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A Cecilia se la llevaron cuando iba a la escuela. Su mamá vio todo. Fue hace 6 años y no hay avances

miércoles, septiembre 16th, 2020

Sujetos armados raptaron a Cecilia López García, de 16 años, frente a los ojos de su madre, quien no ha dejado de buscarla desde hace seis años.

Ciudad de México, 16 de septiembre (SinEmbargo).- A Delfina García le arrebataron a su única hija, Cecilia López García, de 16 años de edad. Sujetos armados secuestraron a la adolescente cuando ambas caminaban por las calles de Chilpancingo, Guerrero, el 25 de septiembre del año 2014. Desde entonces la madre no ha parado de buscar a su pequeña.

“Desde ese día, tanto su padre como yo, estamos muertos en vida porque es nuestra única hija”, narró la señora Delfina en entrevista con SinEmbargo.

Cecilia López cursaba el segundo año en el Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios (CBTis) en Chilpancingo, Guerrero.

“Ella estudiaba laboratorio clínico porque su sueño era convertirse en doctora militar”, platicó la madre.

Además, la joven era deportista: iba a natación y le gustaba el atletismo.

“Quería estudiar Medicina, pero en una escuela militar. Yo le decía que en caso que no la admitieran en Guerrero se viniera acá a la Ciudad de México a estudiar”, abundó la madre.

Cecilia fue secuestrada a los 16 años. Foto: Cortesía.

Cecilia era una estudiante destacada y también tenía un lado artístico, de acuerdo con su madre. Los sábados y domingos tomaba un curso de dibujo y pintura.

“Siempre tuvo buenas calificaciones. Desde la primaria y en la secundaria tenía promedio de 9 o 10. En el CBTis igual tuvo buen promedio en su primer año”.

A pesar de su corta edad, la menor tenía varios proyectos y era muy trabajadora. Hacía pasteles y gelatinas para vender porque quería ayudar con los gastos a sus familiares de escasos recursos.

“A ella le gustaba luchar, era muy luchadora y trabajadora. Sus cuadros, los que ella misma hacía, los vendía. Para mí era muy inteligente, siempre tuvo buen promedio y le repito, su sueño era ser médico”, reiteró la mujer.

EL SECUESTRO

“Me la secuestraron dos días antes de lo de Ayotzinapa”, recordó la madre.

El secuestro de Cecilia ocurrió el 25 de septiembre de 2014, cuando la madre la acompañaba a casa de un vecino que tenía un hijo que iba al mismo plantel educativo.

Delfina explicó que su hija se iba sola a la escuela cuando estaba en la primaria y  secundaria, sin embargo, cuando Cecilia entró a la preparatoria, la mujer le pidió a un vecino que si podía llevar a la jovencita junto con su hijo, que había ingresado al mismo plantel educativo.

“Le dije que yo le pagaba los pasajes a él para que llevara a mi hija a la escuela, aprovechando que el señor llevaba a su hijo”, relató García.

Esa mañana Delfina acompañaba a Cecilia a casa de sus vecinos, ubicada a una cuadra y media de su domicilio. Eran 6:20 am. La mujer recuerda bien la hora, pues la menor entraba a clase a las 7:00 am.

Delfina junto con otras madres de desaparecidos acudió este fin de semana a la Ciudad de México para protestar y exigir justicia. Foto: Sugeyry Gándara, SinEmbargo.

La madre narró que al cruzar la calle, ubicada frente a su casa, fueron interceptadas por un vehículo Tsuru color blanco del cual descendieron tres personas encapuchadas y con armas largas.

“Nosotras íbamos caminando en la banqueta cuando se paró el carro y me la arrebataron. Ella alcanzó abrazarme, pero tres hombres me golpearon y se la llevaron.”, narró.

“¡Mami, Mami!”, fueron las últimas palabras que Delfina recuerda de su hija mientras era arrancada de sus brazos.

La madre empezó a gritar de desesperación mientras sostenía la mochila de su hija, lo único que le quedó de ella. Los vecinos salieron al escuchar los alaridos, pero nada pudieron hacer; los delincuentes habían huido a toda marcha.

“En la mochila ella llevaba sus muestras porque ese día tenía laboratorio”, recordó la madre entre lágrimas.

EXIGIR JUSTICIA

Delfina viajó a la Ciudad de México para unirse a las manifestaciones del Frente Nacional Ni Una Menos, que mantiene tomada la sede de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), puesto que a la fecha no ha obtenido justicia por el plagio de su hija, pese a que dos de los presuntos responsables están identificados.

“Ya hay dos personas en la cárcel, pero no por el caso de mi hija, sino que esas personas yo las vi sospechosas porque eran vecinos de ahí. Después, fueron detenidos por el secuestro de otra persona”, dijo la entrevistada.

Delfina denunció que la investigación del secuestro estuvo llena de irregularidades e ineficiencias, principalmente en las sábanas de llamadas y geolocalización del celular de Cecilia.

Los errores en los peritajes, abundó la madre, tuvieron como consecuencia que no se pudieran relacionar a los dos sospechosos con su caso.

“Cuando otra persona del Ministerio Público retomó la investigación, sí hizo las diligencias para establecer que esas dos personas detenidas pudieran ser de los secuestradores de mi hija”, platicó la madre, sin embargo, siguen sin ser procesados por el secuestro de Cecilia.

Cientos de mujeres acudieron al Festejo de la “Antigrita” en protesta del festejo de la Independencia de México y por la violencia que azota al país. Foto: Cuartoscuro.

Delfina señaló que el caso lo llevó hasta las autoridades federales, pues tenía la esperanza que en el fuero federal hubiera más avance “y que aquí se hicieran más investigaciones, pero no ha habido ningún resultado”, destacó.

La mujer explicó que la búsqueda de justicia para su hija ha sido un calvario porque las autoridades no actúan. Agregó que, ante la falta de resultados, decidió unirse a las colectivas feministas para exigir justicia y presentación de su hija.

Madres de víctimas de feminicidio e integrantes de colectivas feministas realizaron este lunes el evento al que denominaron “Antigrita”, con el fin de expresar su repudio a la violencia feminicida en el país y la falta de investigaciones efectivas.

Familiares y activistas lanzaron sendos discursos desde uno de los balcones del edificio de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), mismo que ha sido convertido en el refugio “Ni una más México”.

Desde ese lugar, expresaron su molestia por la falta de atención del Estado a la violencia contra las mujeres, así como la ausencia de derechos humanos para las mujeres.

A la par, realizaron un abrazo colectivo para mostrar unión ante los ataques en contra de las mujeres en el país.

Las colectivas también expresaron su rechazo a la “patria”, ya que aseguraron que se ha encargado de perpetuar conductas machistas y ha renunciado a proteger a las mujeres.

Por ello pugnaron por una matria feminista donde las mujeres puedan desarrollarse sin temor a vivir o experimentar algún tipo de violencia.

Norma pagó el rescate de su hijo y esposo. “Compré una esperanza de vida” y no los regresaron, dice

viernes, febrero 7th, 2020

A Juan y Kevin los secuestraron en junio de 2019 en Guanajuato. A Norma, esposa y madre, le pidieron un millón de pesos como rescate; consiguió inicialmente 400 mil pesos, pero la amagaron con una fotografía de ambos para que pagara más dinero. Norma hizo un segundo  deposito de 250 mil pesos.

Los secuestradores continuaron presionando para que les entregara el millón pesos, pero ya no le daban evidencia de vida, solo la amenazaron con matarlos si no pagaba el resto. La mujer hizo un tercer pago, 350 mil pesos, pero no cumplieron. “La verdad, yo compré una esperanza de vida”, dice Norma. De Juan y Kevin no ha vuelto a saber más.

Ciudad de México, 7 de febrero (SinEmbargo).- Kevin Damián Martínez Barrón, de 17 años, y Juan Rodríguez Calcanas, 36 años, fueron secuestrados cuando salían de su casa en el fraccionamiento Los Reyes, en Irapuato, Guanajuato, el 11 de junio de 2019. Pese a que Norma, madre de Kevin y esposa de Juan, pagó el millón de pesos que le exigieron como rescate, jamás volvió a saber de ellos.

En entrevista con SinEmbargo, Norma aseguró que fue “engañada” por su propio cuñado, hermano de Juan, ya que por medio de él pagó el rescate, pero jamás volvió a ver a sus seres queridos.

La mujer sospecha de su cuñado, pues días después de obtener el dinero del rescate, él se compró una camioneta nueva y luego se “desapareció”, narró la entrevistada.

Hoy, Norma Barrón busca con desesperación a su hijo y esposo, y pese a que ha llevado información a las autoridades, son pocos los avances que tiene del caso. “Las autoridades dicen que lo tienen ubicado, pero no hacen nada”, denunció.

