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Senadores del PAN ven ocioso el NAICM, como AMLO, y se preguntan si se puede frenar y si hay plan B

04/10/2017 - 12:05 am

Alrededor de la obra de infraestructura más ambiciosa del sexenio del Presidente Enrique Peña Nieto, el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, se plantean diversas dudas, y no son sólo respecto a su costo final o la modificación de los contratos, como se abordó en las dos entregas previas de SinEmbargo.

Científicos y legisladores se cuestionan sobre el riesgo de inundaciones al estar rodeado de ríos y lagunas; y también hay recelo sobre el monto de la tarifa de uso aeroportuario proporcional a la dimensión del proyecto.

Ante su sobrecosto, retraso y opacidad, y en medio de una emergencia económica tras los daños de los sismos del 7 y 19 de septiembre pasados en el centro y sur del país, políticos y especialistas se preguntan: ¿resultaría menos contraproducente cancelarlo y volar hacia otra alternativa más económica y manejable?

TERCERA DE UNA SERIE

Por Dulce Olvera y Daniela Barragán

Ciudad de México, 4 de octubre (SinEmbargo).– El Presidente Enrique Peña Nieto presentó en su Segundo Informe de Gobierno, el 1 de septiembre de 2014, el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM). Argumentó que empresas “altamente especializadas” realizaron estudios para determinar que el lugar más adecuado para la mega obra de su sexenio era el antiguo lago de Texcoco, en tierras del Estado de México.

No obstante, aún no puede asegurarse con certeza que la construcción no vaya a inundarse, tampoco se tiene clara la Tarifa de Uso Aeroportuario para repagar el financiamiento privado y ésta podría aumentar si continúa el sobrecosto y, dado el retraso y la opacidad del proyecto, incluso hay voces que consideran no descartar cancelarlo y recurrir a una alternativa menos costosa, dijeron legisladores de oposición.

Estas opciones pesan aún más luego de la destrucción que los sismos del 7 y 19 de septiembre pasado dejaron en estados del centro y del sur del país, y que ahora son parte de un proyecto de reconstrucción que, para empezar, costará 38 mil millones de pesos, pero que podría ser aún más caro, pues los daños a la infraestructura aún se siguen contabilizando. Pero el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México informó que su personal ni las obras de esa infraestructura sufrieron incidentes ni daños luego del temblor de 7.1 grados.

Además, el lunes el Grupo Aeroportuario presentó el sistema de protección ante eventos sísmicos que será instalado en la Torre de Control, desde donde se controlará el espacio aéreo y los aterrizajes y despegues de las aeronaves. Víctor A. Zayas, Director General de la empresa Earthquake Protection Systems (EPS), con sede en San Francisco, California, presentó el funcionamiento de los aisladores sísmicos considerados para el corazón del NAICM.

“La Torre de Control del NAICM tendrá 12 aisladores sísmicos en su base, permitiendo con ello soportar sismos de gran intensidad, inclusive superiores a 9 grados en la escala Rychter”, informó.

El costo del NAICM, hasta el momento, ha aumentado 10 por ciento al pasar de 169 mil millones a 186 mil 092 millones de pesos, una cantidad que para muchos es un despilfarro en un país sumido en crisis económica.

El Senador panista Víctor Hermosillo y Celada, integrante de la Comisión Especial de Seguimiento a la Construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México –aprobada en septiembre de 2014, pero que no opera por la inmovilidad del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y sus aliados en la Cámara Alta– mostró en entrevista con SinEmbargo un mapa de la ubicación de la obra, la cual está rodeada de ríos y lagunas.

Ahí se destaca que la zona donde se desarrolla el proyecto es susceptible a inundación, de acuerdo con el Plan Estatal de Desarrollo Urbano del Estado de México.

“Alrededor del NAICM hay lagunas que incluso parece que van a tener que secar para tener un recipiente cuando llueva mucho. Hay ríos que llegan al antiguo lago de Texcoco. Son corrientes que llegan. Es un área que por su naturaleza tiene agua. No sabemos el costo de esas inundaciones. A nadie le gusta que le vaya mal al país, pero sí hay muchas dudas”, dijo Hermosillo y Celada, quien también es arquitecto por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).

El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México se construirá en una zona susceptible a inundaciones, plantean expertos. Es un área de alta vulnerabilidad en el lago de Texcoco, dicen. Foto: Joyce García, Cuartoscuro

En diciembre del año pasado, la Comisión de Recursos Hidráulicos del Senado de la República pidió a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ejecutar el plan regulatorio hidrológico presentado desde septiembre de 2014 para regular, captar y potabilizar escurrimientos de lluvia con el fin de evitar inundaciones. Hasta el momento construye un túnel colector de 3.3 kilómetros de longitud.

La Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) analizó el resolutivo que emitió la Secretaría del Medio Ambiente (Semarnat) en enero de 2015, ocho meses antes de que comenzaran las obras preliminares. Concluyó que el desarrollo del proyecto debió haber sido rechazado, ya que “la omisión deliberada” de información no permitía una evaluación correcta del posible impacto ambiental. Pero, advirtió, el 42.04 por ciento de la superficie del proyecto son cuerpos de agua y zona inundable.

En contraste, Juan Carlos Espinal González, ingeniero civil, experto en Tecnología Hidráulica y de Fluidos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), expuso que desde que se planeó el Nuevo Aeropuerto se vieron tres aspectos para evitar las inundaciones: un drenaje perimetral para aislar el terreno de cualquier aportación externa; un drenaje superficial para el manejo del agua que llegue por lluvia, y un drenaje subterráneo para recolectarla y bombearla a lagunas de regulación, entre ellas la cuatro y la cinco.

“Es una infraestructura básica para la operación y seguridad de la obra”, afirmó.

Los trabajos en el terreno que ocupará el NAICM avanzan. Foto: Sandra Sánchez Galdoz, SinEmbargo

“El proyecto se pretende construir en la zona con mayor vulnerabilidad y omite la presentación de Estudios de Riesgo Ambiental asociados a la posibilidad de inundaciones ante eventos hidrometeorológicos”, expone en su análisis coordinado por el doctor en Ecología Fernando Córdova Tapia, representante del Grupo de Análisis de Manifestaciones de Impacto Ambiental.

“No existen elementos técnicos para asegurar que las obras hidráulicas que supuestamente desviarán los escurrimientos sean suficientes para evitar las inundaciones en la zona del proyecto y en las áreas aledañas […], considerando la tendencia a una mayor ocurrencia de eventos hidrometeorológicos debidos al cambio climático”, agrega Córdoba Tapia.

En respuesta, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) se encuentra ejecutando algunos proyectos que desvían los escurrimientos a zonas ajenas al sitio del proyecto y la capacidad de regulación en la zona se incrementará de 13 a 34 millones de metros cúbicos. Sin embargo, agregó la Unión de Científicos, no presenta las características técnicas por lo que no se puede aseverar que el problema de las inundaciones estará resuelto.

LA TARIFA DE USO AEROPORTUARIO

En la primera entrega de esta serie, SinEmbargo abordó que el costo del Nuevo Aeropuerto ha incrementado un 10 por ciento al pasar de 169 mil millones estimado en 2014 a 186 mil 092 millones de pesos, ajustes derivados de la inflación y el tipo de cambio, de acuerdo con el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM). El porcentaje de la Tarifa de Uso Aeroportuario dependerá del costo final, el cual todavía no puede determinarse.

Esa Tarifa de Uso se incluye en el costo del boleto del viajero y se fija en dólares pero se cobra en pesos. En este 2017, los usuarios del Aeropuerto Internacional “Benito Juárez” pagan 22.74 dólares para vuelos nacionales y 35.35 para los internacionales, precio que ha aumentado por la depreciación del peso y los costos del Nuevo Aeropuerto.

El ingeniero civil Juan Carlos Espinal especificó que una obra de estas dimensiones tiene una variabilidad del costo entre el 20 y 30 por ciento, por lo que no se ha salido de ese porcentaje y sigue siendo rentable.

No obstante, el Senador Víctor Hermosillo no descartó que el costo del proyecto siga aumentando y los usuarios terminarán pagando una parte importante de la Tarifa en el largo plazo, tal y como sucede ahora en las carreteras concesionadas a privados. De acuerdo con el portal digital del NAICM, los recursos fiscales [impuestos] financiarán el 58 por ciento de la obra [esto es, 107 mil 855 millones], mientras que el otro 42 por ciento será cubierto a través del mercado de bonos y el crédito revolvente [esto es, deuda].

“Los que utilicen el NAICM pagarán, como lo hacen ahora, su cuota por usar el aeropuerto, así como pasa con una carretera. ¿Cuánto tiempo tardarán en pagarlo? Quién sabe”, aseguró el panista.

“Lo más seguro es que van a subir la tarifa. Ya la aumentaron el año pasado sustancialmente, pero eso lo están usando para poder hacer compromisos financieros ya que el aeropuerto actual está muy descuidado”, dijo.

¿ES VIABLE CANCELARLO?

