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América Latina es la más desigual porque los ricos controlan al Estado: Caparrós

jueves, octubre 28th, 2021

Al hablar de su más reciente libro Ñamérica, Martín Caparrós destacó que la economía de los países de América Latina, antes y después del neoliberalismo, han estado basadas en la extracción y exportación de la materia prima, lo que ha beneficiado a los más ricos.

Ciudad de México, 28 de octubre (SinEmbargo).– América Latina es la región más desigual del mundo porque puede, porque su economía, desde antes del neoliberalismo, está sostenida en la materia prima, donde los ricos lo único que necesitan es un Estado contenedor que mantenga a las personas controladas, consideró el escritor Martín Caparrós (Buenos Aires, Argentina, 1957).

“Lamentablemente una de las características que nos unen es la desigualdad, se suele decir que América Latina es la región más desigual del mundo porque frente a esa pobreza hay ciertas fortunas importantes que hacen que la desigualdad aumente. Hay un capítulo entero del libro sobre la desigualdad y quizá para llegar a una conclusión casi boba: América Latina es desigual porque puede”, dijo en entrevista con Alejandro Páez y Álvaro Delgado en el programa “Los Periodistas”, transmitido por el canal de YouTube SinEmbargo Al Aire.

Al hablar de su más reciente libro Ñamérica (Random House), el también periodista destacó que las economías de los países de América Latina, antes y después del Neoliberalismo, han estado basadas en la extracción y exportación de la materia prima, lo que ha beneficiado a los más ricos.

El escritor argentino Martín Caparrós. Foto: Cuartoscuro.

“Es decir, nuestras economías, antes y después del neoliberalismo, siguieron estado basadas en la extracción y exportación de materia prima, como litio, petróleo, carbón, café, caña, tabaco. Eso es lo que hemos hecho en toda nuestra historia. Cuando una economía está sostenida en eso significa que los ricos de cada país no necesitan demasiado a los pobres para trabajar para ellos, pero por otro lado como su mercado es exterior, tampoco necesitan un mercado interno potente, no necesitan que los pobres consuman lo que ellos producen. Los ricos no necesitan a los pobres ni para trabajar ni para consumir y por eso pueden darse el lujo de mantener a tanta gente en la pobreza, solo necesitan es un Estado contenedor que mantenga a esa gente al ras”, explicó el también autor del libro Sinfín (Alfaguara, 2020).

Martín Caparrós, quien tradujo a Voltaire, a Shakespeare y a Quevedo, es autor de más de 10 novelas y ahora está presentando su libro Ñamérica, el cual comenzó a escribir hace tres años en El Salvador cuando en una reunión con periodistas de El Faro, un medio salvadoreño, empezaron a hablar sobre América Latina.

“Hace poco más de tres años decidí que quería volver a mirar el conjunto de nuestra región porque desde hace años nadie se tomaba el tiempo de escribir qué somos ahora. Una de las primeras cosas que decidí es que quería centrarme en los países que hablan castellano, me di cuenta de que no podía hablar de todo Latinoamérica porque eso incluiría a Brasil y se me ocurrió utilizar la Ñ para nombrar a este libro por ser una letra propia del castellano”, mencionó Caparrós sobre su libro.

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Ñamérica es un libro que describe la historia de 20 países y más de 400 millones de personas quienes viven en América Latina y comparten una lengua, una historia, una cultura, preocupaciones y esperanzas.

A través de un recorrido histórico y culrural, Martín Caparrós describe en Ñamérica desde las grandes ciudades hasta sus pequeños pueblos, de su reguetón a sus economías, de su violencia a sus comidas, de sus gobiernos a su futbol, ​​de su desigualdad a sus insurrecciones, de sus migrantes a sus libros, de sus mujeres desafiantes a sus políticos corruptos, de sus nuevos ricos a sus siempre pobres.

“Llevamos 200 años hablando de la unión latinoamericana y creando la desunión, lo que han hecho las élites de cada país es crear la diferencia, darle a cada país características distintas para que sus habitantes tengan la impresión de que son distintos”, destacó Caparrós. “Hay un dato que ni siquiera está en el libro y es que pese a que hemos hecho esfuerzos por separarnos, en el siglo XX cuando todos se mataban, en América Latina hubo una pobre fuera entre dos estados: Paraguay y Bolivia. Algo hay que hace que en ese contexto de que mientras todos se mataban, nosotros no lo hicimos”.

Martín Caparrós habló sobre su libro Ñamérica. Foto: Cuartoscuro.

Al hablar acerca de las cosas que le hubieran gustado que aparecieran en el libro, Caparrós reconoce dos: “un recorrido por Santiago de Chile que tenía que ver con la existencia de una nueva clase media latinoamericana, que es un concepto con el que yo no estoy de acuerdo. Lo otro es que tenía mucho interés en poder tener una buena charla con algún multimillonario, pero con la pandemia ya no se pudo”.

Martín Caparrós destacó que una de las cosas que hace interesante a Ñamérica es el hecho de que trata de provocar que el lector se replanteé su historia.

“Me parece que es interesante el libro, trata de repensar mucha cosas de las que estábamos convencidos. Me daría por muy contento si consigo o si logro producir ciertas dudas en el lector, respeto más las dudas que las certezas”, expuso.

Lo virtual se apoderó del mundo. La pandemia aceleró ese proceso de forma extraordinaria: Caparrós

sábado, enero 9th, 2021

Sinfín, la más reciente novela del escritor y periodista argentino Martín Caparrós, se sitúa en el año 2070, donde la sociedad ha hallado el mayor logro de nuestra civilización: la fórmula para la vida eterna, a través de la virtualidad…

“La pandemia aceleró varios años nuestra relación con las pantallas, con lo digital. Al ver cómo fue evolucionando la pandemia, me di cuenta a qué grado resignificaba mi novela; muchas de las cosas que contaba parecían coincidencias”, confiesa el autor en entrevista para Puntos y Comas.

Por Mario Alberto Medrano

Ciudad de México, 9 de enero (SinEmbargo).- Dentro de la suma literaria de Martín Caparrós (Buenos aires, 1957), Sinfín, su más reciente novela, ocupa un lugar peculiar: el de la distopía. Ambientada en un futuro lejano, 2070, la sociedad ha hallado una manera de contrarrestar la muerte… la virtualidad.

Novela finisecular, propone un Tsian, voz china que refiere al paraíso, a sus protagonistas, así como la realización de la vida eterna. Narrada como una crónica, Sinfín (Alfaguara, 2020) comienza en un pequeño pueblo de la selva patagónica, un lugar donde existen la vejez, la enfermad y, por ende, la muerte. Este será el punto de partida para desvelar secretos, misterios y circunstancias.

Al respecto, Martín Caparrós da cuenta de su novela y las circunstancias que la hermanan con la pandemia, así como sus últimas lecturas y la reciente muerte de un ídolo de su país. Esta es la entrevista para Puntos y Comas.

CÓMO DERROTAR A LA MUERTE

“Lo que pone sobre la mesa mi novela es que lo virtual termina siendo el gran recurso para derrotar a la muerte, que es la gran aspiración de las civilizaciones humanas. Después de haber recurrido a distintos relatos religiosos durante los últimos milenios, ahora se les ocurría, en mi novela por lo menos, un relato técnico que les permite el mismo objetivo, que es derrotar a la muerte. Para lograrlo, lo que hacen es justamente aceptar una vida virtual, aceptar que tu mente se encierre en un espacio virtual donde sigue, supuestamente, tu vida en las mejores condiciones posibles… es decir, un paraíso a medida donde puedes subsistir para siempre (¡vaya a saber qué es “siempre”!). Un gran triunfo de la virtualidad como aspiración.

Yo creo, de verdad (y en la novela está exacerbado), que esto último nos va a pasar. Lo creía mientras estaba escribiendo, y lo que nos está pasando ahora, con la pandemia y la comunicación a distancia, de algún modo lo sostiene; ahora hablamos de México a Buenos Aires, Estados Unidos, Barcelona… Nos inventamos una forma de encuentro que hace diez años había sido impensable, ¡imaginemos cómo va a ser esto en cincuenta años! Es impresionante ver cómo la virtualidad se está apoderando del mundo, insisto, la pandemia aceleró ese proceso de forma extraordinaria”, reconoce el autor.

UNA FALSA CRÓNICA

Acaso una de las cualidades esenciales de Sinfín es que se postula como una ficción sin novela. Al cuestionar al escritor argentino sobre esta teoría, reconoce que intentó romper los modelos canónicos del género.

“Quise hacer una ficción sin novela en el sentido de que está escrita como una crónica, está presentada como una crónica, pero obviamente es ficción. La historia plantea lo que sucedería en 50 años, y me interesaba darle la vuelta al camino que muchos hemos recorrido, pues si la crónica consiste en utilizar herramientas de la novela para contar la realidad, en cambio, aquí tomo recursos de la crónica para contar una novela. Es exactamente lo inverso de lo que venimos haciendo todos estos años; en ese sentido me parecía interesante, quería ver qué resultaba.

Desde los inicios venimos haciendo ficción, inventando relatos, como los religiosos, en los cuales te decían ‘hay un mundo cuando recién acaba todo, y ése es el verdadero mundo, y puedes acceder a él siempre y cuando en este mundo me hagas caso, si cumples, podrás entrar a ese mundo maravilloso’, y esto es puro relato, esa esencia nace de la ficción. Debe ser muy agradable creérselo porque de algún modo esquivas esa angustia básica del ser humano por saber en qué acaba todo. Como ya las religiones están perdiendo espacio, la ciencia de algún modo ocupa ese espacio y va comenzando a prometer formas de inmortalidad, y esto es cierto. Aunque en mi novela ya está muy avanzada esa idea, esto ya sucede. Hay gente que está buscando formas de solucionar la muerte con mucho dinero y entusiasmo”, asegura Caparrós.

FUTUROS NO TAN LEJANOS

Uno de los mayores retos de esta novela fue describir una sociedad que viviera un futuro el cual aún no conocemos. Caparrós crea un mundo con sus propias leyes y obligaciones; en cuanto a esto, afirma que su novela puede ser considerada una “ficción social”.

“Hay una excusa técnica de ciencia ficción, es decir, esta idea de que se transfieren los cerebros a un ordenador y allí se arma esta realidad virtual ideal (que en la historia llaman Tsian), pero efectivamente, es una ficción social, un intento de pensar algunos aspectos de cómo podría ser el mundo dentro de unos 40 o 50 años, si seguimos por el camino por el que vamos. Realmente lo que me interesa es imaginarme sociedades; yo no soy un científico, pero sí me he dedicado a analizar cómo funcionan distintas sociedades, que es algo que ya había intentado en otros libros”.

EL MUNDO ES “PLANO”

Postulado en una columna en el New York Times, Martín Caparrós ya había afirmado que “el mundo es plano”, pues nuestra relación con las pantallas nos ha limitado a un rectángulo virtual. La pandemia, reconoce el autor, vino a potenciar esta situación.

“Cuando escribo una novela lo que busco es enfrentarme a algo que no me haya confrontado antes. Al ver cómo fue evolucionando la pandemia, me di cuenta a qué grado resignificaba mi novela; le daba muchos sentidos, parecían coincidencias, y muchas de las cosas que contaba en Sinfín se miraban distinto a partir de la pandemia.

Una cosa que me impresionó mucho fue que una de las condiciones que se arman para que las mentes revivan en esos computadores donde las transfieren es que estén aisladas, y esa es la condición para sobrevivir, y eso es lo que ahora nos han dicho hasta el cansancio durante el año… el mundo de pronto tuvo que comenzar a cumplir con esa misma condición.

La presencia de “lo plano” comenzó a avanzar, si en el libro es muy fuerte, en la vida real también es muy extraordinario. La pandemia aceleró varios años nuestra relación con lo digital. Vamos a ver qué pasa cuando esto termine, qué cosas volvemos atrás y qué cosas ya se han instalado definitivamente. Va a ser un tiempo muy extraño”, afirma el también periodista.

EL HUMANO Y LA MÁQUINA

Crítico social, mordaz en sus interpretaciones de la vida cotidiana, Caparrós no excluye un análisis severo en esta nueva novela. En cuanto a la relación del ser humano con la máquina —en este caso las computadoras y su mundo virtual— el autor afirma que se acelerará la sustitución de la fuerza laboral.