La madre pide apoyo para la ubicación de su esposo Juan y su hijo Kevin, y exige una verdadera investigación para, tanto la localización de sus seres queridos, como castigo a los responsables por privarlos de la libertad.

Kevin estudiaba en cuarto semestre de bachilleres. Foto: Especial.

Kevin cursaba el cuarto semestre en el Cebetis 65 en Irapuato, Guanajuato, cuando fue secuestrado. Además, el joven amaba el deporte. Era futbolista, dijo Norma.

Juan se dedicaba al diseño de interiores, “arreglaba casas” y trabajaba por su cuenta. “Es un hombre muy trabajador, amable, no se metía con nadie”, añadió la entrevistada.

EL SECUESTRO

El 1 de junio del año pasado del 2019, Norma salió de su casa por la noche para ir a recoger a uno de sus hijos a una fiesta. Era fin de semana. En el trayecto de regreso, cerca de las de las 12:50 de la madrugada la camioneta se detuvo.

Llamó a otro hijo, Kevin, y le pidió que le avisara a Juan sobre la avería. Juan llamó a Norma de inmediato, le dijo que él y Kevin irían a recogerlos, pero que primero acudirían a una gasolinería por combustible, pues pensaban que quizá la camioneta solo se había quedado sin gasolina.

Norma y su hijo menor quedaron a la espera de Juan y Kevin, sin embargo, pasada la una de la mañana una de las hijas de Norma le llamó y le notificó que ambos habían sido privados de la libertad.

“Estábamos esperando y alrededor de las 1:25 de la mañana me llamó mi hija y me dijo ‘mamá se acaban de llevar a Juan y a Kevin’”, recordó Norma.

Hombres armados a bordo de unas camionetas, –una otro color negro y otra blanca– llegaron a la colonia. Hombres apuntaban a las viviendas para que nadie saliera, mientras que otros interceptaron a Juan y a Kevin, los sacaron de la camioneta, los tiraron al piso, los sometieron y subieron a la fuerza a los automotores.

“Les apuntaron con las armas, los comenzaron a golpear, les quitaron sus chanclas y su cartera”, relató Norma.

Cuando las dos camionetas se fueron con las víctimas, enseguida llegó un automóvil Caliber (Dodge) y empezó a revisar la pick up, dejando las luces encendidas de la camioneta, la puerta abierta del piloto, las chanclas y la cartera.“Yo de manera inmediata me regresé y pensé, ¿no serían los ministeriales o la Guardia Nacional que pensaron que traían gasolina, porque ellos llevaban un garrafón de gasolina para mí”, platicó.

Juan es descrito como un hombre trabajador y alegre. Se dedicaba al diseño de interiores, narró su esposa. Foto: Especial.

Norma, al pensar que quizá pudieron ser confundidos y aprehendidos por error, por el garrafón de gasolina, se fue acudió al Cereso de Irapuato, Guanajuato.

“Ahí en el Ministerio Público me dijeron que como era sábado no trabajaban. Que no había ningún ministerial, que no podían ser ellos. Fui a la PGR y me dijo con qué no tenían a nadie, que me regresara al Cereso, entonces yo regresé al Cereso como a las 3 y media de la tarde, y en eso, ya me recibieron la denuncia”, explicó.

Denunció los hechos violentos, la privación de la libertad, ningún agente acudió a la colonia de manera inmediata para brindar apoyo de fondo, acusó Norma. “Ellos según reportan que tardaron media hora en venir, pero llegaron solo 11 segundos, cerraron el reporte como prioridad media y que no había sucedido, nada”.

Cuando Norma se encontraba en el Cereso y realizaba la denuncia, policías nuevamente acudieron a la vivienda, dos horas y media después. “Pero la llamada no funcionó, no les pareció importante, a pesar que reportamos hombres armados, y un secuestro, jamás se apareció un policía a vigilar o inspeccionar, la zona está casi desolada”.

EL SOSPECHOSO

Norma asegura que fue engañada por su cuñado, quien estuvo en contacto con los secuestradores y entregó el dinero. “Mi propio cuñado me pidió el rescate, engañándome, diciendo que él iba a poner otra parte, pero no puso ni un peso”, dijo.

El mismo día de la desaparición, Norma recibió una llamada para pedir un presunto rescate, pero la mujer identificó que se trataba de una extorsión.

“Me llamaron y nos pedían 100 mil pesos, pero yo les pedí una evidencia de vida, y no me la quisieron dar, y de 100 mil pesos se bajaron a 10 mil, y eso se me hizo muy raro”, platicó.

Ese mismo día, Norma comentó a su cuñado sobre la llamada donde solicitaban los 100 mil pesos, “él me dijo, dáselos, y yo le dije que no porque no me habían dado una evidencia de vida. Lo más sorprendente es que apenas pasó una hora y él (cuñado) me habla y me dice, ‘no vayas a pagar nada. A mí me están pidiendo un millón de pesos’”, agregó la mujer.

Norma no estaba convencida, le parecía extraño que los secuestradores llamaran al hermano de Juan, y no ella, cuando ella de era su pareja y finalmente la madre de Kevin. Pero el homicidio de dos personas hizo que Norma entrara en pánico.

“El lunes, él, mi cuñado, nuevamente me llamó y me dijo ‘ya vamos a dejarnos de pendejadas, hay que conseguir el millón y pagar. Allá tú si quieres que los maten, ya no le hables a la autoridad, aL gobierno y vamos hacer el pago’”.

Norma consiguió 400 mil pesos que pagó por medio de depósitos en un Oxxo y en un Coppel. “Pasó eso y mi cuñado me volvió hablar, diciéndome que los presuntos secuestradores le exigían el millón de pesos, que él ya les había dicho de los 400 mil pesos, pero que pedían más”.

La imagen que enviaron a Norma, de Juan y Kevin, para solicitar el rescate, días después de su secuestro. Foto: Especial.

La mujer vendió sus autos y algunos artículos de valor, habían pasado varios días, era 11 de junio. El cuñado le envió una fotografía de Juan y Kevin secuestrados como evidencia de vida. La mujer hizo un segundo pago, de 250 mil pesos.

“Para hacer el tercer pago, ya no me dieron evidencia de vida, pero me dijeron que era un azar, que si yo les quería pagar ya lo iba a liberar y sino, lo iban a matar”, narro la mujer.

Norma hizo un tercer deposito por 350 pesos. “La verdad, es que yo compré una esperanza de vida para ellos”, narró Norma.

Sin embargo, a pesar de cubrir con el dinero, ni Juan, ni Kevin han sido vueltos a ver.

La madre de Kevin sospecha de su cuñado. Una vez que se dio el rescate, contó Norma, el hombre “hizo el desaparecido, su familia de él me hace creer a mí que está desaparecido, que no lo hallaban, sin embargo, nunca pusieron una denuncia”.

Y añadió: “el chiste es que mi cuñado es quien me pide el rescate, quien manda quien lo cobre y al final de cuentas, mi cuñado nunca pagó nada del rescate No dio ni un peso, él buscó la manera de sacarnos el dinero a mí y a otro hermano de Juan, pero jamás dio el dinero para el rescate.

Norma acusa que las autoridades no investigan a profundidad, y no han dado seguimiento a la indagatoria. “La autoridad nomas dijo ‘hagan tal pago, nosotros vamos a seguir estas personas para dar con el paradero de ellos, pero jamás hicieron nada”. Ni seguimiento, investigación. No siguieron la camioneta”.

AUTORIDAD INDOLENTE

Norma platica que su cuñado Antonio fue a declarar como “víctima” ante las autoridades, pero que hasta la fecha no hay una indagatoria seria contra él por la desaparición.

“La Fiscalía me dijo que ellos no podían aprehenderlo, a pesar de que tienen una orden de aprehensión contra él por delitos contra la salud a nivel federal, jamás hicieron nada por aprehenderlos, supuestamente lo iban a estar siguiendo y monitoreando, pero jamás hicieron eso y ahora nada más me dicen que está desaparecido y no pueden hacer nada” .

Sin embargo, Norma, como miles de familiares de desaparecidos, comenzó a realizar sus investigadores y se percató que su cuñado se había comprado una camioneta nueva, días después de que ella realizó el tercer pago.

“Yo di mi último pago el 26 de junio y él en julio ya tenía una camioneta Yukon color blanco. Las autoridades no han hecho nada, les he dado números telefónicos, domicilios de sospechosos, la carpeta sigue en lo mismo, les pregunto que qué falta para las ordenes de aprehensión, no me quieren contestar”, platicó la mujer.

