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Alfonso Cuarón, un viaje por su filmografía: desde su ópera prima hasta Harry Potter y Roma

sábado, enero 26th, 2019

Las películas del mexicano Alfonso Cuarón no llevan por lugares remotos como el espacio hasta mágicos como el barrio donde creció, todas con técnicas muy variadas pero con elementos recurrentes como aviones y madres o mujeres embarazadas.

CIUDAD DE MÉXICO, 26 de enero (AP) — Con sus películas Alfonso Cuarón nos ha llevado a lugares tan remotos como el espacio exterior, tan mágicos como una escuela de hechicería y tan íntimos como el barrio donde creció, pero a pesar de las temáticas tan variadas, en ellas hay elementos recurrentes como aviones y madres o mujeres embarazadas.

“Yo de niño quería ser piloto. Después de no poder ser astronauta decía ‘bueno, piloto’”, explicó Cuarón en una entrevista con The Associated Press sobre la presencia de naves en sus cintas.

En cuanto a la maternidad: “Estás hablando del principio de todas las cosas”, dijo. “Es la experiencia formativa. Es el vínculo primario que tiene cualquier ser humano”.

A continuación una mirada a su filmografía como director, desde su ópera prima Sólo con tu pareja hasta su aclamada Roma, que el martes recibió 10 nominaciones al Óscar incluyendo a mejor película, dirección y cinta en lengua extranjera.

SÓLO CON TU PAREJA (1991)

Con esta película de comedia Alfonso Cuarón ganó el Premio Ariel del cine mexicano al mejor argumento original. Al igual que Roma, la cinta protagonizada por Daniel Giménez Cacho (Tomás Tomás) tiene escenas filmadas en el barrio donde el director creció, pues ahí vive el personaje principal. El humor gira en torno a la negación del mujeriego Tomás de tener relaciones con condón, hasta que le dicen que tiene VIH.

Escenas de aviones: Sí. Tomás Tomás está enamorado de una sobrecargo y tiene un sueño a bordo de un avión. También hay una toma de un avión en el aire.

Escenas de embarazo o maternidad: Sí. Tomás Tomás tiene un vecino ginecólogo al que va a consultar cuando se siente mal, y en la sala de espera está rodeado de embarazadas.

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LA PRINCESITA (1995)

Mientras México estaba sumido en una crisis económica, Cuarón viajó a Estados Unidos a continuar su carrera. Su primer proyecto extranjero fue La princesita, un remake de la película original de 1939 con Shirley Temple basada en la novela de Frances Hodgson Burnett. En su versión, Cuarón logra un mayor dramatismo y le da un papel mucho más prominente a Becky, la niña sirvienta con la que trabaja la protagonista Sara. Otro cambio es que Becky en su película es negra en vez de blanca, quizás una muestra de su sensibilidad a las diferencias de clase y raza que se ven igualmente representadas en Roma. Becky y Sara se vuelven inseparables, mientras que Sara demuestra que todas las mujeres son princesas.

Escenas de aviones: Sí. Hay una escena de la Primera Guerra Mundial en la que un avión sobrevuela al padre de Sara.

Escenas de embarazo o maternidad: No.

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GRANDES ESPERANZAS (1998)

Cuarón continuó por el camino de las adaptaciones con Grandes esperanzas. En entrevistas ha dicho que fue un proyecto para el cual no se entregó por completo, por lo que no quedó muy satisfecho. Sin embargo, logra llevar a un plano moderno el clásico de Charles Dickens con un elenco estelar que incluye a Ethan Hawke (Finn), Gwyneth Paltrow (Estella) y Robert De Niro (Lustig). El amor imposible entre el pobre aspirante a artista Finn y la rica y desdeñosa Estella sufre por la falta de recreación de la época (los 70 y los 80 se sienten igual que los 90), pero presenta bellas imágenes de una Nueva York que desapareció tras los atentados del 11 de septiembre. Otro punto positivo: incluye música de Chris Cornell, Iggy Pop y Cesaria Evora.

Escenas de aviones: Sí. Estella vuela en un jet privado.

Escenas de embarazo o maternidad: Sí. Cuando Finn llega a Nueva York va a una galería con una instalación en la que los vientres de varias embarazadas salen de huecos en forma de huevo. La instalación fue diseñada por el artista mexicano Gabriel Orozco.

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Y TU MAMÁ TAMBIÉN (2001)

Tras su desilusión por Grandes esperanzas Cuarón quiso cambiar de aires y volver a filmar en México, una decisión que le mereció su primera nominación al Oscar al mejor guion original, que coescribió con su hermano Carlos, así como un premio en Venecia. Este filme de viaje por carretera y paso a la edad adulta fue una especie de big bang para el cine latinoamericano que lanzó las carreras de sus protagonistas, Gael García Bernal (Julio) y Diego Luna (Tenoch). Marivel Verdú (Luisa), la manzana de la discordia entre estos amigos “charolastras”, es igualmente fantástica en su papel. Al igual que en Sólo con tu pareja Cuarón aborda la sexualidad con humor, y como en Roma presenta las profundas divisiones de clase de México. A 18 años de estrenada, no ha perdido la vitalidad ni la irreverencia de su espíritu adolescente.

