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Comando mata a Alcalde de Tlanepantla, Puebla; van 80 políticos asesinados desde septiembre

jueves, abril 12th, 2018

José Efraín García García, Alcalde de Tlanepantla, Puebla, estaba afiliado al Partido del Trabajo (PT). Desde abril del 2017, los integrantes de su Cabildo y su síndico querían destituirlo por el supuesto desvío de más de 3 millones de pesos.

Por Edmundo Velázquez

Puebla/Ciudad de México (Periódico Central/SinEmbargo).- Un comando baleó la mañana de este 12 de abril al Alcalde de Tlanepantla, Puebla, José Efraín García García, quien fue auxiliado por equipos de emergencia, pero murió más tarde en un hospital.

Los primeros reportes señalan que el Edil viajaba desde Tepeaca hacía San Simón Coatepec, cuando en el poblado de Mixtla, todavía en Puebla, un automóvil le cerró el paso. Bajaron sujetos armados y lo acribillaron.

El Alcalde, militante del Partido del Trabajo (PT), fue auxiliado y trasladado al Hospital General de Tepeaca, donde finalmente murió.

En abril de 2017 hubo un escándalo alrededor de García García, pues los regidores de su Cabildo y su síndico municipal lo acusaron por el desvío de más de 3 millones de pesos.

Además, señalaron que había realizado obras públicas sin adjudicación. La denuncia fue hecha ante la Auditoría Superior del Estado.

Puebla es la segunda entidad que más ataques a políticos ha sufrido durante este proceso electoral. En total 7 militantes, candidatos o alcaldes, han sido asesinados.

Las víctimas: el supuesto panista y abogado, José Jairo García Oliver; el regidor de Opala, Jaime Rodríguez González; el regidor de Chietla, Joaquín Miranda Ponce; el presidente de Huitzilan de Serdán, Manuel Hernández Pasión; el candidato del PRD a la alcaldía de Zacatlán, Germán Villalba; el candidato de Morena a Alcalde de Santa Clara Ocoyucan, Aarón Varela, y Gustavo Martín Gómez, candidato del PRI a la Alcaldía de Francisco Z. Mena.

En la lista también está el precandidato a Alcalde de Santa Rita Tlahuapan, Francisco Lenin Portal Sánchez, quien solamente fue atacado.

El estudio Tercer Informe de Violencia Política México 2018, elaborado por la firma Etellekt consultores, establece que durante el periodo del 8 de septiembre de 2017 al 8 de abril de este año se han registrado 173 agresiones directas contra políticos y 78 de ellos fueron asesinados.

Las amenazas incluyen intimidaciones, agresiones con armas, secuestros y asaltos, entre otros.

En el 80 por ciento  de los casos de políticos que perdieron la vida ejecutados se presume la participación del crimen organizado. Las agresiones se han registrado en 29 de los 32 estados del país.

Pero la violencia también alcanzó a sus familias: durante el mismo periodo se registraron 70 atentados contra familiares.

El 1° de julio México enfrentará el proceso electoral más grande su historia cuando los ciudadanos votarán para presidente y 3,400 cargos públicos de todos los niveles.

-Con información de Infobae. 

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE Periódico Central. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción. 

El Gobierno federal no pudo con el crimen, y no podrá frenar los ataques a candidatos: analistas

sábado, marzo 3rd, 2018

El proceso electoral de este año no está en peligro, pero seguirá manchado de sangre y la violencia afectará en mediano y largo plazo a la democracia mexicana, alertan expertos consultados por SinEmbargo.

“En las elecciones es un hecho que aflora más la violencia, sobre todo porque la delincuencia organizada puede imponer candidatos; y puede, con su dinero, hacer lo necesario para que gane un candidato […]. Es muy grave. Este fenómeno se pudo haber detenido hace mucho tiempo, pero tenemos una clase política rapaz”, dijo Virgilio Bravo Peralta, director del Centro de Negociación, Mediación, Conciliación y Arbitraje (CENCA).

De acuerdo con el “Primer Informe de Violencia Política en México 2018”, realizado por la consultora de análisis de riesgo Etellekt Consultores, entre el 8 de septiembre de 2017 y el 6 de febrero de 2018 se han registrado en México 83 agresiones en contra de políticos de todo el país.

