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NO. Al menos en Milpa Alta. Allí los cortaron de tajo mientras la SCJN se decide

miércoles, septiembre 29th, 2021

La Suprema Corte de Justicia determinará este Día Nacional del Maíz si continúa la prohibición de la siembra de maíz genéticamente modificado. La suspensión, que lleva ocho años, fue abrazada por la Semarnat, pero impugnada por la agroindustria. En medio de este debate, una cooperativa al sur de la Ciudad de México demuestra que la producción diversa de alimentos sin agrotóxicos, como el glifosato, es ambiental y económicamente sostenible.

Ciudad de México, 29 de septiembre (SinEmbargo).– Entre hierba larga en una parte de los mil 200 kilómetros del ejido de San Antonio Tecómitl, en la Alcaldía Milpa Alta, Isaac Suárez mostró los sembradíos de fruta, maíz, papa, frijol y amaranto de la Cooperativa Construir en Raíces. La maleza, en vez de eliminarla con herbicidas como el glifosato, la aprovechan para generar biomasa, retener agua y es alimento y hábitat de las abejas del apiario para la cosecha de miel.

Este año, respecto a 2020 y 2019, ha sido lluvioso, comentó. De los alrededor de 300 ejidatarios de ese poblado al sur de la Ciudad de México, cinco le han apostado a transitar a la agroecología, una producción de alimentos de forma sostenible mediante bioconsumos y manejo integrado de plagas que no mata al suelo como los agrotóxicos empleados por la agroindustria que se ha amparado contra la prohibición del glifosato y maíces transgénicos, un caso que ha llegado a manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que este día se espera que discuta si mantiene la prohibición o no de esta tecnología.

“Un suelo sano te da una planta sana”, dijo el agroecólogo Isaac, quien detalló que priorizan proteger la estructura y vida de la tierra con arado, composta y biofertilizantes.

La agroecología —explicó cerca del gallinero del taller de producción de alimentos— busca una forma de producción que sea diversa (no monocultivo), que no use pesticidas ni agroquímicos para tener fertilidad y que sea recíproca, ya que “no le podemos estar extrayendo siempre a la tierra sin devolverle algo como composta, harinas de piedra y biofertilizantes”, los cuales fabrican con estiércol de vaca, melaza y hojarascas.

Sin embargo, advirtió, la transición implica años y pérdidas al menos en el primer lustro por lo que muchos tiran la toalla. “El mayor problema es transicionar de un cultivo tradicional hacia una agroecología. Tendrás un desbalance y los primeros años unas producciones muy bajas porque la tierra está muy desgastada por haberla tratado durante años con fertilizantes químicos y hay que hacerle muchas enmiendas”, planteó.

Isaac muestra la milpa entre hierba silvestre que también es aprovechada. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo.

La agroindustria en México, entonces, optó por impugnar. Las líderes del sector Monsanto-Bayer, Syngenta, Dow Agrosciences y PHI México se ampararon contra la suspensión de permisos para siembra de maíz genéticamente modificado. La prohibición de esta tecnología ordenada por diez tribunales federales en 2013 derivó de una demanda colectiva presentada por científicos, organizaciones y apoyada por la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat).

A ello se sumó que el 31 de diciembre de 2020, por decreto presidencial, inició la gradual prohibición rumbo a 2024 del uso e importación del glifosato y de maíces transgénicos. A nueve meses, aunque la medida es constitucional y la avala el T-MEC, existen 26 amparos de la agroindustria para continuar con la utilización de este herbicida pese a que desde 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo catalogó como potencialmente cancerígeno, dijo Viridiana Lázaro, especialista en agricultura y cambio climático de Greenpeace México.

Este Día Nacional del Maíz, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) agendó sesionar para atender el recurso de revisión interpuesto por la agroindustria, por lo que desde la semana pasada la Semarnat pidió a la Ministra Norma Piña Hernández que se tome en consideración dicho decreto y, por ende, se continúe la prohibición de esta tecnología transgénica para proteger las 64 razas de maíz nativo y la milpa nacional, pilar de la alimentación mexicana y la cultura de las comunidades indígenas y campesinas.

Desde 2016, el Poder Judicial sugirió a los amparados siembras experimentales de organismos genéticamente modificados para recabar elementos de prueba que demuestren los efectos positivos o negativos, pero el Colectivo Demanda Maíz resaltó que las líderes del sector agroindustrial referidas no solicitaron permisos durante estos años por lo que, pide a los ministros, se analicen los antecedentes y evidencia científica de riesgos o probables daños a la integridad de los maíces nativos y a la salud humana y ambiental que causa la tecnología transgénica. 

La cooperativa Construir en Raíces tienen 120 colmenas. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo.

El académico de la Universidad Veracruzana, Miguel Escalona Aguilar, uno de los autores del informe Agricultura sin glifosato de Greenpeace México publicado el martes, coincidió con Isaac en que en la medida que se mantenga la vida y fertilidad del suelo se dependerá menos de insumos externos y se tendrá un sistema altamente eficiente a diferentes escalas.

