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México necesitará médicos y alta tecnología para enfrentarse a lo que viene: las secuelas de COVID

jueves, marzo 4th, 2021

México requiere más especialistas médicos y equipos de alta tecnología para enfrentar las epidemias que lo aquejan y también lo que se avecina: las secuelas del coronavirus. Frente a las deficiencias, las medidas preventivas (vacunación y distanciamiento social) y la organización de equipos de trabajo (entre médicos generales y especialistas) son factores que podrían frenar las consecuencias más graves de la COVID-19.

Ciudad de México, 4 de marzo (SinEmbargo).- El sistema de salud de México cuenta con una cantidad competente de instalaciones, pero carece de manos y recursos médicos suficientes para operarlas y garantizar el acceso universal a servicios de calidad; una situación que en un contexto de posible exceso de padecimientos por secuelas ligadas a la COVID-19 puede generar dificultades para cubrir una futura sobredemanda de servicios especializados, aunque pueda ser paleada, en alguna medida, con la estructura de médicos generales y familiares, que a nivel nacional tienen mejores índices de productividad que los especialistas.

De acuerdo con el doctor Alfonso Vallejos Parás, “probablemente ningún país esté preparado” para enfrentar un aumento extraordinario de padecimientos ligados al coronavirus. Sin embargo, el epidemiólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dijo en entrevista que la condición actual de la infraestructura y de los recursos de los sistemas de salud permitirán a los países afrontar, con menor o mayor eficiencia y efectividad, las secuelas de esta enfermedad.

“Las secuelas más frecuentes —hasta ahora— son de tipo cardiacas, neurológicas, psicológicas y respiratorias”, abundó el especialista del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina. Aunque “hay pocas unidades de rehabilitación en el país”, Vallejos Parás dijo que afortunadamente “los pacientes no tendrían que acudir forzosamente a un centro especializado, ya que probablemente algunas secuelas puedan ser tratadas en casa mediante ejercicios de rehabilitación”.

Pese a que habrán secuelas leves o medias que puedan ser tratadas desde casa, Vallejos Parás explicó que uno de los retos en México será disponer de equipo y personal médico suficientes para brindar la primera atención, recomendar el tipo de rehabilitación necesaria y dar seguimiento a casos, máxime considerando la situación en la que así como “algunas secuelas afectarán al 20 o 30 por ciento de la población infectada y recuperada, otras afligirán al dos por ciento de los casos”.

A nivel internacional y hasta la fecha, las cifras de al menos 16 fuentes oficiales indican que en promedio el 26.4 por ciento de las personas hospitalizadas en el mundo han sufrido secuelas cardiovasculares, pulmonares, psicológicas y/o renales y hepáticas que tendrán consecuencias a mediano y largo plazos.

Entre las afecciones más comunes también hay problemas dermatológicos que incluyen sarpullidos y pérdida de cabello, además de dificultades relacionadas con la cognición y la salud mental.

En entrevista con SinEmbargo, el doctor Fidel Alejandro Sánchez Flores dijo que “el 58 por ciento de las personas que se han infectado reportan dolores de cabeza o neuralgias que les hacen perder concentración. De ahí en fuera hay toda una serie de síntomas que finalmente van a afectar la capacidad de producir y de laborar de las personas”.

Una de las complicaciones post-COVID más recurrentes y persistentes es la fibrosis pulmonar que afecta tanto a personas con síntomas leves y graves, como a pacientes infectados que no presentaron síntomas.

La fibrosis “definitivamente deja un órgano disfuncional y muchas personas han tenido que reaprender a respirar para aprovechar ese 50 por ciento de pulmón que les queda. Eso es una condición incapacitante”, lamentó el investigador en jefe de la Unidad Universitaria de Secuenciación Masiva y Bioinformática (UUSMB) del Instituto de Biotecnología (IBT) de la UNAM.

Datos de la Secretaría de Salud (SSA), de la Academia Nacional de Medicina de México (ANMM) y de diversas organizaciones internacionales indican que la cantidad de médicos en México cuya especialidad está relacionada con las principales secuelas ligadas al coronavirus es insuficiente, en comparación con estándares o promedios a nivel mundial.

Aunque hay un “importante egreso de médicos generales en México, la tasa de especialistas es menor al promedio de otros países”, se lee en un estudio publicado en el volumen 149 de la Gaceta Médica de la ANMM, que asimismo señala que en México, la tasa de especialistas médicos por cada 100 mil habitantes (119) es inferior a la del promedio (178) de los países miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Como ejemplo, la ANMM refiere que aún en el caso de enfermedades (e.g. mentales y cardíacas) que representan una importante “carga global” de padecimientos, en México hay deficiencias, de modo que, mientras que en el país las enfermedades pulmonares, cerebrovasculares y cardiológicas estuvieron entre las causas de muerte más comunes en México entre enero y agosto de 2020, los datos oficiales indican que a nivel nacional hacen falta especialistas en la materia.

