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Posts Tagged ‘Pedro Tamayo’

Periodistas veracruzanos recuerdan a Regina Martínez, de Proceso, a seis años de su asesinato

sábado, abril 28th, 2018

Reporteros colocaron 21 bloques de hielo con fotografías de los reporteros asesinado en el país, para conmemorar el sexto aniversario luctuoso de Regina Martínez.

En los bloques se podían leer los nombres de Regina Martínez, Gabriel Huge, Ricardo Monlui, Moisés Sánchez, Gregorio Jiménez, Víctor Manuel Báez, Yolanda Ordaz, Noel López Olguín, Armando Saldaña, Rubén Espinoza, Miguel Ángel López ,Guillermo Luna, Anabel Flores,Esteban Rodríguez, Juan Mendoza, Manuel Torres, Misael López Velasco, Pedro Tamayo.

Por Francisco De Luna

Regina Martínez fue asesinada el el 28 de abril 2012. Foto: Plumas Libres.

Xalapa, Veracruz/Ciudad de México, 28 de abril, (PlumasLibres/SinEmbargo).- Un grupo de reporteros, conmemoraron el sexto aniversario luctuoso a la periodista Regina Martínez, quien fue asesinada el 28 de abril 2012.

Regina Martínez, laboró para distintos medios de comunicación en Veracruz y fue corresponsal de la revista Proceso.

En la plaza Sebastián Lerdo de Tejada, frente al Palacio de Gobierno de Veracruz, colocaron 21 bloques de hielo con las fotografías de los reporteros que han sido asesinados.

En ellos aparecían los nombres como Regina Martínez, Gabriel Huge, Ricardo Monlui, Moisés Sánchez, Gregorio Jiménez, Víctor Manuel Báez, Yolanda Ordaz, Noel López Olguín, Armando Saldaña, Rubén Espinoza, Miguel Ángel López ,Guillermo Luna, Anabel Flores,Esteban Rodríguez, Juan Mendoza, Manuel Torres, Misael López Velasco, Pedro Tamayo.

Además también fueron colocados cuatro bloques de forma vertical, y que corresponden a los reporteros que han sido asesinados durante el gobierno de Miguel Ángel Yunes: Leobardo Vazquez, Gumaro Perez, Ricardo Monlui y Cándido Ríos.

Regina Martínez, laboró para distintos medios de comunicación en Veracruz. Foto: Plumas Libres.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE Plumas Libres. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

Adrián Tamayo, hijo de reportero asesinado en Veracruz, es golpeado y detenido, denuncia su madre

miércoles, diciembre 7th, 2016

Jesús Adrián, hijo del reportero Pedro Tamayo, asesinado en Veracruz,  fue detenido presuntamente por un robo de camioneta; pero la madre y viuda Tamayo, cuestionó y rechazó la acusación, ya que, a raíz de las amenazas de muerte, el hijo contaba con custodia permanente de agentes de la SSP.

Pedro Tamayo, de 43 años de edad, asesinado en julio de 2016. Foto: Especial

Pedro Tamayo, de 43 años de edad, asesinado en julio de 2016. Foto: Especial

Ciudad de México, 7 de diciembre (SinEmbargo).- José Adrián Tamayo Blanco hijo de Pedro Tamayo, reportero asesinado en julio en Veracruz, fue golpeado y detenido por ministeriales sin presentación de una orden judicial, denunció la viuda de Tamayo, Alicia Blanco.

La aprehensión ocurrió este martes 6 de diciembre en una taquería donde el joven cenaba, informó el Piñero de la Cuenca, medio local en Veracruz.

Los ministeriales, sin mostrar ninguna orden judicial, golpearon, subieron a una camioneta y llevaron a José Adrián, presumiblemente, a las oficinas, narró la mujer quien abundó que su nuera y nieto, que estaban junto con Adrian en la taquería, no aparecen desde ayer. Una presunta denuncia de robo de camioneta es lo que argumentaron para capturarlo.

A raíz de las amenazas de muerte que ha recibido la familia Tamayo, José Adrián, hijo del reportero asesinado, contaba con la custodia permanente, (las 24 horas del día) de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública.  Alicia Blanco cuestionó cómo podría su hijo consumar un delito como robo de camioneta con la custodia de los agentes, por lo que rechaza tajantemente la acusación.

Por su parte, la Fiscalía General de Veracruz emitió un comunicado en el que asegura que la detención se llevó a cabo con apego al proceso, luego de que un Juez con residencia en Cosamaloapan obsequiara una orden de aprehensión en contra de José Adrián.

También informó de la detención de Juan Carlos “N”, elemento de la Policía Auxiliar y Protección Patrimonial (IPAX), uno de los custodios que le fueron asignados a José Adrián.

La Fiscalía asegura tener pruebas contundentes de la paticipación del pimer detenido en el delito de robo agravado y privación de la libertad.

Pedro Tamayo Rosas, de 43 años de edad, fue un periodista que cubría la región de Tierra Blanca, Veracruz.

El 21 se julio de este año, después de que denunciara amenazas del Gobernador Javier Duarte de Ochoa y de su cuerpo policiaco fue acribillado afuera de su casa en el negocio familia, en la colonia Centro de Tierra Blanca.

Su familia acusó que la ayuda para el periodista que se desangraba en la calle tardó en llegar. Que los policías dejaron escapar a los agresores.

A principios de este año, el periodista había escapado de Veracruz. Dijo que lo amenazaban policías. Sin embargo, volvió de su exilio para trabajar por su familia. Las amanazas para los Tamayo han continuado por lo que su hijo contaba con las medidas citadas.

Criminales cumplen amenaza y queman la casa de Pedro Tamayo, periodista asesinado en Veracruz

martes, noviembre 1st, 2016

Eran las 19 horas del domingo 30 de octubre. Alicia, acompañada de sus dos hijos, atendían el puesto familiar; unos preparaban hot dogs, otros freían alitas a la diabla. Fue cuando la viuda recibido una llamada telefónica en la que la amenazaban de muerte: “Hija de tu puta madre, te voy a quemar tu casa”. Minutos después la casa ubicada en Tierra Blanca ardía.

La casa de Pedro Tamayo. Foto: Blog Expediente.

La casa de Pedro Tamayo, periodista asesinado el 21 de julio. Foto: Blog Expediente.

Por Laura Rojas

Ciudad de México, 1 de noviembre (SinEmbargo/BlogExpediente).– Alicia Blanco dice que sabe quiénes le quemaron la casa la noche del domingo pasado, en la colonia Lomas de Tierra Blanca. Por fortuna, en el inmueble ubicado sobre la calle Pioquinto Becerra, no había nadie.

Pero en general, se perdieron artículos materiales, ropa y pertenencias que eran guardadas en esa casa, misma que Pedro Tamayo y ella habían conseguido, desde el terreno, con sacrificios.

La familia del periodista asesinado el pasado 21 de julio se encontraba en la otra casa, la familiar, en donde atienden un puesto de comida, y en donde pasan los días custodiados por policías.

Pero aún con eso, la noche del domingo, horas antes del incidente, al teléfono de Alicia Blanco llegó una llamada de número desconocido.

“Ya sabes quienes somos, te tenemos ubicada y te vamos a quemar la casa hija de tu madre”, gritaron ciertas voces al otro lado del auricular.

Alicia Blanco dice que las voces son reconocidas, “me avisaron que me quemarían la casa, pues que me la quemen, les dije, nunca pensé que se iban a ir contra la casita que tenemos en un terreno en otra colonia, es una casa chiquita, pero guardamos ahí algunas cosas”.

El motivo por el cual recibió esta agresión y amenazas –dice- el seguir insistiendo ante las autoridades con las denuncias para que se aclare el homicidio de su esposo.

La esposa de Tamayo durante el entierro. Foto: BlogExpediente

Alicia Blanco, la esposa de Tamayo durante el entierro. Foto: BlogExpediente

Pues elementos de la Policía del ex secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez, participaron en los hechos entorpeciendo la labor de la Cruz Roja esa noche de la tragedia, y ni uno sólo ha sido mandado llamar a cuentas.

El Fiscal General de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras, como en el resto de los casos de periodistas, mantiene el caso empatando, como perro juguetón, persiguiéndose la cola a la espera de cazarla.

Después de la desaparición de los jóvenes de Playa Vicente, en enero pasado, Tierra Blanca vivió varios meses de turbulencia y después calma, pues la presencia de la Gendarmería y la detención de numerosos delincuentes en la región, trajo calma.

Sin embargo, de unos meses para acá, después de que los padres de los cinco desmontaron el campamento que mantenían en una agencia del MP, los demonios se volvieron a desatar y las ejecuciones y privaciones ilegales de la libertar, están a la orden del día.

Alicia Blanco denunció los hechos ante la Fiscalía de Tierra Blanca, en la carpeta 490/2016.

En esa denuncia enumera los detalles sobre una serie de hostilidades que ha padecido desde el entierro de Pedro Tamayo a la fecha, y que desembocaron en el incidente en su casita de la colonia Lomas de Tierra Blanca.

Las personas que le quemaron la morada, insiste, cuentan con señalamientos, y el Fiscal, no los detiene, ni les investiga.

“En el gobierno de acá me ofrecen reubicación, irme a otro estado, hasta me compran un casa y me buscan trabajo, pero ¿por qué me voy a ir yo de mi casa, a escapar, si no he hecho nada, solamente pedir justicia por mi marido?”.

Al igual que Moisés Sánchez y Rubén Figueroa, que con antelación advirtieron sobre temores, los pasos de la muerte cerca, y no fueron escuchados, terminando en tragedia, lo de Alicia Blanco es un grito a tiempo que espera no se convierta en un grito en el desierto.

El primer desaire de la Fiscalía contra la familia de Pedro Tamayo, se dio el mismo día de que René Álvarez Vázquez, uno de los chamacos consentidos del Fiscal, acudió a la casa enlutada en Tierra Blanca para ponerse a las órdenes de los deudos en su papel de Fiscal para atender a periodistas y delitos electorales; eso fue a las tres de la tarde, horas después, ya estaba tomando protesta en su nueva chamba, recomendado por el Bravo Contreras, como Fiscal Regional en Tuxpan.

Posteriormente, Flavino Ríos Alvarado, primero como secretario de Gobierno, ahora como gobernador, ha ofrecido la luna y las estrellas a la familia de Tamayo, hasta ahora, todo ha sido mentiras y promesas.

Así quedó la casa del periodista Pedro Tamayo. Foto: Blog Expediente.

