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¿Qué personajes de La maldición de Bly Manor no son fantasmas en la serie? Aquí lo revelamos

domingo, noviembre 1st, 2020

ADVERTENCIA: ESTA NOTA CONTIENE SPOILERS

Dos de los fantasmas que aparecen en la serie no forman parte de las presencias paranormales derivadas de la maldición que asola Bly Manor.

Madrid, 1 de noviembre (EuropaPress).- La maldición de Bly Manor, uno de los éxitos más recientes de Netflix, es una historia de terror plagada de fantasmas. Basada en la obra de Henry James y en la que configura una espeluznante espiral en la que ensoñaciones, recuerdos y realidad se entremezclan. Eso sí, aunque los espíritus acechan en cualquier parte de la mansión, hay algunos que distan mucho de ser apariciones espectrales.

Y es que dos de los fantasmas que aparecen en la serie no forman parte de las presencias paranormales derivadas de la maldición que asola Bly Manor. En el caso de estas dos presencias, que se dejan sentir, y mucho, en algunos pasajes de la serie, no hablamos de espíritus torturados, condenados a vagar por la mansión eternamente, sino que se trata de miedos, de traumas, que acaban tomando forma: El primero de ellos es Eddie O’Mara (Roby Attal), el prometido de Dani, quien murió atropellado poco después de que la joven decidiera no casarse con él.

La culpabilidad que siente Dani es tanta, que comienza a verlo en espejos y toda superficie reflectante. Esto es lo que le impulsa aceptar el trabajo en Bly Manor. Lo que no espera la institutriz es que en la mansión esté maldita y que el espectro de la Dama del Lago atrapa a aquellas almas que caen en sus garras.

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Precisamente es Viola, la Dama del Lago, la que provoca que la mansión esté repleta de espíritus. Pero no es el caso de Eddie, cuya imagen espectral ya veía Dani antes incluso de llegar a Bly Manor. Eddie es, por tanto, una ilusión generada por la propia Dani, fruto de su culpabilidad por su muerte.

Es su amor por Jamie, como también el aceptarse completamente a sí misma lo que hace que se enfrente a su “fantasma”, arrojando las gafas de Eddie (que brillan debido a que esto sucedió en el momento de su muerte) a una hoguera, provocando que no vuelva a aparecer. Es un acto simbólico, pues en realidad, fue el superar sus miedos y su vergüenza por su sexualidad lo que hizo que Dani se perdonase a sí misma.

El otro fantasma es el doppelgänger de Henry Wingrave (Henry Thomas), tutor legal de Flora (Amelie Bea Smith) y Miles (Benjamin Evan Ainsworth). Como le sucede a Dani, Wingrave se siente culpable de la muerte de su hermano Dominic y su cuñada Charlotte, quienes murieron en un viaje a la India.

Wingrave se acostaba con la esposa de su hermano, siendo Flora su hija biológica. Tras descubrirse la infidelidad, Dominic y Charlotte decidieron ir a la India para intentar salvar su matrimonio. De ahí viene la culpa de Henry, si no se hubiera entrometido en esa pareja, tanto su hermano como su cuñada seguirían vivos.

Ese tormento interior provoca que salga un gemelo malvado cuando no hay nadie a su alrededor, que lo mantiene alejado de los dos niños. A diferencia del resto de personajes, Henry está recluido en su propia oficina, de la que sale para enfrentarse a sus demonios, provocando que el Doppelgänger deje de aparecer.

RESEÑA | Otra vuelta de tuerca, de Henry James, la novela canónica de fantasmas y casas embrujadas

sábado, octubre 31st, 2020

El escritor y crítico Henry James se quejaba de lo difícil que era encontrar en la literatura nuevas formas de contar relatos de fantasmas. Hasta que en 1898 demostró que esto es posible con la publicación de Otra vuelta de tuerca, una novela en donde hay menos espacio para lo sobrenatural que para lo psicológico.