“El número de especialistas [en México] es inferior al recomendado internacionalmente e insuficiente para cubrir las necesidades en salud del país”. Para la ANMM, el problema radica en que el incremento de especialistas en el país “ha sido inercial y no guarda relación con el crecimiento poblacional ni las modificaciones del perfil epidemiológico, lo que impide una adecuada planeación de la cobertura de la atención médica”.

MÉXICO NECESITA MANOS

Más allá de la insuficiente cantidad de manos para garantizar el acceso universal a servicios de salud de calidad, a nivel nacional existe un problema distributivo de médicos especializados. Los datos de la ANMM y de la SSA indican que la Ciudad de México y los estados de Jalisco, México y Nuevo León concentran el 54.2 por ciento de los especialistas a nivel nacional, así como el 40.5 por ciento del equipo médico de alta tecnología con el que cuentan las instituciones públicas.

Los establecimientos públicos de atención médica de alta especialidad “enfrentan problemas derivados de la necesidad de renovar sus equipos, de innovarse para atender los efectos de los cambios demográfico y epidemiológico, dado que la capacidad instalada puede ser insuficiente o inexistente”, se lee en el estudio “Algunas observaciones acerca de la atención médica de alta especialidad en México”, publicado en el volumen 149 de la Gaceta Médica de México.

La desigualdad también se hace evidente a partir de la tasas de distribución poblacional, tal y como puede observarse en los siguientes mapas.

Además de la insuficiencia de manos y de la inequitativa distribución geográfica, el estudio de la ANMM asegura que el número de médicos especialistas en México es desacorde o insuficiente con respecto a la migración y el envejecimiento poblacional, así como con respecto a la llamada “transición epidemiológica de las enfermedades crónico-degenerativas”, que implica que a nivel nacional no hay especialización acorde a las enfermedades crónicas que son cada vez más frecuentes como causa de muerte.

Otro de los grandes retos en el país es la certificación constante de médicos. A la fecha de esta publicación hay 91 mil 708 especialistas —sin considerar 10 mil 54 registros que pertenecen a médicos cuantificados, pero que tienen más de una especialidad— con certificación vigente, de acuerdo con datos del Comité Normativo Nacional de Consejos de Especialidades Médicas (Conacem).

Asimismo, los datos de la ANMM y de la SSA indican que en México hay entre 147 mil 910 y 170 mil 864 especialistas médicos. Lo anterior implica que entre el 37 y el 46 por ciento de los especialistas médicos no ha renovado su certificación, pese a que las disposiciones reglamentarias (DOF: 25/03/20) del Artículo 81 de la Ley General de Salud establecen que la “declaratoria de idoneidad” de un médico especialista que otorga Conacem tendrá una vigencia “de cinco años contados a partir de su expedición”, por lo que existe la necesidad de una recertificación cada lustro.

En ese sentido, el problema es que hay especialidades en que más de la mitad de los médicos omitió la recertificación como especialista. En esa situación están, por ejemplo, los ginecólogos y obstétricos, los médicos familiares e internos, así como los psiquiatras. En el apartado “Especialistas totales en México” de la tabla “Recursos médicos” es posible consultar a detalle los porcentajes de certificación por especialidad, así como todos los datos y cálculos utilizados para la elaboración de este texto.

“Las instituciones de salud necesitan urgentemente regular la productividad, mejorar la calidad de la atención y el equilibrio entre el número de especialistas versus médicos familiares”. De acuerdo con la ANMM, “los indicadores de productividad de los últimos 10 años son sumamente bajos entre los médicos especialistas (dos consultas diarias por médico), pero comparativamente altos entre médicos generales y familiares (13 consultas diarias por médico)”.

Pese a las deficiencias, el doctor Alfonso Vallejos Parás explicó que en México existe una ventana de oportunidad para contener, en la mayor medida posible, el desarrollo de secuelas.

De acuerdo con el médico de la UNAM, conforme la efectividad de las vacunas reduzca el aumento de casos y de muertes, la evolución de la pandemia se irá reduciendo y asimismo, la cantidad de gente susceptible a la enfermedad tendrá una tendencia a la baja. En ese sentido mencionó que la mejor política para evitar secuelas es contener la enfermedad con medidas preventivas, como lo son la inoculación y el distanciamiento social.

Más allá de eso, el especialista dijo que por el momento es poco lo que se puede hacer para evitar y prevenir secuelas.

“Si pensamos en que necesitaremos más personal de salud, digamos de rehabilitación física, neumólogos, cardiólogos, psicólogos y psiquiatras, poco se puede hacer porque la especialidad de este tipo de personal lleva tiempo. Tal vez, por ejemplo, podrían hacerse equipos, como cuando hubo cierta falta de médicos intensivistas o de medicina crítica, que son los que están en el área de terapia intensiva, o donde están los pacientes entubados. Se formaron equipos de personas preparadas con un líder que los coordinaba con otros grupos de especialidades” para enfrentar la falta de manos durante la etapa crítica de la pandemia.

Para Vallejos Parás, en general “hay una buena preparación de médicos” en México. Sin embargo, lamentó que en un contexto en que la especialización es cada vez más especializada y en que hay más demanda de especializaciones médicas, México no tiene capacidad de cubrir este requisito por el costo y acceso a oportunidades.