Así quedó la casa del periodista Pedro Tamayo. Foto: Blog Expediente.

 

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En el exilio, deprimido, Tamayo prometió antes de su muerte no escribiría más de la violencia…

viernes, julio 29th, 2016

Ante amenazas, el periodista Pedro Tamayo Blanco y su familia se exiliaron de Tierra Blanca, Veracruz. Encerrados en un cuarto de hotel, aburridos y afectados por la depresión, sólo tenían un escape: un juego de mesa que uno de los policías que los cuidaba les consiguió. Luego se fueron a Tijuana. La idea era iniciar una nueva vida y retomar lo más pronto posible el ritmo de la economía familiar. “Yo solito me doy ánimos para salir adelante y esperar que un día regresemos”, le dijo a su esposa. A la víspera del regreso a Veracruz, Tamayo hizo una promesa a su familia: no escribir más nota roja. Adiós a los ejecutados, a las balaceras, a operativos contra ladrones de gasolina, no más violencia en su libreta de apuntes; ahora sería un redactor de sociales y de deportes. No cumplió. El 20 de julio, baleado, tuvo unos 20 minutos de agonía los cuales aprovechó para despedirse de ellos.

Por Ignacio Carvajal

Xalapa/Ciudad de México, 29 de julio (SinEmbargo/BlogExpediente).– “Nos sabíamos toda la programación de la TV, las series, los especiales, los conciertos; habíamos visto todo. El aburrimiento y la depresión comenzaban a causar estragos en la familia”, relata Alicia Blanco, esposa del periodista número 19 asesinado en el presente gobierno estatal, Pedro Tamayo Blanco. Refugiados en el hotel Xalapa de la capital del estado, Pedro Tamayo y su familia sumaban 20 días en el exilio.

En ese hotel, encerrados entre cuatro paredes, sin permiso para salir, primero fueron custodiados por policías ministeriales, de allí les mandaron a elementos del IPAX que celaban los accesos.

“No nos dejaban ni asomar la nariz, sólo escuchábamos de lejos el sonido de los coches, a veces, el canto de los pájaros. Día y noche teníamos vigilancia. Era enloquecedor tanto encierro. No salíamos por miedo y porque tampoco teníamos dinero para movernos”, relata la viuda.

A la distancia, Pedro Tamayo y los suyos esperaban mejores noticias de Tierra Blanca, pero la violencia no cesaba. A diario había ejecuciones en esa región colindante con el estado de Oaxaca, en donde el respeto por la vida pesa y mide lo mismo que una bala calibre .9mm.

El caso cumplió una semana sin mayores avances por parte de la Fiscalía encabezada por Luis Ángel Bravo Contreras, quien lo último que dijo fue que ya tenían identificados a los agresores, y que elementos de la Policía estatal también habían declarado al respecto. La carpeta de investigación 217/2016 de la Sub Unidad de Investigación de Tierra Blanca se encuentra en el mismo tenor que la de Manuel Torres, asesinado en mayo pasado en Poza Rica; el de Juan Mendoza, asesinado en Veracruz puerto, y el de Moisés Sánchez, secuestrado y masacrado en esa misma región: en la completa impunidad.

Con la familia de Pedro Tamayo, Javier Duarte de Ochoa recurrió a la misma estrategia que con otras víctimas del delito en su estado, tomarse la foto y difundirla en medios de comunicación como una muestra de “acercamiento”.

 

Encerrados en ese cuarto lo más complicado era la alimentación para Pedro y su esposa, sus dos hijos y una nuera. “En el hotel nos daban la comida y la habitación, allí se portaron muy bien, la verdad, nos dieron todo lo que pudieron, pero de pronto, eso de la comida terminabas pagando y se tenían que gastar unos mil 500 o mil 200 pesos diarios. Aburridos y afectados por la depresión, sólo teníamos un escape: un juego de mesa que uno de los policías que nos cuidaba nos consiguió después de haberse escapado de una de sus guardias. Eso era dicha, pasar las horas apostando de a un peso o de a dos para matar el aburrimiento. Allí hacíamos nuestro escándalo en el hotel”, recuerda la viuda.

Ante la escasez, “a veces las personas del hotel nos regalaban botellitas de agua que no consumían otros huéspedes. Eso nos ayudaba”.

La nuera de Pedro, madre de Mateo, su primer nieto, la más afectada. Los dolores de parto se le presentaron en el mes ocho y el nieto llegó en la cresta por la crisis del desplazamiento forzado y la quiebra de las finanzas familiares.

Aunque la mayor parte del costo lo asumió la Comisión Estatal para la Atención y Protección a Periodistas (CEAP), “tuve que mandar a empeñar unas arracadas, una cadena de oro y otras cosas que malvendí por unas medicinas y tener para una lata de leche especial para el bebé y liberar los últimos trámites en el hospital”.

Por gestiones de la CEAP, la nuera se alivió en el Centro de Especialidades Médicas de Xalapa (CEM), en sus pasillos, Alicia Blanco olvidó la vergüenza para salir a comerciar sus prendas de oro entre otros pacientes y sus familiares y, de plano, conseguir unas monedas para completar una cuota mínima para cubrir el alta médica.

Fue en esas mismas fechas cuando las autoridades hacen lo posible para la reubicación de Pedro y a su familia en Tijuana.

 

Pedro y sus muchachos viajaban al norte del país, en avión, para intentar hacer vida lejos de Veracruz y su violencia; Alicia y su nuera pasarían otros días en Veracruz antes de alcanzarlo mientras la parturienta retomaba la fuerza para tomar el vuelo.
Al arribar a la frontera norte, con un poco de recursos aportados por la CEAP, consiguen rentar un cuarto en el cual apenas había muebles y dormían en dos colchones tirados en el suelo.

“En la calle conseguimos un frigobar como en 180 pesos, y con eso comenzamos para guardar un poco de comida y agua”, dice Alicia Blanco.

Ya reunidos todos en Tijuana, después de pasar un mes en Xalapa, Pedro Tamayo y sus hijos salen a buscar empleo.

La idea era iniciar una nueva vida y retomar lo más pronto posible el ritmo de la economía familiar. “Allá llegamos sin ropa adecuada, no nos servía la de Veracruz, y comenzamos a gastar en nueva ropa y comida. Mi nuera, criando, no tenía manera de alimentarse bien. A mí y a Pedro se nos partía el alma de escuchar sus lamentos y dolencias, la angustia de que por culpa de él, ella y mi hijo estuvieran pasando por esto. Eso, y la distancia con el hogar, estaban matando a Pedro”.

Una recién parida -cuenta Alicia Blanco- debe comer su caldo de gallina, caldo de res, de verduras, frutas, pollo… debe estar bien alimentada, mi nuera se la pasó entre quesadillas, tacos, galletas, yogur, barras de cereal, lo que allí le podíamos ir acarreando.

Recuerdo que en el hotel -cuenta la viuda- donde la comida era escasa, las personas a veces a escondidas nos pasaban comida, una fruta, o algo para ella. Yo creo que llegó el momento en que se dieron cuenta quienes éramos, por Pedro y su problema, y se compadecían de nosotros y nos apoyaban mucho con comida”.

El pasado 22 de julio, familiares y amigos de Pedro Tamayo Rosas, periodista asesinado en Tierra Blanca, Veracruz, le dieron el último adiós. Foto: Cuartoscuro

El pasado 22 de julio, familiares y amigos de Pedro Tamayo Rosas, periodista asesinado en Tierra Blanca, Veracruz, le dieron el último adiós. Foto: Cuartoscuro

VIAJAN A TIJUANA 

En Tijuana, la nuera de Pedro presentó infección en los puntos de la cirugía del parto. “Otra vez a vender cosas. Ya no había alhajas, pues ahora, eché manos de unos perfumes, yo me dedico a eso desde hace unos 20 años, los malvendí, y otras pertenencias que teníamos en la casa, las acomodamos con conocidos para tener un poco de dinero y llevarla al doctor”.

La nuera recuperó la salud, pero la familia estaba desmoralizada y en bancarrota. Después de mucho salir a buscar trabajo, los hijos de Pedro sí habían encontrado algo en una tortillera, pero a su papá, por la edad, lo rechazaban, lo que se sumó a su mal estado de ánimo. El último informe del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) sobre reporteros exiliados en el mundo, sólo el 20 por ciento de ellos pudo ejercer el periodismo en el lugar donde los reubicaron, el resto tuvo que aceptar empleos “por debajo de sus capacidades profesionales para poder sobrevivir”.

Alicia Blanco: “Pedro es así: para todo depende de mí, ‘gorda, voy a hacer esta nota, gorda, voy a ir a este lugar; vamos, gorda, tengo hambre, vamos a comer, gorda, voy al baño…’, siempre andaba pegado de mí para todo, y si no comía yo, él no comía. Antes de dejar Veracruz, para alcanzar a Pedro en Tijuana, pasamos unos días separados mientras se recuperaba mi nuera del parto. Por eso cuando llegué, él ya había bajado 12 kilos. Se estaba secando porque si no estoy, no come…”.

La situación se tornó peor al caer Tamayo en un cuadro de depresión aguda.

“En ocasiones salía a la calle a ver el horizonte en Tijuana y me decía: ‘mira, gorda, allá cómo se ve todo eso (era un llano pelón lleno de casas en la miseria, en las peores zonas de Tijuana) parece a lo lejos un sembradío de sorgo de esos que hay por allá en la Cuenca’ ‘tú estás loco, Pedro, ¿de dónde sacas tanta mamada?’, le decía yo, ‘pues sí, gorda, pero mira, así yo solito me doy ánimos para salir adelante y esperar que un día regresemos, ya sabes cómo soy, solito me hago chaquetas mentales’, me respondía”.

Para salir de la tristeza, y aunque tenía prohibido conectarse y mandar mensajes por redes sociales, de vez en cuando el periodista le echaba un vistazo a su celular para ver los memes y comentarios de rebane y relajo que constantemente realizaban reporteros de la nota roja que forman parte de un grupo de Whatsapp al cual Tamayo estaba integrado como un medio para interactuar con otros colegas de la región y allegarse de datos sobre hechos noticiosos de alto perfil en cada región de Veracruz.