Más de un siglo después, este relato sigue inquietando a los fanáticos del género. Muestra del impacto de su libro es la serie de Netflix La Maldición de Bly Manor, creada por Mike Flanagan, precisamente inspirada en las páginas de James.

Por Olmo Balam

Ciudad de México, 31 de octubre (LangostaLiteraria).- Puede que no sea tan fácil ahora, con tantos focos, pantallas de celulares y otras fuentes de luz que rompen la noche. Pero en el encanto de leer un libro junto a una vela encendida sigue habitando Otra vuelta de tuerca, novela famosa entre otras cosas por ser el relato canónico de fantasmas en una mansión victoriana.

Su autor, Henry James, se quejaba de lo difícil que es encontrarle nuevas formas a las historias de espantos, un género clásico de la literatura anglófona, tan propenso a los lugares comunes, la repetición y, lo que era peor a ojos de un novelista tan elegante y cuidadoso, la inconsecuencia.

Y aunque en la amplia bibliografía del escritor estadounidense hubo múltiples relatos dedicados a lo fantasmal, ese giro tan deseado lo lograría con esta novela en donde hay menos espacio para lo sobrenatural que para lo psicológico. Sí, el escenario de Otra vuelta de tuerca es una mansión gótica en medio de la nada, de pasillos que se hacen eternos durante la madrugada y algo espeso que a falta de vocabulario llamamos luz. Pero son otros los elementos que nos convencen de la existencia de los fantasmas (pues ellos existen, aunque no lo queramos).

La novela comienza con un grupo de burgueses sin otra cosa que hacer durante el encierro navideño que contar cuentos de terror noche tras noche. Uno de ellos lee un relato que desde el primer momento está marcado por las ausencias. Su autora, cuyo nombre nunca se revela, está muerta y lo único que queda es el testimonio manuscrito de cómo llegó a la mansión de Bly a cumplir una labor muy específica: la de cuidar a Flora y Miles, dos niños cuyos padres murieron y quedaron a cargo de un tío que, si bien ha aceptado adoptarlos, se niega a hacerse cargo de su educación escolar y emocional.

La institutriz tiene terminantemente prohibido contactar con el tío, a riesgo de perder su trabajo y, lo que ella teme más, su simpatía. La única interlocutora de esta chica es la señora Grose, ama de llaves veterana al servicio de la mansión. Pronto la institutriz se enterará de que tuvo dos predecesores en su puesto, un hombre y una mujer de clase baja que convivieron y se amistaron con los niños durante varios meses, antes de morir en circunstancias extrañas. Los niños, aunque infantiles, parecen haber aprendido de sus tutores previos algo más que su manera casi adulta de hablar…

Fuera de ese planteamiento del problema (pues a Henry James le gustaba pensar sus novelas también como investigaciones), no hay mucho más que contar desde la certeza. Nada de lo que se pueda decir al respecto replica la ambigüedad que James le imprime a los personajes, las situaciones y, en especial, aunque no de manera preponderante, a la atmósfera, una amalgama de claros y oscuros.

De ahí que este libro haya sido objeto de polémicas y de interpretaciones contradictorias desde su publicación en entregas semanales allá por 1898, cuando salió por capítulos en una especie de “netflix finisecular”.

Para tratar de aproximarse a la experiencia de leer en la oscuridad, es como si el lector de Otra vuelta de tuerca estuviera escudriñando el brillo del barniz sobre una pintura al óleo, y se encontrara con que eso mismo –en este caso la habilidad y exactitud en el estilo de James– fuera lo que impide ver tanto la oscuridad como la iluminación de ese cuadro. En esa pintura hipotética, imagen idílica de la lectura (y hay muchas inspiradas en esta novela), veríamos a la institutriz a la luz de una vela frente a su ejemplar de Amelia, de Henry Fielding. Y alrededor de ella, una negrura donde cada quien vería cosas distintas.