A pesar de la falta de especialistas en el país, el epidemiológico de la UNAM mencionó que algo que ha paleado las deficiencias del sistema nacional médico es la figura del médico familiar o de cabecera. Una figura que en tiempos de crisis y ante las posibles secuelas de la COVID-19, coadyuvará a reducir las deficiencias de atención del sistema de salud nacional.

Al igual que Vallejos, el doctor Fidel Alejandro Sánchez Flores dijo que aunque el sistema de salud mexicano “no es malo”, sí “está rebasado y ese rebase no ha tenido una respuesta planeada”. En la opinión del investigador en jefe de la UUSMB del IBT-UNAM, lo que hace falta en México es invertir más en salud y evitar la fragmentación de los servicios médicos públicos.

Acerca de este último punto, el estudio “Algunas observaciones acerca de la atención médica de alta especialidad en México” refiere que la fragmentación del sistema nacional de salud —derivado de la heterogeneidad normativa y del presupuesto de las instituciones— “tiene efectos [negativos] sobre el acceso a los servicios y la calidad que se otorga”.

Uno de esos efectos puede ser la “atención hospitalaria tardía o inexistente”, que de acuerdo con el doctor Sánchez Flores, agrava las consecuencias de la pandemia, entre ellas la tasa de mortalidad por coronavirus, que ha llegado a cobrar la vida de uno de cada 10 infectados a nivel nacional.

AMLO frena plan para integrar servicios de salud y anuncia gira en hospitales del IMSS de todo el país

martes, julio 2nd, 2019

El Presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que brindar atención sanitaria a toda la población es una asignatura pendiente. “No hemos podido atender bien el problema de la salud. Por eso desde este fin de semana inicio una gira por todos los hospitales del sistema de atención a población abierta del IMSS”, reveló.

México, 2 jul (EFE).- El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció este martes su decisión de dividir tajantemente el sistema de salud entre instituciones que atiendan a quienes tienen seguro social y aquellas que se encarguen de la población abierta, abandonando su plan de integrarlas todas.

“Vamos a mejorar todo el sistema de salud. Lo ideal era integrar todo en un sistema universal; sucede en otros países. Pero consideramos que iba a ser bastante difícil. En consecuencia, se optó por dividir (el sistema) en dos partes”, dijo el mandatario en su conferencia de prensa matutina.

Una parte será la relativa a la seguridad social. “Que funcione bien el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), para los derechohabientes”, dijo.

“Y que el Instituto Nacional de Salud para el Bienestar atienda a toda la población que no cuenta con seguridad social”, abundó.

Este Instituto Nacional de Salud sustituirá al actual Seguro Popular, que actualmente está enfocado en atender a los mexicanos que carecen de seguro social.

El Presidente reconoció que reformar todo el sistema de salud pública va a requerir de una atención especial, por lo que consultará “con quienes tienen experiencia, en particular atendiendo a la niñez”.

El 14 de diciembre del año pasado, López Obrador presentó un programa de salud para garantizar la atención sanitaria y los medicamentos gratuitos para todos los ciudadanos, y que integraría a todas las instituciones del ramo, federales, estatales y municipales.

Y el pasado 9 de abril anunció la creación del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar, que se ocupará de “la atención de quienes no tienen posibilidades de contar con un seguro”, que estimó en 60 millones de personas.

Este martes, el mandatario reconoció que brindar atención sanitaria a toda la población “es una asignatura pendiente”.

“No hemos podido atender bien el problema de la salud. Por eso desde este fin de semana inicio una gira por todos los hospitales del sistema de atención a población abierta del IMSS”, adelantó.

Explicó que son hospitales que se crearon hace 40 años, y que de ellos dependen alrededor de tres mil 500 unidades médicas en las comunidades más marginadas del país.

“Me voy a reunir en los 80 hospitales que hay con todo el personal médico, auxiliares, enfermeras, médicos trabajadores de la salud, porque queremos iniciar el fortalecimiento desde abajo del sector salud”, declaró.

Actualmente, el IMSS y el ISSSTE son las principales instituciones del país encargadas para brindar atención a los trabajadores derechohabientes que cuentan con seguro social que se cubre con cuotas obrero-patronales. A ellos se suman los institutos estatales de seguridad social para trabajadores.

Adicionalmente, el IMSS cuenta con un sistema (IMSS Bienestar), que otorga servicios médicos de forma gratuita a más de 13 millones de mexicanos en zonas rurales y urbanas marginadas a través de 80 hospitales.

Las deficiencias en IMSS, ISSSTE y centros de salud obligan a 1 de cada 3 a pagar atención privada

sábado, febrero 9th, 2019

México tiene hoy más médicos y hospitales públicos que hace 19 años, cuando inició el siglo XXI. Sin embargo, la insatisfacción promedio de los servicios de salud –particularmente en el IMSS, ISSSTE y Seguro Popular– se extiende al 52.6 por ciento de la población, por lo que cerca de un tercio de los mexicanos afiliados a un esquema de seguridad pública se ha visto obligado a pagar por servicios de salud privados luego de su última atención ambulatoria.