Además de dedicarse a la escuela, era deportista. Jugaba fútbol. Foto: Especial.

La última vez que Norma acudió a preguntar por la investigación, el Ministerio Público le comentó que tenían que esperar por los resultados de las fosas que encontraron en San Antonio el Rico.

“El MP me dijo ‘porque probablemente ahí esté su familiar’. Pero yo digo, “¿Cómo van a seguir con las investigaciones si ellos están esperando que mi hijo y mi esposo aparezcan muertos?”.

Norma pide que las autoridades busquen a sus familiares en vida, y que no solo esperen a que aparezcan muertos.

“Que pongan la vida de mis familiares en primer término. No me pueden decir que están muertos porque no un cadáver de ninguno de ellos dos, que se pongan a trabajar, que pongan a personal capacitado, que hagan los peritajes en el menor tiempo, porque el sufrimiento y la angustia de mi familia, como la de ellos, es muy grande”, concluyó.

Policías liberan a una víctima de secuestro en un motel de Zacatecas; detienen a un hombre y una menor

domingo, febrero 3rd, 2019

Las autoridades zacatecanas desplegaron vigilancias fijas y móviles luego de ubicar el motel donde los presuntos plagiarios mantenían en cautiverio a la víctima desde el 22 de enero del presente año.

Ciudad de México, 3 de febrero (SinEmbargo).- Elementos de la Policía Federal y de la Policía Metropolitana de Zacatecas liberaron a una víctima de secuestro en un motel ubicado en Guadalupe, Zacatecas, y detuvieron a dos personas presuntamente vinculadas, informó en un comunicado la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

Las autoridades zacatecanas desplegaron vigilancias fijas y móviles luego de ubicar el motel donde los presuntos plagiarios mantenían en cautiverio a la víctima desde el 22 de enero del presente año.

Los detenidos, un hombre y una mujer menor de edad, poseían un arma de fuego corta, un arma de grueso calibre, cinco cargadores de metal para arma larga, cartuchos útiles, dos fornituras y diversos envoltorios con marihuana.

Los presuntos responsables por privación de la libertad, en su modalidad de secuestro, ya fueron puestos a disposición de la autoridad ministerial y esperan dictamen.

Foto: Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana

La extorsión telefónica aumenta 90% en 6 años de Peña Nieto: ONG; dominan secuestros virtuales

viernes, septiembre 28th, 2018

De acuerdo con cifras del Consejo Ciudadano de la Ciudad de México, las extorsiones telefónicas crecieron un 90 por ciento en lo que va del sexenio de Enrique Peña Nieto, al pasar de 77 mil 807 reportes en 2012 a 148 mil 147 en 2018. 

Por lo que se refiere al modus operandi, durante la actual administración federal han prevalecido en primer lugar los secuestros virtuales, perpetrados supuestamente contra los hijos. La mitad de los intentos de extorsión ocurren entre las 12 del día y hasta las 18:00 horas, 4 de cada 10 personas que reciben una de estas llamadas tienen entre 31 y 45 años y el 10 por ciento son mayores de 60 años.

Ciudad de México, 28 de septiembre (SinEmbargo).– Las extorsiones telefónicas crecieron un 90 por ciento en lo que va del sexenio del Presidente Enrique Peña Nieto, al pasar de 77 mil 807 reportes en 2012 a 148 mil 147 en 2018, de acuerdo con cifras del Consejo Ciudadano de la Ciudad de México.

El Programa No Más Extorsiones Telefónicas del Consejo Ciudadano, que contiene los reportes del periodo enero-agosto de cada año, reveló que las denuncias hechas por los ciudadanos del área metropolitana al 5533 5533, y del resto del país al *5533, así como a través de la app para teléfonos inteligentes No Más Extorsiones, mantienen un aumento constante del delito de 2012 hasta 2017, donde tuvo una ligera baja, para retomar un alto crecimiento en este año.

Así, en los primeros 8 meses del año 2012 se registraron 77 mil 807 reportes; en el mismo periodo de 2013 se incrementaron a 105 mil 169; para 2014 la cifra subió a 127 mil 229 y en 2015 volvió a subir a 129 mil 766; al año siguiente, 2016, fueron 140 mil 284 reportes y en 2017 presentó una ligera baja, al sumar 138 mil 510, pero en este año se dispararon los reportes hasta sumar 148 mil 147.

Respecto a las extorsiones consumadas, éstas presentaron un aumento a lo largo de estos años, pero desde 2017 van a la baja. Así, de enero a agosto de 2012 se reportaron 768 casos consumados; en 2013 subieron a mil 138; en 2014 fueron mil 307; en 2015 el incremento ya fue mínimo, con 1348; en 2016 alcanzaron mil 375 y en 2017 ya presentaron una caída importante al sumar 938, y en lo que va de este año solo van 914.

De acuerdo con el Consejo Ciudadano, lo anterior demuestra que la efectividad de los extorsionadores creció en el sexenio, pero desde el año pasado la sociedad en su conjunto volvió a contener el delito, principalmente a través del apoyo de la difusión de los modus operandi y las herramientas dadas para atenderlo, como la Línea Ciudadana, el 5533 5533, y la App No Más Extorsiones.

EL MODUS OPERANDI

Por lo que se refiere al modus operandi, en este sexenio sigue prevaleciendo en primer lugar los secuestros virtuales, perpetrados supuestamente contra los hijos. Coloquialmente esta modalidad se conoce la del “chillón”, donde se escucha a un presunto menor de edad llorando diciendo que ha sido privado de su libertad, o es un delincuente que amenaza con hacerle daño a la familia de la víctima.

La mitad de los intentos de extorsión se siguen dando de entre las 12 del día y hasta las 18:00 horas, 4 de cada 10 personas que reciben una de estas llamadas tienen entre 31 y 45 años y el 10 por ciento son mayores de 60 años.

El 61 por ciento de los intentos se siguen realizando a teléfonos fijos y el 45 por ciento paga con depósitos bancarios, principalmente en tiendas de conveniencia.

El Consejo Ciudadano llamó a la ciudadanía a prevenir el delito de extorsión mediante una regla básica: colgar y llamar al 5533 5533 para realizar el reporte. Y para las personas que tengan teléfono inteligente con sistema operativo Android, descargar la aplicación No Más Extorsiones, que alerta sobre la recepción de este tipo de llamadas.

La actual administración federal, que concluye el 1 de diciembre, dejará un saldo negativo en el tema de seguridad. No sólo han crecido las extorsiones y secuestros, también los homicidios dolosos, los cuales se incrementaron un 15 por ciento de enero a agosto de este año con respecto al mismo periodo de 2017.

De acuerdo con cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), hasta agosto se contabilizaron 18 mil 835 averiguaciones previas por homicidio doloso, cantidad mayor a la reportada en el mismo lapso de 2017, que fueron 16 mil 318 indagatorias.

En agosto, el sistema registró 2 mil 488 denuncias por homicidio doloso, cifra menor a la reportada en julio, que desde 1997 ha sido el mes más violento con 2 mil 603 carpetas de investigación por ese delito.

“Son Zetas, ¡son Zetas! ¡Pélate!” En primera persona, el día en que “me secuestraron por error”

domingo, julio 8th, 2018

En cuanto regresamos a la carretera, una camioneta Lobo negra, con hombres armados apuntándonos, nos cerró el paso. Otra camioneta, una Explorer negra, se paró detrás de nosotros, encerrándonos por delante y por detrás. ”Son zetas, ¡son zetas!”, gritó Erik. “¡Pélate, pendejo!”, le grité. Alejandro aceleró, esquivó la camioneta Lobo y los dejamos atrás. Más adelante, el tráfico de la carretera nos obligó a detenernos. Las camionetas nos alcanzaron. Alejandro bajó los vidrios polarizados para que vieran nuestros rostros y sacamos las manos por las ventanas. “Somos estudiantes, somos estudiantes”, dijimos con miedo. Los hombres se acercaron y nos bajaron del auto.

Es un texto de RIA, como se lo contó a Alejandro Mendoza, de Vice

Ciudad de México, 8 de julio (VICE.com/SinEmbargo).- “Son Zetas, ¡son Zetas! ¡Pélate!”, le dije a mi amigo mientras un grupo de sicarios nos apuntaba con armas. Era 2008 y la llamada Guerra contra el narco del ex presidente Felipe Calderón estallaba con fuerza en México.

Nunca fui bueno para la escuela y después de haber pasado por algunas universidades en Culiacán, Sinaloa —donde nací—, decidí estudiar en Monterrey, Nuevo León. En ese entonces, cualquier pretexto para faltar a clases era bueno. Había escuchado que “el bungee más alto de México” estaba en Cola de Caballo, una cascada que se encuentra al sur de Monterrey. “Siente la adrenalina en tus venas como si saltaras de un edificio de 30 pisos”, dice el sitio del bungee. “Jalo”, pensé.

