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Rubén Martín

12/12/2021 - 12:00 am

La derrota del gobernador de Jalisco

El mismo Alfaro ha pretendido mantener, en solitario, un discurso federalista que pretende convencer que el gobierno federal ejerce un maltrato presupuestal a varias entidades, entre ellas Jalisco.

Enrique Alfaro. Foto: Cuartoscuro.

El proyecto político de Enrique Alfaro Ramírez está derrotado políticamente. Su proyecto no era la Refundación y la gubernatura de Jalisco, su proyecto era convertirse en líder de la oposición a Andrés Manuel López Obrador y convertirse en el candidato presidencial unitario contra el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). A la mitad de su sexenio, su proyecto hace agua por todos los costados.

El gobernador de Jalisco viene sumando derrotas políticas, paradójicamente, cuando otros cuadros políticos que respaldó y en los que invirtió (dinero suyo o ajeno), ganaron. La paradoja de Enrique Alfaro es que ganando, terminó perdiendo, tanto en Jalisco, en Nuevo León, como en el partido en el que dice no militar pero que pretende controlar: Movimiento Ciudadano (MC).

Los tiempos en que Alfaro y sus empresas de publicidad ponían de moda la canción “na, na, na, na, na” cantado por Yuawi, el niño wixárika, como la mejor propaganda de MC y de su proyecto, terminaron. Hoy Alfaro está en desgracia política.

En las elecciones intermedias de junio pasado Movimiento Ciudadano ganó la gubernatura de Nuevo León y su capital Monterrey y la mayoría legislativa y presidencias municipales de Jalisco. Pero al ganar, Alfaro perdió como aspirante presidencial y dirigente del grupo político Jalisco.

Los triunfos de Samuel García como gobernador de Nuevo León y de Luis Donaldo Colosio Riojas en la alcaldía de Monterrey trastocaron radicalmente la correlación de fuerzas en Movimiento Ciudadano. Estos triunfos tuvieron efecto en la competencia por la candidatura presidencial pues de inmediato se incluyeron a Luis Donaldo Colosio y a Samuel García en la contienda, como acaba de demostrar la reciente encuesta de Reforma que coloca al alcalde de Monterrey en tercer lugar, apenas detrás de los morenistas Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, con 27 por ciento de intención del voto. En dicha encuesta aparece el gobernador de Nuevo León con 10 por ciento y abajo, Enrique Alfaro con apenas 7 por ciento de intención.

Lo más importante es que el posicionamiento de los cuadros neoleoneses le abrieron la baraja al dueño de MC, Dante Delgado Rannauro. Hasta antes de la elección intermedia de este año, Dante Delgado dependía de Alfaro y del grupo político Jalisco para hacer competitivo a MC en la elección de 2024. Tras la victoria en Nuevo León, ahora ya puede prescindir de Alfaro y de Jalisco.

Esto se demostró en la Cuarta Convención de MC que ratificó a Dante Delgado como nuevo coordinador nacional, en sustitución del jalisciense Clemente Castañeda, cercano amigo de Alfaro y quien regresa a su bancada en el Senado. Alfaro ya no controla el partido naranja.

Algo semejante ocurrió en Jalisco con el triunfo de Pablo Lemus Navarro como presidente municipal de Guadalajara y quien sigue manteniendo el control político del gobierno de Zapopan, donde fue alcalde. Con su triunfo, el actual presidente de Guadalajara de  se convirtió de facto en el nuevo eje del poder político de MC en Jalisco, pues perfilado claramente como candidato a la gubernatura, los cuadros de este partido que quieran un cargo público en 2024 se reportarán con Lemus antes que con Alfaro. El futuro de la nómina en Jalisco se llama Pablo Lemus, no Enrique Alfaro.

Además de debilitarse como candidato presidencial y jefe del grupo político en Jalisco, Alfaro fue derrotado en su intento por convertirse en líder de la oposición nacional. De la llamada Alianza Federalista solo quedan cenizas y la supuesta articulación del eje Jalisco-Nuevo León, está por verse. La Alianza Federalista intentó convertirse en el polo de oposición a López Obrador y al proyecto de la Cuarta Transformación pero se deshizo como mantequilla apenas se conoció la investigación y orden de aprehensión contra el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca.

El mismo Alfaro ha pretendido mantener, en solitario, un discurso federalista que pretende convencer que el gobierno federal ejerce un maltrato presupuestal a varias entidades, entre ellas Jalisco. Pero apenas se encuentra con el propio presidente, el gobernador de Jalisco se achica y no cuestiona directamente, como acaba de verse en la reciente gira de López Obrador a Zapopan el pasado 7 de diciembre. En la rueda de prensa mañanera que ofreció desde la base militar de La Mojonera, se pudo ver a un Alfaro opacado y lejos de los reclamos federalistas estridentes que ha hecho en otras ocasiones.

Y hablando de federalismo, la apuesta del gobernador de Jalisco y su grupo político por posicionarse en los reflectores nacionales mediante una consulta popular sobre el pacto fiscal va rumbo al fracaso en la entidad, pues es un tema tan alejado de las preocupaciones reales de la sociedad, que solo lleva a votar a quienes estén en nómina de gobierno de MC o a acarreados.

A este contexto de derrotas políticas acumuladas, hay qué sumar los conflictos políticos abiertos que mantiene localmente, especialmente con el grupo que controla la Universidad de Guadalajara desde 1989, con Raúl Padilla López a la cabeza.

El reflejo de todas estas derrotas ha adquirido escala nacional con la más reciente agresión de Enrique Alfaro a los reporteros y representantes de medios de comunicación. La censura a una entrevista que realizaba la periodista Rocío López Fonseca (Canal 44 de TV abierta) al secretario de Salud, Fernando Petersen, no sólo exhibieron a un gobernante prepotente y autoritario, sino a una personalidad irritable y descontrolada. El pasado 8 de diciembre, tras un evento del sector salud, el gobernador de Jalisco ordenó al secretario de Salud suspender la entrevista pues la reportera solo iba a “reventar” el evento; manso y sin reprochar, el secretario canceló la entrevista. Con su imposición autoritaria, Alfaro censuró en los hechos el ejercicio periodístico, como lo ha hecho a lo largo de su mandato.

La amplia respuesta de solidaridad con Rocío López y en general con el gremio de los periodistas de Jalisco se convierte en una derrota más para Enrique Alfaro en su objetivo de estar en la boleta de las elecciones presidenciales. Quizá por eso optó por tomar dos semanas de vacaciones, según solicitó al Congreso del estado.

Pero la derrota más importante de todas es el desencuentro profundo que tiene con la mayoría de la sociedad de Jalisco a quien defraudó en su promesas de refundar la vida pública y actuar diferente a la clase política tradicional.

La mayoría de la sociedad de Jalisco dista de vivir dignamente y entretanto, en el estado se propaga la guerra informal con sus aristas más dolorosas y ominosas como las desapariciones, los asesinatos, las fosas clandestinas y los cuerpos sin identificar en las morgues oficiales. Por todo esto, a pesar de sus deseos de convertirse en líder opositor y aparecer en la boleta presidencial de 2024, ahora el proyecto de Enrique Alfaro está derrotado.

Rubén Martín
Periodista desde 1991. Fundador del diario Siglo 21 de Guadalajara y colaborador de media docena de diarios locales y nacionales. Su columna Antipolítica se publica en el diario El Informador. Conduce el programa Cosa Pública 2.0 en Radio Universidad de Guadalajara. Es doctor en Ciencias Sociales. Twitter: @rmartinmar Correo: [email protected]
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