Posts Tagged ‘Peyote’

El cactus sagrado de mexicanos es amenazado por cultivos de la agroindustria de EU

miércoles, julio 27th, 2022

El auge de la agricultura industrial y del turismo del peyote pone en peligro las tierras sagradas y los ritos de los pueblos indígenas.

Por Mattha Busby y Jasmine Virdi

Ciudad de México, 27 de julio (Opendemocracy).– Cuando los conquistadores españoles llegaron a México hace quinientos años, intentaron convencer a los indígenas de que el consumo de peyote, un discreto cactus que contiene mescalina, una droga psicodélica, era igual a adorar del diablo.

Pero las medidas draconianas impuestas por los españoles no impidieron el consumo de la droga alucinógena, sino que obligaron a que las ceremonias fueran más secretas. El peyote sigue siendo fundamental en las tradiciones de los wixárika -más conocidos como huicholes-, nativos de la Sierra Madre Occidental, en el noroeste de México. El peyote forma parte de su historia de origen y se considera una forma de conectar con los ancestros, las deidades y el mundo natural. Estos ritos sagrados pueden remontarse a miles de años atrás.

Sin embargo, la escasez se cierne sobre este cactus sin espinas y con forma de botón, que ocasionalmente produce flores rosas pero que, por lo demás, permanece camuflado bajo los arbustos del desierto. Esto se debe tanto a la creciente demanda de peyote como a la deforestación causada por la expansión del sector agroindustrial en el estado central de San Luis Potosí (y más allá).

Aquí se encuentra Wirikuta, parte del desierto donde crece el peyote y donde los wixárika creen que se creó el mundo. Los wixárika realizan peregrinaciones periódicas a este lugar sagrado para acceder a la planta medicinal.

Una reunión ceremonial en Wirikuta, parte de un evento llamado “Renovación del Mundo”, mayo de 2022. Foto:  Ivan Sawyer García, Opendemocracy.

Donde antes crecían vastas franjas de densa vegetación, incluido el peyote, ahora hay colosales invernaderos, gigantescos rectángulos de tierra cultivada y millones de pollos y cerdos enjaulados en unidades industriales. Los expertos afirman que hoy en día es más difícil encontrar peyote endémico.

“El peyote ya estaba amenazado por la sobreexplotación y el tráfico ilegal, pero en los últimos diez años se han perdido cientos de hectáreas de este ecosistema desértico único, debido a la expansión de invernaderos agrícolas industriales y monocultivos para la producción de miles de toneladas de tomates y pimientos para el mercado estadounidense”, afirma el consultor en agroecología Gerardo Ruiz Smith, que ha realizado investigaciones independientes en la zona.

Donde antes crecía el peyote, ahora hay colosales invernaderos y millones de pollos y cerdos enjaulados

La mescalina se dio a conocer en Occidente tras la publicación de “Las puertas de la percepción”, de Aldous Huxley, en 1954, y de “Miedo y asco en Las Vegas”, de Hunter S. Thompson.

En la actualidad, a medida que los estigmas en torno a los psicodélicos siguen desapareciendo en medio de las crecientes pruebas de sus propiedades terapéuticas, el peyote ha hecho nuevas incursiones en la cultura popular.

El peyote se ha convertido en un elemento de la cultura popular, como lo demuestra la creciente popularidad de la música, el álbum de Patti Smith titulado “The Peyote Dance” o el homenaje del presidente del Consejo Mundial de Boxeo al consumo de peyote.

De todos los psicodélicos naturales (incluidos la ayahuasca, la iboga y los hongos mágicos), el peyote -o híkuri, como lo llaman los wixárika- parece enfrentarse a la crisis ecológica y cultural más aguda. Los megaproyectos agrícolas, que parecen no preocuparse por el ecosistema en general ni por la protección de los lugares sagrados wixárika, están agravando los problemas causados por la expansión de la industria turística del peyote en todo México.

EXPANSIÓN DE LA AGROINDUSTRIA

Las nuevas granjas de pollos, cerdos y hortalizas que se extienden por cientos de hectáreas en la zona de Altiplano-Wirikuta -concedidas por un estado cuya familia del gobernador hizo parte de su fortuna en la industria avícola- están contribuyendo a la grave presión ecológica. Las fotos de satélite ilustran con crudeza la escala de las nuevas operaciones, mostrando que todo ha sido arrancado para dar paso a los monocultivos. Y el gran capital ya está impulsando nuevas inversiones.

El periódico mexicano El Milenio informó el año pasado de una protesta ante la empresa productora de carne de cerdo y aves de corral Proan, acusada por las autoridades locales y religiosas de verter residuos y contaminar el territorio sagrado de Wirikuta (un representante de Proan prometió proponer una solución en dos semanas). Esa carne suele destinarse a los mercados locales, pero los pimientos, tomates y otros productos se exportan sobre todo a Estados Unidos.

La población local acoge con satisfacción el aumento de las oportunidades de empleo, aunque ha habido problemas. En octubre, Estados Unidos suspendió las importaciones de tomates de la empresa agrícola Agropecuarios Tom por el supuesto uso de trabajo forzado (la empresa niega las acusaciones).

En los últimos cinco años ha habido una disminución del 40 por ciento del peyote en las zonas frecuentadas por turistas y peregrinos wixárikas, y del 100 por ciento en las áreas donde la agroindustria ha levantado invernaderos. Así lo afirma Pedro Nájera, ingeniero ecólogo y agroecólogo de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Nájera pertenece a Hablemos de Híkuri (Hablemos de Híkuri), una iniciativa indígena que está concienciando sobre las amenazas al peyote y proponiendo planes de conservación.

En los últimos cinco años ha habido una disminución del 40 por ciento del peyote en las zonas frecuentadas por turistas y peregrinos wixárikas. Foto: Cuartoscuro.

Más de cuatro millones de metros cúbicos de agua al año son necesarios para regar los invernaderos de tomate que ya funcionan dentro de la zona supuestamente protegida de Wirikuta. Muchas de estas instalaciones se construyeron en zonas donde crece el peyote. La perforación del ya sobreexplotado acuífero para regar plantas no autóctonas, en una zona que experimenta regularmente graves sequías, también está amenazando los medios de subsistencia de los agricultores locales y empujándolos a abandonar sus tierras.

La creciente demanda de peyote ha dado lugar a métodos indiscriminados de recolección, así como a la caza furtiva

Para complicar aún más las cosas, gran parte de las tierras de Wirikuta eran antes propiedad comunal de los ejidatarios. Sin embargo, en los últimos años el gobierno mexicano ha creado leyes que permiten la privatización de estas tierras comunales.

“Cuando se privatiza la tierra se quitan los derechos de los ejidatarios a decidir el destino de sus territorios”, dice el comunero wixárika Carlos Raúl Carrillo López. “La tierra no tiene precio porque nos ha dado la vida para siempre, pero al privatizarla se debilita al pueblo, ya que se puede alquilar o vender”.

SAQUEO DE LAS PLANTAS

La creciente demanda de peyote ha dado lugar a métodos indiscriminados de recolección, así como a la caza furtiva. Recientemente, los investigadores han documentado un cráter en el que antes había un lecho de peyote de 125 años de antigüedad, lo que indica un tráfico a gran escala de peyote en polvo en el extranjero.

