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Angelina Jolie venderá en una subasta un cuadro que Churchill regaló a Franklin D. Roosevelt

lunes, febrero 1st, 2021

El cuadro, que retrata una mezquita del siglo XII bajo una puesta de sol marroquí, fue un regalo de Churchill a Roosevelt tras la Conferencia de Casablanca de 1943, donde pactaron la estrategia para vencer a la Alemania nazi.

Londres, 1 feb. (EFE).- La actriz Angelina Jolie venderá en marzo un cuadro que el ex primer ministro británico Winston Churchill pintó como regalo para el que fuera Presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, según anunció este lunes la casa de subastas Christie’s en Londres.

Considerada la única obra que el ‘Premier’ completó durante la Segunda Guerra Mundial, la pintura se ofrecerá al mejor postor con un precio estimado de entre 1,5 millones y 2,5 millones de libras (entre 1,7 millones y 2,8 millones de euros/entre 2 millones y 3,4 millones de dólares).

El cuadro, que retrata una mezquita del siglo XII bajo una puesta de sol marroquí, fue un regalo de Churchill a Roosevelt tras la Conferencia de Casablanca de 1943, donde pactaron la estrategia para vencer a la Alemania nazi.

Tras el evento, el líder británico invitó a su homólogo norteamericano a pasear por Marrakech para mostrarle las vistas de la ciudad y la luz del atardecer, una escena que impresionó tanto a Roosevelt que Churchill decidió inmortalizarla como recuerdo de la conferencia.

El cuadro retrata una mezquita del siglo XII bajo una puesta de sol marroquí. Foto: EFE

Después de la muerte del presidente estadounidense, en 1945, la obra pasó durante décadas por varios propietarios hasta caer en manos de la pareja que antes formaban Angelina Jolie y Brad Pitt.

Cuando se separaron, la pintura quedó en el limbo inmersa en la especulación sobre el reparto de la extensa colección de arte que atesoraba el matrimonio.

Ahora, Jolie Family Collection venderá la obra paisajística, bautizada como “Tower of the Koutoubia Mosque” (“Torre de la Mezquita Koutoubia”), como parte de una subasta de arte británico moderno en Christie’s el próximo día 1 de marzo.

“[El cuadro] es posiblemente la mejor pintura de Winston Churchill debido a la importancia del tema para él y al hecho de que destaca la magnitud de la amistad entre los dos líderes”, según remarcó el representante de Christie’s Nick Orchard en un comunicado.

Churchill empezó a recrear escenas de Marruecos a partir de 1935, cuando su tutor de pintura, John Lavery, lo alentó a visitar el país.

El cuadro que subastará Jolie, uno del medio centenar que Churchill dedicó a Marruecos, aspira a alcanzar uno de los precios más altos para las pinturas del ‘premier’ en una subasta, según indica la nota.

No será la primera vista marroquí, regalo de Churchill a un líder estadounidense, que salga a subasta: en 2007 se vendió el paisaje “Marrakech”, obsequio al presidente Harry S. Truman, con un precio de salida de entre 431 mil y 720 mil euros (entre 521 mil 294 y 871 mil dólares).

Churchill debe decidir si negociar con Hitler o luchar contra su ejército en Las horas más oscuras

sábado, agosto 29th, 2020

El destino de Europa occidental depende de Winston Churchill en los primeros días de la Segunda Guerra Mundial.

[youtube d4A43qoJqeY]

Ciudad de México, 29 de agosto (SinEmbargo).– Winston Churchill, recién nombrado Primer Ministro británico, debe decidir si negociar unirse a Hitler al comienzo de la Segunda Guerra Mundial o si se opone a sus ideales y lucha contra su temible potencial bélico.

Churchill se convirtió en la última esperanza de Europa Occidental cuando estalló la Segunda Guerra Mundial y la zona parecía colapsar. Sus decisiones cambiaron el rumbo de la historia.

Cuando el ejército Nazi había invadido muchos países, el Primer Ministro decidió defender su isla a pesar de todo y llegar a las últimas consecuencias.

Las horas más oscuras está basada en la historia real sobre el liderazgo de Winston Churchill al comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

La cinta protagonizada por Gary Oldman, Lily James, Kristin Scott Thomas y Ben Mendels está disponible en Netflix.

ADELANTO | Política, guerra y la vida de Winston Churchill en la investigación de Richard Toye

sábado, mayo 11th, 2019

¿Cómo Winston Churchill continúa siendo una figura conocida mundialmente? Descúbrelo en el libro de Richard Toye, profesor de la Universidad de Exeter. 

Ciudad de México, 11 de mayo (SinEmbargo).– ¿Cómo abarcar en una biografía una personalidad y una actividad política tan complejas como las de Winston Churchill? Richard Toye, profesor de la Universidad de Exeter, ha tenido la idea de coordinar para ello a un equipo de especialistas que han investigado diversos aspectos de su vida, entre los cuales figuran historiadores de tanto relieve como Jeremy Black, Richard Overy o Chris Wrigley, para que cada uno se ocupe del período de la vida de Churchill, o del aspecto de su actividad política, que mejor conozca.

Tenemos así una sucesión de capítulos que, comenzando con sus primeros pasos en la política y con su discutida gestión al frente del Almirantazgo en la primera guerra mundial, van siguiendo su trayectoria hasta los años de la «guerra fría»; luego, otros capítulos están dedicados a temas específicos como su relación con el mundo islámico, con el imperio británico, con las armas nucleares o, en un plano muy distinto, con las mujeres que marcaron su vida.

Fragmento del libro Winston Churchill, de Richard Toye. Copyright: 2019, Crítica. Traducción de Yolanda Fontal. Cortesía otorgada bajo el permiso de Grupo Planeta México.

