Posts Tagged ‘Colegio Nacional’

El Colegio Nacional inicia su quinto gran remate de libros e inaugura una nueva librería

martes, septiembre 24th, 2019

Las actividades se desarrollan en el marco del homenaje que la institución rinde a José Emilio Pacheco, uno de los escritores más importantes de la literatura mexicana del siglo XX y que fue miembro del Colnal desde 1986 hasta su muerte.

El remate, que tiene descuentos del 80 por ciento en títulos con más de dos años de publicación, comenzó este lunes 23 de septiembre y concluirá el 21 de octubre, con un horario de lunes a viernes, desde las 11 de la mañana hasta las 20 horas.

Ciudad de México, 24 de septiembre (SinEmbargo).- El Colegio Nacional (Colnal) inició su quinto gran remate de libros en el que ofrece su fondo editorial con descuentos de hasta el 80 por ciento en títulos con más de dos años de publicación.

De acuerdo con medios nacionales, esta actividad tiene lugar en el marco del homenaje que la institución rinde a José Emilio Pacheco, uno de los escritores más trascendentales de la literatura mexicana del siglo XX y que fue miembro del Colnal desde 1986 hasta su muerte.

La venta también coincide con la inauguración de la nueva librería del Colnal, que tuvo lugar ayer lunes. La librería cuenta con una cafetería, wifi libre para los usuarios, y un área acogedora para la consulta de libros.

En la inauguración estuvieron presentes los escritores Vicente Quirarte y Juan Villoro para firmar ejemplares y moderar la mesa redonda “Presencia de José Emilio Pacheco”, reportaron medios.

Participaron también Luis Miguel Aguilar, poeta y director editorial de Nexos; Ek del Val de Gortari, bióloga e investigadora en ecosistemas y sustentabilidad; Joselo Rangel, escritor, músico y miembro de Café Tacuba; José Ramón Ruisánchez, escritor y profesor en la Universidad de Houston; y Álvaro Ruiz Rodilla, ensayista literario.

El remate comenzó este lunes 23 de septiembre y concluirá el 21 de octubre, con un horario de lunes a viernes, desde las 11 de la mañana hasta las 20 horas.

Entre los títulos que podrás encontrar, destacan Al pie del Templo Mayor de Tenochtitlan. Estudios en honor, de Eduardo Matos Moctezuma, Leonardo López Luján y Ximena Chávez Balderas; Jorge Luis Borges, de José Emilio Pacheco; Cuadernos de Autor, de Vicente Rojo, con prólogo de Juan Villoro; De música cósmica, amor y complejidad. La ciencia como una manera de ver el mundo, de Alejandro Frank; Octavio Paz y la arqueología, de Eduardo Matos Moctezuma; Obra 1. Norma y normatividad, de Luis Fernando Lara y Vivaldi y Monteverdi, de Adolfo Martínez Palomo.

¿Cómo es la vida en Chilangópolis? Juan Villoro y El vértigo horizontal

sábado, septiembre 22nd, 2018

“Voy a México”, dice alguien que está en México. Todo el mundo entiende que se dirige a la capital, que en su voracidad aspira a confundirse con el país entero. Extrañamente, ese lugar existe”.  Juan Villoro

Ciudad de México, 22 de septiembre (SinEmbargo).- Convencido de que quizá la Ciudad de México no sea la región más aconsejable para vivir, pero también de que es tan intrincada y apasionante que resulta imposible abandonarla, Juan Villoro propone este libro escrito desde la devoción del urbanita recalcitrante y maravillado que se despliega como un rompecabezas infinito: los atajos viales, el cine de luchadores, los héroes nacionales, el comercio tepiteño, la tramitología gubernamental, el enigma de las vulcanizadoras, las incontables multitudes, la ingesta de chile, los templos ancestrales. El autor también narra ciertos pasajes autobiográficos, como el último paseo con su abuela o el recuerdo de la colonia de casas abandonadas donde creció.

Con mirada atenta y pulso firme, Villoro se desdobla en periodista, transeúnte, comprador de plumas, adulto nostálgico, padre responsable, brigadista de emergencia, y nos ofrece un testimonio de las múltiples aventuras que la urbe depara a todos y cada uno de sus agremiados.

Ya sea desde la propia experiencia o a través de la escucha y la investigación de las realidades ajenas, Juan Villoro compone un gran fresco del caos entrañable y eterno que conforma la capital del país. El espacio en el que ya nada cabe, pero nada nunca sobra: Chilangópolis.

Las crónicas de El vértigo horizontal (Almadía) están escritas desde la propia experiencia del autor o través de realidades ajenas y están acompañadas de imágenes de fotógrafos como Yolanda Andrade, Sonia Madrigal, Marco Antonio Cruz, Dr. Alderete, Paolo Gasparini y Pablo López Luz, entre otros, que reflejan momentos como Semana Santa en Iztapalapa o el viacrucis de viajar en el Metro.