Cortar la copa de la planta demasiado cerca de la raíz limita su capacidad reproductiva, dice el ecologista Nájera. “Es como una castración”, lamenta. Los peyoteros entrenados cortan sólo la copa: “Cuando lo haces, la planta vuelve a crecer, a veces con más de una cabeza”. Y añade: “Las plantas grandes se cosechan mucho más que las pequeñas, por lo que la población se reduce aún más”.

Culpa a las personas sin formación que no están bajo la supervisión de los mara’akames (chamanes wixárika): “La gente viene aquí y saquea las plantas de los dioses”. Según las leyes mexicanas, sólo unos pocos grupos indígenas pueden cosechar peyote, pero la ley no se aplica habitualmente en Wirikuta.

Nájera dice que algunas de las tierras despejadas para uso agrícola han sido abandonadas debido a las duras condiciones climáticas, pero el peyote no ha regresado, incluso después de décadas. “Es desolador. Una de las principales amenazas para el peyote es el cambio de uso de la tierra. El cactus no vuelve a estos lugares”.

USO RELIGIOSO

Es difícil evaluar la cantidad de peyote que se cosecha cada año (o la cantidad que crece), pero se cree que el mayor comprador es la Iglesia de los nativos americanos. Compra cientos de miles de “botones” de peyote al año a peyoteros con licencia en EU y está exenta de la legislación sobre drogas porque el cactus psicoactivo es para uso religioso.

En este caso, el dilema al que se enfrentan los amantes del peyote se agudiza cada vez más: es fundamental para el uso religioso tanto dentro como fuera de México, pero, en medio de la preocupación por la conservación tanto en Texas como en México, ¿puede la naturaleza satisfacer la demanda en ausencia de un cultivo organizado?

La comunidad wixárika rara vez ha tenido poder de decisión, a pesar de la importancia cultural de la tierra para su propia existencia, que depende del consumo sacramental de peyote. Se dice que son unos 50.000 y muchos viven en la pobreza.

Imágenes de satélite que muestran la expansión de los invernaderos de tomate en Wirikuta entre 2012 y 2021. Foto: Gerardo Ruiz Smith, Opendemocracy.

Su ancestral peregrinaje anual desde los estados cercanos hasta el desierto se ha visto complicado en las últimas décadas por el establecimiento de carreteras y el levantamiento de vallas por parte de los ganaderos, como se ve en el documental de la BBC Peyote: Last of The Medicine Men – Huichol People of Mexico. Algunos ganaderos se oponen a la recolección del peyote en sus tierras, pero los wixárika reclaman su derecho histórico a hacerlo.

En mayo, cientos de personas marcharon 900 kilómetros hasta Ciudad de México para exigir la restitución de sus tierras. “Tenemos los pies cansados, pero estamos más cansados de esperar justicia, de que nos devuelvan nuestras tierras. Esto es realmente agotador”, dijo Ubaldo Valdez Castañeda.

CONSERVACIÓN Y REGENERACIÓN

La comunidad wixárika, principal guardiana del peyote, se enfrenta a una tormenta perfecta de problemas. El primer paso para proteger la planta, al parecer, es pedir a los participantes en la ceremonia que recojan las semillas del peyote, para poder replantarlas en el desierto. “La gente no se da cuenta de que tarda 15 años en crecer”, explica Nájera.

Algunos hacen campaña para que el peyote quede exento de las medidas de despenalización de las drogas en Estados Unidos, y para que se aplique la ley mexicana que dice que sólo los wixárika pueden cosechar peyote.

Si se quiere conservar el peyote, hay que respetar el estatus de algunas partes del desierto como sitio sagrado reconocido por la UNESCO debe respetarse. “La designación está vigente desde hace muchos años, pero no se ha hecho nada para fortalecer realmente la protección y conservación del peyote”, dice Ruiz Smith. “Wirikuta debe ser reconocido como área natural protegida a nivel federal para garantizar mejor su protección y conservación”.

Los proyectos de conservación están en marcha. Un nuevo proyecto agroecológico de base coordinado por el Centro de Investigación Wixarika pretende regenerar el ecosistema en general después de que el sobrepastoreo y la labranza destruyeran la fauna.

Carrillo López, que forma parte del equipo impulsor del nuevo proyecto, destaca la importancia de desarrollar modelos regenerativos. “Destruir Wirikuta es destruir las formas de vida de los pueblos wixárika y el valor incalculable del conocimiento ancestral que se ha transmitido de generación en generación”.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE OPENDEMOCRACY. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

UNAM resguarda las plantas sagradas de México, algunas en peligro de extinción

jueves, noviembre 30th, 2017

El Jardín Botánico del Instituto de Biología (IB) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) resguarda plantas consideradas sagradas desde la época precolombina. Este espacio es una  “arca de Noe”, según una especialista, ya que resguarda diversas especies de plantas, algunas en peligro de extinción como el peyote.

Por Ricardo Capilla Vilchis

Ciudad de México, 30 de noviembre (Conacyt/SinEmbargo).- De entre la numerosa variedad de plantas que hay en territorio mexicano existen algunas que resaltan por su gran importancia, ya sea cultural o como fuente de alimentación, llegando a ser consideradas sagradas.

Dentro de las 12.6 hectáreas que ocupa el Jardín Botánico del Instituto de Biología (IB) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), existen más de mil 600 especies provenientes de todo México de las cuales algunas de ellas son consideradas sagradas, como es el caso del peyote, el nopal, el cempasúchil y el agave.

EL PEYOTE

El peyote es una cactácea que posee espinas pequeñas y finas. En otras cactáceas, las espinas sirven como un método de defensa para que los animales no puedan comerlas, pero en el caso del peyote ésta planta se protege con una sustancia tóxica llamada mescalina, que al ser consumida por el hombre produce efectos alucinógenos. Las culturas del centro de México, principalmente los huicholes, usan esta planta para sus rituales.

La bióloga Itzel Rovira Álvarez, miembro del grupo de visitas guiadas del Jardín Botánico, recomendó que si en alguna ocasión se tiene la oportunidad de probar el peyote, lo mejor es pensarlo dos veces pues, pues además de incurrir en un delito, el consumo desmedido de esta cactácea ha originado que actualmente esté catalogada como una especie en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).

Bióloga Itzel Rovira Alvarez. Foto: Conacyt

“Hay que hacer una aclaración importante, los huicholes tienen acceso al consumo de esta planta de manera legal. Tienen permitido consumir cierta cantidad para sus rituales. Si nosotros consumiéramos esta planta y no pertenecemos a ese grupo étnico, estaríamos cometiendo un delito”, resaltó la bióloga Rovira Álvarez.

EL NOPAL

El nopal es una de las plantas más importantes de México, aparece en nuestra bandera nacional representando al mito de la fundación de Tenochtitlán por los mexicas, quienes siguiendo las órdenes de Huitzilopochtli, caminaron hasta encontrar un águila posada en un nopal devorando a una serpiente. Para los mexicas el nopal era una planta sagrada, pues consideraban que era una conexión entre el cielo, la tierra y el inframundo.