Ciudad de México, 9 de febrero (SinEmbargo).– El sistema de salud de México –pese a las mejoras de los últimos años– está “fragmentado” y tiene “inequidades marcadas en el acceso y la calidad” de sus servicios, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2016). En la actualidad, el sector público produce el 54.6 por ciento de los bienes y servicios de salud, mientras que el 45.4 por ciento restante es producido por el sector privado, refieren datos de la “Cuenta satélite del sector salud de México 2017”.

Aunque las cifras de la Secretaría de Salud (SSA) indican que el 82.2 por ciento de los mexicanos está afiliado a servicios públicos de salud, esto no implica que la población tenga la garantía de ser atendida de manera adecuada y oportuna.

En 2017, por ejemplo, el 56.7 por ciento de los usuarios de servicios públicos (IMSS, ISSSTE y Seguro Popular) reportó “deficiencias” que, según la información del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), contribuiría a que los usuarios hayan “tenido que pagar por un servicio de salud privado”.

Así, al día de hoy, cerca de un tercio de los mexicanos afiliados a un esquema de seguridad pública optó por servicios privados luego de su última atención ambulatoria.

Lo anterior se debió, principalmente, a factores como la “conveniencia de los servicios” (ubicación, horarios y días de atención) y a la “calidad de la atención” (o el trato en el servicio), según la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT).

Tan sólo en los últimos 17 años, las pólizas privadas vigentes –por accidentes personales, de gastos médicos mayores y de salud– experimentaron un boom en México.

Entre 2001 y 2017, el número de pólizas individuales fue seis veces mayor, al pasar de 860.9 mil a 6.2 millones, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF). La cantidad actual de personas que tienen algún seguro privado, equivale al cinco por ciento de la población mexicana.

Hoy en día, el sector privado de la salud es tan importante que, sin él, la cantidad de médicos públicos por ciudadano (uno por cada 502) sería insuficiente para cubrir los estándares mínimos internacionales (uno por cada 333).

Las dos grandes retos del nuevo Secretario de Salud, Jorge Carlos Alcocer Varela, serán el financiamiento y la unificación del sector salud, para garantizar el acceso universal a los servicios. No obstante, el “ambicioso” plan podría no consolidarse en este sexenio, se lee en “AMLO. Equipo de trabajo y agenda” del PT. Foto: SSA.

LA SALUD PRIVADA

Desde la década de los setenta, “la medicina privada ha fortalecido su capacidad para prestar servicios […] a pesar de que este crecimiento esté asociado directamente con el gasto del bolsillo del consumidor”, se lee en el estudio “Desempeño del sector privado de la salud en México” (2013) de la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud).

El crecimiento del sector privado –abunda– “no ha sido planeado ni regulado, y se ha generado aprovechando la sobreoferta de médicos de los años ochenta”. Pero con el transcurso de los años, además de haber más regulaciones, el desempeño del sector privado en la salud de los mexicanos ha cobrado importancia.

Hasta la fecha, del total de unidades hospitalarias y de consulta externa en todo el territorio nacional, “el 88 por ciento pertenece al sector público y solamente 12 por ciento a instituciones privadas”, refiere la SSA.

Durante el sexenio de Vicente Fox Quesada, entre 2004 y 2006, las unidades del sector privado aumentaron en 3.7 por ciento. No obstante, durante los mandatos de Felipe Calderón Hinojosa y de Enrique Peña Nieto, las unidades privadas experimentaron un encogimiento de -2.5 y menos cinco por ciento, respectivamente.

Como consecuencia, entre 2004 y 2017, las unidades hospitalarias y de consulta externa del sector privado pasaron de tres a 2.9 mil. En un periodo similar, de 2001 a 2015, las unidades del sector público aumentaron en 38 por ciento, al pasar de uno a 1.4 mil.

Pese a la reducción en infraestructura, entre 2001 y 2016, la cantidad de médicos privados explotó en 114 por ciento, al pasar de 59.1 a 126.3 mil en todo el territorio nacional. En cambio, entre 2011 y 2015, la cantidad de médicos públicos aumentó en 69.4 por ciento, al pasar de 142.8 a 242 mil.

La proporción de médicos privados –en relación con aquellos públicos– es tan importante que sin ellos, México no tendría la posibilidad de cubrir la demanda mínima de médicos a nivel nacional, que según los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS), asciende a un médico por cada 333 ciudadanos.

En la actualidad, por cada grupo de 502 mexicanos hay un médico público (esto es 51 por ciento menos médicos de los que recomienda la OMS). Si a ellos sumamos a los médicos privados (uno por cada 971 mexicanos), el país alcanza el nivel mínimo recomendado a nivel internacional.

Según las cifras oficiales del Inegi y de la SSA, fue hasta 2015 que México pudo superar el déficit de médicos, al alcanzar una proporción de uno por cada 326 ciudadanos (2.1 por ciento más médicos del mínimo establecido por la OMS).