Les platiqué del famoso bungee a mi primo, mi hermano y un amigo, con quienes compartía casa. “Es una experiencia de liberación”, les dije para convencerlos de ir, y a pesar de que mi primo Erik estaba crudo por la peda de la noche anterior, aceptó ir. Alejandro, mi amigo, también se sumó al plan. Dos meses atrás, mi hermano Pablo y yo habíamos peleado y no nos hablábamos muy bien. El motivo de la pelea fue lo que más tarde salvó mi vida. Discutimos porque se hizo amigo de un narcojunior, como le llaman a los hijos de los capos del narcotráfico. “Eres un pendejo, Pablillo, por más buen pedo que sea ese güey, te puede meter en un problema, te puede pasar algo”, le dije pero no me hizo caso. Pablo, mi hermano, ya había saltado de ese bungee y prefirió dejar pasar la oportunidad.

Salimos de la casa y en la cochera teníamos dos opciones: el carro de Erik, una Jeep con placas de Nuevo León, y el carro de Alejandro, un Vectra negro, con vidrios polarizados y placas del estado de Sinaloa. “Shot”, grité y corrí al asiento del copiloto del carro de Alejandro. Erik nos dijo que era una pendejada irnos en ese coche. “Las cosas están calientes”, dijo refiriéndose a la disputa que se vivía entre cárteles del estado de Nuevo León y los de Sinaloa. Salir del municipio con placas de Sinaloa era peligroso. “Déjate de mamadas”, le dije, “tú lo que quieres es que no me vaya adelante”. Erik no discutió, se subió al asiento trasero y emprendimos camino.

Tomamos la carretera 85 rumbo a Cola de Caballo en el Vectra negro, con vidrios polarizados y placas de Sinaloa emocionados por el bungee. Eran cerca de las 12 del día y había tráfico. Con el sol calentando más de lo normal, subimos los vidrios y prendimos el aire acondicionado. Erik nos pidió parar en algún lugar para buscar algo y curarse la cruda: un suero, Gatorade, un porro. Cualquier cosa que disminuyera las palpitaciones en su cabeza. Alejandro hizo caso y se desvió de la carretera hacia un pueblo cercano al de Santiago, un municipio pequeño de Nuevo León. Manejó con lentitud por las calles del pueblo en busca de una farmacia. Después de un rato y sin haber encontrado una, retomamos el camino hacia Cola de Caballo. “Allá encontraremos algo, aguanta, Erik”, le dijimos.

En cuanto regresamos a la carretera, una camioneta Lobo negra, con hombres armados apuntándonos, nos cerró el paso. Otra camioneta, una Explorer negra, se paró detrás de nosotros, encerrándonos por delante y por detrás. ”Son zetas, ¡son zetas!”, gritó Erik. “¡Pélate, pendejo!”, le grité. Alejandro aceleró, esquivó la camioneta Lobo y los dejamos atrás.

Manejamos por la carretera 85 con el coche lleno de paranoia. Alejandro venía concentrado con las manos en el volante, mientras Erik y yo volteamos y vimos las camionetas venir hacia nosotros con los hombres por fuera y sus armas apuntándonos. “A la verga, ¡nos van a disparar!”, decía Alejandro. Más adelante, el tráfico de la carretera nos obligó a detenernos. Las camionetas nos alcanzaron. Alejandro bajó los vidrios polarizados para que vieran nuestros rostros y sacamos las manos por las ventanas. “Somos estudiantes, somos estudiantes”, dijimos con miedo. Los hombres se acercaron y nos bajaron del auto.

Entre cinco hombres bajaron a Alejandro y comenzaron a golpearlo. Se escuchaban los golpes secos sobre su rostro. En una gasolinera, al lado de la carretera, un grupo de gente veía el espectáculo pero nadie se metía. A Erik y a mí nos tiraron boca abajo y nos esposaron, mientras una bota empujaba mi cabeza contra el asfalto caliente. Lo último que vi de Alejandro fue que se lo llevaron, golpeado, a la camioneta Explorer. A nosotros dos nos subieron a la cabina trasera de la Lobo. Adentro había un hombre esposado con una camisa roja envuelta en su cabeza. Aureliano, le llamaban los sicarios.

Mientras dábamos vueltas por lugares desconocidos, pude ver que la mayoría de los sicarios eran jóvenes. Algunos más que nosotros. Por las bocinas de la camioneta se escuchaba reggaeton. “¿A los de Sinaloa no les gusta esta música, loco?”, nos preguntaron retóricamente. Mi primo Erik habló: “¿Me puedes aflojar tantito las esposas, viejo?” Volteé a ver su mano y estaba púrpura. “Cállese, pendejo”, le contestaron riéndose, ”¿A ti qué te importa eso si nos los vamos a quebrar?” Cuando dijo eso comprendí la gravedad de la situación. Era una sentencia de muerte. Mi corazón se aceleró y palpitó tanto, que pensé que iba a salir expulsado de mi pecho.

Después de haber dado vueltas y vueltas, los sicarios, calmados, comenzaron a platicar con nosotros. Nos preguntaban sobre Culiacán, sobre “las viejotas” que hay ahí, a qué se dedicaban nuestros padres y se burlaban de Aureliano en cada oportunidad. Después de tres horas de estar arriba de la camioneta, se detuvieron por fin. Era un lugar perdido en el monte. No había nada verde ahí. Al fondo había una casa y alrededor había hombres custodiándola con armas. Nos bajamos de la camioneta y se llevaron a Aureliano rumbo a la casa. A Erik y a mí nos rodearon varios hombres armados, buscando intimidarnos, y preguntaron: ”¿A qué se dedican ustedes, muchachos?” íbamos a contestar cuando escuchamos un balazo. Sentí que la sangre abandonó mi cuerpo.

“¿Que a qué se dedican, muchachos?”, preguntó nuevamente el hombre. “Somos estudiantes, güey, nosotros nada que ver con esta onda”, contestó Erik cabizbajo. “¿Cómo que güey, pendejo? ¿Cómo que güey?”, le preguntó molesto y le dio un cachazo en la cabeza. Erik cayó sobre sus rodillas. Un hombre robusto, de piel áspera y uniformado de negro, me vio a los ojos y dijo: “Este güerito es mío”.

El hombre me alejó del grupo, se paró frente a mí y me preguntó nuevamente a qué me dedicaba. “Somos estudiantes”, contesté. El tipo me dio un cachazo y caí sobre mis rodillas. Durante dos horas me interrogó y por cada respuesta que no le gustaba, me golpeaba. Cerca del final de las preguntas, lo único que podía contestar era: “Sí, señor”, “no, señor”.

Después de las dos horas en que fui golpeado, el hombre me llevó de regreso junto a mi primo Erik. Él estaba completamente golpeado, igual que yo. Su mano estaba casi negra por lo apretadas que estaban las esposas. Nos pusieron de rodillas, uno junto al otro. Un joven de no más de 20 años se acercó a nosotros y comenzó a vendarnos los ojos. “¿Qué está pasando?”, pregunté asustado. “Sht, sht, sht, ya se va a terminar esto”, sentenció. Mi cabeza se llenó con un mar de preguntas: ”¿Qué se va a terminar?, ¿Nos van a matar?, ¿Cómo nos van a matar?, ¿Quién va a encontrar nuestros cuerpos?, ¿Así termina mi vida?, ¿Y mi mamá?, ¿Y mi papá?, ¿Mis hermanos?, ¿Sabrán lo que pasó?”

Con la venda sobre mis ojos, lo único que veía era negro. Completa oscuridad. Escuché a un hombre hablar por teléfono mientras los demás jugaban con nuestras cabezas. “Ahora sí, putos culichis, van a valer verga. Los vamos a matar, cabrones”, decían. Uno de ellos cargó un tiro de su arma y, con fuerza, golpeó mi cabeza con el cañón. “¡Pum!”, gritó para asustarme más de lo que ya estaba. En ese momento la claridad llegó a mi mente: “Vamos a morir”, pensé.