El dilema que estableció James en este libro que él llamaba a secas “un relato”, a tale, queda felizmente irresuelto hasta nuestros días. ¿Quién cree más en los fantasmas cuando se cuenta una historia de miedo: el narrador o los personajes? A James seguramente le hubiera encantado saber que, más de un siglo después, su relato sigue inquietando escépticos y convencidos por igual, pues todas las madrugadas del mundo esperan a los lectores de Otra vuelta de tuerca.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE LANGOSTA LITERARIA. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

10 libros de terror que te harán tener pesadillas

sábado, febrero 2nd, 2019

Vamos a leer la precuela, pero por supuesto también recrearnos con ese Drácula que desde que éramos chicos inunda las películas (la mejor es la de Francis Ford Coppola, con un Gary Oldman sublime) y recrea la historia de Stoker. Claro que para hablar de pesadillas no hay que obviar a Edgar Allan Poe, a Robert Louis Stevenson y, por supuesto, a Stephen King, el gran maestro de nuestras noches insomnes.

Ciudad de México, 2 de febrero (SinEmbargo).- Llega a la redacción un libro en un sobre de terciopelo rojo, un Drácula hecho a medida de lo que es la precuela, un miedo permanente en esa criatura particular, que junto con Frankenstein, de Mary Shelley, nos dieron terror en la infancia.

Sentir terror no es lo mismo que pasar una circunstancia difícil y horrorosa. El terror tiene que ver con la literatura y con todas esas emociones de la fantasía. Por eso no se puede comparar lo que uno vive con los libros y lo que en realidad nos toca pasar cuando nos asaltan, cuando vemos las noticias de todos los días, cuando absorbemos esas criaturas del mal tremendamente reales e insoportables.

¿Qué es la precuela de Drácula?

Se llama El origen y está hecha por los herederos de Bram Stoker, su autor. Pocas figuras resultan tan magnéticas e interesantes como la de Drácula, protagonista indiscutible de las historias de vampiros, de los no muertos, a quien se ha dotado de gran misterio y un poder sobrenatural, que ha generado una duda profunda sobre si solo se trata de una leyenda o si, como apuntan hechos descubiertos con los años, es un ser real.

En Drácula, el origen, la precuela autorizada por los herederos de Bram Stoker publicada en el sello Planeta, los autores Drace Stoker y J. D. Barker revelan gran parte de los misterios de una historia que no tenía nada de irreal, pese a lo sorprendente que resulta, pero que por situaciones inherentes a la coyuntura que se vivía en la Inglaterra de finales del siglo XIX fue asumido como un relato de ficción.

Ese contenido, que incluye testimonios y documentación original que por primera vez se muestran a la luz pública, enriquece las historias del Bram Stoker niño y joven enfrentándose a situaciones que van más allá de lo natural y que a la edad de 7 años le permitieron seguir con vida, por ejemplo, sin que nadie cercano comprendiera qué hizo su niñera, Ellen Crone, para rescatarlo de la muerte.

Vamos a leer la precuela, pero por supuesto también recrearnos con ese Drácula que desde que éramos chicos inunda las películas (la mejor es la de Francis Ford Coppola, con un Gary Oldman sublime) y recrea la historia de Stoker.

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Claro que para hablar de pesadillas no hay que obviar a Edgar Allan Poe, a Robert Louis Stevenson y, por supuesto, a Stephen King, el gran maestro de nuestras noches insomnes.

Foto: Especial

El terror en la literatura, de H. P. Lovecraft (Planeta)

El terror en la literatura es un ensayo del celebrado escritor H. P. Lovecraft en el que analiza el género del terror en la ficción literaria. Escrito entre noviembre de 1925 y mayo de 1927 y revisado en 1934, fue publicado por vez primera en 1927 en la revista The Recluse.

Lovecraft examina en este magnífico texto las raíces del género en la novela gótica y traza su desarrollo a través de autores como Nathaniel Hawthorne, Edgar Allan Poe y Ambrose Bierce. Por otro lado, el autor bautiza en su ensayo a los cuatro “maestros modernos” del terror: Arthur Machen, Lord Dunsany, Algernon Blackwood y M. R. James.

Foto: Especial

La hora del mar, de Carlos Sisí (Minotauro)

Es el autor de la saga Los caminantes.

