SinEmbargo MX

El espacio tratado como una idea poética es la sustancia de una muestra que ocupa la mitad del MUAC y que es resultado de una labor titánica tanto de las autoridades universitarias, como de la curadora Catherine Lampert y el propio artista indio, que ha cuidado cada detalle de la muestra que estará hasta noviembre en el citado recinto de la UNAM.

Ciudad de México, 29 de mayo (SinEmbargo).- Como bien dice el promo de un minuto que le dedicó el Centro Cultural Universitario: de aquí a noviembre, no podrás dejar de verlo.

[youtube KIH6u6ksnsk]

Se trata de la muestra inaugurada en la víspera en el MUAC, el gran Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la Ciudad de México y de la que se enamoró perdidamente el año pasado  Anish Kapoor, un amor que se traduce en la magna muestra que sin llegar a ser una retrospectiva en toda regla, muestra gran parte de la obra pasada y actual del artista indio.

Arqueología: biología, hasta el 27 de noviembre en el MUAC, ha sido un esfuerzo económico y de funcionamiento de gran riesgo y exigencia para las autoridades universitarias. La exposición ocupa la mitad del museo y ha sido supervisada de cerca por el propio Kapoor, la curadora Catherine Lampert y el equipo del recinto, sin intermediarios.

La obra llegó en tres barcos a Veracruz, en tres contenedores cuyo peso alcanzó las 60 toneladas y desde allí se trasladó en tren hacia la Ciudad de México, donde un grupo de técnicos con máquinas de alta tecnología procedieron al cuidadoso desempaque.

“Esta exhibición puso a prueba al museo y me ufana decir que tenemos las mejores instalaciones de Iberoamérica. Son pocos los recintos que pueden sostener una muestra semejante, que tenga las condiciones de infraestructura, temperatura, humedad, que pueda soportar toneladas, etc.”, explica la directora del MUAC, Graciela de la Torre.

“Ahora inicia otro desafío: atender al público, para lo cual hemos creado una aplicación que se podrá descargar en sus dispositivos y que hará más plena la visita a la exhibición, además de generar un contacto directo con Anish Kapoor”, agrega la funcionaria.

UNA MUESTRA, UN GRAN DESAFÍO

Del 28 de mayo al 27 de noviembre, el MUAC recibe en las salas 1, 2, 3 y 9 una exhibición trascendente, cuyo principio rector consiste en destacar el proceso de investigación y creación que conduce a la obra expuesta.

“No tengo nada que decir, pero sé que si me permito indagar e investigar en el proceso, éste me conduce a significados que no podría haber imaginado. Muchas de las obras vuelven a la idea de que el espacio se define sólo en teoría, hay algo más allá del mismo. Es una propuesta del espacio tratado como una idea poética”, explica el artista nacido en India en 1954.

A pesar de que la exposición no es cronológica se ofrece un amplio horizonte del trabajo de Kapoor con 23 piezas que van de 1980 a 2015, donde la propuesta radica en la apuesta por experiencia del espectador y la seducción de la materia y la forma articulada por cuatro núcleos temáticos.

La exposición ha sido concebida por el MUAC como una institución de intersección y sinergia artística, académica y social que tiene su mayor potencial en el carácter múltiple y complejo que representa al ser una institución que propone a la producción de conocimiento social sobre la producción artística de vanguardia.

¿QUIÉN ES ANISH KAPOOR?

Anish Kapoor nació en Bombay, aunque desarrolló toda su obra en Londres, donde reside desde 1973. Es uno de los escultores más importantes de la actualidad, con una obra esencialmente compuesta por instalaciones y diferentes assemblages de esculturas en piedra, pizarra, mármol,  madera y escayola, pintadas con vibrantes colores o recubiertas con pigmentos en polvo.

Estudió en el Hornsey College of Art de Londres. En la década de 1970 comenzó a trabajar como escultor en Gran Bretaña y a principios de la década de 1980 alcanzó fama internacional a través de una serie de exposiciones individuales.

Algunas de sus obras son puramente abstractas, como es el caso de “1.000 nombres” (1980-1981, consiste en dos esculturas de madera y escayola, pintada una de color rojo intenso y la otra de blanco) y otras presentan formas que sugieren organismos vivos, temas mitológicos y espirituales.