El hombre que hablaba por celular colgó. Escuché unos pasos acercarse hasta estar frente a nosotros. “¿Quién es Raúl?”, preguntó. El miedo me tenía paralizado. No pude reaccionar y no contesté la pregunta. El hombre preguntó nuevamente: “¿Que quién vergas es Raúl, pendejos?” El sonido de una patada sonó con fuerza y escuché a Erik gemir. Casi al instante dije: “Yo soy Raúl, yo soy Raúl”. Me quitaron las vendas y, aunque el sol estaba por meterse, el resplandor molestó mis ojos. Me levantaron y me quitaron las esposas. El más joven, el que nos vendó, me rodeó con el brazo sobre mis hombres y me dijo: “Ya relájate, loco, ya la libraste, ¿te gusta la mota?” Sacó una bolsa de marihuana y me puso a forjar unos porros con las manos temblorosas. “Qué bueno que no se quebraron, morros, porque cuando se ponen de llorones, estos cabrones hasta un huevo les hubieran cortado a la verga”, me contó.

Alejandro se encontraba completamente golpeado en la cajuela de la Explorer. Más tarde me contó que cuando vio la puerta de la cajuela abrirse, uno de los sicarios, también uniformado de negro, le dijo: “Ándele, cabrón, bájese”. Se bajó con miedo y la mirada hacia abajo. “Camínele para allá, pendejo, órale”, le ordenaba. Alejandro caminó y vio a Erik, con los ojos vendados, de rodillas. A mí no me vio. Me contó que fue la caminata más larga de su vida, pues pensó que le iban a disparar por la espalda o que lo iban a arrodillar junto a Erik y los iban a ejecutar. Siguió caminando, asustado, y de repente me vio a mí forjando churrosde mota. Volteé y lo vi. “Ya la libramos, viejón”, le dije.

Mientras forjaba los churros temblorosamente, el hombre que pasó horas torturándome, pasaba junto a mí y decía: “Apúrale, pendejo, o me arrepiento y me los termino quebrando”. Ese día aprendí a forjar porros rápido y eficaz. Forjé uno detrás de otro como nunca en mi vida. Fumamos con ellos hasta que nos pidieron que entráramos a la parte trasera del carro de Alejandro, que lo habían llevado hasta ahí cuando nos levantaron, y nos subimos.

Manejamos hasta que la oscuridad de la noche cubrió la carretera 85. Los hombres se detuvieron en el mismo lugar donde nos levantaron, sólo que esta vez rumbo a San Pedro. “Órale, putos, en cuanto nos bajemos uno se pasa para adelante y maneja, no se paren, directito a su casa”, nos ordenaron. Alejandro y Erik estaban más golpeados que yo, por lo que decidí manejar. Después de unos minutos en silencio, Erik preguntó: “¿Se dan cuenta de lo que acabamos de vivir?”, “¿Por qué nos habrán soltado?”, preguntó Alejandro. Yo no podía hablar, seguía en shock.

Cuando llegamos a la casa, Alejandro tomó el primer vuelo a Culiacán y se fue de Monterrey lo más pronto posible. Erik y yo nos quedamos en casa tratando de asimilar lo que habíamos vivido. De pronto sonó mi celular: ”¿Te sirvió el favorcito que te hice recabrón?”, dijo alguien del otro lado de la línea. “¿Quién es?”, pregunté. “Ordené que los soltaran”, dijo. Irónicamente, era el amigo narcojunior de mi hermano, por el que habíamos peleado.

Cuatro meses después lo levantaron los enemigos de su padre y fue asesinado.

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El falso secuestro de “Juana”: así operan los extorsionadores en las ciudades y en los estados

domingo, enero 7th, 2018

“Juana” recibió una llamada de un desconocido quién le señaló que uno de sus familiares estaba secuestrado por lo que le ordenó abonar saldo a un número de telefonía celular en alguna tienda de conveniencia. Los extorsionadores en la modalidad de “secuestro virtual” insultan y amenazan para asustar a sus víctimas y engañarlas a distancia para que ellas o sus familiares paguen un “rescate”.

SLP/Ciudad de México, 7 de enero (Pulso/SinEmbargo).- Son las 9 de la mañana y la vida transcurre sin sobresaltos para “Juana”, una abuela de condición muy modesta que hacía sus quehaceres domésticos cuando recibió una llamada a su celular. Ni reparó en el número. Se sentó en un sillón y la retahíla de amenazas e insultos de un desconocido la sacaron mentalmente de su mundo.

Su interlocutor desconocido decía pertenecer a una banda delictiva y le aseguraba que tenía a “un familiar” secuestrado; siempre a gritos y con palabras altisonantes, el hombre le advirtió que le haría daño a “su familiar” si ella no seguía las instrucciones que el delincuente le indicaba. Rápido, “Juana” fue llevada al reino del miedo y de ahí ya no salió en las siguientes horas.

El desconocido le ordenó que debía abonar saldo a un número de telefonía celular en alguna tienda de conveniencia, el mismo número de donde le llamaban. Ella acudió de prisa a solicitar el saldo que abonó al número de sus extorsionadores.

AISLADA A DISTANCIA

Habían pasado 15 minutos desde que ella fue abordada vía telefónica y ya recibía instrucciones; no podía cortar la llamada y el vociferante le pedía datos personales que ella, asustada, proporcionó en un interrogatorio retorcido y machacante. Cuántos hijos, cómo se llaman dónde están.

Le ordenaron cambiar el chip de su teléfono celular, mientras el desconocido le indicaba que necesitaba una fuerte cantidad de dinero para conseguir la liberación de su familiar y una vez cambiado el chip, debía comunicarse para seguir recibiendo instrucciones, o mataría a su familiar “secuestrado”. Para entonces, el interlocutor ya mencionaba nombres de sus hijos como si tuviera control sobre la situación.

El delincuente la mantenía ocupada en la llamada, una forma de aislarla. El tipo le advirtió que tenía gente que la seguía y que estaba pendiente de todos sus movimientos y entonces debía seguir todas las indicaciones si no quería sufrir daño también. Le ordenaban una y otra vez que no cortara la llamada porque matarían a uno de quienes decían tener secuestrados. Le prometían suplicios terribles para sus familiares y verdaderos actos de carnicería: que los cortarían en pedazos, que los ahogarían con una bolsa, que los matarían con el máximo dolor.

Temerosa por sus familiares que pudieran sufrir daño, “Juana” siguió las instrucciones; no reparó en que con el nuevo chip se quedó incomunicada para sus familiares y a merced total de los extorsionadores. Sin perder la conexión, le ordenaron internarse en un hotel. “Juana” no tenía tanto dinero para eso y preguntó por las tarifas, prohibitivas para ella. Por la zona del Eje Vial, dio con uno que ofrecía una tarifa accesible, pero le explicaron que era por ocho horas, “lo que dura un servicio”. – “Es que yo no soy de esas”-, les dijo la inocente abuela. Le ordenaron pagar un cuarto por 24 horas. Los del hotel ni se inmutaron porque la clienta no se despegaba del celular y recibía órdenes; cobraron y le dieron el cuarto.

UNA VÍCTIMA SIN POTENCIAL

El diálogo con los delincuentes continuó en su encierro y entonces se dieron cuenta que “Juana” no tenía empleo ni fuente de ingresos; obtuvieron entonces los datos del empleo de cada uno de ellos.

Le exigieron entonces que le pidiera a uno de sus familiares una cantidad de dinero a cambio de dejarla en paz. Ella le dijo que estaba hablando con una cabeza de familia muy humilde y que era prácticamente imposible depositar esa cantidad de dinero.

Los delincuentes disminuyeron el monto de su exigencia a decenas de miles de pesos pero aun así les fue imposible arrancarle dinero aunque ya habían recibido algo depositado a través de los sistemas electrónicos que usó la mujer secuestrada.

Por teléfono la amenazaban con ser golpeada y torturada.

El vociferante ahora alegaba que la mujer tenía que pagar porque ella había denunciado que él vendía droga y había perdido mercancía. Poco a poco y conforme avanzaron las horas, ella se dio cuenta de que gran parte de lo expresado por los delincuentes formaba parte de una trampa para dejarla en condición vulnerable y pedirle dinero.

La obligaron a comunicarse con familiares para pedirles dinero. Le hablaron a uno de ellos, con la misma técnica: tono imperativo, palabras altisonantes y amenazas de muerte y vejaciones terribles: “¡Si no pagas, te voy a entregar a tu madre colgada de un puente!”…

Ningún familiar ofreció pagar porque la familia es en realidad de muy escasos recursos. Pidieron ayuda a autoridades y empezó el rastreo. Se percataron de que las llamadas provenían de teléfonos con claves foráneas. Era un celular con número correspondiente al área de Zacatecas pero utilizado desde Tamaulipas, muy probablemente desde un penal. Les dijeron que no depositaran un solo peso y mantuvieran la calma mientras buscaban a “Juana” en hoteles, pensiones y otros lugares de hospedaje; nunca se les ocurrió el hotel cercano a la Policía Ministerial y Seguridad Pública.