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Churchill como primer lord del Almirantazgo, 23 de octubre de 1911-24 de mayo de 1915

Martin Thornton Universidad de Leeds

Cuando Winston Churchill trabajó en el Almirantazgo antes de la primera guerra mundial, mantuvo una serie de actitudes positivas y negativas hacia Alemania. Admiraba muchos aspectos de sus programas de modernización y reformas sociales, pero veía en su expansión naval una amenaza directa para la paz. Cuando reclamó un programa de construcción de acorazados en una proporción de dos a uno a favor de Gran Bretaña, también propuso unas «vacaciones» en la construcción, una idea que Alemania no se tomó en serio. Churchill parecía estar en su elemento en el Almirantazgo, ejerciendo tanto de microgestor como de pensador estratégico. A su vez, la primera guerra mundial justificó muchos de sus temores respecto a Alemania y le convirtió en un hombre de su tiempo. Sin embargo, su mandato en el Almirantazgo estuvo acuciado por las malas noticias en el mar y culminó con la infausta campaña de Galípoli. Irlanda también preocupó profundamente a Churchill, incluso cuando fue primer lord del Almirantazgo, pero este tema se aborda en otros análisis.

Siempre se pueden consultar los textos y discursos publicados de Winston Churchill, en los que expone los problemas del mundo en la época en que vivió. Es válido en el caso del apaciguamiento, la segunda guerra mundial y los orígenes de la guerra fría, y también del primer ejercicio de Churchill como primer lord del Almirantazgo entre 1911 y 1915. Su obra La crisis mundial 1911-1918 (que cuenta con diferentes ediciones, pero fue publicada por primera vez en cinco tomos en seis partes entre 1923 y 1931) es un tour de force para explicar la importancia de los preparativos navales ante la amenaza de una guerra inminente y los acontecimientos trascendentales de la primera guerra mundial. Curiosamente, la obra iba a ser en un principio un ensayo sobre el poder naval e inicialmente se iba a publicar con el título más singular de The Great Amphibian, pero por consejo de su editor, y después de que Churchill ampliara su alcance, pasó a titularse La crisis mundial.

A finales del siglo XIX y en la primera parte del siglo XX, las armadas de Gran Bretaña y Alemania eran un símbolo de poderío y prestigio nacional. También se las consideraba cruciales para el mantenimiento y la expansión de los imperios y para la seguridad del mar del Norte. La rivalidad naval entre Gran Bretaña y Alemania aumentó debido a las políticas de construcción naval consignadas en las leyes navales aprobadas en Alemania en 1898 y 1900, que estuvieron motivadas por los deseos del almirante Alfred von Tirpitz (ministro de la Marina Imperial Alemana, 1897-1916) y del káiser Guillermo II de crear una armada alemana prestigiosa. A ambos les unía el rechazo a la clara superioridad naval británica. La expansión naval alemana y británica también formó parte de cuestiones más amplias relacionadas con los gastos de defensa que afectaron a las potencias europeas de Gran Bretaña, Alemania, Francia, Rusia, el Imperio Austrohúngaro e Italia. Una de las grandes preocupaciones de las potencias europeas fue la posibilidad de una guerra global en Europa. Las razones que explicarían el estallido de la primera guerra mundial son múltiples. En muchos de los debates académicos sobre las causas de la guerra se incluyen, en concreto, las disputas estratégicas internacionales y los problemas internos de los distintos estados. Fuera o no la expansión del armamento naval un factor dominante en el estallido de la primera guerra mundial, el gobierno británico y Winston Churchill consideraban que la política naval de Alemania era agresiva y constituía una amenaza directa para la seguridad nacional del país y el funcionamiento de la Marina Real.

Los grandes buques de guerra (a los que se suele denominar acorazados y cruceros de combate) se convirtieron en parte de la carrera armamentística naval entre Inglaterra y Alemania. En 1906 se terminó de construir la clase de buques británicos fuertemente artillados HMS Dreadnought, con el patrocinio del almirante sir John «Jacky» Arbuthnot Fisher, primer lord del Mar (posteriormente lord Fisher de Kilverstone), y se construyeron más en 1909. En 1910 los británicos aprobaron un programa para construir ocho nuevos buques para 1913. Los británicos introdujeron en ellos mejoras en la velocidad y una mayor potencia de fuego. A los buques con cañones bastante grandes (aunque el tamaño variaba) y propulsados por turbinas de vapor se los solía denominar acorazados o superacorazados. La construcción de acorazados británicos estaba programada para un largo período de tiempo, pero en los años siguientes se completaron varias clases: la clase Bellerophon en 1909; la clase St Vincent en 1909- 1911; la clase Colossus en 1911; la clase Orion en 1912; la clase King George V en 1912-1913; la clase Iron Duke en 1914; la clase Queen Elizabeth en 1915-1916; y la clase Royal Sovereign en 1916-1917.2 La clase Queen Elizabeth (que incluía el Queen Elizabeth, el Warspite, el Barham, el Valiant y el Malaya) ya se había programado en 1912- 1913, pero fue entregada en los años 1915-1916.

Alemania construyó acorazados similares, que incluían la clase Nassau, 1909-1910; la clase Helgoland, 1911-1912; la clase Kaiser, 1912-1913; y la clase König.4 La clase Nassau (los acorazados Nassau, Westfalen, Rheinland y Posen) fue programada para el período entre 1906 y 1908, lo que indica, junto con la construcción británica de buques, que la carrera armamentística naval se había materializado con bastante rapidez tras la construcción del primer acorazado. El Almirantazgo afirmó en septiembre de 1912 que la expansión naval británica entre 1905 y 1908 no había forzado la expansión naval alemana. Sostenía que, hasta 1909, los británicos no se habían visto obligados a aumentar sustancialmente la cantidad de buques que poseían. Esta respuesta se explica por el hecho de que los nuevos buques construidos por Alemania eran más baratos de mantener y reparar que algunos de los barcos más antiguos de Gran Bretaña. También en 1909 el Almirantazgo autorizó una amplia revisión de la situación naval y la seguridad del imperio británico: «Ese año, se entregaron ocho buques capitales en Gran Bretaña, y la Commonwealth de Australia y el Dominio de Nueva Zelanda aportaron, respectivamente, otros dos: diez en total».