Unos días antes de la noche de San Juan, los océanos de todo el mundo se llenan de peces muertos. El fenómeno llama la atención de las agencias medioambientales, que no encuentran explicación alguna.

A bordo del Vizconde de Eza, de la Secretaría General de Pesca Marítima, un grupo de biólogos y geólogos parten hacia el Mediterráneo para realizar un informe, pero acaban asistiendo, con infi nitohorror, a una de las experiencias más increíbles de toda su vida. Paralelamente, los fondos marinos explotan: una cadena de seísmos submarinos asola los mares con fatales consecuencias en las costas.

Esto, sin embargo, es sólo el principio de una serie de acontecimientos que pondrá a la Humanidad en jaque a medida que ésta se enfrente a un inesperado adversario: el planeta Tierra.

Foto: Especial

Drácula. El origen, de J.D. Barker | Dacre Stoker (Planeta)

La precuela autorizada por los herederos de Bram Stoker de un clásico de la literatura universal, Drácula. El origen de un monstruo.

Bram Stoker es un niño enfermizo que apenas sale de su casa.

Una noche, la fiebre que lo asalta casi a diario lo lleva a las puertas de la muerte. Su niñera, Ellen Crone, echa a todo el mundo de la habitación del pequeño y lo salva por medios que nadie conoce. Tras este episodio Bram se recupera y crece su fascinación por Ellen. Él y su hermana Matilda descubren cosas muy extrañas de la niñera y antes de que puedan hablar con ella, ésta desaparece de sus vidas… Obsesionado con ella, quince años más tarde los hermanos vuelven a reunirse para encontrarla y sus caminos se cruzan con el del Conde.

Foto: Especial

Festival de la blasfemia, de Dross (Planeta)

¡Sean Bienvenidos al Festival de la Blasfemia!

“Bienaventurados aquellos que profanan porque de ellos será el Reino de las Tinieblas. Bienaventurado aquel que repudia a dios porque de él serán los secretos del lado oscuro.”

No todo festival se desarrolla con ánimo festivo, ni toda blasfemia se pronuncia en vano. A esto viene el Festival de la blasfemia.

Quien tenga las agallas para transitar esta historia inquietante, que tome este libro.

Quien no tema las remembranzas de imágenes escamosas, que lea estas páginas.

Foto: Especial

It, de Stephen King (DeBolsillo)

Es una novela de terror publicada en 1986 por el novelista estadounidense Stephen King. El nombre It se debe a que el protagonista de la historia, un monstruo espacial que cambia de forma, sólo puede ser descrito adecuadamente como “Eso”, sin emplearse otro artículo definido (como sería el caso de he, “él”, o she, “ella”).

A lo largo de diferentes argumentos y saltos hacia al pasado (1958) y el presente (1985) se nos presenta la idílica comunidad de Derry, en el estado de Maine, Estados Unidos, en donde nunca sucede nada a nivel consciente pero en donde bajo tierra, a un nivel inconsciente para todos, un monstruo despiadado de apetito insaciable aterroriza a la comunidad desde tiempos remotos.

El divertido payaso Pennywise, alias el Señor Bob Gray, realmente Eso, es el protagonista de la novela: un ser de otro mundo, cambiante en su forma y aspectos, capaz de leer las mentes y los miedos, hábil en proyectar las imágenes que desea dar a quien va a capturar, listo para alimentarse de seres vivos (preferiblemente de niños, cuyos miedos son muy sencillos de elaborar) y dormir durante casi tres decenios hasta que vuelve a despertar para alimentarse y saciarse, cumpliendo así un ciclo que no tiene fin.

Foto: Especial

The Terror, de Dann Simmons (Roca Trade)

En 1847, dos barcos de la Armada británica, el HMS Erebus y el HMS Terror, que navegaban bajo el mando de sir John Franklin, están atrapados en el hielo del Ártico. En su anhelada búsqueda del paso del Noroeste, parecen haber fracasado. Sin poder hacer nada por continuar su marcha y completar su expedición, rodeados del frío polar y de inminentes peligros, solo pueden esperar a que llegue el deshielo que les permita escapar.

