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Hambre y pobreza aumentan por la COVID-19: Banco de Alimentos; Edomex es el estado más afectado

lunes, agosto 3rd, 2020

“La base principal de los Bancos es erradicar el hambre, poder contribuir con la alimentación de todas esas personas que no tienen la posibilidad de acceder a una alimentación digna” dijo el Banco de Alimentos.

Miles de personas han pasado a recoger no sólo comida, sino también oportunidades y aprendizajes.

Por Inés Amarelo

Cuautitlán Izcalli (México), 3 de agosto (EFE).- Millones de mexicanos está en situación de pobreza y el hambre se agudiza debido a la pandemia del coronavirus. El Banco de Alimentos es uno de los organismos que lucha contra esta lacra dando, además de alimentos, educación nutricional a quienes más lo necesitan.

De acuerdo con datos oficiales previos a la pandemia, más del 40 por ciento de la población mexicana vivía en condiciones de pobreza -más de 53 millones de personas-. Y en el contexto actual, al menos 16 millones de personas han caído en pobreza extrema por ingresos, según la Universidad Nacional Autónoma de México.

El hambre es una de las consecuencias más devastadoras de la pobreza, pero también puede alcanzar a personas de otros estratos sociales y convertirse en una pandemia paralela a la del coronavirus, pero que lleva décadas siendo uno de los problemas más relevantes a nivel mundial.

Es por esto que numerosas organizaciones de la sociedad civil, ONGs e instituciones públicas mexicanas están tratando de poner el foco en las personas que, debido a la pandemia pero también antes, están en una situación alimentaria precaria.

Es el caso del Banco de Alimentos, que tiene sucursales en todo México que se coordinan entre ellas y canalizan las donaciones, pero que tienen cierta autonomía a la hora de decidir su organización y métodos.

El Estado de México, vecino de la capital, es una de las zonas con peores condiciones en cuanto a pobreza y delincuencia.

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Un comerciante vende pescado el 31 de julio de 2020, en la Central de Abastos, en Ciudad de México (México). Foto: EFE, Jorge Núñez.

Y precisamente allí, en Cuautitlán Izcalli, en la periferia de Ciudad de México, se encuentra una de las sucursales del Banco de Alimentos que atiende a un padrón fijo de 18 mil 300 personas, que llegó a 23 mil durante la cuarentena gracias al aumento de donaciones.

Empresas de alimentación privadas donan todo tipo de comidas a esta organización que cada día reparte una despensa a personas, la inmensa mayoría mujeres, que les agradecen inmensamente su generosidad.

MÁS ALLÁ DE LLENAR LA NEVERA

Pero, según la filosofía de este Banco de Alimentos, no sirve de nada dar despensa a quienes lo necesitan si no se les enseña cómo preparar los alimentos para llegar a tener una dieta sana y equilibrada.

“La base principal de los Bancos es erradicar el hambre, poder contribuir con la alimentación de todas esas personas que no tienen la posibilidad de acceder a una alimentación digna. Trabajamos no solamente en que se lleven en una dispensa, sino también en que realmente impacte esa despensa que les entregamos”, dijo a Efe Fabiola Sánchez, coordinadora de trabajo social.

Después de 21 años de la apertura de este lugar, miles de personas han pasado a recoger no sólo comida, sino también oportunidades y aprendizajes. Por ejemplo, Sánchez explicó que gracias a los talleres que imparten, muchos de ellos aprendieron recetas de productos que están vendiendo durante esta cuarentena para lograr un ingreso.

Por eso en este Banco de Alimentos cuentan con Ildefonso Álvarez, licenciado en nutrición y maestro en responsabilidad social que está a cargo del área nutricional.

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Voluntarios del Banco de Alimentos México trabajan el 30 de julio de 2020, en el municipio de Cuautitlán Izcalli (México). Foto: EFE, Jorge Núñez.

“Buscamos no ser únicamente un programa de ayuda alimentaria que da despensas. Consideramos que el apoyo tenía que ser integral: además de dar alimento es importante dar información y orientación alimentaria y nutricional, si no, no contribuimos a arreglar un problema grave que tenemos en México que tiene que ver con el sobrepeso y la obesidad”, explicó el chef.

SOBREPESO Y DESNUTRICIÓN

México es uno de los países con mayores índices de sobrepeso y obesidad, condiciones que afectan a tres de cada cuatro mexicanos, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

“Por ejemplo, un muchacho que está limpiando parabrisas obtiene fácil algo de dinero, va a la tienda y se compra un pastelillo, que es de fácil acceso pero nutricionalmente aporta poco: mucha energía en azúcar y grasa. En zonas rurales es alarmante como conviven desnutrición y sobrepeso”, dijo el experto.

