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La FAO alerta que el COVID-19 impactará más en México y Chile por altos índices de obesidad

domingo, abril 19th, 2020

La inseguridad alimentaria se refiere no solo a la falta de acceso a alimentos saludables, sino también a tener mayor acceso a alimentos ultraprocesados, los cuales son causantes de enfermedades como obesidad, diabetes y otras no transmisibles.

México, 19 de abril (EFE).- La población con inseguridad alimentaria en América Latina es más vulnerable a las complicaciones por coronavirus, sobre todo si padece patologías preexistentes y le falta una alimentación saludable ya que su sistema inmune suele ser más débil.

Con millones de habitantes de la región con enfermedades como obesidad, sobrepeso, diabetes, hipertensión y tabaquismo, el COVID-19 se presenta como una auténtica amenaza a los sistemas sanitarios y a la salud de la población, ya en riesgo con los citados padecimientos.

Para la representante en México de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Lina Pohl, “una buena nutrición es la primera defensa contra las enfermedades”.

“Mantener una dieta saludable es una parte importante para ayudar al sistema inmunológico, hacerlo fuerte y evitar que el COVID-19 pueda desarrollarse en mayor magnitud”, dijo Pohl a Efe.

Lo difícil es alcanzar esos objetivos ante el obligado confinamiento, la falta de recursos, los padecimientos preexistentes y los niveles de desigualdad en Latinoamérica y en otras partes del mundo.

Para la representante de la FAO el hecho de que en México gran parte de la población tenga algunas patologías es un gran desventaja pues la pandemia ha demostrado, con datos de otras naciones, “que habrá un impacto mayor donde los índices de sobrepeso y obesidad sean altos como México o Chile y otros países”.

Precisó que esas enfermedades “hacen a la persona más vulnerable”, pero a pesar de las circunstancias, Pohl cree que esta etapa sanitaria que vive el mundo “es un gran momento de reflexión para adoptar una buena nutrición”.

También señaló que la falta de recursos no debe ser utilizada como excusa para una buena alimentación.

Fotografía del 17 de abril del 2020, que muestra un establecimiento de pizzas en Ciudad de México (México). Foto: José Pazos, EFE.

LA MALA ALIMENTACIÓN TAMBIÉN ES UN PROBLEMA

La inseguridad alimentaria se refiere no solo a la falta de acceso a alimentos saludables, sino también a tener mayor acceso a alimentos ultra procesados, los cuales son causantes de enfermedades como obesidad, diabetes y otras no transmisibles.

“Al tener una alimentación basada en estos productos se generan daños en nuestros órganos, se da una inflamación en los mismos y eso debilita nuestro sistema inmunológico”, explicó a Efe la maestra Paulina Magaña, investigadora en salud alimentaria de la organización El Poder del Consumidor.

La OPS advirtió en su informe “Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina” que la venta de estos productos aumentó en 8.3 por ciento entre el 2009 y 2014, y se estimaba que en 2019 crecería un 9.2 por ciento.

Los países con mayores ventas de estos alimentos fueron Chile (552 kcal per cápita/día), México (522 kcal) y Argentina (461 kcal), seguidos de Brasil (405 kcal) y Venezuela (388 kcal).

Magaña señaló que esto explica porque en países como México el COVID-19 ha afectado más a personas en edad productiva. “Tenemos a 96 millones de mexicanos que padecen obesidad, 15 millones son diabéticos, esto hace a nuestra población más vulnerable”, dijo.

En sintonía con esto, Pohl contó que en la región “la gente prefiere comprar un refresco (gaseosa) a frutas o legumbres que en estos países son accesibles para todos”.

Por eso consideró que “ahora es el momento para dejar de gastar en alimentos ultra procesados que no nos ayudan y no nos van a ayudar” para enfrentar la enfermedad.

Magaña manifestó que ante la pandemia, muchas personas han optado por hacer compras de pánico y tienen preferencia por adquirir alimentos ultra procesados que se pueden refrigerar, lo que no garantiza una buena alimentación.

“Se tiende a comprar estos alimentos como postres, bebidas azucaradas, pero tiene mucho con que la gente está padeciendo altos niveles de ansiedad”, aseveró.

Indicó que es en este momento cuando se tiene que pensar en hacer un consumo responsable de alimentos, consumir frutas y verduras y en general alimentos más naturales “no solo para tener una buena alimentación sino para fortalecer el sistema inmune”, indicó.