Como se vencía la renta del cuarto, los delincuentes llamaron a “Juana” y le dieron la instrucción de esperar en la calle a un automóvil que pasaría por ella.

Asustada y con hambre, “Juana” salió del hotel y esperó; pasaron por ella en un auto sin placas. Con ella a la vista, se dieron cuenta que “Juana” no había sido una buena elección de víctima para sus fines: demasiado humilde para obtener de ella, o de su familia, las cantidades que exigían. Entre amenazas, la abandonaron calles después.

Sus hijos fueron por ella, con miedo y con esperanza. Pasados los días, las llamadas de números raros continuaron, pero ya no contestaron.

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La carta del secuestro en México se amplió, y es indiscriminada: va contra ricos y contra pobres

martes, noviembre 14th, 2017

Exprés, colectivo, extorsivo y virtual: estas cuatro modalidades de secuestro afectan tanto a ricos como a pobres en México. Cifras del Inegi indican que el país pasó de 64 mil 459 secuestros en 2015 a 69 mil 107 en 2016.

Alberto Enrique Nava Garcés, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales, aseguró que el secuestro es uno de los delitos que más preocupan, pues su incidencia anual no disminuye y afecta a todo tipo de personas.

Por Érika Ramírez

Ciudad de México, 14 de noviembre (RT/SinEmbargo).- El pasado fin de semana, el cuerpo de Jessica, de 16 años, fue hallado en un terreno de Ecatepec, Estado de México. De acuerdo con las primeras investigaciones, sus padres no pudieron pagar el rescate, y los secuestradores decidieron incinerarla.

El 27 de junio de este año, Zeferino Domínguez– un joven de 19 años y miembro de la Liga de Futbol Americano del Estado de México– fue secuestrado en el estacionamiento de la plaza comercial La Cúspide, en Naucalpan, también en el Estado de México. Los captores exigieron a  3 millones de pesos como rescate. Al día siguiente, su cuerpo con impactos de bala fue localizado en un predio en dicho municipio.

Estos caso demuestran que los delincuentes ya no miran el estrato social de las víctimas; extorsionan y violentan por igual a ricos y pobres con tal de obtener cualquier ganancia.

Las cifras de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2017 (Envipe), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) indican que México pasó de 64 mil 459 secuestros en 2015 a 69 mil 107 en 2016.

Alberto Enrique Nava Garcés, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales, aseguró que el secuestro es uno de los delitos en México que más preocupan, pues su incidencia anual no disminuye y afecta a todo tipo de personas.

“Muchas veces se cree que el estrato de mayores recursos económicos es el único vulnerable, pero el problema del secuestro ya pega en todos niveles sociales porque, simplemente, determinados grupos de la delincuencia observan la posibilidad o el nicho de oportunidad para hacerlo”.

El especialista advirtió que, pese a las cifras de la Envipe, no hay una cultura de denuncia. En efecto, el Informe de víctimas de homicidio, secuestro y extorsión 2017– elaborado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) de la Secretaría de Gobernación (Segob)– muestra que sólo se han abierto mil 54 carpetas de investigación por secuestro.

A finales del mes pasado, los medios de comunicación dieron a conocer la detención en España de Isabel Mazarro Gómez de Santiago, acusada de participar en actividades del grupo que encabezaba su esposo Escobar Poblete, conocido por realizar secuestros en México a empresarios y personajes acaudalados. Entre las víctimas se menciona al político, abogado y empresario Diego Fernández de Cevallos y una empresaria estadounidense.

En un estudio sobre este tema, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) indicó que existen cuatro modalidades de secuestro: exprés, en el que la víctima permanece un periodo corto con sus captores y estos obtienen ganancias rápidas; colectivo, cuyo objetivo es obtener rehenes para negociar una entrega o pedir medios de escape seguros; extorsivo, cuando se sabe que las principales víctimas son personas con solidez económica; y virtual, secuestros inexistentes que se caracterizan porque las llamadas de extorsión se realizan desde centros de detención o cárceles.

2017, EL AÑO MÁS VIOLENTO 

Santiago Roel, director de la iniciativa ciudadana Semáforo Delictivo, analiza la violencia en México desde hace más de 20 años y confirmó que 2017 será el más violento del sexenio, pues estima que a fin de año sumarán más de 24 mil homicidios dolosos: hasta el momento, se han cometido 21 mil, de acuerdo con cifras oficiales.

El responsable de esa organización indica que la violencia registrada en México se centra en cuatro delitos de alto impacto —homicidio, secuestro, extorsión y robo de vehículo—, principalmente generados por el crimen organizado. “La estrategia del Gobierno ha sido muy estrecha, solo ha sido mandar fuerzas federales o al Ejército a algunas regiones, pero el globo vuelve a inflarse en el momento de que estas fuerzas dejan de estar ahí”, reflexiona Roel.

Hasta septiembre, las estadísticas de Semáforo Delictivo indican que los estados mexicanos donde hay señal de alerta en el tema del secuestro son Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Chiapas, Nuevo León, Oaxaca, Veracruz y Zacatecas. Además, de las 32 entidades que componen el territorio nacional, solo cuatro tienen relativa calma en el tema de homicidios: Campeche, Coahuila, Durango y Yucatán.

A decir del especialista, este año será el peor año en la historia reciente de México. Todos los delitos se incrementaron fuertemente desde 2008, cuando entró en operación el Plan Mérida, instrumentado por Estados Unidos para combatir las drogas en México, indica Roel.

Refirió que el ex Presidente Felipe Calderón “tomó una mala decisión: nos mete en esta guerra y empieza a subir la violencia y la corrupción de manera importante”. Su año más violento fue 2011, con 22 mil homicidios, aunque 2017 “será peor” para el actual mandatario, Enrique Peña Nieto, “con más de 24 mil “.

Roel expone que el crimen organizado tiene suficientes recursos para trabajar en equipo y “parte del problema” es que lo hace “con la autoridad, la colapsan con plata o con plomo”. La alternativa “es la regulación de las drogas, tomar el control de ese mercado para reducir daños, consumo, violencia y corrupción: esa es la manera más inteligente”.

Apenas el 8 de noviembre pasado, el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, estuvo en la 22ª Reunión Nacional de Análisis del Grupo de Planeación y Análisis Estratégico contra el Secuestro, donde aseguró que el Gobierno federal “no bajará la guardia ni se escatimarán recursos hasta lograr el objetivo de alcanzar la tasa cero en materia de secuestros, delito grave que afecta severamente el tejido social y que no debe quedar impune”.

 

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La violencia vence a EPN y México paga: en mayo 2017, más homicidios que con Calderón en mayo 2011

miércoles, junio 21st, 2017

De acuerdo con datos publicados hoy por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la cifra mensual de asesinatos es la más alta no sólo de la administración del Presidente Peña Nieto, también de cualquier otro sexenio desde 1997, año más antiguo del que hay datos disponibles, y de 2011 donde se tenía el récord de 2 mil 131 casos. En promedio, los asesinatos registrados en mayo equivalen de 70 a 71  casos a diario.

En el caso de los secuestros, las entidades que tienen la mayor incidencia en este delito son el Estado de México, Veracruz, Tamaulipas, Tabasco y la Ciudad de México.

Ciudad de México, 21 de junio (SinEmbargo).– El mes de mayo se convirtió en el más violento de la administración de Enrique Peña Nieto al registrarse 2 mil 456 carpetas de investigación (averiguaciones previas) por homicidio doloso.

De acuerdo con datos publicados hoy por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la cifra mensual de asesinatos es la más alta no sólo de la administración del Presidente Peña Nieto, también de cualquier otro sexenio desde 1997, año más antiguo del que hay datos disponibles, y de 2011 donde se tenía el récord de 2 mil 131 casos.

Enrique Peña Nieto inicio su periodo como Presidente en diciembre de 2012.

El número de asesinatos registrados en mayo de este año en el país equivalen a un promedio de 70 a 71 casos a diario.

Los datos actualizados arrojan que en lo que va de 2017 se han reportado 9 mil 916 averiguaciones por homicidio doloso en México, cifra récord, pues en el mismo periodo de 2011, hasta ahora el año  más violento del que se tenía registro,  se canalizaron nueve mil 466 homicidios dolosos.

Los asesinatos registrados en lo que va de este año han dejado un saldo de 11 mil 155 personas que han perdido la vida en condiciones violentas.

COLIMA, GUERRERO Y BCS, LOS MÁS VIOLENTOS

Colima es la entidad que registra una tasa de 31.69 casos de homicidios dolosos por cada cien mil habitantes. Esto entre enero y mayo de este año.