El nopal es parte de la cultura mexicana. Foto: Conacyt

En México existen aproximadamente 90 especies de nopales, todas ellas comestibles. Los tallos son la parte que ingerimos y llegan a los mercados para su venta con apenas unos 10 o 15 días de edad. Se dice que los frutos del nopal, muchas veces de color rojo, son una representación de la sangre y los corazones de las personas sacrificadas a los dioses mexicas.

EL CEMPASÚCHIL

El nombre de estas plantas viene del náhuatl, donde cempoalli significa veinte y xóchitl, flor. En las celebraciones de día de muertos se coloca esta flor en los altares para guiar el camino de los difuntos seres queridos que vienen a visitarnos. El intenso color de la flor ayuda a las ánimas a guiarse en la oscura noche.

“Cada uno de los pétalos que nosotros vamos a encontrar en estas flores, en realidad no son pétalos, sino flores. Si nosotros lo abrimos vamos a encontrar muchas flores más. Esta es una familia conocida como Asteraceae, en la cual todas son flores que se conjuntan en una cabezuela”, puntualizó Rovira Álvarez.

Además de las festividades, el cempasúchil tiene otros usos, como teñir telas, como alimento para gallinas con el fin de que las yemas de sus huevos adopten un color más intenso y como remedio medicinal, pues al beber una infusión de la planta es posible aliviar algunas dolencias estomacales como infecciones, vómito o indigestión, afirmó la especialista.

EL AGAVE

México cuenta con aproximadamente 160 especies de agaves, de las cuales 75 por ciento se encuentran en el Jardín Botánico. Una característica importante de este grupo botánico es que durante toda su vida recolectan agua y azúcar en el centro de su cuerpo para poder florecer y reproducirse. Dependiendo de la especie pueden tardar entre seis y 20 años.

Agave proviene del griego ágavos, que significa magnífico o noble, mientras que aquí en México se le conoce comúnmente como maguey, que es una modificación del nombre Mayahuel, una deidad asociada al pulque, la fertilidad, suelo y la embriaguez. Mayahuel y Quetzalcóatl, perdidamente enamorados, deciden escapar juntos, y, para que no los encuentren los hermanos de Mayahuel, se transforman en la planta agave. Sin embargo, sus hermanos los encuentran y destruyen la planta, sobreviviendo solamente Quetzalcóatl, quien llora a su amada, por lo que se dice que el aguamiel que se encuentra dentro de la planta son las lágrimas de la “serpiente emplumada”.

El Jardín Botánico de la UNAM resguarda todo tipo de especies con el objetivo de estudiarlas y protegerlas. “Imaginen que este espacio es como un arca de Noé moderna. Tenemos ejemplares de distintos tipos de plantas que en su lugar de origen ya desaparecieron o están a punto de desaparecer, y este lugar va a ser muy importante para resguardar esa biodiversidad”, afirmó la bióloga.

REVISTA ARTES DE MÉXICO | Arte botánica

sábado, noviembre 18th, 2017

La siguiente reseña se compone de nueve secciones inspiradas en Herbarium (Artes de México, 2000) de Patricia Lagarde. Algunas coleccionan plantas no descritas en la edición, pero que también contienen una fuerte carga simbólica, como es el caso del asfódelo. Con ello busco extender la idea general planteada por el libro: recuperar la naturaleza mágica de ciertas hierbas importantes en nuestras tradiciones.

Por Marco Antonio Murillo

Ciudad de México, 18 de noviembre (SinEmbargo).-Los textos resultantes son un breve homenaje a William Carlos Williams, quien escribió los siguientes versos: Hemos vivido mucho tiempo juntos / una vida llena / de flores, / ¿no crees? Así que / me alegré / cuando comprendí / que hay flores también / en el infierno; el inframundo, pero no uno puramente occidental, sino sincrético que es el que subsiste en las páginas de Herbarium, y en las culturas mesoamericanas.

1.Belleza de las plantas

Si cavamos en nuestro pasado sincrético, nos daremos cuenta que los antiguos sabios medievales como los prehispánicos consideraban a las plantas espíritus terrenos capaces de curar los distintos males del alma humana. Utilizar una planta era invocar el nombre mágico de un espíritu apto para detener el avance de determinada enfermedad, o bien, llevar a su consumidor a un estado de éxtasis desconocido, cercano al mundo de los dioses. Ésa es la ancestral belleza que Patricia Lagarde busca recuperar en Herbarium, libro fotográfico que antologa formas, texturas y colores de plantas que abundan en la herbolaria mexicana. Floripondio: rosada cortina del bosque; flor de manita: campana del atardecer; trompetilla: estrella vegetal; tabaco: hoja volcánica; y el derrumbe como un insecto dolorosamente negro para el paladar.

2.Epifanía

Hojeo Herbarium, me pregunto: ¿puede cortarse el seseo de sus hojas con una tijera verde?

3.Inventario

Libro sincrético. Las páginas de “Herbarium” cifran los misterios descritos en los herbarios del medioevo, al mismo tiempo que recuerdan los códices indígenas y los catálogos explicativos de las crónicas de indias, hechos por los frailes. Al nombre prehispánico le acompaña el nombre en latín y el moderno, ilustrados por una foto del espécimen y una descripción del mismo, que se extrae del Códice Florentino, o bien, de la “Historia general de las cosas de la Nueva España”. Escribe Fray Bernardino de Sahagún sobre la yerba del diablo: Hay otra yerba que se llama tlápatl […] Tiene las hojas anchuelas, las flores blancas; tiene la semilla negra y hedionda, y quita la gana de comer a los que la comen. Y emborrachan y enloquecen perpetuamente.

4.Acerca de la santidad en algunas plantas

Espinadísimas plantas; orquídeas de tortuoso o pronunciado cuello; terribles árboles que al frutar dan la pulpa del cielo o del infierno. Esa flora otoñal, recuerda que al crecer la naturaleza también se tortura. La piel se pela como un tierno durazno, la cabeza de un nabo se corta y al caer finge un sonido de hojarasca sobre el zacate. Pedacería de extremidades como en un mercado de verduras o una fábrica de figuras florales. En la entrada de uno de esos sitios, Drummond de Andrade escribió: Las plantas sufren como sufrimos nosotros. / ¿Por qué no habrían de sufrir, / si esa es la llave de la unidad del mundo? // La flor sufre, tocada / por una mano inconsciente. / Hay una queja ahogada en su docilidad.

………….

Enriqueta Alonso de Buxeda, botánica de Porfirio Díaz, publicó en 1905 un libro de difícil catalogación, “Los frágiles hijos de la mandrágora”. Empastado en cuero de color ocre y con herbolarios relieves en el canto de las hojas, el volumen estudia la relación de la flora con algunos mitos. La sección más lograda es la tercera, donde se examinan formas y características de plantas y se comparan con los óleos del martirio: la fragilidad de un santo antes de morir es la misma que la de una planta ante las diarias labores de la siega. ¿Acaso una mano cercenada no se parece al bulbo de una dalia por abrirse, y el cuerpo estirado sobre la rueca al tronco espinoso de un árbol cirio?

………….