Escenas de aviones: Sí. No sólo vemos un avión volar; al comienzo de la película Tenoch y Julio van a dejar a sus novias al aeropuerto.

Escenas de embarazo o maternidad: Sí. Luisa entabla amistad con la esposa de un pescador que tiene hijos pequeños. La mujer le dice que está en edad de tener sus propios hijos mientras Luisa carga a uno de ellos.

Alfonso Cuarón, a la izquierda, y su hermano Carlos, luego de ganar el premio al mejor guión por “Y tu mamá también”. Foto: AP

HARRY POTTER Y EL PRISIONERO DE AZKABAN (2004)

Según Cuarón, fue su amigo Guillermo del Toro quien lo convenció de la importancia de dirigir esta película, pues no había leído los libros de Harry Potter ni era consciente de su magnitud. Además, es quizá la cinta en la que tuvo que ceñirse más a un guion que no escribió y cumplir con los requerimientos de J.K Rowling, autora de la saga y quien tiene control creativo sobre las adaptaciones. Pero dentro del universo de Potter es una de las películas mejor calificadas (90% fresca según Rotten Tomatoes) y suele ser mencionada como una de las favoritas de los fans. A casi 15 años de estrenada, sus efectos visuales siguen luciendo bastante bien, como el Mapa del Merodeador que recibe Harry o el hipogrifo que logra montar.

Escenas de aviones: No. Pero hay partidos de quidditch.

Escenas de embarazo o maternidad: No.

Alfonso Cuarón, Emma Watson, Rupert Grint y David Heyman, de izquierda a derecha, en conferencia de “Harry Potter y el prisionero de Azkaban”. Foto: AP

NIÑOS DEL HOMBRE (2006)

Para muchos seguidores de Cuarón, esta película situada en Londres en el 2027 es su favorita. Se trata nuevamente de una adaptación, en este caso de la novela de P.D. James publicada en 1992. En la cinta el mundo ha pasado por 18 años de infertilidad, por lo que el embarazo de Kee (Clare-Hope Ashitey), una inmigrante africana, es un milagro. Y si bien no ha ocurrido esto en la vida real, otros temas que toca, como el flujo de refugiados y el cierre de fronteras, resuenan con la crisis migratoria actual en Europa y América. De igual manera la cinta presenta ataques terroristas, militarización de calles y una desigualdad de clases cada vez más abismal. Además de incluir música de King Crimson, Cuarón presenta una toma de la planta eléctrica de Batersea con un cerdo inflable como el de “Pink Floyd” en el álbum Animals. Curiosamente existe un proyecto real para construir apartamentos de lujo en el terreno de la planta como el que visita el protagonista Theo Faron (Chive Owen).

Escenas de aviones: Sí. Hacia el final de la película vemos aviones que sobrevuelan a Kee.

Escenas de embarazo o maternidad: Sí.

Alfonso Cuaron y los actores Claire-Hope Ashitey y Clive Owen, de izquierda a derecha, en presentación de “Niños del hombre”. Foto: AP

GRAVEDAD (2013)

Tras un largo silencio, Cuarón cautivó al público con este viaje espacial cumpliendo su sueño de ser astronauta, aunque en el plano fílmico. Con un guion coescrito por él mismo con su hijo Jonás, el filme fue elogiado por sus efectos visuales y mérito técnico al crear escenas que simulan una gravedad cero. El director dio igual importancia al plano humano con esta conmovedora historia de supervivencia protagonizada por Sandra Bullock. La película le dio a Cuarón su primer Oscar a mejor director y a su inseparable director de fotografía Emmanuel “Chivo” Lubezki, con quien había trabajado desde Solo con tu pareja, el primero de tres Premios a la Academia consecutivos.

Escenas de aviones: No. Pero sí de cohetes espaciales.

Escenas de embarazo o maternidad: Casi. Ryan es una madre que guarda un dolor muy profundo.

De izquierda a derecha, Jonas Cuarón, George Clooney, Sandra Bullock, Alfonso Cuarón y David Heyman en estreno de “Gravedad”. Foto: AP

ROMA (2018)

Marca el segundo regreso de Cuarón a México, donde no filmaba desde “Y tu mamá también”, con su historia más personal hasta el momento, pues está basada en sus memorias de infancia y en las de la empleada doméstica que lo crió. Roma además fue escrita, editada y fotografiada por Cuarón. Al igual que en Gravity su protagonista, Cleo (Yalitza Aparicio), es una mujer en un momento decisivo de su vida, y como en sus cintas anteriores aborda las diferencias de raza y clase, en este caso en México de la década de 1970. La película, que cuenta con una gran cantidad de efectos visuales para recrear una ciudad casi extinta, ha sido elogiada desde su estreno en Venecia, donde recibió el León de Oro, y el martes fue nominada a 10 Premios de la Academia.

