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Javier Marías padece una afección pulmonar y está en proceso de recuperación: Familia

domingo, agosto 14th, 2022

Ante rumores sobre su salud, el autor de Los dominios del lobo está recuperándose de una afección pulmonar, difundió su editorial Alfaguara en un comunicado citando a su familia.

MADRID, 14 Ago. (EUROPA PRESS) – El escritor madrileño Javier Marías padece una afección pulmonar de la que se está recuperando, según ha informado este domingo su familia en un comunicado difundido por la editorial Alfaguara.

“Ante la preocupación suscitada por el estado de salud del escritor Javier Marías, les comunicamos que padece una afección pulmonar de la que está en proceso de recuperación”, ha precisado la familia.

Alfaguara, que ha editado su obra al completo, ha deseado una “pronta mejoría” para Marías, autor de un total de dieciséis novelas con las que ha recogido multitud de premios.

Entre dichas obras: El hombre sentimental, Premio Ennio Flaiano; Todas las almas, Premio Ciudad de Barcelona; Corazón tan blanco, Premio de la Crítica, IMPAC Dublin Literary Award, Prix l’Oeil et la Lettre; o Mañana en la batalla piensa en mí, Premio Rómulo Gallegos, Prix Femina Étranger, Premio Mondello, y Premio Fastenratht.

RESEÑA | Lluvia fina: una narración coral de secretos, confesiones y el lado oscuro de una familia

sábado, diciembre 5th, 2020

La última novela del autor español Luis Landero se construye a partir de las distintas visiones de cada miembro en una misma familia. La paciente y comprensiva Aurora, piedra angular de la historia, es a quien acuden todos para depositar sus críticas sobre los otros integrantes y desahogar los secretos y malentendidos del ayer. Toda familia, en mayor o menor medida, tiene un poco de la retratada en Lluvia fina.

Por Francisco Javier Insa García

Ciudad de México, 5 de diciembre (Culturamas).- “En todas las casas cuecen habas…” Crecí con esta frase que mi abuela repetía sin descanso. Esa sabia mujer que tanto me quería. La vida, en su devenir, me ha mostrado la gran verdad de esta frase. !Ay, la familia! ¡Qué complejidad y qué sudoku para las tardes de domingo!

Todas las familias poseen elementos que las hacen únicas y que solo sus miembros conocen. Muchas teclas que tocar en un piano con sostenidos, bemoles y notas naturales. Lo realmente difícil es hacer que todas suenen en armonía y quien diga lo contrario, miente como un bellaco.

Y de aquí parte Luis Landero, guitarrista profesional en su juventud, filólogo, escritor y articulista del El País, nacido en Alburquerque, para construir un libro delicioso. Esa es la magia que despliega en Lluvia fina: de un argumento a priori sencillo construye una gran novela con una prosa directa y sin adornos.

La forma en la que interactúan los personajes es muy ingeniosa: siempre en torno a la figura de Aurora, la gran protagonista y piedra angular de la novela, la “cuñada perfecta”: paciente, sabe escuchar, comprensiva y a la que todos acuden para construir esta historia. A lo largo de toda la novela, Aurora es el gran receptáculo en la que todos los personajes van depositando todo tipo de críticas, opiniones y sus vicisitudes de los otros miembros de la familia: Gabriel, Andrea, Sonia, la madre y por último Horacio.  

Problemas del pasado, del presente e incluso, suposiciones del futuro. Cada uno con una visión diferente, que nos revelan los secretos y malentendidos de una familia con más lados oscuros que claros. Diferentes versiones de un mismo pasado donde Landero deja al lector plena libertad para que le crea a unos o a otros, o incluso a ninguno, y tome un poco de cada uno creando su propia historia. Podría ser cualquier familia y ese es su juego. Landero crea así una narración coral ingeniosamente construida.

Llama la atención cómo la gran protagonista, Aurora, apenas tiene unas páginas en el libro para expresar lo que siente. Nadie le pregunta, a nadie le importa, sólo es un felpudo en el que, amablemente, los personajes se sacuden, pero Landero aprovecha bien esas páginas para dibujar, claramente, el personaje que hace de hilo conductor de la novela.

A través de las confesiones del pasado y el presente de los distintos miembros de la familia se construye esta historia que va horadando en el lector como una lluvia fina. Empieza a mojarte suavemente hasta que te empapa y ya no puedes dejar de leer.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE CULTURAMAS. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

El escritor español Antonio Muñoz Molina recibe en Francia el Premio Médicis de novela extranjera

viernes, noviembre 6th, 2020

El galardón se lo llevó por su libro Un andar solitario entre la gente, publicado en 2018 pero traducido en 2020 al francés. El Médicis es uno de los pocos premios literarios mantenido en Francia, pues tanto el Goncourt, el Interallié y el de la Academia Francesa han sido pospuestos por el confinamiento.

París, 6 de noviembre (EFE).- El escritor español Antonio Muñoz Molina fue reconocido este viernes con el Premio Médicis en la categoría de novela extranjera por su libro Un andar solitario entre la gente, publicado en 2018 pero traducido en 2020 al francés.

Muñoz Molina (Úbeda, 1956) reconstruye en su novela los pasos de grandes caminantes urbanos de la literatura y del arte a través de sus paseos por Madrid, Lisboa, París y Nueva York, donde reflexiona sobre la belleza del mundo.

“Es una ensoñación que nos permitirá pasearnos por estas ciudades y en sueños durante estos tiempos de confinamiento”, dijo la escritora y presidenta del jurado, Marie Darrieussecq, tras el anuncio.

El Médicis de novela nacional fue para Le Coeur synthétique, de Chloé Delaume, mientras que el premio de ensayo fue para el noruego Karl Ove Knausgaard, por Fin: Mi lucha, la sexta parte de su serie autobiográfica.

El escritor Antonio Muñoz Molina posa para los medios de comunicación antes de presentar su nueva novela, “Tus pasos en la escalera”. Foto: EFE

El Médicis es uno de los pocos premios literarios de este otoño mantenido en Francia, pues tanto el Goncourt como el Interallié o el de la Academia Francesa han sido pospuestos a la espera de que reabran las librerías, cerradas por el confinamiento impuesto en Francia desde el pasado viernes y hasta el próximo 1 de diciembre.

El Médicis, al igual que el Femina, que reconoció este lunes el último libro de Serge Joncour, Nature Humaine, ha decidido entregar el reconocimiento como gesto de apoyo a los libreros.

Confían en que los lectores se decantarán por reservarlo y recogerlo en sus librerías, que ofrecen servicios de recogida en tienda, en lugar de comprarlos en Amazon.

El escritor español Carlos García Gual gana el Premio Internacional Alfonso Reyes 2020

jueves, octubre 8th, 2020

Escritor, filólogo, traductor, editor y crítico literario, García Gual, de 77 años, ganó este reconocimiento por “una extensa e imprescindible bibliografía en la que destacan títulos como La muerte de los héroes (2016), Los orígenes de la novela (1972) o Diccionario de mitos (1997).

El galardón se le entregará en la segunda quincena de noviembre, siempre y cuando las condiciones sanitarias lo permitan, según informó la Secretaría de Cultura.

México, 8 de octubre (EFE).- El escritor español Carlos García Gual ganó el Premio Internacional Alfonso Reyes 2020, según anunció este jueves la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) de México.

Definido por la Secretaría de Cultura de México como “escritor, filólogo, helenista, traductor, editor, mitógrafo y crítico literario”, García Gual, de 77 años, ganó este reconocimiento por “una extensa e imprescindible bibliografía en la que destacan títulos como La muerte de los héroes (2016), Los orígenes de la novela (1972) o Diccionario de mitos (1997).

Además, también destacaron sus muchas traducciones como La Odisea, de Homero (2005); Antología de la poesía lírica griega (1980); Vidas de filósofos ilustres, de Diógenes Laercio (2013) y Vida y hazañas de Alejandro de Macedonia, de Pseudo Calístenes (2016).

El Premio Internacional Alfonso Reyes 2020 se le entregará en la segunda quincena de noviembre, siempre y cuando las condiciones sanitarias lo permitan, según informó la Secretaría de Cultura.

En entrevista con la Coordinación Nacional de Literatura, García Gual considera un gran honor recibir este premio internacional de tanto prestigio.