Viveros, invernaderos: el sol entra por las pantallas de vidrio y el ventilador turbo disemina el amarillo buril de su temperatura por las verdes líneas del recinto. El anturio o lengua de fuego se convierte en la pira de bronce donde ardió san Policarpo. El corazón herido, enredado en un robusto roble, es el redondo suplicio de santa Catalina de Alejandría. La orquídea itálica da el cuerpo desnudo de san Sebastián a punto de ser asaetado contra un tronco. Del opaco asfódelo brota el rictus de san Antonio en el exilio.

………….

También existen plantas llamadas cefalóforas: la dracula simia y la semilla boca de dragón; de cráneos intactos y mandíbulas abiertas, pronunciadas, como queriendo decir un salmo que nadie escucha. Cefalóforo, filosa palabra cuya raíz parte del griego kephalḗ (cabeza) y phoros (portar). San Genesio de Arlés, luego de ser decapitado al pie de una frondosa morera, tomó su propia cabeza por las barbas y la arrojó a las oscuras aguas del Ródano. Buxeda abona a una comunión con el mito de Orfeo. La cabeza y la lira del héroe mitológico fueron lanzadas al Ebro. Entre corrientes, desbordamientos y ciclos calendáricos, la cabeza sigue afinando el tono de su sufrimiento.

………….

Martirio: negro muro abunganvilliado de espinas. ¿Gritar en la cúspide de ese muro es como reverdecer? ¿Se puede sufrir silenciosamente adentro del cuerpo roto? En otoño, troncos y tallos crecen sinuosamente, se tumoran, se ramifican, sufren la siega del clima, la soportan. Quizá plantas y santos no sólo compartan las tórridas formas del suplicio, también la luz que llega después. Me refiero a la luz limpia de la divina gracia; la misma luz no usada que alienta la fotosíntesis.

Patricia Lagarde, “Tecomaxóchitl”, serie Herbolaria mexicana, 2000. Foto: RAM

5.Memoria de las hojas

Las fotografías de Herbarium, comenta Salvador Elizondo, tienen la forma del recuerdo. Remiten a escenas literarias: guardar un tallo, una ramita seca entre las páginas de un libro como memoria o para separar un pasaje significante. Pero ese trozo de vida certeramente cortado a la planta dice algo más. Aquí es donde entra el hallazgo de Lagarde: cada hierba es un puente entre el presente científico y el pasado mágico. El efecto conseguido en las fotos, a través de veladuras y pátinas, juega con la idea del espécimen cortado para analizar en el laboratorio, al mismo tiempo que el de una pintura hallada en un libro de herbolaria o códice. Pareciera que las plantas fueron dibujadas a mano con carboncillo o tintes vegetales: tlacehilli (añil), achiote (rojo), suchipal (amarillo) y otros que coloraban los grandes telares y los códices de Mesoamérica.

6.Crecimiento del asfódelo

Crecimiento del asfódelo. Foto:RAM

7.Sobre el espíritu de las plantas

Las plantas descritas en Herbarium siempre están a punto de volverse una especie de luz seca entre mis dedos. Las fotografías de Lagarde las han captado en una textura que me atrevo a llamar de mística sequedad, es decir, el momento en el que el espécimen, meditante, está preparado para ser ingerido, y liberar así su espíritu, su ingrediente activo. Se lee en el Códice Florentino sobre la yerba de la calentura: Sus hojas se muelen con sus flores. Se beben en ayunas o cuando ya se comió. Se hacen hervir mucho en agua. Y la debe beber el que se paraliza a partir de su costado y le llega el mal hasta su corazón, como si súbitamente perdiera la conciencia, o en el pecho se le colocara el mal: como si durmiese, como si fuese a morir. Le asentará el corazón. Yo, que en estos fragmentos de tierra fértil he seguido el ejemplo de los botánicos mesoamericanos, escribí sobre el asfódelo.

8.Arte botánica

En la mitología griega los Campos Asfódelos es uno de los tres sitios a donde van las almas de la gente al morir. El lugar adquiere su nombre por las flores que allí crecen y que eran la comida favorita de los muertos. A su vez los asfódelos se vinculan con el olvido, gracias al Río Leteo, corriente de agua en la que los muertos bebían para olvidar su paso sobre la tierra.

En el jardín de su casa,

William Carlos Williams se ocupó de la poesía

y pensó en el crecimiento y cuidado de algunas flores.

Las procuró diariamente con agua y abono

y ya hinchadas de cierta luz, las vio

y leyó en la enciclopedia que no eran especiales,

se llamaban asfódelos:

planta raramente

aromática, herbácea

de raíces tuberosas,

de tallo erecto y lampiño

y hojas basales.

Flores que no sirven para cantar,

como sí la rosa o el lirio, flores

para cuando se vaya la primavera.

 

Después de un paro cardíaco,

Williams recordó las flores de ese jardín.

Entonces, le escribió a su mujer:

Del asfódelo

yo vengo, querida

                               a cantarte.

 

Quiso decirle

que es justo que en nuestros jardines personales,

también los muertos participen de las labores botánicas de la poesía:

en su quietud de seca orquídea,

en su nada que hacer sombrío,

los muertos cosechan pequeños bulbos ovalados,

falsos frutos que no se pueden comer…

por ahora.

 

Mientras anochecía en el jardín,

recordó Williams,

una tras otra las flores iban perdiendo el sol,

se multiplicaban en una leche oscura,

y en sus raíces se guardaba

el tiempo detenido de los muertos

y en el tallo el olvido de los vivos.

 

Tal vez el cansado florecer de un jardín

sea la única forma en que los muertos pueden hablarnos.

Los oímos

en el crujir de ramas,

en el viento que dobla

y mueve

las delgadísimas hojas

como una estación en tránsito.

 

Estoy seguro que Williams,

mientras le escribía a su mujer,

pensaba que las líneas de cultivo

en el jardín, irregulares, se parecían

a la duración de algunos versos suyos:

Cuando hablo

de flores

               es para recordar

que en un tiempo

                           fuimos jóvenes.

 

Le debemos tanto a nuestros muertos,

el gusto por algunas especies de plantas

que inútilmente crecen en nuestro jardín,

y la pena de extrañar la vida

cuando estamos enfermos.

9.Tonalli

Las plantas de Herbarium, diría Xavier Lozoya, aún conservan cierta huella del tonalli como cuando estaban vivas. Aún mantienen esa fuerza vital formada por la tríada luz-calor-energía de la cosmovisión indígena y que corría por los órganos del cuerpo humano. Si para los hierbateros prehispánicos la ingesta de determinadas flores podía restituir el tonalli al enfermo, las fotografías de Lagarde funcionan como poemas que iluminan los ojos del espectador. Dichos poemas, de color y textura muy propios en su orden vegetal, indican que cada hierba contiene un significado mágico, especial. Significado que, como la tradición oral, se hereda a través del tiempo: de maestro a alumno, de abuelo a nieto. En ese sentido, en Herbarium, palabra y planta son parte de un mismo espíritu. Por eso, cuando yo digo:

tlápatl (yerba del diablo),

pícietl (tabaco),

tlatlancuaye (lengua de la calentura),

asfódelo (ceniza de invierno),

me convenzo:

son estos los nombres del fuego,

cuando se planta en las venas negrísimas del alma.

Herbarium con fotografías de Patricia Lagarde y escritos de Salvador Elizondo, Xavier Lozoya y Alfredo López Austin está disponible en esta página. Una publicación de Artes de México para SinEmbargo.

