No obstante, el informe subraya la persistencia de desafíos considerables. Por ejemplo, las tasas de sobrepeso u obesidad en la población adulta aumentaron de 62 por ciento en 2000 a 71 por ciento en 2012, y en la actualidad uno de cada tres niños en México tiene sobrepeso o sufre de obesidad.
México, 6 ene (EFE).- El sistema mexicano de salud ha tenido avances importantes en la última década, pero aún enfrenta retos considerables como el aumento de las tasas de sobrepeso u obesidad, señaló hoy la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que recomendó extensas reformas al sector.
El informe «Estudios de la OCDE sobre los Sistemas de Salud: México 2016», divulgado hoy en la Ciudad de México por el secretario general de la OCDE, el mexicano José Ángel Gurría, muestra que el porcentaje de la población expuesta a gastos de salud no asequibles o con alto impacto sobre el ingreso familiar ha disminuido de 3.3 por ciento a 0.8 por ciento en la última década.
Indicadores clave sobre mortalidad infantil y fallecimientos por ataques cardiacos o accidentes cerebrales, así como los niveles de satisfacción de los pacientes, han mejorado gracias a un mayor acceso a servicios de atención médica asequibles, dice el reporte.
Asimismo, iniciativas sin precedentes como los impuestos a las bebidas saborizadas con azúcar y a los alimentos con alta densidad calórica, un etiquetado más detallado sobre el contenido nutricional de los alimentos y una mejor regulación de la publicidad alimentaria dirigida a menores de edad «son políticas bien diseñadas e innovadoras a nivel internacional», señala.
No obstante, el informe subraya la persistencia de desafíos considerables. Por ejemplo, las tasas de sobrepeso u obesidad en la población adulta aumentaron de 62 por ciento en 2000 a 71 por ciento en 2012, y en la actualidad uno de cada tres niños en México tiene sobrepeso o sufre de obesidad.
Igualmente, más de 15 por ciento de los adultos tienen diabetes, una proporción que representa más del doble del promedio de la OCDE de 6.9 por ciento.
Las muertes por padecimientos cardiacos bajaron solo 1 por ciento desde 1990, en contraste con la reducción de 48 por ciento observada en muchos otros países de la Organización.
En consecuencia, durante la última década la diferencia en esperanza de vida entre México y el promedio de los países de la OCDE aumentó de alrededor de cuatro años a casi seis.
Si bien entre 2003 y 2013 el gasto público en atención médica pasó de 2.4 por ciento del PIB a 3.2 por ciento, un mayor gasto no siempre se traduce en mejoras en los niveles de salud, advierte el estudio.
El porcentaje del presupuesto de salud dedicado a la administración (casi 10 por ciento) y los pagos directos por servicios de salud que salen de los bolsillos de las personas (cerca de 40 por ciento) siguen siendo los más altos de la OCDE.
De acuerdo con la Organización, estos indicadores muestran que el sistema mexicano de salud aún puede mejorar sus niveles de eficiencia.
El informe afirma que un problema fundamental radica en que la atención médica se presta por medio de diversos institutos de seguridad social desconectados entre sí.
Cada año, cerca de un tercio de las personas se ven forzadas a cambiar de médico sencillamente porque cambian de empleo.
«Esto interrumpe la continuidad de la atención médica, que es fundamental para proveer servicios médicos de alta calidad, en especial para quienes tienen padecimientos crónicos», afirmó Gurría.
«Esta situación también conduce a un mal uso de los recursos, ya que una misma persona tiene que ser atendida en múltiples sistemas a lo largo de su vida e incluso a lo largo de un mismo tratamiento», expuso.
El secretario general sostuvo que «México tiene que consolidar su sistema de salud para que todos los mexicanos, independientemente de dónde vivan o del tipo de trabajo que tengan, puedan acceder al mismo nivel de servicio, sin tener que preocuparse de que ello represente una carga financiera mayor para los hogares».
En el informe, la OCDE recomienda que México siga adelante con sus esfuerzos para construir un sistema de salud más equitativo, eficiente y sostenible, e impulse reformas integrales a lo largo de todo el sistema.
Por ejemplo, sugiere ampliar los convenios de intercambio de servicios para permitir que los afiliados de un sistema utilicen servicios de otro. Enfatiza que es indispensable que los convenios se desarrollen para cubrir enfermedades crónicas como la diabetes desde la atención primaria.
También recomienda hacer mejor uso de sistemas de información que permitan monitorear la calidad de la atención de salud, lo que permitiría que los nuevos convenios adquieran un carácter vivo y activo, en lugar de permanecer latentes y sin uso.
Otra recomendación es la de crear una comisión que permita armonizar los mecanismos de atención, precios, sistemas de información y prácticas administrativas a lo largo de los distintos esquemas de seguros.
«En resumen, la masiva inversión pública de México en su sistema de salud no se ha traducido en una mejor salud y un mejor desempeño del sistema en la medida que se desea, y se requiere un programa de reforma continua y extensa», concluye. EFE