A veces sus assemblages transforman el espacio donde se exhiben en una especie de templo y las piezas recrean rituales religiosos de su país de origen, por caso “Arena blanca, mijo rojo, muchas flores” (1982).

Desde comienzos de la década de 1990 abandonó la pigmentación de sus esculturas para explorar el potencial expresivo de lo lleno y lo vacío, la presencia y la ausencia de masa y recurrió para ello a la perforación de la piedra. Un ejemplo es “Sin título” (1993), escultura en piedra con un agujero en forma de embudo.

Sus orígenes, el lugar donde nació, la cultura a la que supuestamente responde, son elementos de todos modos irrelevantes para el artista.

“Déjeme decirle que aunque hoy está de moda la confrontación con el origen étnico del artista, éste es uno de los menores problemas del arte. Esta aproximación supone un distanciamiento de las cuestiones realmente importantes. El arte es un sistema simbólico y formal que trata de problemas que se manifiestan. No creo en la idea del origen étnico. Puede que el mal arte de hoy aborde este tipo de cuestiones, pero la mayor parte del buen arte encuentra la forma de evitarlo. Para mí, ser un artista español, americano o inglés viene a ser igual. Lo importante es la obra”, dijo a la periodista Pilar Ribal, de ElCultural, cuando se disponía a invadir el Guggenheim de Bilbao, en 2010.

En México, los responsables del MUAC alaban su “virtud para la abstracción”, un hecho contundente que implica toda una declaración de principios para Kapoor.

“Siento que soy realmente un artista abstracto y que hago arte abstracto. Una de las condiciones de la abstracción es precisamente su idoneidad para ir hacia el principio de las cosas, al principio de la conciencia, al primer día y al primer minuto. Es por eso por lo que me interesa que los objetos se autocreen, aunque sea una ficción. Mis objetos, son objetos que tienden hacia el principio. Este es el gran reto… porque no sabemos lo que es ese principio. Quizás el Big Bang fue real o tal vez fue una ficción… La realidad es algo físico, está ahí, pero la imaginación va por otros derroteros”, afirmó en la entrevista citada.

“En todas las piezas confluyen las tres cuestiones centrales de mi trabajo. La primera responde a un intento de ir hacia el principio, de buscar el origen. La segunda trata el problema de ese objeto que está y que no está, lo que atañe a las obras de pigmento y de acero, piezas plurales que escapan de la simple definición de objeto. No son sólo un objeto, son algo intermedio, un ‘no objeto’, lo que es una paradoja. La tercera cuestión se refiere a la autogeneración o autocreación y todas las piezas tratan de ello”, dijo al periódico digital culturacolectiva.

“La historia de la escultura, de los objetos es paralela a la historia de los materiales. Desde la Edad del Bronce en adelante la cuestión de la materialidad es fundamental. Lo que me interesa es que para cada materialidad existe una inmaterialidad. Esto puede ser visto como una cuestión mística, desde luego. Uno de los fundamentos de la vida es la conciencia, que es inmaterial y misteriosa. A la vez, los objetos tienen la capacidad de ‘jugar’ con lo físico y lo no físico. Esta cuestión es, finalmente, filosófica, y nos lleva hacia el ‘de dónde venimos’. Me interesan los interrogantes, y muchas de estas cuestiones se refieren a los opuestos, como masculino/femenino. El estudio es un lugar en el que el artista puede ser cualquier cosa… trabajar en él es una especie de ritual pensado para dejar que las obras se produzcan a sí mismas”, expresa Kapoor.

En México, convocado por la sociedad civil Salvemos el Espacio Escultórico, el artista indio se unió a la lucha y protesta por la construcción del edificio H de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), diseñado sin prever su efecto en el paisaje del Espacio Escultórico en Ciudad Universitaria, considerado una de las dos esculturas monumentales Land Art más importantes del país (la otra son las Torres de Satélite).

“El arte ocupa más espacio que el espacio físico propio del objeto. Cuando algo interfiere como en el caso de este edificio, la obra de arte se deprecia, despojándola de esas cualidades poéticas e intangibles. Esta es la batalla que los artistas constantemente tenemos que luchar para que esas cualidades silenciosas puedan hablar. Es una lucha para recuperar el espíritu poético de la obra, una causa que considero absolutamente vital. Si perdemos éste espíritu lo perdemos todo.”, manifestó.

[youtube o0hmIZJr_zg]