PERSONAJES DE LA CIUDAD: EL ENCARGADO

México ha producido una función social que me atrevo a postular como inexportable: el puesto de “encargado”. No se trata de un jefe, ni mucho menos de un especialista, sino de alguien que comparece detrás de un mostrador para representar la forma más vaga de la autoridad: complica la vida sin ser responsable de nada.

Un pequeño negocio capitalino suele ser un sitio donde tres empleados miran el suelo y dos comen pepitas. Aunque la sobrepoblación es una de nuestras especialidades, abundan las tiendas donde faltan clientes y sobran trabajadores. No importa que todos porten gafete o uniforme: sólo uno es el encargado. Si le preguntas al más cercano por una mercancía, señala con la mirada (rara vez con el índice) a un hombre de traje color vientre de pez y pronuncia la sentencia fatal:

–Hable con el encargado.

Cuando te acercas a la figura que maneja los hilos secretos del lugar, refrenda su autoridad con ofensiva cortesía:
–De ese lado lo atiendo –dice para que sepas que te has entrometido de este lado.

Ante el jerarca de la tienda comienza una ficción comercial en la que se considera profesional que haya obstáculos.

Estás ante una criatura que no manda ni obedece, pero tiene autoridad; representa un límite que no se supera así nomás. Los vertiginosos altibajos de la sociedad de mercado encuentran un ancla en ese hombre. ¿Tendrá lo que buscas? Esta pregunta es precipitada. Antes de entrar en el complejo mundo del abasto, el precio de los productos y el raro fetichismo que provocan, existe el protocolo. La economía mexicana puede ser calificada de muchas maneras, pero el encargado revela que tiene un orden. Sólo él puede decirte que no hay nada y, si hay algo, sólo él puede pedirle a otro que te atienda.

Nada de esto es rápido. La gestión carecería de importancia si no fuera difícil. Estás ante alguien que cree en la superioridad de los ruidos sobre las personas. Todo trámite se interrumpe si suena el teléfono. El encargado sólo regresa a tu rostro urgido después de decirle tres veces lo mismo a una persona que parece tomar dictado con cincel al otro lado de la línea. La situación es común y hartante, pero en la balanza del mundo no hay modo de compensar estos agravios.

O te aguantas o te aguantas.

En una ocasión entré a una megapapelería en busca de una pluma fuente. Cuando hice mi pedido, una mujer contestó:

–Ahorita viene la encargada –a pesar de su chaleco azul reglamentario, ella no podía atender el caso.

Veinte minutos después llegó una mujer autorizada a responder:

–No vendemos plumas.

Hay gente que nace con la temeridad de desactivar bombas y gente que nace para disolver situaciones sociales. No tengo la menor duda de que los atributos del encargado son innatos. Resulta imposible aprender ese sentido de la indiferencia y esa capacidad de responsabilizar al cliente de cualquier falla en la transacción.

Una frase emblemática de esta persona destinada a frenar el destino para cargarlo de trascendencia es: –Me lo hubiera dicho antes.

Toda complicación es culpa de quien solicita algo.

El encargado vive en estado de pureza de alma. En su código personal, reconocer un error es peor que cometerlo; por lo tanto, no se entera de sus carencias. Una de ellas es la tecnología y por eso la usa lo más que puede. Si maneja una fotocopiadora, lo hace como si ahogara a un niño en una tina; si se sienta ante una computadora, sólo se levanta después del tiempo suficiente para reconfigurar el sistema operativo. Ajeno a toda presión, actúa con el aplomo de un dios mineral. Luego entrega el artículo que no pediste o la factura sin IVA desglosado (el mantra regresa: “Me lo hubiera dicho antes”).

Para esas alturas, lo único decisivo es salir de la tienda; aceptas el trámite deficiente con tal de no prolongarlo.

El encargado es una potestad última, un emperador chino en su Ciudad Prohibida. Con esto no quiero decir que las tiendas carezcan de dueños o gerentes superiores. Esas personas existen sin que las veamos. Nuestro contacto esencial sucede con el singular personaje que se equivoca de forma tan complicada y con tal desinterés que inhibe cualquier protesta. Quejarse del trámite implicaría reproducirlo y es lo que menos queremos.

Contrafigura del pícaro, el encargado no roba ni se queja de su sueldo: “Ellos hacen como que me pagan y yo hago como que trabajo”, tal es su divisa.

¿Cómo se relaciona con los otros dependientes? Entras a un lugar de frutas y jugos tropicales y le pides uno de betabel con apio a un hombre cuyo sombrerito triangular parece habilitarlo para la tarea. Te equivocaste: no es el encargado. El hombre frunce los labios en dirección a otro que lee las páginas en sepia y blanco del periódico
deportivo Esto, recargado en una sandía. Experimentas entonces la atávica tradición mexicana de lo que ahora llamamos forwardear: repites la solicitud y él se la repite al del gorrito, con el que ya habías hablado. En ese momento, la frase es oficial. Un hombre comienza a exprimir las verduras porque el encargado se lo pidió. Si recibes un jugo de sábila en vez del de apio con betabel, o transcurre media hora sin que recibas nada, el encargado no se inmuta. La protesta puede llevar a desenlaces como éste: los ojos tutelares pierden la apatía con que seguían goles en el Esto y te miran con una conmiseración superior al desprecio. Luego viene lo peor: el encargado dobla su periódico.