Con Vicente Fox Quesada, entre 2001 y 2006, el promedio de ciudadanos por médico fue de 454 (36.2 puntos porcentuales por debajo del ideal); con Felipe Calderón Hinojosa, entre 2007 y 2012, fue de 383 (15 por ciento menos); y con Enrique Peña Nieto, entre 2014 y 2015, fue de 335 (0.5 por ciento superior al ideal de la OMS).

LA SALUD PÚBLICA

En México, según la OCDE, “el gasto empobrecedor en salud ha disminuido de 3.3 a 0.8 por ciento de la población” –lo que no implica que gasten menos– y “han mejorado los parámetros clave como la mortalidad infantil y las muertes por infartos cardíacos o accidentes cerebrovasculares”.

Sin embargo, asegura que hay problemas que despegaron de manera crítica, como el sobrepeso u obesidad en adultos (1 de cada seis tiene diabetes) y menores de edad (uno de cada tres niños sufre de sobrepeso). Hoy, México tiene más del doble de adultos con diabetes que el promedio de los países miembro de la OCDE y el mayor índice de sobrepeso infantil.

En su balance, la organización refiere que los esfuerzos del Gobierno federal –como la puesta en marcha (en 2004) del Seguro Popular, que extendió la cobertura de seguro de salud a 50 millones de personas más y que se tradujo en un ahorro para el bolsillo de los mexicanos de 12.6 por ciento desde 2009– “no han logrado traducirse en una mejor salud ni en un mejor desempeño del sistema [de salud] como se hubiera deseado”.

Esto tiene que ver con la manera en que el Estado invierte en seguridad social y con la forma en que opera.

Actualmente, la mayor parte (54.6 por ciento) de los bienes y servicios de salud del país son del sector público, hecho reforzado con el aumento de la cantidad de hospitales y médicos del Gobierno entre 2001 y 2015 (en 38 y 69.4 por ciento, respectivamente).

A pesar de contar con más médicos y hospitales que los del sector privado, “en el sector público es evidente la carencia de médicos especialistas, contrario a la afluencia en el sector privado”, se lee en el informe “Sobre la Salud de los Mexicanos 2016″ de la SSA.

Dicha situación ha obligado a que “los derechohabientes del sector público recurran a los servicios especializados privados, generando a la vez una deficiente calidad del servicio de salud, así como un gasto de bolsillo”.

Las cifras del Inegi indican que el 50.4 por ciento (122 de 242 mil) de los médicos de instituciones públicas son especialistas, aunque la SSA refiere que “se puede suponer que la mayoría de los médicos especialistas se encuentran en el área de hospitalización, mientras que [hay] muy pocos concediendo consultas externas”.

Lo anterior es preocupante si consideramos que, entre 2001 y 2014, las consultas externas en instituciones públicas aumentaron en 35.3 por ciento, al pasar de 245.7 a 332.3 millones (al cierre de cada año).

La falta de médicos en unidades de consulta externa y el creciente número de consultas externas coincide con el aumento de 33.9 por ciento (de 8.9 a 11.9 millones) en el número de consultas externas del sector privado, en el mismo periodo.

Por otro lado, la concentración de médicos especialistas en hospitales públicos coincide con el alza en la carga de trabajo hospitalaria, misma que se duplicó entre 2003 y 2013, al pasar de una a dos camas por médico.

Como consecuencia general al aumento de trabajo y a la mala distribución de los médicos del sector público, los indicadores de satisfacción con el servicio han ido a la baja.

Entre 2011 y 2017, la insatisfacción promedio de los servicios de salud públicos (en el IMSS, ISSSTE y Seguro Popular) pasó de 38.7 a 52.6 por ciento, de acuerdo con cifras del Inegi y de la SSA. Empero, en ese mismo periodo, la percepción negativa de las instalaciones hospitalarias del sector público mejoró, al pasar de 54 a 36.9 por ciento.

COBERTURA E INVERSIÓN

Para la OCDE, el sistema de salud público mexicano, “sin duda, ha progresado” en los últimos 10 años. Empero, en México aún persisten “grandes problemas” como la fragmentación y la inequidad relativas a su servicio.

Por un lado, el sistema de salud de México “continúa como un conjunto de subsistemas distintos, cada uno con diferentes niveles de atención, dirigido a diferentes grupos, con precios diferentes y con resultados diferentes”, se lee en su estudio “Sobre los Sistemas de Salud: México 2016”.

Por el otro, “la afiliación a un subsistema no está determinada por la necesidad, sino por el empleo de la persona. Junto con esta inequidad –abunda– existen muchas ineficiencias en el sistema”, siendo que “millones de mexicanos pertenecen a más de un esquema de aseguramiento y muchos millones más, parecían no saber si estaban protegidos por un seguro de salud público cuando fueron encuestados”.

De acuerdo con las cifras del Inegi y de la SSA, el conjunto de asegurados públicos (IMSS, ISSSTE, Pemex, Sedena, Semar, seguros estatales y Popular) asciende a 133.2 millones de personas, mientras que la población de México está compuesta por 125.3 millones, según las proyecciones del Consejo Nacional de Población (Conapo).