“He estado en México cuatro veces y guardo excelentes recuerdos de todos esos viajes, que incluyen universidades, como las de Monterrey, Zacatecas, y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara”, expresó y recoge un comunicado de la Secretaría de Cultura.

El reconocimiento fue entregado a través de la Coordinación Nacional de Literatura, la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) y la Sociedad Alfonsina Internacional y el jurado, que tomó la decisión de manera unánime, estuvo conformado por Coral Aguirre, Felipe Garrido y José Javier Villarreal.

Carlos García Gual nació en Palma de Mallorca, España, en diciembre de 1943. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid y en la misma facultad se licenció en Filología Clásica en 1965, y allí se doctoró en 1968.

Es catedrático de griego en el Instituto de Enseñanza Media Beatriz Galindo de Madrid y profesor agregado de filología griega en la Universidad de Granada.

ADELANTO | Impresiones y paisajes, primer libro de Federico García Lorca, en edición ilustrada

sábado, septiembre 12th, 2020

En el centenario de la primera edición de Impresiones y paisajes, primer libro del poeta y dramaturgo español Federico García Lorca, ahora llega una versión ilustrada y actualizada con documentos inéditos sobre los viajes del autor de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX.

Ciudad de México, 12 de septiembre (SinEmbargo).- Impresiones y paisajes fue el primer libro del poeta, dramaturgo y prosista español Federico García Lorca, donde narra sus viajes como estudiante por España. El libro reúne las descripciones de distintos lugares geográficos, así como una serie dedicada a Granada, otra a los jardines y, al final, una miscelánea.

García Lorca abre el texto con una dedicatoria a su antiguo profesor de música, Antonio Segura Mesa, y un prólogo en el que ya expresa su visión romántica del paisaje y de la poesía. Termina con “Envío”, texto dedicado a su maestro Domínguez Berrueta y a los alumnos con los que hizo el viaje, y que efectivamente procede de un envío que le hizo a estos.

Cada apartado está impregnado de una visión lírica y romántica de los campos y las ciudades castellanas; reflexiones sobre sus modificaciones; la huella oriental del pasado y evocaciones árabes; el contraste entre la tranquilidad y la tragedia que se respira en algunos barrios; elementos icónicos como las pitas, las chumberas, la cerámica de Fajalauza. Además, el léxico musical es constante, especialmente el apartado de “Sonidos de la ciudad”, donde destaca la relación entre el sonido y el color.

A continuación, SinEmbargo comparte, en exclusiva para sus lectores, un fragmento de Impresiones y paisajes, que debido al centenario de su primera edición, ahora llega en una versión ilustrada y actualizada con documentos sobre los viajes del poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX, y considerado una de las cimas del teatro español y la dramaturgia del siglo XX. Cortesía otorgada bajo el permiso de Malpaso.

***

MESÓN DE CASTILLA

Yo vi un mesón en una colina dorada al lado del río de plata de la carretera.

Bajo la enorme románica fe de estos colores trigueños, ponía una nota melancólica la casona, aburrida por los años.

En estos mesones viejos que guardan tipos de capote y pelos ariscos, sin mirar a nadie y siempre jadeantes, hay toda la fuerza de un espíritu muerto, español… Este que yo vi, muy bien pudiera ser el fondo para una figura del Españoleto.

En la puerta había niños mocosos, de esos que tienen siempre un pedazo de pan en las manos y están llenos de migajas, un banco de piedra carcomida pintado de ocre, y un gallo sultán arrogante, con sus penachos irisados, rodeado de sus lujuriosas gallinas coqueteando graciosamente con sus cuellos.

Era tanta la inmensidad de los campos y tan majestuoso el canto solar, que la casona se hundía con su pequeñez en el vientre de la lejanía… El aire chocaba en los oídos como el arco de un gigantesco contrabajo, mientras que al cloqueo de las gallinas los niños, riñendo por una bola de cristal, ponían el grito en el cielo…

Al entrar, diríase que se penetraba en una covacha. Todas las paredes mugrientas de pringue sebosa, tenían una negrura amarillenta incrustada en sus boquetes, por los cuales asomaban sus estrellas de seda las arañas.

En un rincón estaba el despacho, con unas botellas sin tapar, un lebrillo descacharrado, unos tarros de latón abollados de tanto servir, y dos toneles grandes, de esos que huelen a vino imposible.

Era aquello como una alacena de madera por la que hubieran restregado manteca negruzca y en la que miles de moscas tenían su vivienda.

Cuando callaban el aire y los niños, solo se oía el aleteo nervioso de estos insectos y los resoplidos del mulo en la cuadra cercana.

Luego, un olor a sudor y a estiércol que lo llenaban todo con sus masas sofocantes…

En el techo, unas sogas bordadas de moscas señalaban quizá el sitio de algún ahorcado; un mozo soñoliento por el mediodía se desperezaba chabacano con la horrible colilla entre sus labios egipcios, un niño rubito quemado del sol jugueteaba al runrún de un abejorro; otros viejos echados en el suelo como fardos roncaban con los desquiciados sombreros sobre las caras; en el infierno de la cuadra los mayorales hacían sonar los campanillos al enjaezar a los machos, mientras allá, entre las manchas obscuras de los fondos caseros brillaba el joyel purísimo de la hornilla que daba a la maritornes boquiabierta el apagado brillo de un cobre esmaltado de Limoges.

Con la calma silenciosa de las moscas y del aire, rodeados de aquel ambiente angustioso, todas las personas dormitaban.

Un reloj viejo de esos que titubean al decir la hora, dio las doce con una rancia solemnidad. Un carbonero con un blusón azul entró rascándose la cabeza, y musitando palabras ininteligibles saludó a la posadera, que era una mujeruca embarazada con la cabellera en desorden y la cara toda ojeras…

«¿No quieres un vaso?».
Y él: «No porque tengo malo el gaznate».
«¿Vienes del pueblo?»… «No. Vengo donde mi hermana, que tiene esa enfermedad que es nueva»…
«Si fuera rica —contestó la mujeruca— ya el médico se la habría quitado»… «ya… pero ¡los pobres!». Y el hombre haciendo un gesto cansado repetía: «¡Los pobres!, ¡los pobres!»; y acercándose el uno al otro continuaron en voz baja la eterna cantinela de los humildes.

Luego los demás, al ruido de la conversación, se despertaron y comenzaron a platicar unos con otros, porque no hay cosa que haga hablar más a dos personas que el estar sentadas bajo un mismo techo sin conocerse… y todos se animaron menos la embarazada, que tenía ese aire cansado que poseen en sus ojos y en sus movimientos los que ven a la muerte o la presienten muy cerca.

Indudablemente, aquella mujeruca era la figura más interesante del mesón.

Llegó la hora de comer y todos sacaron de sus bolsas unos papelotes aceitosos y los panes morenos como de cuero. Los colocaron sobre el suelo polvoriento, y abriendo sus navajas comenzaron la tarea diaria.

Cogían los manjares pobrísimos con las manazas de piedra, se los llevaban a la boca con una religiosa unción, y después se limpiaban en sus pantalones.

La mesonera repartía vino tinto en vasos sucios de cristal, y como eran muchas las moscas que volaban sobre los pozuelos dulzones, estas se caían a pares sobre las vasijas, siendo sacadas de la muerte por los sarmentosos dedos de la dueña.

Llegaban tufaradas sofocantes de tocino, de cuadra, de campo soleado.

En un rincón, entre unos sacos y tablas, el mozuelo que se desperezaba engullía unas sopas coloradas que la criada le servía entre risas e intentos a ciertas cosas poco decorosas.

Con el vino y la comida los viajeros se alegraron, y alguno más contento o más triste que los demás, tarareaba entre dientes una monorrítmica canción.

Y fue sonando la una y la una y media y las dos, y todo igual.

