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ENTREVISTA | Alejandro Cárdenas y el cine como herramienta social

miércoles, febrero 17th, 2016
El cineasta de Coahuila, prepara su nueva película, una historia de pescadores artesanales. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

El cineasta de Coahuila, prepara su nueva película, una historia de pescadores artesanales. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

No tiene nada contra las superproducciones de Hollywood, pero lo suyo es el cine como un instrumento para retratar a los que menos tienen, a los que más sufren. Alejandro Cárdenas: el otro cine mexicano

Ciudad de México, 17 de febrero (SinEmbargo).-Alejandro Cárdenas se hizo cineasta por casualidad. Antes y ahora es un periodista interesado por contar historias de la realidad que lo circunda. Nació en Coahuila, pero todo su trabajo proviene de Yucatán, donde ha vivido.

Ahora reparte su tiempo entre Finlandia, Alemania y Barcelona, en compañía de su esposa, la actriz Iazua Larios, cuyo trabajo se ha enraizado en Europa, aunque ahora filma junto a la veterana actriz de telenovelas Patricia Reyes Spíndola una historia en Michoacán.

Cárdenas, director del documental Oasis, contó en su película la historia cuatro personajes que sufren varios estigmas, el de la pobreza, el sida, la homosexualidad en pueblos no muy tolerantes hacia lo diferente y la condición de ser indio en un país donde las culturas prehispánicas son reflejo de un pasado muy rico en los museos, pero no preocupación de un presente donde se atiendan las necesidades de los olvidados.

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La historia transcurre en el pueblo de mil 500 habitantes llamado Sitpach, en Yucatán, donde nació Gerardo Chan Chan, “el día en que el calendario maya le vaticinaba vida de pavo real. Su padre, en cambio, pensó que su hijo primogénito sería doctor, que hablaría perfecto español y que dejaría la vida del campo para vivir en la ciudad capital”, cuenta Cárdenas.

La historia de Chan Chan es también la del albergue Oasis que da nombre a la ópera prima del periodista Alejandro Cárdenas, nacido en Coahuila y quien ahora está en fase de producción y rodaje de un documental tri-nacional sobre pescadores artesanales, un oficio en extinción, de México, Mozambique y Finlandia.

Su paso por México, antes de irse a grabar a Yucatán y luego a Europa fue un buen pretexto para una charla sin desperdicio donde el cineasta refrenda su pasión por el cine social, de testimonio y análisis.

–Estrenaste finalmente tu documental Oasis en la Cineteca…

–Sí, fue mi manera de agradecerle a un documental que se estrenó en 2013 y que tuvo una primera etapa esencialmente europea, teniendo en cuenta que mis productores son nórdicos. Aunque claro que para mí era muy importante mostrar la película al público mexicano, porque la historia transcurre en México y hay que contar estos hechos que permanecen escondidos muchas veces debajo de la mesa. Primero lo mostramos en Mérida, donde estuvieron presentes dos de los protagonistas. Estuvo en Morelia, en Distrital, en el festival de Cine de Género. Oasis ha sido mi escuela de cineasta, todavía falta llevarlo a las pequeñas comunidades de Oaxaca y Yucatán, donde la discriminación hacia el travestismo causa estragos. La apuesta de la película es reivindicar lo último de la escala social latinoamericana: el indigenismo, la pobreza, el travestismo y el SIDA. Y aun así tratar de hacer un documental sensible y no sentimentaloide, donde no se victimizara a nadie.

Respeto mucho a los documentalistas que cuentan del abuelo traumado o de la tía con esquizofrenia, pero no es lo mío. Foto: Francisco Cañedo, Sinembargo

Respeto mucho a los documentalistas que cuentan del abuelo traumado o de la tía con esquizofrenia, pero no es lo mío. Foto: Francisco Cañedo, Sinembargo

–¿Vieron la película los protagonistas?

–Sí y una de ellas se quejó porque dice que la saqué muy gorda, que ella no estaba así en la realidad. Fuera de ello, les gustó, la disfrutaron.