Ha asumido la gestión. Acto seguido, advierte que el betabel es algo que puede atascarse en la exprimidora. Llama a otro empleado.

A continuación, ves que tu jugo es preparado con desarmador, abriendo el aparato. Cuelan el jugo para sacarle los tornillos, eso sí, con cuidado de no meter los dedos embarrados de aceite. A todo esto, el encargado no dice una palabra; mira el mundo como se mira la nada, con los ojos a media asta.

En el modo mexicano de producción, el encargado funge de mustio intercesor; logra que todo funcione a medias e invalida cualquier crítica. Los minutos que pasas a su lado revelan que no tocarás su alma y sólo recuperarás la tuya al salir de ahí.

Incompetente hasta el proselitismo, te convence de que sólo hay algo peor que los problemas: tratar de resolverlos.

Juan Villoro. Foto: cuartoscuro

El escritor y periodista mexicano fue director del suplemento La Jornada Semanal (1995-1998), actualmente es articulista en el periódico Reforma. Ha impartido talleres de creación y cursos en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es autor de más de una veintena de novelas, cuentos y ensayos, entre ellos El disparo de argón, 1991; Los once de la tribu, 1995;Safari accidental (2005), Los culpables, 2007; Palmeras de la brisa rápida, 2009; Llamadas de Ámsterdam, 2010; 8.8: Miedo en el espejo, 2010; Apocalipsis (todo incluido), 2014; Conferencia sobre la lluvia, 2014; Balón dividido, 2014; ¿Hay vida en la tierra?, 2014, Funerales preventivos, 2015, y La utilidad del deseo, 2017.

H.P. Lovecraft: 80 años. Celebración teatral en su memoria (VIDEO)

sábado, agosto 26th, 2017

Decimos lovecraftiano para definir lo indefinible, para nombrar lo innombrable: Vicente Quirarte. Fue una conferencia en honor al autor, a propósito de los ochenta años de su fallecimiento, en el Colegio Nacional.

Ciudad de México, 26 de agosto (SinEmbargo).- En el presente año se cumplen 80 años de la muerte de Howard Phillips Lovecraft (1890-1937), escritor de literatura fantástica y figura de culto entre los aficionados al género. El Colegio Nacional (ECN) albergó una celebración teatral en su memoria, H.P. Lovecraft: 80 años, bajo la coordinación del poeta, ensayista y escritor Vicente Quirarte, miembro de ECN. El acto contó con la colaboración de Roberto Coria, dramaturgo e investigador de literatura y cine fantástico y con la presencia del director escénico Eduardo Ruiz Saviñón.

Entre las obras más destacadas de H.P. Lovecraft se encuentran La llamada de CthulhuHistoria del NecronomicónEl horror de Dunwich y La sombra sobre Innsmouth, entre otras muchas que conforman su prolífica bibliografía. Aunque poco leído en vida, sus cuentos y novelas adquirieron relevancia después de su muerte, “hasta elevar al escritor a la categoría de clásico de la narrativa fantástica”, detalló Vicente Quirarte.

“Lovecraft, logró acuñar un adjetivo del que pocos autores logran vanagloriarse: decimos lovecraftiano para definir lo indefinible, para nombrar lo innombrable”, apuntó Quirarte.

“Durante su plática, Quirarte y Coria profundizaron en el estudio de la amistad entre H.P. Lovecraft y Robert Hayward Barlow, autor de relatos como El océano nocturno y reconocido antropó, que llegó a ser un distinguido especialista en la cultura prehispánica de México. Barlow llegó al final de sus días por voluntad propia en su casa de Azcapotzalco. La relación confraternal entre Lovecraft y Barlow, que evoca la de Verlaine y Rimbaud, empezó como una relación epistolar que establecieron cuando apenas Barlow contaba 11 años de edad, y es el origen argumental de la obra de teatro Morir en Azcapotzalco, escrita por Vicente Quirarte y dirigida por Eduardo Ruiz Saviñón.

Conferencia de prensa en forma total a continuación. Foto: Especial

Los asistentes a esta celebración pudieron disfrutar de la lectura dramatizada del primer acto de la obra de Quirarte, ejecutada por los actores Elena de Haro y Sergio Rüed.

Como colofón a la actividad, el actor Guillermo Henry llevó a escena con una magnífica interpretación las obras de H.P. Lovecraft La declaración de Randolph Carter y El intruso, bajo la dirección de Eduardo Ruiz Saviñón.

[youtube q04w1_sL7DU]

La CdMx avasalla, dice Villoro: va de la inclusión y la esperanza, a la especulación y la ilegalidad

sábado, agosto 12th, 2017

En el Colegio Nacional, el 29 y el 31 de agosto, Juan Villoro dará dos conferencias: El caos no se improvisa e Instrucciones para sobrevivir en la Ciudad de México. Se trata del adelanto que en el libro dedicado a la Ciudad durante los últimos 50 años presentará próximamente en Almadía.