Siguió el desfile de tipos campesinos, que todos parecen iguales, con sus ojos siempre entornados por la costumbre de mirar toda la vida al campo y al sol… y pasaron esas mujeres, que son un haz de sarmientos, con los ojos enfermos y los cuerpos gibosos, que van con gestos de sacrificadas a que las curen en la vecina ciudad, y desfilaron las mil figuras de tratantes, con sus látigos en la faja, que son muy altos, y los rumbosos de las posadas, y esos hombres castellanos, esclavos por naturaleza, muy finos y comedidos, que tienen aún el miedo al señor feudal, y que al hablarles siempre contestan:

«¡Señor!, ¡señor!»… y los que son de otras regiones, que hablan exagerando sus palabras para llamar la atención… y hasta se asomó por aquella escena pintoresca el prestidigitador, que va de pueblo en pueblo, sacándose cintas de la boca y variando las rosas de color… Y dieron las dos y las dos y media, y todo igual… Como ya había sombra en la puerta, a ella se salieron todos los personajes para gozar del aire perfumado de los cerros…

Solamente quedaron dentro adormilados aún y cubiertos de moscas, dos vejetes muy apagados, que con las camisas entreabiertas enseñaban un mechón de pelo cano de sus pechos, como mostrándonos la muerta bravura de su juventud.

Afuera se respiraba el aire sonado por los montes, que traía en su alma el secreto más agradable de los olores.

Las peladas y oreadas colinas, tan mansas y suaves, invitan con su blandura de hierbas secas a subir a sus cumbres llanas.

Unas nubes macizas y blancas se bambolean solemnes sobre las sierras lejanas.

Por el fondo del camino viene una carreta con los bueyes uncidos, que marchan muy lentos entornando sus enormes ojazos de ópalo azul con voluptuosidad dulcísima y babeando como si masticaran algo muy sabroso… Y pasaron más carretas destartaladas con arrieros en cuclillas sobre ellas, y pasaron asnos tristes, aburridísimos, cargados de retamas y golpeados por rapaces, y hombres, hombres que no veremos más, pero que tienen sus vidas, y sospechosos de los que miran de reojo… y silencios augustos de sonido y color…

Dieron las tres… y las cuatro…
La tarde se deslizaba melosa, admirable…

El cielo comenzó a componer su sinfonía en tono menor del crepúsculo. El color naranjado fue abriendo sus regios mantos. La melancolía brotó de los pinares lejanos abriendo los corazones a la música infinita del ángelus…

Ciega el oro de la tierra. Las lejanías sueñan con la noche.

El escritor Juan Marsé, figura clave de la literatura moderna en España, muere a los 87 años

domingo, julio 19th, 2020

Marsé perteneció a la llamada “generación de los 50”, corriente que abarca a otros autores españoles como Juan Goytisolo, Gil de Biedma, Vázquez Montalbán, o Eduardo Mendoza.

Obtuvo el Premio Cervantes, el mayor galardón de las letras españolas, en 2008, entre otros muchos reconocimientos como el Planeta o el Nacional de Narrativa.

Barcelona, España, 19 de julio (EFE).- El escritor, guionista de cine y periodista Juan Marsé, figura clave de la literatura de las últimas décadas en España, falleció este domingo en Barcelona a los 87 años, informó la agencia literaria Balcells.

Con él desaparece uno de los máximos retratistas literarios de la Barcelona de posguerra, desde el realismo social y la ironía.

Marsé (Barcelona, 1933) perteneció a la llamada generación de los cincuenta, corriente que abarca a otros escritores españoles como Juan Goytisolo, Gil de Biedma, Vázquez Montalbán, o Eduardo Mendoza.

A lo largo de su trayectoria literaria obtuvo el Premio Cervantes, el mayor galardón de las letras españolas, en 2008, entre otros muchos como el Planeta o el Nacional de Narrativa.

Su verdadero nombre fue Juan Faneca. Al morir su madre en el parto, lo adoptó un familia de payeses (agricultores) establecidos en el barrio barcelonés de Gracia y a ella debe el apellido que le ha convertido en uno de los autores más reconocidos en la escena literaria española.

A los 13 años abandonó los estudios para trabajar en una joyería y muy joven hace sus primeras incursiones en el mundo literario, en concreto con cuentos y relatos. En 1958 gana el Premio Sésamo de Cuentas con Nada para morir.

La dedicación exclusiva a la literatura tardaría aún. En 1960 se fue a París para trabajar como profesor de español, traductor de películas, guionista y como ayudante de laboratorio en el Departamento de Bioquímica del Instituto Pasteur, donde conoció al biólogo Nobel Jacques-Lucien Monod, de ideología comunista y cuyo ejemplo siguió, afiliándose en Francia.

Militó en dicho partido durante cuatro años. Según declaró: “Me hice del Partido Comunista de España en París no por Monod, sino porque era el único que hacía algo contra (el dictador Francisco Franco). Luego me separé por una cuestión de intransigencia”.

Sería en 1965, gracias a la obra Últimas tardes con Teresa, cuando Marsé acabó consagrandose.

En los setenta editó La oscura historia de la prima Montse (1970) y Si te dicen que caí (1973), un relato a modo de crónica de la Barcelona de posguerra que recibió el Premio Internacional de Novela de México, no publicada en España hasta 1976 por la censura franquista y adaptada al cine por el director Vicente Aranda en 1989.

El amante bilingüe, El embrujo de Shangai o Rabos de lagartija, publicada en 2000, ganadora de los Premios Nacional de Narrativa y el de la Crítica, lo convierten en uno de los novelistas españoles más importantes.

Su relación con el cine fue intensa, y no sólo por haber colaborado en varios guiones, sino porque muchas de sus novelas fueron adaptadas a la gran pantalla.

También trabajó de periodista, en la revista Art-Cinema, como redactor jefe de Bocaccio y Por favor.

Quiero recordarle a los lectores de dónde viene la ultraderecha: Óscar Montoya sobre De otro lugar 

sábado, julio 4th, 2020

La segunda novela de Óscar Montoya se sitúa en un periodo convulso para la península ibérica conocido como la Transición española, que inició en 1975 con la muerte de Francisco Franco. Para Puntos y Comas, platicamos con el autor español sobre la génesis del protagonista y la actualidad política en España.

El personaje principal es Antonio Tojeira, un policía de 32 años que odia su trabajo y es fanático de las teorías de conspiración extraterrestre. Tras una extraña muerte, se verá obligado a convertirse en un verdadero detective y resolver un misterio vinculado a una organización terrorista de derecha.

Ciudad de México, 4 de julio (SinEmbargo).- El inspector Antonio Tojeira lleva un año en Alicante, España, trabajando como policía. Tiene 32 años, es asiduo lector de J.J Benítez y fanático de las teorías de conspiración de corte sobrenatural y extraterrestre. Tiene una amiga: Cruz, una mujer que lee las cartas y realiza sesiones espiritistas para contactar a entes del más allá. Y de quien, también, el inspector se ha enamorado.

Tojeira es un hombre sin aspiraciones en la vida, que tomó la decisión de ser policía como quien elige un platillo de entre un menú poco variado. Y protagoniza De otro lugar (AdN, Alianza de Novelas, 2020), la segunda novela del escritor español Óscar Montoya, quien en 2017, con el seudónimo Montoya Jackson, autopublicó en Amazon su opera prima, Últimos días de maternidad, que fue bien recibida por la crítica.

De otro lugar está ambientada en 1980, en ese periodo convulso para la península ibérica conocido como la Transición española, que se inició el 20 de noviembre de 1975, día del fallecimiento del dictador Francisco Franco; tuvo momentos álgidos como el intento fallido de golpe de Estado el 23 de febrero de 1981, y culminó con la celebración de las elecciones que, en octubre de 1982, dieron el triunfo al Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

En ese escenario, Tojeira se verá obligado a convertirse en un verdadero detective y resolver el misterio detrás de la extraña muerte de un joven que aparece degollado en una estación de un tren y del que se presumen nexos con una organización terrorista de derecha. Y no sólo se enfrenta a ese misterio, sino que su vida, en este lugar apacible, en el que disfruta de la playa y se pierde entre los turistas, da un giro brusco cuando –en un pasaje lleno de ironía y mala fortuna– se ofrece voluntariamente a ser trasladado al País Vasco, a donde llega como refuerzo, después de haber sobrevivido a la presión de sus compañeros, quienes le pedían que él, sin esposa ni hijos, se ofreciera como carne de cañón.

Foto: Jeosm, Zendalibros

¿Por qué? En 1980, la organización terrorista vasca ETA mató a 93 personas, en su mayoría guardias civiles. En aquel entonces, cada que un policía era enviado País Vasco como refuerzo, se le considerada un condenado a muerte. Con todo eso en contra, Tojeira se enfrentará a hombres poderosos y aprenderá que, en ocasiones, como el engendro que crece en las entrañas de la protagonista de Alien, el octavo pasajero –la película favorita de Tojeiro–, el enemigo está en el interior.