Escenas de aviones: Sí, varias. La película comienza con el reflejo de un avión en un charco. Más adelante vemos un avión sobrevolar una ciudad miseria y la imagen de un avión desplomándose en la pantalla de un cine al que va Cleo. Pepe, el hijo menor de la familia, le dice a Cleo que antes de nacer era piloto de guerra.

Escenas de embarazo o maternidad: Sí. Al igual que en Children of Men, es uno de los temas centrales de la película.

Cleo se encarga de crear los lazos afectivos en la familia. Foto: Especial

COLUMNISTA INVITADO | Roma: los límites de la nostalgia

sábado, diciembre 22nd, 2018

Vemos la película Roma, maravillados por la estética de cada una de sus escenas, el cuidado en su recreación, pero no podemos ir más allá de los movimientos que van y vienen entre lo coreográfico y lo documental. Así critica el nuevo filme de Alfonso Cuarón, precandidata al Oscar 2018.

Por Alejandro Badillo

Ciudad de México, 22 de diciembre (SinEmbargo).- Es interesante el uso de la nostalgia como un elemento de éxito comercial para series de televisión y películas en los últimos años. La fantasía o la Ciencia Ficción no son las únicas temáticas que logran capturar la imaginación del espectador para llevarlo a un mundo en el que las reglas de la realidad se rompen. El viaje al pasado, no sólo como un reconocimiento de lo que pasó sino como una añoranza de un tiempo ya perdido, es cada vez más explotado en las tramas de diversos productos culturales. No es, solamente, la presentación de referencias, hechos históricos, para hacer un ejercicio de identificación; es una reconstrucción pormenorizada, casi documental, para traer de vuelta, con todos sus detalles, los años perdidos de diversas generaciones. ¿Hasta qué punto esa reconstrucción sirve para problematizar y ofrecer una interpretación diferente de nuestro pasado y presente o sólo logra arañar la realidad, sin profundizar en lo que se cuenta?

Roma, aunque no lo parezca, tiene muchos elementos en común con Gravity, película que estrenó Alfonso Cuarón estrenó en el 2013 y que ganó innumerables premios, entre ellos varios Oscar. La película recién estrenada por Netflix es, al igual que la película protagonizada por Sandra Bullock en la que da vida a una astronauta, una apuesta por la técnica cinematográfica. Si, en el filme del 2013 el espectador queda maravillado por la recreación del espacio y por la sensación de mirar a través de los ojos de la heroína en problemas, en Roma pasamos, una y otra vez, por cuadros deslumbrantes,articulados por la fotografía, pero también por la recreación exhaustiva de la Ciudad de México a inicios de los ’70.

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De esta manera, la escenografía no sólo sirve para conformar un contexto, sino que compite en protagonismo con lo que se intenta contar: la vida de una familia de clase media alta y las personas que las sirven, en particular una muchacha llamada Cleo. Ella es, de alguna manera, quien cuenta la película. Con ella nos identificamos cuando la vemos trabajar en la cocina, interactuar con los niños pequeños de la familia y salir al cine o a comer a alguna fonda en las pocas horas que tiene para ella misma. Ese punto de vista, poner en el centro a quien siempre estuvo en el margen, es el que ha generado mayor número de aplausos y reacciones positivas. El aparente discurso reivindicatorio de las trabajadoras del hogar ha pasado por alto la mirada que propone el cineasta con su película y su capacidad por trascender el plano de la nostalgia, romper con la idealización

Un primer límite con el que se enfrenta Roma es, precisamente, una de sus apuestas: la ficción disfrazada de documental. Cuarón intenta superar el formato tradicional del cine comercial quitando, al menos en la primera mitad de la película, elementos que le den tensión a la historia. Seguimos eventos que, es cierto,hablan de la vida que llevan los personajes, pero que están entrelazados en una cotidianidad que se acerca a la intrascendencia. Es sólo con las tragedias que se presentan en las vidas de Cleo y su patrona, la señora Sofía, cuando el espectador se forma una expectativa mínima de lo que pueda pasar. Sin embargo,el interés de los acontecimientos nunca va más allá de la viñeta espléndidamente filmada o del chiste que busca romper con la solemnidad de la cinta como los infructuosos intentos por estacionar un auto inmenso en una estrecha cochera. Y la razón por la cual notamos esa falta de profundidad es porque Cleo, la protagonista de la historia, es un elemento pasivo, sincero, es verdad, pero poco funcional para alejar Roma del marco de la nostalgia que, muchas veces, tiende a volver unidimensional lo que vemos en la pantalla.

