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Infección vs. vacuna, ¿qué da más inmunidad anticovid? Máxima protección es con ambas

viernes, junio 17th, 2022

El estudio confirma que la combinación de una vacunación completa y una infección previa brinda la máxima protección a largo plazo. La vacunación por sí sola es muy efectiva, pero baja rápidamente; la protección por infección es más duradera, pero menos eficaz.

Madrid, 17 de junio (Europa Press).- La dosis de refuerzo de la vacuna de ARNm de Pfizer o Moderna proporciona una protección buena pero temporal contra la infección por la variante Ómicron, según un estudio de investigadores de Weill Cornell Medicine-Qatar (Estados Unidos).

En el estudio, publicado en la revista científica New England Journal of Medicine, los investigadores analizaron la oleada de Ómicron en Qatar el pasado invierno, comparando las infecciones previas, la inmunidad de la vacuna y sus combinaciones entre más de 100 mil individuos infectados y no infectados por Ómicron.

El análisis mostró, como era de esperar, que la vacunación completa con ARNm más una dosis de refuerzo, por encima de la inmunidad natural debida a la infección por una variante anterior, se asoció con la mayor protección frente a la infección por Ómicron.

Sin embargo, la inmunidad de la vacuna contra la nueva infección parecía disminuir rápidamente, mientras que las personas con una infección por una variante anterior estaban moderadamente protegidas contra Ómicron, con poca disminución de la protección incluso un año después de su infección anterior.

El estudio, el más completo de su clase en cuanto a la investigación de diferentes combinaciones de inmunidad para las infecciones por la variante Ómicron del SARS-CoV-2, también encontró pruebas de que tanto la vacunación como la infección previa proporcionaban una protección fuerte y duradera contra la COVID-19 grave, crítica o mortal durante la oleada Ómicron.

“Descubrimos que las tasas de COVID-19 grave durante la oleada Ómicron de Qatar eran muy bajas incluso entre los que tenían sólo dos dosis de vacuna o sólo una infección previa”, explica la primera autora del estudio, la doctora Heba Altarawneh.

Para el estudio, los investigadores catalogaron las pruebas de PCR positivas asociadas a los síntomas de infección en Qatar durante la oleada de Ómicron (B.1.1.529) desde el 23 de diciembre de 2021 hasta el 21 de febrero de 2022.

Emparejaron a cada uno de los infectados y sintomáticos con un negativo en PCR, emparejándolos por sexo, semana de la prueba, rango de edad y nacionalidad (Qatar tiene una población residente muy diversa que incluye muchos trabajadores invitados de Asia y África). A continuación, los investigadores analizaron las diferencias entre los historiales de infección y vacunación de los dos grupos. El análisis incluyó a 104 mil 490 personas en total.

Un hallazgo clave fue que un historial de vacunación con las dos dosis estándar de la vacuna de ARNm de Pfizer o de Moderna, pero sin antecedentes de infección previa, no aportó una protección significativa contra la infección sintomática de Ómicron.

La administración de una dosis de refuerzo parecía proteger en un 60 por ciento, aunque la mayoría de las dosis de refuerzo se recibieron pocas semanas antes de la oleada de Ómicron. Foto: Markus Schreiber, AP

La administración de una dosis de refuerzo parecía proteger en un 60 por ciento, aunque la mayoría de las dosis de refuerzo se recibieron pocas semanas antes de la oleada de Ómicron. En general, el análisis sugirió, en consonancia con estudios anteriores, que las vacunas de ARNm y las dosis de refuerzo funcionan bastante bien en la protección contra la infección sintomática por Ómicron, aunque su efecto protector disminuye rápidamente y desaparece al cabo de unos seis meses.

En el caso de las personas sin antecedentes de vacunación, la infección por el SARS-CoV-2 durante una oleada de la variante anterior parecía proporcionar alrededor de un 50 por ciento de protección contra la infección sintomática durante la oleada de Ómicron, y esta “inmunidad natural” se asociaba con casi el mismo grado de protección incluso un año después de la infección.