En 1909, Winston Churchill (ministro de Comercio) no era tan pesimista acerca de la amenaza naval alemana como el entonces lord del Almirantazgo, Reginald McKenna, que solicitó la construcción de seis nuevos acorazados Dreadnought antes de llegar a un punto crítico, que se preveía en 1912. Se sugirió que el margen de superioridad naval de Gran Bretaña se vería negativamente afectado por la construcción de acorazados anunciada públicamente por Alemania, así como por la construcción en secreto, lo que sería especialmente preocupante para Gran Bretaña en 1912. Churchill creía en ese momento que sería suficiente con construir cuatro nuevos buques en 1909 y tal vez otros dos más posteriormente. No obstante, el temor generalizado a la amenaza alemana tuvo como resultado una confusa expansión británica: «El Almirantazgo había solicitado seis barcos, los economistas ofrecieron cuatro y nosotros nos comprometimos con ocho. Sin embargo, cinco de los ocho no estuvieron listos antes de que “el peligroso año” de 1912 hubiera transcurrido en paz».

Lo que se reconocía ampliamente en Gran Bretaña era que la Marina Real no se podía permitir ir a la zaga de Alemania en la fabricación de acorazados o Alemania no tardaría en alcanzar su superioridad naval. Churchill dejó constancia de sus recuerdos sobre lo que pensaba al respecto con su inimitable estilo:

Había una sensación creciente y profunda, que ya no se limitaba a los círculos políticos y diplomáticos, de que los prusianos tenían malas intenciones, de que envidiaban el esplendor del imperio británico y de que, si se les presentaba una buena ocasión, la aprovecharían a nuestra costa. Además, se empezó a comprender que no serviría de nada intentar detener el curso de Alemania absteniéndose de adoptar contramedidas. La reticencia por nuestra parte a construir barcos se atribuyó en Alemania a una falta de espíritu nacional y se entendió como otra prueba más de que una raza viril debía avanzar para reemplazar a una sociedad decadente, excesivamente civilizada y pacifista que ya no era capaz de mantener su inmejorable posición en los asuntos mundiales.

La conclusión de Churchill era que Alemania quería una gran armada con un «propósito maligno».8 Su análisis, influido por su posición como ministro de Comercio, también le indujo a creer que, pese a su admiración por las reformas sociales emprendidas en Alemania, el programa de expansión naval había sometido a la economía alemana a una considerable presión, lo que podía generar malestar interno. El inconveniente para Gran Bretaña era que el gobierno alemán quisiera aliviar la situación económica y social interna promoviendo alguna aventura en el extranjero. Una máxima de las relaciones internacionales es que los gobiernos recurren a la cuestión de los enemigos externos para unir a un estado nación en torno a una causa nacionalista y mitigar así las críticas internas. En el caso de Alemania, empezó a parecer una profecía autocumplida, ya que la costosa expansión naval fue la causa de algunos de los problemas económicos.

Gran Bretaña adoptó una política a largo plazo para asegurarse de que el estado nación más poderoso de la Europa continental no amenazara sus intereses. De este modo, la preocupación de Rusia y Francia por Alemania también se convirtió en una preocupación para Gran Bretaña. Tanto Francia como Rusia aumentarían sus ejércitos, mientras que Gran Bretaña ampliaría su armada. La estrategia británica consistió en fortalecer sus relaciones con las potencias, Francia y Rusia, ya que también percibían a Alemania como una amenaza. Los temores de Churchill al respecto eran especialmente profundos: «La marina alemana, de un modo rápido, seguro y metódico, aparecía ante nuestras puertas, exponiéndonos a peligros que solo se podían evitar mediante denodados esfuerzos y una vigilancia casi tan intensa como en una guerra real».

En 1910, y al año siguiente, la competitividad naval anglo-alemana se aceleró y tanto Gran Bretaña como Alemania estaban construyendo acorazados. Los alemanes se habían comprometido a crear una gran flota de treinta y tres acorazados de varios tipos en la Ley Naval de 1912 y los británicos creían que se verían superados en aguas territoriales. Al gobierno británico le preocupaba especialmente que, en caso de que Gran Bretaña se viera forzada a retirarse del Mediterráneo, se pusiera en tela de juicio su influencia mundial y, en consecuencia, esta disminuyera.

Los acontecimientos ocurridos en 1911 hicieron pensar que cabía la posibilidad de que estallara una guerra entre Francia y Alemania. Francia reclamó partes de Marruecos, donde Alemania parecía tener pocos intereses discernibles, y los franceses creyeron que los alemanes se contentarían con la compensación colonial en Congo. Sin embargo, el gobierno alemán envió el Panther, una cañonera, a proteger sus intereses en el puerto de Agadir, en Marruecos. Para sorpresa de Alemania, Gran Bretaña se mostró interesada y puso de manifiesto que apoyaba a Francia. Al gobierno británico le preocupaba la protección de las rutas comerciales y quiso dejar claro que, en caso de guerra entre Alemania y Francia, Gran Bretaña apoyaría a Francia. La crisis de Agadir no se intensificó y se llegó a un acuerdo diplomático después de que Francia hiciera concesiones, pero esta disputa planteó la posibilidad de que pudiera surgir un grave conflicto si Francia y Alemania se comportaban de manera imprudente. El papel de Churchill, a la sazón ministro del Interior (nombrado en 1910), fue bastante marginal, aunque fueron raras las ocasiones en las que no se interesó personalmente en los asuntos internacionales de la época.

Winston Churchill fue nombrado primer lord del Almirantazgo en octubre de 1911 (un mes antes de cumplir treinta y siete años) después de que el primer ministro Herbert Asquith le ofreciera el puesto. En realidad, Asquith y Churchill habían discutido la posibilidad de que Winston se pusiera al frente del Almirantazgo en marzo de 1908, pero pese a que creía que era el «puesto ministerial [más] relumbrante», aceptó el cargo de ministro de Economía el 10 de abril de 1908.10 Churchill se convenció de renunciar al puesto en el Almirantazgo en 1908. No estaba seguro de cómo podía influir en la estructura y la organización del Almirantazgo, y quería ocuparse de asuntos como las finanzas, la maquinaria administrativa del Almirantazgo y la profesionalidad del servicio naval prestado a la nación. Es evidente que Churchill quería imponer su autoridad en el Almirantazgo, pero creía que en ese momento no era posible. Nepotismo aparte, no quería verse en la situación de reemplazar a su tío, lord Tweedmouth, y soportar la vergüenza de proponer de inmediato un cambio radical.