Ciudad de México, 11 de agosto (Sin Embargo).- Cuando está triste, Juan Villoro dice que como mexicanos hemos pasado el Apocalipsis. No nos dimos cuenta, pero aquí estamos, viviendo sobre los restos.

Cuando está demasiado triste, habla del caos, de cómo es vivir en una de estas grandes capitales, con muchísimos habitantes presentes, cómo llegar de lado a lado.

Pero la mayoría de las veces Juan Villoro siempre está feliz por haber nacido en la Ciudad de México, una materia que durante los últimos 50 años hablará en un libro que saldrá por Almadía.

Mientras tanto, dará dos conferencias, el 29 y 31 de agosto próximos. Una de ellas es “El caos no se improvisa” y la otra es “Instrucciones para sobrevivir en la Ciudad de México”.

Aquí, unos datos.

–Cualquiera necesitaría consejos para andar por la Ciudad de México. En los últimos 10 años ha cambiado muchísimo

–La Ciudad de México ha cambiado de manera apasionante. Cuando yo tenía cuatro años la ciudad tenía unos cuatro millones de habitantes y hoy tiene una cantidad incierta que probablemente se acerca a los 18 o 20 millones de ciudadanos. Nunca en la historia de la humanidad, una ciudad se ha expandido de esta manera. Lo mismo pasó con Calcuta, con Tokio, con San Pablo y estas ciudades tan grandes implican grandes desafíos para poder vivir en ellas. Cómo vivir en semejantes territorios, que ha cambiado como las arenas del desierto. Cuando Gunter Grass estuvo en México, preguntó cuántos habitantes había y le contestaron entre 16 y 18 millones. Frente a lo que dijo, cómo es posible que su margen de error sea de dos millones, si dos millones de habitantes tiene la ciudad donde vivo. Nuestro margen de error es del tamaño de una capital europea. Es lo que es la Ciudad de México, es la expansión avasallante. Yo he estado escribiendo un libro, desde hace mucho tiempo, que retrata los últimos 50 años. De la expansión horizontal de la ciudad hasta este vértigo. El Valle de México fue cubierto en un plano horizontal, no fue cubierto con edificios de altura. Pero desde hace algunos años ha cambiado esta tendencia y ya vemos elevados edificios en Reforma y muchos otros lugares. El vértigo horizontal se llama mi libro y voy a dar dos conferencias sobre el tema.

–La ciudad antes era un poco mejor, más allá de los habitantes, hoy está toda la ciudad en refacción.

–Hay un tema muy interesante en la ciudad del pasado, tendemos a ver con cierta nostalgia la ciudad anterior. Esta es una actitud normal en cada uno de nosotros. Esa ciudad anterior es la de nuestros afectos, las historias que vivimos, las relaciones compartidas y a lo mejor tenía grandes rezagos pero con el tiempo los borramos. Entonces hay cierta fascinación por la ciudad del pasado y al mismo tiempo el análisis del presente nos ofrece una ciudad que nos queda a deber. La Ciudad de México tenía zonas maravillosas que han desaparecido y lo ilícito se ha convertido en lo más popular del negocio. Los hemos visto con los mototaxis en Tláhuac, los taxis piratas, cómo pagan coima los ambulantes, escándalos que se suceden unos a otros. Una ciudad progresivamente en la expresión del crimen organizado, contra el “santuario” que muchos consideraban que era. Pero hoy en día las mafias del narcotráfico están muy presentes en las más diversas colonias, incluso en oasis como la UNAM. Entonces, es una ciudad que realmente enfrenta problemas muy graves, que se han desarrollado en función del gran capital, que ha creado obras absurdas como el segundo piso, que privilegia los automóviles por encima del transporte público, que ha tenido un desarrollo en zonas especulativas como Santa Fe, que es una zona desde el punto de vista geológico muy vulnerables. Al mismo tiempo, es una ciudad extraordinaria, tiene un amplio sentido de la convivencia, se adelantaron leyes progresistas que después han ido asumiendo gran parte del país, es una ciudad paradójica, de futuro, de esperanza, de renovación e incluyente, y es una ciudad especulativa, llena de ilegalidades y eso nos obliga a recordar lo que dijo Jorge Luis Borges de Buenos Aires: “No nos une el amor, sino el espanto, será por eso que la quiero tanto”.

Dará dos conferencias en el Colegio Nacional. Foto: Sandra Sánchez, SinEmbargo

–Hay también un aspecto ciudadano, ¿por qué el ciudadano no reclama? Hay miles de puestos ambulantes, por ejemplo, frente al Hospital General…

–Hay una ocupación del espacio público que tiene que ver con redes de poder. En México tarde o temprano se sindicaliza. Hay un grupo que se convierte en un representante de poder. Los ambulantes, los vagabundos, se meten en grupos de presión. Me parece interesante que haya distintas formas de comercio, que la economía informal desde el tianguis de los aztecas hasta nuestros días pertenece a la infraestructura de la ciudad. Pero ahora hay una usurpación del espacio público. Una privatización del espacio público. A la orilla de la UNAM estaba la ruta de la salmonelosis y actualmente se ha institucionalizado como una zona permanente de la ciudad.