La combinación de una vacunación completa previa y una infección previa fue la máxima protección. Las personas con infección previa y tres dosis de cualquiera de las vacunas de ARNm estaban, en general, casi al 80 por ciento protegidos de la infección sintomática durante la oleada de Ómicron.

Los resultados también indicaron que la vacunación, la infección previa sola o combinada, fue protectora contra la enfermedad grave de las infecciones de Ómicron: el efecto protector osciló entre un 72 por ciento para la infección previa sola y un 100 por cien para la infección previa más tres dosis de vacuna.

“Estos resultados demuestran las ventajas de vacunar a quienes tienen una infección previa para obtener una protección óptima contra la variante Ómicron”, ha remachado la doctora Abu-Raddad.

La combinación de una vacunación completa previa y una infección previa fue la máxima protección. Foto: Ted S. Warren, AP

Científicos informan que reinfección por COVID es más probable con variante Ómicron

sábado, diciembre 4th, 2021

Investigadores determinaron que, ante el pico de reinfecciones en Sudáfrica, hay “pruebas sustanciales… de que se desvanece la inmunidad por infección previa”; sin embargo, creen que las vacunas aún protegen contra enfermedad severa.

Por Mike Corder

LA HAYA, Holanda, 4 de diciembre (AP).— Los científicos sudafricanos alertaron que las reinfecciones entre las personas que ya han luchado contra la COVID-19 parecen ser más probables con la nueva variante Ómicron que con las mutaciones previas del coronavirus.

Un grupo de investigación que ha estado monitoreando las reinfecciones en Sudáfrica dijo que registró un repunte con la llegada de la nueva variante que no se vio en el país con las dos variantes previas, ni siquiera con la muy contagiosa variante Delta.

Las pruebas PCR sirven para detectivas infección activa de la COVID-19. Foto: Stephen Brashear, EFE

Los hallazgos, publicados el jueves en internet, son preliminares y todavía no han pasado por una revisión científica. Los investigadores tampoco especificaron cuántas de las reinfecciones estaban confirmadas como casos de Ómicron o si habían causado una enfermedad severa.

Sin embargo, el momento en que se produjo el pico de reinfecciones indica que existen “pruebas sustanciales… de que se desvanece la inmunidad por infección previa”, sostuvieron los científicos.

“La infección previa solía proteger contra la variante Delta, pero no parece ser el caso ahora con la Ómicron”, declaró el jueves una de las investigadoras, Anne von Gottberg de la Universidad de Witwatersrand, durante una sesión informativa en la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El estudio tampoco analizó la protección que ofrecen las vacunas, que provocan diferentes capas de respuesta inmune, algunas para evitar la infección y otras para evitar una enfermedad severa en caso de que alguien se infecte.

“Sin embargo, creemos que las vacunas todavía protegen contra una enfermedad severa”, afirmó Von Gottberg.

El Jefe de Emergencias de la OMS, el doctor Michael Ryan, dijo que la reinfección aparece en la nariz, pero que no necesariamente se transforma en una enfermedad grave, mientras que las vacunas en general han demostrado que ayudan a proteger el resto del cuerpo.

“Los datos que estamos buscando en realidad están relacionados con la gravedad de la infección y si las vacunas continúan protegiendo contra un cuadro clínico grave, hospitalización y muerte”, manifestó Ryan. “Ahora mismo no hay razón para suponer que no lo harán. Simplemente no tenemos los detalles todavía”.

La aplicación de vacunas protege desarrollo de enfermedad severa de la COVID-19. Aún se sigue estudiando qué tanta protección ofrecen contra Ómicron. Foto: Cuartoscuro

Los científicos descubrieron la variante más reciente hace poco más de una semana en Sudáfrica y Botsuana, pero ya se ha encontrado en varios países. Sigue sin saberse mucho sobre la nueva variante, incluso si es más contagiosa —como sospechan algunas autoridades—, si provoca una enfermedad más severa o si puede evadir la protección creada por las vacunas existentes.