Poco a poco, los días van pasando y las condiciones de supervivencia se vuelven más extremas; temperaturas que superan los cincuenta grados bajo cero, provisiones de comida escasas, el deterioro de los barcos o la llegada de enfermedades van mellando la esperanza de la tripulación.

Por si fuera poco, la extraña presencia de una criatura bestial y misteriosa hace que los hombres crean que se enfrentan no solo a las condiciones naturales más adversas, sino también a fuerzas sobrenaturales que superan, por momentos, sus creencias y su razón. Con el tiempo y la llegada de las primeras muertes, fantasmas como el de la rebelión, el motín o el canibalismo hacen su entrada en escena, en un panorama desolador.

Foto: Especial

Los reyes de la arena (Biblioteca George R. R. Martin). Cuentos de terror (Plaza Janés)

George R. R. Martin, el autor de fantasía más importante del mundo, demuestra aquí su magistral dominio del género de terror: Los reyes de la arena, relato que da título al presente volumen, fue multipremiado con los prestigiosos Hugo, Nebula y Locus.

Antes de vender millones de ejemplares y cosechar fama mundial por la saga Canción de Hielo y Fuego, George R. R. Martin publicó cuentos y novelas de fantasía, terror y ciencia ficción.

Gracias a sus extraordinarias dotes narrativas y su capacidad magistral para crear mundos, se ha ganado el respeto de los lectores y la ovación de los jurados de los premios Hugo, Nebula, World Fantasy Awards y varios más.

El protagonista de Los reyes de la arena, novela corta que da título a esta antología, convive con criaturas que parecen insectos, pero no lo son; en su arrogancia, cree que puede imponer su voluntad sobre especies provenientes de otros planetas, sin considerar que hay criaturas igual de mortíferas e inteligentes que los humanos.

Martin es además un maestro para combinar géneros: “Tráfico de piel” es un relato noir con licántropos, y la mezcla de horror con ciencia ficción de “En la casa del Gusano” nos hace sentir nostalgia por un sol moribundo que no conoceremos jamás.

Foto: Especial

El resplandor, de Stephen King (DeBolsillo)

Esa es la palabra que Danny había visto en el espejo. Y, aunque no sabía leer, entendió que era un mensaje de horror.

Danny tenía cinco años, y a esa edad poco niños saben que los espejos invierten las imágenes y menos aún saben diferenciar entre realidad y fantasía. Pero Danny tenía pruebas de que sus fantasías relacionadas con el resplandor del espejo acabarían cumpliéndose: REDRUM… MURDER, asesinato.

Pero su padre necesitaba aquel trabajo en el hotel. Danny sabía que su madre pensaba en el divorcio y que su padre se obsesionaba con algo muy malo, tan malo como la muerte y el suicidio. Sí, su padre necesitaba aceptar la propuesta de cuidar de aquel hotel de lujo de más de cien habitaciones, aislado por la nieve durante seis meses. Hasta el deshielo iban a estar solos. ¿Solos?…

Foto: Especial

La última casa en la montaña, de Xavier M. Sotelo (Montena)

Un terrible accidente automovilístico cambia para siempre la vida de los pequeños Max y Poncho, así como la del oficial Esteban Rey. Para los niños, perder a sus padres tal vez no sea la mayor desgracia que enfrentarán, pues se verán obligados a vivir con una pariente que jamás han conocido: la tía Carmen, cuyas ideas y convicciones son más horrendas que los fantasmas de la casa que habitarán.

Esteban Rey, mientras tanto, está demasiado atormentado y cegado por su propia pérdida, y hará caso omiso de las advertencias que recibe. No detendrá su investigación hasta descubrir las verdaderas causas del accidente, y se irá convirtiendo en el mejor aliado de los niños en su intento por sobrevivir la pesadilla de la última casa en la montaña.