Ciudad de México, 3 de marzo (SinEmbargo).- El Estado mexicano no podrá frenar el asesinato de candidatos a un puesto de elección popular en el proceso electoral en marcha y durante los cuatro meses que restan para las elecciones del 1 de julio, el crimen organizado seguirá matando a los aspirantes, dijeron analistas consultados por SinEmbargo.

El proceso electoral, coincidieron, no está en peligro, pero seguirá manchado de sangre y la violencia afectará en mediano y largo plazo a la democracia mexicana, alertaron.

“La violencia en este país esa a punto de salirse de control. Estamos a punto de perder el control, sobre todo por el fenómeno de la delincuencia organizada donde hay zonas en donde quienes gobiernan, si se puede decir así, es la delincuencia organizada. La violencia difícilmente cesará, porque la delincuencia atraviesa a las instituciones no sólo policiacas, sino a las políticas. Es un fenómeno que si no se contiene, irá ganando mayor terreno”, dijo Virgilio Bravo Peralta, director del Centro de Negociación, Mediación, Conciliación y Arbitraje (CENCA) del Instituto Internacional de Estudios de Derecho y Jurisprudencia.

Para el experto es tarde para contener la violencia en el proceso electoral, debido a que no existen los recursos necesarios para proteger a cada uno de los candidatos.

Tendría que asignársele, explicó, escoltas a cada uno de los candidatos, lo que resulta materialmente imposible en la elección más concurrida de la historia, en donde se renovarán 3 mil 226 cargos de elección popular.

“En las elecciones es un hecho que aflora más la violencia, sobre todo porque la delincuencia organizada puede imponer candidatos; y puede, con su dinero, hacer lo necesario para que gane un candidato […]. Es muy grave. Este fenómeno se pudo haber detenido hace mucho tiempo, pero tenemos una clase política rapaz, envilecida hasta los huesos, todos, que únicamente van a actuar cuando existe un clamor popular”, dijo.

De acuerdo con el “Primer Informe de Violencia Política en México 2018”, realizado por la consultora de análisis de riesgo Etellekt Consultores, entre el 8 de septiembre de 2017 y el 6 de febrero de 2018 se han registrado en México 83 agresiones en contra de políticos de todo el país, y de esos 54 terminaron en asesinato de “alcaldes en funciones, ex alcaldes, regidores y precandidatos en el ámbito local”.

El estudio indica que de esos 54 asesinados, 15 eran precandidatos a un alcaldía. Los datos no recogen los crímenes cometidos durante casi todo el mes de febrero y los primeros días de marzo en donde han sido asesinados candidatos en Puebla y en Guerrero.

Los estados más cruentos son Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Puebla y Estado de México, de acuerdo con los datos arrojados por el análisis de la consultora.

Apenas este sábado el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido de la Revolución Democrática (PRD) condenó el asesinato de Homero Bravo Espino, aspirante a la Alcaldía de Zihuataenejo, Guerrero y Coordinador de Obras Públicas y Desarrollo Urbano en el ayuntamiento, quien fue asesinado el viernes por la noche.

“Es inaceptable que a días del asesinato de nuestra compañera militante Antonia Jaimes Moctezuma los crímenes y violencia en el estado continúen y se sigan dando contra miembros de nuestro partido.En el PRD, reprochamos la falta de atención a todos estos hechos que se presentan en la entidad más violenta del país, Guerrero es un baño de sangre y no nos quedaremos con los brazos cruzados ante éste ni ningún asesinato. Exigimos una investigación a fondo, que se esclarezcan los hechos, que se dé con los responsables”, exigió el CEN en un comunicado.

El 24 de febrero fue asesinada en Guerrero Dulce Nayeli Rebaja Pedro. Foto: Especial.

Jaime Moctezuma, era precandidata a una diputación en Chilapa, Guerrero y fue asesinada el 21 de febrero al interior de un restaurante de su propiedad.