“No se trata de vender productos que matan, sino de diseñar estrategias que apuesten a la vida. Dicen que sin químicos no se puede. Más bien, si quitamos los químicos en un proceso de transición agroecológica, haremos sistemas más sustentables y dejaremos de depender de ellos”, expuso. “Existen otras estrategias de producción donde el bienestar de las personas, de nuestros recursos naturales y de esta agrodiversidad que existe en el país se pone frente a los intereses económicos”

DEL SUELO SANO A LA BOCA

Después de cosechar en el campo, en el taller de la Cooperativa Construir en Raíces en Milpa Alta transforman la fruta en ate y mermelada, el maíz en obleas o el amaranto en tamales, productos que venden todos los domingos en el mercado alternativo del Bosque de Tlalpan o pueden ser solicitados en sus redes sociales.

“Es un mito”, afirmó el agroecólogo Isaac Suárez sobre el supuesto bajo rendimiento de esta forma de producción diversa con bionsumos, alegado por la agroindustria a raíz del decreto que prohibe el uso e importación de glifosato y maíces trasngénicos.

“De un monocultivo se pueden sacar 18 toneladas de maíz transgénico por hectárea, pero una milpa saca dos toneladas de maíz, pero también te da calabaza, frijol, haba. Es distinta la forma de producción, por lo que los rendimientos no deberían de ser medidos de la misma manera”, contrastó.

Preparación de obleas con maíz. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo.

Mientras mujeres de la cooperativa preparaban obleas y setas para la venta del domingo, Isaac compartió que es la tercera generación de su familia en la apicultura. Ahora tienen 120 colmenas para extraer y envasar miel.

También siembran cultivo de temporal como milpa, amaranto, maíz, trigo, avena y cuentan con un huerto de mil árboles frutales, en su mayoría de manzana, aunque también emergen pera, durazno, tecojote y ciruela.

“Una vez que tenemos la producción de campo pasa al taller, donde hacemos amaranto, un grano muy noble que tiene muchas formas de transformación como alegrías, obleas, granola, germen; algunos libres de azúcar, sal o gluten”, detalló Isaac.

Preparación de tamales. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo.

Parte de la agroecología, contó, es llegar a una sostenibilidad económica y la transformación de la materia prima producida en su suelo sano es una forma, inclusive a gran escala. Y los transgénicos y los agroquímicos —concluye el informe de Greenpeace México— son la punta del iceberg de un sistema agroalimentario industrial insostenible, dañino para la salud humana y de los ecosistemas empezando por la deforestación para monocultivos.

“No se trata de buscar sustitutos que mantengan la dependencia de las y los agricultores a agroquímicos. Más bien, se requiere de un cambio de raíz basado en procesos agroecológicos y en conjunto con los saberes campesinos, que abordan los impactos del cambio climático que ya están experimentando las personas de todo el mundo”.

Toledo deja Semarnat, y Albores la toma. En Bienestar, asciende Subsecretario. Es oficial: AMLO

miércoles, septiembre 2nd, 2020

Los principales “focos rojos” para la tercera dirección de la Semarnat en este Gobierno federal es la reducción de emisiones contaminantes, frente a la política energética enfocada en los fósiles; evaluar el programa social Sembrando Vida; y recuperar el presupuesto recortado a las principales instituciones ambientales, observan miembros de organizaciones.

Ciudad de México, 2 de septiembre (SinEmbargo).– Víctor Manuel Toledo Manzur, quien abanderó la transición a la agroecología, cuestionó a Grupo México, sugirió nacionalizar el litio y señaló como “infiernos ambientales” las zonas contaminadas por corredores industriales, ha dejado el cargo de la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat), luego de tomar la batuta en mayo de 2019 tras la renuncia de Josefa González Blanco por influir en el retraso de un despegue para evitar perder el vuelo.

La Semarnat ahora será dirigida por María Luisa Albores González, extitular de la Secretaría del Bienestar, mientras que su cargo será asumido por el Subsecretario de Planeación, Evaluación y Desarrollo Regional, Javier May Rodríguez.

Los cambios fueron confirmados esta mañana por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, luego de un fin de semana de especulaciones sobre la salida de Toledo Manzur por motivos de salud. El mandatario reconoció al exfuncionario por su labor y trayectoria.

“En efecto presentó su renuncia Víctor Manuel Toledo como Secretario de Medio Ambiente. Él es una gente honesta, un profesional de primera, pero está mal de salud. Además la actividad pública, el servicio público produce estrés. Antes yo pensaba que el estrés era una exquisitez de la pequeña burguesía, pero no. Sí existe y no todos estamos hechos para resistir presiones”, dijo.