Si bien De otro lugar es una novela a caballo entre el género negro, el espionaje y la novela política, el humor tiene un lugar predominante, influencia –sostiene Montoya– de las novelas de Jorge Ibargüengoitia, de quien se declara fiel lector. Para Puntos y Comas, platicamos con Montoya sobre la génesis del personaje, la trama de la novela, la transición española y la actualidad política de España. 

***

—Antonio Tojeira es una especie de antihéroe, con amplio sentido del humor, un rara avis de la novela negra…

—Yo quería construir un personaje que no tuviese ningún tipo de vocación policial, ni un héroe ni un antihéroe, sino un antitrabajador, alguien a quien no le gusta su trabajo, simplemente. Y así encontré este personaje que, instigado por su madre, se mete a trabajar de policía como si fuese cualquier otro oficio, sin idea de las implicaciones. Tojeiro no tiene aspiración alguna: odia su oficio. Me pareció seductor que un personaje con gustos tan bizarros, como la ufología y el esoterismo, en una época tan complicada como la Transición, se metiera de policía.

—A lo largo de la novela, como leiv motiv, aparece una frase de Antonio Gramsci: «El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos». Y no sólo eso, sino que el papel de los monstruos lo encarnan algunos de tus personajes. ¿Por qué te interesó hablar de la Transición española?

—A mí me interesan mucho las épocas de transición porque, a diferencia del esquema clásico del héroe (ese personaje que está en una zona de confort y, de pronto, algo lo perturba y lo obliga a salir de esa zona), en las épocas de transición el personaje, desde el principio, está en una circunstancia incómoda, frágil, conflictiva. Me interesaba contrarrestar ese ruido externo con el lenguaje interno del protagonista. En las zonas de claroscuros, como dijo Gramsci, predominan los monstruos. Y lo estamos viendo hoy en día, que abundan los monstruos, como Trump o Bolsonaro. Es muy típico que, en las épocas de desconcierto, aparezcan ciertos personajes oscuros. En mi novela, los representan los hermanos Segura, quienes eran cuadros policiales leales al antiguo régimen, que operaron en ese largo tránsito hacia la democracia que va de 1975 a 1982.

—Y también, en la novela, está presente el trasfondo de ETA. Conforme avanzan las páginas uno siente que, en cualquier momento, algo va a estallar. ¿Eso motivó también que quisiera recrear tu novela en esta época, para tener a ETA como un elemento dramático más?

—La película favorita de mi personaje principal es Alien porque el enemigo nace de las entrañas del personaje. En el caso de la novela, en esos años de plomo, ETA mataba casi un centenar de personas al año, y eso provocaba que los partidarios del régimen franquista anhelaran la dictadura. Si bien ETA, en la trama, es una amenaza latente, externa, el peligro real está dentro de la comisaría, dentro de la esfera del inspector Tojeira, como en Alien. Hay mucho ruido exterior, mucha política, mucha amenaza de volver al pasado, pero –al final– el peligro está más cerca.

—¿Cómo fue el proceso de escritura?

—Escribí el primer manuscrito en 7 meses y luego fue puliendo aspectos de la trama y los personajes. Yo no suelo escribir con un plan de trabajo. Fue un proceso más intuitivo, más bien. Y así fui avanzando. Es una historia que rondaba mi cabeza desde hace 10 años, que incluso escribí como relato y que retomé.

—¿Cuál es tu opinión del presente político de España?

—Una de las razones por las que escribí esta novela fue, precisamente, por los tiempos que estamos viviendo en España. Cada vez más se respira en mi país una nostalgia de algo que, en apariencia, se había olvidado. Está brotando un nacionalismo exacerbado (y no me refiero al vasco o el catalán, sino al nacionalismo franquista). Y eso está provocando una tensión latente. Desde la crisis económica de 2008, España padece una bipolaridad tremenda, pues pasamos de derecha, izquierda y extrema izquierda. Y en Twitter se vive un ambiente de guerra civilista.

Por esas razones, quería hablar de la época de la transición y hablar de una violencia que se mantenía soterrada: los actos bárbaros cometidos por grupos de extrema derecha, algo de que se ha hablado poco en España, pues ETA se ha llevado todos los reflectores. Está documentado que hubo una violencia de extrema derecha, caracterizada por ajustes de cuentas, de la que nadie quiere hablar, pues contradice la idea de que la transición fue pacífica. Y si bien fue un proceso modélico, también hubo una serie de tensiones brutales. Luego tuvimos dos décadas de paz, las mejores que hubo en este país, desde luego. Y si entonces se pudo pactar, no entiendo por qué ahora no llegamos a acuerdos y dejamos atrás ese odio acendrado.

—En la página 54 de la novela, se lee: «[…] no sé si la historia será circular, pero de que planean círculos como los buitres, de ese no hay duda». Hoy en día tenemos a populistas como Trump y Bolsonaro gobernando dos de las más grandes economías del mundo. Resurgen con fuerza, por todo el globo, los gobiernos de extrema derecha. Y en España ustedes tienen a Vox. ¿Qué piensas del surgimiento de la ultraderecha en tu país?

—Estoy espantado. En España nos jactábamos de ser el único país de Europa de no tener un partido de ultraderecha con representación en el Parlamento y, en dos años, Vox [partido político fundado en 2013] es la tercera fuerza política, con 3 millones de votos. Lo admito: yo soy beligerante contra Vox porque considero que es un partido que va en contra de los derechos, que niega la violencia de género. Vox es la representación de Trump en la península ibérica. Si bien los demás partidos no son perfectos, Vox es el único que me parece verdaderamente peligroso.

Si algo bueno ha hecho España, es impulsar los derechos fundamentales de las minorías, como los matrimonios entre personas del mismo sexo, que benefician a la sociedad, a la pluralidad. Y Vox es un enemigo contra esos derechos ganados. Ante épocas de incertidumbre y de caos, como la que actualmente vivimos, el rebaño que somos en el fondo necesita un caudillo. Mucha gente está dispuesta a renunciar a sus derechos para tener un “orden”. Entre otros, uno de los objetivo de mi novela es recordarle a los lectores de dónde viene la ultraderecha.

—Bajo el argumento de la lucha contra la pandemia, las autoridades de Hong Kong, por ejemplo, han puesto en peligro las libertades civiles. En términos políticos y de garantías individuales, ¿qué mundo crees que emergerá tras la pandemia?

—Esa es la gran incógnita. No lo sé y no me atrevo a especular. Me gustaría creer que las libertades no serán tocadas. Sin duda, desde hace tiempo ha habido un desplazamiento del centro de poder geopolítco hacia Asia, y ahora, con la pandemia, se confirma. Y las pautas y las formas de control asiático afectarán nuestra maneras de entender la democracia y el control social.

Durante la pandemia, la literatura es un auxilio, un manual para convivir con la desesperanza: Manuel Vilas

sábado, abril 11th, 2020

¿Quién soy? ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Por qué cada vez que busco la alegría, la melancolía invade mi sistema? Estas preguntas son planteadas por el personaje protagónico de Alegría, que es al mismo tiempo el propio autor. A meses de haber quedado como finalista del Premio Planeta 2019 por esta novela, Vilas nos comparte su proceso de escritura y su opinión del panorama global actual.

“Todo ser humano lleva a cabo, cada día, una lucha entre la alegría y la tristeza. En un momento de tragedia, de desesperación mundial, la literatura es un sitio de serenidad, que descubre cuál es la condición humana. Cuando uno ve que la vida colectiva está siendo atacada, la literatura te puede ayudar a encontrar sentido”, expresó el autor español en entrevista.

Ciudad de México, 11 de abril (SinEmbargo).- Desde el corazón de su memoria, un hombre que arrastra tantos años de pasado como ilusiones de futuro, ilumina, a través de sus recuerdos, su historia, la de su generación y la de un país. Una historia que a veces duele, pero que siempre acompaña.