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Cuarón intenta, a través de su filme y de su destreza técnica, reivindicar a Cleo,pero olvida que el creador debe distanciarse de su obra. La lente de su cámara sigue a la sirvienta con la misma candidez que tiene un niño y, por eso, hay cierta complacencia en muchas escenas exceptuando algunos momentos críticos como la matanza del Día de Corpus o los minutos que la muchacha pasa en el hospital mientras los doctores intentan salvar a su hija. Apenas sabemos lo que pasa por su mente porque siempre nos enfrentamos a una sonrisa tímida, un gesto estoico y el silencio con el que responde a cada una de las órdenes que le dan.Es cierto, el comportamiento de las trabajadoras domésticas, expulsadas de sus lugares de origen, es refugiarse en una especie de ensimismamiento, pero como personaje de película Cleo pudo falsear la realidad que el director intenta transmitir de primera mano y darnos elementos para problematizar lo que estamos viendo, hacernos preguntas, entrar en conflicto. Contrario a eso, nos encontramos con una visión positiva de la relación que existe entre los personajes de la película: los reclamos de la señora de la casa por las heces del perro en la cochera se subsanan, tiempo después, con un abrazo amoroso. El mundo que vemos nos transmite una sensación de tranquilidad a pesar de los problemas que tienen que sortear Sofía y Cleo. Es verdad, Cuarón retrata al padre ausente, el machismo que, de diferentes maneras, afecta a mujeres de diferentes orígenes, pero mantiene intacta la relación que nos importa: la de Cleo con la familia a la que sirve. Cuarón no se atreve a vulnerar su mundo, la infancia que reconstruye, y sólo nos deja un testimonio sentimental que, por supuesto, sirve para hacer visible la vida de las mujeres que trabajan en el hogar, pero que no elabora un conflicto en el que éstas, representadas por Cleo, asuman un papel activo. Por esta razón vemos la película, maravillados por la estética de cada una de sus escenas, el cuidado en su recreación, pero no podemos ir más allá de los movimientos que van y vienen entre lo coreográfico y lo documental. La nostalgia, una veta que ha rendido muy buenos frutos en películas y series, es un medio que usamos para identificarnos, pero no para cuestionarlo que vemos a través de personajes sólidamente construidos, que logren sobresalir en medio de los artificios que los rodean. En Roma la técnica es la que gana. En algunos momentos la película logra regalarnos algo más que una estampa: el contraste entre dos niños –uno privilegiado y otro en la miseria– que juegan a ser astronautas; la propaganda política, casi omnipresente, de un partido que ganaba todas las elecciones; el lujo de las familias acaudaladas contra la miseria de los habitantes de la periferia de la gran ciudad. Sin embargo, el asunto central, el vínculo paradójico que une a Cleo con sus patrones, se sella con el abrazo reconciliatorio en la orilla del mar, un abrazo cuyo amor mantiene cautiva a la muchacha indígena, sujeta a los designios de la familia a la que sirve y sin ninguna posibilidad más que obedecer. Y no puede ser de otra manera porque Cleo es una heroína que soporta todo, que recibe en silencio los reclamos y hace sus labores sin rechistar. Incluso, en la intimidad, sigue mostrando una docilidad que la vuelve un personaje sin relieves, una mujer lista para el sacrificio, romantizada por la visión del director que sólo la usa para representar su memoria, la memoria de un niño cuidado por su nana, habitante de una realidad muy lejana a ella, a pesar de su convivencia diaria.

Alejandro Badillo. Foto: Facebook

Alejandro Badillo. (Ciudad de México, 1977). Ha publicado, entre otros, los libros de cuentos Ella sigue dormida (Tierra Adentro), Tolvaneras (Secretaría de Cultura de Puebla. Reedición Cuadrivio), Crónicas de Liliput (BUAP), El clan de los estetas (Universidad Veracruzana. Premio Nacional de Narrativa Mariano Azuela) y la plaquette Ajuste de cuentas (Paraíso Perdido). También ha publicado las novelas La mujer de los macacos (Libros Magenta), Por una cabeza (Ficticia Editorial/UAN. Premio Nacional de Novela Breve Amado Nervo) y El último día de septiembre (Libros Magenta/Secretaría de Cultura de Puebla). Coordinador de talleres literarios.Ha participado en varias antologías de narrativa y en publicaciones como Casa del tiempo, Luvina y el suplemento “Confabulario” de El Universal. Colaborador de la revista Crítica y exbecario del Fonca.

Iñárritu recibirá hoy su Óscar por Carne y Arena; lo acompañarán Cuarón, del Toro y Bernal

sábado, noviembre 11th, 2017

Carne y Arena es la obra por la que el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu recibirá un Óscar. Iñárritu recogerá el galardón junto a su socio, el director de fotografía Emmanuel Lubezki, ambos unieron sus talentos para construir una experiencia artística en la que sitúan al espectador en el corazón mismo de los inmigrantes indocumentados que cruzan a Estados Unidos desde México.

Los Ángeles, 11 nov (EFE).- El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu recibe hoy su Óscar especial por la obra Carne y Arena en una ceremonia a la que está previsto que acudan, entre otros, sus compatriotas Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro y Gael García Bernal.