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En su conferencia de prensa, el mandatario afirmó que se trata de “una gente de primer orden. Yo diría que el ecologista, ambientalista más culto del país y consecuente”. Sin embargo, contó que ya le había informado que no se sentía bien, pues su salud ya no “le estaba ayudando y que pensaba renunciar”.

Aclaró que esto ocurrió “desde antes que se generara la polémica por el agroquímico y ya la semana pasada me dijo que no podía seguir. Entonces ya me presentó su renuncia, como se dio a conocer en los medios. En efecto deja la Secretaría. Él regresa a la academia. Es investigador de la UNAM y va en su lugar María Luisa Albores, que también es ambientalista. Es la actual Secretaría del Bienestar y para Bienestar va a ascender el Subsecretario, Javier May. Eso se va a formalizar el día de hoy”.

Víctor Toledo siempre enfatizó su dualidad entre la academia y la función pública. Foto: Cuartoscuro.

Víctor Manuel Toledo volverá a la academia. Estuvo al frente de la Semarnat durante 15 meses; prohibió el herbicida glifosato en el país y se enfrentó a los agroindustriales y otros del Gabinete. Hace un mes se reveló un audio en el que señala a Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, de bloquear energías renovables y temas ambientales.

Mientras tanto, María Luisa Albores tendrá como uno de los principales pendientes aprobar o no la Manifestación de Impacto Ambiental Regional del Tren Maya presentada por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur).

“Es difícil tener una política consistente con cambios en el gabinete que además implican cambios de visión, entonces es difícil hablar de una política ambiental”, dijo Dolores Rojas Rubio, coordinadora de la Fundación Heinrich Böll en México. “Algo que vimos con mucha simpatía fue el querer limitar la introducción de glifosato y querer transitar hacia otra forma de producir alimentos e impulsar a la agroecología como una respuesta a la seguridad alimentaria y a la preservación del medio ambiente. No sé si vaya a cambiar esta medida que marcaba una ruta diferente; veremos si se mantiene”.

A inicios de agosto se filtró un audio, donde se oye al también académico Toledo opinar sobre la falta de consenso en el Gobierno federal entorno a la transición energética y a la agroecología, es decir, a una producción alimentaria sin agrotóxicos que dañen el suelo, agua, polinizadores y salud humana. Un mes antes, en julio, Toledo sugirió en un webinar crear una empresa –pública o privada– para “nacionalizar” y que “el Gobierno controle el uso del litio”. En diciembre aseguró que como el litio será el nuevo petróleo, “nuestro país debería ser capaz de producir autos eléctricos en fábricas públicas”.

“No vamos a poder transitar a la agroecología de manera libre porque el Presidente y la Secretaría de Agricultura y el Jefe de Presidencia están en contra”, habría dicho en el audio.

Contrario a los intereses de la industria química y de la agroindustria, como Monsanto, Syngenta y el Consejo Nacional Agropecuario, la Semarnat ha negado la importación de más de 60 mil toneladas del herbicida glifosato de noviembre de 2019 a la fecha por la recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) al ser un Plaguicida Altamente Peligroso (PAP). Pese a la presión de los grandes productores y 22 embajadas, se planteó su prohibición gradual rumbo a 2024. Desde 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha catalogado como potencialmente cancerígeno.

María Luisa Albores, actual Secretaria de Medio Ambiente.

María Luisa Albores, actual Secretaria de Medio Ambiente. Foto: Daniel Augusto, Cuartoscuro

Dentro de la Secretaría de Agricultura (Sader), el titular Víctor Villalobos, cercano a Monsanto según organizaciones civiles, comparte la visión de seguir empleando agrotóxicos, contraria a la postura del Subsecretario Víctor Suárez, exintegrante de Sin Maíz no Hay País, colectivo que ha pedido reiteradamente al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador producir alimentos de manera sana.

EL SEÑALAMIENTO A GRUPO MÉXICO

Víctor Villalobos Arámbula, Secretario de Agricultura.

Víctor Villalobos Arámbula, Secretario de Agricultura. Foto: Andrea Murcia, Cuartoscuro

En julio del año pasado, luego del derrame de 3 mil litros de ácido sulfúrico en el puerto de Guaymas, el entonces titular de la Semarnat informó que las mineras de Grupo México, propiedad del millonario Germán Larrea Mota, han registrado 22 accidentes desde que empezó a operar en 1998, incluyendo el derrame de tóxicos sobre ríos de Sonora en agosto de 2014, por lo que no descartaba suspender sus operaciones, aunque “nos enfrentamos a una enorme compañía”.

Adrián Fernández, director de Iniciativa Climática de México, dijo que dentro de los claroscuros de la política ambiental de esta administración resalta la regulación tanto a los agrotóxicos como a la contaminación de ríos en corredores industriales y zonas mineras, coordinada por Toledo. Pero el principal pendiente que deja es el combate al cambio climático.