Sin embargo, es importante saber cuánta protección ofrece una infección previa, sobre todo en partes del mundo donde gran parte de la población sigue sin vacunarse.

El estudio indica que la variante “Ómicron podrá superar la inmunidad natural y probablemente la inducida por la vacuna en un grado significativo”, advirtió Paul Hunter, profesor de Medicina en la Universidad de East Anglia, en una respuesta escrita al estudio. En qué medida “todavía no está claro, aunque es poco probable que esto represente una evasión total”.

Las vacunas pueden ser más efectivas que inmunidad natural contra COVID: estudio

jueves, julio 8th, 2021

Los datos recabados por los investigadores sugieren que el nivel de inmunidad depende de la gravedad de la enfermedad y de la variante viral. Los expertos resaltaron que “si bien las vacunas aprobadas están mostrando buenas respuestas, nuestro estudio destaca la importancia del desarrollo continuo de vacunas”.

Madrid, 8 de julio (Europa Press).- Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Sydney (Australia) ha evidenciado que las vacunas contra el coronavirus pueden ser más efectivas que la respuesta inmune natural que se produce tras la infección.

Además, en el trabajo, publicado en la revista PLOS Medicine, se ha mostrado que las personas que se contagiaron de coronavirus en 2020 produjeron anticuerpos, si bien estos no son “tan efectivos” contra las nuevas variantes del virus.

La investigación es uno de los estudios más completos del mundo sobre la respuesta inmune contra la infección por COVID-19, y muestra la necesidad de invertir en nuevos diseños de vacunas para mantenerse al día con las variantes emergentes de COVID.

En el trabajo, publicado en la revista PLOS Medicine, se ha mostrado que las personas que se contagiaron de coronavirus en 2020 produjeron anticuerpos, aunque “no tan efectivos” contra las variantes. Foto: Pavel Golovkin, AP

Para alcanzar estas conclusiones, los expertos analizaron el suero de 233 personas diagnosticadas con COVID-19 durante siete meses y descubrieron que el nivel de inmunidad a lo largo del tiempo depende de la gravedad de la enfermedad y de la variante viral.

“Podemos aprender mucho de estas personas que se infectaron en la primera ola en Australia, ya que se infectaron con la misma variante en la que se basan nuestras vacunas actuales. Si bien las vacunas aprobadas están mostrando buenas respuestas, nuestro estudio destaca la importancia del desarrollo continuo de vacunas, especialmente teniendo en cuenta las diferencias en las variantes”, han aseverado los expertos.

Por ello, han avisado de que no se debe confiar en la respuesta inmune natural del cuerpo para controlar esta pandemia, sino más bien en las vacunas “ampliamente protectoras” que están disponibles. Finalmente, los investigadores han evidenciado que las respuestas de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 se mantienen hasta siete meses después de la infección.

¿Cuál es la diferencia entre la inmunidad de los vacunados y contagiados?

viernes, junio 25th, 2021

La inmunidad natural se podría hipotetizar como más amplia porque implica una respuesta inmunológica frente a un número más alto de antígenos que la respuesta inmunológica a una vacuna con un único antígeno. Este es el caso de muchas de las vacunas actuales frente a COVID-19. Algunas usan como antígeno la proteína S completa, como AstraZeneca o Jannsen, y otras sólo la región de unión al receptor de entrada del virus, llamado RBD, las de Pfizer o Moderna.

Por Carmen Álvarez Domínguez

Madrid, España, 25 de junio (TheConversation).- En pocos meses hemos logrado superar el 30 por ciento de la población vacunada en España. Y eso invita a reflexionar sobre cómo es la inmunidad que adquirimos. ¿Es equivalente la inmunidad natural que confiere ser infectados a la que aportan las vacunas frente a COVID-19? ¿Podemos medir con pruebas rápidas esa inmunidad?