Al acto, según pudo saber Efe, asistirán también figuras como Angelina Jolie, Jennifer Lawrence, Christopher Nolan, Steven Spielberg, Emma Stone, Justin Timberlake, Robert Pattinson, Margot Robbie, Jessica Chastain, Gal Gadot, Tom Hanks, Hugh Jackman y la actriz transexual chilena Daniela Vega, entre otros.

Iñárritu recogerá el galardón junto a su socio, el director de fotografía Emmanuel Lubezki, “en reconocimiento a una experiencia narrativa visionaria y poderosa”, según indicó la junta de gobernadores de la Academia de Hollywood en su anuncio del pasado 27 de octubre.

“Han abierto nuevas puertas a la percepción cinematográfica”, dijo el presidente de la Academia, John Bailey.

Iñárritu y Lubezki unieron sus talentos para construir, durante cuatro años, una experiencia artística en la que la realidad virtual y el simbolismo sitúan al espectador en el corazón mismo de los inmigrantes indocumentados que cruzan a Estados Unidos desde México.

Iñárritu y Lubezki unieron sus talentos para la obra “Carne y Arena” Foto: Shutterstock

Basándose en los testimonios de varios de estos inmigrantes, Iñárritu, que presentó el trabajo en la pasada edición del Festival de Cannes, ideó un proyecto artístico que va más allá de una mera instalación o exposición.

Esta obra hiperrealista coloca al espectador en medio del desierto de Sonora, donde comparte el drama de un grupo de indocumentados que, liderados por un “coyote”, un traficante de humanos, intentan ingresar en territorio estadounidense mientras agentes de inmigración tratan de arrestarlos.

Iñárritu y Lubezki recogerán la estatuilla dorada durante la celebración de la gala de los Óscar honoríficos en la sala Ray Dolby Ballroom, del Hollywood & Highland Center, a partir de las 20.00 hora local (3.00 GMT).

En ese evento, la Academia entregará los premios al actor canadiense Donald Sutherland, la cineasta belga Agnès Varda, el guionista y director estadounidense Charles Burnett y el director de fotografía neoyorquino Owen Roizman.

Iñárritu se alzó con el Óscar al mejor director, a la mejor película y al mejor guión original por Birdman (2014). También consiguió el Óscar al mejor director un año después por The Revenant (2015).

Por su parte, Lubezki ganó el Óscar a la mejor fotografía durante tres años seguidos (Gravity, Birdman y The Revenant).

Científicos muestran por primera vez cómo se ve el centro de la Vía Láctea (VIDEO)

jueves, junio 23rd, 2016

Según los investigadores, el nuevo instrumento con el que cuenta el Observatorio Europeo Austral, permitirá obtener observaciones muy detalladas de los campos gravitacionales cercanos al agujero negro central supermasivo, que se encuentra en el centro mismo de la Vía Láctea.

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Berlín, 22 jun (EFE).- El centro de la Vía Láctea ha sido por primera vez captado en imágenes gracias a GRAVITY, un potente y novedoso instrumento con el que cuenta el Observatorio Europeo Austral (ESO).

“Estos resultados proporcionan una idea de la innovadora ciencia que GRAVITY será capaz de producir”, describió el ESO en su comunicado, que apunta a los nuevos horizontes “sin precedentes” que la comunidad científica podrá alcanzar gracias a este nuevo instrumento.

El innovador instrumento combina la luz de cuatro Unidades de Telescopio de 8,2 metros (equivalente a la precisión y resolución que alcanzaría un telescopio de 130 metros de diámetro), por lo que capta “mediciones extraordinariamente precisas de objetos astronómicos”.

Según los investigadores, GRAVITY -instalado en el desierto de Atacama, Chile- permitirá obtener observaciones muy detalladas de los campos gravitacionales cercanos al agujero negro central supermasivo, que se encuentra en el centro mismo de la Vía Láctea.

Aunque desde 2002 se conoce la posición y masa de este agujero negro, los investigadores acogieron las observaciones con entusiasmo por su precisión y porque permitirá poner a prueba la validez de la teoría general de la relatividad de Einstein a partir de las mediciones “ultra precisas” de los recorridos orbitales de la estrella S2.

Por el momento, el grupo de astrónomos ha estudiado la órbita de la estrella S2 alrededor de este agujero negro con una precisión “equivalente a medir la posición de un objeto en la Luna con centímetros de precisión”.

Se da el caso además de que en 2018 la estrella S2 orbitará en su punto más cercano al agujero negro, un hecho que no se repetirá hasta dentro de 16 años, por lo que las expectativas puestas en esta innovadora herramienta son muy altas.

Cuarón critica “atención mediática” que reciben mexicanos que ganaron un Óscar

jueves, marzo 10th, 2016

Alfonso Cuarón consideró que sí es “históricamente relevante” que se hayan ganado tres premios a la Mejor Dirección en Hollywood, pero no tiene “una relevancia cultural” mayor que los que se otorgan en otros festivales del mundo.

