En el espacio orbita el primer nanosatélite mexiquense, trasladado al exterior por un cohete de SpaceX, empresa de Elon Musk. En máximo 45 días enviará imágenes que desde la Universidad Autónoma del Edomex se procesarán para prevenir desastres naturales. El proyecto fue creado por estudiantes de Ingeniería Robótica de la Universidad Politécnica de Atlacomulco.
Ciudad de México, 10 de julio (SinEmbargo).– Three, two, one, ¡Let’s start! Desde instalaciones de la NASA en Florida, Estados Unidos, el cohete SpaceX Falcon 9, de la compañía aeroespacial del millonario Elon Musk, comenzó a despegar entre humo y llamas para lanzar al espacio al nanosatélite «D2/Atlacom-1», creado por una alianza entre la Universidad Politécnica de Atlacomulco (UPA), Estado de México y las empresas SPACE JLTZ, NanoAvionics y Dragonfly Aerospace.
Entre ovaciones desde la estación de la costa este estadounidense, el cohete soltó al nanosatélite en los primeros cuatro minutos volando en el exterior. Para el minuto ocho el SpaceX había regresado al planeta Tierra con el mar de Cabo Cañaveral como testigo. Pese al atraso de un día por las condiciones atmosféricas, la misión Transporter-2 concluyó con éxito el 30 de junio.
«De Atlacomulco para el mundo», escribió entre banderas mexicanas una usuaria durante la transmisión en vivo. El lanzamiento de este nanosatélite ha mostrado otra cara de este municipio mexiquense, marcado por el estigma de corrupción que ha cargado a cuestas su clase política –de la cual proviene el expresidente Enrique Peña Nieto–, el cual ha sido extensivo a la localidad a lo largo de décadas.
El proyecto universitario, gubernamental y de iniciativa privada (mexicana-europea-sudafricana) comenzó desde noviembre de 2019 pese a la pandemia con la primera generación de estudiantes de Ingeniería Robótica especializados en nanosatélites.
A través del análisis de las imágenes satelitales que comenzarán a llegar en 45 días al Laboratorio Nacional de Observación de la Tierra de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), se contribuirá a la prevención de incendios forestales, inundaciones y se fortalecerá la agricultura de precisión enmarcada en la Agenda 2030.
«Para el proyecto Atlacom-1 se creó la primera generación de estudiantes reclutada y dirigida por el responsable del Centro de Colaboración Académica e Industria, Alejandro Zavala Moreno. Fueron 13 estudiantes de Ingeniería en Robótica quienes participaron en el análisis, diseño y ensamble, lo que se vio catapultado por la creación del Centro Regional de Innovación y Desarrollo Espacial Atlacomulco», dijo en entrevista el Rector de la Universidad Politécnica de Atlacomulco, René Santín.
Actualmente son 15 estudiantes, agregó, puesto que –pese al obstáculo de la COVID-19 en algunas prácticas– se conformó la segunda generación de proyectos de naturaleza satelital, con el trabajo añadido de las carreras en Sistemas Computacionales e Ingeniería en Tecnologías de Manufactura mediante cursos virtuales y seguimiento en tiempo real.
El Rector René Santín destacó que el nanosatélite orbitando en el espacio tiene beneficios sociales a través de su cámara hiperespectral con tecnología avanzada y transmisores que permite obtener de manera simultánea imágenes y datos para desarrollar soluciones o acciones de prevención en materia de cambio climático.
«Ayudarán las imágenes del monitoreo de cambios atmosféricos, alerta temprana de incendios forestales por la sequía, y facilitará la agricultura de conservación», explicó. «Con esto surge un sin número de oportunidades para la investigación en diferentes sectores sólo observando la Tierra».
Al término de la conversación, el Rector de la Universidad Politécnica de Atlacomulco enfatizó que están en espera de recibir más recursos para el Centro Regional de Innovación y Desarrollo Espacial Atlacomulco para continuar con proyectos parecidos. Este fue el primer nanosatélite mexiquense y segundo mexicano lanzado al espacio. El primero fue el AztechSat-1, de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), enviado en febrero de 2020.
«Nos sentimos muy orgullosos. Esperemos que nuestros alumnos se proyecten hacia el futuro; el sector aeroespacial es un nicho de trabajo muy importante para los jóvenes», aseguró Santín.
Por su parte, el Rector de la UAEmex, Carlos Barrera Díaz, aseguró que emplear recursos satelitales fortalecerá al sector agrícola, ya que permitirá una mejor planificación del uso del suelo, reducción de costos, desarrollo de cadenas de suministros sostenibles, conservación de recursos naturales y resiliencia ante desastres como sequías, inundaciones o incendios.
El Laboratorio Nacional de Observación de la Tierra (LANOT) de la Facultad de Geografía de esta Universidad, en convenio con la Agencia Espacial Mexicana (AEM), procesa y analiza imágenes satelitales para realizar estudios de uso de suelo, cobertura vegetal y áreas forestales en peligro de incendios. Este lunes, durante la tormenta que causó inundaciones en municipios mexiquenses, destacó que el nanosatélite Atlamoc-1 es de los pioneros en su tipo en el sector espacial.