“Esas pendejadas que hacían esos cabrones, haciéndose fotomontajes de ellos mismos y diciéndose tontería y media, es lo que mantenía a Pedro a flote y le daban momentos de carcajadas a la distancia, ellos no lo saben, pero así fue, como nunca lo sacaron de ese grupo, le seguían llegando las notificaciones y él se la pasaba pendiente de eso para reír”, relata Alicia Blanco, quien cuenta que al regresar a Veracruz, Tamayo Rosas mataba buena parte de su tiempo en su computadora fabricando memes y fotomontajes para pitorrearse de sus compañeros de oficio.

“Como se llevó su computadora a Tijuana, allá a veces se ponía a escribir y a escribir notas que no mandaba a ningún lado. Como del mismo grupo ese de reporteros le llegaba la información, él tomaba los datos y hacía sus notas, según. No las podía publicar ni andar mandando por su seguridad, eran escritos que allí se quedaban. Luego me decía: “Gorda, mira, lee mi nota, lee mi nota, por favor, no la publicaré en ningún lado, pero aunque sea tú léela y me harás feliz”.

Alicia Blanco, esposa de Pedro Tamayo, le da el último adiós al periodista asesinado el pasado 21 de julio. Foto: Cuartoscuro

Alicia Blanco, esposa de Pedro Tamayo, le da el último adiós al periodista asesinado el pasado 21 de julio. Foto: Cuartoscuro

REGRESO A VERACRUZ 

Deciden regresar conforme la depresión afecta más al periodista y merma a la familia. ¿Te arrepientes de haber regresado a Tierra Blanca con Pedro?, se le pregunta a Alicia Blanco: “no, creo que no… porque esto le pasó a Pedro estando en su amado pueblo, del que no quería salir a morir en otro lado, menos huyendo”.

Con la decisión tomada, “a Pedro se le iluminó el rostro, yo no quería que acá se muriera de tristeza, le dije, pero tampoco quería que allá lo fueran a matar. Él dijo que lo que fuera a pasar, lo enfrentarían, me dijo, y dimos el aviso a los de la CEAP, quienes nos rogaron que no volviéramos, nos decían que no era seguro, pero ya se había decidido en familia”.

A la víspera del regreso a Veracruz, Pedro Tamayo hizo una promesa a su familia: no escribir más nota roja. Adiós a los ejecutados, a las balaceras, a operativos contra ladrones de gasolina, no más violencia en su libreta de apuntes; ahora sería un redactor de sociales y de deportes. Obvio no cumplió.

Ya en Tierra Blanca, el periodista se enclaustró un mes en casa. Inició con una rutina de salir a barrer el patio y la casa, todos los días, a las seis y media de la mañana.

Agarrando el ritmo en Tierra Blanca, la primera nota que salió a cubrir trató del atentado contra un líder del sindicato de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de Tierra Blanca, el 14 de abril.

“El líder de la sección 121 del SUTERM, Fernando Alba Vera, de 37 años, fue atacado a balazos por un solitario sujeto que lo sorprendió en la esquina de la avenida Hidalgo esquína 5 de Mayo en la colonia Hoja de Maíz cundo caminaba de su casa a la tienda, donde corporaciones de policía localizaron por lo menos cuatro casquillos percutidos de calibre .38 automático que dejó el solitario pistolero, tras escapar en una bicicleta”, dice la nota publicada en Alcalorpolitico.com, firmada como “la corresponsalía”.

La zona en donde se movía Pedro Tamayo, desde hace unos cinco años, es una de las regiones más violentas del país donde convergen venganzas entre líderes de las centrales productoras de caña de azúcar, bandas de traficantes de personas y ladrones de gasolina que ordeñan los ductos de Petróleos Mexicanos, una de las actividades delictivas que más fuerza ha cobrado en Veracruz a últimas fechas, y la que más violencia está generando, según fuentes de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz y del Ejército Mexicano.

Así, en el primer trimestre del 2016, el número de tomas clandestinas en México incrementó en 12.3 por ciento, indican reportes oficiales de la empresa productiva del Estado, en los cuales Veracruz se ubica entre los cinco estados de más incidencia con 131 tomas detectadas en buena parte en la cuenca del Papaloapan y sur de la entidad.

El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública indica que hasta junio pasado se habían registrado unos 25 homicidios dolosos en esa región compuesta por Tierra Blanca, Cuitlahuac, Cotaxcla, Cosamaloapan, Ignacio de la Llave, Omealca y Tres Valles; el mismo organismo ubica a Veracruz entre los primeros lugares en homicidios dolosos y secuestros; sin embargo, ante la tendencia del gobierno del estado de entregar cifras maquilladas a la Federación, las víctimas podrían ser más.

Aunque Tamayo Rosas volvió a las andadas cubriendo hechos de violencia, en Mateo, su nieto, encontró un remanso de calma. “Por lo regular, siempre estaba cuidando al nieto, lo cargaba y lo dormía. Si estaba, se olvidaba de todo; sólo podía escribir si Mateo dormía”.

El 20 de julio de 2016, fecha de caducidad de la existencia de Tamayo, lo inició como de costumbre, barriendo el patio y la banqueta en la avenida Cinco de Mayo.

Desayunó arroz con pollo y cuidó a Mateo toda la mañana. Sobre la tarde, mientras el bebé dormía, almorzó milanesa de pollo y reportó su última noticia: el asesinato de Gabriel Beltrán Vázquez, de 51 años, soldador, muerto a balazos en Cotaxtla.

Para la noche, se dispuso a ayudar en el negocio de comida montado por uno de sus hijos. Se acababa de sentar en la banqueta cuando llegaron los agresores en un coche compacto al cual la policía dio las facilidades para ingresar y actuar con total impunidad.

Baleado, tuvo unos 20 minutos de agonía los cuales aprovechó para despedirse de la familia, y el último aliento, contaron testigos, lo usó para atar en la tierra el amor a su nieto con unas palabras: “Mateo, te amo; Mateo, te amo; Mateo, te amo; te amo, Mateo, te amo, te amo…”.

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SONDEO | Los periodistas gozan de libertad de expresión… si hablan bien del poder, dicen capitalinos

martes, julio 26th, 2016

La semana pasada, la periodista Carmen Arisegui publicó un video en donde denunció que se ha intensificado el acoso, el hostigamiento y la persecución judicial en contra suya y de su equipo de trabajo por la investigación de la “casa blanca” de Enrique Peña Nieto. Al propio Presidente, la periodista le pidió ser congruente, pues por un lado pidió perdón por el escándalo de la residencia de su familia en las Lomas de Chapultepec, en la CdMx, y por otro es “la mano que mueve la cuna” en contra de los reporteros que investigaron y sacaron a la luz este caso aún no investigado a suficiencia.

La periodista Carmen Aristegui habló el día de hoy, en conferencia de prensa, sobre el libro "La Casa Blanca de Peña Nieto y otras noticias” publicado por la editorial Random House. Foto: SinEmbargo

La periodista Carmen Aristegui habló la semana pasada sobre las demandas de MVS  contra ella y su equipo por el libro “La Casa Blanca de Peña Nieto y otras noticias”. Foto: SinEmbargo

Ciudad de México, 26 de julio (SinEmbargo).– El pasado 20 de julio, el periodista Pedro Tamayo Rosas fue asesinado en el estado de Veracruz. La información que él había manejado desde hace meses lo había obligado a refugiarse desde el 25 de enero en el estado de Oaxaca, por amenazas que él mismo hizo públicas: “Bájale de huevos, deja de estar chingando al Fiscal y al Gobernador”, le dijeron. Pedro cubría nota roja en la región de Tierra Blanca.

Otro caso de agresión ocurrido la semana pasada fue el de la periodista Carmen Aristegui, quien fue demandada por la cadena MVS acusada de daño moral por el libro “La Casa Blanca de Peña Nieto y otras noticias”, publicado por la editorial Random House.

Ante la difusión de la demanda, que incluyó la exigencia a la editorial de retirar el prólogo de Aristegui de ese libro, la periodista cuestionó el perdón que pidió Peña Nieto por la adquisición de la “casa blanca” y le exigió que deje de “mecer la cuna” en el hostigamiento que sufren ella y su equipo de periodistas.

Estos casos, entre muchos otros, provocan dudas si en México hay o no libertad de expresión. SinEmbargo salió a las calles a preguntar la opinión de los ciudadanos con respecto a si creen que hoy exista libertad de expresión para medios de comunicación en México.

Un VIDEO exhibe obstrucción y posible nexo de policías estatales con el asesinato de Pedro Tamayo

lunes, julio 25th, 2016

La familia de Pedro Tamayo ha denunciado que la noche en que fue asesinado, los policías se encontraban a escasos metros del ataque y, sin embargo, dejaron huir a los agresores. El hijo del reportero narró en días pasados al medio Blog Expediente, que ante la inoperancia de las autoridades, él tomó las llaves de una camioneta de la familia y se dispuso a perseguir al auto donde huían los agresores de su padre. “Ahí fue donde apareció una segunda patrulla. Los matones me llevaban una cuadra de ventaja. Fue en el cruce donde le pitan a los policías, luego le echan las luces y estos, obedientes, me cerraron el paso, luego de dejarlos escapar”.

Hasta el momento, nueve uniformados se han presentado a declarar ante la Fiscalía del Estado sobre el caso.

Tierra Blanca, Veracruz (SinEmbargo/BlogExpediente).- Familiares del periodista Pedro Tamayo, asesinado el pasado 21 de julio en Tierra Blanca, Veracruz, hicieron público un video, grabado minutos después de la agresión del periodista, en el que se observa cómo le reclaman a policías estatales por dejar escapar a los agresores, así como su demora para solicitar auxilio médico.

La noche del 21 de julio, como lo ha denunciado la familia del periodista, elementos de la Policía no sólo dejaron escapar a los agresores, además dieron mal la dirección a la Cruz Roja, que tardó en llegar al menos 20 minutos para atender a Tamayo.

Incluso, Alicia Tamayo, esposa del reportero, dijo que el comandante a cargo esa noche cortó cartucho y la amagó cuando ella intentaba brindarle los primeros auxilios a Tamayo, que se desangraba en el piso: “Si te acercas te disparo”, le dijo el oficial. La mujer ignoró las amenazas y ganó agresiones en su contra que la llevaron al piso.

En la grabación, de casi dos minutos de duración, se escucha a un joven recriminar a uno de los policías, quien supuestamente pide ayuda desde su celular: “Tú viste quiénes fueron y diste el paso ahí”.

En la primera parte de la grabación, aparece un uniformado que, aparentemente, mantiene una conversación vía celular: “Apúrate loco, en la calle Morelos, te dije calle Morelos, 5 de Mayo, y Altamirano. Pero corre, en corto. ¿Por qué tardas mucho? En la calle de Telmex”.