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El cineasta mexicano Alfonso Cuarón celebró el 40 aniversario de la película Canoa, dirigida en 1975 por Felipe Cazals. Foto: EFE

Guadalajara, 10 mar (EFE).- El director y productor mexicano Alfonso Cuarón criticó el exceso de “atención mediática” que se ha dedicado a los mexicanos que han ganado un Premio Óscar en los últimos tres años.

“Es algo positivo y muy bonito, pero creo que hay demasiada atención mediática a eso [el Óscar]”, dijo a Efe el también guionista antes de su participación en una charla del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), que se desarrolla hasta el 13 de marzo.

Reprochó que no se dé la “suficiente atención” a otros cineastas que han ganado premios en festivales como el de Cannes.

Consideró que sí es “históricamente relevante” que se hayan ganado tres premios a la Mejor Dirección en Hollywood, pero no tiene “una relevancia cultural” mayor que los que se otorgan en otros festivales del mundo.

Cuarón asistió a esta ciudad para el festejo del 40 aniversario de la película Canoa (1975), del director mexicano Felipe Cazals, un filme icónico que explica las diferentes raíces de la violencia mexicana de la época y que ganó el Oso de Plata en la Berlinale.

El realizador de Grandes esperanzas (1998) y Gravedad (2013), película por la que ganó un Óscar, afirmó que la calidad del cine mexicano “siempre ha estado” presente en los principales festivales fílmicos.

“Creo que hablar de calidad cuando a alguien le dan el Óscar es un poco injusto con los demás cineastas”, aseguró.

Cuarón se molestó cuando le preguntaron su opinión sobre las declaraciones del precandidato republicano a la Presidencia de EU, Donald Trump, y se negó a hablar de ello considerando que “era un tema fácil”.

“No insulten el momento, no insulten los 40 años de Canoa“, sentenció.

Recordó que vio dicho filme cuando tenía 14 o 15 años y marcó su forma de ver el cine.

“Es la primera película mexicana de esa generación que me afectó de tal manera. De ahí para el real yo seguí admirando la obra de Felipe [Cazals]”, concluyó.

Fábulas de reconstrucción: el cine de ciencia-ficción espacial

martes, enero 19th, 2016

El suplemento Canino de ElDiario.es explora la relación que existe entre el renacimiento del interés por la exploración espacial y la nueva oscilación del péndulo cultural que va desde el Apocalipsis a la Reconstrucción, desde la ficción “de desastres” a la ciencia ficción espacial.

Por Santi Pagés

Imagen: Especial

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Ciudad de México, 19 de enero (SinEmbargo/ElDiario.es).- Sucesos de los dos últimos años: un robot de seis ruedas recorre Marte, excava y examina muestras y se hace unos selfies. Un satélite recorre el cosmos durante diez años en trayectoria de precisión matemática hasta encontrarse con un cometa, lo estudia y deja allí una sonda. Otro recorre la vasta oscuridad que nos separa de Plutón en tan solo nueve años y lo fotografía, y aunque no encuentra allí a Yuggoth ni a los Mi-Go, sus imágenes nos muestran cordilleras, valles y canales con una definición increíble. Los cohetes de Space X, la empresa del multimillonario Elon Musk, la encarnación de Tony Stark en la tierra, realizan despegue tras despegue con éxito, acercándonos a su objetivo último: la colonización de Marte.

Otros argumentan que Venus puede ser un hogar mejor que el planeta rojo y proponen construir allí ciudades flotantes. Mientras, Obama aprueba un presupuesto para financiar una misión a Europa, el satélite de Júpiter. Después nos espera Encelado, una vez la incansable sonda Cassini ha comprobado la existencia de un inmenso océano de agua bajo las cien millas de hielo que cubren esta luna de Saturno. O quizá la siguiente sea Titán, a la que la NASA enviará un robot submarino para explorar el Mar de Kraken, una inmensa masa de hidrocarburos líquidos

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Tracemos brevemente este itinerario. Como es sabido, a mediados de la década de los 2000 presenciamos una explosión de la ficción apocalíptica mediada por la sacudida del 11-S y las repetidas alarmas de pandemias gripales. Está por escribir aún la narrativa de estas escatologías cinematográficas que comenzó quizá con El día después de mañana (Roland Emmerich, 2004) y se prolongó después con la saga Transformers (2007-2014).

Entre ellas hay muchas películas más que no citaremos aquí para no aburrir. Esta línea transcurre en paralelo con la explosión zombi iniciada con Exterminio (2002) y que continúa infatigable hasta nuestros días con The walking dead (desde 2010). Ambas temáticas se resumen en ciudades destruidas por fuerzas inconmensurables –olas gigantes, fallas tectónicas, extraterrestres, zombis incansables- y en ciudadanos que corren a esconderse de ellas como pueden.

