Se celebrará hoy la primera de las tres mesas de análisis sobre la obra del famoso arquitecto mexicano, autor entre otros edificios del Museo Rufino Tamayo, el Auditorio Nacional, la Embajada de México en Berlín y el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC)
Ciudad de México, 11 de mayo (SinEmbargo).- El arquitecto mexicano Teodoro González de León celebrará 90 años de vida el próximo 29 de mayo y la circunstancia no pasará inadvertida para las autoridades culturales, decididas a honrar la obra, el legado y la influencia del profesional en nuestra arquitectura.
Los espacios a cargo de este hombre de vocación renacentista han significado durante siete décadas de trabajo incesante la extensión del espíritu humano, traducida en edificios que han dado identidad a millones de mexicanos, como el Museo Rufino Tamayo, el Auditorio Nacional, la Embajada de México en Berlín y el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), esta última una obra del 2008 que diseñó a sus 82 años de edad.
Sus creaciones siguen los pasos de Le Corbusier (1887-1965), el mítico arquitecto francés en cuyo taller se formó González de León, prodigándose en un estilo geométrico y de colores vivos que no ha desestimado la influencia de artistas como Juan Gris y Fernand Léger, reflejo de su afición a la pintura, la escultura y la fotografía.
Hoy, a las 18 horas, en el Palacio de Bellas Artes, tendrá lugar la primera de las actividades planeadas para celebrar los 90 años de vida de Teodoro González de León. Se trata de una mesa de análisis en la Sala Manuel M. Ponce titulada “Teodoro González de León y sus pares”, en la que participarán Enrique Krauze, Enrique Norten, Manuel Felguérez, Francisco Serrano y Silvia Cherem, entre otros.
EN EL MUSEO TAMAYO, “SU MUSEO”
Junto a su socio y amigo Abraham Zabludovsky (1924-2003), González de León diseñó el Museo Tamayo en la primera sección del Bosque de Chapultepec.
Los arquitectos realizaron un intenso proceso de investigación que incluyó, entre otros aspectos, la visita de un gran número de museos alrededor del mundo. El diseño comenzó en 1972, mientras que la construcción arrancó hasta 1979 y concluyó dos años después, en 1981. El resultado: un edificio que, tanto por las particularidades de su diseño como por las soluciones plásticas y funcionales que integra, hizo merecedores a González de León y a Zabludovsky al Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el rubro “Bellas Artes”, en 1982.
Considerado uno de los pocos ejemplos en México de arquitectura contemporánea destinada desde su proyecto original a la labor museística, el edificio se incorpora armónicamente al entorno gracias a su forma piramidal, lo que remite a la herencia arquitectónica prehispánica.
El edificio se integra al terreno que lo rodea en virtud de su estructura de varios niveles que se concentra sobre sí misma en volúmenes ciegos de concreto escalonado hacia el centro, que al estar disimulados dan la sensación de que brota del suelo.
En la construcción se empleó, principalmente, concreto armado con piedras de mármol blanco, así como cristal y madera para los pisos y taludes con vegetación. Se puso especial atención en el diseño de los espacios interiores que, iluminados con luz natural y artificial, crean diversas atmósferas que intensifican la relación del visitante con las obras de arte.
Precisamente en el Museo Tamayo, “su museo”, se exhibirá la pieza escultórica Habitable, creada por el propio González de León, hecha a base de madera y acero, y que posteriormente se presentará de manera itinerante en diversos espacios culturales de la ciudad.
Al mismo tiempo, otra de las obras hechas con Zabludovsky, el Colegio de México, será declarada Monumento artístico a 40 años de su construcción, como expresión de lo que el arquitecto ha buscado a lo largo de toda su carrera: “crear edificios dinámicos que congreguen y se adapten a las futuras necesidades para las que fueron construidos”.
“Es una arquitectura que se deja penetrar por el espacio público, que acoge a los ciudadanos, que le abre los brazos al peatón y que permiten ser piezas habitables. No son búnkers, sino ventanas, puertas abiertas a la ciudad”, opinó el Secretario de Cultura de la Ciudad de México, Eduardo Vázquez.
TRABAJAR Y SOÑAR A LOS 90
La edad no es obstáculo. Se puede trabajar y nunca se abandonan los sueños. A los 90 años, Teodoro González de León tiene la ilusión de que su amada Ciudad de México se reconcilie con su geografía y recupere sus lagos. “Es un sueño factible”, remarcó.
“Hace más de dos décadas Teodoro ha insistido en que la ciudad futura será aquella que nazca de la reconciliación de la ciudad con su geografía, cuando reconozcamos que nos hemos peleado con nuestros ríos. Devolver a la ciudad su calidad lacustre no sólo tiene una dimensión histórica y cultural, sino que será la única forma de ver el futuro, de ser sustentable”, dijo al respecto Eduardo Vázquez.
Después de siete décadas de trayectoria sigue activo y entre sus proyectos actuales está la ampliación de la biblioteca de El Colegio de México, un clásico de la arquitectura construido en 1976.
La publicación de Obra Reunida, a cargo de El Colegio Nacional y Editorial Arquine, la exposición Teodoro González de León. Maquetas en el Museo de la Ciudad de México, que consta de 55 piezas escogidas por el autor, hasta el 3 de julio y dos mesas en el Museo de la Ciudad de México: Los espacios interiores en la arquitectura de Teodoro González de León, donde artistas plásticos tratarán el 15 de junio la influencia y la presencia de las otras artes en la obra del arquitecto, así como Vuelta a la ciudad futura, que se realizará a finales de junio, completan las actividades en homenaje a Teodoro González de León.