«En un lapso no mayor a 45 días, empezaremos a obtener imágenes del nanosatélite Atlacom-1 que van a ser orientadas al Laboratorio para poderlas procesar y generar proyectos de investigación y educativos. El principal reto es el de agricultura de precisión, el cual se apega a los ejes de la Agenda 2030, en la que se entiende el manejo sustentable de los recursos naturales», declaró en rueda de prensa, Gybram Canchola, director del LANOT.
Estas imágenes bajan en un formato nativo, es decir, una fotografía que debe ser procesada y validada –lo que tomará más tiempo– para obtener modelos y con ello fortalecer la agricultura de precisión empezando con el Estado de México, detalló. También se busca colaborar con instancias gubernamentales respecto a la prevención de incendios forestales o inundaciones con el monitoreo de cambios atmosféricos.
Salvador Landeros Ayala, director general de la Agencia Espacial Mexicana de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), destacó que en esta misión se logró insertar un componente educativo que permitirá formar a la juventud mexicana en captación, análisis y procesamiento de imágenes satelitales.
«Abre el camino para desarrollar con la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMEX) el primer programa piloto de su tipo en la historia del país, para impulso de la productividad agrícola con apoyo del D2/AtlaCom-1», dijo Landeros en su participación posterior al lanzamiento exitoso.
EL CHAPULÍN DE LA UNAM
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por su parte, a través de la Facultad de Ingeniería en Querétaro, se encuentra desarrollando desde 2019 dos proyectos nanosatelitales llamados “KuauhtliSAT” y “K´OTO”.
Se estima enviar al espacio el «K’OTO» a finales de este año o a principios de 2022 desde la Estación Espacial Internacional (EEI) en Japón, en colaboración con el Instituto de Tecnología de Kyushu, quienes realizarán las pruebas de certificación de vuelo y posteriormente entregarán el satélite a la agencia espacial japonesa JAXA para su lanzamiento.
«K´OTO» es un vocablo en la lengua otomí que significa “saltamontes” o «chapulín», en alusión al salto tecnológico que implica para México el desarrollo de nanosatélites. Y «KuauhtliSAT», el otro nanosatélite en desarrollo, hace referencia al águila mexicana que, en conjunto con un cóndor andino, forma parte del ave bicéfala que aparece en el emblema de la UNAM.
El Ingeniero en Mecatrónica y titular de la iniciativa del satélite «K’OTO», Rafael Guadalupe Chávez Moreno, expresó que pesa 1.33 kilogramos y mide 10x10x10 cm, pero ha sido «todo un reto» tenerlo físicamente para poderlo lanzar al espacio y que empiece a operar.
El objetivo es la toma de fotografías del territorio mexicano en el espectro de luz visible, las cuales serán de baja y mediana resolución y podrán ser aprovechadas para ver a corto plazo cómo se comportan algunos fenómenos climáticos.
En la Estación Espacial japonesa se liberará a K’OTO para que alcance una baja órbita, aproximadamente a 400 kilómetros de altura, y se espera que viaje alrededor de la Tierra a una velocidad de ocho kilómetros por segundo, precisó el Ingeniero.
INTERNET DE ELON MUSK EN MÉXICO
Un día antes del envío del nanosatélite Atlacom-1, el director ejecutivo de SpaceX, Elon Musk, anunció que el servicio de Internet satelital de banda ancha de su empresa Starlink estará disponible en agosto en casi todo el mundo.
«En agosto deberíamos tener conectividad global en todas partes, excepto en los polos», estimó Musk durante su intervención en el Congreso Mundial de Telefonía Móvil en España. Calcula que en el primer año el número de usuarios activos llegará al medio millón.
El también dueño de la empresa de autos eléctricos Tesla se propone suministrar Internet de alta velocidad, constante y “asequible” a usuarios de cualquier lugar del mundo con el envío masivo de más de mil satélites que operarán en órbita baja para una mejor conexión y servicio. En mayo pasado, el mismo cohete SpaceX Falcon 9 que puso en órbita al primer nanosatélite mexiquense dejó en el espacio una tanda de 52 satélites para este fin.
El diario El Financiero informó que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) otorgó un permiso a Starlink por 10 años de «emisión y recepción de señales» para internet inalámbrico satelital en México, pero requerirá de una concesión única para poder dar servicios de conectividad en el país.
La empresa Starlink asegura que su servicio es ideal para llevar Internet a zonas rurales o donde el acceso no está completamente disponible. El permiso entregado por el IFT podrá ser prorrogado.
Elon Musk, ahora el hombre más rico del mundo junto con Jeff Bezos (Amazon), nació el 28 de junio de 1971 en Pretoria, Sudáfrica. Empezó con la intención de enviar plantas o ratones a Marte. Para ello quería comprar misiles soviéticos decomisados pero por los costos decidió construir los propios. Quería cambiar la forma de moverse, no sólo en la Tierra sino también fuera de ella. En 2002, su inquietud por la ciencia ficción lo llevó a fundar SpaceX. Sus metas eran: a corto plazo, hacer los viajes al espacio diez veces más baratos y, a largo plazo, colonizar Marte.