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El cancerígeno glifosato exhibe pugnas e intereses entre Sader, Semarnat y agroindustria: ONGs

domingo, agosto 9th, 2020

El herbicida glifosato fue catalogado por la Organización Mundial de la Salud como potencialmente cancerígeno, por lo que desde finales de 2019 la Secretaría del Medio Ambiente ha prohibido gradualmente su prohibición. Pero dentro de la Secretaría de Agricultura hay una pugna interna. El Secretario Víctor Villalobos comparte la visión de la agroindustria de seguir empleando agrotóxicos, contraria a la postura del Subsecretario Víctor Suárez, a favor de la agroecología, plantearon organizaciones.

Ciudad de México, 9 de agosto (SinEmbargo).– Desde los campos de cultivo en Tabasco, Ignacio Simón Zamora, presidente de la Asociación Mexicana de Productores de Bioinsumos, recordó que la agricultura significa tierra, raíces y procesos sociales, no solo un negocio, como la ven el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) y el Secretario de Agricultura, Víctor Villalobos Arámbula, quien tiene un historial relacionado a los agrotóxicos y monocultivos, acusaron organizaciones civiles que apoyan la transición a la agroecología abanderada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT).

“Se dice que la agricultura orgánica es solo de subsistencia, pero no es cierto. Se puede trabajar sin veneno ni pesticidas cientos o miles de hectáreas, aunque los del Consejo Nacional Agropecuario dicen que va a caer la producción de alimentos si nos hacemos orgánicos. Al contrario, si nosotros recuperamos la salud del suelo, vamos a recuperar mejor calidad de nutrientes, productividad y salud, uno de los grandes problemas de los mexicanos por la obesidad y diabetes que han agravado esta pandemia. Un suelo saludable va a dar mucho más que el veneno”, aseguró Zamora. “En los mercados y tianguis lo que llega es la producción de los pequeños productores. Ellos nos alimentan principalmente, no las grandes empresas”.

La Secretaría de Medio Ambiente dirigida por Víctor Toledo Manzur ha negado la importación de más de 60 mil toneladas de glifosato de noviembre de 2019 a la fecha por la recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) al ser un Plaguicida Altamente Peligroso (PAP). Busca su prohibición gradual rumbo a 2024. Desde 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha catalogado este herbicida como potencialmente cancerígeno. Envenena los cultivos, el agua, los recursos naturales y a los polinizadores.

“Esta decisión, lo sabemos, afecta los intereses de la industria química trasnacional y nacional de los plaguicidas aliada al organismo empresarial del gran agronegocio. Ha habido al respecto una campaña para boicotear la negativa a la importación de glifosato e impedir su prohibición, que va en contra del derecho a la salud, a la alimentación y a un medio ambiente sano”, acusó el colectivo Sin Maíz No hay País. “Es indispensable, y más urgente que nunca en la crisis ambiental, climática y de falta de salud alimentaria que nos aqueja, crear ya las condiciones necesarias para cuidar el medio ambiente y producir alimentos sanos, nutritivos, suficientes y culturalmente adecuados para toda la población”.

Productores fumigando el campo. Foto: Cuartoscuro.

La agroindustria está representada en su mayoría por las compañías Bayer-Monsanto, Dow-Dupont, Syngenta-ChemChina que dominan el 65 por ciento de las ventas mundiales de agroquímicos y el 61 por ciento del mercado de semillas, documenta Greenpeace México.

“Hay mucha ganancia detrás. Desde que anunciaron que Villalobos iba a ser el Secretario de Agricultura supimos que sería un problema porque ha sido aliado de Monsanto; representa un modelo agroindustrial basado en los agroquímicos y monocultivos”, dijo Malin Jönsson, investigadora del maíz de la organización Semillas de Vida. “Esa producción de la agroindustria está destruyendo la biodiversidad, lo cual no es sustentable a largo plazo. El modelo de agroquímicos lo debemos de dejar atrás. Hay alternativas mucho más amigables para la salud humana y de las demás especies”.

Una de las expresiones de este “boicot” se dio el lunes pasado cuando la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) publicó un anteproyecto de Decreto Presidencial sobre glifosato, en el sitio web de la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (CONAMER) para programar y coordinar los estudios técnicos necesarios que permitan determinar la seguridad del herbicida. No cumplía con los acuerdos que previamente se habían establecido entre las Secretarías y la Presidencia de la República.

“Ahora, más que nunca, las defensoras y defensores del medio ambiente exigimos que el cuidado de la salud ambiental y humana sea un eje fundamental de las políticas del gobierno. No será a base de decretos que pretenden pasar por encima de la ley y el consenso social como esto va a lograrse. Preservar la salud es una tarea de todas y todos, no se agota en los hogares ni es tarea exclusiva de las mujeres; implica modificar esquemas de producción y consumo colocando en el centro el bienestar de las personas”, afirmó el Grupo Territorio, Género y Extractivismo.