Los presupuestos del gasto naval y el programa de construcción para 1912-1913 ya estaban muy avanzados cuando Churchill dejó de ser ministro del Interior para convertirse en primer lord del Almirantazgo en 1911, pero creía que era necesario adoptar contramedidas adicionales que pudieran disuadir a Alemania. Su opinión de que Alemania representaba un «peligro omnipresente» se vio reforzada:

En la pared, detrás de mi sillón, había colocada una caja, dentro de cuyas tapas abiertas se desplegaba un gran mapa del mar del Norte. En este mapa, un oficial del Estado Mayor señalaba todos los días con banderitas la posición de la flota alemana. Ni una sola vez se omitió esta ceremonia hasta que estalló la guerra y los grandes mapas que cubrían todo un lado de la Sala de Guerra empezaron a servir. Me acostumbré a mirar el mapa cada día cuando entraba en mi despacho.

Esto refleja el entusiasmo juvenil de Churchill por el trabajo, pero era algo más que un inteligente principiante con sed de conocimientos técnicos navales e ideas estratégicas y no tardó en recurrir a los consejos y las ideas del septuagenario lord Fisher, a quien al principio Churchill mantuvo como un asesor informal con el que se reunía e intercambiaba cartas.12 Como primer lord, Churchill era el responsable ante el Parlamento del Almirantazgo y tuvo a cuatro lores del Mar a sus órdenes. El primer lord del Mar era jefe del Estado Mayor Naval, e inicialmente fue el almirante sir Francis Bridgeman y después el almirante y príncipe Luis de Battenberg (1912-1914), al que reemplazaría el almirante de la Flota lord Fisher (1914-1915).

La supremacía naval de Gran Bretaña figuraba entre las principales prioridades de Churchill. En febrero de 1912 proclamó en Glasgow, haciendo gala de una actitud pública un tanto maliciosa hacia Alemania, que consideraba que la marina de Gran Bretaña era una «necesidad», pero, en cambio, la marina de Alemania era un «lujo».13 La ampliación del tamaño de la marina alemana, prevista en la Ley Naval alemana, animó a Churchill a presionar al gobierno británico para que prosiguiera con la expansión naval.14 Esta expansión británica, basada en la consideración del programa de construcción alemán, significaba un «60% en Dreadnoughts más que Alemania, siempre que esta se ciñera al programa declarado en ese momento, y dos quillas por cada una adicional puesta por ella».15 Se trataba de un compromiso muy firme por parte de Churchill de construir dos acorazados para el gobierno liberal por cada uno que pudiera construir Alemania, una política en potencia bastante costosa para el gobierno liberal. Lo presentó como parte del presupuesto naval que entregó a la Cámara de los Comunes el 18 de marzo de 1912. La decisión estratégica que Churchill se vio obligado a tomar consistió en concentrar a la flota británica en aguas territoriales y retirar los acorazados del Mediterráneo, cargando a Francia con la responsabilidad de controlar el Mediterráneo con grandes buques. Obviamente, esto vinculaba más estrechamente a los británicos con la toma de decisiones estratégicas de los franceses. Churchill se lo expresó así al primer ministro el 23 de agosto de 1912: «tenemos las obligaciones de una alianza sin ninguna de sus ventajas y, sobre todo, sin sus estipulaciones precisas».16

Winston Churchill también reclamó una política naval para los dominios, que comportaría disponer de una escuadra imperial flexible que pudiera navegar por el imperio y turnarse por los mares de todos los dominios.17 El enfoque de Churchill del programa de construcción en relación con los dominios no contaría con ningún barco que estos pudieran aportar. Cualquier barco facilitado por estos sería adicional y los esfuerzos de los dominios incrementarían claramente la potencia naval de Gran Bretaña. El 14 de abril de 1912, Churchill pidió consejo al primer ministro Asquith para apoyar una política naval para los dominios o, más bien, una política naval para Gran Bretaña que incluyera a los dominios.18 Cualquiera que fuera la distribución de la flota imperial británica en tiempos de paz, Churchill quería protección frente al «gran perro» (Alemania) en aguas territoriales británicas durante cualquier guerra; esa flota se podría volver a redistribuir después de un conflicto importante.19 Cualquier administración que implicara disciplina y adiestramiento estaría controlada por el Almirantazgo y Churchill esperaba que, en los primeros años, los británicos aportaran la mayor parte del personal de servicio. Su idea era que la escuadra de los dominios se dirigiera a las aguas donde fuera necesaria y pudiera utilizar las instalaciones portuarias que necesitara, por ejemplo, en Vancouver, Simonstown o Sídney.20 Los propios dominios se encargarían de su defensa costera. Churchill creía que Australia y Nueva Zelanda ya estaban haciendo un gran esfuerzo y que Louis Botha, el primer ministro de Suráfrica, también cumpliría. Sin embargo, sería necesario convencer a los canadienses. Surgió la idea de recibir ayuda financiera de los dominios, pero la aportación canadiense de 35 millones de dólares canadienses nunca se hizo efectiva debido a la derrota del proyecto de Ley de Ayuda Naval en el Senado canadiense. Esto hizo que la escuadra imperial flexible fuera inviable y el inicio de la primera guerra mundial cambió las prioridades.

Churchill había conseguido muchos aliados internos con sus dramáticas declaraciones sobre la expansión naval, entre ellos el líder de la oposición y miembro del Comité de Defensa Imperial, Arthur J. Balfour. Aunque hasta entonces había tenido dudas sobre las intenciones de Alemania, Balfour escribió a Churchill:

Iniciar una guerra sin más objetivo que restaurar el imperio germánico de Carlomagno de una forma moderna, me parece a un tiempo algo tan perverso y tan estúpido que resulta casi increíble. Y, sin embargo, es prácticamente imposible entender la política alemana moderna sin atribuirle esa intención.21