“El CEN del PRD demanda respuesta inmediata de parte del gobierno federal, estatal y municipal, exigimos que la investigación no quede impune. Al gobierno estatal de Héctor Astudillo le exigimos de manera puntual que actúe y no muestre indiferencia ante la ola de violencia por la que atraviesa el estado, no se trata de poner seguridad a cada aspirante, sino que se ponga principal atención a las zonas de mayor riesgo de acuerdo al mapa que él mismo supuestamente ya entregó a los presidentes del INE [Instituto Nacional Electoral] y del IEPC[Instituto Electoral y de Participación Ciudadana]”, dicen el comunicado.

Pero el asesinato a candidatos no distingue colores: el 24 de febrero fue asesinada en Guerrero Dulce Nayeli Rebaja Pedro, aspirante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a Diputada local en el Distrito 25, y su primo, el policía estatal Crescencio Rebaja Bello.

En Puebla fue asesinato el 1 de marzo Aarón Varela Martínez, precandidato del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) a la Alcaldía por el Municipio de Santa Clara Ocoyucan.

DEMOCRACIA MEXICANA EN PELIGRO

El especialista Virgilio Bravo alertó que la democracia mexicana se verá afectada, pues hay candidatos que ni siquiera pueden llegar a la boleta electoral y aspirar a ser votados, porque son asesinados o amenazados para desistir. Y por el contrario, hay aspirantes que son apoyados por los criminales y que llegan a una alcaldía y hasta gubernatura con un “pie en el crimen organizado”.

“El crimen organizado esta trabajando, está matando a los candidatos y claro que afecta a la democracia a mediano y largo plazo, porque finalmente alguno de los candidatos que van a ganar diputaciones locales, gobernadores, van a tener un pie en la delincuencia organizada o estarán aliados a algún cartel y eso va a generar mayor violencia con los otros carteles”, explicó.

José Antonio Crespo Mendoza, politólogo del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), coincidió con Bravo Peralta y explicó que el proceso electoral como tal no peligra, pero sí la democracia.

“El proceso como tal no. Los candidatos a una alcaldía es en los que se fija el crimen organizado y cuando un candidato no les gusta, porque saben que no van a poder negociar con él, lo mata. No entorpecen ni la organización, ni el hecho de que la gente vaya a votar, ni hacen nada el día d ellas elecciones, pero los que sí están en peligro son los candidatos a alcaldes”, indicó.

Y agregó: “afecta a la democracia porque si un candidato no puede tener seguridad, están desviando el voto ciudadano. Le están quintando esas opciones por vía de la muerte, o el hecho mismo de que no se pueda sentir seguro”.

Crespo Mendoza afirmó que los candidatos en lo que resta del proceso electoral, tendrán que lidiar con la violencia, porque el Estado no podrá hacer nada.

“No pudo hacerlo en seis años; en los tres meses que quedan no va a poder hacer nada. La violencia está creciendo en todos los indicadores y quién sabe qué pase durante el próximo sexenio, gane quien gane”, dijo.

Alejandro Guillén Reyes, doctor en Ciencia Política e investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), recordó que el asesinato de candidatos no es un tema nuevo, pues desde hace años los alcaldes en funciones han sido víctimas del crimen organizado.

“Si nos vamos más para atrás vamos a ver a muchos alcaldes, sobre todo de alcaldías alejadas de las zonas más pobladas en donde se está viendo que es más común la violencia del crimen organizado”, explicó.

A finales de diciembre del año pasado, Enrique Vargas del Villar, presidente de la Asociación Nacional de Alcaldes (ANAC) y Alcalde de Huixquilucan, Estado de México por el Partido Acción Nacional (PAN), dijo en entrevista a este medio que durante los cinco años de la administración del Presidente Enrique Peña Nieto el número de asesinatos de presidentes municipales superó a todo el sexenio de su antecesor en el cargo, Felipe Calderón Hinojosa.

Hasta diciembre fueron asesinados 60 presidentes municipales; de los cuales 33 habían dejado el puesto, 22 estaban funciones y cinco fueron electos y esperaban tomar el cargo.

Durante la gestión de Felipe Calderón fueron asesinados 49 de estos funcionarios; de los cuales 16 eran ex alcaldes, 29 estaban en funciones y cuatro recién habían sido electos.

De hecho 2017 cerro como el año más cruento con 19 alcaldes asesinados, cifra que superó a los que fueron ultimados en 2010 y 2011, los años más violentos de la guerra contra el narcotráfico.

