Dallas, 15 Ene (Notimex).- Oklahoma ejecutó hoy al afroamericano Charles Frederick Warner, de 47 años, por la violación y homicidio de una niña de 11 meses en 1997, la primera pena de este tipo en el estado en 10 meses tras una polémica sobre el castigo capital.
La pena de muerte en Oklahoma entró en un paréntesis de 10 meses luego de la fallida ejecución en abril pasado del homicida convicto Clayton Lockett, que abrió una investigación y cambios en el procedimiento.
Warner fue ejecutado esta noche mediante una inyección de tres drogas letales en la Prisión Estatal en McAlester, sureste de Oklahoma, en la primera ejecución que se efectúa desde la de Lockett el 29 de abril de 2014.
Lockett convulsionó violentamente, gimió y se retorció tras el coctel letal. Funcionarios carcelarios suspendieron el procedimiento de ejecución luego de que transcurrieron varios minutos sin que aparentemente ninguna de las drogas “tuviera el efecto deseado”.
Lockett sufrió luego un ataque al corazón y fue declarado muerto poco más de una hora de que iniciara el proceso.
La fallida ejecución de Lockett reactivó de nuevo el debate sobre la pena de muerte en Estados Unidos y forzó a la gobernadora de Oklahoma, Mary Fallin, a suspender las ejecuciones en esa entidad hasta que se investigaran las causas.
Una investigación conducida por las autoridades estatales reveló que una obstrucción en la línea intravenosa que no fue detectada y la falta de capacitación de quienes conducían el procedimiento, fueron la causa y no los fármacos utilizados en la inyección letal.
Aun así, las autoridades carcelarias dispusieron que en la ejecución de Warner esta noche se incrementara cinco veces la dosis de drogas letales, aunque se utilizaron esencialmente los mismos tres fármacos usados con Lockett.
Warner fue declarado culpable y sentenciado a muerte en 1999 por el homicidio de la hija de su compañera de cuarto, Adriana Waller, a quien también atacó y dejó gravemente lesionada.
La ejecución de Warner es la segunda este año en Estados Unidos. Georgia efectuó la primera de 2015 en este país, al aplicar el pasado martes la pena de muerte a Andrew Brannan, de 66 años.