Por lo anterior, los trabajadores y gerentes del Banco de Alimentos de Cuautitlán están muy agradecidos con todas las empresas y particulares que les donan alimentos, especialmente en esta época de cuarentena en la que, además, tienen que tener estrictas medidas de seguridad sanitaria para evitar un contagio masivo (que hasta ahora no ha llegado).

Ángeles Escalera, directora del organismo, recibió la semana pasada con agradecimiento el donativo de varias toneladas de pollo. En este caso, los más necesitados, fueron avisados para llevar su nevera y recibieron un poco de pollo cada uno, tipo de alimento que no siempre puede ofrecer este banco.

Cientos de empresas ayudan a que este gran problema que parece no remitir, pueda al menos estar controlado en pequeñas zonas. Además, a muchos de ellos les sale más barato donar lo que ya no pueden vender que tener que destruirlo. Todos ganan.

“No hace falta ver otros países, lo vivimos aquí en México. A los mexicanos nos gusta ayudar y es increíble pero hay gente que no sabe lo que es un yogur, no sabe que existe pan relleno”, terminó Escalera.

La comida no es basura: México, entre el hambre y el desperdicio de alimentos

viernes, abril 28th, 2017

Toneladas de verduras magulladas; millones y millones de kilos de fruta obscurecida y aplastada; miles de productos perecederos que están a punto de caducar y no son aceptados por los supermercados. ¿Comida para la basura? No, todo eso, aunque ya no tiene valor comercial todavía es apto para el consumo humano. El Gobierno y organizaciones de la sociedad civil duplican los esfuerzos para terminar con la pérdida y el desperdicio de alimentos, que en México significa más de la tercera parte de la producción total de comestibles, es decir, alrededor de 30 mil toneladas diarias, lo que sería suficiente para alimentar a 7.4 millones de personas en pobreza extrema.

Ciudad de México, 28 de abril (SinEmbargo).– México es un país en el que la comida es protagonista de su cultura, un orgullo nacional y una herencia de miles de años. Es, en pocas palabras, un Patrimonio para la humanidad, sin embargo, los cambios en las costumbres y en las políticas económicas, han vuelto la alimentación uno de los principales problemas. Por un lado, el sobrepeso está catalogado como una emergencia sanitaria que afecta a siete de cada 10 adultos, mientras que 28 millones de personas no tienen un alimento que llevarse a la boca. Aunado a esto hay otra problemática: más de 10 millones de toneladas de comida fresca y empaquetada se tiran a la basura año con año.

De acuerdo con cifras del Grupo Técnico de Pérdidas y Mermas de Alimentos en México, de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), en el país se desperdicia cada año el 37.26 por ciento de la producción, en un cálculo basado en 34 productos de la canasta básica, como las tortillas, el arroz, el atún y el huevo. Ahí encontraron que los alimentos más desperdiciados son la guayaba, leche de vaca, mango, pescados, sardinas, aguacate, plátano verde y el nopal.

Esta comida, sufre mermas a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde la producción, el transporte, la distribución y la comercialización. Etapas en las que recibe el nombre de “pérdida”. El desperdicio como tal, se da en los hogares, hoteles y restaurantes, con los consumidores directos. Pero, hay una alternativa.

POR UNA CULTURA ANTI DESPERDICIO

Apenas en febrero pasado entró en vigor la Ley para la Donación Altruista de Alimentos de la Ciudad de México, con la que se busca “promover, orientar y regular las donaciones de alimentos aptas para el consumo humano para evitar el desperdicio injustificado. Establece principios y criterios orientados dentro del tema de las políticas públicas para la participación del sector público, social y privado para promover una cultura de no desperdicio. Con eso se contribuye a satisfacer las necesidades alimentarias de la población más vulnerable o que tenga carencia alimentaria”, dice Daniel Seedorf, asesor en la Secretaría de Desarrollo Social de la Ciudad de México, (Sedeso) a Mundano.

Con ello, se sancionará a las empresas y particulares que tiren o destruyan alimentos aptos para el consumo humano, así como aquellos que hagan donaciones que no cumplan con las características de inocuidad o que intenten lucrar con ello.

“Esta donación está dirigida específicamente para la población que se encuentra con una carencia alimentaria y a los programas de seguridad alimentaria de la Secretaría de Desarrollo Social y los DIF (Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia). Las donaciones se van a manejar a través de bancos de alimentos, para fomentar que se creen más y está a favor de las instituciones que realicen labores sociales, como albergues, que estén comprobados y con un registro o certificación oficial”, continúa Seedorf.