“Me parece importante decir, que no se le debe dejar toda la seguridad al Gobierno federal, se debe compartir responsabilidad tanto presidentes municipales, sobre todo gobernadores. Todas las instituciones del Estado, desde la Presidencia de la República, junto con los gobiernos estatales y las instituciones en los estados encargados del tema de la seguridad deben garantizar un proceso electoral sin violencia. No me atrevo a decir que será una elección con violencia generalizada, pero sí que tenemos focos rojos que indican que se tienen que redoblar esfuerzos”, argumentó.

Para Guillén Reyes el Estado aún tiene algún margen de maniobra para garantizar la paz durante el proceso electoral, pero debe esforzarse.

“Si no se atiende esto y no se hace algo más de lo que hasta el momento se ha hecho, es probable que el día de la jornada electoral se corran riesgos”, explicó.

La violencia sí pesará en el voto 2018: se utilizará para inhibir la libertad, coinciden especialistas

lunes, enero 1st, 2018

El año pasado confirmó que la estrategia de la lucha contra el narcotráfico y el crimen falló en todos los rubros. Los índices de violencia incrementaron y seguirán en espiral ascendente en 2018, año en que los mexicanos tendrán que enfrentar el miedo y las amenazas del crimen para poder llegar a las urnas donde se elegirá al sustituto del priista Enrique Peña Nieto, coinciden expertos consultados por SinEmbargo.

“La violencia es una forma de transgredir los derechos de los ciudadanos, una acción que inhibe la libertad de expresión de los ciudadanos por parte de esos grupos delincuenciales que controlan regiones del país, pueblos, gobernantes [municipales, estatales, incluso federales] y territorios pequeños, medianos y grandes”, explica Ricardo Espinoza Toledo, doctor en Ciencia Política y profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Ciudad de México, 1 de enero (SinEmbargo).– La violencia que desangró a México en la última década será protagonista en el próximo proceso electoral. Grupos políticos y miembros del crimen organizado -que no pueden ser puestos en bandejas separadas- levantarán la mano para tratar de inhibir la participación ciudadana, lo cual beneficiaría al Partido Revolucionario Institucional (PRI). La pregunta es: ¿lo conseguirán?

El domingo 1 de julio del 2018, los mexicanos tendrán la tarea de elegir, a través del voto, al sucesor del priista Enrique Peña Nieto; los gobernadores de ocho estados de la República (Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán); Jefe (o Jefa) de Gobierno en la capital y renovar los congresos de la Unión y locales, además de centenas de alcaldías, y lo deberán hacer en un país que en 2017 dejará los peores índices de violencia registrados en 20 años.

Un proceso electoral enmarcado en homicidios, secuestros, desapariciones, desplazamientos forzados, extorsiones, y demás crímenes que no cesan en México, podría beneficiar al Partido que hoy se halla al frente del poder ejecutivo: el PRI. Y es que el miedo a tales niveles de violencia añadiría obstáculos (no definitivos) y riesgos a la gente que quiera acercarse a las urnas y ejercer su libertad de expresión, concuerdan expertos consultados por SinEmbargo.

“La violencia es una forma de transgredir los derechos de los ciudadanos, una acción que inhibe la libertad de expresión de los ciudadanos por parte de esos grupos delincuenciales que controlan regiones del país, pueblos, gobernantes [municipales, estatales, incluso federales] y territorios pequeños, medianos y grandes”, explica Ricardo Espinoza Toledo, doctor en Ciencia Política y profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). 

“Los riesgos que se corren son los que ya se han padecido y experimentado: candidatos que estén asociados a la delincuencia o que estén patrocinados por el narcotráfico, o que estén obligados –forzados por el narcotráfico–, para aceptar recursos y condiciones. Es algo que no sucederá por primera vez. Se ha venido presenciando desde hace muchos años, y los niveles de delincuencia e inseguridad no han disminuido, sino que han aumentado”, añade

MIEDO PERMANENTE 

“No es casualidad” que en 2017, la antesala a las Elecciones Federales, se hayan alcanzado cifras “que no tienen precedentes en nuestra historia”, puntualiza Tomás Guevara, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de Sinaloa (UAS).

De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), sólo en 2017, y hasta el corte de noviembre, hay 37 mil 527 carpetas por homicidios (23 mil 101 clasificados como dolosos), en un ejemplo de la información de la que habla el investigador.