El éxito desbordante de su última novela embarca al protagonista en una gira por todo el mundo. Un viaje con dos caras, la pública, en la que el personaje se acerca a sus lectores, y la íntima, en la que aprovecha cada espacio de soledad para rebuscar su verdad. Una verdad que ve la luz después de la muerte de sus padres, su divorcio y su vida junto a una nueva mujer, una vida en la que sus hijos se convierten en la piedra angular sobre la que pivota la necesidad inaplazable de encontrar la felicidad.

A medio camino entre la confesión y la autoficción, el autor escribe una historia que toma impulso en el pasado y se lanza hacia lo aún no sucedido. Una búsqueda esperanzada de la alegría. Para Puntos y Comas, esta es la entrevista con Manuel Vilas, finalista del Premio Planeta 2019 por su novela Alegría.

¿Cuando escribiste Ordesa tenías planeado hacer una especie de continuación o la realización de Alegría fue algo que se fue dando progresivamente, tiempo después?

Alegría surgió en los viajes de la promoción de Ordesa porque me di cuenta de que había cosas sobre el universo familiar de Ordesa que faltaban por completar. Además iban ocurriendo cosas muy extrañas, como varios lectores que se acercaban a mí y me decían cosas que me ayudaban a completar la historia. Entonces empecé a escribir Alegría un poco como una continuación, aunque al final ha sido un libro independiente.

¿Nos puedes platicar un poco acerca del protagonista, sus motivaciones y pulsiones de vida?

Es un hombre sencillo que intenta buscar alegría en todas las cosas que vive. Es un hombre maduro que se ha dado cuenta de que la vida tiene sentido si en ella hay alegría y por eso la busca. Se ha hecho un poco místico, está todo el día recordando a sus padres, que ya están muertos; los invoca constantemente; cuando tiene dudas o no sabe qué hacer, habla con los fantasmas de su papá y su mamá, les pide consejos y siente su presencia en todo lo que vive.

También ve la vida de sus hijos jóvenes que están creciendo, eso le da alegría y también tiene una relación de pareja que también le da alegría. Y con esto intenta salir adelante. Yo veo en esa sencillez, la sencillez de toda la gente. No son grandes hazañas lo que lleva acabo, son pequeñas aventuras, pero esto es lo que la gente vive.

Esta alegría no se regala, es una alegría conquistada. De hecho el protagonista dice que llega a la alegría desde el sentimiento del dolor. A mí me interesa la alegría como un punto de llegada: llegas después de haber experimentado muchas cosas dolorosas en la vida.

¿Por qué el protagonista es jalado constantemente por la melancolía, la depresión, la angustia? ¿Esta es una batalla con la que has luchado personalmente?

Efectivamente esta historia es muy autobiográfica. Yo como ser humano intento no caer en la desesperanza y en la tristeza, y me esfuerzo en esto. De hecho la novela es la narración de ese esfuerzo por no caer. Pero claro, la gente que se deprime es gente que empatiza con el mundo.

Porque es verdad que en el mundo hay sufrimiento y ahora lo estamos viendo: estamos frente a una pandemia global donde en España por ejemplo hay miles de muertos, entonces estamos viendo mucho sufrimiento y mucha depresión. Yo como ser humano, intento salir adelante, esa es la gran aventura, intentar que tu vida tenga sentido. A veces es difícil conseguirlo porque hay muchos elementos para la desesperanza.

¿La melancolía y la alegría son sentimientos que viven simultáneamente en cada uno de nosotros?

Yo creo que todo ser humano, y es un poco la tesis de la novela, lleva a cabo cada día una lucha entre la alegría y la tristeza. En la novela la tristeza está simbolizada por un personaje que se llama Arnold. En todo esto, los seres humanos intentan luchar contra la melancolía, contra la depresión, y para eso la alegría es fundamental. En el caso del libro, la alegría es manifestada en el amor; el amor a los padres, a los hijos, a una pareja. Esa es la aventura más normal en la vida de cualquier persona. Intentar construir la vida, es construir un significado, que la vida signifique algo. Y eso lo hacemos para no caer en el abatimiento y la desesperanza.

Alegría cuenta la historia de un hombre que se esfuerza por sentir alegría, pues sabe que ésta es el sentimiento más importante de la vida; más importante que la felicidad. En mi opinión, la felicidad es un sentimiento más convencional, en cambio la alegría es más natural, biológico, primitivo. La alegría es también un sentimiento muy humilde; es simplemente disfrutar el hecho de estar vivo, de saber que existe la luz del sol, de saber que puedes moverte, que puedes caminar, que puedes ver y sentir el mundo. Todo eso ya para mí es un éxito.

Manuel, también tienes una obra extensa como poeta. ¿Cómo se nutre tu narrativa de esta faceta? ¿Qué te gusta más escribir?

Bueno, mi poesía es muy narrativa y muy oral, pero yo como escritor he practicado muchos géneros; he escrito poesía, cuentos, novela, escribo mucho en los periódicos, he escrito libros de viajes… Yo creo que el material es el mismo; seas narrador, poeta, ensayista o periodista, el material son las palabras. Cuando escribo poesía me siento cómodo en la poesía y cuando escribo narrativa me siento cómodo en eso.

Ahora bien, en estos momentos de mi vida yo me siento mejor en la narrativa porque necesito contar historias. Mi manera de entender la literatura es contando historias y por eso ahora donde mejor estoy es en la novela.

En estos tiempos de confinamiento y crisis global, es natural que emociones como la tristeza salgan a flote. Desde el punto de vista de la literatura, y como ser humano, ¿qué nos aconsejarías para sobrellevar este momento de cambio?

Lo principal es reconocer que la ansiedad y la melancolía existen, no negarlo. A veces por un exceso de buscar sentimientos positivos, puedes quitar partes de la experiencia humana que son importantes como la melancolía, la tristeza, el dolor y la adversidad. Lo importante es saber convivir con la tristeza y el dolor.

La literatura, desde siempre, es un auxilio y un manual de instrucciones para poder convivir con la desesperanza y con el dolor, desde la literatura clásica hasta la literatura actual. Quien lee libros, ensayos, poemas, lo que sea, conoce mejor la condición humana, Conocer la condición humana es saber que existe la desgracia, que existe la muerte y el dolor. Cuando sabes que todas esas cosas existen, puedes pactar con ellas, puedes negociar. Es un poco lo que en estos momentos tenemos que hacer. En concentro, en España se está viviendo una situación trágica.

Se trata de comprender el sufrimiento. El humanismo clásico en la literatura es esto: el conocimiento de las cosas. Es como la idea de la catarsis de los griegos, presente en mis novelas, que era nombrar aquello que nos duele. Cuando tú nombras la tragedia, nombras el dolor (por ejemplo, en Ordesa era la muerte de los padres), eso que nombras obtiene un rostro, y con algo que tiene rostro puedes convivir. Con lo que no se puede convivir es el horror sin rostro o lo irracional. Finalmente, si puedes convivir con aquello que duele, la experiencia como ser humano se ensancha, creces como ser humano.

¿Qué pueden aportar los escritores, desde sus casas, en este tiempo de confinamiento? ¿Cuál es su papel en esta crisis actual?

Bueno, estamos viendo en las redes que los escritores están interviniendo muchísimo. Es un momento importante para recordar que la literatura está ahí para ayudar a la gente. Tiene una parte importante de auxilio moral: en un momento de tragedia, de desesperación mundial, la literatura es un sitio de serenidad, un sitio de que descubre cuál es la condición humana. Esos son sitios para encontrar sentido. En momentos donde uno ve que la vida colectiva está siendo atacada, pues la literatura te puede ayudar.

De hecho en todas las redes sociales, yo me paso el día recomendando libros, leo fragmentos de mis novelas… Existe una necesidad de libros, de literatura, de mensajes que indaguen en la condición humana porque la gente necesita repensarse a sí misma en momentos donde se ha parado la actividad económica, donde la gente se ha quedado en casa y se enfrenta un poco a la soledad y se pregunta: ¿Quién soy? ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Qué es la sociedad, qué es la historia? ¿Qué es el mundo, un país? ¿Qué es la enfermedad, qué es la salud? Estas preguntas que la gente se está haciendo a raíz del coronavirus, en la literatura hay respuestas. Si no una respuesta precisa, pues no existen las respuesas perfectas, por lo menos un intento de exploración de esas preguntas.

¿Habrá una tercera parte después de Alegría o esta historia está concluída?

