“La siguieron y grabaron sin su consentimiento. La acosaron de manera insistente a fin de que preste declaraciones sobre hechos que son materia de investigación preliminar en el Perú”, dijo Toledo sobre lo sucedido con Fernenbug, de 86 años.
El ex presidente agregó que fueron dos los supuestos periodistas que no se identificaron con ningún dato y tampoco dieron el nombre del medio en el que presuntamente trabajan y sólo mencionaron que eran peruanos.
Fernenbug es investigada desde el año pasado por presunto lavado de activos por la compra de una mansión y una oficina, ubicadas en zonas exclusivas de Lima, por un valor de casi cinco millones de dólares, que provienen de Ecoteva, una empresa costaricense de la que no está claro de dónde ha obtenido el dinero.
Además, Toledo y su esposa, la también belga Eliane Karp, son investigados por la Fiscalía por presunto delito de enriquecimiento ilícito, debido a su supuesta participación en la compra de esas propiedades.
Según el ex presidente, las intervenciones a su suegra fueron en dos oportunidades, una de ellas cerca a su domicilio en Bruselas y la otra en la misma puerta de su casa.
“Quiero denunciar esta práctica antiética de persecución y hostigamiento personal en búsqueda de una declaración de una persona anciana y enferma a la que no se respeta su derecho a no declarar y que además se encuentra impedida de hacerlo de acuerdo a ley”, finalizó Toledo en el comunicado.
El escándalo estalló a comienzos del año pasado cuando se descubrieron las lujosas compras por parte de Fernenbug, quien siempre ha tenido una economía relativamente modesta. Posteriormente se estableció que el dinero fue extraído de Ecoteva, empresa que también pagó dos hipotecas que tenía el ex presidente por cerca de 12 millones de dólares.
Toledo, quien gobernó de 2001 a 2006 con la bandera de la lucha contra la corrupción, incurrió en varias contradicciones para explicar el origen del dinero. Al final, la versión oficial del ex mandatario es que en realidad le pertenece al acaudalado empresario israelí Yosef Maiman, un antiguo amigo personal, quien supuestamente quería hacer inversiones en el Perú.
De acuerdo con una investigación del Congreso, Maiman, quien ha dado testimonio por vía Skype desde Tel Aviv, no ha logrado demostrar con documentos que él sea efectivamente el dueño de los fondos, lo que según los críticos de Toledo hace recaer las sospechas en éste.