En otro ejemplo, hasta el mismo último día del décimo mes había 33 mil 513 registros de personas relacionadas con averiguaciones previas, carpetas de investigación o actas circunstanciadas del fuero común que permanecen sin localizar.

¿Y cuál es entonces el panorama?

“Lo más probable es que aumente (la violencia). No hay medidas que se estén implementando en el corto plazo, por el gobierno federal ni de los estados, que nos hagan esperar que la tendencia se modifique. Las realidades son las mismas, no hay un proceso, en el corto plazo, en el que vayamos a contar con policías profesionales. No se ve que vayamos a tener una mejora sustantiva en nuestro sistema de justicia; que la capacidad de las procuradurías se incremente, ni que se vaya a plantear una estrategia novedosa en materia de seguridad. No están sobre la mesa, y aunque se pusieran, tal vez, de manera desesperada -en el último momento-, tampoco van a tener efectos de inmediato”, señala Edgar Cortez, investigador del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia.

Para el ya citado Tomás Guevara, serán varios tipos de violencia los que desencadenarán problemas en el 2018. Una es la que grupos políticos utilizarán para agredir y provocar enfrentamientos con los adversarios; la segunda, es la del crimen organizado, la cual “no puede pensarse sin ningún apadrinamiento o al menos una relación con algún grupo político”.

“La población es acosada y vive en un miedo permanente. Estos grupos [del crimen] de alguna manera se conducen con impunidad en sus espacios geográficos ante una autoridad que es invisible, ante una autoridad incompetente, ante una autoridad que pondera la condición de mantenimiento del poder a la resolución de los problemas sociales”, dice Guevara.

Una postal de la violencia en Guerrero. La entidad es considerada como una de las más violentas del país, pese al despliegue de fuerzas federales. Foto: Cuartoscuro.

Será el miedo, el hartazgo, el que haga que la gente salga para exigir un cambio de régimen, se preguntan politólogos y especialistas en violencia. Foto: Cuartoscuro.

EL PRI, ¿“EL GANÓN”?

Las mujeres y los jóvenes pueden tener un peso importante al elegir Presidente en el 2018. Si salen a votar de manera masiva, definirían al ganador. Y es que nada más la población de entre 18 y 39 años –la mayoría integrantes de la generación denominada “millennial”– abarca el 50.43 por ciento del listado nominal de electores.

Un panorama así, de asistencia, convendría a los partidos que no cuentan con reservas de votos duros. Sin embargo, en un país en el que no se ha superado el 65 por ciento de participación en el nuevo siglo, no parece probable. Y si se le agrega la violencia, el abstencionismo podría aumentar, escenario ideal para el partido tricolor.

“En general el abstencionismo históricamente beneficia al Revolucionario Institucional, y a sus candidatos. Y en particular, algunas de las prácticas no legales y no perseguidas durante las elecciones es la de buscar por todos los medios que los opositores que hacen competencia al PRI desistan”, expone Espinoza Toledo, de la UAM.

Guevara, por su parte, matiza: será el miedo, el hartazgo, el que haga que la gente salga para exigir un cambio de régimen.

“La mayoría de la población va a optar por asumir que este proceso electoral es la mejor oportunidad que se le ha presentado en mucho tiempo a la gente que, a través del voto, podrá exigir un cambio, un cambio real. No un cambio de persona. Un cambio en el hacer, en compromiso y en la voluntad de resolver las cosas”, comenta.

La violencia en 2018 no sólo podría inhibir el voto, también podría alcanzar a los candidatos (como lo ha hecho en años recientes). Eso sí, cualquiera que ofrezca terminar con ella a corto plazo, estará mintiendo, subraya Edgar Cortez, pues es necesario trabajo, acciones que necesitarían años para poder dar resultados.

EPN recibió un país herido. Quemó pronto su bono y, de paso, lisió instituciones que funcionaban

lunes, noviembre 6th, 2017

Crisis, descrédito, deficiente control para evitar la desigualdad social y vacío en el Estado de Derecho. Así es México mientras aguarda la elección de 2018, el más grande y costoso proceso electoral de la historia del país, con 3 mil 416 cargos por disputar en 30 entidades y durante el cual, acaso, el electorado mexicano “toque fondo” para rescatar el déficit en la funcionalidad de las instituciones.