Aunque los bancos de alimentos van por las donaciones en grandes cantidades, desde casa se puede empezar a acabar con el desperdicio. Imagen: FAO

LOS BANCOS DE ALIMENTOS

Los principales aliados en la lucha contra el desperdicio de comida son justamente los bancos de alimentos, asociaciones sin fines de lucro que se encargan de recibir, seleccionar y entregar aquellos bienes en buen estado. Uno de los más antiguos e importantes en México es Alimentos para Todos (APT), fundado hace 23 años, cuyas alianzas con la Central de Abastos, empresas de la industria alimentaria y cadenas de supermercado, han permitido salvar de la pérdida 900 toneladas mensuales de comida y así beneficiar a 60 mil personas a la semana.

“APT surge a partir de la necesidad que hay de rescatar todo el alimento que todavía es apto para consumo humano, es decir, que aún sirve sin poner en riesgo la salud de las personas, que se puede consumir pero que, por alguna razón, ha perdido su valor comercial, por ejemplo, por fechas de caducidad próximas a vencer, estrictos controles de calidad por parte de las tiendas mayoristas o grandes cadenas comerciales, que estén maltratados. Todo aquello que como producto ya no es tan atractivo o que perdió su valor comercial, pero no quiere decir que ya no sirva”, dice Mariana Jiménez, vocera oficial de la asociación en entrevista.

Junto con los voluntarios, “seleccionan, dignifican y clasifican” las donaciones recibidas, para armar paquetes que generalmente incluyen frijol, arroz, verduras, frutas, cereal, jugo, pasta, pan dulce, bolillo y yogurt.

“Recuperamos alimentos y productos principalmente de la Central de Abastos, de donde recogemos en promedio 300 toneladas de frutas y verduras al mes; de las tiendas de autoservicio actualmente tenemos 237 Walmart que donan todos los días y nueve centros de distribución; Oxxo y también las empresas de la industria alimentaria como Lala, Mondelez, Nestle, algunas cadenas de restaurantes y hoteles”, menciona Jiménez.

Actualmente atienden en promedio a 60 mil personas semanal o quincenalmente, en la Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Tlaxcala y Morelos.

“Los atendemos en comunidades, a grupos organizados en una determinada zona geográfica, donde nombran un comité o un líder comunitario que es el que se acerca a nosotros en busca del apoyo y a quien semanalmente le entregamos, vienen a nuestras instalaciones y se llevan el producto. No atendemos a las 60 mil personas directamente sino a través de sus representantes o de instituciones como casas hogar, asilos de ancianos, centros de rehabilitación, hospitales, parroquias”, dice.

Al respecto de la nueva Ley promulgada en la Ciudad de México, la vocera de Alimento para Todos, considera que “es necesario que haya un documento legislativo en el que se establezcan todo los mecanismos de tutela para aplicar las leyes que ya existen, porque ya hay mucha regulación en tema de donación de alimentos, está en la Ley del Impuesto sobre la Renta, donde se pacta cuáles van a ser los incentivos fiscales para las personas que reúnen alimento y es necesario enmarcarlo todo de manera que sea  de más fácil contención y sobre todo que se incentive la donación más allá de que se sancione. En un país donde impera la corrupción, las sanciones muchas veces fomentan más corrupción, en cambio los incentivos resultan mucho más atractivos sobre todo para las empresas que finalmente tienen otros mecanismos para deducir impuestos, qué mejor que lo puedan hacer agregando un valor social a sus procesos”.

Pero, ¿pueden los consumidores sumarse a este esfuerzo? “Nosotros no solemos rescatar el tipo de alimento que preparan en sus casas, sin embargo a través de las colectas que hacemos a lo largo del año, en donde invitamos a los consumidores a participar, ahí es en donde los pequeños donativos se reciben, con apoyo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el servicio militar y Scouts de México, vamos puerta por puerta en diferentes cuadrantes de la ciudad solicitando todo aquel alimento que tienes en tu alacena que no está preparado pero que a lo mejor compraste de más o incluso hay familias que compran arroz, frijol, latas de atún específicamente para las colectas”, finaliza.

LA DISCO SOPA Y OTRAS ALTERNATIVAS

En México se planean actividades en Tulum, Playa del Carmen y la CdMx. Imagen: Slow Food

Este 29 de abril se celebrará el primer World Disco Soup Day, un día en el que la organización Slow Food convoca a todos sus simpatizantes a participar en un llamado global a hacer conciencia sobre el desperdicio de alimentos, en el contexto de que anualmente se tiran a la basura 1.3 billones de toneladas de comida en todo el mundo.