–En Peralvillo están los que hacen chapa y pintura en la calle, no te dejan pasar ni aunque seas peatón, ¿por qué nadie se queja?

–Es que la ilegalidad se ha convertido en la forma de hacer negocios. Como en la Buenos Aires, donde se venden autopartes robadas y hay muchísimos negocios abiertos que pertenecen al delito, pero con el sistema tributario, muy parecido al sistema azteca, pagan la mordida conveniente para que eso prospere y siga. El país entero ha encontrado una economía en lo ilegal que es muy preocupante. La corrupción es el atajo hacia una más favorable situación económica.

México tiene eso. Es una ciudad magnética, que sigue atrayendo a muchísima gente. Foto: Sandra Sánchez, SinEmbargo

­–Hablabas de la ciudad como algo también importante, por ejemplo, ir a recorrer el domingo el Castillo de Chapultepec es la onda.

–México tiene eso. Es una ciudad magnética, que sigue atrayendo a muchísima gente. El Castillo de Chapultepec es increíble. Llevé a mi hija cuando cumplió 6 años y esa ascensión a la montaña, ver la ciudad desde arriba, es algo absolutamente extraordinario. Los mexicanos no dejamos de tener conciencia que allí se jugó una parte importante de nuestra historia. Lo mismo con el Museo de Antropología, con su dimensión, el Templo Mayor, Ciudad Universitaria, uno piensa en la grandeza de miras que se tuvo para lanzar ese proyecto, la dimensión y el talento que se juntó para hacerlo, es maravilloso. Esta ciudad mezcla todos esos aspectos increíbles con la violencia, la corrupción, la falta de respeto a la legalidad. Hay un uso de suelo que nunca se obedece, edificios que deberían hacerse hasta determinado piso pero igual se pasan, es una ciudad en lucha consigo mismo. Cuando ocurrió el terremoto, en 1985, demostró que tiene un espíritu solidario total, el Gobierno tardó en reaccionar, negó el apoyo internacional, quería lucir como alguien solvente y fue contraproducente. Pero lo que hizo la gente fue salir a la calle, asumir la actividad que rebasaba las actividades del gobierno. Todos nos pusimos brazaletes amarillos y con un paño así nosotros nos calificábamos como salvadores de la ciudad. Generamos el Partido del Temblor, que era un partido que no aspiraba a nada concreto en términos electorales, pero que era un partido crítico. La capacidad de acoger a gente de otras partes, es una ciudad que fundaron los migrantes, vinieron personas de Chicomostoc, cerca de Nayarit, y fundaron la ciudad. Es una ciudad que se ha enriquecido con los inmigrantes de muchos lugares, de la provincia, de la Guerra Civil Española, de las dictaduras latinoamericanas, de comunidades indígenas. Alguien como Andrés Manuel López Obrador, con un acento costeño de la ciudad luego de tres años de vivir acá pudo ser alcalde de la ciudad. El hecho de que la gente siga llegando a la Ciudad de México es con su sentido de imantación. Hay un texto maravilloso de Borges, llamado “El guerrero y la cautiva” que cuenta la historia de un militar que tenía que destruir Ravena, su ciudad enemiga. Cuando él ve la ciudad, ve esos terraplenes, esas escalinatas, esos balcones, esos palacios, él se siente superado por esa obra en piedra y decide no luchar contra la ciudad. Cambia de bando y muere defendiendo Ravena. No es un traidor, sino un converso, dice Borges.

­–No hablas de política pero las autoridades tienen mucho que ver.

–Hace 20 años, los que votamos por el ingeniero Cárdenas [Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano] nos encontramos con una situación inaudita que era la posibilidad de ganar una elección y creo que fue para bien de la ciudad. Se ha dado aquí una convivencia muy rica y ha sido una ciudad progresista, con todos sus defectos, pero que ha permitido una vida en común bastante satisfactoria. Los sucesivos gobiernos que vinieron, pues han tenido que ver con esto. Ahora hay una gestión mucho más negativa de cómo se dirige la ciudad y tiene que ver con cómo la ciudad está al servicio del negocio. Es corporativa, de grandes edificios, concesiva, una ciudad que privilegia el tráfico, no necesariamente se apuesta a la vida de la ciudad. Cuando uno ve los conciertos gratuitos en el Zócalo uno se sorprende cómo es que artistas deciden ganar menos para poder presentarse allí. Ya saben ellos, que lo mejor que puede aportar la ciudad es la gente. Esa riqueza que tiene nuestra ciudad. No sabemos quién ganará el Gobierno, pero nuestro deseo es que sea una ciudad tolerante, incluyente y bastante progresista.