En noviembre de 2015, los ingenieros José María Riobóo, fundador del Grupo Riobóo, y Sergio Samaniego Huerta, experto en Topografía, presentaron una alternativa al Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, cuyo contrato ganó el reconocido arquitecto británico Norman Foster y el también arquitecto Fernando Romero, quien es yerno del magnate Carlos Slim Helú . Sugirieron utilizar las dos terminales del actual aeropuerto, así como la base militar de Santa Lucía, ubicada en Zumpango, Estado de México. Este plan costaría 57 mil millones de pesos y se terminaría en 30 meses.

En Santa Lucía se construirían dos pistas adicionales de hasta 5 kilómetros para vuelos comerciales: una serviría para destinos internacionales de pasajeros y la otra para carga internacional.

Basado en Grupo Riobóo, Andrés Manuel López Obrador, líder de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y virtual candidato de ese partido político a la Presidencia de la República para las elecciones de 2018, lanzó la alterativa de Santa Lucía a finales de 2015.

Dos años después, el 29 de septiembre pasado, López Obrador propuso que el presupuesto de 200 mil millones de pesos para la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) sea destinado para apoyar a las víctimas del sismo del pasado 19 de septiembre, pues en caso de no hacerlo no se podría rescatar a los damnificados ni a los millones de pobres que viven en el país.

También planteó que con 60 mil millones de pesos se podría solventar perfectamente los gastos para la construcción de nuevas pistas en terminal aérea militar de Santa Lucía.

“Hicimos la propuesta de cancelar la construcción del nuevo aeropuerto porque es un gasto oneroso, 200 mil millones de pesos. Cancelar esa obra y de inmediato construir dos pistas en el aeropuerto militar de Santa Lucía sería lo recomendable, se puede resolver la saturación del actual aeropuerto”, dijo en un mensaje difundido desde sus redes sociales.

Sin embargo, el ingeniero civil Juan Carlos Espinal explicó que en el actual aeropuerto no pueden realizarse llegadas ni despegues simultáneos. La pista dos, tres y seis planeadas para el nuevo tienen una separación entre ejes más allá de 1.5 kilómetros y eso permitirá despegues simultáneos y se cubrirá la demanda.

“Desde el punto de vista técnico, el problema es que en la base militar de Santa Lucía no hay espacio suficiente para poder hacer tres pistas simultáneas. Sólo se trasladaría el problema en el actual aeropuerto al de allá [en Zumpango]. Aunque desde el punto de vista económico habría que hacer otra valoración”, planteó Espinal.

El Diputado y economista Vidal Llerenas, del partido Morena que impulsó esta propuesta, aseguró en entrevista que la propuesta de Santa Lucía y que pudieran coexistir dos aeropuertos como en otras ciudades del mundo “es una alternativa más económica y no tienes que quitar uno que ya existe”.

“Más allá de la ubicación y todo ese debate, también han habido señalamientos sobre si se requiere un aeropuerto de estas dimensiones o hubiera sido mejor una construcción modular; eso hubiera sido más manejable”, afirmó.

“No sé [si es viable cancelar la obra], pero supongo que sí porque es muy prematuro lo que han construido. El ejercicio de recursos ha sido poco y el dinero destinado se ha ido a un Fideicomiso. Habría que evaluar si es rentable la obra, pasar a un esquema de costo-beneficio”, agregó Llerenas.

El Senador y arquitecto Víctor Hermosillo reconoció que a dos años de que comenzó la construcción, “la decisión de hacer el NAICM ahí [en Texcoco] ya está consumada”, pero recordó que desde el principio muchos senadores se cuestionaron la razón del lugar y la dimensión de más de 4 mil hectáreas.

“Pudieron haber optado por un proyecto más pequeño, sobre todo porque el país no está en una situación de bonanza; cada año se pide más dinero y la deuda ya es casi el 50 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB)”, explicó el Senador Hermosillo.

“Por qué no hacer un aeropuerto mucho más sencillo, mucho más chico, que complementara la necesidad del tráfico a la capital, como sucede en muchas grandes ciudades como París, Chicago y Washington que tienen varios aeropuertos”, expuso.

Pero considerando la necesidad de los ciudadanos ante la saturación actual, llamó a que se termine o se tenga un plan alterno.

“Fue una decisión que se tomó y esperemos que las cosas salgan bien. La suerte está echada. Se necesita terminar este aeropuerto porque la ciudad lo necesita. Eso no se discute, cada día hay más y más vuelos. Pero ya deberían estar haciendo un Plan B en el caso de que se retrase la obra, anunciar a dónde se enviarían aviones. Por ejemplo, ahí está Toluca”, concluyó Hermosillo.

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