Foto: Especial

Otra vuelta de tuerca, de Henry James (B de Bolsillo)

Esta pequeña historia de terror es una exquisita joya de ambigüedad sexual y psicológica. Una joven institutriz, enviada a una casa de campo para hacerse cargo de dos niños huérfanos.

Un tema típico de la literatura del siglo XIX: una institutriz va a hacerse cargo de dos niños que viven en una enorme mansión, en la campiña inglesa, en un lugar donde solo están los criados. El ambiente, al principio, no puede ser mejor: una mansión que tiene su encanto, un paisaje de ensueño, sirvientes amables, y, sobre todo, dos niños adorables. Pero esta visión idílica pronto se enturbia cuando empiezan a suceder hechos inexplicables. La nueva institutriz tiene órdenes de no molestar al amo por ningún motivo, y ante la seguidilla de hechos horribles, no sabe qué hacer. ¿Podrá ella sola “salvar”a los niños del terrible peligro que los acecha?

Cómo ser lectora en Irán: Azar Nafisi

sábado, diciembre 2nd, 2017

La literatura vista como una forma de esperanza. Los libros como catalizadores de reflexión, pero también como instrumentos de libertad. Lectores del mundo, unidos, fue el slogan de la escritora en Guadalajara

Ciudad de México, 2 de diciembre (SinEmbargo).- La escritora iraní Azar Nafisi (Teherán, 1948), autora de Leer Lolita en Teherán y La República de la imaginación, es profesora de estética, cultura y literatura y directora ejecutiva de Conversaciones Culturales en la Universidad John Hopkins en Washington D.C. Es especialista en literatura inglesa.

Creció en el seno de una familia dedicada a la política. Su madre fue la primera parlamentaria de Irán en los ‘70 y su padre fue diplomático y alcalde de Teherán.

Fue expulsada como profesora de la Universidad de Teherán en 1981 al negarse a usar el velo islámico. Leer Lolita en Teherán es un retrato compasivo y desgarrador de la revolución islámica en Irán. En el libro narra cómo, luego de ser expulsada de la universidad, reunió en su casa a siete de sus alumnas para leer y comentar algunas de las novelas occidentales prohibidas por el régimen de los ayatolás.

Obras de Jane Austen, Henry James, Scott Fitzgerald y, por supuesto, de Vladimir Nabokov, el autor de Lolita, se van leyendo, mientras las jóvenes  poco a poco se dan cuenta cómo sus propias vidas se van transformando y mezclando con la trama de las obras a las que se entregan, en un libro que permaneció 17 semanas primero en ventas en los Estados Unidos.

Azar Nafisi, con una humildad apasionada, fue distinguida con el Premio Internacional FCG Pensamiento y Humanidades 2011 por su decidida y valiente defensa de los valores humanos en Irán y su labor de crear conciencia a través de la literatura sobre la situación de la mujer en la sociedad islámica.

La poesía, la literatura y la pintura son los base de los ideales que defiende Azar Nafisi “como las mejores armas para la comunicación entre las culturas y como lucha para conseguir la democracia. Escribo para conectarme con el mundo”, dijo.

“Antes de llegar a esta Feria pensé que los libros te conectan con las personas a través de la pasión”, dijo Nasifi. Foto: FIL

“No quiero presentar a la mujer como víctima. Evidentemente, no nos gusta que haya lapidaciones, que nos traten como prostitutas, que los hombres puedan tener cuatro esposas, porque eso no es la cultura de Irán ni de Egipto, es solo una ideología determinada. Las mujeres que han decidido quitarse el velo son unas heroínas, pero no porque tengan un interés político, sino por lo que significa de dignidad”, argumentó.

Azar Nafisi es una escritora que entiende el viaje como una experiencia de vida, un viaje que en muchos momentos ha ocurrido de manera obligatoria. Desde Irán, su país de origen, hasta Estados Unidos e Inglaterra, estas vivencias de viaje le han otorgado una visión más completa de lo que ocurre a su alrededor.

