Miami, 29 Jul (Notimex).- Cada vez que un padre o una madre son deportados, una familia se destruye, dijo la activista nicaragüense Nora Sándigo, directora ejecutiva de Fraternidad Americana, quien este lunes viajó a la capital estadunidense.
Luego de la deportación de sus padres, los hijos que nacieron en Estados Unidos y que son ciudadanos estadunidenses pueden acabar adoptados por extraños, viviendo en centros estatales de cuidado infantil o regresando al país de origen de sus padres, lamentó.
Sándigo, quien ha adoptado a 817 niños estadunidenses que han sido separados de sus familias, viajó este martes a Washington con dos de sus “hijos” para abogar por estos pequeños y por los miles que están llegando por la frontera.
La activista planea reunirse con congresistas, organizaciones proimmigrantes y su grupo de abogados en la capital estadunidense para analizar la posibilidad de reiniciar ante la Corte Suprema el caso de los 817 niños de los cuales es guardiana legal.
Nora dijo antes de partir que continuará pidiendo al presidente Barack Obama un alivio administrativo o una orden ejecutiva para los menores, y que el Congreso apruebe una reforma migratoria completa y así “terminar con tanta destrucción de familias”.
Sándigo, que emigró a Estados Unidos en la época del primer gobierno sandinista, hace esta labor voluntaria porque nadie más lo hace.
El gobierno federal estadunidense desconoce cuántos menores de edad hay en Estados Unidos con padres deportados, pero datos del Departamento de Inmigración y Aduanas (ICE) reportó en 2013 la expulsión de más de 72 mil padres de familia con uno o más hijos estadunidenses.