La arquitectura está de fiesta: los 90 años de Teodoro González de León

miércoles, mayo 11th, 2016
Teodoro González de León, 90 años de actividad plena. Foto: Secretaría de Cultura

Teodoro González de León, 90 años de actividad plena. Foto: Secretaría de Cultura

Se celebrará hoy la primera de las tres mesas de análisis sobre la obra del famoso arquitecto mexicano, autor entre otros edificios del Museo Rufino Tamayo, el Auditorio Nacional, la Embajada de México en Berlín y el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC)

Ciudad de México, 11 de mayo (SinEmbargo).- El arquitecto mexicano Teodoro González de León celebrará 90 años de vida el próximo 29 de mayo y la circunstancia no pasará inadvertida para las autoridades culturales, decididas a honrar la obra, el legado y la influencia del profesional en nuestra arquitectura.

Los espacios a cargo de este hombre de vocación renacentista han significado durante siete décadas de trabajo incesante la extensión del espíritu humano, traducida  en edificios que han dado identidad a millones de mexicanos, como el Museo Rufino Tamayo, el Auditorio Nacional, la Embajada de México en Berlín y el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), esta última una obra del 2008 que diseñó a sus 82 años de edad.

Sus creaciones siguen los pasos de Le Corbusier (1887-1965), el mítico arquitecto francés en cuyo taller se formó González de León, prodigándose en un estilo geométrico y de colores vivos que no ha desestimado la influencia de artistas como Juan Gris y Fernand Léger, reflejo de su afición a la pintura, la escultura y la fotografía.

Hoy, a las 18 horas, en el Palacio de Bellas Artes, tendrá lugar la primera de las actividades planeadas para celebrar los 90 años de vida de Teodoro González de León. Se trata de una mesa de análisis en la Sala Manuel M. Ponce titulada “Teodoro González de León y sus pares”, en la que participarán Enrique Krauze, Enrique Norten, Manuel Felguérez, Francisco Serrano y Silvia Cherem, entre otros.

El magno Auditorio Nacional. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

El magno Auditorio Nacional. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

EN EL MUSEO TAMAYO, “SU MUSEO”

Junto a su socio y amigo Abraham Zabludovsky (1924-2003), González de León diseñó el Museo Tamayo en la primera sección del Bosque de Chapultepec.

Los arquitectos realizaron un intenso proceso de investigación que incluyó, entre otros aspectos, la visita de un gran número de museos alrededor del mundo. El diseño comenzó en 1972, mientras que la construcción arrancó hasta 1979 y concluyó dos años después, en 1981. El resultado: un edificio que, tanto por las particularidades de su diseño como por las soluciones plásticas y funcionales que integra, hizo merecedores a González de León y a Zabludovsky al Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el rubro “Bellas Artes”, en 1982.

Foto: Secretaría de Cultura

Foto: Secretaría de Cultura

Considerado uno de los pocos ejemplos en México de arquitectura contemporánea destinada desde su proyecto original a la labor museística, el edificio se incorpora armónicamente al entorno gracias a su forma piramidal, lo que remite a la herencia arquitectónica prehispánica.

El edificio se integra al terreno que lo rodea en virtud de su estructura de varios niveles que se concentra sobre sí misma en volúmenes ciegos de concreto escalonado hacia el centro, que al estar disimulados dan la sensación de que brota del suelo.

En la construcción se empleó, principalmente, concreto armado con piedras de mármol blanco, así como cristal y madera para los pisos y taludes con vegetación. Se puso especial atención en el diseño de los espacios interiores que, iluminados con luz natural y artificial, crean diversas atmósferas que intensifican la relación del visitante con las obras de arte.

Precisamente en el Museo Tamayo, “su museo”, se exhibirá la pieza escultórica Habitable, creada por el propio González de León, hecha a base de madera y acero, y que posteriormente se presentará de manera itinerante en diversos espacios culturales de la ciudad.

[youtube tzE4ik5ibww]

Al mismo tiempo, otra de las obras hechas con Zabludovsky, el Colegio de México, será declarada Monumento artístico a 40 años de su construcción, como expresión de lo que el arquitecto ha buscado a lo largo de toda su carrera: “crear edificios dinámicos que congreguen y se adapten a las futuras necesidades para las que fueron construidos”.

“Es una arquitectura que se deja penetrar por el espacio público, que acoge a los ciudadanos, que le abre los brazos al peatón y que permiten ser piezas habitables. No son búnkers, sino ventanas, puertas abiertas a la ciudad”, opinó el Secretario de Cultura de la Ciudad de México, Eduardo Vázquez.

TRABAJAR Y SOÑAR A LOS 90

La edad no es obstáculo. Se puede trabajar y nunca se abandonan los sueños. A los 90 años, Teodoro González de León tiene la ilusión de que su amada Ciudad de México se reconcilie con su geografía y recupere sus lagos. “Es un sueño factible”, remarcó.

“Hace más de dos décadas Teodoro ha insistido en que la ciudad futura será aquella que nazca de la reconciliación de la ciudad con su geografía, cuando reconozcamos que nos hemos peleado con nuestros ríos. Devolver a la ciudad su calidad lacustre no sólo tiene una dimensión histórica y cultural, sino que será la única forma de ver el futuro, de ser sustentable”, dijo al respecto Eduardo Vázquez.

