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Una rara mutación genética está vinculada a casos graves de COVD-19 en hombres jóvenes, revela estudio

lunes, abril 5th, 2021

Las mutaciones identificadas en el gen TLR7 de pacientes hombres afectan directamente al control del interferón, proteína señalizadora que ayuda al sistema inmunitario a combatir infecciones.

MADRID, 5 de abril (Europa Press).– Un estudio en hombres jóvenes con COVID-19 ha revelado una variante genética vinculada a la gravedad de la enfermedad. El descubrimiento, publicado en la revista científica eLife, implica que los hombres con enfermedad grave podrían ser examinados genéticamente para identificar quiénes tienen la variante y podrían beneficiarse del tratamiento con interferón.

En la mayoría de las personas, la enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2 sólo provoca síntomas leves o ninguno. Sin embargo, los casos graves pueden evolucionar rápidamente hacia el síndrome de dificultad respiratoria.

“Aunque la edad avanzada y la presencia de enfermedades de larga duración, como las cardiovasculares o la diabetes, son factores de riesgo conocidos, no explican por sí solos las diferencias de gravedad. Algunos hombres más jóvenes sin condiciones médicas preexistentes tienen más probabilidades de ser hospitalizados, ingresados en cuidados intensivos y de morir de COVID-19, lo que sugiere que algunos factores deben causar una deficiencia en su sistema inmunitario”, explica la primera autora de este trabajo, Chiara Fallerini, del Departamento de Biotecnologías Médicas de la Universidad de Siena, Italia.

Investigaciones recientes han sugerido que los genes que controlan el interferón son importantes para regular la respuesta inmunitaria a la COVID-19. El interferón es producido por las células inmunitarias durante la infección viral. Funciona junto a unas moléculas de la superficie de las células inmunitarias llamadas receptores tipo Toll (TLR) que detectan los virus y ponen en marcha la respuesta inmunitaria.

“Cuando un estudio reciente identificó mutaciones raras en un gen TLR, el TLR7, en hombres jóvenes con COVID-19 grave, quisimos investigar si se trataba de una situación ultra rara o si era sólo la punta del iceberg”, apunta el coautor principal Mario Mondelli, de la Universidad de Pavía (Italia).

El equipo estudió un subconjunto de 156 pacientes masculinos de COVID-19 menores de 60 años, seleccionados de un gran estudio multicéntrico en Italia, denominado GEN-COVID, que inició su actividad el 16 de marzo de 2020. GEN-COVID es una red de más de 40 hospitales italianos coordinada por la coautora principal, Alessandra Renieri, catedrática de genética médica de la Universidad de Siena y directora de genética médica de la Azienda Ospedaliero-Universitaria Senese de Siena (Italia).

El equipo analizó primero todos los genes del cromosoma X de los hombres con casos leves y graves de COVID-19, e identificó el gen TLR7 como uno de los más importantes relacionados con la gravedad de la enfermedad. A continuación, buscaron en toda la base de datos GEN-COVID y seleccionaron a los hombres más jóvenes (menos de 60 años).

De este modo, se identificaron mutaciones raras en el gen TLR7 en cinco de los 79 pacientes (6.3 por ciento) con COVID-19, que suponían una amenaza para la vida, y ninguna mutación similar en los 77 hombres que presentaban pocos síntomas. También encontraron la misma mutación en tres hombres de más de 60 años: dos que tenían COVID-19 grave y uno que tenía pocos síntomas, aunque la mutación encontrada en el hombre con pocos síntomas tenía poco efecto en la función de los TLR.

Para relacionar estas mutaciones con la respuesta de las células inmunitarias, trataron los glóbulos blancos de los pacientes recuperados con un fármaco que activa los genes TLR7. Comprobaron que los genes TLR7 estaban atenuados en las células inmunitarias de los pacientes con mutaciones, en comparación con la actividad TLR7 observada en las células inmunitarias normales.

También encontraron niveles más bajos de interferón en las células que contenían la mutación en comparación con los glóbulos blancos normales. Esto confirmó que las mutaciones identificadas afectan directamente al control del interferón como parte de la respuesta inmunitaria innata.

Para confirmar el impacto de las mutaciones en la respuesta de COVID-19, el equipo estudió a dos hermanos, uno con una mutación en un gen del interferón y otro sin ella. Los niveles de actividad del gen del interferón eran mucho más bajos en el hombre con la mutación de sentido erróneo, en comparación con su hermano. Además, el hermano con la mutación padecía COVID-19 grave, mientras que su hermano con genes de interferón normales era asintomático.

“Nuestros resultados demuestran que los hombres jóvenes con COVID-19 grave que han perdido la función de sus genes reguladores del interferón representan un pequeño pero importante subconjunto de pacientes con COVID-19 más vulnerables”, detalla otra de las autoras, Elisa Frullanti.

Contador

Más mujeres que hombres sufren la “COVID persistente”: estudios; los síntomas duran hasta 10 meses

miércoles, marzo 31st, 2021

La COVID-19 persistente aparece cuando uno o más síntomas de la enfermedad persisten en el tiempo, entre 4 semanas y 10 meses después de haber superado la infección. Los que regularmente se mantienen son la fatiga crónica, el dolor de cabeza y articular, la falta de concentración, la dificultad en conciliar el sueño, e incluso ansiedad y depresión.

