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Llegó el momento. Un robot pone un pie hoy en Marte si todo sale bien. ¿Y los humanos cuándo?

jueves, febrero 18th, 2021

Los hallazgos que se han hecho ponen a Marte como el principal objetivo astrobiológico en la actualidad. Todavía más si contamos con las dos misiones que llegaron al planeta rojo y la que aún falta por arribar, todas a lo largo de este febrero de 2021. Cada una de ellas constituye un hito para las agencias espaciales y los países que las envían.

Por Juan Ángel Vaquerizo Gallego
Coordinador de la Unidad de Cultura Científica, Centro de Astrobiología (INTA-CSIC)

Estados Unidos, 17 de febrero (The Conversation).– Ha llegado el momento. Después de siete meses y medio de viaje, el planeta rojo aparece inmenso a través de la escotilla de la nave. Los tripulantes lo ven tan cercano que sienten que pueden tocarlo con sus manos.

Ese es el objetivo. A una velocidad de más de 20 mil km/h, la nave debe iniciar una serie de maniobras de frenado que permitirán su aterrizaje en Marte. Son los siete minutos de terror que desde la Tierra se vivirán en diferido. Sin embargo, los tripulantes los vivirán, por vez primera en la historia, en directo.

Primero, la entrada en la atmósfera marciana y el frenado producido por la fricción con el escudo térmico hasta velocidades supersónicas. Después, el despliegue de los grandes paracaídas. Estos frenarán todavía más la nave hasta que, finalmente, el encendido de retrocohetes permitirá el aterrizaje suave en la superficie marciana.

En ese instante, una vez apagados los motores y con el polvo todavía depositándose alrededor de la nave, se habrá producido el hito histórico de la llegada del ser humano a otro mundo. La humanidad estará en Marte.

Este breve relato, que parece de ciencia ficción, está próximo a hacerse realidad. Los miembros de la primera tripulación que viajará a otro planeta ya han nacido. Los preparativos para la exploración humana de Marte ya han comenzado. De hecho, se prevé que los seres humanos pongan pie en su superficie en un par de décadas.

¿PARA QUÉ?

¿Por qué ir a Marte es tan importante? ¿Qué sentido tiene la exploración humana del planeta rojo?

La respuesta es clara. En la actualidad se considera que Marte es el más habitable de los planetas a nuestro alcance. Esto lo convierte en el mejor escenario para confirmar la existencia de vida fuera de la Tierra. En pocas palabras, en Marte podría hallarse la respuesta al enigma de la vida.

Su exploración, primero a través del telescopio y después por medio de naves en órbita y robots en la superficie, ha mostrado un planeta fascinante. A pesar de tener la mitad del tamaño de la Tierra, este hermano menor de nuestro planeta cuenta con accidentes geográficos colosales, los mayores del Sistema Solar.

Tiene el volcán más grande, Olimpus Mons, con una altitud de 23 kilómetros. También el mayor sistema de cañones, Valles Marineris, con una profundidad máxima de siete kilómetros y una longitud que recorre un cuarto del ecuador marciano. Además, cuenta con la mayor cuenca de impacto conocida, Vastitas Borealis, que ocupa el 40 por ciento de su superficie.

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Es precisamente esta cuenca, que ocupa las zonas más septentrionales del planeta, la que establece una clara diferencia entre ambos hemisferios. Por un lado, las denominadas tierras bajas del norte; por otro, las tierras altas del sur.

Es lo que se conoce como dicotomía marciana, una distinción claramente visible entre el hemisferio norte, deprimido respecto al nivel cero marciano (o datum) y prácticamente sin cráteres; y el hemisferio sur, más elevado y plagado de cráteres.

Aún se desconoce el motivo por el que Marte es un planeta con dos caras. Ahora bien, la ausencia de cráteres en las tierras bajas podría deberse a la presencia en el pasado de un gran océano que protegió la superficie de los impactos.

La presencia de agua líquida en el Marte primitivo se deduce también de los cauces secos observados in situ o desde órbita. También la confirmación de la existencia de lagos que rellenaron cráteres, como el caso del cráter Gale, lugar de estudio del rover Curiosity de NASA.

Hasta la fecha, este ha sido, sin duda, el hallazgo más importante de la exploración robótica marciana. Confirma que Marte y la Tierra fueron bastante parecidos, contando ambos con abundante agua líquida en su superficie. La aparición de la vida en la Tierra en ese entonces nos lleva a plantear la posibilidad de que también pudiera haberse iniciado en Marte.