Después de siete décadas de trayectoria sigue activo y entre sus proyectos actuales está la ampliación de la biblioteca de El Colegio de México, un clásico de la arquitectura construido en 1976.

La publicación de Obra Reunida, a cargo de El Colegio Nacional y Editorial Arquine, la exposición Teodoro González de León. Maquetas en el Museo de la Ciudad de México, que consta de 55 piezas escogidas por el autor, hasta el 3 de julio y dos mesas en el Museo de la Ciudad de México: Los espacios interiores en la arquitectura de Teodoro González de León, donde artistas plásticos tratarán el 15 de junio la influencia y la presencia de las otras artes en la obra del arquitecto, así como Vuelta a la ciudad futura, que se realizará a finales de junio, completan las actividades en homenaje a Teodoro González de León.

[youtube Aqhxn0-S8DU]

Carlos Fuentes: los ensayos, el esmero y una novela póstuma (VIDEO)

sábado, abril 23rd, 2016
Carlos Fuentes: Un escritor mexicano de vocación universal. Foto: CONACULTA

Carlos Fuentes: Un escritor mexicano de vocación universal. Foto: CONACULTA

Académicos y escritores analizaron la labor del escritor mexicano como pensador y ensayista en el Colegio Nacional. Novela póstuma de Carlos Fuentes llegará a las librerías el próximo mes

Por Alicia Sandoval

Ciudad de México, 23 de abril (Sin Embargo).- “El mayo aparece la novela póstuma que Carlos Fuentes (1928-2012) dejó, Aquiles, o el guerrillero y el asesino, ojalá que lo puedan leer pronto”, declaró Silvia Lemus este lunes en El Colegio Nacional, quien se reunió junto a Diego Valadés, Ignacio Padilla, Rolando Cordera y Federico Reyes-Heroles para recordar y explorar la faceta de su marido como ensayista.

La viuda de Fuentes aseguró que el escritor sabía entregar sus ideas al público, que siempre lo esperaba con gusto al ser un hombre carismático y elegante. “Carlos se esmeraba en sus ensayos tal como lo hacía en su narrativa literaria”, comentó la periodista.

“Fue muy coherente, le interesaba la justicia y la libertad, por eso escribió Tiempo mexicano”, agregó.

“Quizá seguimos sin hacer frente a la afrenta”, señaló Rolando Cordera, a propósito de La región más transparente, libro donde Carlos Fuentes criticó al México posrevolucionario que olvidó su promesa de un orden más justo, así como las razones y las causas por las cuales habían luchado durante la Revolución, traicionadas y reproducidas.

El economista destacó también la crítica social realizada por Fuentes a través de La muerte de Artemio Cruz, Las buenas conciencias, Tiempo mexicano y sus combativos escritos de los años sesenta para El espectador y Política.

Federico Reyes-Heroles habló sobre los ensayos y el pensamiento político de Fuentes, que introdujo aire fresco a discusiones asfixiadas por la especialización a partir de las interrelaciones y asociaciones que éste realizaba en sus textos.

Valiente mundo nuevo,Nuevo tiempo mexicano y Los 68 muestran el estilo y la gran capacidad que tuvo para tratar temas como la democracia, la desigualdad o el progreso. “Fuentes dijo muy poco sobre el ensayo, simplemente lo ejerció; fue un brillante ensayista político”, apuntó Reyes-Heroles.

Carlos Fuentes ensayista, en el Colegio Nacional. Foto: Colegio Nacional

Carlos Fuentes ensayista, en el Colegio Nacional. Foto: Colegio Nacional

“Antes que crítico y analista, Fuentes sabe que es amante del cine y es su cronista”, indicó Ignacio Padilla, resaltando la pasión que tuvo Fuentes por el milagro cinematográfico y con la que terminó éste mirando como un “testigo literario lúcido”. Al escribir sobre cine, Carlos Fuentes se exhibía; sus textos eran personales, revelaba tramas y personajes importantes para él.

Carlos Fuentes admiraba a Luis Buñuel y “el cine para Fuentes era un Ángel Exterminador”, dijo el autor de Cervantes y Compañía.

Diego Valadés, coordinador de la mesa, adelantó que realizará otra conferencia para seguir explorando y analizando las ideas de Carlos Fuentes, que siguen son todavía hoy causa de referencia y reflexión.

Aquí puedes ver la conferencia completa:

[youtube SAsAH4fbUTo]

“Nunca me atreví siquiera a fantasearlo”: Javier Garciadiego ingresa al Colegio Nacional

sábado, marzo 5th, 2016
Javier Garciadiego, flamante miembro del Colegio Nacional. Foto: Especial

Javier Garciadiego, flamante miembro del Colegio Nacional. Foto: Especial

El nuevo miembro del Colegio Nacional está convencido de que los historiadores profesionales deben aprovechar las efemérides históricas importantes, al contar con apoyos presupuestales del gobierno o de instituciones educativas, con la fugaz simpatía de los medios de comunicación y con un mayor interés de la sociedad mexicana, que es finalmente a la que deben sus esfuerzos.

por Alicia Sandoval

Ciudad de México, 5 de marzo (SinEmbargo).- El historiador Javier Garciadiego nunca soñó con ingresar a El Colegio Nacional. “Nunca me atreví siquiera a fantasearlo”, afirmó después de dar su discurso inaugural como nuevo miembro de dicha institución.