“Eso está pasando desde la Revolución industrial. Antes ocurría a sobresaltos, pero ahora dimos un salto muy grande. Suelo pensar que la cuestión social y económica de las próximas décadas consistiría en ver quién se queda con los beneficios de estos cambios, pues por el momento los dueños de las grandes empresas están dejando de pagar empleados porque tienen máquinas que hacen el trabajo, por lo que están teniendo mayores ganancias y cada vez hay más desempleados.

Esto va a generar una reacción social fuerte, lo mismo que ocurrió en el siglo XIX, cuando los obreros comenzaron a darse cuenta de que debían unirse para conseguir mejores salarios y condiciones. Creo que la situación se va a complicar para muchos… esto va a ser la tónica socio-política en las próximas décadas, es decir, quién se queda con el beneficio de ese cambio de máquinas y virtualidad por lo hombres”.

UN ASTRO MENOS

Hincha de Boca Juniors, Martín Caparrós nunca ha ocultado su gusto por el fútbol. Sobre la reciente muerte de Diego Armando Maradona, el pasado 25 de noviembre de 2020, el escritor da su opinión:

“A esta altura ya me comienza a aburrir el tema Maradona. Fue una persona significativa, un futbolista extraordinario, fue un señor a quien los argentinos, y no sólo los argentinos, quisimos mucho. Sin embargo, no olvidemos que fue un jugador de fútbol… en Argentina pareciera que se murió el fundador de la nación, por lo menos. Fue un tipo que jugaba extraordinariamente, y nos dio momentos de mucho placer, pero ya está, se murió, qué se le va hacer. Además, hace 20 o 30 años que no nos daba esos momentos de gusto; los últimos 20 años no hizo nada interesante desde ningún punto de vista”, concluye.


Mario Alberto Medrano González es narrador, poeta y periodista. Su poesía formó parte de la antología Después del viento, trece homenajes a Jesús Gardea, en el Encuentro Nacional de Escritores Jóvenes, Chihuahua. Ganó el Concurso Literario sobre la salud y Cultura de la Prevención 2013, convocado por la Secretaría de Salud. Actualmente es jefe de corrección en el diario Excélsior, donde también es periodista cultural y crítico literario. Colabora en las revistasEste País y Periódico de Poesía de la UNAM. Es autor de libro Nebde (Ediciones del Lirio, 2019).

Libros, cómics, arte… distintas ramas de la cultura se rindieron al poder simbólico de Maradona

miércoles, noviembre 25th, 2020

Las viñetas, el graffiti y hasta la moda le hicieron honor a Maradona en vida, pero especialmente la literatura. Eduardo Galeano, Mario Benedetti, Eduardo Sacheri y Martín Caparrós son algunos de los autores que le dedicaron poemas al astro.

Madrid, 25 de noviembre (EFE).- Todas las ramas de la cultura y el arte se rindieron al poder simbólico de Maradona, con especial hincapié por parte de la literatura, donde no solo existe el conocido texto que Eduardo Galeano escribió sobre el “más humano de los dioses”.

Otro gran uruguayo de las letras, Mario Benedetti, le dedicó el poema “Hoy tu tiempo es real”. Fue Maradona el que con un gol con la mano que le hizo a Inglaterra en el Mundial de México 1986 le dio a este autor “la única prueba fiable de la existencia de Dios”.

“No importa lo que digan los espejos / Tus ojos todavía no están viejos”, le dijo al argentino en su poema, y agregó: “Vida tuya tendrás y muerte tuya / Ha pasado otro año, y otro año / Les has ganado a tus sombras, aleluya”.

También el escritor argentino Eduardo Sacheri se refirió a aquella victoria ante Inglaterra en un cuento que publicó en el libro “Esperando a Tito y otros cuentos de fútbol”. “Me van a tener que disculpar”, es su título y acaba así:

“No me jodan con que lo mida con la misma vara con la que se supone debo juzgar a los demás mortales. Porque yo le debo esos dos goles a Inglaterra. Y el único modo que tengo de agradecérselo es dejarlo en paz con sus cosas. Porque ya que el tiempo cometió la estupidez de seguir transcurriendo, ya que optó por acumular un montón de presentes vulgares encima de ese presente perfecto, al menos yo debo tener la honestidad de recordarlo para toda la vida. Yo conservo el deber de la memoria”.

Y Martín Caparrós decidió contestar una declaración de Maradona en una rueda de prensa en 2009 cuando era seleccionador de Argentina -“Que la chupen, que la sigan chupando”- con un texto de título al nivel de la frase del astro: “De cómo mamársela a Maradona”.

“El mundo está lleno de personas que nunca oyeron hablar de la Argentina pero sí de Maradona; el mundo está lleno de otras personas que solo oyeron hablar de la Argentina porque oyeron hablar de Maradona (…) Era un modelo complicado: peleador, simpático, quejoso, drogón, desaforado, ingenioso, creído, ilimitado, machista, popular, oportunista, cálido, cursi, inteligente. Fue difícil adaptarse a la idea de que los argentinos éramos eso.”

EL CÓMIC, OTRO VEHÍCULO PARA RECORDAR ‘LA MANO DE DIOS’

El mundo de la viñeta se rindió al ‘pibe’ con títulos como “La mano de Dios: Diego Armando Maradona”, de obra de Paolo Cataldi publicada en 2014 por Diábolo ediciones. Un cómic donde recorre la vida deportiva y personal del astro argentino y donde se repasa la “Mano De Dios”, o los “scudetti” conquistados en Nápoles contra los grandes y poderosos equipos del “calcio” italiano.

El ilustrador argentino Pablo Martinena también se lanzó en 2016 a la aventura de hacer una biografía en viñetas titulada “La mano de Dios”, pero esta vez fue la editora americana Tidal Wave Productions, especializada en biografías en formato cómic de figuras representativas e icónicas a nivel global, la encargada de publicarla.

EL GRAFITTI, ARTE CALLEJERO AL SERVICIO DEL ÍDOLO DE MASAS

Si hay un estilo artístico que se adecúe a la figura de Maradona es sin duda el del grafitti. Callejero, irreverente y descarado.

El holandés Jorit Agoch hizo un enorme mural con la cara del astro argentino en un muro lateral de un edificio de un suburbio de Nápoles, la ciudad que le convirtió en un dios.

En otro barrio humilde, Villa Palito, en Argentina, fueron los vecinos los que decidieron rendir su particular homenaje a Maradona con una serie de murales que destacan más por su sentimiento que por su calidad artística.

Y hasta hay una versión de los frescos de Miguel Ángel para la Capilla Sixtina, con Maradona como Dios y Messi como Adán. Una divertida ocurrencia para decorar el techo del campo de fútbol del Sportivo Pereyra de Barracas.

UN HOMENAJE DE LA MODA SIN PERMISO DEL ASTRO

Maradona no fue víctima de la moda, pero la industria textil se fijó en ese dios del fútbol para vender camisetas.

Concretamente Dolce & Gabbana reprodujo para un desfile en 2017 la camiseta que defendió durante sus años como jugador del Nápoles, con el mítico ’10’ en la espalda. El astro decidió emprender acciones legales, porque el homenaje del mundo de la moda fue llevado a cabo sin su consentimiento. Un gol con el que ganó 70.000 euros.

SU PEQUEÑO VÍNCULO CON LOS TOROS

No muy conocido, pero el jugador tuvo un pequeño vínculo con el mundo taurino, aunque no como aficionado. Durante la temporada 1992-93 en la que militó en el Sevilla F.C entabló una gran amistad con el torero Juan Antonio Ruiz “Espartaco” a raíz de que éste le arrendara un chalet en la urbanización Simón Verde de la capital hispalense, por el que, según se decía en aquella época, Diego Armando pagaba al mes alrededor de 800.000 de las antiguas pesetas.

“Nos resulta más fácil imaginar el final del mundo que el fin del capitalismo”: Martín Caparrós

martes, marzo 10th, 2020

El periodista y escritor argentino publica Sinfín, una novela sobre un hipotético futuro en el que los humanos han conseguido vencer a la muerte.

“Hay religiones en las que ya no cree nadie porque empezamos a pensar que deberle obediencia a un señor que dice haber sido elegido por Dios es una estupidez, salvo que estés en España”, expresó el autor.

Por Matías de Diego

Ciudad de México, 10 de marzo (ElDiario).- Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) dice que su última novela es, como todas, una historia de dudosa veracidad, pero hecha de la forma en la que se hacen las crónicas periodísticas. “Tenía ganas de reírme un poco de todo esto”, confiesa sin desvelar si al final no se lo ha acabado tomando demasiado en serio.

Sinfín (Literatura Random House) habla de un mundo en el que la muerte se ha extinguido y en el que las religiones han perdido el monopolio que durante años ejercieron sobre la vida eterna. Los Estados modernos han colapsado, el trabajo ha desaparecido, Europa vive una Nueva Edad Media y las grandes corporaciones tecnológicas han logrado dominar el mundo.

–que se pronuncia tsian y significa paraíso– nos ha hecho inmortales, pero hemos tenido que pagar un precio muy alto para vivir como dioses. Caparrós nos cuenta el mundo de 天 y de 2070 a través de los ojos de una de las últimas periodistas. Un personaje del que apenas sabremos nada y que trata de desvelar lo que nunca nos contaron sobre LaMásBellaHistoria, la mitología oficial que silencia los sacrificios humanos que sirvieron para inventar la tecnología que acabó con la muerte.

—¿Qué es una ficción sin novela, como ha descrito Sinfín?

—Supongo que es lo contrario de una novela sin ficción, que es este género que aparentemente se trabaja mucho en estos tiempos. Es un género que también se ha venido llamando crónica o no ficción, esto de armar tus recuerdos, con tu vida, con tus tatarabuelos, con algo más o menos real o qué se yo, y en el cual me atribuyen cierta presencia.

Tenía ganas de reírme un poco de todo eso y de hacer lo contrario: armar algo que tuviera la estructura de una no ficción, la forma de una crónica, pero que al narrar hechos que suceden en 2070 fuera de dudosa veracidad. La idea inicial era desmitificar un poco la crónica, un género demasiado reverenciado últimamente, usando sus formas para contar algo obviamente falso.

—¿Cuándo pasó de ser una forma de desmitificar su oficio a ser algo más?

—Cuando empecé a escribir, qué se yo. Me entusiasmó la idea de montar un ‘mundito’ y darle ciertas características, pensarlo e imaginar cómo contarlo. Digamos que mantuve la forma inicial de no ficción pero estando cada vez más centrado en construir ese futuro y lo que pasa en él. Tiene ciertos problemas técnicos esto de escribir crónicas desde el futuro.

—¿Sí?

—Sí, por ejemplo, había muchas cosas que nosotros no podemos conocer porque todavía no se han inventado y que no podía explicar en el texto. Describir lo que es un TruVí en el momento en el que todo el mundo lo está usando es como explicar lo que es un coche en un texto contemporáneo. Todos esos problemas técnicos que había que ir resolviendo me parecían muy atractivos.

—Todo parte de un gran dilema y es esa pregunta que se hace la periodista al principio de la novela: “¿Nos importaría que nuestra salvación se construyera sobre la condena de unos ‘pobres diablos’?”.

—En realidad, el principio es todavía parte de mi desmitificación: un narrador visitando un lugar muy pobre, donde todos sufren y están excluidos del resto; podría estar en cualquiera de mis crónicas. Quería tomarme un poco el pelo. Después lo fui integrando en la estructura de la narración y dándole un sentido.

Me gustó esta idea de que todos los avances técnicos de los que la novela habla funcionan para los que puedan pagarlos. Grandes avances como el hecho de poder comer todos los días, por ejemplo, sirven a quien puede pagarlo, y muchos no lo consiguen porque están excluidos de nuestros mecanismos. No sé si una cosa es la condición para que exista la otra, pero así es como funciona.

—¿Por qué decide colocar a una periodista en el centro de la acción?

—Porque para hacer una crónica hace falta alguien que la escriba. También porque quería evitar que el yo del narrador estuviera muy presente. Apenas sabemos nada sobre ella; aparece poco y cuando lo hace es a través de lo que cuenta, que es la forma en la que a mí me parece que debe aparecer un cronista. Siempre digo que no hay que confundir esto de escribir en primera persona con escribir sobre la primera persona.

—Es casi una de sus obsesiones.

—Claro. Se trata de encontrar una manera en que la primera persona esté, sobre todo porque legitima el hecho de que toda visión es subjetiva y de que no hay objetividad posible, pero que, al mismo tiempo, no se entretenga narrando de qué color son sus pantalones. A mí qué me importa eso.

—¿Son los mitos, como el de LaMásBellaHistoria, los que sostienen nuestras sociedades?