Por Matilde Cañelles López

Investigadora Científica. Ciencia, Tecnología y Sociedad, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)

María Mercedes Jiménez Sarmiento

Científica del CSIC. Bioquímica de Sistemas de la división bacteriana. Comunicadora científica, Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB – CSIC)

Nuria Eugenia Campillo

Científico Titular. Medicinal Chemistry, Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB – CSIC)

Madrid, 31 de marzo (The Conversation).– Que la enfermedad COVID-19 trata diferencialmente a hombres y a mujeres está claro. Lo primero que salió a la luz es que morían menos mujeres por COVID-19 que hombres. Ahora se está viendo que más mujeres que hombres sufren de “COVID persistente”, una afección en la cual los síntomas duran hasta 10 meses, pudiendo llegar a ser inhabilitante. Aquí analizamos la información existente y posibles explicaciones de ambos efectos.

MÁS MUERTES POR COVID-19 EN HOMBRES QUE EN MUJERES

Durante estos meses de pandemia se han realizado diferentes estudios sobre el efecto de la COVID-19, no sólo por género sino también por edades. La edad es uno de los principales factores de riesgo, como se observó desde el inicio de la pandemia. Se debe principalmente a una inmunidad ya desgastada y una mayor prevalencia de enfermedades crónicas en la población anciana.

El otro factor de heterogeneidad en la mortalidad debido a la COVID-19 que se ha derivado de estos estudios es el género, donde existen significativas diferencias en función del sexo, teniendo los hombres un mayor riesgo en comparación con las mujeres. Esto podría tener que ver con las hormonas sexuales, que parecen ser clave para adaptar la respuesta inmune del organismo. Pero también la presencia de otros factores de riesgo como diabetes, hipertensión o enfermedades cardiovasculares, que afectan más a los hombres.

LOS HOMBRES, ¿TIENEN LAS DE PERDE ANTE LA COVID-19?

En agosto del año pasado se publicó en la revista The Lancet un estudio sobre el efecto de la COVID-19 tanto por género como por edades en diferentes países como Inglaterra, Gales, Francia, Alemania, Países Bajos, Portugal, Corea y España. En la siguiente figura se recoge la proporción de mortalidad entre hombres y mujeres por rango de edades.

GRAFICA COVID PERSISTENTE

Figura 1. Tasa de mortalidad entre hombres y mujeres por rango de edades. Nuria Campillo, CIB-CSIC.

Se observa que, a partir de los 15 años, los hombres tienen claramente las de perder. En un estudio realizado a partir de datos en todos los países europeos se corrobora esta tendencia. En la figura 2 está representada la tasa de letalidad en mayores de 60 años de hombres frente a mujeres en Europa. Los valores por debajo de la diagonal indican que la tasa de letalidad de los hombres es mayor a la media de todos los países, con la excepción de Chipre y Eslovaquia.

Figura 2. Comparación entre la tasa de letalidad fémina y masculinidad de diferentes países. Figura adaptada de (https://ec.europa.eu/jrc/en/publication/age-gender-and-territory-covid-19-infections-and-fatalities). ECDTESS (May 11, 2020)

DIFERENTE RESPUESTA INMUNE EN HOMBRES Y MUJERES

Tras investigar exhaustivamente si las diferencias en la respuesta inmune contra el virus pueden estar detrás de estos datos, varios grupos han llegado a conclusiones importantes. En primer lugar, debemos saber muy por encima cómo funciona la respuesta inmune contra un virus. Existen dos tipos de respuesta, la innata y la adaptativa.

Infografía inmunidad covid-19

Figura 3. Representación de la respuesta inmune innata y adpatativa. Matilde Cañelles, IFS-CSIC.

La respuesta inmune innata es nuestra primera línea de defensa, equivaldría a la guardia de frontera, como vemos en la figura 3. Es un tipo de respuesta no específica que compartimos con seres vivos mucho menos desarrollados, incluso las plantas.

Muchos conatos de infecciones se eliminan directamente con este tipo de defensa. Si no es suficiente, las células del sistema inmunitario innato “hacen sonar la alarma” y acuden al sistema inmunitario adaptativo, que sería el equivalente al ejército. Es decir, un sistema mucho más sofisticado, específico para un patógeno y capaz de guardar memoria de él para el futuro.

Pues bien, se han observado tres datos que pueden explicar las diferencias entre hombres y mujeres frente a COVID-19:

1.– El virus SARS-CoV-2 tiene una sorprendente capacidad de pasar desapercibido para el sistema inmunitario innato y colarse hasta zonas del cuerpo muy vulnerables antes de que “suene la alarma”.

2.– El sistema inmunitario adaptativo de los hombres envejece mucho más rápido que el de las mujeres.

3.– Las mujeres tienen un sistema inmunitario adaptativo muy robusto (muchos de cuyos genes se alojan en el cromosoma X).

En efecto, cuando se estudia en detalle la respuesta inmune a COVID-19 en mujeres comparando con hombres, se observa que la respuesta adaptativa en mujeres es más completa. Mientras que en hombres, sobre todo a partir de los 65 años, es más potente la innata, llegando en muchos casos a irse de las manos en forma de la llamada “tormenta de citoquinas” que puede acabar con el paciente en la UCI y causar la muerte. Todo esto explicaría el exceso de muertes en hombres que hemos descrito en el punto anterior.