–¿Andas en México acompañando a tu esposa?

–Es mi segundo matrimonio y aprovechando que estamos en fechas de San Valentín te comento que integro una relación muy madura y que consiste en aceptar que somos una pareja donde los dos estamos involucrados en proyectos de arte y que ambos estamos empeñados en cumplir nuestros sueños. Es una rueda de la fortuna o una montaña rusa. A veces hay buenos proyectos para mí, otros para ella y a veces no hay nada para ninguno de los dos. Tenemos un hijo precioso llamado Jonás. Vengo de una sociedad muy conservadora. Cuando les comento a mis amigos que este mes me toca cuidar a mi hijo, me miran con cara extraña, ‘¿cuándo lo perdimos?’, se preguntan. No lo veo así, pasar mucho tiempo con un bebé es un reto. En Croacia, Iazua filmaba para una producción alemana, salía muy temprano y llegaba muy de noche. Nos alojaron en un hotel muy grandote donde me sentía como Jack Nicholson en El resplandor. Al final del día terminaba agotado. Cuidar un bebé es algo muy arduo, la chamba más enriquecedora, pero agotadora, todos mis respetos para las madres que lo hacen a diario. Ahora nos vamos a Michoacán, donde ella tiene un rol protagónico. Luego de eso nos vamos a filmar mi próximo proyecto a Yucatán.

–¿De qué se trata?

–Es una historia de pescadores que transcurre en tres países. Elegí Sisal, en Yucatán, un puerto con mucha historia. Quiero enfrascarme en una historia con mucha imágenes y pocos diálogos. La segunda parte de la película transcurrirá en Tofo Mozambique, donde la tierra es de color carmín, donde ya no se pesca, casi, porque vienen las grandes embarcaciones chinas y se llevan toda, literalmente toda, la riqueza pesquera que tiene la región. No puedo dejar de lado el tema social, porque tengo muy claro que si estoy en el cine es para contar historias que tienen que ver con lo social. Respeto mucho a los documentalistas que cuentan del abuelo traumado o de la tía con esquizofrenia, pero no es lo mío. En un país como México hay que hablar de temas sociales y políticos, no podemos darnos el lujo de dejar de tomar la cámara como un arma guerrillera.

–¿Y el tercer lugar cuál es?

–Laponia, en Finlandia. Cuando está todo nevado y todo es blanco, blanco, llegan los pescadores con un taladro, hacen un hoyo en la tierra y sacan unos pescaditos deliciosos, que están en vía de extinción porque a las grandes cadenas de comida industrial se les ocurrió criarlos artificialmente. Y eso contaremos, de cómo se les está terminando la chamba a los pescadores artesanales. La historia yucateca tiene que ver con un quiebre generacional. Un padre viejito ya que sigue pescando como siempre y le quiere enseñar a su hijo, pero él está metido en crear un sitio turístico.

–¿Quién produce?

–Elsa Reyes para Zensky Cine. Estamos en una primera etapa. Elsa es una persona con la que hice una muy buena sociedad. Me agarra de las patas cuando yo vuelo mucho y me hace aterrizar. A veces me agarra la pregunta, ¿no estaré en un proyecto demasiado ambicioso?, con tres países implicados…pero luego me doy cuenta de que esto es el cine, contar historias que son distintas pero no distantes.

–¿Todo este triunfo en el cine internacional de Alejandro González Iñárritu tiene repercusión en ese cine guerrillero que haces?

–Me encanta que a González Iñárritu le vaya tan bien. Admiro mucho su trabajo. Me encanta la sociedad que hace con Emmanuel Lubezki. Me hubiera gustado que no se peleara con Guillermo Arriaga, pero sus razones tendrán. Me rechocan estos cangrejos mexicanos que intentan agarrarlo por las patas y denostar su trabajo, casi pareciera por el simple hecho de ser mexicano. Él abre puertas que nadie ha abierto, hace el cine que quiere donde casi nadie puede hacer lo que quiere. Y esperaría que todo el éxito de nuestros mexicanos en el exterior ayude a la industria a voltear la mirada hacia nuestro país y nuestro cine en general.