Le sigue Guerrero con una tasa de 26.47 homicidios dolosos, Baja California Sur con 20.87 casos y en cuarto sitio se encuentra Baja California con una tasa de 20.62 homicidios, y Sinaloa con 20.40 casos.

La violencia en el estado de Guerrero ha ido en aumento, ayer se dio a conocer que integrantes del grupo criminal Los Tequileros emboscaron a elementos de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR cuando ingresaron a La Gavia, municipio de San Miguel Totoapan.

Fueron cuatro o tres agentes muertos, y un sicario; siete elementos federales salieron heridos, además de tres civiles detenidos.

Tras los enfrentamientos, cerca de 30 vecinos huyeron con sus pertenencias de la comunidad por temor a la violencia. No es el primer grupo que sale. En mayo se fueron 60 personas quienes reportaron que los intentaba reclutar el grupo criminal Los Tequileros por la fuerza.

AUMENTA SECUESTRO 8.6%

Durante el mes de mayo en el país fueron denunciados 125 secuestros tanto a nivel estatal como en la Procuraduría General de la República (PGR).

Esta cifra representó una disminución de 2.3 por ciento respecto a las 128 denuncias presentadas en mayo de 2016. Sin embargo, de acuerdo con datos del Secretariado, durante abril de este año se registraron 115 plagios, es decir, que comparado con el mes inmediato anterior, mayo de 2017 tuvo un aumento de 8.6 por ciento.

“El desempeño contra el secuestro se ve reflejado en las 102 carpetas de investigación que integraron las fiscalías y procuradurías de los estados durante el mes de mayo, así como las 23 que contabilizó la Procuraduría General de la República, con un total de 125 carpetas iniciadas por presuntos secuestros a nivel nacional. A ello se suma la atención que se proporcionó a 137 víctimas de este flagelo; 111 en los estados y 26 en el ámbito federal”, detalló la Secretaría.

Las entidades que tienen la mayor incidencia en este delito son el Estado de México, Veracruz, Tamaulipas, Tabasco y la Ciudad de México.

El año pasado en el Edomex ocurrieron 263 feminicidios; las cifras del Observatorio Ciudadano en Contra de la Violencia de Género, Desaparición y Feminicidio en el Estado de México (Mexfem) detallan que 12 ocurrieron en Nezahualcóyotl.

Pero tan sólo en enero de 2017 se tiene registro de 17 feminicidios perpetrados en Ecatepec, Ixtapaluca y Nezahualcóyotl.

Otras cifras sostienen que son 117 feminicidios en lo que va del año; 13 en Neza, ya incluida la niña Valeria que fue encontrada muerta dentro de un transporte público tras ser reportada como desaparecida.

Las cifras del SESNSP desmienten a Peña: sólo 1 año de 4 bajaron homicidios; 2016, el peor de todos

jueves, diciembre 22nd, 2016

El alza de los homicidios en 2016 alcanzó su máximo nivel en lo que va del sexenio de Enrique Peña Nieto: en promedio tres de cada cuatro estados registra este año un incremento en el número de asesinatos. De enero a noviembre se han registrado 18 mil 915 casos de homicidio dolosos, de acuerdo con datos oficiales actualizados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Apenas hace unos días, el Presidente aseguró que los delitos bajaron un 20 por ciento y presumió la efectividad de la estrategia de seguridad. Declaración que en su momento fue cuestionada por académicos y especialistas, quienes calificaron de “irreal” la afirmación presidencial. Las nuevas cifras también ponen en entredicho al Ejecutivo federal. En 11 meses de este año hay 12 por ciento más asesinatos que en los mismos de 2015.

Ciudad de México, 22 de diciembre (SinEmbargo).– Los homicidios en México se dispararon en este año. De enero a noviembre, la cifra es de 18 mil 915 asesinatos, de acuerdo con datos oficiales actualizados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

Se trata del año con el mayor número de homicidios dolosos en lo que va del sexenio del Presidente Enrique Peña Nieto, a pesar de que él dijo, hace dos días, que los delitos bajaron 20 por ciento y presumió la efectividad de la estrategia de seguridad.

“Los índices de violencia bajaron 20 por ciento, estamos satisfechos con lo que ha hecho en la materia, por lo que llamo a redoblar el paso y no claudicar”, dijo Peña el pasado 20 de diciembre durante la XLI sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, la última del año y la novena en lo que va del sexenio.

La declaración fue cuestionada por académicos y especialistas, quienes calificaron de “irreal” la afirmación presidencial y cuestionaron sus planes para los próximos dos años para llevar seguridad a los mexicanos. La organización Semáforo Delictivo sostuvo que si se comparan las cifras entre enero y octubre con las registradas en los mismos meses del 2015, las ejecuciones del crimen organizado ascendieron en un 50 por ciento y los homicidios en un 21 por ciento.

Ahora son las mismas cifras oficiales las que lo desmienten.

Las nuevas cifras de la Secretaría de Gobernación (Segob) indican que en 11 meses de este año hay 12 por ciento más asesinatos que en los mismos de 2015.

En 2013, primer año de la administración de Enrique Peña Nieto, la cifra durante los primeros once meses fue de 16 mil 890 homicidios; para 2014 los asesinatos disminuyeron a 14 mil 382 casos; 2015, en cambio, se registró un primer repunte con 15 mil 566 homicidios dolosos, mientras que en 2016 el nivel se disparó a 18 mil 915 casos .

De acuerdo con el más reciente reporte del SNSP, Colima tiene la tasa de homicidios más alta con un promedio de 72 homicidios por cada cien mil habitantes. Le sigue Guerrero con 57, Sinaloa con 35 homicidios, Chihuahua con 29 y Morelos con 28.

En materia de secuestros también se registra un incremento del 6.45 por ciento a nivel nacional. De enero a noviembre suman mil 22 los casos, mientras que en el mismo periodo del año pasado eran 960 casos.

Los datos sólo corresponden a los denunciados ante las procuradurías y fiscalías estatales, algunos activistas afirman que esta cifra aumenta con los casos que no son denunciados.

El Gobierno federal afirma que la violencia en el país no es generalizada, sino se concentra en algunas zonas, por ello, en agosto pasado anunció una estrategia concentrada en 50 municipios.

Sin embargo, los datos del Secretariado revelan que los homicidios dolosos se han incrementado en 24 de las 32 entidades federativas.

Los cinco estados con las tasas más altas de secuestro en 2016 son Tamaulipas con 3.77 plagios denunciados por cada cien mil habitantes; le siguen Tabasco con una tasa de 3.11 casos, Zacatecas con 2.27, Morelos con 1.80 y Guerrero con 1.84 casos.

EL CASO GUERRERO

La violencia que se vive en Guerrero dejó en los primeros 11 meses del año 2 mil 44 muertos, 28 más que en todo el año pasado, cuando según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública hubo 2 mil 16 víctimas en todo 2015.

El número de homicidios registrados por las autoridades entre enero y noviembre de este año en Guerrero superan también a la tasa de asesinatos por cada 100 mil guerrerenses promediada el año pasado. El estado continúa siendo el más violento del país, en noviembre hubo 34 asesinatos más que en octubre a pesar de las estrategias de seguridad anunciadas por el gobierno.

Por el total de muertos en lo que va de este año, en comparación con el resto de los estados, Guerrero sigue como el más violento y concentra el 10.80 por ciento de los 18 mil 915 crímenes cometidos en todo el país. El segundo lugar lo ocupa el Estado de México con mil 880 víctimas y Michoacán ocupa el tercero con mil 169.

Esta cifra también muestra un aumento del 12.06 por ciento en comparación con los primeros 11 meses del año pasado y del 46.62 por ciento si se confronta con los asesinatos ocurridos en el mismo periodo pero de 2014.

Asimismo, el estado continúa en el segundo lugar a nivel nacional con la tasa de 56.96 homicidios por cada 100 mil personas, misma que excede la estadística promediada en todo 2015 que fue de 56.60 víctimas por cada 100 mil habitantes.

En noviembre el SESNSP contabilizó 212 homicidios en Guerrero (64 de ellos en Acapulco), cifra que supera los 178 delitos ocurridos en octubre y se aleja de la disminución en los índices delictivos que las autoridades destacaron en septiembre, cuando hubo 170 crímenes. Hasta el momento, agosto ha sido el mes más violento de este año con 217 víctimas, seguido por julio con 215 y noviembre con tres casos menos.

En junio hubo 195 asesinatos, 165 en mayo, 178 en abril, 188 en marzo, 160 en febrero y 166 en enero. El recuento de todo el año, incluyendo diciembre será publicado por la dependencia en enero.