El peyote: su composición química y su importancia para el medioambiente

miércoles, agosto 30th, 2017

“El peyote es una planta que pertenece a la familia Cactaceae y es de interés porque presenta muchos compuestos químicos, el más importante es la mescalina que produce ciertos tipos de efectos en el sistema nervioso central”: Hermila García

Por Felipe Sánchez Banda

Saltillo, Coahuila 29 de agosto de 2017 (Agencia Informativa Conacyt/SinEmbargo).- La exposición “Las culturas de un cactus sagrado: el peyote”, montada en el Museo del Desierto (Mude), tiene como finalidad mostrar las diversas facetas de esta planta. Una de ellas, su composición química y su importancia para el medioambiente en las zonas semidesérticas de México.

En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, la doctora Hermila García Osuna, investigadora especialista del Mude, detalla las características del peyote, su valor biológico y su relación con el semidesierto coahuilense.

Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Qué es el peyote?

Hermila García Osuna (HGO): El peyote es una planta que pertenece a la familia Cactaceae y es de interés porque presenta muchos compuestos químicos, el más importante es la mescalina que produce ciertos tipos de efectos en el sistema nervioso central. Su importancia es sobre el valor que tiene para ciertos grupos étnicos en nuestro país y usos potenciales que no se han estudiado.

AIC: ¿Cuántos tipos de peyote hay?

HGO: Los estudios a nivel molecular y fitoquímico reconocen dos especies que son la Lophophora williamsii y la Lophophora diffusa, las diferencias principales entre especies están relacionadas con los compuestos químicos que producen, por ejemplo la Lophophora williamsii contiene mezcalina y L. diffusa no lo contiene, en cambio contiene peyotina, otro alcaloide de importancia ecoquímica.

También algunos autores reconocen otras especies como: Lophophora fricii, Lophophora koehresii y Lophophora alberto-vojtechii.

AIC: ¿Dónde están las especies de peyote?

HGO: La Lophophora williamsii se distribuye en el desierto chihuahuense, entre la Sierra Madre Occidental y la Sierra Madre Oriental; esta es una región extensa en el norte de México, cubre cerca de 150 mil kilómetros cuadrados (km2). Justo al sur de Saltillo el rango del peyote se estrecha, se interrumpe por montañas y se expande nuevamente al este, dentro de las estribaciones de la Sierra Madre Oriental y al oeste del estado de Zacatecas, extendiéndose al sur de San Luis Potosí, donde su distribución termina.

En tanto, la Lophophora diffusa solo se encuentra localizada en una pequeña área en Querétaro. Su ubicación está restringida a la gran región desértica en el estado de Querétaro. Esta área, de cerca de 775 km2, está aislada de la gran población de Lophophora williamsii, por altas y escarpadas montañas.

AIC: ¿Qué efectos produce el peyote?

HGO: Los efectos que produce en sus depredadores es desde una función disuasoria hasta la toxicidad y muerte.

El propósito de la planta al elaborar ciertas sustancias es responder a condiciones de estrés ambiental. Estos compuestos químicos o metabolitos secundarios le ayudan a protegerse de los depredadores como herbívoros, insectos y otros patógenos.

Esta planta contiene más de 100 alcaloides diferentes (como la mescalina) con el propósito disuasorio, para que los insectos no los ataquen y tiene un efecto hasta ahora poco conocido como insecticida. Al final disminuye las poblaciones de insectos que lo atacan y disminuye las poblaciones de bacterias que pueden estar muy cerca de dañar la planta. Se defiende del ambiente, de los insectos, de las condiciones de aridez, forma parte de su protección. Crece en condiciones de poca humedad.

En el ser humano, los alcaloides actúan a nivel del sistema nervioso central y produce cierto tipo de respuesta simpaticomimética que comprende todas las etapas que nosotros podemos ver en las personas que lo consumen, como estados de tranquilidad seguidos de estados de hipersensibilidad, produciendo alucinaciones, aumento de presión arterial, midriasis, entre otros.

AIC: ¿Cuál es su importancia dentro del desierto coahuilense?

HGO: Es importante mencionar que el valor que tiene dentro de un ecosistema en muchos aspectos es todavía desconocido, porque no se han logrado establecer estudios específicos que nos proporcionen la información necesaria. En este momento estamos perdiendo la especie sin aún conocerla en profundidad, debido a las restricciones legales que limitan el estudio de la planta y su efecto dentro del ecosistema. Sabemos que la planta se protege con plantas nodrizas como la gobernadora (Larrea tridentata), incluso la gobernadora en algún momento forma parte de los rituales de estos grupos étnicos. Pero desconocemos la relación que existe entre esas dos plantas, todavía no alcanzamos a comprender ese valor, estamos devastando la planta en nuestro desierto, en el desierto chihuahuense, sin conocerla.

AIC: ¿Cuál es el estado de amenaza actual para la planta?

HGO: Dentro de la NOM 059 (Norma Oficial Mexicana) 2010 está como especie sujeta a protección especial.

AIC: ¿Cuál visualiza que sea el futuro de esta planta?

HGO: La pérdida de estos individuos por la extracción, cambio de uso de suelo y por la falta de información nos conducirá a una disminución de la diversidad genética.

Se necesita hacer un estudio multidisciplinario entre las partes que comprenden las cuestiones legales y las científicas, que permita hacer una nueva revaloración y una modificación de su estatus dentro de la NOM.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE Agencia Informativa Conacyt. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

Huicholes denuncian saqueo de peyote en Real de Catorce; es un atentando a la tradición, dicen

jueves, mayo 11th, 2017

El pueblo wirrarika (huichol) ha denunciado que personas ajenas a sus comunidades, algunas veces portando su ropa tradicional, saquean el peyote del desierto de Wirikuta, para comerciarlo. Estos hechos ponen en riesgo su cultura ancestral, puesto que ellos utilizan la cactácea para sus ceremonias espirituales.

Por Rosa María Morales

Ciudad de México, 11 de mayo (SinEmbargo/Pulso).- Exigen poner un “hasta aquí” a los saqueadores del peyote, ya que están atentando contra su cultura en la zona sagrada conocida como el desierto de Wirikuta en Real de Catorce, San Luis Potosí.

“Lo lamentable es que hasta el propio pueblo huichol ha traído gente ajena para comercializar el alucinógeno, hay intereses económicos de por medio, nosotros hemos tenido este tipo de problemas porque no se ha podido controlar la depredación”, dijo uno de los integrantes de la etnia, Margarito Díaz González proveniente de Nayarit.

Señaló que la Procuraduría General de la República en San Luis Potosí, ya tiene conocimiento de lo que está sucediendo en su lugar sagrado, “los huicholes han insistido mucho para que se vigilen todos los accesos que van al sitio donde se produce, para evitar el saqueo”.

HUICHOLES “PIRATA”

Aducen que personas de su propio pueblo, se ponen al servicio de otras personas para traficar el peyote y que éste sea trasladado a Estados Unidos, cometiendo con esto un delito grave y atentando contra los ritos sagrados de los wirrarikas.

Hay marakames [chamanes] que sirven como guías a los saqueadores, incluso para ayudarles a cortar la cactácea a ras de tierra, lo que provoca que muchas veces ya no vuelva a salir, refieren los pobladores.