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Esta ola cultural coincide con la publicación del cuarto informe del IPCC en 2007, el primero en afirmar taxativamente la existencia del cambio climático, y del Informe Stern en 2006, el primer estudio riguroso de sus consecuencias económicas y de conclusiones, diremos resumiendo, nada bonitas. Cuando a todo esto se sumaron la crisis económica, la proliferación de imágenes del Detroit destruido por la reconversión industrial y de curiosos montajes fotográficos mostrando áreas costeras anegadas, el Apocalipsis se convirtió en un happening cultural. Y es que el imaginario del desastre puede ser, a la vez, fascinador y tranquilizador. Cuando llegan los créditos finales y se encienden las luces, todo sigue en su sitio.

Esta fascinación global con el “ruin porn” tuvo poca oposición. Pocos ejemplos podemos encontrar en esa época de “fábulas de reconstrucción” (un afortunado término que creo le debemos a Guillermo Zapata), es decir, de historias en las que una vez sucedido el desastre presenciamos los intentos de los supervivientes de aprovechar la segunda oportunidad y crear una sociedad mejor. Las excepciones fueron Jericho (2006-2008), en la que los ciudadanos del pueblo que da titulo a la serie tratan de sobrevivir después de que varias bombas nucleares borren del mapa las principales ciudades norteamericanas, el último acto de Wall-E (2008) o la breve Terra Nova (2011), en la que la humanidad escapa del desastre ecológico a través de una apertura en el espacio-tiempo que lleva a un periodo cretácico alternativo.

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Pero el aldabonazo definitivo, el que nos terminó de despertar de nuestro ensismimamiento con la catástrofe fue aquel grito de Idris Elba en Pacific Rim (2013): “Today, we are cancelling the apocalypse!” Así, una película de mechas y kaijus servía para revertir una tendencia, para demostrarnos que debemos y podemos enfrentarnos a monstruos gigantes ya sean estos emisiones de CO2 desbocadas, gripes mortales o meteoritos kilométricos.

Esta llamada a la acción nos ayudó también a abandonar la modorra en la que estaba sumido nuestro interés por el espacio exterior, un estado de somnolencia al que contribuía una NASA en estado de asedio económico por parte de las autoridades. Tampoco ayudaron una concatenación de desastres técnicos (transbordadores averiados, sondas que se perdían sin decir siquiera “¡bip!”) o el paso del analógico al digital, que nos impedía volver a la Luna usando la misma tecnología que nos puso allí en 1969.

La cultura popular jugó a propósito con nuestro desinterés por lo espacial. En Kill the moon (2014), el séptimo episodio de Peter Capaldi en Doctor Who, se mostraba un futuro próximo en el que los humanos tenemos que desempolvar de un museo el último transbordador espacial para poder investigar unos extraños sucesos en la Luna. En Interstellar (2014), el personaje deMatthew McConaughey se indignaba al enterarse de que los libros de texto de sus hijos hablan de las misiones Apolo como un mero engaño destinado a arruinar a los soviéticos.

INTERSTELLAR: PUNTO Y APARTE

Imagen: Especial

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De hecho, Interstellar supone un punto de inflexión en este devenir cultural. En su metraje conviven el cine apocalíptico y la ciencia ficción “de planetas”, es decir, aquella en la que se nos muestra al genero humano conquistando el espacio o al menos, viviendo en él. La primera parte del film muestra un fin del mundo pocho e indefinido (las primeras versiones del guión culpaban al cambio climático pero los hermanos Nolan cambiaron este punto para evitar polémicas con los negacionistas). La NASA intenta crear una colonia en el espacio pero tiene que trabajar en secreto para evitar la furia del contribuyente y pese a que el mundo está perdido.

La segunda parte del film muestra la maravilla de la exploración de otros mundos, una maravilla que solo es posible gracias a la ciencia y la tecnología. La salvación de la humanidad, su reconstrucción en el cosmos, es posible en último término gracias a la quinta dimensión, es decir, el amor (sic). Pero este abrazo desvergonzado a la pseudociencia, que contrasta tantísimo con el supuesto cuidado que la película toma en representar las leyes de la física, hemos de leerlo como lo que es: un intento de redimirnos mediante la sinceridad del cinismo que nos impregna. Un cinismo que se debe a la asfixiante idea de que no hay alternativas para nuestra civilización.

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Este “sentimentalismo,” (lo entrecomillo porque no deberíamos rechazarlo de plano), también jugaba un papel importante en Gravity (2013). Los hermanos Cuarón (sí, otro par) seguían el patrón Nolan (léase Inception) y colocaban al personaje de Sandra Bullock bajo la sombra de un trauma personal debido a la muerte de su hija. Pero Gravity era ante todo una pieza de orfebrería técnica y argumental que desarrolla la idea de alcanzar un nuevo renacimiento, más personal que civilizatorio, eso sí, a través de la experiencia espacial. Pese a que la catástrofe que articula la trama demuestre que las vastedades cósmicas son “como las fauces abiertas de un tiburón” (Lars von Trier dixit), el realismo con el que se representa la exploración espacial, así como la resistencia de su protagonista a todos los obstáculos, ya sean exteriores o interiores, inflaman a la película de una esperanza a la que nosotros, oh pobres cínicos, solemos oponer fiera resistencia.