Académicos y observadores coinciden en que no hay estrato en el país que no reconozca un vacío del Estado de Derecho.

CUARTA PARTE DE UNA SERIE

Ciudad de México, 6 de noviembre (SinEmbargo).- “Fue el Estado”. El letrero quedaba colocado en alguna esquina del Zócalo hasta que el personal de limpia la borraba a punta de chorro de agua o barrido. Pero luego aparecía pintado en negro, sobre el Hemiciclo a Juárez o el suelo relumbrante de la Alameda Central. O se veía en pedazos de cartulina pisoteados que iban a dar a los amarillos botes de las empresas que levantan la basura en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Era la denuncia más indeleble en contra de las instituciones de Gobierno, así como de los partidos mayoritarios –PRI, PAN, PRD– que integraron el Pacto por México. Era el señalamiento del vacío del Estado de Derecho.

Enrique Peña Nieto recibió un país incendiado por la violencia, con estancamiento económico; además de ilegitimidad de las instituciones. Él había regresado al PRI a Los Pinos y ofreció revertir la mala inercia. Así, se convirtió en la encarnación de la esperanza, lo que la revista The Economist bautizó como The Mexican Moment.

Pero el Presidente Peña Nieto, como ninguno en la Historia, dilapidó su popularidad. Bastaron dos años para detonar la indignación social por su persona política. En 2014, 43 estudiantes de la Normal Superior Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecieron y es la hora en que para el caso no hay resolución. El mismo año, una investigación periodística del equipo de Aristegui Noticias reveló que el Jefe del Ejecutivo había adquirido una mansión en la exclusiva colonia Las Lomas de Chapultepec con un crédito con una tasa muy baja de uno de los contratistas del Gobierno.

La aceptación de la gestión de Peña Nieto descendió hasta 10 por ciento a principios de 2018 y se recuperó hasta 39 por ciento en los mejores meses.

A partir de entonces, la leyenda de “Fue el Estado”, aparece por aquí y por allá aunque la borren.

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Crisis, descrédito, deficiente control para evitar la desigualdad social y vacío en el Estado de Derecho. Es la herencia que los especialistas académicos y observadores ven que dejará este Gobierno. No es que esta circunstancia haya nacido durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, pero sí logró agudizarse.

Humberto Hernández Hadad, autor de “El Eslabón Perdido” sostiene que esta tragicomedia se inició en 1994, cuando el candidato del Partido Revolucionario Institucional fue asesinado. Según el ex cónsul, con ese evento se originó un trastorno muy profundo en la conducta social de México, una suerte de patrón antisocial que no se ha logrado revertir en dos décadas. En la Presidencia estaba Carlos Salinas de Gortari, el Mandatario más controvertido de la Historia de México.

Veintitres años después, si México es visto a través de sus instituciones, lo que se encuentra es un campo árido. Guillermina Paz Baena, especialista en hacer escenarios por la Universidad Nacional Autónoma de México, lo describe: “El sistema de salud ya colapsó con la quiebra del IMSS y el ISSSTE. La reforma en ese sector es imposible. La Educación ya tocó fondo. No hay un organismo que tenga la confianza de los ciudadanos para garantizar contiendas equitativas. No hay ningún órgano que persiga la corrupción. Nadie quiere ser transparente”.

Así es México mientras aguarda la elección de 2018, el más grande y costoso proceso electoral de la historia del país, con 3 mil 416 cargos por disputar y durante el cual, acaso, el electorado mexicano “toque fondo” para rescatar el déficit en la funcionalidad de las instituciones.

A nivel federal se elegirá Presidente de la República, las dos cámaras del Poder Legislativo y también 30 estados vivirán elecciones locales. Todo ello en una sola jornada y bajo la coordinación del INE y los organismos públicos locales.

Y el INE está reprobado en confianza, de acuerdo con las encuestas de Mitofsky, El Financiero y GEA-ISA. Su organismo antecesor, el Instituto Federal Electoral (IFE) llegó a ser una de las instituciones con mayor credibilidad del país. Pero hoy, el 42 por ciento cree que el INE no cumple su función, 45 por ciento desaprueba la labor realizada por los consejeros y sólo el 36 por ciento de los encuestados cree que ese organismo va a garantizar la imparcialidad en las próximas elecciones.