Aseguran además, que hay personas ajenas a la etnia que utilizan la vestimenta para hacerse pasar como huicholes y sacar el peyote, aunque muchas veces son descubiertos al no hablar la lengua.

Huicholes de Nayarit, Durango y Jalisco realizan peregrinaciones hasta el sitio sagrado de Real de Catorce para llevar a cabo sus ritos, pero cada vez que regresan encuentran menos peyote, poniendo en riesgo su cultura ancestral, ya que utilizan el alucinógeno para invocar a su dios y poder hacer sus agradecimientos.

Pidieron a las autoridades apoyen con vigilancia, ya que por cuestiones económicas, los wirrarikas no pueden desplazarse desde Nayarit o Jalisco hasta el municipio de Real de Catorce para cuidar la zona.

TENTADOR NEGOCIO

De acuerdo a los integrantes del pueblo wirarika, el kilo de peyote alcanza los 5 mil pesos, ya que hay quiénes pagan lo que sea por el alucinógeno.

Y aunque ellos mismos han colocado cinco módulos de vigilancia en San Juan del Tuzal, Mastranto y Yoliat, Coyotillo y Las Margaritas, nada han podido hacer para evitar que se lo sigan llevando, ya que los saqueadores utilizan rutas alternas para no tener problemas.

Para reproducirse el peyote tarda de 15 a 16 años, siempre y cuando haya humedad, pero como en los últimos meses no ha llovido, casi ya no hay, sobre todo en Las Margaritas y en la comunidad del Mastranto, donde había grandes sembradíos de esta planta sagrada.

Reiteran que el peyote solamente puede ser llevado por los peregrinos que vienen al ceremonial en el cerro de El Quemado; los marakames son quienes tienen el secreto para rezar y que se reproduzca la planta.

TRADICIÓN ANCESTRAL

Dos o tres veces al año los wirrarikas vienen a sus peregrinaciones al desierto de Wirikuta en el cerro de El Quemado que se ubica a 6 kilómetros de la cabecera municipal, donde realizan su ritual religioso; al lugar sólo se puede llegar a pie o en caballo.

Ahí, durante tres días y entre cantos, los huicholes realizan sus rituales dejando ofrendas como mazorcas de maíz y si fue buena la cosecha, jícaras, además de trabajos elaborados con estambre y chaquira.

Advirtieron que el ritual para recoger y consumir el peyote, solamente puede ser dirigido por un marakame, “es el autorizado y nadie más”.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE Pulso. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

De planta sagrada a prohibida: el peyote inspira a la creación del arte (FOTOS)

domingo, abril 23rd, 2017

Para los huicholes, el híkuri es una planta ritual que representa los lazos espirituales con la tierra y el universo. La exposición ‘Las culturas de un cactus sagrado: el peyote’ en el Museo del Desierto muestra una cultura milenaria que se ha visto amenazada por la explotación turística y minera, y que ha luchado para defender su territorio y sus costumbres.

Por Armando Ríos 

Ciudad de México, 23 de abril (SinEmbargo/Vanguardia).- Con el soplido estruendoso de una caracola de mar empieza la magia. El olor a copal está en el aire y anuncia el saludo a los cuatro vientos: norte, sur, este, oeste. Con las manos alzadas viene el saludo al cielo, después a la tierra y, por último, al centro para dejar que la energía fluya de la cabeza a los pies, abriendo paso a una experiencia cosmológica.

Éste es el inicio de una ceremonia que el pueblo wixárika o huichol –como mejor se conoce– lleva a cabo antes de comer peyote.

Tonatiuh Velázquez, hijo de David Velázquez “El Mazatl”, representó de manera simbólica el mismo ritual milenario en la inauguración de “Las culturas de un cactus sagrado: el peyote” que se aloja en una de las salas de exposición en el Museo del Desierto (Mude). Pero esto es sólo un vistazo; un parpadeo de todo lo que hay detrás de las culturas que rigen su política y su espíritu bajo el brebaje que emana de un cactus mágico y único en el mundo.

La defensa de las costumbres del pueblo huichol ha persistido por más de cinco mil años. Foto: Vanguardia.

EL LLAMADO DEL HÍKURI 

Recuerdo la primera vez que escuché hablar del peyote. ¿Qué es?, me preguntaba a los 16 años. En aquél entonces Google no estaba en la palma de mi mano, pero unos amigos de la Narváez me contaron que era una cactácea que se daba de los desiertos de San Luis Potosí e incluso en partes cercanas a la sierra de Zapalinamé.
La curiosidad me llevó a pagar un cibercafé. Encontré en internet que los pueblos indígenas que consumían el cactus –le llamaban “híkuri”– y con la inspiración provocada por sus efectos creaban collares, lienzos de flores o cactus, además adornaban todo tipo de cosas con pequeñas chaquiras de colores. Incluso vi que el poeta José Vicente Anaya escribió un libro de poemas llamado “Híkuri” inspirado por las visiones del peyote.

Hace días me enteré que habría esta exposición en el Museo del Desierto. Y se anunció como una de las más provocadoras en los últimos años.

TERRITORIO WIXÁRIKA

David Velázquez, potosino y de los principales creadores de la exposición, nos otorgó una visión más amplia de lo que sucedía alrededor del peyote, que hoy es recolectado y consumido por turistas en cada viaje al desierto de Real de Catorce.

Sentados en el área de cactáceas del Mude, David platicó sobre la exposición y de algunas de las luchas que se han emprendido por la defensa de la tierra en los pueblos huicholes. Al parecer, los tabús en torno al cactus sagrado se han quedado muy cortos frente a la riqueza cultural que se resguarda detrás del híkuri.

Empezamos hablando de los wixárikas. Ésta es una de las etnias más antiguas de México, que a pesar de la conquista de los españoles y los innovadores avances de nuestra sociedad “agabachada”, han permanecido y defendido con coraje y sustento cultural todo su patrimonio que se extiende desde San Luis Potosí hasta Durango, Nayarit, parte de Jalisco y algunas zonas de Chihuahua e incluso hasta Estados Unidos y Canadá.

Ésta no es la única etnia que elevaría al peyote como una de las figuras más importantes para su espíritu y como uno de los principales guías para la cosecha de maíz y otros alimentos, también los coras, tepehuanes, comanches y huachichiles que habitaban en Coahuila –antes de que los desplazáramos– lo utilizaban. Sin embargo, el grupo wixárika sí destaca por haber dejado los legados artísticos más grandes y reconocidos a nivel mundial.

Ritual wixárika. El olor a copal anunció el saludo a los cuatro vientos, se alzaron las manos al cielo, se señaló a la tiera y luego al centro para que fluyera la energía; así inició la experiencia cosmológica en el Museo del Desierto. Foto: Vanguardia.

VISIONES DEL HÍKURI 

Los huicholes crean piezas artísticas y utencilios inspirados en los colores que detona el consumo de peyote:

COMUNIÓN CON LA PLANTA 

El peyote o Lophophora williamsii contiene más de 30 alcaloides entre los que se encuentra la mezcalina, un poderoso alucinógeno que absorbe en un colorido trance a quienes lo prueban. Se dice que puede llegar a ser mucho más potente que el LSD y, por ende, mucho más inspirador.