“La disco Sopa es un movimiento internacional que se ocupa de difundir conciencia acerca del desperdicio alimentario, como uno de los grandes temas del sistema agroalimentario pero lo hace de un modo colaborativo y festivo. Surge en Alemania en el año 2012, bajo el nombre de Schnippeldisko, que se traduce como ‘Disco rebanada’, ahí fue donde le incorporaron el factor de la música, para que el mensaje fuera más placentero y menos impactante. De ahí llega a Francia y se hace todo un movimiento, se empieza a esparcir poco a poco por todo el mundo y Slow Food, particularmente los jóvenes, lo toman como una de sus actividades insignia para difundir la consciencia acerca del tema”, dice en entrevista Eduardo Correa, coordinador de la red de jóvenes de Slow Food en México.

Explica que el evento se divide en dos momentos: la recolección y la preparación o fiesta. “En la recolección se trabaja un tiempo antes, sobre todo con comerciantes, dueños de puestos de frutas y verduras de los mercados públicos, para que puedan reservar un poco de los productos que por estar un poco más maduros, por tener algún defecto o estar magullado, van a tirar. Eso también se puede hacer con restaurantes que tengan algo de merma, pero no es habitual, pues casi no desperdician materia prima. También con el apoyo de instituciones o bancos de alimentos. La idea es trabajar directamente con los marchantes para que guarden la fruta y verdura que están por desperdiciar, para que con esa podamos trabajar. A la fiesta se invita a la gente a participar con sus tablas, cuchillos, trastes, para lavar, desinfectar, picar y después cocinar esas frutas y verduras recuperadas y con eso hacer comida para todos los asistentes”.

Contacto

“Slow Food es un movimiento internacional que se funda en los 80 en Italia y en México llega aproximadamente en el 2006, con algunos chefs, cocineros y dueños de restaurantes que lo conocieron y se queda un poquito estancado en ese ambiente gastronómico del cual desde el 2012 se ha podido sacar gracias al trabajo de una red muy diversa, conformada por activistas, voluntarios, productores, campesinos, académicos, que en total tiene unos 450 0 500 socios afiliados aproximadamente a nivel nacional.

Hay diferentes actividades, todas de carácter local, se conforman grupos de interesados en los diferentes territorios donde se quiera tener una presencia de Slow Food y se organizan eventos como visitas a productores, hay mercados campesinos o ‘de la tierra’, la Disco Sopa, todo tipo de actividades para reconectarnos con nuestros alimentos en su origen y concientizarnos de nuestras propias decisiones alimentarias y cómo impactan a nivel local y global”, finaliza Correa.

El Papa denuncia que el hambre alcanzó “dimensiones de escándalo”

sábado, octubre 3rd, 2015

Ciudad del Vaticano, 3 Oct (Notimex).- El Papa Francisco denunció hoy que el hambre ha asumido las dimensiones de un “verdadero escándalo” que amenaza la vida y la dignidad de tantas personas: hombres, mujeres, niños y ancianos.

Al recibir en el Palacio Apostólico del Vaticano a una delegación del Banco de Alimentos italiano, el pontífice advirtió que cada día la humanidad afronta la “injusticia” y el “pecado” del hambre, en un mundo rico de recursos alimentarios.

Aseguró que son demasiados aquellos que no tienen lo necesario para sobrevivir y esto no sólo en los países pobres, sino cada vez más también en las sociedades ricas y desarrolladas.

Constató que la situación se ha agravado por el aumento de los flujos migratorios que han llevado a Europa miles de refugiados, que huyen de sus países y necesitados de todo.

“Ante un problema tan desmedido, resuenan las palabras de Jesús: Tuve hambre y me diste de comer”, añadió.

Según el jerarca de la Iglesia Católica algo debe cambiar en la mentalidad de las personas para que los muros del individualismo y del egoísmo sean abatidos.

“Compartir lo que tenemos con aquellos que no tienen medios para satisfacer una necesidad tan primaria, nos educa a aquella caridad que es un don que rebalsa de pasión por la vida de los pobres que encontramos”, dijo.

“Compartiendo la necesidad del pan cotidiano, ustedes encuentran cada día cientos de personas. No olviden que son personas, no números, cada uno con su fardo de dolor que a veces parece imposible de llevar”, siguió.

Instó a mirar a los pobres a la cara y a los ojos, darles la mano, “descubrir en ellos la carne de Cristo” y ayudarles también a reconquistar su dignidad y a ponerse de nuevo en pie.

Llamó a todos a ser para los pobres hermanos y amigos, a hacerles sentir que son importantes a los ojos de Dios.

“Las dificultades que seguramente encontrarán no les desanimen, más bien les induzcan a sostenerse cada vez más los unos a los otros”, ponderó.