Para empezar hay que tener en cuenta que la inmunidad natural tras la infección está condicionada por las distintas tácticas con las que el virus SARS-Cov-2 intenta esquivar al sistema inmune. Además, el virus es capaz de mutar y generar variantes que también pueden ser más transmisibles y virulentas, lo que también afecta a la inmunidad que genera.

Hay que indicar que ambas habilidades son diferentes. Que el virus alcance mayor transmisión implica que podría esparcirse con facilidad a un mayor número de personas, como ocurre actualmente con la variante delta, candidata a convertirse en la variante dominante en poco tiempo. Sin embargo, una mutación que generara mayor virulencia aumentaría la gravedad incluso con una infección muy pequeña, algo que afortunadamente no ha sucedido de momento con SARS-CoV-2.

Vacunas de Pfizer. Foto: AP

¿CÓMO SE MIDE LA INMUNIDAD?

En principio, la inmunidad natural se podría hipotetizar como más amplia porque implica una respuesta inmunológica frente a un número más alto de antígenos que la respuesta inmunológica a una vacuna con un único antígeno. Este es el caso de muchas de las vacunas actuales frente a COVID-19. Algunas usan como antígeno la proteína S completa (AstraZeneca o Jannsen), y otras sólo la región de unión al receptor de entrada del virus, llamado RBD (Pfizer o Moderna).

Pero también hay que hacer aquí una salvedad, porque existe la posibilidad de crear vacunas frente al virus inactivado, como han hecho para la vacuna de SinoVac. En ese caso, la respuesta inmunológica que induciría sí sería frente a todas las proteínas del virus.

Lo que parece indiscutible es que no es sencillo medir la respuesta inmunológica. La respuesta de anticuerpos, conocida como inmunidad humoral, sí se examina con pruebas serológicas rápidas. En cambio, la respuesta de las células T o inmunidad celular no se puede evaluar con ninguna prueba rápida.

Por último, si pretendemos comparar la inmunidad natural y la que confieren las vacunas, hay que tener en cuenta que al vacunar buscamos una respuesta inmunológica que neutralice al virus y además nos ofrezca protección a muy largo plazo.

LO QUE DICEN LOS DATOS

Dicho todo esto, los datos que tenemos hasta el momento nos indican que las personas que se han infectado generan una respuesta inmunológica frente a la proteína S que es bastante inferior que la respuesta inmunológica que generan las vacunas, tanto de ARN (Moderna y Pfizer) como de adenovirus (AstraZeneca o Janssen).

Los estudios reflejan que la inmunidad de los vacunados induce más protección que la inmunidad natural. Foto: AP

Por otro lado, es cierto que la inmunidad natural de los pacientes que han padecido COVID-19 induce una gran cantidad de anticuerpos que incluso podrían durar toda la vida. Sin embargo, la infección por el virus no genera mayor número de anticuerpos neutralizantes que las vacunas de ARN, por ejemplo. Más bien es al revés: los anticuerpos que se producen tras inmunizar con vacunas de ARN reconocen mejor al enemigo que los inducidos por la infección natural. Y lo mismo ocurre con las vacunas de adenovirus.

El matiz “neutralizante” al hablar de anticuerpos es importante, porque evalúa la capacidad de estos anticuerpos para bloquear al virus. Ese análisis de su función ofrece más información sobre la protección que los test serológicos, que sólo examinan cantidad de anticuerpos frente al virus.

En cuanto al problema de las variantes, las vacunas de ARN, adenovirus y proteínas recombinantes con una pauta de vacunación de dos dosis generaron suficientes anticuerpos neutralizantes frente a las variantes beta, alfa y gamma. Respecto a la variante delta no hay aún estudios clínicos.

CONCLUSIÓN: VACUNARSE ES FUNDAMENTAL

En definitiva, todos los estudios reflejan que la inmunidad de los vacunados induce más protección que la inmunidad natural. Vacunarnos es fundamental, incluso si ya hemos pasado la COVID-19.