“No, es de Telmex, es 5 de Mayo 1080, Morelos y Matamoros. Ubícate bien la dirección. Da la dirección”, le grita una mujer al oficial que intenta alejarse de las personas que lo graban.

Posteriormente, los oficiales aseguran que ya están pidiendo el apoyo y tratan de alejarse y de nuevo se escucha la voz de un hombre, al parecer el hijo de Pedro Tamayo, que les reclama: “Te dieron el paso ahí, los seguí, te pitaron, te pasaste. ¿Qué crees que no sé lo que estás haciendo?”.

Mientras tanto, una mujer le cuestiona: “¿Ya pidieron la ayuda, en qué tiempo llegan? Está la persona ahí tirada, ¿en qué tiempo llegan?”.

Promo-Tamayo

El hijo de Pedro Tamayo narró en días pasados al medio Blog Expediente, que ante la inoperancia de las autoridades, la noche del ataque él tomó las llaves de una camioneta de la familia y se dispuso a perseguir a un Bora Gris donde huían los agresores de su padre. “Ahí fue donde apareció una segunda patrulla. Los matones me llevaban una cuadra de ventaja. Fue en el cruce donde le pitan a los policías, luego le echan las luces y estos, obedientes, me cerraron el paso, luego de dejarlos escapar”.

El joven, molesto, decidió comenzar a grabar a los oficiales, quienes se cubren el rostro y aseguran que su trabajo sólo es acordonar el área. Se trata de la evidencia grabada, que al igual que en el caso de Tierra Blanca, pudiera responsabilizar a los subordinados de Arturo Bermúdez Zurita.

Posteriormente, corrió a donde estaba su padre, ya bajo un charco escarlata y con el tono pálido en su semblante. Entonces, familiares gritaron a los oficiales que llamaran a una ambulancia. De igual manera, se ve en el video que los policías dictan por celular direcciones distintas a la del lugar de los hechos. Otros ignoraban el dolor de la esposa, enviando mensajes desde el servidor de WhatsApp, asegura el hijo.

Alicia Blanco dijo que la grabación fue presentada ante el Ministerio Público de Tierra Blanca como evidencia de una presunta negligencia de las fuerzas al mando de Arturo Bermúdez Zurita.

“Ahí está todo muy claro. A mi esposo los policías estatales lo dejaron agonizar 25 minutos y cuando dejó de respirar reportó el comandante en turno: ‘Camarada, este ya se peló; ahora sí échame una ambulancia para acá'”, recriminó.

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ONCE POLICÍAS DECLARARON ANTE LA FISCALÍA

De acuerdo con  el Fiscal General de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras, once elementos estatales están siendo cuestionados en la capital del estado, así como dos camilleros y cuatro efectivos, por el asesinato de Pedro Tamayo.

En una visita exprés a Tierra Blanca en días pasado, el Fiscal General de Veracruz sostuvo una plática con la viuda, Alicia Blanco Beiza, en donde fue el domicilio de Pedro Tamayo Rosas. “Trataremos de confiar en esta persona. Prometió que atrapará a quienes mataron a mi esposo. Espero que no pase como tantos en Veracruz”.

Fue al término de la charla en privado cuando el Fiscal General atendió una serie de preguntas de la prensa, antes de salir disparado a “echarse una botana”, pues aseguró que con tanto ritmo de trabajo no había siquiera desayunado. Aceptó que, similar al caso de los cinco jóvenes de Tierra Blanca plagiados por policías estatales y presuntamente asesinados por criminales, la prueba más contundente que se tiene hasta el momento son cintas grabadas.

El funcionario estatal dijo que todas las líneas de investigación en torno a Pedro Tamayo no pueden ser descartadas, por lo que reiteró que la vinculación del reportero con un presunto capo, Francisco Navarrete Serna, está ahí, considerada. Sin embargo, no quiso ahondar en el tema.

Fue antes de retirarse del domicilio de Pedro Tamayo que ante las cámaras y micrófonos, el Fiscal general aseguró que en el caso del reportero asesinado en Veracruz habrá justicia.

Por su parte, la viuda compartió que los nuevos protocolos de seguridad para resguardar a ella y a su familia estarán a cargo de dos unidades de la Fuerza Civil. “Espero que no sean igual que los estatales. Mientras tanto, ignoro si las personas que me van a proteger cumplan con los estándares de confiabilidad”.

“Jodidos nosotros que seguimos en este infierno”. Así despide la esposa del reportero Pedro Tamayo

domingo, julio 24th, 2016

Pedro Tamayo, el periodista que había huido de Veracruz a Oaxaca tras recibir amenazas por parte de policías para que “dejara de estar chingando al Fiscal y al Gobernador”, regresó, o lo regresaron, horas después sólo para encontrar la muerte la noche del pasado jueves. A decir de su familia, Tamayo ya está tranquilo, “jodidos nosotros que seguimos en este infierno”.

Tierra Blanca, Ver./Ciudad de México, (SinEmbargo/BlogExpediente)- Un cortejo fúnebre, donde lo único que abundó fue el llanto y la zozobra de los familiares que despidieron al reportero Pedro Tamayo Rosas, asesinado el pasado 21 de julio en Tierra Blanca, Veracruz.

Fue en punto de las 10:00 horas, cuando su esposa y compañera de redacción, Alicia Blanco Beiza, miró por última vez el cadáver de su Tamayo. Antes de llevarlo al camposanto, levantó el velo que le protegía el rostro sin color y selló el adiós con un beso de labios gélidos.

“Gorda, reportan que hay un ejecutado. Vamos, por favor“. “Pedro me convencía, así fuera de madrugada. Nos íbamos y cubríamos la exclusiva. Más que esposos, fuimos los mejores amigos. Ya no podré leerle a Catón, ni las crónicas de Ignacio Carvajal, sus favoritas. En fin, él ya está tranquilo, jodidos nosotros que seguimos en este infierno”.

Recuerdos que la viuda comparte, del hombre que jamás perdió la disciplina reporteril. Fue el mismo día del atentado, minutos antes de ser baleado, que Tamayo Rosas subió a su página en Facebook, Línea de Fuego, la nota de un sujeto de 51 años de edad acribillado sobre la carretera estatal Pueblo Viejo – Cotaxtla. Tamayo, como de costumbre, tecleó las señas de los agresores.

Así daba inicio el cortejo fúnebre, con destellos relacionados con el hombre en el ataúd, que estaba próximo en ser trasladado a su último refugio, el cementerio Jardines del Recuerdo, en su natal Tierra Blanca.

Resguardados por elementos de la Policía Estatal, Fuerza Civil y de la Gendarmería Nacional, el grupo avanzó hasta el camposanto. Las calles por las que recorrió en su automóvil, en busca de las notas generales, en esta ocasión se vieron desiertas. Pocos santiguaron a lo lejos a Perico, como le llamaban los conocidos.

Finalmente el féretro llegó a su último destino. Una fosa ya esperaba, rodeado de arreglos florales. Con las alabanzas cristianas, los allegados suplicaron al ser celestial, el perdón por sus culpas y el permiso para una vida eterna. Sin embargo, doña Socorro Rosas vació el llanto y se lanzó contra los agresores: “Malditos los que te hicieron eso. Eras mi niño tan hermoso… que amabas tu trabajo, me quitaron mi corazoncito”.

En tanto, la viuda se aferró a la serenidad. Cargó a quien fuera la mayor adoración del reportero, su nieto de cinco meses, y sobre la caja de cedro, dejó un cuadro que se lee: “Con amor para mi abuelito”, firmado con una mano diminuta impregnada con pintura acrílica.

Sus familiares no evitaron llorar la ausencia; un hermano hincado sobre el lodo reprochaba el final de Tamayo Rosas; su hijo, aferrado al hombro de su madre buscaba consuelo en medio de cánticos funestos. La despedida inminente llegó con el sello de cemento sobre la lápida. Fue cuando la señora Alicia se desconectó del escenario de lamentos. Tomó asiento en una cripta vecina y recordó los mejores momentos que en vida tuvo con el reportero terrablanquense.

Se iba de su lado el hombre luchón que buscaba por todos lados para que hubiera más entradas de dinero. Vendiendo perfumes, postres, tortas en los partidos de béisbol y en las loterías que organizaba en el patio de su casa.

PROMO TAMAYO A SU ESPOSA

Un hombre que de lava platos y ayudante de mesero pasó a las filas de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) como policía raso para finalmente colaborar de manera activa con los periódicos El Piñero de la Cuenca, Al Calor Político, Mi Revista Veracruz, El Cañero de la Cuenca, Crónica de Tierra Blanca, Noticieros Radio Max y La Voz de Tierra Blanca.

En la parte final del entierro, los familiares aclaran comentarios, que sin firma, señalan a Pedro Tamayo con el crimen organizado, particularmente con Francisco Navarrete, a quien vinculan con el Cartel Jalisco Nueva Generación, hoy detenido por delitos investigados por la Procuraduría General de la República (PGR).

“Dicen que mi esposo edificó una mansión en la parte trasera de mi domicilio, pues bien, ya vieron los medios que no es así. Si bien mi esposo se dio la oportunidad de comprar un auto de agencia, como muchas personas, no somos ricos ni tengo resuelto mi futuro. Pedro fue un hombre luchón y todo lo que consiguió escribiendo lo que pocos se atreven: incomodando al Gobierno de Javier Duarte de Oachoa.

Ya para el cierre de la tarde luctuosa, el féretro de Pedro Tamayo quedó resguardado por coronas florales, apoyos aromáticos de sus amigos comerciantes, deportistas, familiares y de la breve presencia periodística que unánimes exigieron una palabra que ha estado fuera del diccionario del duartismo: “justicia”.

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La PGR y la FGE de Veracruz coadyuvarán en el esclarecimiento del homicidio del periodista Pedro Tamayo

sábado, julio 23rd, 2016

La PGR, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión y la Fiscalía de Veracruz se comprometieron a realizar una investigación por el asesinato del periodista Pedro Tamayo, ocurrido el pasado 20 de julio afuera de su domicilio en Tierra Blanca. Durante la Administración de Javier Duarte de Ochoa, 16 periodistas han sido asesinados y de 2009 a 2015 se tienen registro de 240 tipos de agresiones en Veracruz.

Ciudad de México, 23 de julio (SinEmbargo).- La Procuraduría General de la República (PGR) y la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) coadyuvarán en el investigación sobre el asesinato del periodista Pedro Tamayo Rosas, ocurrido el pasado 20 de julio en Tierra Blanca, Veracruz.