El presidente de la Asociación Mexicana de Productores de Bioinsumos, Ignacio Zamora, agregó que “dicen que echar herbicida sale más barato que utilizar mano de obra de machete para cortar la hierba. Pero hay que hacer bien las cuentas. Si lo trabaja una persona la derrama se queda en la localidad, pero si se echa el veneno la derrama se va para la empresa y para el pueblo queda el envenenamiento del agua, del suelo y de las personas”.

“La industria de los agrotóxicos no cuenta los costos de que la gente se envenene. Sale más costoso pagar servicios de salud y terapias intensivas para enfermedades irreversibles, sale más costoso la contaminación de los acuíferos”, aseguró con base en más de 800 referencias científicas recopiladas en el libro Antología de la toxicología del glifosato (Naturaleza de Derechos, 2018).

PUGNA INTERNA EN SADER 

Greenpeace México ha denunciado la postura del Secretario Víctor Villalobos debido a que se ha caracterizado por ser “un arduo promotor” de los agrotóxicos, los monocultivos y los transgénicos, “favoreciendo” a la agroindustria.

“No sorprende que la postura del titular de la SADER lo lleve a plantear trabas institucionales a la transición agroecológica y al fortalecimiento de la soberanía alimentaria propuestas por la SEMARNAT, puesto que el posicionamiento de Villalobos es contrario a la visión de la 4T encabezada por el Presidente, Andrés Manuel López Obrador”, dijo Viridiana Lázaro, especialista en Agricultura y Cambio Climático de la organización.

Al día siguiente de la publicación en CONAMER, la Secretaría de Medio Ambiente publicó en su sitio web la solicitud de una disculpa pública a la SADER por haber utilizado sin su consentimiento el nombre de su titular, Víctor Manuel Toledo, en dicho anteproyecto, pues “no solo no refleja, sino que contradice las instrucciones dadas por el Presidente de la República”: cero plaguicidas.

Justo en medio de estas “discrepancias” en el gabinete, incluso reconocidas esta mañana por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, se filtró un audio de Toledo donde se le oye opinar sobre la falta de consenso en el Gobierno federal entorno a la transición energética y a la agroecología. “No vamos a poder transitar a la agroecología de manera libre porque el Presidente y la Secretaría de Agricultura y el Jefe de Presidencia están en contra”, habría dicho.

La Semarnat encabeza una transición a la agroecología. Foto: Cuartoscuro.

Semanas antes Toledo Manzur declaró en un webinar que habían recibido “presiones” de más de 20 embajadas y de grandes productores agropecuarios por la transición a la agroecología. El área de comunicación social de la SADER declinó hacer comentarios al respecto, pero el Subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria, Víctor Suárez, exmiembro de Sin Maíz No hay País, tuiteó que “los trasnacionales agroalimentarias representadas por Bosco [de la Vega, presidente del CNA] se resisten al cambio en curso hacia un sistema alimentario justo, saludable, sustentable, con soberanía alimentaria y sin captura del presupuesto por unos cuantos como en el régimen neoliberal”.

Es normal las diferentes visiones que se confrontan en todo cambio, dijo el presidente de la Asociación Mexicana de Productores de Bioinsumos, Ignacio Zamora.

“Por un lado están los que representan a la agroindustria y por el otro los que representan al sector social. El historial del ingeniero Víctor Suárez es muy evidente; ha sido un luchador social por muchos años. Tengo el gusto de conocerlo desde hace más de 40 años y desde entonces se ha mantenido en la línea. Está del lado de la salud de la gente y coloca a las comunidades en un papel preponderante”, dijo Zamora. “Hay cosas que se pueden negociar, pero qué tanto podemos negociar respecto a su salud, mi salud y la de nuestros hijos y nietos”.

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La Asociación Mexicana de Productores de Bioinsumos que preside, la cual provee de insumos orgánicos a pequeños y grandes productores para el manejo de plagas y la nutrición vegetal con menor riesgo menor al ambiente y a la salud, ve con preocupación “que se pretende ‘suavizar’ las disposiciones y prohibiciones al uso de este herbicida glifosato, por parte del titular de SADER, Víctor Villalobos, apoyando de este modo a la industria de los agrotóxicos”.

El modelo Agricultura Campesina de Conocimientos Integrados combinado con el Manejo Integrado de Cultivos Inducidos, implementado por la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), demuestran que los agrotóxicos y transgénicos no son necesarios para acabar con el hambre en el mundo (como suelen publicitar las empresas) y que es posible producir alimentos  más saludables y nutritivos sin utilizar productos químicos con prácticas agroecológicas, modelo  con el que se pueden mejorar los rendimientos, reducir los costos de producción y dar a las familias alternativas para dignificar su labor en el campo, concluyó Greenpeace.

 

Cofepris dejó entrar 140 activos de plaguicidas prohibidos por dañar la salud y medio ambiente

domingo, febrero 3rd, 2019

La Comisión Federal de Protección a Riesgos Sanitarios autorizó el uso de hasta 140 activos de plaguicidas que, de acuerdo con especialistas y estudios de organizaciones internacionales, fueron aprobados a pesar de que están prohibidos en otros países, o bien son clasificados como “altamente peligrosos” para la salud y el medio ambiente.