“Antes de llegar a esta Feria pensé que los libros te conectan con las personas a través de la pasión” y en una evocación a la obra de Octavio Paz, en particular al poema “Piedra del sol”, Nafisi expresó la admiración que siente por el escritor mexicano y agregó que los libros han significado, de muchas maneras, una forma de salvación.

“Llevo conmigo los libros cuando viajo”, dijo y añadió que en su país natal no podía sentirse segura: el régimen de Irán cambió leyes que tienen consecuencias terribles para la mujer. “La edad para casarse pasó de los 18 a los nueve años de edad”.

“Nos sentimos ofendidas cuando nos obligan a usar un velo, pero también los hombres deberían sentirse ofendidos por esta manera de quitarnos la libertad”, agregó.

Muchas mujeres escucharon su conferencia. Foto: FIL

“Los dictadores tienen miedo a la imaginación. Tienen miedo porque les gusta mentir. Por este motivo recurren a la censura”, dijo, al señalar que quizá los libros no eviten una ejecución, pero dan la sensación de dignidad.

Fiel admiradora de Frida Kahlo, a quien describió como una mujer que amó siempre la libertad,  la escritora no dejó la oportunidad de recalcar que los libros significan esperanza y, aunque  admitió que no le gustan los eslóganes, terminó con la frase: “Lectores del mundo, unidos”.

Una nueva lectura de Henry James plantea la traducción al español

sábado, enero 9th, 2016

Libros del Asteroide acaba de publicar una nueva traducción al castellano del libro The Turn Of The Screw, de Henry James, firmada por Alejandra Devoto, Jackie DeMartino y Carlos Manzano. Los autores han cambiado el título habitual de Otra vuelta de tuerca por La vuelta del torno ya que, según su criterio, es más preciso

La novela está considerada una obra maestra de la literatura gótica. Foto: Libros del Asteroide

La novela está considerada una obra maestra de la literatura gótica. Foto: Libros del Asteroide

Por Carmen López, eldiario.es

Ciudad de México, 9 de enero (SinEmbargo).- En enero de 1897 la revista estadounidense Collier’s Weekly publicó la primera entrega de una historia de fantasmas firmada por Henry James, un escritor ya reconocido en aquel momento.

El último capítulo salió a la venta en el número de abril y a finales de ese mismo año se reunieron en un solo volumen titulado The Turn Of The Screw, que acabó convirtiéndose en el libro más famoso firmado por el autor y en un clásico de la literatura de terror.

La trama es de sobra conocida, incluso aunque no se haya leído el libro. La novelita de James se ha adaptado al cine y a la televisión en numerosas ocasiones, entre otros por el director español Eloy de la Iglesia en 1985.

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Asimismo, también se puede reconocer su influencia en filmes como Los Otros, de Alejandro Amenábar o en uno de los capítulos de la serie televisiva Historias para no dormir, de Chicho Ibáñez Serrador, titulado “El muñeco”. Incluso en un campamento de verano con niños y niñas compartiendo leyendas de miedo con una linterna iluminándoles la cara podrían aparecer sus elementos principales empezando por ellos mismos.

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UNA NOCHE DE NAVIDAD

La nouvelle de James empieza con un grupo de amigos que, durante una noche de Navidad, se sienta ante el fuego del hogar para relatar historias de fantasmas. La que ocupa las páginas del libro está protagonizada por una joven institutriz que se muda a una antigua mansión para cuidar de dos niños huérfanos. Poco a poco la niñera empieza a sentir presencias que trastornan la personalidad de sus pupilos y que le generan una ansiedad que crece según va avanzando la narración. El libro da lugar a numerosas interpretaciones, comunes en este tipo de literatura, como son los deseos sexuales reprimidos o los trastornos mentales.

En 1945, José Bianco tradujo la obra al español con el título Otra vuelta de tuerca, aunque este ha ido cambiando con el transcurrir de los años y el criterio de los traductores o traductoras.