A través de un comunicado, la PGR informó que “con la finalidad de esclarecer el homicidio del periodista Pedro Tamayo Rosas, la FEADLE y la FGEV coadyuvan en la investigación e intercambio de información para fortalecer las líneas de investigación y dar con el o los sujetos responsables a fin de evitar la impunidad del hecho delictuoso”.

La Procuraduría dio a conocer que la FEADLE ya inició una carpeta de investigación al tener conocimiento del homicidio de Tamayo, de 43 años de edad, quien fue asesinado a balazos después de que denunciara amenazas del Gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa y de su cuerpo policiaco.

“La FEADLE trabaja para esclarecer el asunto, permitiendo la coexistencia de las investigaciones con el fuero común para no cejar el esfuerzo de la investigación de los hechos, proteger al inocente, procurar que el culpable no quede impune, y con ello garantizar el acceso a la justicia en la aplicación del derecho en un marco de respeto a los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado mexicano es parte”.

De acuerdo con la Fiscalía General del Estado (FGE) de Veracruz, el periodista fue acribillado afuera de su domicilio ubicado en la calle 5 de Mayo, entre Morelos y Matamoros, en la colonia Centro de Tierra Blanca.

Las primeras entrevistas establecen que habrían sido dos los agresores, quienes se acercaron a saludar a Tamayo Rosas en una negociación de su propiedad, agrediéndolo con disparos de arma corta, por lo que fue trasladado al Centro Médico Regional, donde perdió la vida mientras recibía atención, detalló la dependencia en un comunicado.

La FGE informó que sus peritos especializados recolectaron varios casquillos percutidos calibre 9 milímetros, y que los agresores huyeron en un auto, del que “se pudieron conocer las características”.

La dependencia veracruzana señaló que se estableció un operativo para dar con los responsables. Además de que se abrió de investigación 217/2016, en la que no se descartará “ninguna línea de investigación, incluido el trabajo periodístico”.

El pasado 25 de mayo, Tamayo Rosas había huido del estado después de que recibiera amenazas de “policías disfrazados de trabajadores de Telmex”.

De acuerdo con su propia denuncia, su esposa Alicia Blanco fue visitada por policías en su domicilio.

“Le intervinieron el teléfono y posteriormente le dijeron textualmente que le dijera a su marido que ‘le bajara de huevos y que dejara de estar chingando al Fiscal y al Gobernador’”, esta cita fue publicada por El Piñero de la Cuenca, uno de los diarios en los que trabajaba.

Horas después, Tamayo fue localizado en el municipio de Acatlán de Pérez Figueroa, Oaxaca, donde se escondió ante el temor de ser asesinado. En aquella ocasión, Duarte de Ochoa informó personalmente el hallazgo del comunicador.

En lo que va del año, Anabel Flores Salazar, de El Sol de Orizaba, y Manuel Torres González, de Poza Rica, fueron asesinados. Hasta el momento, ninguna persona ha sido detenida por estos crímenes y la Fiscalía veracruzana no ha dado avance de las investigaciones.

 

La ONU lamenta que mataran a Tamayo aún “bajo protección”; la evidencia escupe: fueron policías

viernes, julio 22nd, 2016

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) en México lamentó hoy el asesinato del periodista Pedro Tamayo. “Desde la Oficina, apreciamos las acciones de protección establecidas por la CEAPP y lamentamos profundamente que, aún con ellas, el Sr. Tamayo haya sido privado de la vida”, dijo.

Tierra Blanca, Veracruz (BlogExpediente/SinEmbargo).- “No dejes que me lleven al Seguro Social, gorda. Allá los estatales me van a terminar de matar. Cuida a mis hijos, a mis nietos y renuncia a la seguridad del estado”, suplicó en la agonía, Pedro Tamayo Rosas, el periodista asesinado el pasado miércoles en Veracruz.

Los agresores, tuvieron tiempo a placer para cumplir con su encomienda. En medio de carcajadas, dispararon en once ocasiones para doblar de miedo al reportero veracruzano. Fue un último proyectil, el certero, que le provocó un boquete en el estómago; de anchura inimaginable, para haberlo desangrado en 25 minutos.

“Si hay cómplices en el asesinato, son los policías estatales. El carro de los matones les pasó al lado. Se fueron a vuelta de rueda, echando tiros al aire. Una vez que los estatales resguardaron el lugar, a mi mamá le cortaron cartucho y advirtieron que si asistía a mi papá también le disparaban”, cuenta uno de los hijos de Pedro Tamayo, quien fue testigo del asesinato de su padre.

Fue hasta que empezó a sacar espuma y sangre por la boca, cuando dejó de respirar, que el comandante dijo: “Camarada éste ya se peló, ahora sí échame la ambulancia para acá”, recuerda y responsabiliza a once oficiales de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado.

Entre los agentes implicados destacan quienes descendieron de la unidad 08-2841, una camioneta Ford F150, del año 2015, probablemente la misma que ocupó el comandante Marcos Conde, uno de los responsables por la desaparición forzada y presunto masacre de los cinco jóvenes del caso Tierra Blanca.

Tamayo Rosas, colaborador de los diarios Al Calor Político y El Piñero de la Cuenca, fue el primer reportero que difundió aquella noticia del pasado 11 de enero. Acto difusivo que llevó a la detención de 21 actores materiales e intelectuales, ocho ex agentes estatales y trece civiles ligados al cartel Jalisco Nueva Generación.

El caso rebasó fronteras y llevó al reportero a refugiarse el 25 de enero en el estado de Oaxaca, por amenazas que el mismo hiciera públicas: “Bájale de huevos, deja de estar chingando al Fiscal y al Gobernador”.

El de Tierra Blanca, fue considerado como caso de alto riesgo por la Comisión de Atención y Protección a Periodistas (CEAPP), la solución inmediata fue exiliar al dueño de la página en Facebook Línea de Fuego junto a su familia.

Alicia Blanco Beiza, viuda del reportero finado, confirma que en el mes de marzo decidió abandonar su refugio, en el estado de Baja California. “Atravesaba un cuadro de depresión. Es horrible el encierro en un lugar que no conoces. Pedro bajó 12 kilos. Obviamente también extrañaba su oficio, es algo que se le notaba fácilmente”.

Familiares y amigos de Pedro Tamayo verlaron al periodista asesinado el pasado miércoles. Foto: BlogExpediente

Familiares y amigos de Pedro Tamayo verlaron al periodista asesinado el pasado miércoles. Foto: BlogExpediente

LA ONU CONDENA EL ASESINATO DE TAMAYO

Mediante un comunicado difundido el día de hoy, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) en México lamentó el asesinato del periodista Pedro Tamayo.

“Desde la Oficina, apreciamos las acciones de protección establecidas por la CEAPP y lamentamos profundamente que, aún con ellas, el Sr. Tamayo haya sido privado de la vida”, dijo el representante de la ONU-DH en México, Jan Jarab.

“Los asesinatos de periodistas no sólo lesionan a sus familiares y seres queridos, también lastiman al gremio por su efecto atemorizante, impactan negativamente en el derecho a la libertad de expresión y privan a la sociedad de su derecho a recibir información de interés público. Ningún ataque contra periodistas ni trabajadores de los medios de comunicación, incluyendo medios independientes, comunitarios o de cualquier otro tipo, debe quedar impune. Toda agresión debe ser investigada de manera efectiva y exhaustiva sin descartar ninguna línea de investigación, particularmente aquella que pueda estar ligada a la labor periodística”, agregó.

El organismo internacional hizo un llamado enfático a las autoridades para realizar una investigación inmediata y eficaz en torno a los hechos, los cuales permitan sancionar a quienes resulten responsables de semejante acto. Al mismo tiempo instó a las mismas a brindar el apoyo pertinente a los familiares.

Finalmente, la representación de la ONU-DH reiteró su compromiso para seguir cooperando con las instituciones y con las autoridades mexicanas en materia de protección a periodistas.

PEDRO, EL PERIODISTA

Pedro Tamayo, conocido como “El Perico” en la Cuenca del Papaloapan”, es descrito por su esposa como un reportero luchón, quien aprendió a ganarse las monedas, desde joven, lavando inodoros y recogiendo propinas en los restaurantes.

El hombre que no podía escuchar la sirena patrullera porque salía a cumplir con la labor, así fuera de madrugada. A quien siempre se le vio perseguir la inmediatez con bolígrafo, teléfono celular y su libreta reporteril.

El periodista policial que por la cobertura de algún enfrentamiento entre malandros, por fotografiar cadáveres putrefactos de halcones, o ganar las primicias de feminicidios en la región, se conformaba con 100 pesos por nota informativa.

Jamás perdió la disciplina de escribir a diario, ni siquiera en su estancia por el norte del país, Tamayo pedía a su esposa, Alicia Blanco, leyera sus notas informativas, aunque no se publicaran. Exigía, también, le precisara si el estilo se le alejaba, de repente, por no estar en el campo de los hechos.

Así era el hombre que nació para la nota roja. A quien sus familiares lo han vestido con una reluciente camisa azul turquesa, antes de instalarlo en el ataúd que será su última morada. Hasta el lugar donde el cuerpo de Tamayo fue velado por sus familiares han llegado colegas quienes le piden que desde la sucursal celestial abogue por el periodismo en Veracruz.

Una vez, culminado el interrogatorio con los agentes periciales, Alicia Blanco Beiza, se dispone a relatar la última ocasión que convivió con su eterno compañero, Pedro. Si lo hace, es porque espera justicia. En tanto ella y su familia, permanecerán en casa. “Ya no vamos a escapar. Si me matan, pues que sea en mi casa y no lejos de los míos”.

Colegas que arribaron al velorio de Tamayo, pidieron porque el periodista pida por ellos desde el cielo. Foto: BlogExpediente

Colegas que arribaron al velorio de Tamayo, pidieron porque el periodista pida por ellos desde el cielo. Foto: BlogExpediente

LO MATARON EN EL NEGOCIO FAMILIAR

Eran casi las diez de la noche, las comandas de comida rápida en el negocio familiar se coreaban al por mayor. El padre de familia, en un descanso a su labor como mesero, decidió sentarse a leer las noticias en una silla de plástico.

Un vehículo Bora, color gris, se detuvo frente al domicilio. Dos sujetos,  de entre 30 y 40 años de edad, descendieron del auto, luego saludaron efusivos: “Qué onda, Tamayo. Recomiéndame la especialidad de la casa”, solicitaron sin tomar asiento.