La Cofepris, acusan expertos consultados por este diario digital, ha sido omisa respecto a los efectos provocados por dichas sustancias. La normalización de su uso, afirman, fue el efecto del cambio en el modo de producción agrícola que persigue el modelo de EU, en el que los monocultivos dependientes plaguicidas desplazan a la agricultura tradicional.

 Ciudad de México, 3 de febrero (SinEmbargo).– El Gobierno de México autorizó para su uso cerca de 140 ingredientes activos de plaguicidas que están prohibidos en otro países y otros 183 que están clasificados como “altamente peligrosos” por diversos organismos internacionales. Su entrada fue admitida por la Comisión Federal de Protección a Riesgos Sanitarios (Cofepris).

La evidencia científica ha demostrado que dichos compuestos son capaces de producir efectos irreversibles en el medio ambiente, como la contaminación del aire, el agua y del suelo, y también producen enfermedades como el cáncer, malformaciones congénitas y desequilibrios hormonales.

El Catálogo de Plaguicidas de Cofepris, realizado en 2016, contiene el registro de dichos compuestos; dicho catálogo fue realizado durante la administración de Mikel Arreola Peñalosa, quién ocupó el puesto como Alto Comisionado del instituto de 2011 al 2016.

Los plaguicidas se han convertido en enemigos silenciosos que, de acuerdo con la la Red de Acción sobre Plaguicidas y sus alternativas en México (Rapam), cuentan con más 3 mil 140 autorizaciones de diferentes usos sanitarios, que incluyen la jardinería, la industria, los usos agrícolas, forestales, pecuarios, domésticos y urbanos. La mayoría de los registros de plaguicidas altamente peligros -el 91 por ciento con 2 mil 865 registros– cuentan con una vigencia indeterminada, debido a que fueron otorgadas antes de 2005.

María Colín, asesora legal de Greenpeace México, asevera que hay poca claridad en la lista de agroquímicos autorizados en el país. La falta de seguridad sobre cuáles son las sustancias y cuáles son las atribuciones de las autoridades que las regulan es lo que ha permitido la entrada de compuestos químicos considerados como altamente peligrosos por los Convenios de Rótterdam y Estocolmo. México está adscrito desde hace más de una década a ambos mecanismos internacionales que tienen como objetivo la protección de medio ambiente y la salud humana de los contaminantes orgánicos persistentes (COP).

“Es un sistema sumamente confuso. Incluso cuando se dan los registros que no tienen caducidad, es necesario que tengamos claro cuál es el catálogo de agroquímicos del 2016. Además o se sabe cuántas actualizaciones se han dado. La primera parte es saber qué tenemos, qué estamos permitiendo, qué estamos registrando, qé estamos aceptando como importación y comercialización (…) Hace falta saber cuáles son las atribuciones de autoridades –como la Cofepris, la Secretaría de Agricultura– respecto a la efectividad biológica de estos plaguicidas y cuáles son las acreditaciones otorgadas por parte de la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)”, afirmó la abogada Colín.

La falta de seguridad sobre cuáles son las sustancias y cuáles son las atribuciones de las autoridades que las regulan es lo que ha permitido la entrada de compuestos químicos considerados como altamente peligrosos por los Convenios de Rótterdam y Estocolmo, dice María Colín. Foto: Juan José Estrada, Cuartoscuro

El pasado 9 de enero, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) reconoció que la omisión de las autoridades federales “para adoptar acciones de carácter normativo, administrativo y de políticas públicas para regular adecuadamente el manejo de plaguicidas altamente peligrosos” constituye violaciones a los derechos a la alimentación, el agua salubre, un medioambiente sano y a la salud.

En el escrito se reconoce que “de los 35 plaguicidas restringidos por el convenio de Rótterdam, por ejemplo, México prohibió la importación de sólo 20 de ellos, permite el intercambio con sujeción a determinadas condiciones para 10 y del resto no se han pronunciado. De los 17 pesticidas incluidos en el convenio de Estocolmo, el Estado mexicano sólo se ha adherido a las condiciones de dicho Tratado para 8 de ellos”.

De los 183 activos considerados altamente peligrosos, la mayoría 111 están prohibidos en otros países. A estos se suman 29 a los que no se los considera con esta toxicidad.

La recomendación 82/ 2018 se encuentra dirigida a los titulares de la Secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), al Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) y a Cofepris, y tiene como antecedente 43 escritos interpuestos por particulares ante la Comisión entre julio y agosto de 2017, como efecto de años de oposición que han sostenido diferentes organizaciones campesinas, agrícolas y de la sociedad civil.

Fernando Bejarano, presidente de la Red de Acción sobre Plaguicidas y Alternativas en México (RAPAM), una organización sin fines de lucro que ha trabajado en la sistematización de información relacionada con los agroquímicos, asevera que la recomendación es una buena oportunidad para coloca en agenda el tema, así como las alternativas agroecológicas que se podrían implementar para el control de plagas:

“La CNDH acaba de expedir una recomendación que se debe cumplir de manera cabal. Ahí recomienda que el Plan Nacional de Desarrollo incluya estrategias y prioridades para que se restrinja el uso de tóxicos de alta peligrosidad. Lo que le falta a la recomendación es que se este plan se acompañe de una política de sanidad vegetal y de control de opciones alternativas. Una opción que promueva insumos agroecológicos”, dijo en entrevista con SinEmbargo.