“Como el propio Secretario Toledo lo dijo en el audio que se filtró, hay muchas contradicciones en el Gobierno, las cuales han ocasionado que la Semarnat no atienda algunos temas”, dijo Fernández. “Al igual que las administraciones anteriores, permite la contaminación por parte de Pemex y de la CFE; los cambios ambientales del sector energético es lo que menos ha atendido. Políticamente siempre ha sido más débil que la Secretaría de Energía y la visión presidencial”.

Por ende, dijo el director de Iniciativa Climática México, los principales “focos rojos” que deja a la nueva dirección de Semarnat es la reducción de emisiones contaminantes, como México lo firmó en el Acuerdo de París; evaluar el programa social Sembrando Vida para enfocarlo más al aspecto ambiental; terminar de actualizar las Normas Oficiales Mexicanas de emisiones contaminantes del transporte, industria y calidad de combustibles, rezagadas por 15 años; y recuperar el presupuesto perdido para las principales instituciones ambientales.

“Sería una tragedia que no pudieran operar”, advirtió Fernández.

En enero de 2015 se tenía una asignación de 67 mil 976 millones de pesos mexicanos para todo el Ramo 16, encargado de Medio Ambiente y Recursos Naturales, mientras que en enero de 2020 se tuvo un presupuesto de 29 mil 869 millones de pesos, es decir, 56 por ciento menos de presupuesto en cinco años.

“Vemos con dolor y preocupación su desmantelamiento”, aseguraron en una carta enviada al Presidente en junio pasado ex Secretarios de Medio Ambiente (SEMARNAT), presidentes del Instituto Nacional de Ecología (INECC), procuradores Federales de Protección al Ambiente (PROFEPA), Comisionados de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), directores de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), por lo que le exigieron dejar de “desdibujarlas” con recortes presupuestales.

“En estos momentos de crisis sanitaria, con mayor razón, medio ambiente, sostenibilidad y combate al Cambio Climático deben ser complementarios y ser uno de los grandes ejes rectores para impulsar la recuperación económica, a través de un Plan Verde, enmarcado en la Agenda 2030 de nuestra gran nación”.

El cancerígeno glifosato exhibe pugnas e intereses entre Sader, Semarnat y agroindustria: ONGs

domingo, agosto 9th, 2020

El herbicida glifosato fue catalogado por la Organización Mundial de la Salud como potencialmente cancerígeno, por lo que desde finales de 2019 la Secretaría del Medio Ambiente ha prohibido gradualmente su prohibición. Pero dentro de la Secretaría de Agricultura hay una pugna interna. El Secretario Víctor Villalobos comparte la visión de la agroindustria de seguir empleando agrotóxicos, contraria a la postura del Subsecretario Víctor Suárez, a favor de la agroecología, plantearon organizaciones.

Ciudad de México, 9 de agosto (SinEmbargo).– Desde los campos de cultivo en Tabasco, Ignacio Simón Zamora, presidente de la Asociación Mexicana de Productores de Bioinsumos, recordó que la agricultura significa tierra, raíces y procesos sociales, no solo un negocio, como la ven el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) y el Secretario de Agricultura, Víctor Villalobos Arámbula, quien tiene un historial relacionado a los agrotóxicos y monocultivos, acusaron organizaciones civiles que apoyan la transición a la agroecología abanderada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT).

“Se dice que la agricultura orgánica es solo de subsistencia, pero no es cierto. Se puede trabajar sin veneno ni pesticidas cientos o miles de hectáreas, aunque los del Consejo Nacional Agropecuario dicen que va a caer la producción de alimentos si nos hacemos orgánicos. Al contrario, si nosotros recuperamos la salud del suelo, vamos a recuperar mejor calidad de nutrientes, productividad y salud, uno de los grandes problemas de los mexicanos por la obesidad y diabetes que han agravado esta pandemia. Un suelo saludable va a dar mucho más que el veneno”, aseguró Zamora. “En los mercados y tianguis lo que llega es la producción de los pequeños productores. Ellos nos alimentan principalmente, no las grandes empresas”.

La Secretaría de Medio Ambiente dirigida por Víctor Toledo Manzur ha negado la importación de más de 60 mil toneladas de glifosato de noviembre de 2019 a la fecha por la recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) al ser un Plaguicida Altamente Peligroso (PAP). Busca su prohibición gradual rumbo a 2024. Desde 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha catalogado este herbicida como potencialmente cancerígeno. Envenena los cultivos, el agua, los recursos naturales y a los polinizadores.

“Esta decisión, lo sabemos, afecta los intereses de la industria química trasnacional y nacional de los plaguicidas aliada al organismo empresarial del gran agronegocio. Ha habido al respecto una campaña para boicotear la negativa a la importación de glifosato e impedir su prohibición, que va en contra del derecho a la salud, a la alimentación y a un medio ambiente sano”, acusó el colectivo Sin Maíz No hay País. “Es indispensable, y más urgente que nunca en la crisis ambiental, climática y de falta de salud alimentaria que nos aqueja, crear ya las condiciones necesarias para cuidar el medio ambiente y producir alimentos sanos, nutritivos, suficientes y culturalmente adecuados para toda la población”.

