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Gustavo De la Rosa

18/02/2022 - 12:05 am

Yo no soy Loret

De inicio, el hijo del Presidente puede haber ejercido diversas acciones civiles, incluso penales y participar públicamente en el conflicto así surgido.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador con los presuntos ingresos de Carlos Loret de Mola de fondo.
“Tal vez algunos de los que se unieron a Loret de mola bajo el #TodosSomosLoret, sí se identifiquen con él, pero la gran mayoría de los mexicanos que tenemos criterio para discordar con el Presidente no nos consideramos para nada iguales a Loret”. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro

Empecemos aclarando qué no es lo mismo coincidir con héroes como lo fue Espartaco, los 43 de Atyozinapa, los 32 de la iberoamericana, que coincidir con un personaje bastante turbio, que ha hecho de la mentira y la defensa de las peores causas. Su modus vivendi.

La frase  “todos somos…” surge de una escena memorable de la película Espartaco, donde al momento de que un comandante romano ofrece a los esclavos derrotados mantenerlos vivos a cambio de que identifiquen a Espartaco. Uno a uno los esclavos se van levantando y dicen “yo soy Espartaco”, de tal suerte que Espartaco queda confundido entre la multitud, a los cuales lo llevan a la muerte. Aunque después identifican a Espartaco, porque la película no podía terminar ahí.

Ciertamente que la polémica entre Carlos Loret de Mola y el Presidente de la República fue una polémica de excesos y los excesos vinieron de ambos lados, pero no podemos olvidar que uno es el Presidente de la República y el otro es un ciudadano, por lo tanto, no hay equidad en la confrontación. Y como decimos por acá en Juárez, el Presidente se fue recio.

Pero desde un punto de evaluación con perspectiva de equidad. Hay que establecer que quien empezó la guerra fue Loret de Mola en contra de un particular, que tiene todos sus derechos civiles de vivir y haber vivido, en las condiciones que ha podido y querido, y no había elementos serios para deducir que vivir en esa casa significaba un acto de corrupción. Entre los elementos que aporta el reportaje sólo había dos evidencias, que el hijo del Presidente había vivido ahí con su esposa y que la casa era propiedad de un ciudadano norteamericano. Alto empleado de una empresa. Lo demás son meras especulaciones y muchas de ellas evidentemente fantasías desde el mundo del complot.

Precisamente porque se trata de un conflicto entre particulares, ahí entre particulares debería estarse tramitando el asunto. De inicio, el hijo del Presidente puede haber ejercido diversas acciones civiles, incluso penales y participar públicamente en el conflicto así surgido.

Ciertamente que la inequidad debe reclamarse aunque el ciudadano haya hecho su vida abusando de la libertad de expresión, inventando falsedades, montando diligencias falsas, guardando silencio ante las mayores abusos de los sexenios anteriores y siendo un agresivo propagandista contra del nuevo régimen. Tal vez algunos de los que se unieron a Loret de mola bajo el #TodosSomosLoret, sí se identifiquen con él, pero la gran mayoría de los mexicanos que tenemos criterio para discordar con el Presidente no nos consideramos para nada iguales a Loret. No somos ni hemos sido iguales.

Yo vengo luchando por más de 50 años en contra de la profunda injusticia social mexicana, contra la corrupción, por el bienestar de los pobres, por el Estado de Derecho y no tengo el mínimo temor de que alguien revele mi patrimonio porque habiendo sido funcionario público durante 16 años mi patrimonio acumulado, es con mucho menor a la suma de mis ingresos por los cuales he pagado impuestos y para mí es un orgullo.

Porque si ellos consideran a Loret de Mola un verdadero Espartaco, un líder que los lleve a enfrentar al Estado, al Gobierno, al Presidente de la República y tal vez quienes emocionados consideren que es el momento de dar la cara por su líder, pero saben a diferencia de aquellos esclavos que Andrés Manuel podrá renegar, podrá excederse, en las palabras “mañaneras”, pero jamás les hará daño ni en su persona ni su patrimonio, así pues ellos han encontrado su identificador tienen su héroe, tienen su líder, allá ellos que con su pan se lo coman. Yo no soy Loret.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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