Considerando la tasa de cobertura actual (82.2 por ciento), al menos 22 millones de registros serían resultado de la pertenencia de connacionales a más de un esquema de aseguramiento.

En contraste, toda vez que la cobertura médica avanzó en México entre 2008 y 2016 (la falta de acceso pasó de 38.4 a 15.5 por ciento poblacional), en el país aún hay 19 millones de personas que no cuentan con atención médica por parte del Estado, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

A este problema se suma el reto de proporcionar cobertura universal de salud con calidad, con impacto real en la mejora de los niveles de salud de la población.

En ese sentido, la OCDE señala que la esperanza de vida para los mexicanos (75 años) es inferior al promedio (81 años) del resto de sus 34 países integrantes.

La problemática sobre la calidad de los servicios públicos de salud, además de una “reforma de largo alcance” para acabar con el sistema fragmentado e inequitativo en el acceso (OCDE), requiere de una redistribución de la inversión pública, que estanca al desarrollo social y que golpea los bolsillos de la población.

En México, la inversión de la gente en salud (20.9 mil pesos anuales) es inferior a la media de los miembros de la OCDE (77.5 mil pesos anuales). Y según la Cuenta satélite del Gobierno federal, el gasto es destinado, sobre todo, a la compra de medicamentos (53 por ciento), seguido del desembolso en consultas (16 por ciento), bienes y servicios de apoyo (15.5 por ciento), servicios hospitalarios (11.1 por ciento) y “otros” servicios (4.4 por ciento).

Mientras que el gasto de los mexicanos en medicamentos, seguros y hospitales aumentó en 11 por ciento real desde 2011, en el último año (2017-2018) el gasto neto total en el Ramo 12 Salud del Gobierno federal se contrajo en 6.1 por ciento (equivalente a 7.5 mil mdp menos).

Esta tendencia es contraria al aumento presupuestario de los periodos 2003-2006 (105.1 por ciento), 2007-2012 (140.1 por ciento) y 2013-2018 (15.5 por ciento), de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

La reducción presupuestaria durante el último año del sexenio de Enrique Peña Nieto abonó a la reducción de las inversiones directa y en inversión física del sector, a la baja continua durante su mandato.

Por un lado, entre enero y noviembre de 2013 y 2018, la inversión directa en salud del Gobierno federal decayó en 92.6 por ciento (al pasar de 351 a 26.1 mdp). Sólo entre 2017 y 2018, el presupuesto para el rubro retrocedió en 89.4 por ciento (220 mdp menos).

En cambio, la inversión física cayó, en ese mismo periodo, en 16.7 por ciento (pasó de 5.4 a 4.5 mil mdp). En el último año, su decremento fue de 28.7 por ciento (equivalente a 1.8 mil mdp menos).

Insuficiencia renal en México: 9 millones la sufren, con sus altos costos y la crisis en servicios de salud

domingo, septiembre 11th, 2016

La insuficiencia renal crónica es una de las complicaciones de la diabetes y la hipertensión arterial, las principales causas de muerte en México, país en donde la cobertura de salud no es universal y los altos costos del tratamiento dejan sin atender a millones de personas. Y muchas de las que tienen acceso, no reciben un trato digno.

Un paciente con diálisis. Foto: Cuartoscuro

Un paciente con diálisis. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 11 de septiembre (SinEmbargo).– Pese a que alrededor de 9 millones de mexicanos padecen alguna enfermedad relacionada con los riñones, la cobertura de los seguros, el costo de los tratamientos, y la deficiente atención del personal de salud, dificultan atender un padecimiento que está entres las primeras causas de muerte, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), pues causa anualmente más de 12 mil 700 fallecimientos.

Cifras del 2013 del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) indican que la Insuficiencia Renal Crónica es además la tercera enfermedad que quita más Años de Vida Saludable, sólo detrás de la Diabetes Mellitus y la Cardiopatía Isquémica.

Sin embargo, las causas de éstas y algunos otros padecimientos comunes, como la cirrosis o las afecciones cerebrovasculares, se concentran en cinco principales factores que podrían tratarse o prevenirse con cambios en el estilo de vida: hiperglucemia, sobrepeso y obesidad, los relacionados con la dieta, hipertensión arterial y consumo de alcohol.

Las también llamadas nefropatías atacan los nefrones, es decir las pequeñas estructuras dentro de los riñones que filtran los desechos y el exceso de agua de la sangre, que se convierte en orina. Al ser dañados se vuelve imposible eliminar los desechos.

La más grave de estas enfermedades es la Insuficiencia Renal Crónica, que se trata con diálisis o en casos extremos con un transplante de riñón. Tal padecimiento es más común en personas que padecen diabetes y presión alta.

DESIGUALDAD, ALTOS COSTOS Y FALTA DE ATENCIÓN

Francisco Javier Mercado Martínez, foto: Agencia Conacyt

Francisco Javier Mercado Martínez, investigador de la Universidad de Guadalajara. Foto: Agencia Conacyt

El investigador Francisco Javier Mercado Martínez, de la Universidad de Guadalajara (UdeG), elaboró un estudio a lo largo de 10 años para identificar la percepción de los tratamientos de enfermedades renales que se brindan en el país, para el que entrevistó a 500 personas, entre pacientes, familiares, e integrantes de los equipos de salud y donación.