Productores fumigando el campo. Foto: Cuartoscuro.

La agroindustria está representada en su mayoría por las compañías Bayer-Monsanto, Dow-Dupont, Syngenta-ChemChina que dominan el 65 por ciento de las ventas mundiales de agroquímicos y el 61 por ciento del mercado de semillas, documenta Greenpeace México.

“Hay mucha ganancia detrás. Desde que anunciaron que Villalobos iba a ser el Secretario de Agricultura supimos que sería un problema porque ha sido aliado de Monsanto; representa un modelo agroindustrial basado en los agroquímicos y monocultivos”, dijo Malin Jönsson, investigadora del maíz de la organización Semillas de Vida. “Esa producción de la agroindustria está destruyendo la biodiversidad, lo cual no es sustentable a largo plazo. El modelo de agroquímicos lo debemos de dejar atrás. Hay alternativas mucho más amigables para la salud humana y de las demás especies”.

Una de las expresiones de este “boicot” se dio el lunes pasado cuando la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) publicó un anteproyecto de Decreto Presidencial sobre glifosato, en el sitio web de la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (CONAMER) para programar y coordinar los estudios técnicos necesarios que permitan determinar la seguridad del herbicida. No cumplía con los acuerdos que previamente se habían establecido entre las Secretarías y la Presidencia de la República.

“Ahora, más que nunca, las defensoras y defensores del medio ambiente exigimos que el cuidado de la salud ambiental y humana sea un eje fundamental de las políticas del gobierno. No será a base de decretos que pretenden pasar por encima de la ley y el consenso social como esto va a lograrse. Preservar la salud es una tarea de todas y todos, no se agota en los hogares ni es tarea exclusiva de las mujeres; implica modificar esquemas de producción y consumo colocando en el centro el bienestar de las personas”, afirmó el Grupo Territorio, Género y Extractivismo.

El presidente de la Asociación Mexicana de Productores de Bioinsumos, Ignacio Zamora, agregó que “dicen que echar herbicida sale más barato que utilizar mano de obra de machete para cortar la hierba. Pero hay que hacer bien las cuentas. Si lo trabaja una persona la derrama se queda en la localidad, pero si se echa el veneno la derrama se va para la empresa y para el pueblo queda el envenenamiento del agua, del suelo y de las personas”.

“La industria de los agrotóxicos no cuenta los costos de que la gente se envenene. Sale más costoso pagar servicios de salud y terapias intensivas para enfermedades irreversibles, sale más costoso la contaminación de los acuíferos”, aseguró con base en más de 800 referencias científicas recopiladas en el libro Antología de la toxicología del glifosato (Naturaleza de Derechos, 2018).

PUGNA INTERNA EN SADER 

Greenpeace México ha denunciado la postura del Secretario Víctor Villalobos debido a que se ha caracterizado por ser “un arduo promotor” de los agrotóxicos, los monocultivos y los transgénicos, “favoreciendo” a la agroindustria.

“No sorprende que la postura del titular de la SADER lo lleve a plantear trabas institucionales a la transición agroecológica y al fortalecimiento de la soberanía alimentaria propuestas por la SEMARNAT, puesto que el posicionamiento de Villalobos es contrario a la visión de la 4T encabezada por el Presidente, Andrés Manuel López Obrador”, dijo Viridiana Lázaro, especialista en Agricultura y Cambio Climático de la organización.

Al día siguiente de la publicación en CONAMER, la Secretaría de Medio Ambiente publicó en su sitio web la solicitud de una disculpa pública a la SADER por haber utilizado sin su consentimiento el nombre de su titular, Víctor Manuel Toledo, en dicho anteproyecto, pues “no solo no refleja, sino que contradice las instrucciones dadas por el Presidente de la República”: cero plaguicidas.

Justo en medio de estas “discrepancias” en el gabinete, incluso reconocidas esta mañana por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, se filtró un audio de Toledo donde se le oye opinar sobre la falta de consenso en el Gobierno federal entorno a la transición energética y a la agroecología. “No vamos a poder transitar a la agroecología de manera libre porque el Presidente y la Secretaría de Agricultura y el Jefe de Presidencia están en contra”, habría dicho.

La Semarnat encabeza una transición a la agroecología. Foto: Cuartoscuro.

Semanas antes Toledo Manzur declaró en un webinar que habían recibido “presiones” de más de 20 embajadas y de grandes productores agropecuarios por la transición a la agroecología. El área de comunicación social de la SADER declinó hacer comentarios al respecto, pero el Subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria, Víctor Suárez, exmiembro de Sin Maíz No hay País, tuiteó que “los trasnacionales agroalimentarias representadas por Bosco [de la Vega, presidente del CNA] se resisten al cambio en curso hacia un sistema alimentario justo, saludable, sustentable, con soberanía alimentaria y sin captura del presupuesto por unos cuantos como en el régimen neoliberal”.