Su sabor es muy agrio, y su textura fibrosa.

Para elevar el espíritu a través del peyote, regresar de un trance y transformarlo en arte, los huicholes se enfrentan desde pequeño a todo un proceso.

Caminan a lo largo del desierto y buscan entre todas las biznagas del semidesierto para encontrarlo justo en sus pies.

Después viene la reunión alrededor del “abuelo fuego” y el saludo a las cuatro estaciones. Todo esto con sus trajes típicos, sombreros de los que caen coloridas barbas de hilaza y unos fractales también de hilaza hechos en palos de madera, llamados Ojos de Dios.

Regularmente, es el padre de familia quien inicia a cada uno de sus hijos desde temprana edad en viaje y, aunque depende de cada familia, el ritual también se puede realizar antes de la Danza del Venado o durante la Fiesta del Peyote que se organiza en mayo, a la que acuden con ofrendas para los dioses. “Comulgan con la planta”, es como lo define David.

David asegura que desde hace cinco mil años para los wixárikas, el viaje que da el cactus sagrado no es un juego; es ponerse en contacto directo con todo lo que vive en la tierra. En el trance se aprovecha para agradecer la vida de las plantas, de los animales y de los lazos familiares.

Fortunato de la Rosa es un joven artista huichol originario de la comunidad de Santa Catarina, en la Sierra de Jalisco, quien desde los nueve años comenzó a hacer uso del peyote guiado por su padre, quien al mismo le enseñó a vivir del arte huichol.

“El peyote es una planta que sientes y cuando lo consumes quieres que te haga reflexionar”, dice Fortunato vestido con un traje típico de manta blanco, cubierto por un camisón de un corte que sólo los huicholes sabrán hacerlo a la perfección.

“Yo me acuerdo que cuando consumía el peyote, una sensación llega a tu mente, y te sientes completamente diferente. Te sientes más ágil y ligero”, dice Fortunato recordando las experiencias familiares con su padre. A los nueve fue su primer encuentro con el cactus sagrado.

Dice que en las comunidades, los tramos son largos para conseguir alimentos o materias primas, hay que caminar mucho y no existen las carreteras.

El peyote ayuda a activar la circulación y crea resistencia en el cuerpo.

Peyote cristata es una variedad muy preciada de la cactácea; su color azul y su parecido a un cerebro llaman la atención.

Experiencia cosmológica: El Mude fue testigo de un ritual que pocas veces se realiza a personas ajenas al pueblo huichol, pues desde hace años sólo practican estos ritos dentro de las mismas comunidades. Foto: Vanguardia.

“Pero cuando consumes más, viene otra situación que te hace sentir más cosas. Empiezas a escuchar, a oír más cosas, a reflexionar. Es algo más espiritual”.

Con nostalgia recuerda al lago de Chapala en Jalisco, uno de los lugares más preciados de su tierra. Cerca de ahí, en la Isla de los Alacranes, se encuentras uno de los cinco templos sagrados para los huicholes, el Xapawiyemeta. Un lugar donde la fe se encuentra con el alma y donde su cosmovisión se complementa. “Todo lo que existe y todo lo que tienes viene de ahí. Del punto donde se encuentra el templo”, dice Fortunato.

Sin embargo, los territorios donde nace el híkuri no han sido respetados por todos.

Actualmente, el lago de Chapala es una de las reservas ecológicas más violentadas en el país. La pesca y los desechos urbanos han creado marchas irreversibles para los pueblos huicholes de esa región, y ahora corre el mismo riesgo de ser violentado por la mano del hombre como sucedió con Wirikuta.

WIRIKUTA: EL CORAZÓN DEL MUNDO 

Wirikuta es mejor conocido por el pueblo huichol como “El corazón del mundo” y está ubicado en 140 mil hectáreas de semidesierto en la Sierra Madre Occidental que baja por San Luis Potosí, entre los municipios de Real de Catorce, Charcas, Villa de Guadalupe y Villa de Ramos.

“El corazón del mundo” corrió graves peligros en el 2009, cuando First Majestic Silver Corp –empresa minera canadiense– amenazó con aterrizar un proyecto minero denominado “La Luz” que perforaría gran parte del santuario huichol.

Tanto David Velázquez como Fortunato recuerdan este proyecto como uno de los abusos más graves para la cultura del cactus sagrado. Temieron que el Gobierno mexicano sobrepusiera los intereses económicos por encima de las demandas de la comunidad.

Ambos participaron en el movimiento por la defensa de la tierra de Wirikuta, que finalmente logró que se cancelara el proyecto canadiense en 2012.

Recuerdo aquella canción. ¡Wirikuta no se vende, Wirikuta se defiende! Incluso recuerdo que en aquel momento bandas como Caifanes, Calle 13, Enrique Bunbury, Café Tacvba, Ely Guerra y Julieta Venegas se unieron en un grito y realizaron un festival en el Foro Sol para destinar fondos a la lucha en defensa del territorio sagrado.

Los lugares y santuarios huicholes tienen guardan la historia sobre la formación del universo. Alrededor del peyote gira la magia.

El corazón del mundo es Wirikuta, territorio huichol que abarca varios municipios de San Luis Potosí. Aquí fue donde, según la leyenda wixárika, el Venado Azul terminó su camino luego de ser perseguido por cazadores. Foto: Vanguardia.

El corazón del mundo es Wirikuta. Aquí fue donde el Venado Azul terminó su camino tras ser perseguido. Cuentan que cada paso que dio el Venado se convirtió en un peyote. Los huicholes retratan estas creencias en tapetes multicolores y otros objetos. Foto: Vanguardia.

LA LEYENDA DEL VENADO AZUL 

Wirikuta es el lugar donde el Venado Azul terminó su camino.

La leyenda del Venado Azul, una de las más conocidas y preciadas por los pueblos indígenas, cuenta que cuando se concibió el mundo, un venado nació del mar. Ese mar se llamó Tatéi Haramara, ahora San Blas, Nayarit.

El venado salió del mar siguiendo al sol con una ruta hacia el oriente y detrás de él se fueron cinco cazadores huicholes. Al lanzar el flechazo que mató al venado, el corazón del animal se convirtió en peyote.

Cada peyote representa cada una de las pisadas del venado que se encuentran por toda la ruta sagrada. Un enorme campo peyotero desde Nayarit hasta el altiplano potosino.

Quizá por estas leyendas es que tanto los coras como los huicholes han resistido. Algunos de ellos se han cristianizado, es cierto, pero la doctrina original amenaza con permanecer tal y como nació desde hace cinco mil años.

DE PLANTA SAGRA A PROHIBIDA 

Llegar a las comunidades puede resultar difícil. La mayoría de ellas se caracteriza por ser cerrados ante la vida mestiza y moderna.

David comenta que esto se debe al uso indiscriminado que los turistas hacen de la planta sagrada.

Y por otro lado, Fortunato dice “Ahorita es muy difícil que todas las personas que anden fuera de nuestras comunidades hagan ceremonias. Ahorita ya no está permitido. Nosotros nada más lo hacemos en nuestra comunidad”.

LA CONQUISTA DEJÓ SUS ESTRAGOS 

La defensa del peyote pertenece a una cultura que ha resistido y luchado.