LA REVOLUCIÓN VERDE

Los agroquímicos en México tuvieron su primera aparición en los años cincuenta durante la llamada “Revolución Verde”, un paradigma tecnológico que adoptaba algunas de las técnicas de campos estadounidense con el pretexto de modernizar los modos de producción mexicanos.

Fernando Bejarano explica que dicha modelo promovió la adopción de monocultivos dependientes de insumos externos como semillas, fertilizantes, plaguicidas, maquinaria agrícola y suministro de agua a través de obras de riego, una idea opuesta a la agricultura campesina indígena basada en la siembra diversa.

“La promoción del monocultivo frente a la agricultura campesina indígena, que dejó de reconocerse como sujeto de apoyo para la producción y soberanía alimentaria, nos llevó a esta dependencia alimentaria y mental de grave riesgo para la salud humana y el entorno (…) Se pensaba que como Estados Unidos era el modelo de la modernidad había que modernizar la agricultura y junto a la política neoliberal y los tratados de libre comercio se promovió la compra al mercado externo de cultivos importantes como el maíz. Con el nuevo Gobierno federal el reto será recuperar la autosuficiencia alimentaria, pero con una política de control de plagas y enfermedades”, afirmó el experto.

Fernando Bejarano, de la RAPAM, afirma que el modelo de EU promovió la adopción de monocultivos dependientes de insumos externos como semillas, fertilizantes, plaguicidas, maquinaria agrícola y suministro de agua a través de obras de riego. Foto: Jorge Luis Menéndez, Cuartoscuro

El cambio en el modelo de siembra abrió al paso a los agroquímicos y a los transgénicos con el pretexto de resolver la insuficiencia alimentaria. Sin embargo, la pauta sólo ha favorecido a la industria de los plaguicidas.

En el informe“Plaguicidas Altamente Peligros”, realizado por diferentes organizaciones entre ellas la RAPAM, se explica que cuatro corporaciones transnacionales dominan el mercado mundial de plaguicidas y semillas: la alemana BASF –que aún busca con quién aliarse en la producción de semillas–, DowDupont –resultado de las fusión de las empresas estadounidenses Dow y Dupont–; ChemChina –que es producto de la compra de la suiza Syngenta por China National Chemical Corporation– y la adquisición de la empresa estadounidense Monsanto por la alemana Bayer.

La fusión entre Monsanto y Bayer consolidaría a la empresa global como la productora de semillas y plaguicidas más grande del mundo, además de ser una de las principales corporaciones farmacéuticas.

En un informe de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofese) se estima que el mercado de plaguicidas en México depende en gran medida de las importaciones de Estados Unidos. De ahí proviene el 38 por ciento de las importaciones de este producto. En segundo lugar se encuentra China con una participación total del 7 por ciento, le siguen Alemania, Israel y Francia con un 6 por ciento.

La industria nacional de los plaguicidas esta formada por 119 empresas, de las cuáles, solo 14 están registradas como fabricantes de moléculas químicas de los ingredientes activos; lo que significa que la mayoría importa los productos ya formulados.

 AUSENCIA DE REGULACIÓN

“La falta de control de los gobiernos anteriores favorecía los intereses de las empresas de plaguicidas dejando de lado todo el tema del interés público: la protección a la salud y los ecosistemas. El tema del medio ambiente ha quedado pro completo de lado. Si no se tiene control, ni registro cualquiera puede ir a una casa de productos químicos y comprar plaguicidas. Sin registro incluso un menor de edad puede comprarlos sin que se sepa quién, cómo lo compro y si esta capacitado para usarlo (…) Aún cuando parece que hay mucha legislación, esta es fragmentada, incompleta, desactualizada. Tenemos la necesidad de contar con un marco jurídico encuadrado en un solo instrumento con una real comunicación entre las autoridades, cosa que no existe”, aseveró Colín.

La regulación de plaguicidas en México se ha modificado desde la entrada de la entrada al Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT), durante el sexenio de Miguel de la Madrid. Luego, la entrada del Tratado de Libre Comercio (TLC) condicionó la manera en la que estas sustancias se distribuyeron en el país, además de que armonizo el registro de plaguicidas con Canadá y Estados Unidos.

A partir de 2001, la Cofepris fue designada como la encargada de la venta y el uso de plaguicidas. Su trabajo debe considerar la opinión técnica de la Semarnat y la Sagarpa que debe entregarse en 50 días hábiles y de acuerdo con el reglamento de para el registro de Plaguicidas, Fertilizantes y Sustancias Tóxicas (R-Plasfest), emitido por la Secretaría de Salud. Aquellas que se encuentran en un catálogo común con los sus socios comerciales del TLC no pasan por las revisiones de las secretarías.

Desde 2013 se realiza un nuevo procedimiento de registro de moléculas nuevas de plaguicidas, mediante un mecanismo de de cooperación multilateral con la EPA de Estados Unidos y la Agencia reguladora de Plaguicidas de Canadá. En este año, Mikel Arriola, quién era Alto Comisionado de la Cofepris anunció la entrada de cuatro nuevas moléculas.