Es normal las diferentes visiones que se confrontan en todo cambio, dijo el presidente de la Asociación Mexicana de Productores de Bioinsumos, Ignacio Zamora.

“Por un lado están los que representan a la agroindustria y por el otro los que representan al sector social. El historial del ingeniero Víctor Suárez es muy evidente; ha sido un luchador social por muchos años. Tengo el gusto de conocerlo desde hace más de 40 años y desde entonces se ha mantenido en la línea. Está del lado de la salud de la gente y coloca a las comunidades en un papel preponderante”, dijo Zamora. “Hay cosas que se pueden negociar, pero qué tanto podemos negociar respecto a su salud, mi salud y la de nuestros hijos y nietos”.

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La Asociación Mexicana de Productores de Bioinsumos que preside, la cual provee de insumos orgánicos a pequeños y grandes productores para el manejo de plagas y la nutrición vegetal con menor riesgo menor al ambiente y a la salud, ve con preocupación “que se pretende ‘suavizar’ las disposiciones y prohibiciones al uso de este herbicida glifosato, por parte del titular de SADER, Víctor Villalobos, apoyando de este modo a la industria de los agrotóxicos”.

El modelo Agricultura Campesina de Conocimientos Integrados combinado con el Manejo Integrado de Cultivos Inducidos, implementado por la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), demuestran que los agrotóxicos y transgénicos no son necesarios para acabar con el hambre en el mundo (como suelen publicitar las empresas) y que es posible producir alimentos  más saludables y nutritivos sin utilizar productos químicos con prácticas agroecológicas, modelo  con el que se pueden mejorar los rendimientos, reducir los costos de producción y dar a las familias alternativas para dignificar su labor en el campo, concluyó Greenpeace.

 

Embajadas europeas y empresas presionan a Semarnat por limitar el herbicida glifosato: Toledo

miércoles, junio 17th, 2020

El glifosato es un caso particular de 80 plaguicidas que en México “pasaron de noche para su regulación” por parte de las autoridades ambientales, de los cuales varios están prohibidos en el resto del mundo por sus riesgos, ha dicho el Secretario de Medio Ambiente, Víctor Toledo.

Ciudad de México, 17 de junio (SinEmbargo).– El Secretario de Medio Ambiente, Víctor Toledo Manzur, aseguró que han recibido “presión” de embajadas europeas asentadas en México y de grandes productores agropecuarios por limitar la importación del herbicida glifosato, en el marco de la política de reconversión del modelo agroindustrial al agroecológico con suspensión total de plaguicidas y con base en la recomendación emitida por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y las evidencias científicas sobre su aplicación.

“Ahora que hemos hecho un tímido control para evitar la importación del glifosato en México no se imaginan ustedes la cantidad de presiones que hemos recibido en la Secretaría del Medio Ambiente”, dijo durante su participación en el foro “Naturaleza y un nuevo pacto ecosocial” organizado por la UNAM.

“Desde presión de las embajadas europeas donde están las compañías que lo producen [incluyendo Monsanto] hasta declaraciones de una docena de organizaciones de los grandes productores agropecuarios y que nos ha llevado a tener que negociar y dialogar”, detalló, por lo que se está trabajando en una transición gradual y concertada con el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) que agrupa a 1.5 millones de productores. Toledo no especificó de qué países.

El viernes pasado se reunieron de manera virtual el Secretario de Medio Ambiente, Víctor Toledo; el Director del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentarioa (Senasica), Javier Trujillo; y el Presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), Bosco de la Vega, para exponer sus posturas en la búsqueda de alternativas que sustituyan el uso de plaguicidas y en el manejo sostenible de la producción agrícola.

El Secretario Toledo Manzur dijo que el glifosato es un caso particular de 80 plaguicidas que en México “pasaron de noche para su regulación” por parte de las autoridades ambientales, de los cuales varios están prohibidos en el resto del mundo. Explicó que este tema está ligado a una de las siete grandes transiciones que impulsa la Semarnat: la reconversión del modelo agroindustrial a un sistema agroecológico, a partir de una secuencia gradual para ir caminando hacia la supresión total de plaguicidas.

Pero el titular del CNA Bosco de la Vega planteó que “prohibir el glifosato sería un duro golpe para los productores de este país”. El 50 por ciento del glifosato se utiliza en el sur sureste por lo que, justificó, la prohibición de su uso sin alternativas implicaría dejar de producir más de 76 mil millones de pesos, teniendo mayor impacto en varios cultivos como el maíz, caña de azúcar, jitomate, frijol y trigo, entre otros.

