoy ambiciosos algoritmos,

son más que profecías y promesas ;

es lo único que resta de los templos

estos trazos que llevamos en las manos;

el destino de las palmas

ya en las yemas de los dedos.

III

Sólo un soplo

es lo que tenemos,

ciertamente de luz

pero no es nuestro.

Intuimos

que proviene de un lugar,

al que pertenecemos

de una u otra manera.

En ese sentir e imaginar

se comprende el hálito

que conservamos;

la propia filosofía

se deletrea en ese ámbito,

cuyas medidas y límites

van de la incertidumbre a la fe,

del rigor a la condescendencia.

Estamos en la línea

vivimos en ella,

es la frontera

de la libertad individual

y el orden colectivo.

Si la mayoría nos pasamos de la raya

el desastre nos espera.

Si nos detenemos,

estancados y paralizados

nos descubrimos.

En esos márgenes danzamos,

ayuda a sobrevivir;

un paso más y nos vamos de bruces,

un paso menos nos hundimos.

La conducta de la imaginación,

erige argumentos y diseña escenarios

es la cultura con su linterna

que alumbra los puntos ciegos

y nos permite respirar

alejando la amenaza de la asfixia

que pretende someter
a la compasión como rehén.

La cultura es una estrategia

de supervivencia;

el arte de conocer el esplendor

en camino a la oscuridad.

El espejo es su sombra,

ya no el reflejo.

El agua

donde se contempló

por primera vez

se derrama en palabras:

es temporada de siembra,

no de cosecha;

las matemáticas

de la ausencia anunciada,

en la formula del infinito,

lo subrayan.

en Sinembargo al Aire

Opinión

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