Para Camilo Saavedra, catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México, el INE es un nuevo órgano bajo una legislación muy diferente a la que tuvo en los noventa cuando logró su punto más alto de prestigio. Si antes sus sesiones eran esporádicas, hoy son dos veces por mes, lo que hace que su gestión esté más expuesta. Se trata de un nuevo organismo ante un país que también cambió.

En general, Eduardo Huchim May, especialista en el sistema electoral, sostiene que el sistema político mexicano está en agonía; pero se ha perdido la perspectiva de si esta crisis es origen o consecuencia de otras.

“Se gobierna siempre con miras en la próxima elección y se olvida el sentido del poder. La crisis institucional arroja varias crisis. Y es difícil escoger a una sobre la otra como más grave. Está la de la violencia que mata y desaparece, está la de la impunidad que despoja de confianza. Pero siempre está la de la pobreza, la de unos cuantos privilegiados sobre la mayoría de los gobernados”, plantea Huchim.

Pareciera que todo ha salido al revés. La Reforma Política y la que iba a servir para impulsar el Sistema Nacional Anticorrupción, promulgadas por el Presidente Enrique Peña Nieto, significaban un cambio en el funcionamiento en las instituciones, pero ninguna se pudo cumplir y más bien, aletargaron el nombramiento del Fiscal anticorrupción y del Fiscal General, bloquearon los procesos en el Congreso y sacaron a relucir una quiebra interna de los partidos.

En medio de esta maraña jurídica, Raúl Cervantes Andrade renunció el 16 de octubre a la Procuraduría General de la República. Desde su nombramiento, hace un año, se había propuesto convertirse en Fiscal, pero las organizaciones civiles se opusieron por su cercanía con el Presidente. Días después, el Fiscal para Delitos Electorales, Santiago Nieto Castillo y quien investigaba si Odebrecht entregó dinero a la campaña del PRI en 2012, fue destituido porque dio a conocer una carta que le envió uno de sus investigados, Emilio Lozoya Austin, el ex director general de Petróleos Mexicanos.

Así, mientras México se enfrenta a escándalos como nunca antes, México se quedó sin Procurador General de la República, no hay Fiscal para Delitos Electorales y en general, no hay encargados de perseguir la corrupción.

Antes de la revelación periodística de la “casa blanca”, el Presidente Peña Nieto se proponía desaparecer a la Secretaría de la Función Pública para sustituirla por una Comisión Nacional Anticorrupción, como prometió en campaña. En 2013, apenas con unos meses en el Gobierno, publicó en el Diario Oficial de la Federación una reforma de la Ley de la Administración Pública para desmantelar a la dependencia. Pero no ocurrió. El Senado de la República aprobó la enmienda el 13 de diciembre de 2013 y ese mismo día, la minuta llegó a la Cámara de Diputados y ahí se quedó en los cajones.

Ante la imposibilidad de la comisión, en 2014, mediante el Acuerdo A/011/14 en el Diario Oficial de la Federación quedó estipulado la creación de una Fiscalía Anticorrupción; pero desde entonces hasta el cierre de este texto, ha carecido de titular.

ES LA DESIGUALDAD, ESTÚPIDOS

Benjamin Cokelet, director ejecutivo de la organización Poder, afirma sin tapujos que no bastarán las instancias para combatir a la corrupción por más fortificadas que se encuentren.

“El Estado está capturado por intereses económicos. Tenemos un ejercicio revolvente entre la élite de los empresarios y el Gobierno. Son 49 billonarios que están muy lejos del resto de la población. Algunos ni siquiera viven en México. Por ejemplo, Germán Larrea, Emilio Azcárraga o Alberto Bailleres actúan siempre sobre los Gobiernos para obtener ganancia y les importa muy poco el interés nacional”, dice el también fundador de esa Organización No Gubernamental (ONG).

Es justo en la desigualdad social donde Camilo Saavedra Herrera, académico de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), observa el desempeño deficitario de las instituciones.