En 2004 Juan Antonio Molina Foix lo tradujo como Vuelta de tuerca (editorial Cátedra) y el pasado mes de noviembre Libros del Asteroide lanzó una nueva versión titulada La vuelta del torno, traducida por Alejandra Devoto, Jackie DeMartino y Carlos Manzano, que ha tardado 10 años en llevarse a cabo.

Henry James (1843-1916) y los problemas de traducción. Foto. Wikipedia

Henry James (1843-1916) y los problemas de traducción. Foto. Wikipedia

Según la editorial (el coordinador de la traducción, Carlos Manzano, declinó la invitación a realizar declaraciones para este artículo): “El título de esta edición busca transmitir con precisión la violencia que contiene el título original, el lento movimiento del mecanismo que puede acabar descoyuntando al torturado que es lo que, en definitiva, le sucede a lo largo del libro a su protagonista”.

Luis Solano, editor de Libros del Asteroide, se enteró que Manzano se había embarcado en este proyecto cuando se inició y fue siguiendo su proceso hasta que hace tres años pudo leer las tres primeras páginas traducidas.

“Me quedé prendado y cerramos el acuerdo para publicarlo enseguida, aunque hemos tenido que esperar varios años para que los traductores diesen por buena la versión definitiva”, afirma.

UN TRABAJO METICULOSO

Este tipo de cambios en las traducciones de los títulos de los libros –por no hablar de las películas, que son un caso aparte– suelen suscitar comentarios cuando no polémicas, al menos en el sector de la traducción.

Un caso puede ser, por ejemplo, el del famoso relato de Franz Kafka La metamorfosis, también traducido como La transformación, que arrastra consigo extensos  argumentos que justifican una u otra adaptación al castellano.

José Luis López Muñoz tradujo The Turn Of The Screw en el 2000 para Alianza Editorial (el mismo año que ganó el Premio Nacional a la Obra de un Traductor).

Utilizó el título más conocido por los lectores en castellano, Otra vuelta de tuerca, ya que en su momento no se le ocurrió que fuese necesario cambiarlo.

“El efecto del título sobre el lector siempre tiene algo de misterioso. Y, además, cuando un título se ha usado mucho tiempo, nos acostumbramos a él y cuesta cambiar. Es evidente que Otra vuelta de tuerca no es una traducción literal de The Turn of the Screw, de manera que el cambio es siempre posible, no sé ya si necesario o aconsejable”, explica.

Por supuesto, y sobre todo teniendo en cuenta su dilatada carrera, también ha apostado por la modificación en algún momento.

“Lo hice al menos en dos ocasiones. The Reivers, una de las novelas de William Faulkner que he traducido a lo largo de los años para Alfaguara, se llamaba anteriormente Los rateros, pero en 1997 mi traducción se publicó con el título de La escapada. Hubo quien me criticó, aunque Los rateros era un título imposible que sólo servía para desorientar al lector. Más recientemente, en 2013, Alianza ha publicado mi traducción de Sense and Sensibility, de Jane Austen, con el título de Sensatez y sentimientos en lugar de Sentido y sensibilidad, que es el título español con el que de ordinario se conoce tanto la novela como su versión cinematográfica de 1995, con guión de Emma Thompson y dirigida por Ang Lee”.

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Aún no ha pasado el tiempo suficiente para que Libros del Asteroide pueda estimar el impacto que La vuelta del torno ha tenido en el público, pero Solano está convencido de su apuesta.

“La intención con el nuevo título era llamar la atención de los lectores, señalar que esta versión es muy distinta a todas las anteriores, que cuando lo lees parece realmente otro libro; no se trata tanto de decir si el título estaba bien o no, sino de que el lector entienda que lo que proponemos es una versión radicalmente distinta (y mejor) a lo que se había leído hasta ahora”, afirma.

No se puede saber, pero parece que Henry James se imaginaba que la adaptación de su historia a otras lenguas iba a conllevar numerosas disquisiciones. Irónicamente, cuando en el libro una de las oyentes del grupo reunido alrededor del fuego le pregunta al narrador por el título del relato, él contesta: “No tiene título”. Más de un siglo después, aún se sigue buscando el adecuado en castellano.