El reportero, contestó a uno de los agresores, a quien refirió como “Fallo”, según testigos. Ofreció hamburguesas con carne de res y estos ordenaron cuatro para llevar. Dato que sólo sirve para inferir que al menos el mismo número de personas montaron el atentado.

Fue cuando los dos sujetos corrieron el seguro de sus armas, nueve milímetros. Posteriormente, al menos tres detonaciones resonaron en la calle 5 de mayo, en la zona centro de Tierra Blanca. La esposa y uno de los hijos, salieron de inmediato a ver qué pasaba sobre la vía pública. “Métanse y escóndanse”, gritaba Pedro a los suyos.

Sin embargo, uno de ellos no hizo caso en el afán de ayudarlo. “Le soltaron otro balazo. No le pegaban, le decían de cosas y lo espantaban echando balas por un lado. Mi papá nada más se encogía en su silla y se llevaba las manos a la cabeza”.

Fue el último tiro el que impactó al reportero, la bala le rozó el brazo derecho, le entró por el estómago y salió finalmente, destrozando el respaldo del asiento. “Mi padre se quejó y se fue para atrás. Se pegó en la nuca y comenzó a desangrarse”, explica el hijo de Tamayo.

“TAL VEZ SÓLO QUERÍAN METERLE UN SUSTO”

“No mames, loco, ya la cagaste”, reprendió uno de los agresores. Luego se dirigió a la esposa de Tamayo Rosas, “tú ya la libraste, mejor hazte a un lado”, le dijo. Luego se echaron a correr, echando tiros y carcajadas infernales. La impunidad estaba de su lado.

En la esquina del domicilio del puesto de hamburguesas se encendieron unas torretas policiales. Se ignora si cumplían con rondines o custodiaban a los agresores, asegura el hijo. “Los tuvieron a unos cinco metros de distancia. El carro de estas personas les pasó junto”, detalla.

Ante la inoperancia de las autoridades, el hijo cogió las llaves de una camioneta de la familia y se dispuso a perseguir al Bora Gris. “Ahí fue donde apareció una segunda patrulla. Los matones me llevaban una cuadra de ventaja. Fue en el cruce donde le pitan a los policías, luego le echan las luces y estos, obedientes, me cerraron el paso, luego de dejarlos escapar”.

El joven, molesto, decidió comenzar a grabar a los oficiales, quienes se cubren el rostro y aseguran, se ve en la cinta, su trabajo sólo es acordonar el área. Se trata de la evidencia grabada, que al igual que en el caso de Tierra Blanca, pudiera responsabilizar a los subordinados de Arturo Bermúdez Zurita.

Posteriormente corrió a donde estaba su padre, ya bajo un charco escarlata y con el tono pálido en su semblante. Entonces, familiares gritaron a los oficiales que llamaran a una ambulancia. De igual manera, se ve en el video, que los policías dictan por celular direcciones distintas a la del lugar de los hechos. Otros ignoraban el dolor de la esposa, enviando mensajes desde el servidor de WhatsApp, asegura el hijo.

La esposa, en su afán de ayudar a Pedro, se acercó a brindarle los primeros auxilios, sin embargo, otro oficial la tiró al pavimento y cortó cartucho, amenazando. “Si te acercas te disparo”. La mujer ignoró las amenazas y ganó agresiones en su contra que la llevaron al piso.

Así transcurrieron 25 minutos. A Pedro ya le brotaba sangre de la boca. En la agonía, encargó a sus hijos y nietos. Además, exigió que la familia renunciara a la seguridad de Arturo Bermúdez. Fue lo último que se le escuchó.

“Camarada, éste ya se peló, ahora sí échame la ambulancia para acá”, ordenó el comandante después, mucho después de que el paradero de los agresores y la mirada de Pedro Tamayo Rosas ya estaban en el infinito.

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La Policía Estatal bloqueó arribo de médicos con Tamayo herido. Después murió en el hospital

jueves, julio 21st, 2016

La familia del periodista Pedro Tamayo declaró al medio BlogExpediente que los policías que llegaron a atender la alerta de disparos, dieron mal la dirección a la Cruz Roja y tardó en llegar al menos 20 minutos.

Ciudad de México, 21 de julio (SinEmbargo).– Ocho policías estatales comparecieron este día por el asesinato del periodista Pedro Tamayo Rosas tras los señalamientos de que elementos de esa corporación están implicados en el crimen, dio a conocer la Fiscalía General del Estado de Veracruz (FGE).

La Fiscalía dio a conocer que los efectivos de seguridad se presentaron por su propia cuenta a declarar.

“En estricto apego a la ley y con el objetivo de deslindar responsabilidades, este jueves, elementos de la Policía Estatal se presentaron voluntariamente ante las autoridades para comparecer por el homicidio del periodista Pedro Tamayo”, según informó en un comunicado.

Pedro Tamayo  fue ejecutado la noche de ayer, afuera de su casa ubicada en la colonia Centro del municipio de Tierra Blanca, por desconocidos.

La familia declaró al medio BlogExpediente que los uniformados que llegaron a atender la alerta de disparos, dieron mal la dirección a la Cruz Roja y tardó en llegar al menos 20 minutos.

De acuerdo con el medio, Al Calor Político, donde colaboraba Tamayo, elementos de la SSP de Veracruz se encontraban a 10 metros de distancia cuando los sujetos armados agredieron al periodista.

“No podemos hacer nada”, dijo uno de los uniformados al hijo del periodista, según refiere el medio.

Fue hasta que la esposa de Tamayo, Alicia Blanco, gritó la ubicación de la escena del crimen en los radios de los policías cuando los servicios de emergencia pudieron conocerlo, refiere la misma fuente.

La mujer acusó que los uniformados se abstuvieron de perseguir a los agresores de su esposo.

La dependencia a cargo de Luis Ángel Bravo Contreras aseguró que los oficiales dieron su “versión al momento de llegar al lugar del homicidio, por lo que la autoridad agotará las lineas de investigación para esclarecer los ocurrido”.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) anunció que atraerá el caso del periodista asesinado y exhortó a la autoridad a que dentro se investigue el asesinato conforme a su trabajo periodístico y dar con los responsables.

Por medio de un comunicado de prensa, informó la apertura de un expediente de oficio y que atraerán la investigación del caso:  

 “Ya estableció comunicación con la familia del periodista, para brindarle la solidaridad y el acompañamiento necesario, además de realizar las primeras diligencias y recabar la información correspondiente. Este Organismo Nacional hace un llamado a las autoridades de aquella entidad y a la Coordinación Ejecutiva Nacional del Mecanismo para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas a ofrecer la protección a la familia del señor Pedro Tamayo” pronunció.

TAMAYO HABÍA RECIBIDO AMENAZAS

El 25 de mayo, Tamayo Rosas había huido del estado después de que recibiera amenazas de “policías disfrazados de trabajadores de Telmex”.

De acuerdo con su propia denuncia, su esposa Alicia Blanco fue visitada por policías en su domicilio.

“Le intervinieron el teléfono y posteriormente le dijeron textualmente que le dijera a su marido que ‘le bajara de huevos y que dejara de estar chingando al Fiscal y al Gobernador’”, esta cita fue publicada por El Piñero de la Cuenca, donde Tamayo trabajaba.

Horas después fue localizado en el municipio de Acatlán de Pérez Figueroa, Oaxaca, donde se escondió ante el temor de ser asesinado. En aquella ocasión, Duarte de Ochoa informó personalmente el hallazgo del comunicador:

promo ex corresponsal

A su vez el Fiscal de Veracruz señaló: “salió de Veracruz por su propio pie; la Fuerza Civil lo encontró en Oaxaca, ya lo traen a Xalapa y aquí lo tendremos bien cuidado, porque habla de temores por una amistad que tiene con algunos actores de lo que ha venido pasando en Tierra Blanca”.

“La indignación es nada para las exigencias de justicia que los comunicadores deseamos para este cúmulo de agresiones en territorio veracruzano”, reclamó El Piñero de la Cuenca en la nota sobre el asesinato de su trabajador.

Tamayo cubrió la desaparición de los cinco jóvenes procedentes del municipio de Playa Vicente que fueron entregados a miembros del Cártel de Jalisco Nueva Generación por policías estatales.

La nota policíaca era su especialidad, en la que escribía notas de secuestros, hallazgo de cadáveres y ejecuciones.

En 2015 y el primer trimestre de 2016 la entidad del país con mayor número de agresiones contra la prensa, de acuerdo con la organización Artículo 19, fue Veracruz, gobernado por Javier Duarte de Ochoa, quien en abril de 2013 recibió un reconocimiento de la Asociación Mexicana de Editores de Periódicos por “los esfuerzos que ha hecho Veracruz para garantizar el pleno ejercicio de la libertad de expresión”.

En junio del año pasado, en un encuentro con el medio de Comunicación de Poza Rica, el priista soltó la frase “pórtense bien […] Todos sabemos quiénes de alguna u otra manera tienen vinculación con estos grupos [criminales]”.

Moisés Sánchez, de La Unión; Armando Saldaña, de Exa FM; Juan Mendoza, de Escribiendo la Verdad; y Rubén Espinosa, de Cuartoscuro, eran periodistas de Veracruz, pero fueron asesinados en otras entidades como Oaxaca y la Ciudad de México.

En lo que va del año, Anabel Flores Salazar, de El Sol de Orizaba, y Manuel Torres González, de Poza Rica, fueron asesinados.

El caso más reciente había sido el de Manuel Torres, asesinado el 14 de mayo pasado de un disparo en la cabeza, en Poza Rica. Su cadáver quedó tirado frente a las instalaciones de Tránsito del Estado, en la avenida Dos de Enero.

El estado de Duarte de Ochoa es el espacio geográfico del continente y del país más peligroso para ejercer el periodismo, ha dicho Artículo 19. Durante su administración 16 periodistas han sido asesinados y de 2009 a 2015 se tienen registros de 240 tipos de agresiones en Veracruz.