Otra conclusión indiscutible es que merece la pena realizar muchos más estudios de anticuerpos neutralizantes con todas las vacunas disponibles. Por un lado, para comparar entre ellas y con los anticuerpos neutralizantes de los pacientes COVID-19, ya sean asintomáticos, leves o graves. Pero también para realizar estudios epidemiológicos que evalúen la importancia de las vacunas en la pandemia.

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¿Es más efectiva la inmunidad natural luego de una infección o la que induce la vacuna? Expertos responden

miércoles, diciembre 30th, 2020

¿Por regla general adquirimos inmunidad frente a una infección? Para poder comprenderlo, el doctor Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología y jefe de Servicio de Inmunología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander explica a Europa Press que el sistema inmunitario de una persona infectada combate al microorganismo con dos tipos de respuesta, que solemos separar por razones de claridad en la explicación, pero que funcionan casi simultáneamente.

Madrid, 30 de diciembre (Europa Press).- Habrá muchas personas que hayan superado la COVID-19 en estos meses y se pregunten si deben recibir la vacuna que ya se está inoculando en España. No han desarrollado anticuerpos o no saben si todavía los tienen. También hay enfermedades sobre las que no se nos ponen vacuna y otras que sí.

¿Por regla general adquirimos inmunidad frente a una infección? Para poder comprenderlo, el doctor Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología y jefe de Servicio de Inmunología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander explica a Europa Press que el sistema inmunitario de una persona infectada combate al microorganismo con dos tipos de respuesta, que solemos separar por razones de claridad en la explicación, pero que funcionan casi simultáneamente.

“En primer lugar se activa la respuesta inmunitaria ‘innata o natural’. En un número elevado de casos, sobre todo asintomáticos, es posible que sea suficiente con esta respuesta, que es la primera línea de combate no especializada frente a cualquier agresión a nuestro organismo”, detalla.

¿La inmunidad es mejor adquirirla con vacunas o bien de forma natural tras superar una infección? Foto: Nam Y. Huh, AP

Ahora bien, si con esto no es suficiente, el experto dice que es posible que se induzca la respuesta inmunitaria adaptativa, “la respuesta especializada y sofisticada”, que genera anticuerpos y células T específicas frente al coronavirus SARS-CoV-2. “El que se induzca un nivel de respuesta dependerá del individuo y del tipo de infección que haya sufrido”, aprecia.

En general, el presidente de la Sociedad Española de Inmunología subraya que cuanto más afectación clínica induzca la infección habrá una mayor respuesta inmunitaria especializada, a la vez que se generará una inmunidad específica protectora frente a nuevas exposiciones. “Por regla general, ante una infección inducimos siempre una inmunidad frente al microorganismo generador de la infección. La diferencia radica en la duración de esa inmunidad”, advierte eso sí el doctor López Hoyos.

Así, señala que la inmunidad representa “la cualidad de resistir a enfermedades”, una resistencia que se genera porque se induce una respuesta inmunitaria que confiere memoria a nuestro organismo, de modo que ante un nuevo encuentro con el microorganismo, como es el caso del coronavirus SARS-CoV-2, se acuerda de él y le combate “muy eficazmente” porque ha generado esa inmunidad previa específica frente al virus en este caso.

¿MEJOR CON VACUNAS?

Entonces, ¿la inmunidad es mejor adquirirla con vacunas o bien de forma natural tras superar una infección? Porque habrá personas que hayan sufrido la enfermedad y dudarán de si deben vacunarse frente a la COVID-19.