Maria Colin explica que en 2014 se realizaron cambios en el reglamento de plaguicidas, además de que se otorgaron más atribuciones a Cofepris sin que se resuelva el problema de fondo.

El análisis del catálogo 2016 realizado por la RAPAM especifica que de los 183 ingredientes activos de plaguicidas altamente peligrosos, entre los que se encuentran casi la tercera parte (63), tiene una toxicidad aguda alta, según las clasificaciones de la OMS 1A t 1B. Considerados con una toxicidad crónica, están autorizados 43 probables causantes de cáncer humano; otros 35 considerados como perturbadores endocrinos; 21 que son tóxicos para la reproducción y dos que son mutagénicos. Además, cerca de la mitad (44.81) tienen una toxicidad muy alta en abejas.

Activistas de Greenpeace depositaron una abeja de papel maché de casi dos metros de largo, para representar un ejemplar sin vida, en la entrada de las oficinas de la Cofepris para demandar la prohibición de Plaguicidas Altamente Peligrosos (PAP). Mario Jasso, Cuartoscuro

AFECTACIONES A LA SALUD

Los efectos de los agrotóxicos en la salud humana pueden ir desde los impactos a corto plazo –como la muerte–, hasta los impactos de mediano o largo plazo como el cáncer, el desequilibrio hormonal y las malformaciones congénitas.

Hasta el momento, la evidencia científica sólo ha comprobado la existencia de dichas efectos en la población que entra en contacto de manera directa con las sustancias. Sin embargo, se estudian los posibles efectos ocasionados a las poblaciones indirectas.

Omar Amador Muñoz, jefe del Laboratorio de Especiación Química de Aerosoles Orgánicos Atmosféricos del Departamento de Ciencias Ambientales, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Autónoma de México (UNAM), sostiene que la gran mayoría de los plaguicidas se distribuyen en reservorios distintos a los que se encuentran destinados. Al menos un 90 por ciento del total de los químicos usados terminan en el agua, en el aire o en la tierra.

“La gran mayoría de los plaguicidas se distribuyen en otros reservorios. Existen estudios que han comprobado que sólo el 10 por ciento de del total de lo usado llega su destino final. Es importante entender que estos agroquímicos se distribuyen a través del aire, del agua y de la tierra, y que las partículas –por más pequeñas que sean– tienen la capacidad de perdurar meses o años en la atmósfera”, aseveró el científico. Amador Muñoz insiste en la relevancia de entender que la distribución de las sustancias no es menor, ya que éstas son capaces de integrarse en el organismo de los alimentos animales y vegetales que comemos.

 TRANSITAR A LA AGRICULTURA ECOLÓGICA

Los expertos coinciden en que el problema de los plaguicidas es la administración propuesta para ellos, ya que en pequeñas dosis son útiles para sus fines. Por lo que instan al nuevo Gobierno federal a que preste atención en el manejo de las sustancias químicas con efectos tan nocivos para el ambiente y la salud.

“El compromiso del nuevo Gobierno debe consistir en generar condiciones para transitar hacia al agricultura ecológica. Hay una buena señal en los compromisos que ha hecho, incluyendo el que ha realizado con relación a los cultivos transgénicos. Sin embargo, lo primero que tiene que hacerse es la revisión del catálogo, saber cómo esta conformado, abrir la información y respetar las recomendaciones hechas”, afirmó María Colin.

Entre las recomendaciones más destacadas realizadas por la comisión se encuentra el llamado a incluir en metas, estrategias y prioridades dentro del Plan Nacional de Desarrollo y los programas sectoriales que busquen reducir los riesgos ocasionados por el uso de plaguicidas. Asimismo se pide la actualización de las Normas Oficiales Mexicanas que destacan el tema –Norma 032– e instan a la Cofepris a proponer al Ejecutivo federal a implementar medidas de carácter prohibitivo o restrictivo para la totalidad de las sustancias contenidas en los tratados internacionales.

“Lo que se requiere es una estrategia de transición que vaya fomentando alternativas y al mismo tiempo se vayan sacando del mercado los plaguicidas de mayor peligrosidad. Entre las formas alternativas de control de plagas se usan desde enemigos naturales como insectos benéficos que usan cambio en el manejo de cultivo. Ya hay una amplia experiencia y toda una generación de agrónomos que ya no sólo se dedican a aplicar veneno, si no que aplican métodos agroecológicos que junto a las técnicas tradicionales están construyendo alternativas”, destacó Fernando Bejarano.

Greenpeace pide impulsar agricultura ecológica en Latinoamérica

viernes, marzo 4th, 2016

La FAO reconoce que medio millón de plaguicidas obsoletos se encuentran dispersos en los países en vías de desarrollo. Estos productos químicos tóxicos, abandonados o almacenados en lugares inapropiados, tienen el potencial de contaminar un radio de 300 metros a la redonda y un mínimo de 50 centímetros hacia abajo en el suelo.