Promo Javier Duarte

Enero 2016. Pedro Tamayo, a su esposa: “Tengo miedo. Al llegar, te aviso. Apagaré el teléfono”

jueves, julio 21st, 2016

Pedro Tamayo Rosas inició como policía municipal y esa profesión lo acercó por primera vez al periodismo. Y no lo dejó hasta el día de su muerte. Documentó la existencia del rancho El Diamante, que Los Zetas usaban como casa de seguridad y en la que tenían secuestrados a migrantes; exhibió las primeras atrocidades de ese cártel contra las personas en tránsito y fue despedido. En enero pasado dijo a su esposa: “Déjame aquí, iré a ver una nota, regresas en un rato por mí”. Huyó a Oaxaca, ante el temor de ser asesinado. Horas después fue localizado. Regresó a la entidad gobernada por Javier Duarte de Ochoa sólo para encontrar la muerte la noche de ayer, cuando trabajaba en su negocio, orillado a buscar otra fuente de ingresos ante las amenazas en su contra.

Por Ignacio Carvajal

Coatzacoalcos, Veracruz, (SinEmbargo/BlogExpediente).– 6:00 a.m. del 20 de junio de 2011: Suena el Nextel de Pedro Tamayo:

–Qué onda, ¿mataron a don Milo Vela (Miguel Ángel López Velasco) y a su familia?

–Sí, Pedro, en su casa, en la zona norte de la ciudad.
–…
–Aún están trabajando las autoridades en bajar sus cuerpos; acá estamos los compañeros en su casa.

–Qué gacho, carnal, conocí a ese señor, era a todo dar conmigo cuando colaboraba en Notiver. No puede ser, un abrazo a todos, acá estoy para lo que sea, mi solidaridad con ustedes.

4:00 a.m. del 26 de julio de 2011: Otra vez el Nextel parpadeando con el contacto de Pedro Tamayo en el display:

–¡Mataron a Yolandita, qué poca, hermano, no es posible, a dónde vamos a parar, les mando mi solidaridad, ya saben!, Yolanda era una mujer valiente, bragada, entrona para la policiaca, Dios la cuide.

Mayo del 2012: Otra vez Pedro Tamayo a la distancia desde Tierra Blanca:

–Supe lo de Mariachi (Gabriel Huge) y su sobrino (Guillermo Luna). Ese cabrón era a todísima madre, siempre estaba dispuesto a ayudar a uno aunque no te conociera. Ta’ cabrón, hay que cuidarnos, por favor, cuídense mucho y mi solidaridad con todos ustedes, el gremio de Veracruz, mucho apoyo moral desde Tierra Blanca.

Así era Pedro Tamayo Rosas, de 45 años, el último reportero asesinado en Veracruz, el número 17, esta vez en Tierra Blanca, en su domicilio de la colonia Centro, frente a su esposa e hijos. A Pedro Tamayo le llegó la muerte mientras ayudaba en su negocio de venta de comida.

El ataque se consumó a las 10:45 p.m. Afuera de la casa ubicada en avenida Cinco de Mayo.

Quienes fueron a matar a Pedro lo saludaron y pidieron comida para llevar.

“No traigan cartas; quieren cuatro hamburguesas de res”, alcanzó a gritar al de la cocina, y pocos segundos después se oyen dos disparos.

Algunos testigos hablan de once detonaciones, otros que más. En la plancha del forense de Tierra Blanca, consta en las primeras averiguaciones, sólo extrajeron dos balas calibre .9mm del cuerpo de Pedro Tamayo. Le deshicieron los pulmones.

Pedro, de policía a reportero. Foto: BlogExpediente

Pedro, de policía a reportero. Foto: BlogExpediente

***

Pedro no estudió periodismo. Joven, ingresó a la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz (SSP) como policía raso.

Sin esperarlo, el 8 de diciembre de 1994 se estrenó como periodista, contó un miembro de la familia: Acompañó a los investigadores que daban seguimiento al caso de una mujer acusada de haber robado a un bebé.

“El caso sonó mucho en Tierra Blanca y en el estado porque no la encontraban, ni al bebé, y los padres estaban haciendo todo lo posible en medio del drama para encontrarlo, hasta que lo hicieron, se lo había llevado una lesbiana”, recuerdan.

El operativo para la detención de la mujer, que tiempo después recibió sentencia por la sustracción del bebé, atrajo a curiosos y periodistas al sitio en donde se ubicó a la infractora.

“La familia de la mujer se puso mal y no dejaron pasar a nadie, corrían a los reporteros”, relató la misma fuente, pero Pedro era vecino de la lesbiana y le tenían confianza. Un periodista, que también era director del diario La Crónica, lo notó, y le propuso: ‘oye, métete a hablar con la mujer, pregúntale porqué lo hizo, qué tenía pensado, si iba a vender al bebé o qué’, con una grabadora escondida entre el uniforme, Pedro ingresó y comenzó a entrevistar a la chica durante más de 30 minutos, le hizo una entrevista chingona”, rememora.

El director de ese diario, con la cinta en su poder, no cabía del asombro de la exclusiva en sus manos, pero más, por la forma en que ese policía raso había obtenido datos sobre las motivaciones psicológicas y esencialmente humanas de esa mujer para arriesgarse a robar un infante: quería sentir que era ser madre, y así salió la entrevista al día siguiente en el diario, firmada por Pedro Tamayo Rosas.

Motivado por esa publicación, Pedro Tamayo pidió trabajo en La Crónica, y también la oportunidad para aprender, y lo aceptaron. Hoy el director de ese diario ya es veterano y vive alejado de la prensa. Cuando comenzó la ola de asesinatos en el puerto de Veracruz, lanzó a un rincón la cámara fotográfica, la grabadora y la libreta, y después de descansar unos días, renunció a sus deberes de reportero e inició un negocio de venta de ropa de bazar en colonias populares.

En una borrachera con quien esto escribe, el viejo reportero compartió vivencias con Pedro Tamayo:

Le notó cualidades a ese oficial chaparrito, moreno, retacón, para sacar datos en el lugar de los hechos, reportarlos, y aún con la precariedad de su formación, escoger los más importantes y relegar lo menos trascendente.

Con dos semanas reporteando, el Delegado de la SSP, jefe de Pedro, lo mandó llamar y éste ya se esperaba el regaño del comandante. Pero no. Estaba feliz, con varios ejemplares de La Crónica en su escritorio. Palmeó la espalda de Pedro y le deseó suerte en su nuevo emprendimiento, su trabajo como oficial, si deseaba, lo podía conservar mientras aprendía periodismo. Hasta una motocicleta le obsequió para facilitarle su labor.

Tamayo Rosas abandonó la oficina de su jefe aún más convencido del próximo destino.

Pedro Tamayo Rosas fue lanzado a la calle con una camarita de rollo, una libretita y un lapicero para anotar datos de accidentes, homicidios, protestas y toda clase de eventos políticos en esa región de la Cuenca del Papaloapan, colindante con la frontera intangible con Oaxaca, una de las regiones más violentas del estado de Veracruz, donde el día a día se desarrolla entre cadáveres que aparecen de un lado y del otro. Si al muerto lo encuentran en el lado de Oaxaca, a unos metros de Tierra Blanca, entonces el reporte lo pasan a las autoridades de Veracruz y viceversa; pues casi siempre las víctimas son de Tierra Blanca o de Tres Valles. Los asesinos les arrancan el último privilegio de morir en su tierra.

Ese director, le enseñó a Tamayo redacción periodística, el relato, la narración, la descripción y la jerarquización de los datos, de cómo se le tenía que dar forma en la hoja en blanco frente a la máquina de escribir, abarcar todos los antecedentes, aún más si estaba implicado algún político o líder de la industria azucarera.

Los resultados de Tamayo en las calles ganando notas y fotos exclusivas, de inmediato se reflejaron en la circulación a la alza del diario, y claro, en la animadversión de algunos sectores políticos.

“Ya cuando estábamos bien chingones, que el diario La Crónica era la referencia en esa región, y en el Ayuntamiento se enojaron mucho con nosotros porque les sacábamos sus cosas chuecas. En un carnaval de Tierra Blanca, a los organizadores de la fiesta se les ocurrió darle mi nombre a un monigote de papel y cartón como representación del mal humor, y pues fui quemado en la plaza pública”, narra el veterano periodista.

Tamayo Rosas siempre contaba entre carcajadas esa anécdota, las autoridades de Tierra Blanca desquitaron todo su rencor contra el equipo de La Crónica, y a la figura incendiada la bautizaron como “El EvaCrónico.

“Siempre le dije a Pedro, que lo más importante en una nota, era la cabeza. Si no tienes la cabeza, no tienes nada. Debes saber cuál es la noticia, y eso se aprende en el lugar de los hechos, presenciando la noticia, corriendo para no perder nada y tomar las mejores fotos y oír la información directamente de los involucrados”, relató su antiguo jefe y amigo.

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De la voz de Pedro Tamayo:

“Mira Nachito, el periodismo es lo más bonito que me ha pasado en la vida, sumado con mis dos hijos y mi esposa. Esto me ha dejado grandes satisfacciones te voy a contar lo que una vez me pasó. Estaba yo trabajando para La Crónica de Tierra Blanca, ya tiene rato eso, y se dio un accidente allá por El Amate [Sobre la carretera federal 145 La Tinaja – Tierra Blanca], era un coche bonito, creo que un Mustang se había volteado por una llanta reventada. En el coche venían dos personas, un gringo y su novia, ella murió y él quedó malherido. Sacamos la nota a una plana completa en el diario. Pasó el tiempo y de Estados Unidos me contactaron de un despacho de abogados, querían los negativos de mis fotografías y que rindiera testimonio para una Corte gringa, pues el dueño del coche había demandado a la empresa donde se fabricaron las llantas que fallaron, pues le habían dado una garantía y alegaban que sus defectos habían causado el accidente. Les dije que sí, me vinieron a ver, se llevaron el material, y al poco tiempo declaré. Instalaron una especie de sala de juicios en un salón de un lujoso hotel en Boca del Río, colindante con el World Trade Center y Plaza Américas, también fueron otras personas, peritos y autoridades que habían dado parte del accidente. Yo di mi testimonio y el caso se ganó. El dueño del coche recibió una indemnización millonaria y a mí me regaló unos centavos, que invertí en mejoras para mi casa”.

EN EL SANTUARIO ZETA

La fama de Tierra Blanca durante mucho tiempo la ubicó como origen de buenos jugadores de béisbol y además, terruño de los más eficientes y efectivos sicarios. Para matar a líderes cañeros, políticos locales, enemigos, para ajustar cuentas, los grupos criminales de la cuenca del Papaloapan han recurrido a pistoleros de Tierra Blanca. Eso hasta el arribo de Los Zetas y su estrategia aplastante para imponer el miedo.