—Sí, de cualquier religión o de cualquier patria que se jacte o se precie de serlo. Todas ellas son construcciones ideológicas basadas en algún relato que tiene la suficiente fuerza como para que millones de personas lo crean y actúen en función de ese relato.

Un mito es el relato inverosímil de que todos los que viven dentro de los límites que se fijaron hace 200 años, 500 años, 80 años, qué se yo, son compatriotas y comparten una identidad que aquel que vive veinte kilómetros más allá ya no tiene. Yo quería armar esto, un relato, un mecanismo ideológico, que creara este tipo de adhesión identitaria.

—Los personajes de Sinfín se acogen a ese mito porque su mundo se desmorona: Europa se hunde por los nacionalismos y la llegada masiva de refugiados; las religiones se radicalizan e inician nuevas Cruzadas; las máquinas desplazan a los humanos como fuerza de trabajo; y las corporaciones toman el poder. Tiene mucho que ver con algunas cosas que están pasando en el año 2020.

—Un poco. Obviamente, la situación es mucho menos dramática de lo que cuento en la novela, pero es un poco una prolongación de las líneas que se ven en este momento. Sobre todo el hecho de la hegemonía china, que va creciendo todo el tiempo y que no es más que la corrección de un error breve de la historia. China siempre fue el país más poderoso, salvo por un momento de confusión que duró dos o tres siglos. Ahora eso se está corrigiendo y vuelve a ser el país más poderoso, pero para serlo, en este momento, necesita tener cierta hegemonía sobre el resto del mundo. Nunca les interesó a los chinos, pero no tienen más remedio que hacerlo.

—Además de China, Brasil y la India son los otros dos Estados que “se salvan” en la novela y logran permanecer por encima del resto. ¿Por qué elige estos dos países?

—Fue una decisión arbitraria, qué se yo. Aunque arbitraria dentro de cierta lógica. La India tiene 1.200 millones de habitantes y un poder muy fuerte; es probable que sobreviva como Estado, aun cuando otros vayan cayendo. Brasil, dentro de todo, es el único que en América Latina tiene una entidad totalmente distinta a todas las demás. Pero qué se yo, quería elegir dos o tres que permanecieran y esos me parecieron los más verosímiles.

—¿Cree que los nacionalismos pueden precipitar la ruptura de Europa? Porque esa es precisamente una de las razones de su hundimiento en la novela: el nacionalismo y el cierre de fronteras como respuesta a la llegada masiva de migrantes.

—Los nacionalismos son el engaño más bobo que se ha inventado en los últimos 600 años, y lo curioso es que funciona. Eso quiere decir que somos muy bobos. Los nacionalismos siempre producen problemas, conflictos innecesarios, malestar y muertes; florecen bajo supuestas amenazas, ya sean ciertas o agrandadas por aquellos a los que les conviene que haya una sensación de amenaza, que es lo que suelen hacer los líderes nacionalistas. Es lo que estuvieron haciendo aquí durante varios años el señor [Mariano] Rajoy y el señor que estuviera en Barcelona, ¿no?

En cualquier caso, no quiero hacerme cargo de lo que cuenta la novela como si fuera una verdad histórica. Inventé una versión posible del futuro y, si acaso, lo interesante de leerla puede ser discutir con mi versión del 2070 e ir pensando versiones propias. Tú lees esto o lees otra cosa y discutes, cambias las cosas, te extrañas de que yo crea que algo pueda pasar. Lo interesante de la novela es que el lector vaya discutiendo con ese futuro que invento y ofrezco, qué se yo, para pasar un rato pensando cómo podría ser en realidad. Creo que es una cosa, el futuro, en la que no pensamos suficiente.

—¿No?

—No, le tenemos miedo. Vivimos una de esas épocas que hay de vez en cuando en la historia en las que no hay un proyecto de futuro que nos guste, digamos, y en las que no tenemos una idea clara de la sociedad que queremos construir. El futuro es miedo, es la amenaza ecológica, la amenaza poblacional, la amenaza política. Y esto ocurre, básicamente, porque no hay una idea de futuro que nos interese o que queramos producir o poner en marcha. No hay promesa.

Sí hay una idea de cambio. Aunque ya no sea un cambio político, como lo fue en los últimos siglos, sino uno técnico. La técnica ha ocupado el lugar de la política como promesa de cambio. Cuando piensas en el futuro, piensas en la inteligencia artificial, en las máquinas, en las nanotecnologías y en todo esto.

Pensamos en cómo serán nuestras vidas con la inteligencia artificial, cómo será con los robots –¿nos dominarán, nos harán esto, nos harán lo otro?–, pero no reflexionamos sobre cómo serán nuestros sistemas políticos o nuestras sociedades o nuestras relaciones. Nos resulta más fácil imaginarnos el fin del mundo que el final del capitalismo. Como no hay nada que lo reemplace, nos hemos resignado a creer que este sistema durará para siempre. Y nunca hubo nada que durara para siempre: las cosas cambian y se terminan.

—天 empieza siendo una forma de huir de la muerte, pero se acaba convirtiendo en una forma de escapar de las miserias de la propia vida.

—Eso trata de ser una continuidad muy exacerbada, digamos, de ciertas líneas que ya están planteadas. Nosotros vivimos en un mundo cada vez más virtual. No sé si nos damos cuenta, qué se yo, parecerá una tontería, pero cuando viajo en el tren –algo que hago con cierta frecuencia– no hay nadie que no esté abstraído en su teléfono. Viven en su mundo virtual individual, que es lo mismo que 天, solo que a lo bestia y con placer. Con sus mejoras técnicas, 天 es una exacerbación de eso.

—¿Estamos preparados para derribar nuestros mitos? Se lo pregunto porque la periodista de la novela duda sobre si debería o no desvelar lo que descubre sobre LaMásBellaHistoria.

—Decide contarlo, pero lo hace solo por escrito para que nadie se entere. Escribir algo es la mejor forma de guardar un secreto… Sí, estamos preparados para derribar mitos y llevamos mucho tiempo haciéndolo. Hay religiones en las que ya no cree nadie y, por ejemplo, ese que decía que el rey es un señor al que designaba Dios para que nos gobernara tampoco tiene sentido. Nadie nos dijo que dejáramos de creerlo sino que empezamos a pensar que deberle absoluta obediencia a un señor que dice haber sido elegido por Dios es una estupidez, salvo que estés en España.

Aquí parece que hay mucho que todavía no piensan que sea tan estúpido. Aunque hoy, según me dijeron, ya están empezando a cambiar de opinión por esos 100 millones [Caparrós se refiere a los 100 millones de euros que Juan Carlos I habría recibido de Arabia Saudí; una supuesta donación que está investigando la Fiscalía Anticorrupción]. Como si todos esos millones valieran más que dejarse gobernar por un señor que nació de tal mujer o de tal hombre.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE EL DIARIO.ES. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

Poniatowska, Caparrós y Cristina Morales, escritores sobresalientes que encabezan la FIL Zócalo

viernes, octubre 18th, 2019

Martín Caparrós y el corresponsal italiano Giovanni Porzio protagonizarán este sábado 19 un “Mano a mano” sobre periodismo y literatura. Elena Poniatowska presentará su libro De la tierra al cielo, cinco arquitectos mexicanos. Morales presentó el miércoles su novela Lectura fácil.

México, 18 de octubre (EFE).- La española Cristina Morales y el argentino Martín Caparrós, ganadores del premio Herralde de Novela, así como la premio Cervantes mexicana Elena Poniatowska sobresalen entre los escritores que encabezan la Feria Internacional del Libro del Zócalo, inaugurada el pasado viernes en la principal plaza pública de México.

Morales participó este miércoles en la presentación de su novela ganadora del Herralde 2018, Lectura fácil, que estuvo a cargo de la mexicana Guadalupe Nettel, galardonada con ese premio en 2014.

Caparrós y el corresponsal italiano Giovanni Porzio protagonizarán mañana sábado 19 un “Mano a mano” sobre periodismo y literatura, en una jornada en la que el mexicano Jorge Volpi presentará Una novela criminal, el volumen con el que ganó el premio Alfaguara del año pasado.

Poniatowska aparecerá un día después en la presentación de su libro De la tierra al cielo, cinco arquitectos mexicanos.

Un total de 380 autores han estado presentes en la Feria, cuya apertura fue el pasado viernes con la ausencia de la Alcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien estaba anunciada pero no llegó.

“Recordemos las palabras del poeta estadounidense James Russell Lowell, ‘Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra’, lo que me parece la mejor descripción de lo que son los libros”, dijo el secretario de Cultura de la capital, José Alfonso Suárez del Real y Aguilera.

Numerosas editoriales ponen a la venta los libros de autores principales de la literatura universal, entre ellos el colombiano Gabriel García Márquez, el peruano Mario Vargas Llosa, los chilenos Pablo Neruda y Gabriela Mistral y el mexicano Octavio Paz, todos ganadores del Premio Nobel de Literatura.

La Feria Internacional del Libro del Zócalo 2019 tiene más de 600 actividades, incluyendo lecturas de poesía, mesas redondas, talleres y conciertos de música.

El festival literario sirve para rendir homenaje a varios autores, entre ellos los mexicanos José Agustín, por sus 75 años, Elmer Mendoza, por sus 70, y Fernando Melchor, ganador del premio Anna Seghers que otorga Alemania a jóvenes escritores.

El editor Héctor Martínez señaló que este Año Internacional de las Lenguas Indígenas estará presente en la Feria con el “Festival de Poesía en lenguas originarias: Voces desde la Raíz”, que reunirá a más de 15 poetas.

RESEÑA | Ida y vuelta, la cascarita literaria de Villoro y Caparrós durante el Mundial de Sudáfrica

sábado, agosto 24th, 2019

El futbol per se, es una paradoja, ya que es de los temas menos prestigiosos que existen, y al mismo tiempo, de los lenguajes más hablados en todos, o casi todos los rincones de la Tierra. Quizá ese es su encanto de este deporte. Villoro y Caparrós lo saben bien y, a través de sus correspondencias, analizan como aficionados e intelectuales las aristas que a lo largo de 150 años han logrado colocar al futbol por sobre el resto de los deportes. 

Ciudad de México, 24 de agosto (SinEmbargo).- Cuando un partido de futbol adquiere un ritmo vertiginoso en el que ambos contrincantes atacan constantemente sin cesar, se dice que el juego está de ida y vuelta… Justo como el recopilado de cartas que el escritor mexicano Juan Villoro y su similar argentino Martín Caparrós se escribieron durante el Mundial de Sudáfrica 2010.

Ida y Vuelta es el resultado de todas aquellas misivas que ambos autores, a sabiendas de su gran pasión por el deporte más popular del planeta, se enviaron vía electrónica durante los 3o días que duró la justa futbolera.

Todos los elementos que se confabulan en un partido de futbol son el lenguaje perfecto para relatar anécdotas de Villoro y Caparrós, de México y Argentina, de los “aztecas” y los “pamperos”, antes y durante la Copa del Mundo en cuestión. Pases cortos, taconcitos, paredes, rabonas, inglesitas, pases filtrados, dan ese sabor a este libro que no es exclusivo de aquellos amantes del deporte “de las patadas”, sino de aquellos que gustan de la literatura exquisita, pues lejos de este deporte, ambos escritores presumen una narrativa ínclita.

El futbol per se, es una paradoja, ya que es de los temas menos prestigiosos que existen, y al mismo tiempo, de los lenguajes más hablados en todos, o casi todos los rincones de la Tierra. Quizá ese es su encanto. Es bien sabido que Jorge Luis Borges, uno de los intelectuales latinoamericanos más influyentes del siglo XX, menospreciaba este deporte al grado de aseguran que “el futbol es popular porque la estupidez es popular” en un encuentro con César Luis Menotti, flamante entrenador argentino, campeón con “la albiceleste”  en 1978, y que también se caracteriza por ser un tipo letrado.

Pero Villoro y Caparrós, a través de sus correspondencias, analizan como aficionados e intelectuales las aristas que a lo largo de cien años han logrado colocar al futbol por sobre el resto de los deportes. Quizá sea justamente la simplicidad de este “jueguito” la que lo hace especial. Sus reglas son sencillas de entender hasta para los que no entienden de futbol, 11 contra 11, tres cambios, el balón puede ser tocado con cualquier parte del cuerpo, excepto con los brazos y manos; si el balón sale, el contrario lo pone en juego nuevamente.

En el balompié no se requiere una complexión tan marcada en los futbolistas como la exigida en otros deportes de conjunto (por ejemplo, en el basquetbol, un jugador con 1.60 m de estatura tendría una participación destinada al fracaso, y qué decir de un escuálido que intentara siquiera participar en el draft de la NFL).