La agricultura ecológica garantiza la soberanía alimentaria, medios de vida rurales justos y dignos para las personas: Greenpeace. Foto: Shutterstock.

La agricultura ecológica garantiza la soberanía alimentaria, medios de vida rurales justos y dignos para las personas: Greenpeace. Foto: Shutterstock.

Ciudad de México, 4 de marzo (SinEmbargo).- Greenpeace pidió a los representantes de los gobiernos de América Latina y el Caribe establecer la transición hacia un modelo de agricultura ecológica como una prioridad de la agenda 2016-2017 del 34o periodo de sesiones de la Conferencia Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que se llevó a cabo del 29 de febrero al 3 de marzo en la Ciudad de México.

La organización ambientalista señaló que actualmente, más de 34 millones de personas padecen hambre en América Latina a causa de un sistema alimentario fallido, basado en un modelo de agricultura industrial que más allá de “erradicar el hambre para un desarrollo sostenible” –como dice el lema de la Conferencia- beneficia a las grandes corporaciones, produce alimentos de bajo contenido nutricional, sobre explota recursos naturales y hace un uso desmedido de agrotóxicos.

Hace apenas un par de semanas, más de un centenar de asociaciones civiles y movimientos sociales denunciaron el intento de la agroindustria por reenfocar las políticas y recursos de la FAO hacia el apoyo a cultivos y animales genéticamente modificados.

Los inconformes expresaron su preocupación sobre el Simposio Internacional “El papel de las biotecnologías agrícolas en los sistemas alimentarios sostenibles y la nutrición”, que la FAO celebró en su sede en Roma, del 15 al 17 de febrero de este año.

La FAO ha reconocido que medio millón de plaguicidas obsoletos se encuentran dispersos en los países en vías de desarrollo. Estos productos químicos tóxicos, abandonados o almacenados en lugares inapropiados, tienen el potencial de contaminar un radio de 300 metros a la redonda y un mínimo de 50 centímetros hacia abajo en el suelo.

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En América Latina y el Caribe, Argentina, Brasil y México son los principales actores en materia productiva y comercial de alimentos y productos alimenticios, por el tamaño de sus economías dentro de la zona. Los tres países en conjunto concentran casi dos terceras partes de la superficie y de población de la región, lo cual deja ver la importancia de sus mercados internos.

“Es necesario que esta conferencia en México sirva para comprometerse con los pequeños agricultores que producen el 40 por ciento de los alimentos que consumimos a nivel nacional, y más del 80 por ciento a nivel regional, a través de la adopción de medidas que impulsen la transición a la agricultura ecológica, con una visión unificada de la FAO y los gobiernos participantes”, dijo Sandra Laso, vocera de la campaña Comida Sana, Tierra Sana de Greenpeace México.

Por su parte, Marina Lacôrte, vocera de Greenpeace Brasil, declaró que su país, al igual que “otros de América Latina, destina una cantidad desproporcionada de recursos políticos y económicos para la agricultura tóxica e industrial a la cual se le asignan 200 mil millones de reales en subsidios mientras que la producción familiar y ecológica, únicamente recibe 3.5 mil millones, aunado a la falta de acceso a los mismos. Esta ha sido una elección política de los gobiernos en las últimas décadas, un escenario insostenible que necesita un cambio urgente”.

La agricultura ecológica garantiza la soberanía alimentaria, medios de vida rurales justos y dignos para las personas, la protección de la biodiversidad e impulsa también la producción de alimentos para el beneficio de la gente, la creación de sistemas resilientes para hacer frente al cambio climático y al sistema económico, y aumenta la fertilidad del suelo sin usar sustancias químicas ni transgénicos que minan el desarrollo sostenible de las comunidades y ponen en riesgo el medio ambiente, concluyó la asociación internacional.

La FAO está al servicio de la agroindustria y no de la gente, denuncian más de 100 organizaciones

miércoles, febrero 17th, 2016

Greenpeace y decenas de organizaciones en todo el mundo señalan que la FAO actúa como un “promotor” del sector privado, y diseñó un simposio para resaltar los “beneficios” de los organismos genéticamente modificados.

con el uso de semillas transgénicas se pueden llegar a contaminar las semillas nativas: Greenpeace. Foto: Shutterstock.

Con el uso de semillas transgénicas se pueden llegar a contaminar las semillas nativas: Greenpeace. Foto: Shutterstock.

Ciudad de México, 17 de febrero (SinEmbargo).- Más de un centenar de asociaciones civiles y movimientos sociales denunciaron el intento de la agroindustria por reenfocar las políticas y recursos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) hacia el apoyo a cultivos y animales genéticamente modificados, informó la organización internacional Greenpeace.

Los inconformes expresaron su preocupación sobre el Simposio Internacional “El papel de las biotecnologías agrícolas en los sistemas alimentarios sostenibles y la nutrición”, que la FAO celebra en su sede en Roma, del 15 al 17 de febrero de este año. Además de Greenpece México, otras ONGs del país, como el Centro de Derechos Humanos “Fray Francisco de Vitoria OP”, A.C.,  Semillas de Vida, Vía Orgánica, en otras, piden que la FAO deje de apoyar los planes de la biotecnología corporativa y fomente “con más fuerza la agroecología y la soberanía alimentaria como el camino para alimentar al mundo y enfriar el planeta”.