Paso de “La Bestia”, el ferrocarril empleado por los centroamericanos para ir del sureste del país a la frontera con Estados Unidos, Tierra Blanca se convirtió en una de las peores referencias para quienes vienen de Honduras, Guatemala y El Salvador porque allí Los Zetas implantaron el más sanguinario sistema para controlar la ruta migratoria.

Con el arranque de la guerra contra el narco lanzada por el ex Presidente Felipe Calderón, además de las balaceras y ejecuciones al por mayor en casi todo territorio mexicano, Los Zeta se fortalecieron con ingresos por el secuestro a granel de migrantes en Chiapas, Tabasco, Veracruz y Oaxaca.

Esta realidad comenzó a ser denunciada tras el encarcelamiento del padre Alejandro Solalinde, por la policía municipal de Ixtepec, Oaxaca, el 10 de enero de 2007, cuando intentaba rescatar, con otros extranjeros, a un grupo de migrantes secuestrados por Los Zetas. Los policías, infiltrados, lo evitaron para quedar bien con sus patrones, los criminales.

Es ese hecho, el que pone en la palestra nacional a ese cura rebelde con su discurso sobre los secuestros masivos de centroamericanos, las tablizas, las violaciones a mujeres y asesinatos y desapariciones a quienes no contaban con recursos para pagar, pero fue el periodista de Tierra Blanca, Pedro Tamayo, el primero en el país en tomar fotos, y documentar, una casa de seguridad de Los Zetas, el 17 de julio de 2008, en la colonia Hoja de Maíz.

El Ejército Mexicano dio con la casa de seguridad en la cual había unos 30 ciudadanos extranjeros recluidos. Se supo entones que la cuota por cabeza era de unos 500 dólares. En las fotos captadas por Pedro Tamayo de ese hecho, se retrataba el horror: vigilados por una gran imagen de la Santa Muerte, yacían amarrados con mecates, tapados los ojos, descalzos, desnudos unos, con glúteos destrozados a tablazos para obligarlos a entregar números telefónicos de quienes les esperaban en Estados Unidos para extorsionarlos, sino pagaban, les cortarían la cabeza, los harían pedazos y arrojarían sus restos a un tambo de metal para prenderles fuego o echarles ácido.

De cubrir accidentes, suicidios y ejecuciones, Pedro Tamayo tuvo que entrarle al tema de la migración, ya que Tierra Blanca, con la presencia de Los Zetas en todo el territorio, la volvieron un infierno. La documentación y emisión de estas noticias, los relatos de la crueldad expresados por sus víctimas en los pocos albergues en la ruta, motivaron visitas de delegaciones de organizaciones defensoras de los derechos humanos.

LA REGIÓN DE LA MUERTE

Alguna vez, quien esto escribe, escuchó de Pedro Tamayo relatos terribles sobre la violencia en la frontera entre Tierra Blanca y Veracruz, basta zona geográfica, de carreteras destrozadas, y amplias parcelas de cultivos de caña de azúcar.

“Desde que recuerdo, siempre se han matado entre ellos, parece que nunca se acaba el odio, matan y matan líderes cañeros y no se acaba”, contaba Pedro, quien reconoció que lo más efectivo para transitar esos caminos y brechas en la frontera Oaxaca–Veracruz, siempre sería una buena escopeta o pistola acomodada discretamente en el coche, lista para la defensa.

Nacido en Piedras Negras, municipio de Tlalixcoyan, Pedro Tamayo ingresó a la SSP de policía, sólo con la secundaria, de allí sacó la preparatoria, y con esfuerzos, había acabado hace poco la licenciatura en Derecho en la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV).

“Ya hasta andaba pensando en una maestría, tenía ganas de ejercer y ayudar a la gente luego con sus casos”, cuenta otro familiar, quien recuerda las horas robadas al sueño e invertidas por el periodista asesinado para estudiar y hacer tarea.

“¿Necesidad?, no la tenía. Sus hijos ya son grandes”, señala la misma persona.

“Mi papá nos dio alimento, techo, vestido y carrera del periodismo, nos dio el mejor regalo, nos enseñó a trabajar”, relata uno de ellos.

Al demostrar su talento en La Crónica de Tierra Blanca, tras años en su redacción, Tamayo Rosas abortó ese proyecto por problemas internos y ante el fastidio con la línea editorial cercana al Gobierno priísta de Veracruz. Hoy ese diario aparece en la lista de proveedores reclamando adeudos por publicidad, como un pendiente de 976 mil pesos.

Después de La Crónica, pasó Pedro Tamayo al proyecto La Voz de Tierra Blanca, primero como reportero, después como director general. Pedro Tamayo era director, reportero, fotógrafo, voceador, repartidor, mandadero, chalán, lo que se ofreciera. Todo por un mismo sueldo. Todo por amor a la carrera y amplia fe en el proyecto.

Entre los “golpes informativos” asestados por Pedro Tamayo estando en ese diario, su cobertura de la aparición de varias fosas en el rancho El Diamante, en el municipio vecino de Tres Valles, de las cuales exhumaron a unas 35 víctimas en julio de 2014. Sólo estuvo diez minutos en ese campo de exterminio pero documentó fotográficamente los entierros clandestinos, los dormitorios empleados por los sicarios y espacios usualmente para violar a las víctimas mujeres delante de una imagen de la Santa Muerte como testigo.

Horas después de terminado el operativo, y que el Gobierno de Duarte se empeñó en ocultar, el periodista llegó a ese rancho con la ayuda de un amigo de Tres Valles, también reportero, quien a la distancia de dos kilómetros, con el terror en el rostro, señaló la entrada del rancho El Diamante, y sin despedirse, salió huyendo a toda prisa, pero Pedro tenía las fotos que comprobaban la matanza y daban cuenta de la existencia del lugar. La censura del duartismo había perdido una más.

“Al día siguiente, La Voz de Tierra Blanca se terminó y hasta hubo que mandar imprimir más ejemplares”, relató el familiar de Tamayo Rosas.

Pero extrañamente, cuando el diario iba bien, el dueño, Francisco Aguirre Vélez, lo cerró, despidió al director y a toda la plantilla laboral, pisoteando sus derechos, para montar un restaurante en el inmueble donde operaba el periódico.

“El jefe me dio las gracias, dice que le aconsejaron mejor poner un restaurante, que hizo un estudio, y a su dinero le convenía más eso”, relató Tamayo en alguna ocasión a la sazón de su despido.

Pero apenas quedó en la calle, por recomendaciones, el psicólogo Joaquín Rosas le dio una oportunidad en AlCalorPolitico como corresponsal para Tierra Blanca, y seguía como colaborador del diario El Piñero de la Cuenca.

La última noticia a la que dio cobertura en esa etapa, la desaparición de cinco jóvenes de Playa Vicente que después se supo los detuvo la SSP y entregó a una célula de la delincuencia organizada, para acabar con sus destinos en un rancho de Tlalixcoyan, El Limón, hecho que sacudió a todo Veracruz, y el mismo debió exiliarse el 25 de enero pasado ante intimidaciones en su propio domicilio, al cual arribaron supuestos trabajadores de Telmex en actitud sospechosa.ç

Tamayo

Tamayo Rosas no vio a esos sujetos. Supo de sus rondines por la mañana, mientras circulaba en la ciudad en compañía de su esposa. Olfateaba el peligro a la distancia:

–Déjame aquí, iré a ver una nota, regresas en un rato por mí –le dijo Pedro Tamayo a su mujer y le entregó las llaves del coche.

Él descendió en lugar de ir por la nota, tomó un taxi a la zona cañera, buscando la frontera con Oaxaca, se bajó, y caminó durante horas hasta dejar atrás a Tierra Blanca y a los sujetos sospechosos que hicieron preguntas extrañas y dejaron una amenaza velada.

La esposa recibió un mensaje del reportero: “Ya no regreses por mí, me fui a un lugar seguro. Tengo miedo. Al llegar, te aviso. Apagaré el teléfono”. Lo de la cobertura de la nota había sido un engaño para no exponer a su mujer si es que lo anduvieran siguiendo.

En medio de la nada, entre brechas, potreros, cruzando ríos, cerros y caminos sinuosos, siempre lejos de las carreteras, de madrugada, rumiando el miedo, llegó hasta Vicente Camalote, Oaxaca. Ante la falta de comunicación, la esposa ya había tramitado la denuncia por la desaparición y su caso era un escándalo en redes sociales. Sobre la mañana del día siguiente, se reportó. Estaba bien, y con un amigo. Elementos de la Policía resguardaron su salida de Oaxaca rumbo a la capital del estado, con su familia, al exilio.

El exilio se genera en el contexto de la detención de Francisco Navarrete Serna en Tierra Blanca, presunto jefe de plaza de la delincuencia organizada; Tamayo Rosas confirmó que antes de ser detenido, Navarrete Serna estaba en planes de relanzar La Voz de Tierra Blanca, había comprado el equipo, material y también contrató a la plantilla de trabajadores despedida originalmente, reinstalando al ahora finado en la dirección. A Navarrete lo detienen un fin de semana y el rotativo estaba programado para salir el lunes próximo, lo cual se vino abajo.

Al regresar del exilio, de unos tres meses, en familia iniciaron un negocio de venta de comida para sostenerse; económicamente quedaron golpeados por el tiempo sin trabajar.

“Tuvimos que vender lo poco que teníamos, y nos regresamos para trabajar. Pedro decía que no había hecho nada malo y no tenía porqué andar huyendo con su familia, por eso nos venimos”, relató su familiar.

EN LA LÍNEA DE FUEGO

Al llegar los atacantes a donde Tamayo, él acababa de entregar un pedido de hamburguesas. Estaba sentado en la calle, aunque se oyeron varias detonaciones, sólo dos disparos dieron en el cuerpo de Pedro. Las demás, presuntamente, efectuadas para intimidarlo, lanzadas al suelo. Agonizó unos 20 minutos, durante los cuales se despidió de sus seres queridos. Ese tiempo tardó en llegar la ambulancia aunque los hechos se dieron en el centro. La familia señala que los policías que llegaron a atender la alerta de disparos, dieron mal la dirección a la Cruz Roja.

La muerte del reportero número 17 caído durante el duartismo, a diferencia de otros, no estuvo acompañada por horas de angustia después de un “levantón”; tampoco hubo tortura, no lo hicieron pedazos, como a los cuatro fotoreporteros masacrados en Veracruz; no le decapitaron como a Yolanda Ordaz; no afectaron a su familia, como en el caso de Miguel Ángel López, masacrado con esposa e hijo; Pedro Tamayo murió como siempre vivió, en la Línea de Fuego.