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Tomás Calvillo Unna

13/07/2022 - 12:05 am

Entramos en un rápido de la historia

“Primero dentro,/ escuchar bien el sin saber,/ después a fuera sin temor/ atravesar la tormenta”.

“La morada interior”. Pintura: Tomás Calvillo Unna

Cerrar los ojos, enmudecer

y respirar pausadamente,

es una antiquísima enseñanza

vapuleada hasta el cansancio,

como la mayoría de las cosas

de hoy en día.

 

No está de más traer

a colación este ejercicio

y el filo de su poder

que en minutos rasga

las apariencias del saturado entorno:

imágenes y palabras amontonadas

en un siglo XXI apabullante en sus excesos,

donde los sentidos intoxicados de la hiperrealidad

se disputan las estatuas y los maniquíes

en la voraz suplantación de lo virtual.

 

Vale la pena desmontar las puestas en escena

del agotado boletaje de las emociones;

hay que desmantelar el mundo alienado

para habitar y recuperar el universo.

 

Dejar al silencio retomar su turno

y al corazón volver a lo suyo

sin suspiros ni sobresaltos,

marcar el ritmo, sus pasos ciertos

del camino sinuoso y continuo.

 

Primero dentro,

escuchar bien el sin saber,

después a fuera sin temor

atravesar la tormenta.

 

Son tiempos

de titánicas batallas por doquier

y no tiene caso

perderse en los entre telones

del desconcierto.

 

Respirar profundo

antes que la noche

se retire por completo:

respirarla y conocer

el bálsamo de sus secretos.

 

Palpar en las entrañas mismas del cuerpo,

en las circunvalaciones del cerebro

que la química ternura

es el ADN del alma,

la piel interior de la vida,

sin la cual no hay edificación posible;

sin ella, nos extraviamos.

 

Respirar profundo, sin prisa

alargando esos segundos

que destilan lo más valioso:

la sutil y contundente devoción

(una disciplina saqueada,

menospreciada y olvidada):

el conocimiento de la morada interior

el dramático regalo por desenvolverse:

la identidad fragmentada

de los pronombres;

el incendio de la memoria

en la mirada diáfana del amanecer:

la ceniza que el viento dispersa

en el fértil vientre de la nada.

en Sinembargo al Aire

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