“Nos preocupan la razón y el momento elegido por la FAO para realizar este simposio. Todavía recordamos el último intento desastroso de la FAO de actuar como agente encubierto para las empresas de biotecnología, mediante la organización de la Conferencia Técnica Internacional sobre Biotecnologías Agrícolas en los Países en Desarrollo, en Guadalajara (México) en 2010”, señalaron en la misiva las organizaciones de América, Europa, Asia y África.

Asimismo, manifestaron su inquietud porque “la FAO esté nuevamente sirviendo a las mismas compañías, justo cuando estas debaten sobre nuevas fusiones entre ellas, lo que concentrará todavía más el sector de las semillas comerciales en cada vez menos manos”. Y agregaron:

“La FAO debería actuar como un centro de conocimiento y no como promotor del abordaje ideológico del sector privado. Lamentablemente, el programa para este simposio está diseñado para resaltar los ‘beneficios’ de los organismos genéticamente modificados (OGM) o transgénicos, de las construcciones genéticas creadas con tecnologías incluso más peligrosas y de otras biotecnologías en manos de un puñado de compañías internacionales”.

En el mismo sentido, Sandra Laso, campañista de Comida Sana, Tierra Sana en Greenpeace dijo a SinEmbargo que “la FAO se está viendo influenciada por la presión de la agroindustria para su agenda y lo vemos claramente con el programa que ellos publicaron para este simposio y con el tipo de invitados que han tenido, finalmente representan más a la agroindustria que hacia una diversificación de visiones sobre cómo mejorar la producción de alimentos para satisfacer las necesidades de la gente”.

En el programa del evento figuran dos de los ponentes magistrales de la FAO, quienes son conocidos defensores de los transgénicos, y en el caso de los eventos paralelos de los tres días se incluyen portavoces de la Biotechnology Industry Organization (un grupo comercial biotecnológico de Estados Unidos), Crop Life Internacional (la asociación comercial mundial agroquímica), DuPont (una de las mayores compañías mundiales biotecnológicas de semillas ) y CEVA (una gran corporación médico-veterinaria), entre otros.

Por si fuera poco, uno de los dos ponentes en la sesión de apertura es un ex-subdirector general de la FAO, que ha presionado a favor de las Terminator, semillas transgénicas programadas para morir en el momento de su cosecha, con ello obligan a los agricultores a comprar nuevas semillas cada temporada.

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La campañista comentó que la organización “está en contra del uso de transgénicos por los riesgos que implica sobre todo en el tema de medio ambiente”, esto  pesar de los mitos con los que se ha vendido, por ejemplo, que genera un mayor rendimiento en la producción de alimentos y que podría satisfacer el hambre en el mundo.

“Hemos podido comprobar a lo largo de los últimos 20 años, desde que se liberaron, que más allá de conseguir cumplir con estos mitos, lo que ha significado ha sido un mayor uso de agrotóxicos que son altamente contaminantes para el medio ambiente, que afectan los ecosistemas y recursos naturales como el agua, de los cuales dependemos para seguir viviendo”, puntualizó la activista.

En un informe publicado en diciembre pasado, Greenpeace acusó que a dos décadas de que se pusiera en marcha la siembra de organismos genéticamente modificados (OGM), estos “no han logrado combatir el hambre, ni incrementado las ganancias para los agricultores y no existe evidencia científica concluyente que asegure que son inocuos para el ser humano. Al contrario, han demostrado ser grandes amenazas para la biodiversidad y la salud de las personas por el uso desmedido de agrotóxicos que requieren”.

El rechazo hacia el cultivo de transgénicos, aseguró, ha cobrado fuerza y en nuestro país no es la excepción: “hasta ahora las siembras de soya y maíz transgénico se encuentran suspendidas gracias a la batalla legal que han dado campesinos, comunidades indígenas y organizaciones de todo el país para evitar los riesgos que suponen estas plantaciones y exigir comida sana”.

Por ello, Laso pidió que sean escuchadas las voces con la experiencia y la evidencia sobre alternativas sostenibles para que no se busque el beneficio de unos cuantos y se protejan la soberanía alimentaria, así como “los intereses y el bienestar de las personas y no los intereses de las corporaciones que anteponen un lucro y el poder corporativo”.

Además, señaló que existen otros riesgos importantes, como ejemplo mencionó que con el uso de semillas transgénicas se pueden llegar a contaminar las semillas nativas.

EXISTE UNA SOLUCIÓN

Foto: Cuartoscuro

Llaman a los países a reducir el uso de plaguicidas y fertilizantes. Foto: Cuartoscuro

“La solución está en las políticas, los transgénicos al contrario, implican un acaparamiento por parte de las mismas multinacionales, de las patentes, de las semillas, de los insumos que se necesitan para producir y de los cuales sólo se genera una dependencia económica y alimentaria”, dijo la experta.