Caparrós y Villoro concuerdan con que ese es el secreto que hace a este deporte el preferido de las multitudes, el que consigue arrebatos, maldiciones y alegrías. Para jugar Baloncesto se requiere de un aro y una bola que bote, para jugar volibol se precisa de una red, para jugar hockey es necesario contar con un bastón, pero en el futbol no se requiere de otra cosa que no sean al menos dos jugadores y aquello que haga las veces de una bola  que torpemente ruede.

Ida y vuelta dejó como saldo una buena amistad entre Villoro y Caparrós, que se fortaleció con la admiración hacia Lionel Messi, primero, porque el mexicano, después de ser necaxista es hincha culé, y el segundo por su obvio origen argentino, que no demeritó cuando el mexicano se refería a Diego Armando Maradona como el “gordito”, cosa que al “pibe” le caía como un jalón por la espalda enfilándose a la portería rival.

“La corrupción representa el realismo trágico de América Latina”, señala Alberto Salcedo

viernes, mayo 24th, 2019

En el libro Perdimos. ¿Quién gana la Copa América de la Corrupción?, los coautores narran historias de corrupción de sus países de origen.

Por Luis Velandia Pérez

Bogotá, 24 de mayo (EFE).- La idiosincrasia latinoamericana, magistralmente retratada en la literatura del realismo mágico, tiene también su lado oscuro, el “realismo trágico” de la corrupción, opina el cronista colombiano Alberto Salcedo Ramos, agudo observador de la realidad cotidiana.

“Yo lo ubicaría en el realismo trágico, porque la corrupción está más emparentada con nuestras desgracias que con nuestro folclor”, dice en una entrevista con Efe Salcedo Ramos al comentar el libro Perdimos. ¿Quién gana la Copa América de la Corrupción?, escrito junto a otros 19 autores latinoamericanos.

En el libro, editado por Planeta, Ramos (Barranquilla, 1963) y los demás coautores narran historias de corrupción de sus países de origen.

“El verdadero motor de las democracias latinoamericanas es la corrupción, es lo que permite la gobernabilidad (…) así que como dice un dicho mexicano: ‘quien no transa no avanza'”, afirma.

El cronista y periodista agrega: “En América Latina (esa idea) se aplica al pie de la letra, incluso diría que esa frase podría estar en cualquiera de los escudos de los países”.

El libro, editado por los escritores argentinos Diego Fonseca y Martín Caparrós, pretende hacer un recorrido por uno de los grandes problemas de América Latina a lo largo de 328 páginas y dar una mirada sobre esos “vasos comunicantes en la corrupción” de todos los países.

“En este momento el libro es más necesario. Yo creo que en el caso colombiano se ha visto que el conflicto armado funcionó durante muchos años como una cortina perfecta para tapar el gran problema de la corrupción”, añade Salcedo Ramos.

A pesar de ello, se niega a pensar que la corrupción es inherente al ser humano porque, con ella, como menciona el título del libro, “todos perdemos”, y lo único que está por verse es quién gana con el fenómeno.

Salcedo Ramos, ganador del Premio Ortega y Gasset en 2013, considera que en algunos “pequeños detalles” es donde se reconoce que “no tenemos remedio” como sociedad.

“Cada vez que tú vayas a una papelería colombiana a sacar una fotocopia y veas que la grapadora está sujetada a un clavo a través de una gruesa cadena y que el bolígrafo también está sujetado, no pierdas de vista que esos dos detalles, aparentemente anecdóticos, en realidad son expresiones visibles de nuestra derrota como país, de nuestro fracaso como país”, ejemplifica.

El cronista, autor de varios libros de literatura de no ficción como La eterna parranda, El oro y la oscuridad. La vida gloriosa y trágica de Kid Pambelé y De un hombre obligado a levantarse con el pie derecho, cree que el papel del periodismo frente al poder debe ser de “veeduría” y “control”.

Por ello afirma que se ha “frivolizado” y “banalizado” el periodismo en los últimos tiempos y que “ha caído muy bajo”.

“Los medios tienen que profundizar y llegar allá donde no llega ninguna red social. Y no tenerle miedo a ser de nicho, yo no creo que haya que seguir pensando en medios que sean para todo el mundo, yo creo que cada medio debe escoger a qué tipo de lector quiere merecerse”, manifiesta.

Para Salcedo Ramos, que es maestro de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), el oficio “lo pone a uno en un escenario en el que necesariamente tiene que ponerse en los zapatos del otro” y, al igual que la literatura, tiene el poder de poner “espejos” frente a las personas para que se puedan ver.

“Los escritores de ficción hacen su trabajo con mucha frecuencia frente al espejo y los de no ficción hacen su trabajo saltando por la ventana y ocupándose de los que están allí afuera, eso me gusta de mi trabajo (…) acordándome de que yo no soy el único ser vivo de esta tierra, de que hay más gente allá afuera”, afirma.

El nuevo periodismo ha encontrado en los libros su refugio para seguir contando historias, como la de la llamada “bonanza marimbera” (1976-1985), sobre el origen del narcotráfico en el país que lo empujó a investigar en la desértica región de La Guajira colombiana, fronteriza con Venezuela, y que contará en su próximo libro.

“Yo creo que ese periodismo ha ido mutando hacia los libros, porque en los medios clásicos ya no está encontrando espacio, entonces hemos vuelto a algo que nos ha caracterizado durante gran parte de nuestra historia, el exilio”, dice.

Y es por eso que, para Salcedo Ramos, “el periodismo narrativo encuentra su espacio en el exilio. Los libros, creo yo, son un feliz exilio”.

“El periodismo no está en crisis, sino en un proceso de búsqueda”, dice el escritor Martín Caparrós

sábado, abril 6th, 2019

Lo que Caparrós tiene claro es que el periodismo necesita alejarse del modelo tradicional “de grandes diarios de papel que son los portadores de la verdad” y buscar un cambio sustentado en nuevos formatos que huyan de la inmediatez del periodismo clásico.

Por Aitor Pereira

Córdoba (Argentina), 6 de abril (EFE).- Hace más de 40 años que el argentino Martín Caparrós se adentró en el mundo del periodismo, lo que lo convierte en una voz autorizada para hablar de un oficio que considera “no está en crisis”, sino en un “proceso de búsqueda”, a pesar de que “los grandes medios” proyecten otra realidad.

“Los grandes medios están en crisis (…) Como esos grandes medios todavía tienen cierto poder nos han convencido de que su crisis es la crisis del periodismo. El periodismo no está en crisis, es un proceso de reconversión, de búsqueda”, aseguró a Efe en la ciudad argentina de Córdoba.

Cuando habla sobre la profesión que todavía ejerce, ahora en España, se muestra optimista y asegura que es un momento “súper interesante”, ya que la era digital ha brindado “muchas más opciones para buscar la información”.

“Eso a veces tiene un resultado desfavorable porque la gente se mete en lugares poco fiables”, agregó para luego matizar que la gente en este punto debe sentirse “privilegiada” porque dispone de “una pluralidad de voces sobre cada asunto que antes era muy difícil”.

Lo que Caparrós tiene claro es que el periodismo necesita alejarse del modelo tradicional “de grandes diarios de papel que son los portadores de la verdad” y buscar un cambio sustentado en nuevos formatos que huyan de la inmediatez del periodismo clásico.

“Yo creo que es obvio que ya no tenemos el monopolio de la información inmediata, me entero de las informaciones más inmediatas en Twitter. Eso creo que ya está llevando a alguna gente a reflexionar sobre que hacemos con los medios de prensa. (…) Por un lado está esa posibilidad de trabajar el análisis, la reflexión y por otro lado el relato, la crónica, el reportaje”, agregó.

Durante los últimos 40 años, este periodista nacido en Buenos Aires en 1957 se ha adentrado también en el mundo de la literatura, produciendo varios libros sobre temáticas muy diversas. Una de ellas es la pobreza y “el hambre”, que da título a la obra que publicó en 2014 en la que analizaba como este fenómeno afecta de manera diferente en varias partes del mundo.

Tanto en sus libros como en sus artículos siempre ha sido muy rotundo en este aspecto, y es que la pobreza y el hambre que trae consigo se relacionan “con la forma en que esta sociedad está organizada, con quienes concentran la riqueza”.

“No hay distribución justa de la riqueza, del trabajo y de las oportunidades, de casi ninguna de las cosas que hacen que la sociedad funcione”, subrayó, sin titubear al afirmar que esto es una crítica directa al “capitalismo”, a la “forma en que están organizados los sistemas en los que vivimos”.

Afincado desde hace varios años en España, donde actualmente se encuentra escribiendo una serie de crónicas “sobre las grandes ciudades latinoamericanas”, Caparrós visita con frecuencia su Argentina natal, un país que cerró 2018 con una tasa de inflación superior al 47 por ciento y con un índice de pobreza del 32 por ciento, según datos publicados ayer.

“En esta visita me he encontrado, y además he trabajado sobre ello, que los comedores donde se da comida, en general en villamiserias o en sitios marginales, a chicos que no tienen suficiente, están desbordados. Hay una demanda enorme de comida mucho mayor”, valoró.

Después de un momento de reflexión afirma que el paradigma en Argentina está cambiando, pasando de ser un país, como él lo definía, de “tiovivo”, en el que “siempre están volviendo al mismo sitio y dando vueltas y vueltas”; hacia un país de “tobogán, porque la gente tiene la sensación de que están cayendo y nunca se detiene la caída “.

“Lo mejor que tiene una lengua es que es incontrolable, más que le pese a sus Academias y a sus satélites. La lengua no le pide permiso y no espera para seguir reproduciéndose y recreándose todo el tiempo”, declaró.

La relación que tiene Caparrós con la palabra es sin duda especial por su cercanía, ya que se pasa la vida “eligiendo palabras”, por lo que sus vínculos con estas cambian en función “del momento de la frase, aunque asegura que, si “hoy, ahora”, tuviera que elegir una palabra favorita esta sería “tremebundo”, por ser “disparatada, una palabra excesiva, innecesaria”.

Conmemora la 37 FILO, el 50 aniversario de 100 años de soledad

sábado, noviembre 11th, 2017

A fin de conmemorar los 50 años de la publicación de 100 años de soledad, una de las obras cumbre de Gabriel García Márquez, la 37 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO) ofreció la mesa El periodista que escribió 100 años de soledad, con la participación de Gonzalo Martínez, de la Fundación Tomás Eloy Martínez; Martín Caparrós, periodista argentino; Darío Jaramillo, escritor y poeta colombiano; y Jaime Abello, director general de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).

Oaxaca, 11 de noviembre (SinEmbargo).- Fue Jaime Abello quien abrió la conversación recordando una frase de García Márquez: “no quiero que me recuerden por 100 años de soledad ni por el Nobel, sino por el periódico”. Esto lo dijo en referencia a un proyecto de periódico que estaba planeando antes de morir y esta declaración del homenajeado, dio pie a que los participantes recordaran su legado periodístico, el cual fue su primer oficio antes de saltar a la fama internacional como novelista.

Durante la charla dieron a conocer que en 1948, siendo Gabriel García Márquez un indeciso estudiante de derecho en Cartagena, fue invitado a colaborar en un periódico local del lugar, El Universal, donde trabajó hasta 1961.

“Sus primeros textos eran de un descaro impresionante, de alguien que creía que podría escribir lo que quisiera. Era muy bueno”, señaló Martín Caparrós.

El homenaje para 50 años de soledad. Foto: FILO

En ese lapso, escribió La hojarasca, la cual logró publicar luego de muchos rechazos y recomendaciones de que siguiera dedicándose exclusivamente al periodismo.

Pese a su vena literaria “ejerció el periodismo como oficio matriz, donde podía canalizar sus habilidades e inquietudes”, apuntó Abello.

En la charla se recordó su llegada a México “el país de la esperanza” en aquel tiempo, pues recibía migrantes y refugiados de todas partes. Fue aquí donde siguió trabajando como periodista de forma anónima en una revista para mujeres.

También en México escribió 100 años de soledad. No obstante su género, en este libro se advierte también su vena periodística, como señaló Jaramillo. “Él había utilizado los números como recurso periodístico porque da verosimilitud a la novela, empezando por el título”. Ejemplificó esto con una numeralia de las cifras que se manejan. “Tan sólo en el primer capítulo hay 16 precisiones numéricas”.