COVID-19 PERSISTENTE: MÁS FRECUENTE EN MUJERES QUE EN HOMBRES

La COVID-19 persistente aparece cuando uno o más síntomas de la enfermedad persisten en el tiempo, entre 4 semanas y 10 meses después de haber superado la infección. Hasta un 80 por ciento de personas padecen uno o más síntomas de manera persistente.

Los síntomas que se mantienen en el tiempo son fatiga crónica (más del 60 por ciento), dolor de cabeza (45 por ciento), dolor articular, falta de concentración, dificultad en conciliar el sueño, e incluso ansiedad y depresión. Estos son los más destacados en incidencia entre los más de 50 diferentes síntomas descritos.

Al ser una enfermedad multisistémica, la persistencia implica a distintos órganos y afecta a diferentes funciones, por lo que su abordaje y terapia debe ser abarcada por varias especialidades médicas.

Según un estudio de Reino Unido, la COVID-19 persistente se presenta más frecuentemente en mujeres que en hombres y no siempre correlaciona con enfermedad severa. Otro estudio publicado recientemente en Nature Medicine encontró que en las mujeres menores de 60 años es dos veces más probable que los síntomas de COVID-19 se mantengan durante más de un mes.

Dividiendo por edades, esta proporción se conserva en el segmento 40-50 años, pero aumenta a 8 veces más en el segmento de 50-60 años. Este patrón coincide con el de la prevalencia de enfermedades autoinmunes, con lo que no está excluido que esté relacionado con la respuesta inmune al virus. En la misma dirección, un tercer estudio de un grupo de EU encuentra que un 70 por ciento de las personas que presentan COVID-19 persistente son mujeres.

Sin embargo, en una reciente revisión científica que contempla varios estudios sobre la compleja afectación y sintomatología de la COVID-19 persistente, no se desagregan los datos de hombres y mujeres. Nos encontramos de nuevo con la imperiosa necesidad de presentar datos desagregados si queremos evitar sesgos que puedan infravalorar o diluir información necesaria para la obtención de conclusiones válidas.

Todo apunta a que, a efectos clínicos de la COVID-19, las mujeres no menos afectadas como parecía al principio de la pandemia. Los resultados expuestos acentúan la necesidad de tener en cuenta si se trata de un hombre o una mujer a la hora de diagnosticar y tratar todo tipo de enfermedades, no solo las ginecológicas. Esperemos que este cambio de mentalidad se convierta en una secuela positiva y persistente de la pandemia.

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7 de cada 10 internados por COVID no se habían recuperado por completo 5 meses después del alta: Estudio

lunes, marzo 29th, 2021

Científicos británicos encontraron que cada participante del estudio tenía un promedio de nueve síntomas persistentes de la COVID-19.

Ciudad de México, 29 de marzo (RT).– Siete de cada diez personas hospitalizadas por la COVID-19 no se habían recuperado por completo cinco meses después de que fueran dadas de alta y continuaron experimentando secuelas en su salud física y mental, así como en su capacidad para trabajar, de acuerdo con un nuevo estudio de investigadores británicos.

En la investigación, que se llevó a cabo en todo el Reino Unido y aún no ha sido revisada por pares, participaron mil 077 personas infectadas con el coronavirus que fueron dadas de alta del hospital entre marzo y noviembre de 2020.

Los científicos encontraron que cada participante tenía un promedio de nueve síntomas persistentes, de los cuales los más comunes eran dolor muscular, fatiga, ralentización física, deterioro de la calidad del sueño, dolor o hinchazón de las articulaciones, debilidad de las extremidades, dificultades para respirar, dolor, pérdida de memoria a corto plazo y ralentización del pensamiento.

Asimismo, más del 25 por ciento de los pacientes tenían síntomas clínicamente significativos de ansiedad y depresión, mientras que el 12 por ciento tenía síntomas de trastorno de estrés postraumático cinco meses después de recibir el alta.

Del 67.5 por ciento de las personas que trabajaban antes de contagiarse, el 17.8 por ciento ya no trabaja y casi el 20 por ciento experimentó un cambio relacionado con la salud en su estado ocupacional. Además, uno de cada cinco participantes alcanzó el umbral de una nueva discapacidad.

Los resultados de la investigación demostraron que el grupo que tiene los síntomas prolongados más graves tienden a ser “mujeres blancas de aproximadamente entre 40 y 60 años que tienen al menos dos condiciones de salud a largo plazo, como asma o diabetes”, explicó el investigador principal del estudio, Chris Brightling.

Por otra parte, los científicos también descubrieron un factor biológico potencial detrás de algunos síntomas posteriores a la COVID-19. “Cuando observamos la gravedad de los síntomas de los pacientes cinco meses después de que fueran dados de alta del hospital, encontramos que en todos los casos de síntomas poscovid persistentes, excepto en los casos más leves, los niveles de una sustancia química llamada proteína C reactiva, que está asociada con la inflamación, eran elevados”, señaló la profesora Louise Wain.

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¿Qué tanto cumplen los adolescentes las medidas para evitar la propagación de la COVID?

domingo, marzo 28th, 2021

Muchas de las medidas contra para evitar la propagación de la COVID-19 están enfocadas en la interacción de personas jóvenes –cierre de escuelas y bares–. Un estudio explica que pese a que hay un gran porcentaje que incumple las medidas contra el virus, hay otro también numeroso que sí las acata por lo que “no parece justo culpar a toda una generación por el avance de la pandemia”. 