Ya está concluída, he cerrado ese ciclo. Cuando terminé Ordesa, me di cuenta de que no estaba cerrado, pero después de Alegría, esa historia ya está contada, ya no necesita nada.

Manuel Vilas (Barbastro, 1962) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza. Es autor de una reconocida obra poética: El cielo (2000), Resurrección (2005), Calor (2008), Gran Vilas (2012) y El hundimiento (2015). Su obra lírica, además, se ha compilado en Amor, que reúne lo publicado hasta 2010, y en Poesía completa, de 2016.

Su obra narrativa la inicia España (2008), a la que le siguen Aire nuestro (2009), Los inmortales (2012), El luminoso regalo (2013) y los libros de relatos Zeta (2014) y Setecientos millones de rinocerontes (2015). Es autor asimismo de Lou Reed era español y de Listen to me, un conjunto de sus estados de Facebook. Su última y más exitosa obra es Ordesa (2018), traducida a catorce lenguas. Además ha colaborado con distintos medios, como el Heraldo de Aragón y El Mundo, y diversos suplementos culturales, como «Magazine» (La Vanguardia), «Babelia» (El País) y «ABC Cultural» (ABC). A lo largo de su carrera, ha sido merecedor de múltiples premios y reconocimientos.

La literatura de Manuel Vilas se distingue por su carácter autobiográfico y nostálgico, y por una pátina de existencial aceptación de la pérdida, la soledad o el paso del tiempo, que, junto a la familia y una mirada crítica y amorosa de España, componen sus principales temas.

El escritor Javier Castillo y El día que se perdió la cordura, libro que encabezó las listas en Amazon

martes, enero 7th, 2020

El autor hizo estudios empresariales y trabajó como consultor financiero por seis años, pero nunca dejó de escribir como pasatiempo. Un día tuvo un sueño y así se aventuró a escribir un relato de largo aliento en el trayecto de tren rumbo a su trabajo.

Cuando terminó la novela, la publicó de manera digital en Amazon, pues temió el rechazo de las editoriales. A las dos semanas revisó si alguien la había opinado, y para su sorpresa estaba en el primer lugar de las listas en España, vendiendo miles de copias al día.

Por Berenice Bautista

Ciudad de México, 7 de enero (AP).-El escritor español Javier Castillo, de la popular bilogía de misterio El día que se perdió la cordura, comenzó a escribir de cuentos de adolescente, pero todo mundo le decía que sería muy difícil vivir de vender libros y que escribir no era un trabajo.

Hizo estudios empresariales y trabajó como consultor financiero por seis años, pero nunca dejó de hacer relatos como pasatiempo, hasta que un día tuvo un sueño, que es la escena inicial de El día que se perdió la cordura y pensó que realmente era un buen arranque para una novela. Así se aventuró a escribir un relato de largo aliento en el trayecto de tren rumbo a su trabajo.

“Hay gente que resuelve sudokus en el tren o que lee, yo me llevaba el ordenador y escribía”, dijo en una serie de entrevistas con The Associated Press.

Cuando terminó la novela, la publicó de manera digital en Amazon, pues no quería esperar el rechazo de las editoriales. A las dos semanas se volvió a conectar para ver si alguien la había opinado sobre ella, para su sorpresa estaba en el primer lugar de las listas en Amazon España, vendiendo miles de copias al día.

A su correo electrónico llegaron propuestas de las principales editoriales en España que estaban interesados en publicar en papel. Finalmente, se decidió por Suma de Letras, la editorial con la que publicó también El día que se perdió el amor y su más reciente novela Todo lo que sucedió con Miranda Huff.

Para marzo, Castillo espera la publicación de su cuarta novela, La chica de nieve, según publicó recientemente en sus redes sociales.

El día que se perdió la cordura llegó en 2019 a su 25ª edición y ha vendido más de 350 mil ejemplares. Castillo terminó por dejar su trabajo financiero para dedicarse de lleno en la escritura.

Está casado con la influencer Verónica Díaz del canal de YouTube JustCoco y tienen dos hijos pequeños, Bruno y Gala. Su esposa comenzó a hacer sus publicaciones en redes un año después de la publicación de la primera novela de Castillo.

“Los dos nos hemos apoyado mucho el uno al otro, yo la ayudaba muchísimo con los videos a editar”, dijo el autor nombrado a mediados de diciembre entre los 100 malagueños de 2019 por el Diario Sur. “Intentamos los dos ser muy abiertos, estamos los dos presentes en las redes, nos dedicamos los dos a algo que une a mucha gente”.

Las dedicatorias de sus novelas muestran la evolución de su familia.

“La primera se la dediqué a mi mujer, la segunda a mi mujer y mi hija, la tercera a mi mujer, mi hija y mi hijo”, dijo. “Espero no escribir 15 novelas si con cada libro que sale me aparece un hijo nuevo me acabo volviendo loco”.

“Cuando tenía una mala noche con los niños que lloraban, al día siguiente moría un personaje y ya estaba”, agregó con humor sobre combinar la paternidad y la escritura.

El día que se perdió el amor, la continuación de El día que se perdió la cordura, le fue un poco más difícil de escribir pues se sentía con mucha responsabilidad por el éxito que la ha mantenido entre los libros más vendidos de España desde su primera edición en 2017.

“Que la gente se sorprendiera con una nueva trama, que completara la historia, cerrar todos los cabos del libro”, dijo. Pero a pesar del éxito se resistió a la tentación de hacer una trilogía.

“Yo antes que escritor soy lector y sé lo que no me gusta y a mí no me gusta que me vayan intentando alargar una historia continuamente, intentando exprimir la gallina de los huevos de oro”, dijo. “Soy honesto y la historia que quería contar la podía contar en dos libros y ahí termina”.

Al igual que sus primeros dos libros Todo lo que sucedió con Miranda Huff se desarrolla en Estados Unidos, un país que ha visitado bastante, pero en vez de la costa Este como en El día que se perdió la cordura, Miranda Huff es una historia de Los Angeles y sus alrededores.

Castillo dijo que buscó alejar sus historias de su propia cotidianidad y que también eligió Estados Unidos por la familiaridad que tiene con los lectores, lo que le permitía un relato más ágil.

“Tú dices un personaje va andando por una calle de Nueva York, automáticamente no hace falta describir Nueva York, no hace falta poner un párrafo muy largo que quite ritmo a la historia para describir más o menos cómo es”, dijo.

Contario a lo que se pensaría, estar lejos de sus locaciones, pues vive en Málaga, no fue un gran obstáculo para crear referencias en sus historias: “Soy muy práctico, trabajo en el ordenador y ahí me informo de todo prácticamente, por ejemplo, quiero ver una calle concreta y lo miro en street view (de Google), ni siquiera voy, muy millennial”, concedió Castillo.

Las novelas del autor de 33 años tienen en común su agilidad para saltar de un tiempo a otro y de un espacio a otro.

“Me tomaba cada capítulo como si fuera un relato corto e intentaba mantener ese juego continuo de que en un único capítulo pasase algo concreto que te levantase una duda nueva”, dijo sobre su estilo “trenzado”, con giros, ganchos y muchas dudas plantadas en el lector.

Miranda Huff se centra en Hollywood, pero no el de los reflectores, sino el de la gente que trabaja tras la cámara y también el de la década de 1970. Castillo se declara cinéfilo, pero también lector de guiones.

“Cuando veo una película que me gusta mucho busco el guion y me lo leo, a mí me gustan los guiones porque están en el justo medio de lo que me gusta que son los libros y el cine”, dijo.

El día que se perdió la cordura será adaptado a televisión y Castillo es asesor en la adaptación de los guiones para la primera temporada, es la primera vez que hace este tipo de trabajo. La serie todavía no tiene fecha de estreno.

“Es muy ambicioso lo que se va a hacer”, dijo. “espero que llegue el momento que se haga y empiece a rodarse”.

Para Castillo lo más importante es recordar que es posible pensar en otras realidades.

“Es verdad que lo que me ha pasado a mí (con la literatura) … es muy difícil, pero puede pasar y se puede intentar”, dijo. “Que la gente haga lo que le apasione, independientemente de si cree que va a tener rendimiento”.