Más difícil fue convencer al ministro de Economía, David Lloyd George, de la necesidad del presupuesto naval para 1913-1914, pero a Churchill no le faltó asesoramiento sobre cómo se podía financiar el gasto naval.22 Esto molestó aún más a Lloyd George a principios de 1914, cuando Churchill presentó sus presupuestos para 1914- 1915. Aunque las opiniones del ministro de Economía sugieren que le inquietaban los cambios en los presupuestos presentados por Churchill, el ingenio del «mago de Gales» quedó patente en su respuesta a Winston: «Ahora comprendo plenamente su idea de un trato: es un argumento que obliga al Tesoro a no intentar siquiera realizar nuevos ahorros en interés del contribuyente mientras no impone en absoluto obligación alguna al Almirantazgo de contraer nuevas obligaciones».23

En este contexto, y como contraposición, Churchill ya había planteado la idea de unas «vacaciones navales» con los alemanes en el año 1913 (es decir, no construir barcos en 1913). Se suspendería la construcción de los tres buques planeados por Gran Bretaña si se dejaban de construir los dos barcos planeados por Alemania. Como señala John Maurer, para los políticos alemanes más destacados la idea tenía muy poco sentido: «el káiser Guillermo envió a Churchill un mensaje “cortés” diciendo que unas vacaciones navales “solo serían posibles entre aliados”. Sin embargo, según sus íntimos, Guillermo fue mucho menos cortés: calificó el discurso de Churchill de “arrogante”».24 De haberse producido una «paralización» de la construcción naval, sin duda habría favorecido la posición de Gran Bretaña desde el punto de vista del equilibrio de poder naval existente, incluso aunque se presentara como que no supondría una desventaja adicional para Alemania. A Alemania también podría beneficiarle que se retrasara el programa de modernización británico. Seguía pareciendo paradójico que fuera el primer lord del Almirantazgo quien estuviera promoviendo aplicar restricciones navales, pero esta propuesta general también debilitó a algunos de los elementos más radicales del propio Partido Liberal de Churchill.25

“Cómo te atreves”, cuestiona diario inglés a Trump por sentarse en el sillón de Winston Churchill

domingo, julio 15th, 2018

Donald Trump, Presidente de Estados Unidos, y su mujer Melania dieron el viernes por concluida su agenda en el marco de su primera visita oficial al Reino Unido y se trasladaron a Escocia, donde pasan el fin de semana jugando golf.

Londres, 15 de julio (EFE).- La visita del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al Reino Unido acaparó las portadas de los principales diarios británicos ayer.

El Daily Mirror escogió una foto de Trump sentado en un sillón que perteneció al ex Primer Ministro Winston Churchill que acompañó con fuertes críticas a su visita y el titular de “Cómo de atreves”, en referencia a posar sentado en el sillón de Churchill después de haber “insultado” al Reino Unido.

“Ha atacado nuestro sistema nacional de salud, ha avergonzado a nuestra reina, ha debilitado nuestra ‘relación especial’, ha humillado a nuestra Primera Ministra y ha posado con superioridad en el sillón de Churchill”, se lee en la parte superior de la imagen.

La foto de una abarrotada plaza de Trafalgar con manifestantes anti-Trump fue la elección de The Independent para su portada, dejando constancia de las cientos de miles de personas que salieron el viernes a las calles de la capital británica en protesta por la visita.

La foto del Presidente Donald Trump agarrando del brazo a la Primera Ministra británica, Theresa May, al término de su reunión de trabajo celebrada ayer en Chequers (Inglaterra), ilustró el sábado la mayoría de portadas de la prensa británica.

The Guardian, El Financial Times, The Sun y el Daily Express, son algunos de los diarios que se decantaron por esta fotografía, que acompañaron de titulares que resaltaron la disposición del mandatario estadounidense a establecer un pacto comercial con el Reino Unido tras el “brexit”.

Por su parte, The Daily Telegraph, The Times y el Daily Mail, optaron para su primera página por la instantánea del jefe de la Casa Blanca junto con la reina Isabel II, con quien se reunió el pasado 13 de julio en el castillo de Windsor para presenciar un desfile militar y tomar el tradicional té inglés.

Donald Trump y su mujer Melania dieron el viernes por concluida su agenda en el marco de su primera visita oficial al Reino Unido y se trasladaron a Escocia, donde pasan el fin de semana jugando golf.

Peter Carrington, el último miembro del gobierno de Winston Churchill, fallece a los 99 años

martes, julio 10th, 2018

En 1951 se unió al Ejecutivo de Churchill y, desde entonces, formó parte de todos los gobiernos conservadores, hasta el de Margaret Thatcher.

Peter Carrington
Foto: Especial

Londres, 10 de julio (EFE).- Peter Carrington, el último miembro del gobierno del Primer Ministro Winston Churchill que quedaba con vida, ha fallecido a los 99 años.

Según informan los medios locales, el político conservador, el último que había dimitido como ministro de Asuntos Exteriores hasta que ayer lo hiciera Boris Johnson, murió anoche, 11 meses antes de cumplir un siglo de vida.

Carrington entró a formar parte de la Cámara de los Lores británica en 1945, después de haber servido en la II Guerra Mundial y haber ganado la Cruz Militar.

Peter Carrington con Margaret Tatcher
Foto: Especial

En 1951 se unió al Ejecutivo de Churchill y, desde entonces, formó parte de todos los gobiernos conservadores, hasta el de Margaret Thatcher.

Ocupó las carteras de Defensa y Exteriores y, de esta última, dimitió en 1982 por no ser capaz de anticipar la invasión argentina de las Malvinas. Entre 1984 y 1988 fue el sexto secretario general de la OTAN.

Downing Street, despacho oficial de la primera ministra, Theresa May, describió hoy su muerte como “una noticia muy triste”, mientras que David Lidington, considerado como el “número dos” en el gabinete de Gobierno, halagó la “carrera en servicio público” del político.

Mandela, Mujica, Allende, Churchill y Kennedy, los líderes políticos que cambiaron su país

lunes, julio 2nd, 2018

Mandela, Mujica, Allende, Churchill y Kennedy, cinco figuras de la escena política mundial que la gente siguió por su carisma y que se volvieron líderes al buscar un cambio para su país.

Hombres que trascendieron a la historia contemporánea y que cineastas rescataron para llevar sus vidas y su lucha hasta la pantalla grande.

Por Julio Yahir López Peralta

Ciudad de México, 2 de julio (SinEmbargo).– Cinco políticos que se ganaron la confianza de su gente y que cambiaron de manera determinante el rumbo de sus países. Personajes contemporáneos que por sus ideales fueron vistos como criminales.