Por Izabela Zych

Profesora Titular, Universidad de Córdoba

Y Joaquín Rodríguez Ruíz 

Departamento de Psicología, Universidad de Córdoba

Madrid, 28 de marzo (The Conversation).– A la salida del instituto se puede ver a un pequeño grupo de adolescentes abrazándose, golpeándose cariñosamente y con la mascarilla bajada. “Estos tienen la culpa de casi todos los contagios”, se escucha decir a una persona de avanzada edad que presencia la escena.

Entre tanto, en el parque, un puñado de adolescentes charlan con mascarillas. Guardan la distancia social y echan mucho de menos a ese abrazo que no se han dado desde hace un año. A pesar de haber cumplido con todas y cada una de las medidas anti-COVID, han sido señalados como culpables de los contagios. Sufren por la pandemia y sufren por haber sido señalados de manera injusta.

Desde el inicio de la pandemia de COVID-19 se ha puesto el foco sobre los más jóvenes como posibles agentes de mayor transmisión del virus. Las conductas de riesgo que suelen atribuirse a los adolescentes y su tendencia a romper las normas, unidas a la discutida consideración de niños y niñas como “supercontagiadores”, pueden ser la base de algunas decisiones tomadas en el último año.

El ejemplo más esclarecedor lo encontramos en el cierre de los centros escolares como una de las primeras medidas, incluso antes de las restricciones a la movilidad o a grandes concentraciones de personas.

Por otro lado, algunas de las medidas tomadas para frenar la expansión del virus afectan al consumo de sustancias. Se ha limitado el consumo de tabaco por considerarse una conducta incompatible con el uso de la mascarilla y por el riesgo de contagio a través de aerosoles. También se ha producido una progresiva limitación del horario de apertura de hostelería y locales de ocio nocturno. Se argumentaba que, a medida que el consumo de alcohol aumentaba durante la noche, disminuía el cumplimiento de medidas para evitar contagios.

Foto niños en escuelas

Los niños son catalogados como “supercontagiadores” de enfermedades, por lo que las escuelas fueron las primeras que se cerraron en la pandemia. Foto: EFE.

DE LAS SUPOSICIONES A LOS HECHOS

Sin embargo, estas creencias no suelen basarse en estudios científicos. Antes de señalarles con el dedo, es necesario profundizar en el conocimiento sobre el cumplimiento de las normas anti-COVID por parte de adolescentes españoles y su posible relación con otros factores como el consumo de sustancias.

Eso es precisamente lo que hicimos en nuestro estudio llevado a cabo con 909 estudiantes de 1º y 2º de la ESO de Córdoba, aún no publicado. Concretamente nos centramos en su nivel de cumplimiento de medidas contra la COVID-19, su vivencia de la pandemia, el consumo de sustancias y su relación con el cumplimiento de medidas anti-COVID.

1.– En cuanto al cumplimiento de medidas y vivencia de la pandemia en la adolescencia, detectamos que, dos tercios aseguran que siempre utilizan la mascarilla. No obstante y a pesar de su obligatoriedad, un tercio de los adolescentes encuestados reconoce que no siempre la usa cuando pasa tiempo con sus amigos.

2.– En lo que respecta a la distancia social, más del 40 por ciento declara cumplirla al menos a diario. A su vez, tan solo el 12.9 por ciento cumple todo el tiempo con la distancia social mientras pasa tiempo con sus amigos. Más de una cuarta parte declara no hacerlo nunca.

3.– Otra cosa que les cuesta reprimir es el contacto físico. Más del 66 por ciento de los participantes en la encuesta dice tener contacto físico con sus amigos para besarlos o abrazarlos desde el inicio de la pandemia. Un tercio declara no hacerlo nunca.

4.– La vivencia de la pandemia a estas edades es más heterogénea. El 25.5 por ciento de los encuestados decía sentirse mal en relación a la pandemia todos los días o todo el tiempo, frente al 28.9 por ciento que no se siente mal nunca. Una cuarta parte se siente mal alguna vez al mes, mientras que una quinta parte se siente mal alguna vez a la semana.

Las medidas de prevención en su conjunto eran más cumplidas, de media, por los chicos que por las chicas. Este hecho podría explicarse por la tendencia cultural de las chicas a mantener mayor contacto físico en sus interacciones.

También se detectó que las normas se cumplían más en 1º que en 2º de ESO. El alumnado de 2º se encuentra en un estadio más avanzado de la adolescencia, con lo que es posible que asuma más riesgos y tenga una mayor tendencia a romper las normas.

¿SE RELACIONA EL CONSUMO DE SUSTANCIAS EN LA ADOLESCENCIA CON EL INCUMPLIMIENTO DE MEDIDAS?

Los participantes de nuestro estudio respondieron a preguntas relativas a su frecuencia de consumo de sustancias lícitas (cerveza, vino, alcohol fuerte y tabaco) e ilícitas (cannabis, cocaína y otras drogas fuertes) en el último año. Al relacionar el consumo con el cumplimiento de medidas se encontró que las sustancias que conllevan un menor cumplimiento de medidas eran el alcohol fuerte y el tabaco.