METANO EN LA ATMÓSFERA DEL PLANETA ROJO

Otro de los grandes hallazgos en Marte, aunque todavía debe ser confirmado, ha sido la detección de metano en su atmósfera.

El polo norte aparece a la izquierda y se aprecian las zonas de Terra Sabaea y Arabia Terra. A la derecha se ve el polo sur marciano Foto: ESA.

En la terrestre, prácticamente la totalidad del metano es de origen biológico. Procede de organismos metanógenos, aunque también de procesos geológicos, como la serpentinización.

La presencia de metano en Marte, por tanto, se podría interpretar como resultado de la existencia de vida, pasada o presente.

Actualmente, el estudio del origen del metano marciano es uno de los grandes retos de la astrobiología. Por el momento, la detección se ha producido sólo en la superficie. Concretamente con los instrumentos a bordo del rover Curiosity. Aun así, no se ha detectado en la alta atmósfera, lo que es extraño.

Lo esperable sería que el metano detectado al nivel del suelo se acumulara en la atmósfera. Que fuera captado por los sensibles instrumentos a bordo de las naves en órbita antes de que la radiación solar lo destruyera por fotodegradación en un proceso que tarda varios siglos.

Debe de haber un mecanismo, aún por descubrir, que destruye rápidamente el metano en la superficie y no le permite acumularse en la atmósfera en la cantidad suficiente como para ser detectado desde la órbita.

El hallazgo más reciente relativo a Marte ha sido la confirmación de que todavía mantiene cierta actividad sísmica. Los más de 480 terremotos detectados hasta el momento por el sismógrafo a bordo de la plataforma InSight son la prueba inequívoca de que el planeta rojo aún conserva un corazón palpitante. También se ha constatado que el campo magnético global del planeta es mayor de lo esperado. Esto refuerza la idea de esa mayor actividad.

Tales descubrimientos están ayudando a dilucidar el proceso que sufrió Marte en el pasado. Aquel que hizo que pasara de ser un planeta con una atmósfera presumiblemente más densa que la actual, unas temperaturas más templadas y abundante agua líquida en su superficie, a ser el planeta frío, seco y árido que es en la actualidad.

GRAN DESEMBARCO ROBÓTICO DE 2021 

Todos estos hallazgos hacen de Marte el principal objetivo astrobiológico en la actualidad. Todavía más si contamos con las dos misiones que llegaron al planeta rojo  y la que aún falta por arribar, todas a lo largo de este febrero de 2021. Cada una de ellas constituye un hito para las agencias espaciales y los países que las envían.

La misión Emirates Mars Mission (EMM), también conocida como Hope (Esperanza, en inglés), es la primera misión interplanetaria de una nación árabe. Se trata de un orbitador cuyo principal objetivo será el estudio de la atmósfera marciana.

La misión Tianwen-1 (búsqueda de la verdad celestial, en chino) es la primera misión china. Consta de un orbitador y un rover, denominado HX-1. El primero realizará estudios del campo magnético y gravitatorio. El segundo, analizará rocas y suelo y registrará valores ambientales.

La misión estadounidense Mars 2020 consiste en un rover, el quinto que envía la NASA a Marte. Bautizado como Perseverance, es prácticamente un gemelo del rover Curiosity. Su aterrizaje está previsto para este 18 de febrero y tendrá lugar en el cráter Jezero.

La zona de aterrizaje es un antiguo delta fluvial. Se trata de un lugar ideal para buscar evidencias de vida pasada en Marte, el objetivo principal de la misión. Además, se recolectarán por vez primera muestras de suelo que quedarán selladas y serán traídas a la Tierra en una misión futura.

También se probarán diferentes tecnologías para preparar la futura exploración humana del planeta rojo. Es el caso de la obtención de oxígeno a partir del dióxido de carbono atmosférico. También la prueba de un ingenio volador, un pequeño helicóptero bautizado como Ingenuity.

 No cabe duda de que Marte, aunque guarda celosamente sus secretos, ha proporcionado respuestas a algunos de los grandes enigmas de la ciencia. De hecho, ha provocado un profundo impacto en la cultura e impulsando de modo decisivo el avance de la ciencia en los últimos siglos. Las próximas décadas serán cruciales para su exploración.

Observado, imaginado y explorado, se acerca, finalmente, el momento en el que sea visitado por la humanidad en busca de vida.

Con el polvo ya depositado y el rumor apagado de los motores, habrá llegado el momento de poner el pie en Marte. Tras hollar su superficie, nos convertiremos en una especie planetaria. Habremos dado el paso definitivo para desentrañar el enigma de la vida.