La mayoría proviene de un origen humilde y antes de llegar al poder conocieron el rechazo. El cine los rescata y los pone en un pedestal.

Éste es un breve recuento.

MANDELA: EL LARGO CAMINO A LA LIBERTAD

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Nelson Rolihlahla Mandela será recordado como el primer mandatario de piel oscura que ocupó la presidencia de Sudáfrica y por ser elegido, además, por el voto popular.

Su país no olvidará al líder político que combatió incansablemente el Apartheid, el sistema de segregación racial, y luchó por los derechos humanos.

Mandela: el largo camino a la libertad es una película basada en la autobiografía de este carismático líder político llevada a la pantalla grande por el director inglés Justin Chadwik y protagonizada por Idris Elba.

El filme da cuenta de sus primeros años de vida, su niñez y adolescencia; su época como estudiante universitario, de su afiliación al Congreso Nacional Africano, y por supuesto, los 28 años que permaneció en la cárcel.

Nelson Mándela, acusado de comunista y terrorista por sus detractores, fue un hombre que recibió más de 250 premios por su activismo, incluido el Premio Nobel de Paz 1993.

PEPE MUJICA: EL PRESIDENTE

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Con casi 75 años cumplidos José Alberto Mujica Cordano asumió la presidencia de la República Oriental de Uruguay el 10 de marzo de 2010. Su extraordinaria vida y su ascenso al poder quedó plasmada en el documental Pepe Mujica: El presidente de la directora suiza Heidi Specogna.

Este trabajo audiovisual da cuenta de su incansable labor social, de su compromiso con la ciudadanía, su vida austera al lado de su esposa, su amor por la tierra, de los duros días como preso político y del modesto gusto que tiene por los autos Volksvwagen. Un hombre de sonrisa afable amante de los perros.

Hay muchos largometrajes sobre este personaje político, pero ninguno que tenga las virtudes de este documental. Tal vez se deba a que en 1997 la misma cineasta había retratado su pasado guerrillero en el cortometraje Tupamaros. Ya existía una confianza de por medio.

José Mujica es el ex Presidente que ve al poder como unos zapatos nuevos, una vez que te los quitas sientes alivio.

SALVADOR ALLENDE

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Más que un documental, Salvador Allende, del director Patricio Guzmán, es un poema visual. Una emotiva película tejida finamente con imágenes y fotografías provenientes de diferentes archivos. Ésta es la historia de un político que hizo soñar al pueblo chileno.

Ministro, Diputado, Senador y dirigente estudiantil, Salvador Allende se postuló en cuatro ocasiones como candidato de la República. Con 62 años de edad, en 1970 por fin consiguió su objetivo, pero su mandato se vio abruptamente interrumpido pues fue derrocado por el golpe de estado orquestado por Augusto Pinochet.

Como si augurará su destino en un emotivo discurso, Salvador Allende aseguraba: “No daré un paso atrás. Y que lo sepan, dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera. No tengo otra alternativa, sólo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo”.

El poder cultiva el olvido y el director Patricio Guzmán lo sabe muy bien por eso nos regala un viaje en el tiempo que da cuenta de la vida de un hombre que intentó cambiar el futuro de un país.

LAS HORAS MÁS OSCURAS

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Estadista, militar, líder, escritor y orador nato, cualidades que destacaron en el Primer Ministro británico Winston Churchill y que fueron plasmadas en la película del 2017 Las horas más oscuras del director Joe Write.

Churchill, interpretado magistralmente por Gary Oldman, es el alma y corazón de esta película, en ella nos presentan a un hombre cuyos ideales y obstinación fueron fundamentales para que Inglaterra soportara los embates de ejército alemán en plena Segunda Guerra Mundial.

Este político carismático enfrentó la peor crisis que ha vivido Gran Bretaña: asumió el poder en las peores condiciones, el rey no lo respaldaba, la cámara de los comunes estaba divida, muchos le exigían que negociara un tratado de paz con Hitler, y si eso fuera poco, 250 mil soldados ingleses estaban acorralados en la playa francesa de Dunkerque y era urgente evacuarlos.

El orden del mundo sería otro si Winston Churchill se hubiera doblegado ante la Alemania nazi.

JFK

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John F. Kennedy es y seguirá siendo por mucho tiempo el Presidente estadounidense más retratado por el mundo del cine. Su asesinato ha sido motivo de más de una decena de filmes, pero hasta ahora la mejor lograda es JFK, dirigida por Oliver Stone y protagonizada por Kevin Costner y Gary Oldman.

La historia gira entorno a Jim Garrison, un fiscal que realizó una polémica investigación para revelar la gran conspiración que había detrás de la muerte del Presiente.

Kennedy es considerado como uno de los mejores presidentes de Estados Unidos, durante su mandato se ejecutó la fallida invasión de la Bahía de Cochinos en Cuba, en Alemania iniciaba la construcción del Muro de Berlín, la Unión Soviética tomaba la delantera en la carrera espacial y el ejército americano realizaba las primeras operaciones en la guerra de Vietnam.

La película fue duramente criticada por tener varios errores históricos, pero al final el publico y la critica la ovacionó. Los miembros de la Academia de Hollywood la nominaron a ocho premios Oscar, al final sólo se llevó el de mejor fotografía y mejor montaje.

Activistas protestan dentro de una cafetería en Londres dedicada a Winston Churchill (VIDEO)

martes, enero 30th, 2018

El café ya fue anteriormente blanco de ataques por parte de ciudadanos que no ven con buenos ojos que se rinda tributo al político. En esa ocasión pintaron las palabras “escoria” e “imperialista” en un mural de Churchill.

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Ciudad de México, 30 de enero, (RT/SinEmbargo).- En Londres, nueve activistas entraron en un café temático dedicado al ex líder Winston Churchill y profirieron gritos de “Churchill racista” frente a decenas de comensales.

“No podemos aceptar la vergonzosa presencia colonial y aburguesada de este café”, gritó uno de los manifestantes, que exigieron que el dueño cambiara el estilo del establecimiento y se disculpara ante la comunidad local por el estilo “poco meditado e insensible” del negocio que regenta.