El informe sobre la adolescencia en España HBSC 2018 (“Health Behaviour in School-aged Children”) destaca el período de 13-15 años como el más frecuente para el inicio en el consumo de alcohol y tabaco en la adolescencia. A estas edades, el consumo suele ser una actividad social que se hace en grupo, lo cual podría explicar su relación con el incumplimiento de normas.

También es importante tener en cuenta que, al llevar a cabo conductas de consumo en grupo, en ocasiones comparten diversos objetos. Es decir, pueden beber de la misma botella o vaso o fumar del mismo cigarro. Esto incrementaría aun más el riesgo de contagio.

Por otra parte, puede resultar sorprendente que no hayamos encontrado la relación entre el uso de drogas ilegales y más duras con el incumplimiento de medidas anti-COVID, ya que son las que pueden causar mayor desinhibición y su consumo supone una mayor ruptura de las normas.

Sin embargo, tiene una explicación. Este tipo de sustancias aun no gozan de mucha aceptación social a estas edades tan tempranas. Quienes las consumen en este período puede que lo hagan en soledad (aislamiento social) o como una conducta de ocultación. Esto explicaría nuestros resultados, aunque es necesario profundizar en este tema a través de estudios con otros grupos de edad.

En definitiva, los resultados apuntan a la necesidad de una mayor concienciación entre los adolescentes sobre la importancia de respetar las medidas de prevención, así como disminuir el consumo de sustancias para evitar las conductas de riesgo asociadas a los contagios.

A su vez, se ha encontrado un alto porcentaje de adolescentes que sí cumplen con las medidas anti-COVID. Por tanto, no parece justo culpar a toda una generación por el avance de la pandemia. Por el contrario, habría que actuar con grupos concretos y descubrir los factores de riesgo específicos sobre los que trabajar.

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El SARS-CoV-2 infecta las células de la boca; por eso la saliva contagia, dice Nature

jueves, marzo 25th, 2021

Un estudio plantea que la boca, a través de las células orales infectadas, desempeña un papel más importante en la infección de lo pensado. “Cuando se ingiere saliva infectada o se inhalan pequeñas partículas de esta, pensamos que puede transmitir potencialmente el SARS-CoV-2 a garganta, pulmones o incluso intestinos”, explica Kevin M. Byrd, otro de los autores.

Redacción Ciencia, 25 de marzo (EFE).- Las vías respiratorias superiores y los pulmones son los principales focos de infección del SARS-CoV-2, pero hay indicios de que puede infectar células de otras partes del cuerpo, como las del sistema digestivo o de los riñones, pero no sólo. Un nuevo estudio constata que también las de la boca.

La posibilidad de que el virus infecte múltiples áreas del cuerpo podría ayudar a explicar la amplia gama de síntomas que experimentan los pacientes de COVID-19, incluidos los vinculados a la boca como la pérdida del gusto, su sequedad o las ampollas.

Además, estos hallazgos, publicados en Nature Medicine, apuntan a la posibilidad de que la boca desempeñe un papel en la transmisión del SARS-CoV-2 a los pulmones o al sistema digestivo, a través de “la saliva cargada de virus” desde células orales infectadas.

El equipo fue dirigido por investigadores de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) y de la Universidad de Carolina del Norte.

Ya se conoce que la saliva de las personas con COVID-19 puede contener altos niveles de SARS-CoV-2, y los estudios sugieren que las pruebas de saliva podrían ser casi tan fiables como el hisopado nasal profundo para el diagnóstico, señala un comunicado de los NIH.

Sin embargo, lo que no se termina de comprender es de dónde procede el SARS-CoV-2 en la saliva.

En las personas con COVID-19 que tienen síntomas respiratorios, el virus en la saliva posiblemente procede, en parte, del drenaje nasal o del esputo expulsado de los pulmones, pero “eso no explica cómo llega el virus a la saliva de las personas que no tienen esos síntomas respiratorios”, apunta Blake M. Warner, uno de los autores.

“Sospechamos que al menos una parte del virus en la saliva podría proceder de los tejidos infectados de la propia boca”, resume el científico.

Para explorar esta posibilidad, los investigadores estudiaron los tejidos bucales de personas sanas para identificar las regiones de la boca susceptibles de infectarse con SARS-CoV-2.

Vieron que las células que son vulnerables contienen instrucciones de ARN para fabricar las “proteínas de entrada” que el virus necesita para introducirse en las células.

Existen dos proteínas, el receptor ACE2 y la enzima TMPRSS2, que el virus busca para infectar la célula, y los investigadores encontraron ARN de esas dos proteínas en ciertas células de las glándulas salivares y los tejidos que recubren la cavidad oral.

En una pequeña porción de células de las glándulas salivales y gingivales (encías), el ARN de ACE2 y TMPRSS2 se expresaba en las mismas células, lo que indica una mayor vulnerabilidad, según los autores.

El siguiente paso fue examinar muestras de tejido oral de personas con COVID-19: en muestras de fallecidos se vio que el ARN del SARS-CoV-2 estaba presente en algo más de la mitad de las glándulas salivales examinadas.

En el tejido de estas glándulas de una de las personas que había fallecido, así como de una persona viva con COVID-19 aguda, se detectaron secuencias específicas de ARN viral que indicaban que las células estaban fabricando activamente nuevas copias del virus, “lo que refuerza aún más las pruebas de infección”.