ALIMENTOS NO PREVIENEN INFECCIÓN DE COVID-19

Ambas expertas consideraron importante señalar que hasta ahora “ningún alimento o suplemento dietético puede prevenir la infección por COVID-19”.

Dijeron que en internet circulan muchas noticias e ideas falsas como que “si se toma mucho limón o naranja, vitamina C o algunos suplementos alimenticios se puede prevenir esta enfermedad, pero hasta ahora no hay ninguna información científica o técnica validada que así lo indique”.

Magaña reforzó esto al señalar que si bien la alimentación es importante, es también fundamental seguir las recomendaciones de las autoridades de salud para evitar el contagio.

Los niños son más vulnerables a enfermar a causa del cambio climático, revela un informe

domingo, enero 21st, 2018

Un informe advierte que los niños presentan mayor riesgo a padecer por causa del cambio climático debido a diversos factores, entre estos la inmadurez de su sistema inmunológico, mayor consumo energético y metabólico, y ausencia en la toma de decisiones.

Ciudad de México, 21 de enero (EFE).- El cambio climático afecta especialmente a la infancia porque amenaza su supervivencia, su desarrollo, su acceso a la alimentación, a la educación y a la sanidad.

Así lo advierte el informe “Cambio Climático y Salud” del Observatorio de Salud y Medioambiente, elaborado por el Instituto DKV de la Vida Saludable en colaboración con ECODES y difundido esta semana.

El informe aborda también el impacto en la salud que provoca el cambio climático en los más pobres y en las mujeres, y recuerda que según datos de la OMS, de las 250 mil muertes adicionales que se espera provoque el cambio climático cada año, entre 2030 y 2050, serán la malaria y la desnutrición dos de las principales causas.

DESARROLLO BIOLÓGICO

El informe sostiene que las razones que hay detrás de esta vulnerabilidad tienen que ver con su menor desarrollo biológico, mayor consumo energético y metabólico, y a su ausencia en la toma de decisiones.

. Desarrollo biológico: Los sistemas orgánicos de los menores no están completamente desarrollados. Lo harán cuando lleguen a la etapa adulta.

Sus sistemas fisiológicos, y en especial el sistema inmunológico y de detoxificación, aún no están maduros. Por ejemplo, sus pulmones no están completamente formados.

• Mayor consumo energético y metabólico: Los niños necesitan un mayor aporte de oxígeno y sustancias nutricionales que los adultos al estar en la etapa de crecimiento y desarrollo. Por ello, comen más alimentos, beben más líquidos y respiran más aire por kilogramo de peso corporal que los adultos.

• Comportamiento social: Suelen pasar más tiempo en ambientes exteriores y tienen menos capacidad de autocuidado que los adultos. Por estas razones son más vulnerables a la contaminación ambiental y a los impactos del cambio climático.

• Mayor expectativa de vida: Los niños y las niñas tienen mayor tiempo de vida tras la exposición para experimentar las consecuencias y desarrollar efectos a medio y largo plazo, tras exposiciones crónicas en bajas dosis de los contaminantes ambientales.

• Ausentes de la toma de decisión: En la mayor parte de los países, los menores no forman parte del proceso de la toma de decisiones, en general, ni de la agenda climática, en particular, a pesar de ser la suya la generación que mayor impacto sufrirá por el aumento de gases de efecto invernadero en la atmósfera.

OLAS DE CALOR: CUIDADO CON LOS NIÑOS

Una de las principales consecuencias del aumento de gases de efecto invernadero en la atmósfera es el aumento de la frecuencia y la gravedad de las olas de calor.

La relación entre salud y temperatura depende de un complejo número de variables fisiológicas, económicas, sociales, culturales y sanitarias, que determinan el nivel de adaptación de la persona al aumento de la temperatura.

Por este motivo, continúa el documento del Instituto DKV y ECODES, son de nuevo los niños y las niñas, junto a las personas mayores, los principales afectados por el cambio climático.

Ello es debido a que tardan más tiempo que los adultos en autorregular su temperatura corporal y tienen menor conciencia del peligro que suponen las olas de calor para su supervivencia; por lo que no buscan protección tan rápidamente como los adultos.