Iazua Larios, actriz

martes, septiembre 22nd, 2015

“Nunca pude entrar en los circuitos convencionales ni de teatro ni de televisión en México, ya sea porque los grupos de teatro trabajan normalmente con las mismas personas durante años porque no es fácil coincidir en ideas y acciones, ya sea porque la televisión no me resulta interesante, puesto que los papeles que me ofrecen son los de muchacha de la limpieza.”

ENTREVISTA | Es molesto el racismo de la televisión mexicana, dice la actriz Iazua Larios

lunes, septiembre 21st, 2015
Una actriz distinta, una artista completa. Foto: Cortesía Alejandro Cárdenas

Una actriz distinta, una artista completa. Foto: Cortesía Alejandro Cárdenas

Ciudad de México, 21 de septiembre (SinEmbargo).- Se llama Iazua Larios y es una de las actrices más bellas y talentosas de la nueva camada mexicana. Sin embargo, sus rasgos aindiados y su falta de “contactos” en la televisión y el cine de nuestro país la conminaron a recorrer un camino distinto, peculiar.

Estudió actuación en Barcelona y no para de trabajar, aun cuando esté todo el tiempo con la maleta en ristre, viajando entre Europa y México para participar en audiciones y tomar papeles interesantes para su manera de entender un oficio complejo y siempre enriquecedor como el suyo.

En el cine, participó en Apocalypto (2006), Espiral (2008) y La última película (2013), entre otras y en la Televisión Española hizo el papel de La Malinche para serie Carlos Rey, Emperador, actualmente en pantalla.

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Ahora filma en Croacia la serie alemana Winnetou, basada en los libros de Karl May (1842-1912), una especie de Emilio Salgari germano, gran representante de la literatura de aventuras en dicho país europeo.

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Casada con el cineasta Alejandro Cárdenas, de quien conocimos su revelador documental Oasis sobre la homosexualidad y el Sida en la comunidad maya, Iazua Larios es el ejemplo de una voluntad inclaudicable para cumplir los propósitos esenciales de su existencia.

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Tanto así que el reciente nacimiento del primer hijo de la pareja, Jonás, no le ha impedido tomar responsabilidades laborales de alta exigencia y aunque insiste en que el camino no ha sido fácil, ha valido la pena y sirve además para demostrar que se puede, cuando de ser feliz y pleno se trata.

Iazua nació en Tampico, Tamaulipas pero sólo vivió allí los primeros seis años de su vida. Luego la vida la llevó a Isla Mujeres, Mazatlán, Guanajuato…a los 18 años emigró a Barcelona, para estudiar actuación. En la última década se ha pasado viajando entre México y Europa.

Tiene 30 años y en entrevista con Sin Embargo confiesa lo mucho que le molesta el racismo de la pantalla mexicana, donde una mujer de sus características físicas está condenada a hacer de empleada de la limpieza.

La actriz regresa pronto a México para contar las historias que hace falta contar. Foto: Cortesía Alejandro Cárdenas

La actriz regresa pronto a México para contar las historias que hace falta contar. Foto: Cortesía Alejandro Cárdenas

–¿Cómo ha sido tu camino profesional?

–Bueno, ha sido un camino difícil, porque no he tenido la suerte de contar con ningún familiar, ningún contacto de inicio que me metiera en el ambiente artístico. He seguido un camino por mi cuenta y muchas veces se ha hecho cuesta arriba esto de ser actriz. Mientras estudiaba actuación en Barcelona, trabajé de camarera, lavando platos o inventándome algún trabajo alternativo. Estoy contenta porque como actriz tengo la sensación de que todo lo que he estado haciendo lo forjé con un interés genuino sobre este arte que aún hoy es un misterio para mí. No puedo definir muchas cosas todavía en torno a mi oficio y eso es en gran parte el atractivo que posee esta profesión. Continuamente hay que estar en estado de búsqueda. Nunca pude entrar en los circuitos convencionales ni de teatro ni de televisión en México, ya sea porque los grupos de teatro trabajan normalmente con las mismas personas durante años porque no es fácil coincidir en ideas y acciones, ya sea porque la televisión no me resulta interesante, puesto que los papeles que me ofrecen son los de muchacha de la limpieza. Algo que me frustra muchísimo es ver en la televisión mexicana como de forma de regular que las mujeres morenas como yo, que parecemos un poco más indígenas, tienen personajes del servicio. No hay mucha imaginación.