En cuanto a si los tejidos orales pueden ser la fuente del virus en la saliva, se descubrió, en personas con COVID-19 leve o asintomática, que las células desprendidas de la boca a la saliva contenían ARN de SARS-CoV-2, así como ARN de las proteínas de entrada del virus.

El estudio también plantea la posibilidad de que incluso las personas sin síntomas puedan transmitir el SARS-CoV-2 a través de la saliva, y encontró, en un experimento con 35 voluntarios, una relación entre síntomas orales -como pérdida del gusto- y virus en la saliva.

En conjunto, los resultados sugieren que la boca, a través de las células orales infectadas, desempeña un papel más importante en la infección de lo pensado.

“Cuando se ingiere saliva infectada o se inhalan pequeñas partículas de esta, pensamos que puede transmitir potencialmente el SARS-CoV-2 a garganta, pulmones o incluso intestinos”, concluye Kevin M. Byrd, otro de los autores, que admiten que ahora es necesario confirmar los hallazgos en un mayor número de individuos.

¿Por qué unos tienen síntomas leves y otros graves? Estudios dan pistas sobre las reacciones a la COVID

jueves, octubre 1st, 2020

Existen una serie de estudios que descubren múltiples facetas de la complicada reacción del sistema inmunitario que pueden influir en la balanza entre un buen y un mal resultado. Lo siguiente es determinar si esas nuevas pistas ofrecen maneras para intervenir.

Por Lauran Neergaard y Candice Choi

Los Ángeles, 1 de octubre (AP).- Uno de los misterios más escalofriantes de la COVID-19 es por qué algunas personas sufren síntomas moderados o ningún síntoma mientras que otras mueren rápidamente, y los científicos están comenzando a desentrañarlo.

Un equipo internacional de científicos encontró que, en algunas personas con manifestaciones severas de COVID-19, el cuerpo ataca una de sus propias defensas inmunológicas en lugar de al coronavirus. La mayoría fueron hombres, lo que ayuda a explicar por qué el virus está afectando con mayor gravedad a hombres que a mujeres.

Y otro estudio indica que los niños responden mucho mejor que los adultos a la infección, gracias a células inmunitarias de “primera respuesta” cuya presencia va menguando con la edad.

Se trata de los más recientes en una serie de estudios que descubren múltiples facetas de la complicada reacción del sistema inmunitario que pueden influir en la balanza entre un buen y un mal resultado. Lo siguiente es determinar si esas nuevas pistas ofrecen maneras para intervenir.

En algunas personas con manifestaciones severas de COVID-19, el cuerpo ataca una de sus propias defensas inmunológicas en lugar de al coronavirus. Foto: Markus Scholz/dpa vía AP

“Tenemos el conocimiento y la capacidad de fortalecer realmente muchos aspectos del sistema inmunológico. Pero no debemos usar un mazo”, advirtió la doctora Betsy Herold, de la escuela de medicina Albert Einstein en Nueva York, coautora del estudio con niños.

Sumándose a la complejidad está el hecho de que los diversos grados de reacciones en las personas reflejan también otros factores, como lo saludables que eran antes de la infección y a cuánto virus estuvieron expuestas.

“La infección y lo que sucede después de la infección son algo muy dinámico”, dijo Alessandro Sette, científico del Instituto de Inmunología de La Jolla en San Diego, quien estudia otra parte de la respuesta inmunológica.

DEFENSA INMUNITARIA INMEDIATA

El sistema inmunológico tiene dos unidades principales. La inmunidad innata es la primera línea de defensa del organismo. Apenas el cuerpo detecta a un intruso, moléculas importantes, como interferones y citocinas –estas últimas causantes de inflamación–, lanzan un ataque a gran escala.

Las células inmunes innatas también alertan a la unidad “adaptativa” más lenta del sistema inmunitario, los francotiradores específicos de gérmenes, para que esté preparada. Las células B comienzan a producir anticuerpos para combatir a un virus, proteínas a las que se presta bastante atención en la búsqueda de una vacuna.

Sin embargo, los anticuerpos no lo son todo. Otros elementos de la inmunidad adaptativa son las células T “asesinas” que destruyen a las células infectadas con el virus, y las células T y B “de memoria” que recuerdan una infección para actuar con mayor celeridad en caso de volver a encontrarse con el mismo germen.

Las células B comienzan a producir anticuerpos para combatir a un virus, proteínas a las que se presta bastante atención en la búsqueda de una vacuna. Foto: NIAID

ELEMENTO AUSENTE

Por lo general, cuando un virus invade una célula, proteínas llamadas interferones Tipo 1 entran en acción, defendiendo a la célula al interferir en el crecimiento viral. Pero nuevos estudios muestran que esas moléculas cruciales estuvieron básicamente ausentes en personas con manifestaciones severas de COVID-19.

Un proyecto internacional descubrió dos razones. En la sangre de casi 1 mil pacientes con casos severos de COVID-19, los investigadores detectaron que uno de cada 10 tenía lo que se conoce como auto-anticuerpos —anticuerpos que erróneamente atacan a esos que combaten al virus. Particularmente sorprendente fue que 95 por ciento de esos pacientes con COVID-19 fueron hombres, pese a que las enfermedades autoinmunes son más comunes en las mujeres.

Los científicos no encontraron las moléculas dañinas en los pacientes con manifestaciones leves de COVID-19 o en asintomáticos.