Por esa razón, Greenpeace hace un llamado a las autoridades mexicanas a que hagan un plan de reducción de uso de plaguicidas y fertilizantes y que a la par desarrollen un proyecto de transición hacia la agricultura ecológica a través de políticas públicas que incentiven, a través de apoyos, a la producción agroecológica y no así al paquete tecnológico que promueven a través de sus programas para el campo, que incluye el uso de este tipo de sustancias.

Es alarmante que una agencia como la FAO actúe junto con la agroindustria y no así a lado de más asociaciones de campesinas y campesinos, especialistas críticos de los organismos genéticamente modificados y con las organizaciones de la sociedad civil quienes afirman que la única alternativa para enfrentar las fallas de este modelo alimentario basado en la agroindustria, es la agroecología que garantiza una producción sana y sostenible en beneficio de las personas, productores y no de un puñado de empresas, señaló la asociación internacional.

Greenpeace exige al Poder Judicial tomar conciencia: el maíz transgénico daña la salud y el ambiente

martes, septiembre 29th, 2015

La organización internacional exigió a las autoridades prohibir el maíz transgénico y privilegiar los intereses de la población por encima de los de la industria del agro.

Rubén Albarrán acompañó la petición de Greenpeace de prohibir maíz transgénico Foto: Luis Barrón, SinEmbargo

Rubén Albarrán acompañó la petición de Greenpeace de prohibir maíz transgénico Foto: Luis Barrón, SinEmbargo

Ciudad de México, 29 de septiembre (SinEmbargo).- En el marco del Día Nacional del Maíz, la organización internacional Greenpeace hizo un llamado a las autoridades para que se prohíba de forma definitiva la siembra de maíz transgénico en México, que de momento se debate en los tribunales.

Greenpeace realizó un pronunciamiento frente a las instalaciones del Poder Judicial de la Federación en la Delegación Venustiano Carranza, en donde varios voluntarios asociados a la organización provenientes de distintos puntos de la república hicieron un performance acompañados del ritmo de tambores y redoblantes.

También acuerparon este acto los actores Julieta Egurrola y Héctor Bonilla, y el cantante Rubén Albarrán, quien al tomar la palabra recordó la trascendencia del maíz para los mexicanos.

“Antes que nada agradeciendo al espíritu del maíz por alimentar a nuestros padres, abuelos, a los padres de nuestros abuelos, y así deseamos que siga alimentando a nuestros hijos, nietos, y a los hijos de nuestros nietos”, dijo al inicio de su discurso, y luego alertó de lo que pasaría si se siembra maíz transgénico, que de acuerdo con la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad no puede coexistir con el orgánico, ya que el polen viaja largas distancias que contaminan los sembradíos.

“Estas compañías tienen los derechos sobre las semillas [genéticamente modificadas], lo que significa que en algún momento dejaríamos de ser independientes, no podríamos sembrar nuestro maíz porque esa compañía va llegar a reclamar que le paguen sus derechos. Eso no puede ser porque la naturaleza nos regala a todos por igual, nuestro alimento, agua y aire que es sagrado”, dijo el vocalista de Café Tacvba.

Greenpeace recordó, además, el riesgo que conlleva el maíz transgénico para salud y el ambiente. Ya que el uso de transgénicos eleva la cantidad utilizada de plaguicidas, mismos que a través de la tierra llegan a los mantos acuíferos, perjudicando así las aguas y la tierra.

Datos de Greenpeace apuntan que el uso de plaguicidas en México es de 3 mil 307 toneladas por cada mil hectáreas, y es el glifosato, una sustancia catalogada en marzo como posiblemente cancerígena por la Organización Mundial de la Salud, uno de los agrotóxicos más extendidos en el país, bajo los nombres comerciales de Round Up o Faena.

“Este es un momento crucial para garantizar todavía que la biodiversidad del maíz, que las variedades en México sean protegidas, y estamos para eso hoy, para exigirles que escuchen a la población mexicana, que estamos pidiendo comida sana, que se vele por los intereses de la población y no de la grandes empresas”, dijo la vocera de Greenpeace, Sandra Laso Jácome en entrevista con SinEmbargo.

En el mensaje a las autoridades, los congregados reiteraron en varias oportunidades que existe una cooptación del Gobierno por parte de los intereses de la industria. En especial de la empresa Monsanto, quien maneja el 70 por ciento de las patentes del maíz transgénico y de los herbicidas, como el glifosato.

Héctor Bonilla catalogó como “privatización”, la intención de la industria de sembrar maíz genéticamente modificado.

“Partiendo de la base de lo que está sucediendo con la privatización hay que hacer énfasis en que la iniciativa privada vive de hacer negocios, es su modus vivendi. En este caso hay interés de la iniciativa privada, de otros países, principalmente, Estados Unidos que quieren hacer negocio”.

Y agregó que de no luchar en este momento podría suceder lo que pasó con el himno nacional que “está registrado por un estadounidense y cuando suena el himno en los Estados Unidos hay que pagarle a él por ser el dueño”.

Por ahora, la decisión de poder declarar la suspensión del maíz como definitiva depende del Segundo Tribunal Unitario en Materia Penal y Administrativa, por lo que Greenpeace consideró que aún se está a tiempo de no cometer un daño irreversible.