En 1640, la Inquisición prohibió el uso del peyote a indígenas, mestizos y mulatos, según los datos que me comenta David.
Sus efectos psicotrópicos eran tan mal vistos por la ley que decidieron tumbar el consumo.

Sin embargo, el peyote cuenta con su propia ética, pues las comunidades han creado lazos fuertes para su defensa, e incluso tienen a sus gobernantes elegidos mediante la democracia.

Actualmente el Código Penal mantiene prohibido su consumo para todos los mexicanos, a excepción de algunas comunidades indígenas. Tampoco está permitido el uso para la investigación científica.

David dice que Canadá permite el consumo de peyote, lo que ayuda a que la gente supere adicciones y el alcoholismo y a buscar la estabilidad de sus comunidades. “El peyote tiene una ética nativa”, sentencia.

DESPEDIDA 

La planta es endémica del desierto chihuahuense. También brota en Coahuila, Nuevo León, parte de Texas, San Luis Potosí y Zacatecas. En Nayarit no se da, pero se transporta hasta allá como sucede en partes de Norteamérica.

David Velázquez asegura que el cactus no está en peligro de extinción, pero sí está amenazado. “Nos sorprenderíamos de que en Italia, Japón o Suecia se están reproduciendo de maneras ambiciosas, e incluso hay lugares de Europa donde se organizan ferias de cactáceas”.

Resistencia: aunque algunos pueblos se han cristianizado, la religión original, la vestimenta y las costumbres han resistido el paso del tiempo. Foto: Vanguardia.

“Las culturas de un cactus sagrado: El peyote”, es la exposición más completa sobre el peyote que se ha montado en México.

Los santuarios huicholes guardan la historia del origen del universo. Foto: Vanguardia.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE Vanguardia. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

Colectivo a favor del peyote sigue los pasos de la mariguana: reclama a la SCJN legalización

miércoles, noviembre 11th, 2015

Las ceremonias, que duran todo un fin de semana de trance producto de la ingesta del peyote masticado o en infusión, se efectúan en un “teepe” (tienda de los nativos americanos) y en un “inipi” o “temazcal”.

Planta ritual y milenaria de los indígenas huicholes, convertida en atracción para algunos turistas que llegan a México. Foto: Cuartoscuro.

Peyote, planta ritual y milenaria de los indígenas huicholes, convertida en atracción para turistas que llegan a México. Foto: Cuartoscuro.

Por Raúl Cortés

México, 11 nov (EFE).- Planta ritual y milenaria de los indígenas huicholes, convertida en atracción para algunos turistas que llegan a México, el peyote va tras la senda legal abierta por la mariguana a partir de un recurso presentado por un colectivo que lo maneja en sus prácticas espirituales pero rechaza su uso recreativo.

“Somos un grupo de personas que queremos que se nos reconozcan ciertos derechos englobados dentro de la libertad de culto y de conciencia”, afirmó hoy en una entrevista con Efe la representante jurídica de la Iglesia Nativa Americana de México, Cynthia Espínola.

Esta asociación religiosa, a la que la Secretaría de Gobernación (Segob, Ministerio del Interior) le ha negado el registro como tal, es precisamente noticia por la reciente decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de analizar el amparo que presentó contra esa decisión.

Justo el día en que el tribunal fallaba a favor del uso de la mariguana para fines recreativos en beneficio de cuatro ciudadanos, el 4 de noviembre, también anunciaba que asumía competencias sobre el recurso presentado por la INAM, aunque es probable que no analice el tema hasta 2016, admite Espínola.

Como en el caso de la mariguana, en torno a la cual se ha abierto un debate inédito en México, los miembros de ese grupo esperan que la SCJN considere que la Ley General de Salud afecta al derecho al libre desarrollo de la personalidad y autodeterminación frente al consumo del peyote.

Cuestiona concretamente la constitucionalidad de un artículo de esa ley que clasifica al psicotrópico mescalina, el principal alcaloide del peyote, como sustancia sin valor terapéutico, susceptible de abuso y grave problema para la salud pública.

La lucha de este colectivo comenzó en realidad en 1994 con una primera solicitud fallida ante la Segob para obtener su registro y poder hacer un uso ritual de la planta. La dependencia, que tiene registradas 8 mil 311 asociaciones religiosas en el país, rechazó una segunda solicitud de la agrupación en 2010.

Tras agotarse todas las instancias judiciales, en 2014 el reclamo llegó a la SCJN.

Según Espínola, de 41 años y abogada de profesión, en el país “hay más de 5 mil personas que profesan este rito”, incluidos individuos “de todos los estratos sociales”, aunque “mucha gente no lo quiere hacer público”.

Peyote. Foto: EFE

Peyote. Foto: EFE

La INAM organiza rituales en parajes naturales como La Huasteca (zona serrana del norte del país), que son públicos y sólo cuestan unos 300 pesos (20 dólares) para gastos logísticos.

Las ceremonias, que duran todo un fin de semana de trance producto de la ingesta de la planta masticada o en infusión, se efectúan en un “teepe” (tienda de los nativos americanos) y en un “inipi” o “temazcal” (baño de vapor con cedro y salvia).

El peyote, una cactácea que tiene “sabor ácido” aunque “difícil de describir”, detalla Espínola, no se comercializa como otras drogas.

En mayo pasado fueron detenidos un sacerdote indígena y su aprendiz en el aeropuerto de Guadalajara (Jalisco) con la planta por narcotráfico, lo que derivó en denuncias de organismos de derechos humanos.

Espínola, maestra en Estudios Internacionales por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (España), remarca que la base espiritual de la INAM proviene de grupos ancestrales como los coahuiltecos, los otomíes, los mexicas y sobre todo del pueblo wixárika (huichol), que vive en los estados de Jalisco, Nayarit, Durango y Zacatecas.

Con el peyote, que también se consume en San Luis Potosí, donde está la famosa localidad de Real de Catorce (destino de turistas extranjeros con ganas de emociones fuertes), estos colectivos hacían “rituales de sanación y curación” desde “tiempos inmemoriales”, explica.

La abogada, asesora de la Secretaría Académica del Instituto Nacional de Ciencias Penales, se inició hace cinco años en ese campo tras compartir con un novio la experiencia de subir una montaña y permanecer cuatro días sin beber ni comer, “no como un sacrificio sino como un encuentro con el espíritu”, aclara.

“Como dice el pueblo wixárika, es tu espíritu el que te habla a través de una planta; te ayuda a curarte en grados muy profundos en ésta y otras vidas”, agrega sobre las vivencias que tuvo con el peyote.

Asegura que “no es una droga” y “no es adictivo”, pues ella puede permanecer “tres meses” sin participar en los rituales, pero no aspira a que la SCJN avale su uso recreativo como ha hecho con la mariguana, porque ambas son “plantas de poder” a las que hay que tomar seriamente.

“No son peligrosas pero hay que respetarlas”, matiza, antes de manifestarse en contra de legalizar “abiertamente” el peyote por considerar que México no está “preparado” para semejante paso.

Tras aclarar que su colectivo “no va contra” ninguna religión, opina que detrás de la corriente internacional en favor de la legalización de la mariguana ve “un despertar de la conciencia” a nivel mundial y un debilitamiento de las religiones tradicionales.