El rendimiento promedio de los cultivos, dependiendo de la zona, está entre el 20 y 50 por ciento, pero las malezas provocan pérdidas anuales en 125 millones de toneladas de alimento, suficientes para alimentar a 250 millones de personas, argumentó.

Bosco de la Vega propuso la conformación de una mesa de trabajo tripartita: gobierno, academia y sector agrícola para la revisión profunda del uso del glifosato en México, solicitó un periodo de cinco años para realizar las investigaciones y el desarrollo de sustitutos viables, y que durante este tiempo se permita la reanudación de la importación del glifosato para el uso agrícola en el país.

Toledo aclaró que no habrá ningún acto de autoritarismo y será importante contar con información fidedigna sobre la evaluación de riesgo de este herbicida en nuestro país, incluyendo la dimensión geográfica, regiones, territorios, pero también cultivo por cultivo. Bosco de la Vega invitó al titular de la Semarnat a visitar los diferentes tipos de cultivos que tiene el CNA para mostrar que procuran un equilibrio entre el cuidado de la salud, el medio ambiente y la competitividad.

Se acordó la conformación de un grupo de trabajo entre Semarnat, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y el CNA para intercambiar información sobre investigaciones, usos, impactos, experiencias, gestiones y demás aspectos del glifosato para contar con más conocimiento y sumarlo a lo expuesto en la “Estrategia Nacional para Evitar los Riesgos al Ambiente por los Plaguicidas en México”.

Monsanto, Dupont y otros ponen en riesgo la salud y la seguridad alimentaria de México, advierten

sábado, julio 14th, 2018

La organización Otros Mundos AC, con el apoyo de Amigos de la Tierra Internacional, publicó la actualización del “Manual de Agroecología y Agroforestería: Prácticas para una Agricultura Ecológica”, dado a conocer por primera vez en 2013. Las organizaciones apuntan que las grandes empresas de la agroindustria (Bayer de México, Syngenta Agro, FMC Agroquímica de México, Dow Agrosciences de México, Dupont México y Monsanto Comercial) provocan problemas ambientales y de salud mediante el uso de transgénicos, maquinaria pesada , fertilizantes sintéticos y plaguicidas.

“El modelo a gran escala favorece a estas seis empresas, quienes controlan más del 75 por ciento del mercado de agroquímicos y el 63 por ciento del mercado mundial de semillas. Se benefician a sí mismos, mientras amenazan completamente la sabiduría tradicional y las semillas nativas en México”, sostiene Ángel Gómez, del Área de alternativas de Otros Mundos AC.

Ante ello, académicos y activistas señalan la importancia de incluir procesos agroecológicos en la agricultura a gran escala para aminorar los efectos negativos.

Ciudad de México, 15 de julio (SinEmbargo).- El modelo de agricultura a gran escala ha provocado impactos sociales y ambientales devastadores, por lo que es necesario apostarle a las prácticas tradicionales que incluyen principios de la agroecología, señalan organizaciones de la sociedad civil y académicos.

En entrevista para SinEmbargo, el doctor Francisco Espinosa García, del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Morelia, explicó que la agricultura tradicional se basa en métodos amigables con el medio ambiente y la salud para producir alimentos; mientras la agroindustria contempla la producción de alimentos a gran escala y se caracteriza por incluir paquetes de insumos como aplicación de sustancias químicas para el control de plagas y semillas comerciales, además emplea maquinaria para llevar a cabo sus actividades.

Ante ello, el académico señaló la importancia de incluir procesos agroecológicos en la agricultura a gran escala a fin de aminorar los efectos negativos en el medio ambiente y la salud de los seres vivos en general. En ese punto, coincidió el doctor Ramón Soriano Robles, del Departamento de Biología de la Reproducción en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Iztapalapa: “Se puede reducir la cantidad de agroquímicos en la industria utilizando métodos agroecológicos. Pudiera ser que llegara el día en que el uso de agroquímicos sintéticos sea mínimo, hasta llegar al uso de abonos orgánicos naturales […] Se tiene que hacer mucha investigación científica para avanzar en estos método. Yo creo que sí se puede”, indicó.

Mientras tanto, Ángel Gómez, del Área de alternativas de Otros Mundos AC, indicó que la agroindustria tiene el control total de semillas, plaguicidas y fertilizantes químicos, por lo que destacó la necesidad de migrar a la agroecología ante un modelo a gran escala que hoy está bajo el mando de sólo seis empresas: Bayer de México, Syngenta Agro, FMC Agroquímica de México, Dow Agrosciences de México, Dupont México y Monsanto Comercial.

“Nosotros no le vemos ventajas, la identificamos como una amenaza dentro de los territorios, comunidades y ejidos en México porque estamos hablando de que seis son las empresas que controlan todo este modelo agroindustrial. El modelo se ha posicionado fuertemente, o sea, hay un control de la alimentación y hay graves problemas con esto. El modelo a gran escala favorece a estas seis empresas, quienes controlan más del 75 por ciento del mercado de agroquímicos y el 63 por ciento del mercado mundial de semillas. Se benefician a sí mismos, mientras amenazan completamente la sabiduría tradicional y las semillas nativas en México”, criticó.