Otros impactos directos de las olas de calor en la infancia incluyen la interrupción temporal de la educación; el melanoma; quemaduras y otros problemas de la piel; y el aumento de enfermedades que tienen que ver con la comida en mal estado (el calor hace multiplicar las bacterias y otros elementos infecciosos que se encuentran en los alimentos).

Recientemente, recuerda el informe, una ola de calor que asoló Japón (El Mundo, 2016) y que implicó unas temperaturas de 40ºC tuvo como resultado más de 800 hospitalizaciones, sobre todo, de personas mayores y niños por deshidratación y golpes de calor.

En Madrid (Público, 2017), la ola de calor de junio de 2017 provocó hospitalizaciones de los más pequeños y cierres de colegios (Madridiario, 2017).

Sin embargo, y a pesar de la alta vulnerabilidad que sufre la infancia, esta área de trabajo está poco investigada (Researchgate, 2013) y se le debe prestar mayor atención.

El documento también recalca que es importante recordar que el umbral de temperaturas a partir del cual se producen los impactos negativos sobre la salud de los niños y niñas no es igual para todas las regiones.

Y defiende que son necesarios estudios epidemiológicos que ayuden a determinar esta temperatura umbral para decidir a partir de qué momento se debe actuar y activar un plan de prevención.

AGUA Y AIRE
Los efectos del cambio climático relacionados con el agua afectan a millones de menores en todo el mundo: se calcula que hay más de 500 millones de niños y niñas cuya vida está en riesgo debido a las inundaciones, la mayoría en Asia.

Según el informe, es importante recordar además que los impactos del cambio climático no actúan de manera aislada, sino que se refuerzan unos a otros, haciendo aumentar el grado de gravedad de los mismos.

Esta contaminación está producida por la quema de combustibles sólidos (madera, excrementos animales, residuos agrícolas) y de carbón para cocinar y para calentar las viviendas (que utilizan aproximadamente 3 mil millones de personas en el mundo, según la OMS, 2016).

Este tipo de cocinas o estufas abiertas produce hasta 100 veces más partículas del nivel recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

Durante la vida de los menores y los jóvenes, aquellos expuestos a aire contaminado se ven obligados a visitar el hospital de manera más frecuente y durante más tiempo que el resto, y con el tiempo, esta exposición provoca problemas de crecimiento de los pulmones y de su funcionamiento.

CRISIS CLIMÁTICAS Y MATRIMONIOS INFANTILES
De acuerdo con el Informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) sobre matrimonio infantil para el 2015, del total de 1.1 mil millones de niñas en el mundo, 22 millones ya están casadas, y otras muchas están en riesgo de estarlo en un futuro próximo, especialmente, en las regiones más pobres (UNICEF, 2015).

Las crisis climáticas pueden aumentar esta cifra, ya que en muchos países el matrimonio prematuro es percibido como una fuente de ingresos familiares.

Por otro lado, destaca también el sector agrícola que contabiliza el 60 por ciento de la actividad laboral infantil, sumando cerca de 90 millones de niños y niñas en el mundo. Las niñas representan el 37% de este total.

Esta explotación, cuando se ve sujeta a condiciones climáticas más extremas, puede desembocar en riesgos de abuso y violencia laboral, al forzar a los menores a alargar sus jornadas laborales o a trabajar más horas en actividades domésticas.

INFARTO CEREBRAL, NEUMONÍA Y MALARIA

Durante los primeros diez años de vida, los niños inhalan, ingieren y absorben más contaminantes ambientales por kilogramo de peso que un adulto. Foto: EFE

Las enfermedades que causan mayor número de muertes en el mundo son: la neumonía, el infarto cerebral y los problemas cardiovasculares.

Estas enfermedades, sostiene el informe, están directamente relacionadas con efectos ambientales resultantes del cambio climático como son las altas temperaturas agravadas por la alta contaminación y la mala calidad del aire, sobre todo, en las zonas urbanas.

En los países menos desarrollados y con pobreza extrema, enfermedades como malaria, diarrea y otras relacionadas con situaciones de falta higiene presentan también un riesgo mayor sobre todo por falta de acceso al agua potable (OMS, 2017).

Según los datos aportados por la OMS, de las 250 mil muertes adicionales que se espera provoque el cambio climático cada año entre 2030 y 2050, serán la malaria y la desnutrición dos de las principales causas.