España rinde homenaje al escritor Benito Pérez Galdós con actividades culturales durante 2020

lunes, enero 6th, 2020

Cien años después de su muerte, un 4 de enero de 1920La Comunidad de Madrid tiene proyectadas diferentes acciones (como exposiciones, representaciones y actividades en bibliotecas) en lugares del país en los que el escritor, cronista y político dejó su huella.

Pérez Galdós fue un autor canónico e inspiración para muchos. Desde el siglo XIX, ha sido reconocido por su maestría y legado en la literatura española.

Por Alida Juliani

Madrid, 6 de enero (EFE).- Cien años después de su muerte, un 4 de enero de 1920, España rinde homenaje a Benito Pérez Galdós con un amplio programa de actividades culturales y académicas en aquellos lugares del país en los que el escritor, cronista y político dejó su huella.

Entre esos sitios estuvo Las Palmas de Gran Canaria, la ciudad donde nació el 10 de mayo de 1843, que este sábado se llenó de representaciones teatrales callejeras y abrió a los ciudadanos las puertas de la Casa Museo que alberga los recuerdos del máximo representante de la narrativa realista española.

Entre los textos seleccionados para representar en las calles figuraron fragmentos de Marianela, escrita por Galdós en 1878, Fortunata y Jacinta (1887) y El Abuelo (1897) o algunas líneas de Tristana (1892), ¿Dónde está mi cabeza? (1892) y Episodios Nacionales. Zaragoza (1873).

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, junto a la estatua de Galdós en el parque de El Retiro, inaugurando el programa para conmemorar al escritor. Foto: EFE

Un recorrido cargado de literatura hasta llegar a la puerta del teatro que lleva su nombre en las islas donde se realizó una ofrenda floral a los pies de la estatua del dramaturgo español.

En el centenario del fallecimiento de “una figura tan grande, ilustre y brillante” como Galdós, “todos los canarios y, en general, en cualquier rincón donde se hable nuestra lengua, deben sentirse muy orgullosos”, dijo a Efe la directora de la Casa-Museo Pérez Galdós, Victoria Galván.

Pérez Galdós fue “un autor canónico, el novelista más grande del siglo XIX”, destacó Galván, quien considera que su obra sirvió de inspiración a muchos autores y marcó “un poco la evolución de la novela hasta el momento actual”.

Desde el siglo XIX, muchos autores han reconocido “la maestría, el legado y la capacidad” de Galdós “para relatar toda una sociedad, ser capaz de ambientar esa España del siglo XIX y recrear la historia a través de sus Episodios Nacionales”, añadió.

La Casa-Museo también acoge de forma continuada la proyección de las imágenes del entierro del escritor, en el cementerio madrileño de La Almudena, y de las únicas que se conservan de él en movimiento.

Un grupo de personas hacen fila para recoger uno de los mil ejemplares de los “Episodios nacionales” de Galdós que se repartieron de forma gratuita a los visitantes. Foto: EFE

En el recorrido guiado se puede visitar también el despacho de San Quintín, una habitación que se conserva casi intacta un centenar de años después.

Esta dependencia era la biblioteca personal del escritor y en ella organizaba tertulias con amigos y personajes ilustres de la época, además de que él mismo diseñó algunos de los muebles que hoy se conservan.

DE CANARIAS A MADRID

Galdós pasó toda su infancia y juventud en Las Palmas de Gran Canaria y viajó después a Madrid, ciudad en la que permaneció hasta su fallecimiento.

Por eso la capital española se ha volcado también en recordar su figura y acercar a las calles su obra, uno de los objetivos del Año Galdós.

Los actos del centenario en Madrid, que incluirán en los próximos meses actividades culturales y académicas, comenzaron este sábado con el reparto de 2 mil facsímiles del tercer tomo de sus Episodios Nacionales, el ’19 de marzo y 2 de mayo’.

A continuación, en la Biblioteca Municipal Eugenio Trías, el actor Juan Echanove leyó fragmentos de sus textos y también se presentó la edición ilustrada y conmemorativa de “Fortunata y Jacinta”, patrocinada por el Ayuntamiento de la capital española y editada por Reino de Cordelia.

La campaña municipal “Galdós es Madrid” consistirá en homenajear al escritor con gran variedad de eventos, como conferencias, paseos literarios, ediciones conmemorativas de sus títulos más representativos, conciertos, exposiciones, o mesas redondas en lugares emblemáticos y galdosianos como el Ateneo, la Real Academia Española y la Plaza Mayor.

El Ayuntamiento ya ha dado los primeros pasos nombrando al literato “Hijo Adoptivo de Madrid” o bautizando la biblioteca municipal del centro cultural Conde Duque con su nombre.

También ha iniciado los trámites para instalar placas conmemorativas en edificios donde transcurren momentos clave de Fortunata y Jacinta.

La Comunidad de Madrid, también tiene proyectadas diferentes acciones que se desarrollarán a lo largo de todo este año 2020 en homenaje a Benito Pérez Galdós, como exposiciones, representaciones y actividades en bibliotecas.

Cien años de la muerte de Benito Pérez Galdós, el mayor de los escritores españoles junto a Cervantes

viernes, enero 3rd, 2020

Una madrugada de enero de 1920, Galdós emitió su último respiro, ciego y devastado por la arterioesclerosis. Hasta 30 mil madrileños y madrileñas siguieron el paso del cortejo fúnebre a pie, hasta el cementerio de La Almudena y después la multitud se congregó en la Puerta del Sol.

Es difícil hoy imaginar tanto fervor ante un escritor que aunó el entusiasmo y el amor popular con la admiración de los grandes intelectuales de su tiempo: Pérez de Ayala, Ortega y Gasset y Menéndez Pelayo.

Por Santi Fernández Patón

Ciudad de México, 3 de enero (ElDiario).- Se cumplen esta semana cien años de la muerte de Benito Pérez Galdós, el mayor de los escritores españoles, junto a Cervantes. En la madrugada del 3 al 4 de enero de 1920 Galdós emitió el último grito de su agonía. Se incorporó del lecho y se llevó las manos a la garganta, como si se ahogara. Después expiró sobre la almohada. La leyenda añadiría que en esos momentos postreros pidió el auxilio del doctor Centeno, ese niño de su creación que aparece ya en Marianela, otro de sus personajes más entrañables. Tan sólo unos meses antes, ciego y devastado por la arterioesclerosis, Galdós había recorrido con sus dedos temblorosos el monumento sedente, obra de Victorio Macho, que en su honor se inauguró en El Retiro.

Hoy cuesta entender que unas 30 mil personas visitaran su capilla ardiente, que al paso del cortejo fúnebre la multitud se congregara en la Puerta del Sol; que una muchedumbre, compuesta en buena medida por madrileños y madrileñas que no sabía leer, siguieran el cortejo a pie hasta el cementerio de La Almudena en lo más riguroso del frío invierno mesetario.

Los balcones se llenaron de crespones negros, la actrizMargarita Xirgu arrojó flores y lágrimas desde su ventana en el Hotel París y las juventudes socialistas pugnaron por hacerse con el control de la carroza fúnebre. A Galdós, republicano convencido, el rey Alfonso XIII quiso atribuirle honores de capitán general con mando en plaza, y hubo peticiones de que se le enterrara en la Plaza Mayor.

Es difícil hoy imaginar tanto fervor ante un escritor que aunó el entusiasmo, el amor, diría, popular con la admiración de los grandes intelectuales de su tiempo: Pérez de Ayala, Ortega y Gasset, Menéndez Pelayo o políticos como Maura. No era para menos.

MADRID

De sobra es conocido el amor de Galdós por Madrid. Canario de nacimiento, el 30 de septiembre de 1862 el joven Benito llegaba a la capital con la intención de cursar los estudios de Derecho. Pronto descubriría que las calles de ese pueblo abigarrado encerraban muchas más enseñanzas que las aulas de la Universidad Central, donde “me distinguí por los frecuentes novillos que hacía”.

Fue tal el apasionamiento de Galdós con la ciudad que, hasta fechas recientes, se daba por cierto que jamás había regresado a su tierra natal. De hecho, cuando Galdós, ya anciano y completamente ciego, accede a la petición de La esfera para publicar sus recuerdos bajo el título de Memorias de un desmemoriado, lo hará comenzando por su llegada a la Corte. Se trata de una serie de artículos conmovedores, sobre todo en aquellos pasajes en los que Galdós evoca sus paseos por un Madrid al que la ceguera le impide volver a mirar.