Al mismo tiempo, los activistas exigieron a los clientes que boicotearan el café “hasta que este se tome en serio las preocupaciones de la comunidad”. En respuesta, uno de los clientes argumentó en voz alta: “Churchill luchó por nuestra libertad”.

El café ya fue anteriormente blanco de ataques por parte de ciudadanos que no ven con buenos ojos que se rinda tributo al político. En esa ocasión pintaron las palabras “escoria” e “imperialista” en un mural de Churchill. El propietario, Chris Evans, asegura que preferiría que los activistas “vinieran a debatir de manera civilizada”.

“Considero que si no puedes homenajear a Gran Bretaña y a los grandes británicos estás borrando la historia”, dijo Evans, aclarando que lo único que hace su café, situado en el norte de Londres, es rendir homenaje a un “verdadero héroe británico”. Churchill pasó a la historia como un valiente primer ministro que se opuso con vehemencia a la Alemania nazi, pero su legado es puesto en duda por sus políticas imperialistas, que supusieron la represión y la muerte de millones de personas en las colonias británicas.

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El libro por el que Gary Oldman se hizo Winston Churchill

sábado, enero 13th, 2018

Muchas veces discutimos si Gary Oldman merecería o no el Oscar. Ha hecho cosas tremendas, como el torturado rockero de Sid Vicius. Uno de sus roles más elogiados es el del dramaturgo Joe Orton, asesinado por su amante y a quien Oldman dio vida en Susurros en tus oídos, película de Stephen Frears. Ahora vuelve con Winston Churchill. Ganó el Globo de Oro. ¿Será? Este es el libro en el que está basada su película.

Ciudad de México, 13 de enero (SinEmbargo).-Cuando Gary Oldman (21 de marzo de 1958), que este año cumple 60, recibió el Globo de Oro, dijo al final: ¡Gracias Winston Churchill!

¿De dónde viene ese hombre gordo, temblequeando, con un puro en la boca, tomando decisiones tremendas? Viene de un libro, Las horas más oscuras. Cómo Churchill salvó al mundo del abismo (Crítica, Planeta), de Anthony McCarten, que relata un tiempo angustioso que vivió Gran Bretaña en mayo de 1940.

Fue el día 10, en que las tropas de Hitler iniciaron la invasión de Holanda, hasta el 29, cuando los soldados británicos y franceses derrotados por los alemanes embarcaron en Dunquerque para refugiarse en Inglaterra.

Esta es una historia que se suele narrar en tonos de epopeya, pero que aquí se revive en torno a la figura de Winston Churchill, de acuerdo con la verdad de aquellos días inciertos, reconstruida con una amplia documentación, que incluye las discusiones del gobierno y con los testimonios de sus contemporáneos.

Las horas más oscuras, de Anthony McCarten. Foto: Planeta

McCarten nos muestra las dudas de unos días en que se pensó seriamente en negociar con Hitler, aceptando la victoria que había puesto Europa entera en sus manos y nos descubre la evolución que llevó a Winston Churchill a manifestar, el 4 de junio, su voluntad decidida de no rendirse, aunque hubiese que luchar contra los alemanes en las playas, en un discurso que iba a cambiar el rumbo de la historia.

El libro y su correspondiente película, El instante más oscuro, dirigida por Joe Wright, narra la llegada al poder de Churchill, tras la resignación de Neville Chamberlain y su papel en la lucha y resistencia del Reino Unido durante el asedio del eje en la Segunda Guerra Mundial.

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Oldman, a sus 59 años, interpreta a Churchill en los tiempos en los que fue nombrado primer ministro británico y tuvo que decidir sobre el futuro de la nación durante la Segunda Guerra Mundial. Churchill contaba con 66 años por entonces, por lo que hicieron falta 200 horas de maquillaje en total para que el actor se pareciera lo máximo posible al mandatario.

“Nunca he ganado un Oscar porque nunca tuve publicista”, dijo Gary. Foto: efe

“Él siempre ha sido representado con un carácter gruñón, fumando, bebiendo whisky, gritando a todo el mundo; no obstante, el Churchill que yo he intentado encontrar es un hombre con mucha energía, con mucho dinamismo. Tú puedes crear un personaje, pero siempre sobre lo que hay en el papel”, dijo Oldman en la presentación de su película en Londres.

(Con información de efe)

El camaleónico Gary Oldman sorprende al mundo: ahora será Winston Churchill (FOTOS)

jueves, noviembre 23rd, 2017

El artista londinense Gary Oldman interpretará el papel del ex Primer Ministro de Reino Unido Winston Churchill en la película “Darkest Hour”, largometraje contextualizado en la segunda guerra mundial, durante las acciones bélicas entre Alemania e Inglaterra.

TORONTO, 23 de noviembre (AP).- Es un gran giro pasar de Sid Vicious a Winston Churchill, y un salto aún mayor de Drácula a “Darkest Hour”.

Gary Oldman asume un enorme reto, incluso para un actor camaleónico como él, al representar tal gigante heroico del siglo XX. Si puede desaparecerse tras tan solo un par de anteojos (“Tinker Tailor Soldier Spy”, de 2011) o apenas un bigote (“The Firm”, de 1989), ¿qué puede lograr con una pila de prótesis y un tubo de maquillaje?

La respuesta es una metamorfosis plena que lo ha convertido en un favorito anticipado a llevarse el Oscar al mejor actor. Para Oldman este es un papel que ve como un hito personal.

“Es como mi Lear”, dijo Oldman en una entrevista mientras se tomaba un café. “Y tampoco descarto eso. Todavía quedan algunos papeles para este viejo chico”.

Una nominación al Premio de la Academia sería apenas la segunda para el actor de 59 años, que estuvo postulado por “Tinker Tailor”. Su cambiante carrera y gusto por la privacidad lo ha mantenido a veces fuera de los reflectores, aun cuando su ferocidad explosiva (“Leon: The Professional”, ”State of Grace”, ”True Romance”) lo han convertido en un ídolo como actor dramático.

