Hábitat

Monsanto, Dupont y otros ponen en riesgo la salud y la seguridad alimentaria de México, advierten

14/07/2018 - 9:35 pm

La organización Otros Mundos AC, con el apoyo de Amigos de la Tierra Internacional, publicó la actualización del «Manual de Agroecología y Agroforestería: Prácticas para una Agricultura Ecológica», dado a conocer por primera vez en 2013. Las organizaciones apuntan que las grandes empresas de la agroindustria (Bayer de México, Syngenta Agro, FMC Agroquímica de México, Dow Agrosciences de México, Dupont México y Monsanto Comercial) provocan problemas ambientales y de salud mediante el uso de transgénicos, maquinaria pesada , fertilizantes sintéticos y plaguicidas.

«El modelo a gran escala favorece a estas seis empresas, quienes controlan más del 75 por ciento del mercado de agroquímicos y el 63 por ciento del mercado mundial de semillas. Se benefician a sí mismos, mientras amenazan completamente la sabiduría tradicional y las semillas nativas en México», sostiene Ángel Gómez, del Área de alternativas de Otros Mundos AC.

Ante ello, académicos y activistas señalan la importancia de incluir procesos agroecológicos en la agricultura a gran escala para aminorar los efectos negativos.

Ciudad de México, 15 de julio (SinEmbargo).- El modelo de agricultura a gran escala ha provocado impactos sociales y ambientales devastadores, por lo que es necesario apostarle a las prácticas tradicionales que incluyen principios de la agroecología, señalan organizaciones de la sociedad civil y académicos.

En entrevista para SinEmbargo, el doctor Francisco Espinosa García, del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Morelia, explicó que la agricultura tradicional se basa en métodos amigables con el medio ambiente y la salud para producir alimentos; mientras la agroindustria contempla la producción de alimentos a gran escala y se caracteriza por incluir paquetes de insumos como aplicación de sustancias químicas para el control de plagas y semillas comerciales, además emplea maquinaria para llevar a cabo sus actividades.

Ante ello, el académico señaló la importancia de incluir procesos agroecológicos en la agricultura a gran escala a fin de aminorar los efectos negativos en el medio ambiente y la salud de los seres vivos en general. En ese punto, coincidió el doctor Ramón Soriano Robles, del Departamento de Biología de la Reproducción en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Iztapalapa: «Se puede reducir la cantidad de agroquímicos en la industria utilizando métodos agroecológicos. Pudiera ser que llegara el día en que el uso de agroquímicos sintéticos sea mínimo, hasta llegar al uso de abonos orgánicos naturales […] Se tiene que hacer mucha investigación científica para avanzar en estos método. Yo creo que sí se puede», indicó.

Mientras tanto, Ángel Gómez, del Área de alternativas de Otros Mundos AC, indicó que la agroindustria tiene el control total de semillas, plaguicidas y fertilizantes químicos, por lo que destacó la necesidad de migrar a la agroecología ante un modelo a gran escala que hoy está bajo el mando de sólo seis empresas: Bayer de México, Syngenta Agro, FMC Agroquímica de México, Dow Agrosciences de México, Dupont México y Monsanto Comercial.

«Nosotros no le vemos ventajas, la identificamos como una amenaza dentro de los territorios, comunidades y ejidos en México porque estamos hablando de que seis son las empresas que controlan todo este modelo agroindustrial. El modelo se ha posicionado fuertemente, o sea, hay un control de la alimentación y hay graves problemas con esto. El modelo a gran escala favorece a estas seis empresas, quienes controlan más del 75 por ciento del mercado de agroquímicos y el 63 por ciento del mercado mundial de semillas. Se benefician a sí mismos, mientras amenazan completamente la sabiduría tradicional y las semillas nativas en México», criticó.

De 1988 a 2017, la siembra y distribución de productos transgénicos en México ha ido en aumento, refieren datos del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano (CECCAM). Entre 2005 y 2017, sólo cuatro entidades federativas [Ciudad de México, Guerrero, Oaxaca y Tabasco] no tuvieron permiso para cultivar estos productos –ni siquiera como parte de una prueba experimental o piloto–.