Garciadiego aseguró que su compromiso estará siempre a la altura del honor de pertenecer al Colegio Nacional y que, como historiador, puede decir que la realidad es siempre mejor que la imaginación.

Entre la música de los Beatles y los Rolling Stones, el influjo del movimiento estudiantil de 1968 en la juventud mexicana y el boom latinoamericano, el joven Garciadiego ingresó a la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, a principios de los ‘70. Ahí descubrió otro México, abrumado por la corrupción, la desigualdad social, el autoritarismo político y el menosprecio hacia la ley.

“Descubrí mi vocación de historiador en las clases de Gastón García Cantú”, comentó durante su ceremonia de ingreso; “fue la visión romántica de García Cantú la que hizo que me apasionara por la historia del país”.

Posteriormente, Garciadiego dirigió sus pasos hacia el Colegio de México, donde los años como estudiante lo marcarían para siempre: descubrió a Alfonso Reyes como escritor y como creador de instituciones, se hizo un riguroso historiador profesional con González Navarro y Bertha Ulloa.

El interés de vincular el pasado con el presente, de ver al pasado como una explicación y no como una acumulación de datos curiosos, chismes y anécdotas, llevó a Javier Garciadiego a la Universidad de Chicago, donde realizó su segundo doctorado.

Fue alumno de Friedrich Katz, de quien aprendió que la historia se escribe a partir de dos coordenadas (el tiempo y el espacio) y cuatro escenarios (local, regional, nacional e internacional).

Garciadiego, nacido el 5 de septiembre de 1951 en Ciudad de México, destacó la influencia de tres grandes historiadores y admirados maestros en su paso por la UNAM y el COLMEX: Daniel Cosío Villegas, Silvio Zavala y Luis González, ex miembros del Colegio Nacional. “Hoy, la diosa fortuna viene a regalarme un destino inmerecido: ¿cómo explicar que vuelvo a encontrarme con Cosío Villegas, Zavala y Luis González?”, se preguntó el historiador.

Una ceremonia con mucho público refrendó el ingreso del intelectual. Foto: Especial

Una ceremonia con mucho público refrendó el ingreso del intelectual. Foto: Especial

LA REVOLUCIÓN DE 1917

Su discurso inaugural se centró en la realización de la Constitución de 1917, que no puede ser entendida sin conocer el proceso revolucionario que antecedió a su Congreso Constituyente. Javier Garciadiego subrayó que dicho congreso estuvo dominado por miembros de la clase media urbana e implicó una sustitución de protagonistas: los ejércitos revolucionarios que destruyeron el antiguo régimen y los que construyeron el nuevo Estado.

Sobre el oficio del historiador, el intelectual criticó a aquellos colegas que creen que su ideología política está por encima de la realidad histórica: “es un gravísimo y muy peligroso error, lo mismo pienso de quienes creen que su capacidad literaria les permite alterar la realidad pasada”, apuntó el ex presidente del COLMEX, “ajeno a todo determinismo, creo que el futuro es modificable, el pasado no”.

Asimismo, alertó que la historia oficial o gubernamental, el anticuarismo y la nostalgia son amenazas para la disciplina, que debe ser pertinente, rigurosa y sugerente.

El nuevo miembro del Colegio Nacional está convencido de que los historiadores profesionales deben aprovechar las efemérides históricas importantes, al contar con apoyos presupuestales del gobierno o de instituciones educativas, con la fugaz simpatía de los medios de comunicación y con un mayor interés de la sociedad mexicana, que es finalmente a la que deben sus esfuerzos.

“Un ser humano con una adecuada conciencia histórica tiende a ser un mejor ciudadano y la democracia sólo se construye con buenos ciudadanos”, resaltó el historiador, “aquí radica el valor público de la historia”. Javier Garciadiego declaró que está en contra de crear altares patrios pletóricos de santos y beatos cívicos, al mismo tiempo que está en contra de cualquier versión satanizada de la historia de nuestro país.

“Me parece inaceptable malgastar esfuerzos intelectuales y recursos públicos para investigar temas irrelevantes y frívolos”, señaló el experto en historia política e intelectual de México, “la inexplicable invitación que se me hizo para formar parte de esta nobilísima y sabia institución es el mayor estímulo que haya podido recibir para continuar investigando y analizando la historia reciente del país, para seguir difundiendo los resultados obtenidos”.

Javier Garciadiego se comprometió a realizar una primera serie de conferencias en el Colegio Nacional sobre el Congreso Constituyente y la etapa que le siguió; a utilizar la tribuna que utilizaron Silvio Zavala, Luis González, Alfonso Reyes, Cosío Villegas, entre otros, para seguir compartiendo su visión de nuestra historia.