El doctor López Hoyos remarca en este sentido que la adquisición de inmunidad siempre es preferible obtenerla a través de vacunas. Entre otros puntos argumenta que los efectos adversos de una vacuna suelen ser menores, con malestar, fiebre, dolor, eritema y, en ocasiones muy raras, alguna reacción alérgica. “Suelen ser a corto plazo y sabemos que no tienen riesgo mortal. En cambio, las infecciones en más de una ocasión pueden ocasionar el fallecimiento de quien la padece, como ocurre en el caso actual de la COVID-19. La duda no puede existir en ningún caso, siempre es preferible inmunizarse mediante vacunación”, destaca el experto.

¿Por regla general adquirimos inmunidad frente a una infección? Foto: Andrew Harnik, Pool, AP

Sobre si es igual la respuesta inmunitaria tras pasar el virus o será mejor la de las vacunas, el presidente de la SEI sostiene también que la memoria inmunológica o inmunidad que se induce parece ser muy parecida en ambos casos: “Incluso es posible que con el empleo de ciertos adyuvantes y diseños de vacunas, en algún caso se podría conseguir una mayor protección con la vacuna”.

Por su parte, y en entrevista con Europa Press, Ángela Domínguez, coordinadora del Grupo sobre Vacunaciones de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Barcelona mantiene que, en la actualidad, no se puede responder con precisión acerca de si la inmunidad es mejor a través de la vacuna, o tras superar la enfermedad, en el caso de la COVID-19, una enfermedad todavía en estudio.

“No tenemos una respuesta precisa a esta pregunta. Algunos datos disponibles sugieren que la infección natural produce una inmunidad de corta duración, mientras que con la vacunación la inmunidad sería de mayor duración”, agrega la también investigadora del Consorcio de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP).

CÓMO FUNCIONAN LAS VACUNAS

Con todo ello, cabe recordar cómo funcionan las vacunas, cómo generan esa inmunidad, y desde la OMS indican que estas inyecciones son las encargadas de poner en marcha las defensas naturales del organismo, de forma que reducen el riesgo de contraer enfermedades.

“Actúan desencadenando una respuesta de nuestro sistema inmunitario, que reconoce al microbio invasor (por ejemplo, un virus o una bacteria); genera anticuerpos, que son proteínas que nuestro sistema inmunitario produce naturalmente para luchar contra las enfermedades; recuerda la enfermedad y el modo de combatirla. Si, en el futuro, nos vemos expuestos al microbio contra el que protege la vacuna, nuestro sistema inmunitario podrá destruirlo rápidamente antes de que empecemos a sentirnos mal”, enumera.

En definitiva, la institución sanitaria internacional celebra que las vacunas son una forma “ingeniosa e inocua” de inducir una respuesta inmunitaria sin causar enfermedades. “Nuestro sistema inmunitario está diseñado para recordar. Tras la administración de una o más dosis de una vacuna contra una enfermedad concreta, quedamos protegidos contra ella, normalmente durante años, décadas o incluso para toda la vida. Por eso las vacunas son tan eficaces: En vez de tratar una enfermedad cuando ésta aparece, evitan que nos enfermemos”, resalta la OMS.

Las vacunas son una forma “ingeniosa e inocua” de inducir una respuesta inmunitaria sin causar enfermedades. Foto: John Cairns/University of Oxford vía AP

Asimismo, subraya que cuando una persona se vacuna contra una enfermedad, su riesgo de infección también se reduce, por lo que es mucho menos probable que la transmita a otras personas. “Cuantas más personas de una comunidad se vacunen, menos personas permanecerán vulnerables, y de ese modo se reducirán las probabilidades de transmisión del agente patógeno entre personas. La reducción de las probabilidades de circulación de un agente patógeno en la comunidad protege a quienes no se pueden vacunar debido a trastornos graves de salud distintos de la enfermedad contra la que protege la vacuna. Eso se llama ‘inmunidad colectiva'”, añade.

Ésta se consigue, añade, cuando un alto porcentaje de la población está vacunada, lo que dificulta la propagación de enfermedades infecciosas, dado que no hay muchas personas que se puedan contagiar. “Ahora bien, la inmunidad colectiva solo se logra si la mayoría de las personas se vacunan”, apostilla.