Entre los legados de García Márquez, además de su obra, está la fundación para impulso del periodismo que lleva su nombre, y la cual es colaboradora de la FILO, entre otras, con el Taller de Libro Periodísticos impartido por Caparrós.

Libros de editorial JUS: Más allá de lo católico, una transformación de cabo a rabo

sábado, octubre 14th, 2017

JUS Editorial surgió a mediados de los ’30 y 40 años más tarde, se transformó como una firma eminentemente religiosa. Hoy tiene varios títulos más, como MalPaso, Barataria, DIVx, Lince, en la que publican desde cómics hasta biografías. No han dejado de lado lo religioso, pero en esta entrevista, Juan Antonio Montiel, su director, cuenta la ampliación de la empresa.

Ciudad de México, 14 de octubre (SinEmbargo).- Juan Antonio Montiel (Puebla, 1972), es licenciado en Ciencias humanas y maestro en Literatura Iberoamericana de Puebla. En 2003 obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados en Filosofía en la Universidad de Barcelona, España. Entre 1998 y 2001 fue coordinador del Área de Arte y profesor de Teoría de la Literatura en la UIA-Puebla.

Vive en Barcelona, España desde 2001 y, entre 2003 y 2005, donde tiene a su cargo la editorial JUS, una empresa que le ha sacado varias ronchas a Planeta y a Penguin Random House.

MalPaso, uno de los sellos que dirige, tiene obras de Bob Dylan, ha sacado la biografía de Morrissey y recientemente un libro de Martín Caparrós y, lejos de ello, JUS, como marca editorial no parece quedarse muy atrás.

Son todos libros bellos, exquisitamente editados, que tiene en México probablemente el tema del costo (son caros), pero que a la hora de competir con las editoriales más fuertes no se echan para atrás.

“Es que estamos transformando de cabo a rabo la editorial. Es una editorial muy antigua, ha habido muchas editoriales a lo largo del tiempo, libros sobre teatro, libros del PRI y ahora la transformación que está sufriendo es la más radical de todas”, cuenta Juan Antonio Montiel, su director.

“Ahora forma parte del grupo MalPaso, que tiene varios sellos además y sin dejar de ser una editorial mexicana, se trasladó a Barcelona, desde donde dirigimos. Por fortuna para mí, nos hemos puesto a publicar los libros para lectores que le gustan los libros, que le gusta leer. Parece sorprendente hablar de esto, pero hay muchas editoriales que sacan libros para gente que no le gusta leer, que se inicia en la literatura”, agrega.

Tiene razón Montiel. La literatura muchas veces tiene vergüenza de abrirse paso entre los miles de libros que pueblan las tiendas, como si su condición esencial le quitara competencia entre tantos volúmenes. Sin embargo, hay un grupo de lectores a los que les gusta leer y que están esperando libros con una calidad muy alta y para ellos está trabajando JUS.

­–MalPaso publica libros muy importantes, pero al mismo tiempo mantiene su carácter independiente. Es un grupo raro, ¿verdad?

–Sí, es cierto. Es curioso porque somos editoriales independientes sobre todo en proporción con los grandes grupos que se van formando poco a poco. Sin embargo, con mucho entusiasmo y con mucha proyección por parte de MalPaso, espero que pronto JUS tenga ese tamaño, ahí estamos dando batalla.

–¿En el caso de JUS, cómo será la competencia con Planeta y Penguin Random House?

–Fundamentalmente publicando a muchos autores, muy importantes, pero que nunca habían sido publicados en español. Compitiendo además con el cuidado editorial de los libros. Yo me formé con un editor muy importante en España, Jaume Vallcorba, de Acantilado, estoy formado como un editor artesanal. He trabajado mucho con Ignacio Echevarría, que lleva los clásicos de la Academia y también está concentrado en esa especie antigua del trabajo editorial.

Rodeado por sus libros. Foto: Cortesía

–¿Cuáles son los primeros libros en esta transformación?

–Un buen ejemplo de esto de rescate de libros muy importantes que han sido dejados de lado es Las últimas noches de París, de Philippe Soupault, cofundador del movimiento surrealista con André Breton. Cuando abandonó el surrealismo sacó este libro interesantísimo que nosotros publicamos en español, donde la búsqueda de una mujer misteriosa hace al protagonista sumergirse en la negra noche parisina. Tenemos también una colección de crónicas, se trata de una colección de libros de actualidad donde publicamos el libro Malayerba, que ahora con el asesinato de Javier Valdez Cárdenas lamentablemente se ha puesto muy a la moda. Publicamos también la historia de un naufragio en 1870, Los náufragos de las Auckland, donde cinco náufragos se quedaron ahí 22 meses y lograron sobrevivir de milagro. Lo que tienen en común estos libros es que están narrados desde el punto de vista del superviviente, lo cual los hace interesantísimos.

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–¿Habrá libros de ensayo literario?

­–Sí, en la colección Pensamiento. Acabamos de publicar el libro de Mario Campaña, que es un poeta, ecuatoriano, que escribió una historia de la democracia que tomó como punto de partida una intuición muy interesante, que es que la democracia siempre ha tenido una serie de elementos aristocráticos que no han desaparecido jamás. El libro se llama Una sociedad de señores, porque quizá, como afirma el autor, los amos “nunca se fueron”. También tenemos el libro de Joseph Mitchell, periodista de The New Yorker, La fabulosa taberna de McSorley, veintisiete crónicas publicadas en la sección del New Yorker dedicada a los perfiles de los personajes más exóticos de la ciudad. Como si aquello que queremos ocultar, fuera lo que más nos define. El periodismo ha sido importantísimo para la literatura y eso es lo que queremos demostrar.

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ENTREVISTA | Martín Caparrós reedita “La historia”, un libro publicado hace 20 años

sábado, mayo 6th, 2017

Martín Caparrós está pronto a cumplir 60 años. La edad le sorprende un poco para este hombre que escribe desde hace mucho tiempo y mucha diversidad. Sin embargo, ha elegido para festejarlo la reedición de su libro favorito La historia (Anagrama) y un pequeño libro distribuido a sus más amigos y a sus fans dedicados a sus abuelos. De esa historia y algunas opiniones sobre la crónica habla en esta entrevista.

Ciudad de México, 6 de mayo (SinEmbargo).- Martín Caparrós ha sido invitado a hablar de la crónica en su transitar por el mundo dando cuenta de esta especialidad periodística que la considera, en esencial, muy diferente entre sí.

Presentado por el periodista colombiano Felipe Restrepo participó de una charla titulada “Los cronistas explican el mundo”.

Martín Caparrós nació en Buenos Aires en 1957, tradujo a Voltaire, a Shakespeare y a Quevedo, publicó muchos libros y ahora vive en Madrid. Autor de Lacrónica, un tratado para ver qué es y qué no es el periodismo moderno, una especie de periodismo más trabajado que el que se hace de costumbre, en extensiones mayores para escribir y para publicar y con un estilo propio, distinto al que se maneja en las noticias de los periódicos.

“La crónica es todo aquello que no es noticia, teniendo en cuenta que noticia es lo que eligen los medios basados en la vida de futbolistas, tetonas y en las muertes masivas por una guerra o un terremoto. Pero preguntarse a quién le interesa la crónica, es más bien una pregunta que me incomoda y cuya respuesta no me importa”, dijo Caparrós.

“Escribir crónica es algo que me gusta hacer y que considero que está bien, se debe a mi voluntad, no tiene que ver con los resultados obtenidos. Si después resulta, hay a quien le interesa, es un problema que no termina de ser el mío. Últimamente hay algunos medios que han visto la buena posibilidad de publicar textos más largos, firmados y es así cómo se ven algunas crónicas”, añadió.

En entrevista con Puntos y Comas habló de la crónica, de sus próximos 60 años (encaminados a reeditar La historia, uno de sus libros más importantes), de Donald Trump y algunos medios.

­–¿La crónica es como la gran puerta abierta del periodismo hoy?

­–No, tampoco. Sería lo contrario a la idea que yo me hago de que hay una sola manera de hacer las cosas. El concepto de la crónica es que hay muchas maneras para hacerla, puede incorporar formas muy distintas. Siempre estoy abogando por incluir formas nuevas, siempre insisto en eso. Hay muchas formas de hacer periodismo y me parece que es una época que se presta mucho para eso.

–También hay una manera muy fácil de falsear las informaciones ahora

­–No lo sé. No creo que sea más fácil que antes. Cuando hablan de la post-verdad y todo eso pienso en la frase de Borges que decía que “nos habían tocado tiempos más difíciles en los que vivir”. Nos gusta pensar que nuestro momento es el peor de todos. La prensa siempre mintió, los políticos siempre mintieron, que ahora haya mayor velocidad para difundir con más eficacia esas mentiras, no quieren decir que sean nuevas.

–La concentración de los medios en pocos dueños también propician la mentira. Clarín en Argentina, por ejemplo…

­–Todos los diarios. Página 12 publicó hace algunas semanas una foto en la tapa diciendo brutal represión en la autopista de no sé dónde, sólo que había sucedido dos años antes durante el gobierno de Cristina Kirchner. Todos los medios o se equivocan o mienten, pero lo importante es que eso sucede cada vez menos porque cada vez hay más circulación para las maneras de comprobar si eso es cierto o no cierto. Si un periódico hace algunos años mentía, al día siguiente comenzabas a darte cuenta de eso, hoy no, las redes sociales se encargan al instante de desmentirlo.

­–¿Qué piensas de Donald Trump?

­–Lo que me llama la atención es creer que por qué Trump es un caso aparte. En términos de la historia de los Estados Unidos, Trump es una continuación de ella. Como la mayor parte de lo que se lee y critican a Trump ya sucedían allí. Aquí en México ya son muy conocidos los tres millones de mexicanos deportados por Barack Obama. Y tantas otras cosas más. El año pasado Estados Unidos tiró 18 mil bombas y no estaba Donald Trump. Lo que hace Trump es limpiar la historia de los Estados Unidos. No me parece que ese país haya sido un oasis maravilloso antes de la asunción el 20 de enero de 2017. Era el país que dominaba el mundo y para dominar el mundo siempre hace falta hacer cosas que no son amables y era el país que dominaba el discurso del mundo. Con Trump no aparecieron el país que dominaba el mundo ni las mentiras de la prensa, la post-verdad y todo eso. A muchos les resulta muy cómodo pensar que todo eso empezó con él. Por otro lado, me cabrea un poco pensar que Trump es la suma de todos los males, he tenido varias discusiones al respecto en las últimas semanas, con gente que me dice ahora con él todo es un desastre…puede ser para nosotros, pero para el tipo que está pasando hambre en Níger no le importa nada que Trump sea el presidente de los Estados Unidos. Hay mucha gente para la cual él no le cambia nada porque ya estaban en la mierda antes que él.

­–¿Y vos cómo estás? ¿Ganaste un premio con el nombre de Ryszard Kapuściński?

­–No, todavía no se dictaminó. Estoy como candidato por El hambre. En España me dieron hace un par de meses el Premio Internacional de Ensayo Caballero Bonald 2015. Va a salir la edición en inglés en este año y se hará una película con bastantes medios, un documental con mucho trabajo para reproducir El Hambre. Todavía no te puedo decir el director. Estoy dedicado a una tarea dificilísima que consiste en cumplir 60 años el mes que viene, así que estoy en pleno trabajo.

­–¿Y qué harás?

­–Como no sé muy bien hacerlo de otra manera, lo festejaré con libros. El 29 de mayo, que es el día de mi cumpleaños, se presenta en Barcelona La historia, editado por Anagrama, que se publicó hace 20 años en Argentina y circuló muy poquito. Es un libro de 1000 páginas. No es fácil, pero es el libro que me importa más haber escrito. Así que me da mucho gusto que se vuelva a publicar.

­–¿Lo corregiste?

­–No, algunas cositas, pero nada más. Si hubiera tenido que corregir hubiera escrito otro y lo que me interesa es mostrar la reconstrucción de una civilización que nunca existió. Estoy muy contento de que salga ahora con Anagrama. Además estoy haciendo un librito para regalar sobre mis abuelos.

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ENTREVISTA | Escribir contra el público, el gran desafío del periodismo moderno: Martín Caparrós

lunes, septiembre 5th, 2016

Para el autor de Lacrónica (Planeta), escribir a favor del ranking es entrar en el círculo vicioso de la porquería, de la basura, representada por las “tetonas millonarias” y las peripecias sentimentales de actrices y futbolistas que acumulan miles de clics en la red.