El año pasado hubo en total 2 mil 16 víctimas, 138 en enero, 140 en febrero, 155 en marzo, 194 en abril, 175 en mayo, 141 en junio, 179 en julio, 199 en agosto, 163 en septiembre, 167 en octubre, 173 en noviembre y 192 en diciembre.

Hace un mes, el 22 de noviembre, después de un fin de semana que dejó 29 muertos, el gobernador Héctor Astudillo Flores reconoció que fueron los días más violentos en el estado en el primer año de su administración. Según las cifras oficiales, desde que comenzó su gobierno -en noviembre de 2015 hasta el 31 de noviembre de este año- han ocurrido 2 mil 409 homicidios dolosos.

Según las estadísticas disponibles en la página de internet que depende de la Secretaría de Gobernación (Segob), en los primeros 11 meses del año sucedieron 2 mil 44 homicidios dolosos en Guerrero, que son 220 víctimas más que las registradas en el mismo periodo de 2015 cuando hubo mil 824 asesinatos y 650 más que los contabilizados en los mismos 11 meses de 2014, en los que sumaron mil 394 muertes.

En comparación con los dos últimos años, la tasa de homicidios dolosos por cada 100 mil personas en los primeros 11 meses del año también aumentó. En el mismo periodo pero de 2014 la tasa de homicidios era de 39.30 víctimas por cada 100 mil guerrerenses, el año pasado repuntó a 51.12 y este año llegó a 56.96, según las cifras del SESNSP publicadas en El Sur el 21 de diciembre del año pasado.

Dicha cifra es superada sólo por Colima que tiene una tasa de 72.45, y seguida por la de Sinaloa que es de 35.22. El promedio nacional es de 15.47 y las tasas más bajas las tienen Yucatán, con sólo 2.28 víctimas por cada 100 mil habitantes, y Aguascalientes, con 2.76.

Los homicidios aumentaron 12% en un año: SESNSP; el 35% de los casos se centra en 4 estados

lunes, marzo 21st, 2016

Los homicidios dolosos reportados durante febrero pasado registraron un alza del 12 por ciento con respecto al mismo mes de 2015. Guerrero y el Estado de México son los estados más violentos del país al tener cada uno 160 averiguaciones previas por homicidio doloso; le siguen Sinaloa con 117 casos y Jalisco. Estas cuatro entidades concentran el 35 por ciento de los homicidios dolosos registrados en México durante el pasado mes de febrero, revelan las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

Ciudad de México, 21 de marzo (SinEmbargo).– La cifra de homicidios dolosos reportados durante febrero pasado registró un alza del 12 por ciento con respecto al mismo mes de 2015 y del 3.48 por ciento con respecto a enero de este año, revelan cifras del “Informe de víctimas de homicidio, secuestro y extorsión 2016” elaborado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

Las cifras proporcionadas por el órgano administrativo desconcentrado de la Secretaría de Gobernación (Segob) muestran cómo los asesinatos ocurridos en todo el país aumentaron de enero a febrero de este 2016 al pasar de mil 551 casos a mil 607. Los datos también dan cuenta de un incremento de 194 homicidios entre el mes pasado de este año con respecto al mismo periodo de 2015, cuando se contabilizaron mil 413 homicidios.

A nivel nacional, los homicidios dolosos acumulados en los dos primeros meses de este 2016 ascendieron a 3 mil 158 casos, cifra mayor en un 10 por ciento a los 2 mil 841 asesinatos perpetrados en los dos primeros meses del año pasado.

La información del Secretario Ejecutivo refiere que los secuestros registraron un incremento del 6.7 por ciento entre enero (97 casos) y febrero del presente año (104 plagios). Sin embargo, la incidencia de este delito disminuyó 22 por ciento con respecto al mismo mes del año pasado, cuando se contabilizaron 135 casos, la cifra más alta de todo 2015.

Con respecto a los casos de extorsión, las cifras gubernamentales muestran una ligera alza del 2.30 por ciento en las averiguaciones previas iniciadas por este delito en enero (382) y las registradas en febrero (391). Al igual que en el secuestro, la incidencia de este delito reportó una baja del 17.85 por ciento entre febrero de 2016 y el mismo mes del año pasado, cuando se contabilizaron 476 casos, la cuarta cifra más alta de 2015.

Los plagios y extorsiones reportadas en enero y febrero de este año tuvieron una disminución del 17.95 por ciento y del 10.73 por ciento, respectivamente, en comparación con los dos primeros meses de 2015.

De acuerdo con las cifras aportadas por las Procuradurías y Fiscalías Generales de las 32 entidades federativas al Sistema Nacional de Seguridad Pública, Guerrero y el Estado de México son los estados más violentos del país al tener cada uno 160 averiguaciones previas por homicidio doloso; le siguen Sinaloa con 117 casos y Jalisco con 113.

Estas cuatro entidades concentran el 35 por ciento de los homicidios dolosos registrados en México durante el pasado mes de febrero, revelan las cifras del Secretariado Ejecutivo.

En el tema de secuestro, Tamaulipas está a la cabeza de los casos reportados en todo el país con 22 denuncias. Le siguen el Estado de México con 17 averiguaciones previas y Veracruz con 10. Las cifras muestran que en estas tres entidades se sitúan el 47.11 por ciento de los plagios perpetrados en el país.

Con respecto a las extorsiones, éstas se llevaron a cabo en los estados en los que localizan las principales ciudades del país. Las cifras presentadas colocan a la cabeza de este delito a Nuevo León (63 casos), Jalisco (51 casos), Ciudad de México (49 casos) y el Estado de México (46 casos).

Las extorsiones denunciadas en estas cuatro entidades representan el 45.78 por ciento de los casos contabilizados en todo el país.

Plagiar personas en México es más fácil que traficar con drogas, dice secuestrador a la BBC

domingo, marzo 13th, 2016

El reportero Vladimir Hernández entrevista a un secuestrador al que se le identifica con el sobrenombre de “Crack”, quien explica que los grupos del crimen organizado prefieren reclutar a jóvenes para plagiar.

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Ciudad de México, 13 de marzo (SinEmbargo).– La BBC entrevistó a un secuestrador mexicano, quien le relató la forma en que trabaja y la forma en que operan los cárteles, como parte de un documental sobre este delito en nuestro país.

El reportero Vladimir Hernández entrevistó a un secuestrador al que se le identifica con el sobrenombre de “Crack”, quien explica que los grupos del crimen organizado prefieren reclutar a jóvenes para plagiar.

“Los cárteles utilizan las personas como nosotros […], contratan adultos, ex soldados, pero ahora prefieren jóvenes. Los jóvenes que han crecido en las calles, que siempre han conocido la violencia. La calle me entrenó. Nadie más que la calle”, dice el hombre encapuchado a las cámaras de la prestigiosa televisora.

“El secuestro de personas es fácil en México”, dice “Crack”, quien explica que es más fácil y menos riesgoso que el tráfico de drogas.

“No trabajo mucho, aproximadamente una vez cada cuatro meses. Algunos trabajan todo el tiempo, pero sólo hacen trabajos pequeños”, espeta el entrevistado.

“Crack” relata que al momento del plagio no le gusta usar la violencia, que él sólo está interesado en el dinero. Sin embargo, confiesa al reportero que en caso de que sospeche que los familiares contactaron a la policía, mutila a las víctimas.

“Es decir, si no le importa una mierda su pariente entonces a mi menos”, dice.

A través de la app de mensajería Viber, el prestigiado medio internacional compartió parte de la historia que acompaña el documental Our World: Kidnapped in Mexico, que ya puede ser consultado en su totalidad en el sitio web.

En el texto titulado Mexico kidnap: The inside story, el narrador señala que “México es sin duda la capital del secuestro del mundo”,  en un día de 2014 se registraron 270 secuestros, “según cifras oficiales: aunque se reportan apenas el 1 por ciento de estos”.

Refiere que las víctimas de la violencia en México no son sólo personas de altos ingresos solamente: “mucha gente pobre está siendo secuestrada: rescatados por tan sólo 500 pesos. Eso no puede sonar mucho, pero puede ser agobiante para las familias de bajos ingresos”.

Las razones, apunta, puede ser distintas “la envidia, una pequeña empresa puede contratar a un secuestrador para deshacerse de la competencia o alguien podría descubrir un vecino ha ganado un premio, o tiene algunos ahorros”. dice el narrador.

La BBC relata el secuestro de José, un asesor inmobiliario, y sus dos hijas menores de edad, el extraño escape de la niñas y la negociación que los secuestradores mantienen con su esposa María, a quien le piden 40 millones de pesos para que liberarlo.

El medio británico se apoya a lo largo de la narración de un negociador de las autoridades mexicanas, quien explica la manera de operar de los plagiarios y explica el impacto que tiene este delito en las víctimas.