“Lo que están ellos destacando es el hecho de que la atención médica que se les brinda no es de suficiente calidad, ni el trato es personalizado, de tal manera que hay muchas cosas que se podrían mejorar; de hecho, una de las recomendaciones, una de las propuestas concretas que se hace, es que se capacite más al personal de salud para mejorar su trato y mejorar la calidad de la atención”, dijo Mercado Martínez en entrevista con la Agencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

El también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) indicó que los pacientes insisten en que hay falta de recursos en los centros hospitalarios donde son atendidos, lo que los obliga a tener que conseguir los recursos a través de algunas vías para llevar a cabo el tratamiento.

“Yo solamente quisiera recordar que para una familia que no tiene seguridad social, el hecho de que tenga que utilizar medicamentos inmunosupresores le puede representar entre 10 y cinco mil pesos al mes, […] esto es una verdadera catástrofe, esto los está llevando a la ruina”, dijo a la Agencia.

Recordó que en términos generales, cerca del 50 por ciento de la población no tiene seguridad social, por lo que es urgente hacer constitucional el principio de que todos tienen derecho a una atención gratuita y digna.

Al respecto, en febrero de esta año, la Cámara de Diputados exhortó a la Secretaría de Salud a incluir la atención y tratamiento de la insuficiencia renal en el Catalogo Universal de Servicios de Salud del Seguro Popular, pues de los más de ocho millones de personas que padecen esa enfermedad, entre 100 mil y 130 mil personas se dializan, para lo cual erogan 250 mil pesos anuales.

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La encargada de la propuesta fue la Diputada Rosalinda Muñoz Sánchez, quien señaló que de acuerdo con el último censo del Inegi, en 2012 hubo 12 mil fallecimientos derivados de insuficiencia renal, siendo el Estado de México el de mayor incidencia, con mil 487 casos, seguido de la Ciudad de México, 948, Jalisco 920; en Puebla 756, en Guanajuato, 604 y en Nuevo León, 392 pacientes.

Refirió que lo más grave de la insuficiencia renal crónica es la desigualdad, pues los pacientes de los institutos Mexicano del Seguro Social (IMSS), y de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), y de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) están cubiertos cien por ciento con terapia de reemplazo renal, mientras que los del Seguro Popular no.

El catedrático de la UdG refiere que éste no es sólo un problema económico, pues los pacientes y sus familias se quejan también del trato recibido en las centros de salud, “muchos de ellos dicen: no somos números, somos personas, tenemos nombres, por lo menos que nos llamen por nuestros nombres, cosas así del día a día que significan un cambio importante, y en donde para el enfermo puede resultarle entendible que ese médico en particular no puede resolverle todo el problema, pero por lo menos siente que lo están atendiendo, que se preocupan por él”.

Los resultados obtenidos se compararon con datos de Brasil y Uruguay, países con características socioeconómicas semejantes a las mexicanas, y encontraron que “la gran diferencia entre estos países y México es que ellos tienen un sistema universal de salud, dicho en otras palabras, la gente allá no tiene que pagar por el tratamiento, esto es de entrada. Entonces esto significa que por lo menos para la población en México que no tiene seguridad social hay una diferencia abismal, porque allá cualquier persona, por más pobre que sea, tiene acceso a la atención médica, tiene acceso al trasplante, sin costo, y aquí sabemos que los costos son sumamente altos, ya sea para el tratamiento dialítico, para el trasplante, o para los medicamentos postrasplante. Aquí lo que tenemos es, por un lado, la gran preocupación económica; segundo, la gran preocupación por los servicios de salud, como ya lo decía, se trata de una atención individualizada, de más respeto y, yo diría, más digna”, dijo a la Agencia Conacyt

Mercado Martínez dijo que estas deficiencias repercuten directamente en la salud de las personas, “contar o no con una atención gratuita por supuesto que tiene efectos directos en la salud, porque eso hace la diferencia entre tomar y no tomar medicamentos, y sabemos que si no tomo los medicamentos inmunosupresores, al corto plazo voy a tener un rechazo renal, eso es el gran efecto inmediato, y que a mediano y largo plazo se traduce en una mayor mortalidad.

Pero yo diría que lo segundo es que las personas, en la medida en que están con una atención más personalizada, con una atención más digna, refieren que hay mayor satisfacción con el tratamiento en general, o sea, habría que hacer investigaciones ahí para ver los niveles de neurosis o de depresión, pero son estudios que no se han hecho”, finalizó.

Sobrepeso, diabetes e institutos descoordinados, desafíos del Sistema de Salud mexicano: OCDE

miércoles, enero 6th, 2016

No obstante, el informe subraya la persistencia de desafíos considerables. Por ejemplo, las tasas de sobrepeso u obesidad en la población adulta aumentaron de 62 por ciento en 2000 a 71 por ciento en 2012, y en la actualidad uno de cada tres niños en México tiene sobrepeso o sufre de obesidad.