Ciudad de México, 5 de septiembre (SinEmbargo).- El periodista y escritor argentino Martín Caparrós detesta la palabra “manual”, pero sin embargo su nuevo libro Lacrónica (así, todo junto), deviene en un muy adecuado mapa de ruta para quienes quieran aventurarse en el periodismo narrativo.

Fiel a su estilo honesto y brutal, el autor de El hambre, El interior, Living (Premio Herralde de Novela), entre muchos otros libros de investigación periodística, ensayo y literatura, publica sus largos reportajes  trabajados con las herramientas del relato, de la novela, el ensayo o la poesía para encontrar maneras nuevas de contar el mundo.

“Martín Caparrós va de la selva boliviana, donde se cuece la coca, a las playas de Sri Lanka, donde los niños se venden por monedas; de los bombardeos aéreos de Belgrado a la bomba capitalista de Hong Kong (la ciudad vertical, donde la única tierra llana desocupada que se ve es el mar), de las transexuales de Juchitán a los jirones de La Habana, del condenado a muerte en su prisión texana al ex dictador Videla en sus paseos matinales, de las guerrillas de Colombia al corazón de Boca Juniors, de la palabra a la palabra”, explica el boletín de prensa distribuido por Planeta

“En esos y otros confines del mundo mal conocido, Caparrós construye estas piezas de un género tan antiguo como nuevo: eso que llama LaCrónica y que se ha transformado en una de las formas más fecundas de la literatura en castellano para describir la contemporaneidad. Son historias: grandes reportajes trabajados con las herramientas del relato, de la novela, el ensayo o la poesía para encontrar maneras nuevas de contar el mundo”, agrega.

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Para el autor de El hambre, el periodismo no constituye un oficio en extinción y el género de la crónica es “el periodismo que sí dice yo, porque la objetividad es estructuralmente imposible”.

“La crónica no es sinónimo de mejor escritura, es sinónimo de ambición de mejor escritura. A algunos, por supuesto, les sale mejor y a otros peor. No hay nada garantizado”, afirma.

Martín Caparrós nació en Buenos Aires en 1957, se licenció en historia en París, vivió en Madrid y Nueva York, dirigió revistas de libros y revistas de cocina, tradujo a Voltaire, a Shakespeare y a Quevedo, recibió el premio Planeta y el premio Herralde de Novela, el premio Internacional de Periodismo Rey de España y la Beca Guggenheim.

En el libro, Caparrós rinde un homenaje a su admirado Ryszard Kapuscinski, el periodista, historiador, escritor, ensayista y poeta polaco que fue un referente para muchos profesionales de la información en todo el mundo. Caparrós le entrevistó, o habló con él, en varias ocasiones. En una de ellas Kapuscinski le dijo: “Para ser periodista hay que ser, ante todo, un buen hombre o una buena mujer; buenos seres humanos. Una mala persona nunca puede ser un buen periodista”.

No está tan seguro Caparrós de que sea así a pies juntillas -“he conocido -dice- a muy buenos periodistas que eran muy mala gente”- pero sí cree que “si nos ponemos en términos de cómo encara su trabajo, su función profesional, claro que hay que ser buena persona en eso. Y no engañar al lector. Hablamos de un profesional decente, íntegro, no tanto de una buena persona”.

En esta entrevista concedida en Ciudad de México, presto a partir rumbo al Hay Festival de Querétaro, el escritor sudamericano muestra su faceta más íntima, sin dejar por ello de criticar el mal periodismo y las críticas a un oficio en el que parece creer con cierta devoción.

Es un militante fervoroso del periodismo, aunque seguramente no le gustará que le colguemos esa etiqueta. Foto: Especial

Es un militante fervoroso del periodismo, aunque seguramente no le gustará que le colguemos esa etiqueta. Foto: Especial

–Es un libro de crónicas y al mismo tiempo un manual de periodismo…

–No me gusta la palabra manual, en el sentido de un libro que te dice lo que hay que hacer, de cierta normatividad. Pero sí me gustaría pensar este libro como una especie de guía de discusión, no que te diga lo que hay que hacer, pero sí que te diga sobre lo que vale la pena discutir, reflexionar, pensar, para tratar de hacer un mejor periodismo.

–Están bien las técnicas, pero no hay mejor técnica que la dedicación, el talento…

–Sí y eso de que están bien las técnicas también es discutible, según cuáles sean esas técnicas. Para citar un ejemplo bastante común, estoy bastante en contra de la pirámide invertida que se enseña a todos los chicos en las escuelas de periodismo. Esa forma de escribir pensando que no te van a leer, eso de poner todo en las primeras cinco líneas porque supones que luego no te van a seguir leyendo, es tristísimo.

–Cuando yo me iniciaba en el periodismo me gustaba pensar que escribía para alguien, que había un lector

–Pero a veces también al lector se lo usa como excusa para no pelear contra las propias incapacidades. Esta idea de no poner cosas porque el lector supuestamente no lo va a entender o no hacer textos largos porque el lector no va a llegar hasta ahí. Ese es el primer uso del lector que me incomoda. Siempre digo que escribo como si el lector que se va a encontrar con mi texto fuera la persona más inteligente del mundo y que me resultará difícil contentarlo. En la otra idea en la que empecé a pensar hace un tiempo es en escribir contra el público. Solía decirse que el periodismo consiste en contar algo que alguien no quiere que se sepa y últimamente creo que el periodismo es contar algo que nadie quiere saber. Hemos entrado en la lógica del rating en los medios escritos, gracias a Internet y entonces muchos editores saben inmediatamente lo que el público favorece y lo que no y tratan de darle más de eso para conseguir más clics. Ahora en general lo que el público favorece es basura y eso nos lleva a escribir y publicar más basura, creando un círculo vicioso del que resulta muy difícil salir. Entonces me parece que hay que escribir contra esa demanda del público. Lo más leído de los medios siempre es penoso: tetonas millonarias, los romances de las actrices, por eso decía que el periodismo es contar algo que nadie quiere saber.

–En donde sea posible…

–Sí, como los últimos mohicanos. Hay que creer en lo que uno hace y pensar que alguien lo va a leer, pero no hacer lo que los rankings te pidan porque si no entras en el círculo vicioso de la porquería y la basura.

–¿Lees los comentarios que te hacen en la red?

–No. En un tiempo hacía un blog para el periódico El País donde había bastante gente que se dedicaba a insultarme, no decían nada que valiera la pena ser leído y dejó de interesarme. No sé cómo es en México, pero en Argentina el nivel de los comentarios es bajísimo. Y es triste si lo comparamos con el nivel de los medios franceses, ingleses o americanos, donde muchas veces los comentarios suelen ser aportes muy interesantes del tema que se está tratando. Personas informadas, que saben de lo que hablan y que te proporcionan un aspecto nuevo del artículo que escribiste. Las puteadas no sirven para nada.

–A mí el único insulto que me puede es cuando me dicen que no escribo bien, pueden decirme asesina serial, menos eso…

–(risas) Lo que me duele es cuando me insultan con faltas de ortografías. Si me van a insultar al menos que lo hagan bien. Eso sí que no lo soporto.

–Dices que el ejercicio de la crónica te dio un sentido de latinoamericanidad que no tenías

–Sí, eso es cierto y dentro de lo general de la crónica, lo particular de mi participación en la Fundación para el Nuevo Periodismo, que fundó Gabriel García Márquez. Me puso en contacto con un montón de personas que en todo Latinoamérica estaba tratando de hacer un periodismo con premisas muy parecidas a las mías. Me dio la sensación de que de una punta a otra del continente estábamos tratando de hacer lo mismo y ese sentimiento de latinoamericanidad no lo había experimentado haciendo ficción.

–Dices que la crónica duda, que te desafía a narrar lo cercano, que te exhorta a encontrar en la realidad algo interesante para contarle a los demás…

–Esa forma de jerarquizar la noticia nos induce a tener una mirada sobre el mundo que consiste en pensar que lo que importa son los que tienen el poder político, económico, mediático…, lo que te dice es que está bien que el mundo esté organizado de tal modo que existan los que tienen poder y es de ellos que debes ocuparte. Por eso digo que hay que mirar hacia otros lados, no necesariamente mirar para otros lados es mirar a los más pobres y desfavorecidos…Mirar hacia otros lados es poner en cuestión la idea del mundo.

–¿Hay algún lugar donde se haga mejor crónica que en otro?

–Mmm…no estoy tan seguro. No es una actividad tan masiva como para pensarla en términos nacionales. Hay gente que lo hace bien en muchos países y tampoco son tantos como para determinar si hay mejor crónica en Chile que en Ecuador.

–En muchas de las crónicas predomina el diálogo… ¿te costó?

–Sí, me costó. En mis primeras novelas no ponía diálogos, en parte porque me sentía más vanguardista que eso, pero la realidad es porque no me salían. No sabía cómo hacer un diálogo que no sonara muy falso. Cuando empecé a escribir crónicas ya tenía varias novelas publicadas, pero no tuve más remedio que dialogar y empecé a desarrollar un oído para eso que me parecía que funcionaba. Me importa mucho reproducir los diversos tonos del castellano, puesto que todos son muy distintos y muy elocuentes. Siempre dije que no entiendo a estos periodistas que traducen sus entrevistas al “periodistiqués” y terminan hablando todos igual,  con esa segunda lengua que los periodistas torpes usan para escribir. Yo trataba de escuchar esa música del habla de la persona con la que tenía que trabajar y así aprendí a dialogar. Ahora en mis novelas pongo mucho más diálogos y me siento más cómodo con eso. Me parece muy importante reproducir el habla, me parece muy importante el contenido como la forma de lo que se dice. Por eso me impresiona que tantos periodistas no le presten atención a esa forma y la traduzcan al “periodistiqués”.

–Hablas del idioma español del continente, que se va desencontrando en el tiempo… ¿es un tema que te preocupa particularmente?

–Lo que pasa es que vivo en varios españoles. Soy argentino pero vivo en Madrid, he pasado largas temporadas conviviendo con el español colombiano, tengo muchos amigos mexicanos y de otros lugares y hay veces que no sé cómo se dicen las cosas. Ayer me pasó algo gracioso, le estaba contando a un amigo una historia en la que tenía que decir “título de transporte internacional”, por decirlo de alguna manera burocrática. Y no sabía cómo decirlo. Sabía que en Argentina a eso se lo llama “pasaje”, pero en España dicen “billete”, en Colombia “tickete” y en México “boleto”. Es curioso que una palabra que debería tener una gran tendencia a la globalización porque en definitiva de lo que habla es de trasladarse de un lugar a otro, sea distinta en cuatro formas de hablar el castellano. Todo ese tipo de cosas me parece fascinante. Estoy en una posición de ver todos los castellanos y me precio de conocerlos un poco. Me da gusto mucho jugar con ellos, además, pero en el momento de escribir hay algo que hay que decidir y hace mucho que decidí que escribo en argentino. Cuando estaba escribiendo El hambre tenía que traducir diálogos de idiomas africanos o asiáticos y los traduje con voseo. Una mujer en Bangladesh me dice, por ejemplo: –Vos, ¿qué querés saber? No me dices, qué quieres. Al principio me sonó un poco raro, pero si estoy traduciendo, ¿por qué voy a hacerlo en un idioma ajeno?

–¿El periodismo condicionó tu vida personal?

–No lo sé, porque me hice periodista a los 16 años de edad, ¿cómo habría sido mi vida sin eso? Seguramente distinta, pero no puedo saberlo porque nunca fui sin eso. Lo que no me gusta es el ejercicio pobre del periodismo, anda muchos malos periodistas dando vuelta. Ayer veía un periódico importante en México y la nota principal, que trataba sobre la muerte de Juan Gabriel, tenía por lo menos seis errores gruesos en el primer párrafo. Era la nota principal que abría el periódico. O veo gente que opina sobre todo sin tener la menor idea de nada. Todo eso me cabrea, pero igual me cabrea un médico que no hace bien su trabajo. No creo que haya cosas intrínsecas en la profesión que condicionen la vida…

–Bueno, en esta etapa de mi vida y de mi trabajo, hay cosas que ya no me resultan cómodas, como la soberbia, opinar sobre todo, valoro mucho más el escuchar, por ejemplo…

–Es que escuchar es una palabra clave. Una de las grandes ventajas del periodismo es que te da una buena razón para escuchar y para convencer a otros de que te hablen. Eso me parece genial. Detesto eso de hablar más de lo que escucho. Vengo de Colombia, de dar charlas y todo eso y llegué a México saturado de mí mismo, así que ayer me propuse estar todo el día en silencio y lo logré. Fui feliz.