En otros 660 pacientes enfermos de gravedad, el mismo equipo detectó que 3.5 por ciento tenían mutaciones genéticas que no producían interferones Tipo 1.

Cada una de esas vulnerabilidades silentes fueron suficientes para inclinar la balanza en favor del virus en la parte inicial de la infección, dijo el doctor Jean-Laurent Casanova, genetista de enfermedades infecciosas en la Universidad Rockefeller en Nueva York, que codirige el COVID Human Genetic Effort. El especialista recibe paga del Instituto Médico Howard Hughes, que también ayuda a financiar al Departamento de Salud y Ciencia de The Associated Press.

Ciertos interferones son usados como medicamentos y actualmente están siendo estudiados como un posible tratamiento contra la COVID-19. El descubrimiento del auto-anticuerpo añade otro factor a considerar.

Los científicos no encontraron las moléculas dañinas en los pacientes con manifestaciones leves de COVID-19 o en asintomáticos. Foto: Thanassis Stavrakis, AP

ACELERADA INMUNIDAD INFANTIL

Se desconoce el motivo por el que los niños aparentemente corren menos riesgo frente a la COVID-19. Sin embargo, ocasionalmente enferman lo suficiente para ser hospitalizados, dándole al equipo de Herold la oportunidad de comparar 60 adultos y 65 niños y adolescentes en el sistema de Salud Montefiore de Nueva York.

Los niños produjeron niveles mucho más altos de ciertas citocinas que figuran entre los primeros elementos del sistema inmunitario innato en responder a una infección. Cuando se activa la siguiente fase del sistema inmunitario, tanto adultos como niños crearon anticuerpos que atacaron al coronavirus. Aquí el problema: la reacción inmunitaria adaptativa en los adultos fue más del tipo que puede disparar una reacción inflamatoria excesiva.

Los hallazgos dejan entrever que la enérgica reacción inicial de los menores permite que su sistema inmunitario se adelante al virus, disminuyendo la posibilidad de una reacción exagerada “y eso es lo que los protege”, señaló Herold.

¿INMUNIDAD PREEXISTENTE?

El coronavirus que causa la COVID-19 es nuevo para los humanos. Sin embargo, el equipo de Sette estudió muestras sanguíneas que fueron almacenadas en refrigeradores antes de la pandemia y encontraron que contenían algunas células T de memoria que reconocieron una pequeña porción del nuevo virus en pruebas de laboratorio.

“Puedes decir que se trata de una célula T experimentada. Ya ha estado en combate”, dijo Sette. Investigadores en Alemania, Gran Bretaña y otros países hicieron hallazgos similares.

El nuevo coronavirus tiene primos que causan hasta el 30 por ciento de los resfriados ordinarios, así que los investigadores creen que esas células T podrían ser vestigios de catarros anteriores.

El coronavirus que causa la COVID-19 es nuevo para los humanos. Foto: NIAID

Sin embargo, a pesar de las conjeturas “aún no sabemos” que tener esas células T signifique alguna diferencia en quien se enferma gravemente de COVID-19, subrayó Rory de Vries, coautor de un estudio en Holanda que también encontró ese tipo de células T en muestras antiguas de sangre.

Todos estos hallazgos requieren una comprensión más profunda de las innumerables formas en que algunas personas sean más susceptibles que otras.

“Necesitamos observar ampliamente y no apresurar conclusiones sobre alguna faceta en particular del sistema inmunitario”, dijo el inmunólogo de la Universidad de Stanford, Bali Pulendran. También encontró algunas células inmunitarias innatas “en un estado de hibernación” en adultos gravemente enfermos y está buscando diferencias antes y después de que las personas enfermaran.

Pero “no sólo se trata del sistema inmunitario”, advirtió la doctora Anita McElroy, experta en inmunidad viral en la Universidad de Pittsburgh, quien sigue minuciosamente la investigación. ¿Una forma de decir de antemano quién corre mayor riesgo? “Aún estamos muy, muy lejos de eso”.

Las personas con COVID-19 “silenciosa” tienen la misma cantidad de virus que las sintomáticas: estudio

miércoles, septiembre 23rd, 2020

Los expertos hallan que aquellos infectados con COVID-19 “silencioso” -un quinto de los afectados por el coronavirus- tienen tanto virus en la nariz y garganta como aquellos que sí manifiestan síntomas.

Londres, 23 de septiembre (EFE).- Las personas afectadas por la llamada COVID-19 “silenciosa” portan en su organismo la misma cantidad del virus que aquellas que presentan síntomas de la enfermedad, según un estudio publicado este martes por Thorax, parte del British Medical Journal (BMJ).

El equipo investigador del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Centro Médico Asan en Seúl alerta de que estos individuos que no presentan señales del virus son relativamente comunes y podrían actuar como transmisores y propagarlo.

Los expertos hallan que aquellos infectados con COVID-19 “silencioso” -un quinto de los afectados por el coronavirus- tienen tanto virus en la nariz y garganta como aquellos que sí manifiestan síntomas.

Si bien los asintomáticos siguen portando potencialmente carga viral, no queda claro cuál es la magnitud de la misma ni hasta qué extremo estos sujetos contribuyen a la propagación del virus.

Para tratar de averiguarlo, los investigadores compararon la carga viral de 213 personas que habían dado positivo por SARS-CoV-2 (y de los que no todos habían presentado síntomas de infección).

