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Tomás Calvillo Unna

14/07/2021 - 12:00 am

Cuidar la herencia de todos

Podemos juntar unas palabras entre los parpadeos de la madrugada, cuando el viento frío
nos dice que amanece.

San Luis: el desgarramiento. Pintura Tomás Calvillo Unna

Podemos juntar unas palabras
entre los parpadeos
de la madrugada,
cuando el viento frío
nos dice que amanece.

Encender con ellas,
con sus vocales y
consonantes,
la hoguera de un canto,
el primero del día.

¿Cómo lograr que perdure
al menos una o dos horas,
y nos permita cuidar su inspiración
para recordar de donde provenimos?

Los criminales se han apropiado
del orden de las horas;
disfrazados de quién sabe qué,
toman la palabra y la estrujan.
Ignoran el verbo,
desconocen su conjugación
no lo pueden pronunciar.
En el terreno baldío
de sus propósitos
eligen la infalible fórmula
de la fatalidad: el miedo
y la ignorancia.

Desde los estertores del insulto,
cómodos se aprecian;
personeros de las groserías
asientan en ellas su autoridad
herida de muerte desde el origen.
Incapaces de saciarse
expanden el dolor por doquier:
el arma sobre la mesa
la ruleta rusa de la política.

El río crece y crece,
se escucha ya su torrente,
no lo perciben,
se creen inmortales.

A lo lejos brillan las antorchas
de quienes han decidido levantarse
Caminan sobre esa agua exaltada,
como un milagro
se aproximan al despertar.

en Sinembargo al Aire

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