El año de Gravity también nos llegaba otra película de exploración espacial, Europa Report (2013), que aunque de tintes claramente lovecraftianos nos ofrecía de nuevo a un grupo de humanos consiguiendo lo improbable: cruzar los páramos del sistema solar hasta pisar Europa. Y si nos retrotraemos un poco más, podemos ver en Moon (2009) a otro pionero de estas ideas: La humanidad ha colocado una base en la Luna y allí obtiene, usando métodos nada éticos, nuevos recursos energéticos para la Tierra.

Pero ha sido en 2015 donde hemos llegado al (hasta el momento) cénit de esta ciencia ficción de planetas. Nos referimos a The Martian (2015), a la que aquí llamaremos El marciano porque suena mucho mejor, dónde va a parar. Basada en el best-seller mundial de Andy Weir, El marciano es paradigmática porque en el núcleo de su historia de supervivencia tenemos a un señor que se dedica fundamentalmente a hacer números. Todos y cada uno de los días que pasa en la superficie del planeta rojo. Números basados en tasas de reciclaje, combustión y oxidación. Al otro lado del cosmos, los científicos que en la Tierra quieren rescatarle también hacen números: trayectorias, fuerzas gravitatorias, pesos, aceleraciones. Nunca en un blockbuster hubo tanta gente numerando, calculando, computando.

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El marciano es también un canto a la cooperación humana, a la unión de los países y las razas en torno a un objetivo común. Sus protagonistas, como los de todas estas fábulas de reconstrucción ambientadas en el espacio, no son superhéroes ni espías, pero tampoco son gente corriente. Son científicos, astronautas e ingenieros que resuelven problemas. Son los mejores en lo que hacen. Por eso nos resultan fascinantes, porque siempre es asombroso ver a alguien haciendo algo con maestría. Las tramas de todas estas películas no cuentan con antagonistas humanos. Eso las diferencia de, por ejemplo, Sunshine (2007), donde el antagonista es el universo en el que sobrevivir, ante el que hay que sobreponerse. Son cantos al espíritu de superación humano.

Esta ciencia ficción de planetas “realista” convive con otra de espíritu pulp que también está viviendo un resurgir. Ahí están John Carter (2012) o Guardianes de la galaxia (2014) o la vuelta de las sagas Star Trek Star Wars (aunque estas dos últimas traigan sus inevitables dosis de nostalgia). Ambas vertientes, la realista y la pulp, tienen en común un optimismo sobre el futuro del ser humano en el cosmos que contrasta con el inherente pesimismo apocalíptico.

Y ambas pueden terminar influyendo en nuestra la realidad. Varios artículos científicoshan propuesto ya que Interstellar se utilice con fines educativos. El marciano, que en ocasiones parece un publirreportaje de la NASA, podría ayudar a la agencia a ganar apoyo popular en estos momentos de dificultades y recortes. Necesitamos más astronautas, ingenieros, físicos, matemáticos, pero también a más narradores que nos señalen los caminos de lo posible, si queremos salvar de la autodestrucción a esta mota azul pálido en la que vivimos, si queremos encontrar nuestro hogar en las estrellas.

Como decía Cabal, el personaje principal de La vida futura (1936), nuestra elección es entre “todo el universo o la nada.”

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Vanity Fair destaca papel de realizadores mexicanos en Hollywood

lunes, octubre 12th, 2015

Los Ángeles, 12 Oct (Notimex).- La revista Vanity Fair reunió a los cinco realizadores mexicanos más afamados en la industria del cine: Alejandro González Iñárritu, Alfonso y Jonás Cuarón, Guillermo del Toro y Emmanuel Lubezki.

“Están reinventando a Hollywood”, destacó la publicación sobre los cineastas mexicanos.

González Iñárritu y Lubezki ganaron este año el Oscar por mejor director y cinematógrafo por “Birdman” y Alfonso Cuarón en 2014 por “Gravity”.

La publicación refirió que invitó a estos realizadores mexicanos a una reunión, que describió como “un encuentro de familia”.

En la edición, que saldrá mañana martes al mercado, Cuarón relata cómo conoció a Del Toro hace 25 años. Reveló que sintió incluso envidia por el talento de Del Toro, quien también recelaba de la creatividad de Alfonso.

Del Toro también contó cómo colaboraron todos en torno a González Iñárritu en la cinta “Amores perros”, la cual representó a México en mejor cinta extranjera en el 2000.

Jonás Cuarón, quien recién presentó su película en el festival de cine de Toronto, calificó a los realizadores como “mi familia. Crecí viéndolos como si fueran mis tíos”, narró.