Alejandro De la Garza
25/12/2021 - 12:04 am
La revocación a ras de calle
Si algunas personas no se interesaban en el proceso, otras se involucraban a fondo, platicaban anécdotas de su militancia morenista o, incluso, sobre aventuras vividas en apoyo a López Obrador desde sus inicios en Tabasco.
El sino del escorpión lo impulsó a leer más de una decena de columnas políticas y artículos —además de escuchar variopintas opiniones youtuberas—, a favor y en contra de la consulta popular para la revocación del mandato presidencial. No obstante, el alacrán no halló entre todos lxs opinantes una sola crónica a ras de calle, es decir, escrita desde alguna de las numerosas mesas de recolección de firmas instaladas en las soleadas calles de la capital.
El afán periodístico del arácnido lo impulsó entonces a arrimarse a una de esas mesas de recolección de firmas, compendio al fin de la voluntad masiva por emplazar al INE a la realización de la consulta sobre la permanencia o no de López Obrador. Bajo el caliente sol decembrino de la capirucha, el alacrán asistió durante tres días a una mesa de firmas instalada por un grupo de entusiastas voluntarixs: dos jovencísimas y activas mujeres, y dos aguerridos muchachos, quienes aceptaron gustosos la presencia testimonial del cronista.
La cita fue a las diez de la mañana en la placita con fuente del Jardín San Miguel, en plena esquina tumultuosa de las avenidas Izazaga y Pino Suarez. El arácnido llegó sudoroso en el Metro hasta las puertas de la parroquia de San Miguel Arcángel (segundo templo de la Nueva España, fundado en 1690, precisa su placa conmemorativa), edificación novohispana preservada en ese jardín citadino, justo frente a la plaza comercial de la estación del Metro Pino Suárez, una de las más transitadas del corazón palpitante de la urbe.
Hubo, desde luego, rechazos groseros: “Presidente loco”, “Qué se vaya ese viejo”, “¡Con mi firma, jamás contarán!”, y demás hostilidades, a las cuales, con envidiable calma y dignidad, lxs muchachxs de la mesa respondían tolerante y amablemente. También hubo algunas insultos directos y sin retórica, además de indiferencia de parte de otros presurosos o atareados caminantes de esa céntrica zona comercial.
Y hubo también, cómo no, apoyos irrestrictos y cerca de trescientas firmas diarias: “Vamos con todo”, “Denles duro”, “Tenemos que ganar”, “Que se quede nuestro Presidente”, “Que no vuelvan los ladrones”. Hombres y mujeres mayores, muchas señoras de mediana edad y sus esposos, firmaban con determinación. Al escorpión lo sorprendió la gran cantidad de mujeres jóvenes, adolescentes de 18 o 21 años, tatuadas, con el cabello colorido, con modas darketas, hippies o roqueras, dispuestas a apoyar a la 4T. Si algunas personas no se interesaban en el proceso, otras se involucraban a fondo, platicaban anécdotas de su militancia morenista o, incluso, sobre aventuras vividas en apoyo a López Obrador desde sus inicios en Tabasco.
A lo largo de tres días, durante cinco horas diarias, el escorpión escuchó, aprendió, se asoleó, sudó y vio desfilar un mundanal de gente, como en una película singular de tipos mexicanos contemporáneos. Algunos ignoraban a los activistas de la mesa, pero muchos otros se detenían a alentarlos, a comentarles dónde habían firmado ya, a preguntar si podían participar sin credencial o a lamentarse por no traerla en ese momento, pero asegurando su participación en cuanto tuvieran oportunidad, todo en medio del masivo circular de miles de transeúntes. Sorprendió al venenoso la acción directa de una señora, quien con disimulo pidió la hoja sólo para tachonearla e invalidar así un formato con siete firmas previas.
Con la resolana a plenitud, el venenoso intentó conversar con los ariscos indigentes en condición de calle de la zona, quienes se aseaban en las aguas de la fuente para pedir luego una moneda. Acalorado, el escorpión se refugió un rato en la fresca parroquia de San Miguel, donde al amparo del Arcángel resumió tres temas nodales en torno a la obtención de firmas. Uno: algunos no entendían para qué firmaban: “¿Votamos ya para que se quede el Presidente o para qué?”, preguntaban. Muy pacientes, los voluntarios explicaban la necesidad de obtener 2.7 millones de firmas para poder exigir la realización de la consulta al INE.
Dos: para validar las firmas se requieren copias de las credenciales electorales de los firmantes, pero ante la imposibilidad de contar con fotocopiadoras en las mesas callejeras, se recurrió forzosamente a fotografiar las credenciales del INE de los participantes, para luego imprimirlas. Por los sabidos riesgos cibernéticos, muchos deseosos de firmar no pudieron hacerlo al no permitir la captura fotográfica de sus credenciales.
Tres: Muchos cuestionaban confusos si los integrantes de la mesa eran funcionarios del INE, militantes de Morena, si apoyaban o estaban en contra de López Obrador, y si trabajaban por una causa política específica. En esas condiciones, era claro el activismo en favor de la realización de la consulta de los miles de voluntarios participantes.
El venenoso agradece a las y los jóvenes de la mesa de “San Miguelito” por su apoyo, esfuerzo y contagiosa alegría, así como por su voluntad de cambio, hoy pendiente de la decisión del INE, del tribunal electoral y de la Corte. Al atardecer soleado de la plaza, cuando el escorpión se retiraba, se le apareció el barbado Doctor Gnóstico con su “medicina oculta” para aliviar el exceso de peso, la diabetes y hasta el cáncer. El escorpión atesora su tarjeta.
@Aladelagarza
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