En sus experimentos analizaron un brote de COVID-19 en la ciudad surcoreana de Daegu City a comienzos de la pandemia y rastrearon los contactos cercanos de esas personas infectadas, descubriendo más de 3 mil casos de coronavirus, algunos de ellos con síntomas graves y otros asintomáticos.

“Teniendo en cuenta que la mayoría de los individuos asintomáticos con COVID-19 pasan probablemente desapercibidos por los trabajadores sanitarios y continúan residiendo dentro de comunidades, estos podrían actuar como una fuerza conductora esencial para la propagación de la COVID-19 en la comunidad y para el continuo estado de pandemia”, advierten los científicos.

En el estudio los expertos recomiendan ampliar los sistemas de test a ciertos grupos como medida preventiva hasta que esté claro durante cuánto tiempo y hasta qué punto las personas asintomáticas podrían resultar infecciosas.

El profesor Sung-Han Kim, líder de la investigación, señala en un podcast vinculado con ese estudio que estos hallazgos respaldan “el uso general de los ciudadanos de mascarillas, sin importar la presencia de síntomas”.

En el estudio los expertos recomiendan ampliar los sistemas de test a ciertos grupos como medida preventiva. Foto: Robert F. Bukaty, AP

También sugiere que “la capacidad de los sistemas de test se debería expandir e incluir a individuos asintomáticos que estén en entornos de alto riesgo, como residencias o instalaciones sanitarias”.

Científicos descubren cómo se contagiaron de COVID-19 empleados de procesadora de carne en Alemania

domingo, julio 26th, 2020

El estudio de un brote en la instalación reveló que las condiciones ideales para la transmisión del virus por aire a grandes distancias son: bajas temperaturas, ausencia de aire fresco y una fuerte ventilación.

Ciudad de México, 26 de julio (RT).- Científicos alemanes concluyeron que el coronavirus puede transmitirse a una distancia de más de ocho metros, según un comunicado del Instituto Helmholtz de Enfermedades Infecciosas de Alemania (HZI).

Esta capacidad del virus letal se descubrió durante el brote de coronavirus en la planta procesadora de carne Tönnies en Renania del Norte-Westfalia, ocurrido en mayo y que se saldó con unas mil 500 personas infectadas.

Un estudio conjunto del Instituto Helmholtz, el Centro Médico Universitario de Hamburgo-Eppendorf (UKE), el Instituto Heinrich-Pette y el Instituto Leibniz de Virología Experimental (HPI), reconstruyó los eventos de transmisión iniciales en mayo de 2020 y sus resultados fueron publicados en la plataforma SSRN.

Se descubrió que el brote fue originado en un solo empleado, y de él se transmitió a varios trabajadores en un radio de más de ocho metros. La transmisión principal tuvo lugar en la sala de deshuese, con fuerte circulación de aire y una temperatura permanente de 10 ºC.

“Nuestros resultados indican que las condiciones dentro de la sala de deshuese de la planta de procesamiento de carne –estos son la baja temperatura, el bajo suministro de aire fresco y la circulación constante de aire a través del sistema de aire acondicionado, junto con el trabajo físico duro–, promovieron la transmisión por aire de partículas de SARS-CoV-2 a grandes distancias”, sostuvo el profesor Adam Grundhoff, coautor del estudio y líder del grupo de investigación del Instituto Leibniz de Virología Experimental.

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Un Juez federal otorga amparo a “El Güero” Palma para que se le realice la prueba de la COVID-19

domingo, junio 21st, 2020

“El Güero” Palma afirmó que en el penal no le ha aplicado la prueba  para detectar el coronavirus, ni  se le han permitido el ingreso ningún médico para que le tome las muestras necesarias para descartar la enfermedad, a pesar de sus padecimientos de salud.

Ciudad de México, 21 junio (SinEmbargo).- Un Juez federal concedió una suspensión de plano y de oficio para que autoridades penitenciarias realicen los estudios médicos necesarios y pruebas para detectar la COVID-19 a Héctor Luis “El Güero” Palma, luego de que éste interpusiera un amparo por la negativa de las autoridades del penal del Altiplano.

En la demanda, “El Güero” Palma afirmó que en el penal no le ha aplicado la prueba  para detectar el coronavirus, ni se le han permitido el ingreso ningún médico para que le tome las muestras necesarias para descartar la enfermedad, a pesar de sus padecimientos de salud.

El fallo del Juez permite que el personal médico que presta servicio en el penal de Almoloya de Juárez, Estado de México, donde Palma se encuentra, realice los estudios correspondientes y determinen si es necesario aplicar pruebas de laboratorio para identificar la COVID-19.

En caso de resultar positivo, el Juez dictaminó que se deberá otorgarle el tratamiento médico necesario para combatir la enfermedad o bien solicitar el apoyo de médicos externos.

“Se concede la suspensión de plano y de oficio, para que se otorgue al quejoso el tratamiento médico que, en su caso, requiera acorde a su expediente clínico”, señala el documento expedido por el Juan Miguel Ortiz Marmolejo, Juez noveno de distrito en maetria de amparo y juicios federales.

“El Güero” Palma fue detenido en 1995 por el Ejército en Jalisco, y tras pasar ocho años encarcelado en la prisión de alta seguridad en Atwater, Estados Unidos, fue deportado a México.

Ahora cumple su condena en el penal de máxima seguridad del Altiplano.