De 1988 a 2017, la siembra y distribución de productos transgénicos en México ha ido en aumento, refieren datos del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano (CECCAM). Entre 2005 y 2017, sólo cuatro entidades federativas [Ciudad de México, Guerrero, Oaxaca y Tabasco] no tuvieron permiso para cultivar estos productos –ni siquiera como parte de una prueba experimental o piloto–.

En contraste, definió a la agroecología como la recuperación de los saberes ancestrales de los campesinos en las comunidades, incluidas las indígenas, en la que se ponen en práctica principios de producción amigables con el medio ambiente.

“Desde Otros Mundos reconocemos que la agroecología es una opción y un modo de producción que forma parte de una estrategia política para seguir defendiendo nuestros territorios, nuestras semillas, nuestros conocimientos. Es importante ver lo que están haciendo nuestros pueblos y comunidades en las diferentes regiones del país: allí es donde se encuentra la respuesta a la alimentación sana”, dijo el activista.

Los insectos polinizadores son sumamente sensibles a los agrotóxicos, así que su uso tiene impactos negativos directos en la producción de alimentos. Foto: Andrea Murcia, Cuartoscuro.

UNA CADENA DE PROBLEMAS

Recientemente, la organización, con el apoyo de Amigos de la Tierra Internacional, publicó la actualización del “Manual de Agroecología y Agroforestería: Prácticas para una Agricultura Ecológica”, dado a conocer por primera vez en 2013. Ahí, las OSC apuntan que las grandes empresas de la agroindustria han dado uso a las semillas híbridas comerciales y transgénicas, además de maquinaria, fertilizantes sintéticos y plaguicidas.

El documento de Otros Mundos AC advierte que los plaguicidas y los fertilizantes sintéticos, productos químicos utilizados en la agricultura para terminar con plagas en los cultivos y dar nutrientes de forma artificial a las plantas, son desarrollados con sustancias tóxicas que dañan la salud de todos los seres vivos, además de los suelos, aire y agua y por ello los llama “venenos”.

A esas afectaciones se suma que los también llamados agrotóxicos provocan problemáticas sociales:

La salud de la tierra y de los animales se ve comprometida por la ruptura en el balance de las cadenas alimenticias, pues residuos de las sustancias tóxicas se quedan en el suelo y terminan con posibles aliados para el control biológico e incluso para mejorar los suelos.

En el caso del agua, los residuos de los venenos penetran la tierra y contaminan los mantos freáticos y las fuentes de agua.

La polinización también se ve afectada, pues los insectos polinizadores son sumamente sensibles a los agrotóxicos, lo que provoca impactos directos en la producción de alimentos. Ejemplo de ello es la muerte masiva de abejas en la Península de Yucatán, donde los apicultores se han visto incluso en la necesidad de dedicarse a otras actividades, pues la siembra ilegal de transgénicos y el uso de agrotóxicos han terminado con sus insectos.

En el tema social, con los daños al suelo, el uso de agrotóxicos se vuelve cada vez más más necesario en los cultivos, lo que ocasiona destinar mayores cantidades de dinero y cierta dependencia hacia estos productos fabricados por diversas empresas.

Asimismo, indica el texto de 68 páginas, el uso extendido de los agrotóxicos origina resistencia a las plagas en los cultivos e incita la erosión del suelo, con lo que se reduce la diversidad de cultivos y semillas que podrían ser intercambiadas, entonces los productores son orillados a comprar semillas comerciales.

El uso de esa sustancias, advierten, reduce el conocimiento de las y los campesinos, pues dejan de practicar otras formas de control de plagas y enfermedades.

La diversidad en la alimentación también se ve impactada, toda vez que el uso de agrotóxicos reduce el consumo de otras hierbas que crecen junto a los cultivos principales.

Otros Mundos aborda los impactos en la salud humana producidos por el modelo de agricultura a gran escala: desde quienes producen hasta quienes los consumen.

Destaca que los agrotóxicos afectan la salud de los campesinos que los suministran a sus cultivos, ya que el contacto directo con el producto daña la piel de quien fumiga e incluso llega a provocar quemaduras y llagas; además, son capaces de ocasionar mareos, vómitos y hasta la muerte.

Las personas que viven alrededor de las zonas de cultivo en los que se aplican agrotóxicos se ven afectadas con enfermedades como cáncer y diabetes, además se reportan abortos espontáneos y malformaciones en recién nacidos.

Quienes consumen alimentos cultivados con agrotóxicos se encuentran también en riesgo, por ejemplo, el glifosato es un producto utilizado en México que ha sido considerado como cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS), advierte el informe.