El que Oldman sea un actor de actores encaja bien en el caso de “Darkest Hour”. El director Joe Wright (“Atonement”, ”Pride & Prejudice”) muestra al mismo Churchill como un actor desempeñando un papel. Con un sombrero Homberg y un puro como su vestuario, une a la Gran Bretaña de 1940 para evitar el pacifismo ante Adolfo Hitler. Churchill, una figura impopular cuando fue primer ministro, se muestra dudoso en privado y majestuoso en público, mientras incita al parlamento en sus famosos discursos, como cuando advirtió que la inacción de Gran Bretaña “la hundirá en el abismo de una nueva era oscura aún más siniestra”.

Gary Oldman, quien interpreta a Winston Churchill en la película “Darkest Hour”, posa para un retrato en una fotografía del 12 de septiembre de 2017 en el Festival Internacional de Cine de Toronto en Toronto. Foto: Chris Pizzello,Invision/AP.

Gary Oldman quien interpreta a Winston Churchill en la película “Darkest Hour” posa para un retrato en una fotografía del 12 de septiembre de 2017 en el Festival Internacional de Cine de Toronto en Toronto. Foto: Chris Pizzello,Invision,AP.

“Nuestra película es sobre oratoria y cómo las palabras pueden galvanizar a la gente y moverla y unirla. Incluso palabras anglosajonas simples y directas”, dijo Oldman. “Me pareció refrescante porque hemos llegado a un mundo en el que nos comunicamos con emojis. Si Churchill viera un emoji, creo que se retorcería en su tumba”.

“Darkest Hour” abarca apenas 28 días en los que Churchill es empujado al poder y Alemania está invadiendo Francia. El que Churchill haya sido tantas veces interpretado — entre otros por Richard Burton, Albert Finney, Brian Cox y John Lithgow — le dio a Oldman qué pensar, pues ellos habían, dice él, “contaminado” su propia impresión del hombre, y también la nuestra.

“Le estuve dando vueltas por mucho tiempo, creo que tenía miedo para ser honestos”, dice Oldman. “Pero al final de cuentas no podía dejar de decir esas palabras. Y ¿qué es lo peor que puede pasar? Que apestes. No vendrán a arrestarte o a dispararte. Pensé ‘salta del precipicio y ve lo que pasa’”.

Wright dice que se requirieron cinco meses para calibrar cuidadosamente el maquillaje y las prótesis para Oldman: “Si era demasiado se perdería Gary”, dijo. A pesar de esto Oldman es apenas visible debajo.

“Los más grandes actores con los que he trabajado tienen una imaginación extraordinariamente poderosa”, dice Wright. “Esa imaginación que Gary puede proyectar de él con la fortaleza del poder”.

Las horas de maquillaje implicaron que Oldman llegara por lo general a las 3 de la mañana al plató. Su día promedio, calcula, era de 19 horas de trabajo. Para cuando llegaba el resto del elenco y el equipo de producción, Oldman ya estaba en personaje. “Joe nunca me vio como Gary por tres meses”, dijo el actor.

“Si vas a hacer un personaje como este, no puedes quejarte del maquillaje. Tienes que rendirte ante él”, dijo Oldman. “Quizá al día 45 llegas, no has dormido y te sientes un poco gruñón. Pero los frutos de esto eran tales que me hacía a la idea. Una vez que estaba todo listo yo estaba dentro. Nos divertimos mucho. Mi manera de pensar era que si a los 65 años Churchill pudo enfrentar a Hitler, entonces yo podía sentarme en una silla de maquillista por tres horas”.

“Darkest Hour” no está particularmente inyectada de la relevancia política para la actualidad, aunque algunos podrían verla anhelando el liderazgo de Churchill. Fue hecha a propósito, dice Oldman, para colocar a Churchill en su época, no en la nuestra. “Lo que hacemos ahora, con demasiada frecuencia, es que hay mucha historia revisionista”, dijo. “Tendemos a ver el pasado a través de los ojos del siglo XXI”.

Gary Oldman en el papel de Winston Churchill en una escena de “Darkest Hour” en una imagen proporcionada por Focus Features. Foto:Jack English, Focus Features via AP)

Gary Oldman en el papel de Winston Churchill en una escena de “Darkest Hour” en una imagen proporcionada por Focus Features. Foto: Jack English, Focus Features via AP.

Lily James en el papel de Elizabeth Layton, izquierda, y Gary Oldman como Winston Churchill en una escena de “Darkest Hour” en una imagen proporcionada por Focus Features. Foto: Jack English, Focus Features via AP.

El mismo Oldman no es admirador de un comportamiento políticamente correcto todo el tiempo. En una entrevista de 2014 con Playboy criticó la hipocresía del escándalo contra Mel Gibson por sus insultos antisemitas. Oldman dijo que todos eran culpables de estos insultos y dijo que Hollywood está “dirigido por judíos”. Después de eso Oldman se disculpó profusamente incluyendo una vez en el programa “Jimmy Kimmel Live”.

Oldman tuvo problemas de alcoholismo (le presentaron cargos por conducir ebrio en 1991) pero ahora no bebe. En agosto se casó con su quinta esposa Gisele Schmidt, una curadora de arte.

Al preguntarle si tiene fuertes posturas políticas, Oldman responde: “me gusta saber qué es lo que está pasando, pero no soy un líder de opinión ni me estoy postulando al congreso. Básicamente me guardo las cosas para mí en estos días. Todos tenemos opiniones”.

Oldman dirigió una vez en 1997, el agudo drama familiar “Nil By Mouth”, una película que se basaba bastante en su propia infancia en una familia de clase trabajadora en el este de Londres, Oldman incluso quería que su madre actuara en ella. Ahora planea volver a dirigir el próximo año con un guión que no es de él, “pero queda bien”, dijo.

Mientras tanto, Churchill lo tiene ocupado. A veces cuando está en su casa se descubre diciendo algunos de los diálogos como “no suelo hacer eso”, que dice Churchill después de tomar un raro trago de agua (en vez de brandy).

“No he dejado de leer a Churchill. Escribió unos 50 libros y me dicen los académicos que hay otros 50 de otros autores que valen la pena leer. Creo que apenas voy en siete”, dice Oldman. “Me encantan las imágenes de cine que se pueden encontrar, me encanta ser un detective. Te conviertes en una especie de investigador”.