 

Martín Caparrós, autor de “LaCrónica” y “Echeverría”, habla de sus nuevos libros

sábado, abril 23rd, 2016
Martín Caparrós nació en Buenos Aires, Argentina, en 1957. Foto: efe

Martín Caparrós nació en Buenos Aires, Argentina, en 1957. Foto: efe

“LaCrónica”: grandes reportajes trabajados con las herramientas del relato, de la novela, el ensayo o la poesía para encontrar maneras nuevas de contar el mundo. “Echeverría”: narra la vida de un joven del siglo XIX que se convierte en un intelectual para consolidar la identidad nacional argentina mediante la creación de una literatura propia

Ciudad de México, 23 de abril (SinEmbargo).- La página de la editorial Planeta Argentina ha colgado un video donde el periodista y escritor Martín Caparrós habla de su nuevo libro periodístico, LaCrónica.

“Son décadas de recorrer el mundo y preguntarse cómo contarlo. Martín Caparrós va de la selva boliviana, donde se cuece la coca, a las playas de Sri Lanka, donde los niños se venden por monedas; de los bombardeos aéreos de Belgrado a la bomba capitalista de Hong Kong (la ciudad vertical, donde la única tierra llana desocupada que se ve es el mar), de las transexuales de Juchitán a los jirones de La Habana, del condenado a muerte en su prisión texana al ex dictador Videla en sus paseos matinales, de las guerrillas de Colombia al corazón de Boca Juniors, de la palabra a la palabra”, explica el boletín de prensa.

“En esos y otros confines del mundo mal conocido, Caparrós construye estas piezas de un género tan antiguo como nuevo: eso que llama LaCrónica y que se ha transformado en una de las formas más fecundas de la literatura en castellano para describir la contemporaneidad. Son historias: grandes reportajes trabajados con las herramientas del relato, de la novela, el ensayo o la poesía para encontrar maneras nuevas de contar el mundo”, agrega.

[youtube lHxFQ9hrj2g]

Para el autor de El hambre, el periodismo no constituye un oficio en extinción y el género de la crónica es “el periodismo que sí dice yo, porque la objetividad es estructuralmente imposible”.

“La crónica no es sinónimo de mejor escritura, es sinónimo de ambición de mejor escritura. A algunos, por supuesto, les sale mejor y a otros peor. No hay nada garantizado”, afirma.

 

LaCrónica, un tratado de periodismo en tiempos antiperiodísticos. Foto: Especial

LaCrónica, un tratado de periodismo en tiempos antiperiodísticos. Foto: Especial

LA NOVELA ECHEVERRÍA, EDITADA POR ANAGRAMA

Prolífico e incansable, Martín Caparrós, residente en Barcelona, acaba también de presentar su reciente novela, Echeverría, editada por Anagrama, donde transita por la historia de Argentina –su país natal-, a través del precursor de la configuración de su identidad cultural, el escritor y poeta Esteban Echeverría, en una novela homónima donde le muestra su respeto, “más que por sus obras” por ser “el autor de la literatura argentina”, ha dicho en entrevista con la agencia efe.

La biografía novelada de Echeverría narra la vida de un joven del siglo XIX que se convierte en un intelectual para consolidar la identidad nacional argentina mediante la creación de una literatura propia, idea que Caparrós considera “delirante” y “algo absolutamente inusual para la época”.

Una novela para pensar la Argentina del pasado y del presente. Foto: Anagrama

Una novela para pensar la Argentina del pasado y del presente. Foto: Anagrama

“La creación de las literaturas nacionales consistió en escoger producciones anteriores que se iban a elegir como referentes de sus orígenes. Lo interesante de Argentina es que no había nada antes porque lo que había era la tradición española, y eso es precisamente lo que querían rechazar”, afirma.

La novela se inicia en el Buenos Aires de 1823 con un intento de suicidio por parte de Echeverría, que finalmente no lleva a cabo, para ir a estudiar a París durante cinco años, de los cuales el escritor ha afirmado que no ha encontrado datos de ese momento: “Me inquietaban más las sombras en torno al personaje”, dijo a efe.

Echeverría regresa a Buenos Aires con la determinación y ambición de convertirse en poeta, así que termina publicando el primer libro argentino de poesía romántica, “grandes poemas clásicos sobre temas como la pampa o los caballos”, según ha indicado Caparrós.

Aunque el protagonista, además de sufrir de tuberculosis, llegará a crear una especie de partido político o se exiliará antes de morir, el autor ha comentado que en la novela “hay un poso político muy fuerte”, pese a lo cual no quería que fuese “lo más importante”, ya que el contexto se sitúa en años convulsionados para Argentina.

En esta “relectura de la historia”, como ha mencionado Caparrós, la parte con más ficción se ha centrado en los amoríos de Echeverría, aunque sus circunstancias las ha tomado de pretexto para exponer sus reflexiones personales en una estructura “singular”, que ha incluido “postulados explícitos” en torno al eje central.

Además de tratar temas como la esclavitud o el racismo, Martín Caparrós ha pretendido escribir “un poema que no se sintiera como tal” con esta novela, en la que ha añadido observaciones como la siguiente: “Parece ser que para poder ser un escritor argentino tienes que morir fuera de Argentina”.

El escritor ha expresado que lo que más le impresionó de Echeverría fue que le pareció “un gran cronista”, además de un “antiperonista que podría haber existido antes del mismo peronismo”, mientras que ha señalado que se le ocurrió escribir sobre él con motivo de una presentación que realizó de una de sus obras.

“Tenía ganas de partir de una biografía, me tentaba la idea de trabajar sobre un tema más o menos acotado y ver qué variaciones se podrían hacer”, ha mencionado el autor, que ha destacado la obra El matadero, como una historia de “violencia primaria” y “curiosamente, el único texto que se recuerda de Echeverría”.

Según el escritor, esta obra ha condensado “toda la forma de cómo Argentina se ha pensado a sí misma durante los 150 años siguientes”, un texto que fue publicado 20 años más tarde de la muerte de Echeverría, que nunca quiso publicarla en vida.

Martín Caparrós nació en Buenos Aires en 1957, se licenció en historia en París, vivió en Madrid y Nueva York, dirigió revistas de libros y revistas de cocina, tradujo a Voltaire, a Shakespeare y a Quevedo, recibió el premio Planeta y el premio Herralde de Novela, el premio Internacional de Periodismo Rey de España y la Beca Guggenheim.

Lee el primer capítulo de LaCrónica

¿Qué hay dentro de la cabeza del editor Julio Villanueva Chang?

sábado, enero 23rd, 2016
Creo que revistas como Etiqueta Negra sobrevivirán, porque nunca fueron un negocio, siempre fueron un trabajo de amor propio. Foto: efe

Creo que revistas como Etiqueta Negra sobrevivirán, porque nunca fueron un negocio, siempre fueron un trabajo de amor propio. Foto: efe

El director de la prestigiosa revista literaria peruana Etiqueta Negra habla de la supervivencia de los medios alternativos, de la influencia de las redes sociales, del papel del editor en tiempos informáticos y del lector “distraído” al que va dedicado cada número de su publicación

Por José Antonio Monterrosas Figueiras

Ciudad de México, 23 de enero (SinEmbargo).- Cuando Mario Vargas Llosa ganó el Premio Nobel, Julio Villanueva Chang (Lima, 1967) sabía que todo el mundo publicaría homenajes o diatribas contra su compatriota, por lo que prefirió “improvisar sobre la fatalidad de ganar un Premio Nobel”, inspirado en esos momentos en que a Vargas Llosa le toman una foto, le piden que suba una silla, se cae y la pasa muy mal. El autor de La ciudad y los perros dio entonces una docena de entrevistas y también pierde la voz.

En la portada de la prestigiosa revista literaria Etiqueta Negra, el título fue el siguiente: “Mario Vargas Llosa gana el Nobel, pierde la voz y se cae de su silla [historia de una gran alegría]”.

El eslogan de Etiqueta Negra (fundada en 2002) es, por cierto, “Una revista para distraídos”, entendiendo la distracción como en algún momento la definió Octavio Paz: “Distracción quiere decir atracción por el reverso de este mundo”.

¿Qué tiene en la cabeza un editor, en este caso el simpático y célebre limeño? De una entrevista a fondo con Julio Villanueva Chang, extractamos 10 pensamientos sustanciales para compartirlos con los lectores de Puntos y Comas. Aquí van

Una revista para distraídos. Foto: Especial

Una revista para distraídos. Foto: Especial

1.¿Sobrevivirán las revistas?

Creo que revistas como Etiqueta Negra sobrevivirán, porque nunca fueron un negocio, siempre fueron un trabajo de amor propio, de convicción por el género de la crónica, el del perfil o el ensayo, que son géneros personales donde la figura del autor, en tanto una voz, un criterio de autoridad, son esenciales y vitales y producen entusiasmo, respeto y sobre todo conocimiento, cometido de una revista como la que dirijo. Hay un lío que trae dolor de cabeza a los gerentes de la industria y que tiene que ver con el papel como materia prima, pero que al mismo tiempo hace que proyectos independientes que nacen en revistas, fanzines o editoriales de garaje sean florecientes respecto de los criterios industriales. Por un lado, es cierto que el negocio editorial está en decadencia, pero por otro lado también hay más oportunidades de buscar una singularidad en proyectos independientes.

2.¿Por qué no estás  en Twitter?

Creo que responde a un estado de ánimo en esta etapa de mi vida, a la decisión de no dejar de leer, no disminuir mi búsqueda de estar solo que es leer y escribir. Que es una manera de estar solo, en otras palabras, aprender a estar solo. Respeto sobre todo Twitter como una sala de urgencias, es decir, que es tremendamente beneficioso cuando se trata de anunciar una urgencia, un desastre, una tragedia, es una forma de ayudar a alguien y al mismo tiempo para hacer reclamos. Veo siempre con asombro cómo por Twitter te quejas de un mal servicio o de una línea aérea. La línea aérea, cuando es por Twitter, te responde, pero si llamas por teléfono no, pues tienes todos esos vericuetos y esa burocracia de las máquinas que te contestan y que jamás te resuelven el problema. Creo que si me metiera al Twitter probablemente me gustaría demasiado y ya tendría una excusa para no leer ni escribir y para estar lamentándome de que no he leído a tal autor. Ya no se trata ni siquiera de información, sino de placer.

Creo que el Twitter es más demandante que el Facebook. De Facebook, yo fui parte de la resistencia y lo tengo del 10 de enero de 2010, a las diez de la mañana. Elegí esas coincidencias por maniático y lo elegí porque viajaba y al viajar anunciaba mis viajes y eso me permitía conocer a gente que me importaba. Por ejemplo, ahora hemos iniciado una especie de citas a ciegas en determinadas ciudades adonde voy. En un momento en el Facebook de la revista se anuncia que voy a estar en un sitio dos horas más tarde. Lo hicimos en Bogotá, en una cita a ciegas y fueron dos personas, un italiano y una colombiana y pude hablar un par de horas con ellos y preguntarles cómo conocieron la revista, qué recuerdan de ella y explicarles lo que es invisible, el trabajo artesanal de leer y escribir, de pensar y seleccionar una idea, de convertir el dato en conocimiento y en tratar de publicar una revista que sea una alternativa a lo que sueles encontrar escribiendo cinco palabritas en el Google. Para mí lo importante es, en colaboración con todos los cómplices de la revista, poder producir historias de las que la gente se pueda acordar y los desengañe, a partir de prejuicios o ignorancias que tenían hasta ese momento, antes de leer el texto. Esa es mi ilusión y es propio de un iluso.

3.¿Qué es realmente lo importante en tu labor como editor: la trayectoria o la novedad de un autor?

Va en ambos criterios, ambas ilusiones. Creo que todo el mundo quisiera publicar a autores que busca desesperadamente leer y Martín Caparrós es uno de ellos y Héctor Abad es otro de ellos, Jon Lee Anderson es otro de ellos y lo fue Monsiváis, quien publicó en la revista desde el número uno hasta sus números de algunos años anteriores; también, por otro lado, Dave Eggers, que también ha escrito cosas para la revista; JonLee Anderson ha publicado cosas escritas especialmente para la revista, no solamente traducidas, que hay una cuota de traducción que sí cumplimos con la revista, sino también tener el placer, la fortuna de intuir que alguien que no es muy conocido debería ser conocido y convertirte en un promotor de esa posibilidad de ser conocido, de ser memorable, de ser buscado, de ser útil. No hay nada más extraordinario para un editor que haber tenido la fortuna de ayudar a conocer a un autor y, por supuesto, que haya ese mutuo agradecimiento por ese intercambio y esa fortuna de estar juntos, de haber sido parte de una historia de la revista y una historia personal. Creo que las dos cosas valen.