El informe afirma que un problema fundamental radica en que la atención médica se presta por medio de diversos institutos de seguridad social desconectados entre sí. Foto: Cuartoscuro

El informe afirma que un problema fundamental radica en que la atención médica se presta por medio de diversos institutos de seguridad social desconectados entre sí. Foto: Cuartoscuro

México, 6 ene (EFE).- El sistema mexicano de salud ha tenido avances importantes en la última década, pero aún enfrenta retos considerables como el aumento de las tasas de sobrepeso u obesidad, señaló hoy la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que recomendó extensas reformas al sector.

El informe “Estudios de la OCDE sobre los Sistemas de Salud: México 2016”, divulgado hoy en la Ciudad de México por el secretario general de la OCDE, el mexicano José Ángel Gurría, muestra que el porcentaje de la población expuesta a gastos de salud no asequibles o con alto impacto sobre el ingreso familiar ha disminuido de 3.3 por ciento a 0.8 por ciento en la última década.

Indicadores clave sobre mortalidad infantil y fallecimientos por ataques cardiacos o accidentes cerebrales, así como los niveles de satisfacción de los pacientes, han mejorado gracias a un mayor acceso a servicios de atención médica asequibles, dice el reporte.

Asimismo, iniciativas sin precedentes como los impuestos a las bebidas saborizadas con azúcar y a los alimentos con alta densidad calórica, un etiquetado más detallado sobre el contenido nutricional de los alimentos y una mejor regulación de la publicidad alimentaria dirigida a menores de edad “son políticas bien diseñadas e innovadoras a nivel internacional”, señala.

No obstante, el informe subraya la persistencia de desafíos considerables. Por ejemplo, las tasas de sobrepeso u obesidad en la población adulta aumentaron de 62 por ciento en 2000 a 71 por ciento en 2012, y en la actualidad uno de cada tres niños en México tiene sobrepeso o sufre de obesidad.

Igualmente, más de 15 por ciento de los adultos tienen diabetes, una proporción que representa más del doble del promedio de la OCDE de 6.9 por ciento.

Las muertes por padecimientos cardiacos bajaron solo 1 por ciento desde 1990, en contraste con la reducción de 48 por ciento observada en muchos otros países de la Organización.

En consecuencia, durante la última década la diferencia en esperanza de vida entre México y el promedio de los países de la OCDE aumentó de alrededor de cuatro años a casi seis.

Si bien entre 2003 y 2013 el gasto público en atención médica pasó de 2.4 por ciento del PIB a 3.2 por ciento, un mayor gasto no siempre se traduce en mejoras en los niveles de salud, advierte el estudio.

El porcentaje del presupuesto de salud dedicado a la administración (casi 10 por ciento) y los pagos directos por servicios de salud que salen de los bolsillos de las personas (cerca de 40 por ciento) siguen siendo los más altos de la OCDE.

De acuerdo con la Organización, estos indicadores muestran que el sistema mexicano de salud aún puede mejorar sus niveles de eficiencia.

El informe afirma que un problema fundamental radica en que la atención médica se presta por medio de diversos institutos de seguridad social desconectados entre sí.

Cada año, cerca de un tercio de las personas se ven forzadas a cambiar de médico sencillamente porque cambian de empleo.

“Esto interrumpe la continuidad de la atención médica, que es fundamental para proveer servicios médicos de alta calidad, en especial para quienes tienen padecimientos crónicos”, afirmó Gurría.

“Esta situación también conduce a un mal uso de los recursos, ya que una misma persona tiene que ser atendida en múltiples sistemas a lo largo de su vida e incluso a lo largo de un mismo tratamiento”, expuso.

El secretario general sostuvo que “México tiene que consolidar su sistema de salud para que todos los mexicanos, independientemente de dónde vivan o del tipo de trabajo que tengan, puedan acceder al mismo nivel de servicio, sin tener que preocuparse de que ello represente una carga financiera mayor para los hogares”.

En el informe, la OCDE recomienda que México siga adelante con sus esfuerzos para construir un sistema de salud más equitativo, eficiente y sostenible, e impulse reformas integrales a lo largo de todo el sistema.

Por ejemplo, sugiere ampliar los convenios de intercambio de servicios para permitir que los afiliados de un sistema utilicen servicios de otro. Enfatiza que es indispensable que los convenios se desarrollen para cubrir enfermedades crónicas como la diabetes desde la atención primaria.

También recomienda hacer mejor uso de sistemas de información que permitan monitorear la calidad de la atención de salud, lo que permitiría que los nuevos convenios adquieran un carácter vivo y activo, en lugar de permanecer latentes y sin uso.

Otra recomendación es la de crear una comisión que permita armonizar los mecanismos de atención, precios, sistemas de información y prácticas administrativas a lo largo de los distintos esquemas de seguros.

“En resumen, la masiva inversión pública de México en su sistema de salud no se ha traducido en una mejor salud y un mejor desempeño del sistema en la medida que se desea, y se requiere un programa de reforma continua y extensa”, concluye. EFE