México, 25 dic (EFE).- Las aplicaciones móviles y las nuevas tendencias de economía colaborativa como el «carpooling» (coche compartido) cobran cada vez más fuerza en México, cambiando el panorama de la movilidad y enfrentando a su vez las críticas de las asociaciones de taxistas.
En lugar de caminar hasta el sitio de taxis más cercano o realizar una llamada, los usuarios pueden solicitar un vehículo con solo pulsar el botón de una aplicación.
Es un gesto que está ganando popularidad y que proponen empresas como Uber y Cabify para atajar los problemas de movilidad que afronta el país.
A diferencia de otras aplicaciones vinculadas a taxis con concesión, dichas empresas se basan en el uso de vehículos particulares y conductores que no han obtenido ninguna licencia oficial, sino que se han limitado a superar una serie de controles internos.
En respuesta a esta tendencia, el grupo Taxistas Organizados de la Ciudad de México presentó el pasado 10 de diciembre una denuncia penal ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) contra el secretario de Movilidad del Gobierno del D.F. (Semovi), Rufino H. León Tovar.
Le acusan de omisión ante la actuación de Uber, Cafiby y «aquellos responsables del transporte individual de pasajeros en la ciudad sin concesión», ya que están quebrantando la Ley de Movilidad, en la que se prohíbe el uso de vehículos particulares con carácter comercial, dice a Efe el portavoz de Taxistas Organizados, Daniel Medina.
La denuncia también está dirigida contra los responsables de las empresas Uber y Cabify en México, por los que los taxistas pierden aproximadamente el 10 % de sus ingresos diarios, estima el representante.
Sin embargo, el CEO de Cabify México, Edgardo Rivera Torres, uno de los denunciados, aseguró a Efe que «nos hemos reunido con las autoridades locales y les hemos manifestado que no somos un sustituto del servicio de taxi; nuestros clientes los utilizan todos los días para ciertas necesidades y nos utilizan a nosotros para otras».
Lo que ofrecen ellos es un servicio de «conductores privados», que «no están contemplados por la regulación actual, y no necesitan un permiso para prestar sus servicios».
Los aspirantes al puesto de conductor cumplen un protocolo de seguridad, que incluye exámenes psicológicos, toxicológicos, presentación de antecedentes penales, que hace que 8 de cada 10 sean rechazados.
Otra alternativa emergente de transporte, menos polémica e inscrita en el llamado «carpooling», es el que propone Tripda, que acaba de lanzarse en México tras superar su periodo de pruebas.
A través de esta empresa, los usuarios pueden publicar anuncios de sus próximos viajes y ofrecer asientos en sus vehículos a cambio del precio que ellos establezcan.
Así, se «comparte el gasto de gasolina», defiende su responsable en México, Óscar Rosado, quien señala que están dirigidos especialmente a la generación «millennial» (jóvenes que tienen entre 18 y 30 años), por sus tendencias de consumo: «Siempre están conectados a la red, tienen un sentido más abierto hacia la ecología y un menor apego a los bienes materiales».
Tripda media los viajes entre municipios, pero también en trayectos que se desarrollan dentro de los mismos, porque «hay rutas en el D.F. que por distancia y tiempo son consideradas como de larga distancia en otros países», y además, «el 70 % de los coches que circulan van con un solo pasajero, un espacio desperdiciado que se transforma en todo el tráfico de aquí».
En opinión de Rivera Torres, la oposición que encuentran por parte del sector de transporte tradicional es natural: «Pasa como en cualquier industria en la que hay revolución en el servicio, ninguna acepta el cambio de manera pasiva».
«Lo que sí creo es que es el futuro, una tendencia a nivel mundial que no puede ser ignorada. Los clientes no están siendo manipulados ni hipnotizados, están buscando algo que no están obteniendo», opina el directivo.
A lo que Medina responde que, precisamente, la demanda de los taxistas es que se «profesionalice» su tarea, para así mejorar la calidad de su servicio: «Queremos que haya más capacitación, que se nos este vigilando mejor, para dar más seguridad al usuario». EFE