En contraste, definió a la agroecología como la recuperación de los saberes ancestrales de los campesinos en las comunidades, incluidas las indígenas, en la que se ponen en práctica principios de producción amigables con el medio ambiente.

«Desde Otros Mundos reconocemos que la agroecología es una opción y un modo de producción que forma parte de una estrategia política para seguir defendiendo nuestros territorios, nuestras semillas, nuestros conocimientos. Es importante ver lo que están haciendo nuestros pueblos y comunidades en las diferentes regiones del país: allí es donde se encuentra la respuesta a la alimentación sana», dijo el activista.

Los Insectos Polinizadores Son Sumamente Sensibles a Los Agrotóxicos Así Que Su Uso Tiene Impactos Negativos Directos En La Producción De Alimentos Foto Andrea Murcia Cuartoscuro

UNA CADENA DE PROBLEMAS

Recientemente, la organización, con el apoyo de Amigos de la Tierra Internacional, publicó la actualización del «Manual de Agroecología y Agroforestería: Prácticas para una Agricultura Ecológica», dado a conocer por primera vez en 2013. Ahí, las OSC apuntan que las grandes empresas de la agroindustria han dado uso a las semillas híbridas comerciales y transgénicas, además de maquinaria, fertilizantes sintéticos y plaguicidas.

El documento de Otros Mundos AC advierte que los plaguicidas y los fertilizantes sintéticos, productos químicos utilizados en la agricultura para terminar con plagas en los cultivos y dar nutrientes de forma artificial a las plantas, son desarrollados con sustancias tóxicas que dañan la salud de todos los seres vivos, además de los suelos, aire y agua y por ello los llama «venenos».

A esas afectaciones se suma que los también llamados agrotóxicos provocan problemáticas sociales:

La salud de la tierra y de los animales se ve comprometida por la ruptura en el balance de las cadenas alimenticias, pues residuos de las sustancias tóxicas se quedan en el suelo y terminan con posibles aliados para el control biológico e incluso para mejorar los suelos.

En el caso del agua, los residuos de los venenos penetran la tierra y contaminan los mantos freáticos y las fuentes de agua.

La polinización también se ve afectada, pues los insectos polinizadores son sumamente sensibles a los agrotóxicos, lo que provoca impactos directos en la producción de alimentos. Ejemplo de ello es la muerte masiva de abejas en la Península de Yucatán, donde los apicultores se han visto incluso en la necesidad de dedicarse a otras actividades, pues la siembra ilegal de transgénicos y el uso de agrotóxicos han terminado con sus insectos.

En el tema social, con los daños al suelo, el uso de agrotóxicos se vuelve cada vez más más necesario en los cultivos, lo que ocasiona destinar mayores cantidades de dinero y cierta dependencia hacia estos productos fabricados por diversas empresas.

Asimismo, indica el texto de 68 páginas, el uso extendido de los agrotóxicos origina resistencia a las plagas en los cultivos e incita la erosión del suelo, con lo que se reduce la diversidad de cultivos y semillas que podrían ser intercambiadas, entonces los productores son orillados a comprar semillas comerciales.

El uso de esa sustancias, advierten, reduce el conocimiento de las y los campesinos, pues dejan de practicar otras formas de control de plagas y enfermedades.

La diversidad en la alimentación también se ve impactada, toda vez que el uso de agrotóxicos reduce el consumo de otras hierbas que crecen junto a los cultivos principales.

Otros Mundos aborda los impactos en la salud humana producidos por el modelo de agricultura a gran escala: desde quienes producen hasta quienes los consumen.

Destaca que los agrotóxicos afectan la salud de los campesinos que los suministran a sus cultivos, ya que el contacto directo con el producto daña la piel de quien fumiga e incluso llega a provocar quemaduras y llagas; además, son capaces de ocasionar mareos, vómitos y hasta la muerte.

Las personas que viven alrededor de las zonas de cultivo en los que se aplican agrotóxicos se ven afectadas con enfermedades como cáncer y diabetes, además se reportan abortos espontáneos y malformaciones en recién nacidos.

Quienes consumen alimentos cultivados con agrotóxicos se encuentran también en riesgo, por ejemplo, el glifosato es un producto utilizado en México que ha sido considerado como cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS), advierte el informe.

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Ivette Lira
en Sinembargo al Aire

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