“La desequilibrada distribución de la riqueza y la desigualdad en México se ha agravado tanto que la violencia se crispó sin control, un factor que puede complicar la postulación de candidatos o el reclutamiento de funcionarios en el siguiente proceso electoral”, destaca.

Ni siquiera la medición de la pobreza está a cargo de una institución responsable.

En 2016, el Consejo Nacional de Evaluación de Políticas Sociales (Coneval) y el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi) también entraron en crisis. Y lo hicieron por una discrepancia en cuanto al número de pobres que hay en el mapa mexicano.

Debatieron de manera pública sobre su forma de medir la pobreza. El Inegi informó que había modificado algunos criterios en el levantamiento y verificación en la información de campo respecto al ingreso que se da en los hogares mexicanos como parte de la encuesta Módulo de Condiciones Socioeconómicas 2015.

Con los resultados del Instituto se obtuvo que el ingreso de los sectores menos favorecidos había aumentado y por lo tanto había disminuido el índice de pobreza. El Inegi puntualizó que los nuevos datos no eran comparables con los de otros años.

El Coneval tenía previsto presentar la actualización de los niveles de pobreza en el país, pero anunció que debido a que no hay condiciones para comparar los datos con los de años anteriores.

Y entonces, ¿cuántos pobres hay en México? La discrepancia de las instituciones dio lugar a varios cálculos que van de 53 hasta 70 millones.

EPN Y EL ESTADO DE DERECHO

Un día después de que se cumplieron dos meses de la desaparición de 43 normalistas en Iguala, Guerrero, el Presidente Enrique Peña Nieto anunció 10 acciones para “mejorar la seguridad, la justicia y el Estado de Derecho” en el país. Siete fueron en materia de seguridad pública y procuración y administración de justicia. Uno más en materia de derechos humanos. Otra respecto al combate a la corrupción. Y otra por Transparencia, rendición de cuentas y participación ciudadana.

Pero casi tres años después, ese decálogo no fue cumplido. El propio Secretario de Hacienda, José Antonio Meade, en el foro “Impulsando a México”, organizado por el periódico El Financiero, reconoció que en estos momentos y antes de las elecciones de 2018, uno de los retos era fortalecer justamente el Estado de Derecho. Uno de los punteros para tener la candidatura del Partido Revolucionario Institucional, Meade Kuribeña, dijo: “Si tuviéramos Estado de Derecho tendríamos inclusión y combate a la pobreza, con eso compramos seguridad y con eso compramos crecimiento. Si tuviéramos Estado de Derecho, al final del día, tendríamos acceso a lo que los mexicanos tienen derecho: salud, alimentación, educación, acceso a la vivienda”.

La tragedia de Ayotzinapa aún no fue resuelta. Y Enrique Toussaint, politólogo de la Universidad de Guadalajara, estima que la razón es que en el momento de la desaparición no hubo, como lo hay ahora, Estado de Derecho. “La resolución del caso de la desaparición de los 43 desafiará a las próximas administraciones porque no se puede hablar de Estado de Derecho en México sin hablar de Ayotzinapa, la herida más marcada para el país. Y en efecto, como sueña Meade, podrán comprarse otras cosas”.

En 2015, la misma Iglesia Católica puso de manifiesto el vínculo entre la tragedia de Ayotzinapa y el vacío del Estado de Derecho. En su editorial titulado “Vergüenza Internacional”, la Arquidiócesis de México consideró que los crímenes de los 43 destaparon “la gran vulnerabilidad en la que estamos los ciudadanos por la incapacidad y torpeza de las instituciones responsables de la impartición de justicia”.

Han pasado cinco años del Gobierno de Enrique Peña Nieto. El rostro del electorado es muy diferente. Los 83.5 millones de mexicanos inscritos en el padrón demuestran una fragmentación como nunca antes. Nicolás Loza Otero, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), dice que de ahora en adelante, los partidos tradicionales ya no concentrarán la votación y la preferencia tendrá que ser observada en los pedazos de un panorama cada vez más diverso. Ahora candidatos independientes lucharán por la Presidencia. 40 aspirantes fueron aprobados por el INE y se han abocado a recabar firmas de ciudadanos a partir del 16 de octubre.

Así, con heridas abiertas, sin cicatrización posible por falta de fortaleza institucional, México está por encontrar un nuevo destino.