Seguro que el planeta rojo no nos defraudará.

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¿Los científicos se obsesionaron con las misiones a Marte? Te explicamos los pros y contras

viernes, diciembre 7th, 2018

La búsqueda de nuevas formas de vida, la terraformación y la comparación de la geología y la atmósfera de Marte con la Tierra para la mejor compresión de nuestro planeta, son algunas de las razones por las que la comunidad científica sigue enviando misiones a Marte. 

Astrofísicos españoles tratan de responder qué es lo que nos falta por conocer y cuál es el objetivo último de este continuo esfuerzo por explorar el planeta rojo. 

Por Teguayco Pinto

Ciudad de México, 7 de diciembre (ElDiario/SinEmbargo).- “Que Marte está habitado por seres de una u otra clase es algo tan cierto como incierto es lo que estos seres pueden ser”. A finales del siglo XIX, el astrónomo estadounidense Percival Lowell aseguró que los canales que se habían observado en la superficie de Marte eran de origen artificial y, por tanto, demostraban la existencia de vida inteligente fuera de la Tierra. Aquellas especulaciones nunca fueron demostradas, pero dispararon el interés de la humanidad en el planeta rojo. Aún así, tuvo que pasar más de medio siglo hasta que una nave pasó lo suficientemente cerca de Marte para hacer las primeras fotos.

Desde entonces, se han enviado más de 40 misiones diferentes, de las que más de la mitad han fracasado. La última, la sonda InSight, aterrizó hace apenas unos días sobre la superficie marciana para obtener datos de su interior.

Hablamos con varios astrofísicos españoles que tratan de responder a la pregunta de por qué seguimos enviando sondas a Marte. Qué es lo que nos falta por conocer y cuál es el objetivo último, si lo hay, de este continuo esfuerzo por explorar a uno de nuestros vecinos más cercanos.

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EN BUSCA DE NUEVAS FORMAS DE VIDA

“Saber si estamos solos en el universo es una de las grandes preguntas que se ha hecho siempre la humanidad y por el hecho de poder responderla merece la pena el esfuerzo”. Para la investigadora del Departamento de Planetología y Habitabilidad del Centro de Astrobiología, Olga Prieto, uno de los principales objetivos de la exploración marciana es, sin duda, la posible presencia de vida.

Las continuas misiones que se han realizado en los últimos años están justificadas, según Prieto, por la variedad de zonas que hay que explorar para conseguir este objetivo.

“Hemos caracterizado algunas zonas del planeta y a nivel global tenemos bastante información sobre cómo es, pero tenemos poca información sobre su habitabilidad o si pudo o puede albergar vida”, explica. Así que “tenemos que seguir explorando, especialmente las zonas que tienen más potencial”.

El problema es que algunas de las áreas con mayor potencial son de difícil acceso y la mayoría de las naves de exploración no podían aterrizar en ellas, algo que ha cambiado en los últimos años, según Agustín Sánchez, director del Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco. “La tecnología va avanzando y cada vez enviamos robots más sofisticados que son capaces de hacer más cosas en Marte“.

Dos de esos robots son el Marte 2020 y el ExoMars, que está siendo desarrollados por la NASA y la ESA respectivamente. El primero aterrizará a finales de 2020 en el cráter Jezero, una zona que en el pasado albergó un lago, mientras que el europeo aterrizará en uno de los canales de la superficie marciana. Ambas son zonas que han contenido agua y que aún pueden esconder restos de vida. “Ahora ya tenemos tecnología para controlar la nave en el descenso y dejarla en estos puntos a los que antes no podíamos ir”, afirma Sánchez.

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Para este catedrático de astrofísica, encontrar nuevas formas de vida o pruebas de su existencia pasada también es uno de los principales motores de la exploración marciana. “Sería el mayor descubrimiento científico de la historia de la humanidad”, afirma con rotundidad. Además, si las formas de vida descubiertas fueran diferentes a las de la Tierra, “las posibilidades que se abrirían para la biomedicina es algo que ahora mismo no podemos ni vislumbrar” y “ya con eso está justificado todo lo que se está haciendo en Marte“.

UN LABORATORIO NATURAL PARA COMPRENDER LA TIERRA

Sin embargo, no todos los investigadores piensan igual. Según Javier Ruiz, codirector del grupo de geodinámica planetaria de la Universidad Complutense de Madrid, “la presencia de vida es la razón que le llama la atención al público general, pero para muchos científicos ese no es el gran motivo, sino que estamos más centrados en intentar comprender el planeta en sí y cómo ha evolucionado”, unos conocimientos que servirán para comprender mejor la evolución de nuestro propio planeta.