No hay nada más extraordinario para un editor que haber tenido la fortuna de ayudar a conocer a un autor. Foto: Especial

No hay nada más extraordinario para un editor que haber tenido la fortuna de ayudar a conocer a un autor. Foto: Especial

4.¿Cómo trabajas?

Etiqueta Negra es una revista internacional hecha en el Perú y, a pesar de que comercialmente no vive de suscriptores ni de exportaciones, ni de que esté presente en librerías o se pueda enviar el ejemplar impreso a la puerta de tu casa, la mayoría de sus autores son extranjeros y la mayoría de sus lectores son extranjeros, junto a los lectores nacionales. Por ejemplo, edito bastante usando el chat, usando el Skype y son experiencias de intercambio sobre una idea, sobre la escritura, sobre el trabajo de campo, sobre los detalles, a través del paso del tiempo; a veces se resuelven textos en dos semanas, a veces se resuelven en un año y medio como el perfil de Leonardo Faccio sobre Lionel Messi, que se convirtió en un libro. A veces hay un tiempo intermedio, como algo más de mes y medio o dos meses, como con Alberto Fuguet y la historia de su tío que luego se convirtió en un libro, que se llama Missing. La historia de la revista ha sido una historia internacionalista, una historia que a pesar de haber sido parida en Perú siempre ha tenido esa idea de complicidad sin fronteras.

Siempre ha tenido esa idea de poder hacer visible lo que no nos importa en otras partes. Por qué habría que tener una historia que ocurre en Butango, por qué nos importaría un historia sobre piratería en Togo, por qué quedaríamos pensativos con una historia sobre la noche en Laponia, que publicamos en el número dos, cómo ese ser habitante de un lugar donde hay épocas en que todo el tiempo es noche produce una personalidad que ignoramos y que nosotros tal vez nunca aceptaríamos, nunca soportaríamos, nunca toleraríamos. Un credo en la revista es intentar entender lo ignorado, lo que nos provoca prejuicios y convertir ese dato en conocimiento, pero al mismo tiempo en lo posible, emocionar no sólo en lo intelectual, no sólo una pasión intelectual, también recordar que las historias se tratan de gente. Por eso es que nos gusta tanto publicar el género de perfil, son retratos sobre personas que intentan entender a esa persona, uno de ellos, de los más exitosos de los últimos meses, es el perfil de Carlos Slim, que se titula “Carlos Slim, un mecenas que usa calculadora. ¿Puede el hombre más rico del mundo ser una buena persona?” En cualquier historia intentamos que el género de la crónica, del testimonio o del ensayo, produzca un debate, que leerlo sea entrar a discutir ideas, ignorancias, prejuicios, costumbres y que haya una actitud crítica… y eso nos produce un placer, nos produce unas ganas de seguir haciendo eso.

5.¿La revista es irreverente?

Sí hay un sentido del humor que no es buscado, sino que es parte de nosotros. Si no fuera parte de nosotros nos saldría muy mal. Supongo que no siempre nos puede salir muy bien, pero sí es un estado de ánimo que es la contraparte a lo que yo te dije: “Mi estado de ánimo no me permite tener un Twitter en esta época de mi vida”. Tal vez más adelante. Uno elige cosas por razones arbitrarias, muy personales, por ejemplo, yo quiero conocer Asunción, Paraguay y me dieron la oportunidad de escoger una historia entre Haití, Brasil, Paraguay, Uruguay… Paraguay es un país que me intriga; la historia ocurría en un río, con un tronco gigantesco en una canoa y me di cuenta de que mi estado de ánimo ahora y mi impulso de energía no me permitía eso. Yo quería una situación más urbana y elegí Montevideo, porque también quería conocerlo.

En otra situación, alguien te podría decir por qué escogiste Montevideo, por qué irte a una terminal de bus a hacer una historia sobre una terminal de bus, por qué un centro comercial, en lugar de la aventura de viajar con un tronco de un lugar a otro o de un río, pues obviamente hay respuestas personales para eso que tiene que ver con el estado de ánimo, en un momento como éste, y en ese sentido quienes hacemos la revista y quienes escriben en la revista muestran esos estados de ánimo y uno sabe cuándo elegir a un autor para hacer una historia en lugar de otro y en esa cualidad de elegir puede ser una virtud o un defecto. El instinto ayuda justamente a crear en la revista un traje de obrero elegante, pero al mismo tiempo saber hacer un traje a medida del autor y tratar de persuadirlo para que salga un poco de su traje de siempre y al mismo tiempo ellos persuadirnos de nosotros entrar en el traje que ellos usan y que no hemos usado antes.

En cualquier historia intentamos que el género de la crónica, del testimonio o del ensayo, produzca un debate. Foto: Especial

En cualquier historia intentamos que el género de la crónica, del testimonio o del ensayo, produzca un debate. Foto: Especial

6.¿Una revista como Etiqueta Negra requiere estar en esa crisis constante para seguir burlándose de la realidad?

El acta de nacimiento de la revista está en una carta en el número cero que escribí. Yo decía que nosotros seguiríamos tocando nuestra música como la orquesta del Titanic, aunque el barco se estuviera hundiendo y, mira, es eso. Nosotros seguimos tocando nuestra música aunque el barco se hunda. A mí siempre me gustó esa dignidad de la orquesta que podía ser un acto de irresponsabilidad con sus familias de los músicos, no lo sé, cualquiera podría tener sus interpretaciones, pero creo que si hay algo que recuerdo de Titanic es eso, pero esa conciencia de nuestra fragilidad, de nuestra precariedad y de la revista como un acto colectivo de amor propio, de perseverancia, de exigencia crónica, de ilusión, de hacer esto como un acto de cariño y de respeto por el oficio, de ser afortunados a pesar de todo, creo que es más sincero que ponerse a lloriquear, quejarse, dar lecciones de moral, ir dando consejos. A mí, cuando alguien me pide consejos, evito darlos. Lo que sí puedo hacer es mostrar el trabajo de las personas que trabajan con nosotros, el nuestro y mío propio. Eso es de lo que hablo.

7.La mayor ironía sería que si se cayera la industria editorial en medio de una presentación sobre el libro electrónico…

Es una cuestión del mundo de los negocios, que no podemos evitar que tiemble el piso en el que estamos parados nosotros, pero pues en Lima siempre ha habido temblores y terremotos y siempre hemos tenido ese cielo panza de burro, albino, apagado, que dura varios meses del año y que Herman Melville comparó con el color blanco de una ballena. Cita un párrafo donde dice que “Lima es una de las ciudades más tristes del mundo, la sin lágrimas”. Alguna vez Martín Caparrós hizo un comentario sobre el comentario de un lector desde Canadá al que le sorprendía mucho que Etiqueta Negra fuera hecha en el Perú y no en México o en Buenos Aires.

Caparrós dijo: “De México y Buenos Aires lo pueden esperar sentado”; en ese momento Caparrós dijo que Etiqueta Negra era la mejor revista de crónica del continente. No sé si lo seguirá siendo, pero es un asunto secundario. Nosotros no escribimos ni para Google ni para ganar premios, es un asunto vital, es un asunto de placer, de amor propio, de entusiasmo. A mí me produce retortijones de emoción que publiquemos de vez en cuando un texto memorable y que el autor empiece a ser buscado a partir de ese texto publicado en la revista y que sea un texto producto de las conversaciones, de las oposiciones. Enriquecido por ambas experiencias; eso es un placer impagable y también es una historia secreta. Es difícil contar esas historias. Es parte del código de un editor.

Etiqueta Negra es una revista internacional hecha en el Perú, La mayoría de sus autores son extranjeros y la mayoría de sus lectores son extranjeros, junto a los lectores nacionales. Foto: Especial

8.¿Cuál es el papel del editor en un momento en el que cada vez más personas se editan a sí mismas?

Hay un editor cuya identidad pública es la de un administrador, alguien con quien tú conversas y pactan una fecha de entrega, una cantidad de palabras, la presencia de un fotógrafo o de tus fotos y que es un trabajo simultáneo con varios autores; ese editor pasa su tiempo resolviendo problemas administrativos, respondiendo mails, reuniéndose cinco veces al día. Ese es el editor tradicional de las corporaciones. Hay otro editor que es un editor minoritario, escaso, que es una persona cuyo oficio es la curiosidad y que parte de su rutina es trazar o construir un puente en el que la curiosidad se encuentre con la inteligencia y además ocuparse de resolver el problema de cómo narrar esa inteligencia, ese placer por descubrir y eso que yo llamo desengañar. Si nos referimos al segundo, ese editor pues casi nunca ha existido ni está en la mente de la mayoría de escritores o periodistas independientes, casi nadie ha sido editado.

Hay una escasez de editores, ahora se discute esta disolución del editor en el sentido de que ya no hay una persona que está vigilando los criterios editoriales en la red, porque en la red, salvo que tengas filtros que en algunos casos se usan solamente para evitar mensajes groseros, pero todo lo demás, incluyendo una gran cantidad de tonterías, dependiendo de las culturas, porque si tú ves, por ejemplo, la página de comentarios del New York Times y la comparas con la de El País vas a ver una diferencia cultural que no sé si se deba a la educación, al tipo de lectores, a un editor o a una normalidad en opinar y tener otro tipo de argumentación, o si tiene que ver con una cultura protestante versus una cultura católica. Todo puede ser decisivo y también puede ser caprichoso, pero si se habla de esa disolución del editor y de textos colectivos, en el que justamente los comentarios de los lectores ocasionales forman parte ya del texto producido por un autor, que empieza a corregirlo a partir de gente que sabe cosas que él no sabe o que corriges cosas cuando has incurrido en un error, pues es cierto que ese tipo de editor tradicional, el administrador más que el lector exigente, es cierto que ese editor-administrador va a ser menos editor y va a ser más administrador, aunque nominalmente lo seguimos nombrando editor. Esta parte es un poco confusa, hay que tener cuidado.

9.¿Cuál es el valor de la ironía en Etiqueta Negra?

La ironía  es una forma más potente de decir lo que quieres decir, no es una forma de ocultarse; es una forma que a veces es más elegante, a veces es más ingeniosa, a veces es más delicada, pero de ninguna manera una forma de barnizar lo que quieres decir, en el sentido de poner una lámina de opacidad. Elegir la ironía en lugar del sarcasmo, por ejemplo. Yo por lo menos lo entiendo como una forma, como decía Gay Talese, “de decir la verdad sin ofender”. En algunas ocasiones puede provocar disgusto, en algunas ocasiones puede ser celebrada. En esencia, la ironía no es una forma literaria, es una visión del mundo. Ser irónico es una forma de mirar el mundo y de aprender a convivir con él. En su forma más elemental de una ironía es afirmar algo cuando en realidad quieres decir lo contrario, pero tienes que crear un guiño público, suficientemente claro para que no sea un malentendido. Es una forma de mirar el mundo, es una forma menos lineal, más lateral de asomarse a mirar lo que sucede, lo que no sucede.

10.¿Quién es ese lector distraído, en el que piensa Etiqueta Negra?

Distraído, en el sentido que dice Octavio Paz: “Distracción quiere decir atracción por el reverso de este mundo”. Ese lector distraído por supuesto soy yo. Gran parte del placer de hacer una revista es la posibilidad de intuir qué cosa es lo que creemos que algunas personas quisieran leer sin saberlo. Hay un momento de egoísmo en el editor. Hay un momento en que tienes que ir en contra del propio público y defender tus convicciones, tus intuiciones. Un editor decente no es el que complace a sus lectores, lo que tú haces es intentar desengañarlos, pero es un intercambio. Ellos también te están desengañando a ti. Si no yo no estaría aquí.Hay gente que nace con el don, no en el sentido esotérico, de leer la mente de una determinada comunidad de lectores, de cómplices y es muy difícil transmitirles eso en una clase, en una entrevista. La única forma en que he encontrado para transmitirlo es citar una serie de ejemplos infinitos hasta cansarlos. Al mismo tiempo me escucho a mí mismo y leo, eso es escuchar a muchísima gente, no sólo a los autores sino todas esas influencias y deudas que tienen los autores de esos ensayos, de esas novelas, de esos artículos periodísticos, de esas películas, de esas canciones, de estas orquestas. Todo sirve. Todo entra en ese archivo privado íntimo que tú siempre estás escuchando simultáneamente y estás eligiendo un detalle que revele una verdad mayor y eso es lo que me pasa.