Iazua Larios como La Malinche en la serie de la TVE Carlos, Rey Emperador. Foto: TVE

Iazua Larios como La Malinche en la serie de la TVE Carlos, Rey Emperador. Foto: TVE

–Bueno, poca imaginación y mucho racismo, ¿no crees?

–Es una prueba clarísima de ese racismo que me molesta en gran manera y resulta sumamente ofensiva. Parece que las telenovelas vivieran en una nube fantasiosa, alejadas totalmente de nuestra realidad, nuestra sociedad. Somos el 90 por ciento de los mexicanos morenos y chaparritos, lamentablemente estamos representados en la televisión como las personas del servicio y eso resulta patético.

­–El reciente modelo de una tienda departamental fue Gwyneth Paltrow. Vas a comprar allí y sales igualita a la ex novia de Brad Pitt…

–(risas) Sí, hay ahí una ansiedad de querer parecernos a los europeos, a los gringos, un retrato totalmente desconectado de su sociedad de origen.

–En la pantalla europea, sin embargo, has encontrado un lugar para defender el valor de la mujer indígena

–Justamente, tengo que decir que sí. En Europa los papeles que me han ofrecido han sido para reivindicar a las mujeres indias o indígenas y que han tenido una participación contundente en la historia. Recientemente hice un papel de La Malinche para la serie de la TVE Carlos, Rey Emperador. Además de representar un gran reto para encarnar a personaje que existió y que tanta relevancia tiene en la historia de México, fue suculento meterte en la piel de una mujer y pensar cómo habrían sido sus sentimientos y pensamientos en el 1500. Cómo habrá sido aquello de la llegada de los españoles que fueron considerados extraterrestres. Lo interesante que es la historia de La Malinche, a quien malamente creo que los mexicanos tratan de traidora, algo injusto para un personaje que hay que aprender desde sus propios ojos y en el contexto de su época.

Iazua y su niño Jonás, en una fotografía a cargo de su esposo, el cineasta Alejandro Cárdenas. Foto: Cortesía Alejandro Cárdenas

Iazua y su niño Jonás, en una fotografía a cargo de su esposo, el cineasta Alejandro Cárdenas. Foto: Cortesía Alejandro Cárdenas

–¿Y en el cine mexicano?

–Creo que hay muchos cineastas que quieren hablar de la mujer indígena y de la mujer mexicana en general en otros términos. Hice, por ejemplo, una película que se llama Espiral, de Jorge Pérez Solano, quien acaba de estrenar La tiricia. Hicimos esa película en un pueblito de Oaxaca, rodeados de montañas y fue para retratar la realidad de un lugar poblado por mujeres, donde los hombres se han ido a probar suerte en los Estados Unidos. Hay mujeres que viven esperando el regreso del hombre, otras se inclinan por un cambio y toman las riendas de su vida. Es un pueblo de mujeres, donde no se sabe si están mejor o peor sin los hombres. Había allí muchos casos de violencia intradoméstica, que es considerado algo cultural, muy arraigado en la comunidad. Hay tantas cosas pendientes por mirar en México, que por supuesto entre mis planes está volver a México e ir a dar voz a estas historias que hace falta contar. Ser una mujer indígena me da la oportunidad de meterme en esos recovecos.

–Las actrices también piensan…

­–(risas) Sí, es muy discriminatorio ese cliché que dice que los actores no pensamos, pero felizmente somos un gremio muy preparado y la mayoría de nosotros está insertada en la realidad mexicana. El arte de la actuación requiere estar muy bien situado en la tierra.

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