Durante las últimas décadas, el ser humano ha enviado decenas de misiones al planeta rojo, cada una de ellas con características particulares. Las naves orbitales han permitido estudiar la geología o la atmósfera de Marte con alta resolución, los vehículos autónomos han analizado su superficie y la última misión, la sonda InSight, está diseñada para explorar el interior del planeta. “Aunque parezca mentira, tenemos muchas incógnitas sobre el funcionamiento interior de la Tierra, así que la comparación con otros planetas es algo que nos ayuda mucho”, explica Ruiz.

Pero no solo la dinámica interna, también “el análisis de las atmósferas de otros planetas es algo que nos ayuda a comprender mejor nuestra propia meteorología“, afirma Sánchez. “Podemos estudiar el efecto invernadero, que tanto nos preocupa, o los enormes vórtices que hay en los polos y compararlo con el que hay sobre la Antártida, que es tan importante para el agujero de la capa de ozono“. Al final, concluye este investigador, “los planetas son laboratorios naturales en los que podemos estudiar fenómenos que no podemos reproducir aquí”.

EL RIESGO DE CONTAMINACIÓN BIOLÓGICA EN MARTE 

Pero la posible existencia de vida en Marte o en cualquiera de los otros cuerpos del sistema solar, como las lunas Encélado o Europa, de Saturno y Júpiter respectivamente, eclipsan casi cualquier otro objetivo e incluso generan algunos debates sobre los conflictos éticos de enviar naves que puedan poner en riesgo la vida de estos lugares. “Al enviar una nave a la superficie de un planeta puedes mandar microbios y esto puede tener un impacto en la vida, si la hay, de ese planeta”, explica Ruiz.

Esta preocupación no es nueva. Ya a principios de los 60 la NASA comenzó a plantear la necesidad de esterilizar las naves espaciales y en la actualidad es algo que está muy presente. “Cada día se van aplicando más protocolos y las naves son sometidas a controles para evitar una contaminación accidental”, explica Ruiz. Además, cualquier forma de vida terrestre que resistiese los protocolos de esterilización aplicados en Tierra y lograse colarse en una nave, tendría muy difícil sobrevivir al viaje de medio año desde la Tierra hasta Marte.

Sin embargo, el riesgo de contaminación biológica sería real y prácticamente inevitable si enviamos exploradores humanos. Según el catedrático de astronomía de la Universidad Vanderbilt, David Weintraub, “si el planeta rojo es estéril la presencia humana no supondría ningún dilema moral o ético en este ámbito. Pero si hay vida en Marte existiría también la posibilidad de que los exploradores humanos provocasen fácilmente la extinción de cualquier forma de actividad”.

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Para este astrofísico, las misiones que se están llevando a cabo para obtener pruebas de cualquier vida pasada o presente en Marte suponen un paso previo “crucial” antes de enviar futuras misiones que incluyan presencia humana. “Lo que descubramos podría influir en nuestra decisión colectiva sobre enviar colonizadores o no”.

LA TERRAFORMACIÓN DE MARTE ES CIENCIA FICCIÓN

La mera posibilidad de que el ser humano llegue a pisar el planeta rojo e incluso a establecerse de algún modo es algo que ha rondado la mente del ser humano desde hace décadas. Sánchez afirma que “tenemos una tendencia a explorar y acabaremos saliendo de la Tierra tarde o temprano para explorar otros mundos”, pero advierte de que para ello “es necesario conocer y caracterizar muy bien estos planetas”.

Sin embargo, ir más allá de la mera exploración y pensar en colonizar en el planeta rojo es tremendamente complejo y Sánchez asegura que la idea de la terraformación (transformar un planeta en algo habitable tipo la Tierra) es “simplemente ciencia ficción“.

La posición de Ruiz es aún más crítica con esta opción y, a pesar de que la considera “imposible a día de hoy”, asegura que no son pocos los científicos planetarios que “no quieren ni oír hablar de terraformación“. Según este investigador, “igual que queremos conservar la vida de los ecosistemas terrestres, creando reservas y parques naturales, deberíamos pensar lo mismo para a otros planetas”. Al final, concluye Ruiz, “lo que debemos hacer es centrarnos en proteger la Tierra y dejar de pensar en colonizar otros mundos”.

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