Fue sin duda su gran amor, y desde luego el único que hizo público. Si damos crédito, según afirmaba su amigo Gregorio Marañón, a que era “un gran mujeriego”, se mostró discreto y púdico hasta un punto exasperante para sus biógrafos. Ha costado décadas desentrañar los pormenores de su relación clandestina, que alguno hoy tildaría de “poliamorosa”, con Emilia Pardo Bazán, una mujer, qué duda cabe, adelantada a su tiempo, y casi al nuestro, y con Lorenza Cobián, con quien el escritor tuvo su única hija reconocida, María.

En aquella segunda mitad del siglo XIX, como reflejaría en toda su obra, era Madrid un hervidero de revoluciones efímeras no exento, pues ahí seguían los restos del Imperio, de sentimiento patriótico (La Fontana de oro); era un Madrid provinciano y beato (Tormento), a la zaga distante de los avances ingleses, y un epígono paleto de la moda del otro lado de los Pirineos. La fatuidad, sin embargo, de sus habitantes convertía la ciudad en un mosaico de falsas apariencias (La de Bringas), sus teatros se llenaban de damas encopetadas con remiendos milagrosamente apañados (La desheredada), de caballeros que mantenían a sus concubinas a costa de deudas de las que se enriquecían los usureros (la serie de Torquemada). Un Madrid de pordioseros (Misericordia), de flamencos y toros, de cesantes en la cola infinita de la burocracia (Miau).

Aquella ciudad era un baile de máscaras que exigía una gran pluma para retratarla y dejarla a la posteridad. Fue la de Galdós, deslumbrado por la Comedia humana de Balzac, a quien descubrió en su primer viaje de 1867 a París. Sin miedo a exagerar, se puede decir que la segunda mitad del siglo XIX en España, en concreto en Madrid, se conoce sus intimidades básicamente por Benito Pérez Galdós, quien no contento con el reflejo de esas intrahistorias se lanzó también a la labor titánica de sus 46 Episodios Nacionales.

FORTUNATA Y JACINTA

Es Galdós, después de Lope de Vega, el autor español más prolífico, pero todas sus novelas madrileñas habrían de condensarse en una obra magna, Fortunata y Jacinta, para muchos, al lado del Quijote, la obra cumbre de la literatura en español. Fortunata y Jacinta refleja al completo (hasta el extremo de narrar la vida en un convento de clausura de Las Micaelas) el Madrid retratado en mosaicos en todas las demás novelas. La vida de sus personajes está inmersa en los avatares históricos de aquella España polvorienta que comenzaba a despertar. Es la novela de plenitud de su autor, donde se conjugan Balzac, Dickens, Cervantes y ya se da la introspección psicológica que más adelante admiraría en Tolstoi.

Madrid crecía a las orillas del Rastro de manera desordenada, mientras que hacia las afueras, en lo que hoy es el barrio de Cuatro Caminos, se violaban las ordenanzas municipales para sobrepasar con creces el recinto de la antigua muralla. En los márgenes del Retiro, a impulsos del Marqués de Salamanca, se construía el barrio burgués por excelencia, en el que el propio Galdós llegaría a residir. Pero sobre todo es la zona que abarca de Chamberí a la calle Toledo en la que tropezamos con el inmenso repertorio de personajes galdosianos.

Allí nos topamos con la perfecta burguesa, Jacinta, resignada a las calaveradas de su marido Juanito Santa Cruz, al que la humilde Fortunata, joven, sin educación y aún ingenua, reserva un amor ciego. Por allí aparecen la moda europea en las sombrererías de la Plaza Mayor y la calle de Toledo, el orden y la modernidad ingleses añorados por Moreno Isla, los contrastes de una ciudad que pasa de la opulencia de los soportales de la Plaza Mayor a la miseria de las corralas del Rastro, todo ello en un trecho de línea recta, como describiría más tarde Barea en La forja de un rebelde.

En Fortunata y Jacinta se desvela el alma humana porque la grandeza de su autor consigue crear un argumento que atañe a personajes de todas las condiciones. Las pasiones humanas se desnudan en la complementariedad entre Fortunata y Jacinta -sin ser conscientes, cada una de ellas redimirá a la otra-, entre Santa Cruz y Maximiliano, entre la prostitución de Fortunata y su reclusión conventual o entre su vida disoluta y la mentalidad práctica del coronel retirado que, ya senil, adopta a la joven protagonista.

Galdós no tiene interés en reflejar las costumbres de un pueblo al que ha analizado exhaustivamente, sino el afán de que ese pueblo, a través de sus costumbres, refleje los avatares históricos de una nación, los conflictos de una sociedad, los pesares y las alegrías del más mísero y del más pudiente. Galdós, como Zola, no hace historia para explicar al ser humano, sino que explica al ser humano para hacer historia. Eso, la misma esencia del Quijote, es lo que convierte Fortunata y Jacinta en una obra desbordante. Literatura pura que, en el caso de Galdós, equivale a decir vida pura.

CUANDO GAIDÓS NO ERA “PROGRE”

Hasta hace poco aún se trataba de encerrar a Galdós en la celda del costumbrismo y el folletín. Las nuevas generaciones, con las que tan generoso se había mostrado, trataron de ningunearlo, salvo el honroso caso de Unamuno. Ahí queda para la ignominia eso de Don Benito, el Garbancero, que el histriónico Valle Inclán incluye en sus Luces de Bohemia, con el cadáver de Galdós aún caliente.

Fue un mantra que durante demasiado tiempo han repetido, ya en nuestra época, las hordas de “escritores progres”. De ese modo se ahorraban su lectura. Ni siquiera Madrid parecía reconocer su legado. Aún recuerdo una visita al cementerio de La Almudena, a principios de los dos mil, en la que a duras penas pude localizar la tumba de Galdós, que reposa, por expreso deseo, junto al resto de miembros de las familias Hurtado de Mendoza y Pérez Galdós.

Ya nadie profiere esas sandeces. La Biblioteca Nacional ha inaugurado en estos meses una exposición para celebrar el año Galdós, y a lo largo de este 2020 se sucederán actos en memoria y reconocimiento. Ojalá alguno de ellos, o quién sabe si la propia exposición, recalen también en Andalucía.

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Sidi, último libro de Arturo Pérez-Reverte, muestra que la cultura medieval persiste en la actualidad

viernes, diciembre 13th, 2019

A lo largo de 369 páginas, el autor español narra la aventura de un guerrero que, tras el destierro, cabalga para buscarse la vida con un grupo de seguidores que lo respeta y sigue. Su carácter lo convertirá en una leyenda viviente.

Reverte se avocó a la literatura a mediados de los 90, tras dos décadas como periodista y corresponsal en conflictos armados, en las guerras del Golfo, Croacia y Bosnia, Chipre, el Líbano, las Islas Malvinas, El Salvador, Nicaragua, Libia, Sudán, y Angola.

Por Gisela Salomon

Miami, 13 de diciembre (AP).- Para el escritor español Arturo Pérez-Reverte, “el presente no se entiende sin el pasado”. Por eso en su más reciente libro, Sidi, recurre a un personaje como el El Cid en busca de mostrar que en la actualidad persisten secuelas de la cultura medieval.

“Cuando en mis novelas hablo de historia estoy utilizando mecanismos que permiten comprender mejor por qué somos ahora como somos”, dijo Pérez-Reverte en una entrevista reciente en Miami en el marco de la Feria del Libro. “La crueldad, la violencia, la compasión van juntas”, expresó sentado en un café del centro de la ciudad refiriéndose a algunas de esas características.

Es que el escritor vivió en carne propia la violencia del combate en las guerras y asegura que aprendió que una misma persona puede ser cruel y al mismo tiempo bondadosa.

“La guerra me enseñó a ver al ser humano con esa especie de ecuanimidad”, dijo al recordar sus años como corresponsal de guerra que lo llevaron desde Europa hacia América, el Medio Oriente, Asia y África.

Pérez-Reverte se avocó de lleno a la literatura a mediados de los 90, tras dos décadas como periodista y corresponsal en conflictos armados que incluyeron las guerras del Golfo, Croacia y Bosnia, Chipre, el Líbano, las Islas Malvinas, El Salvador, Nicaragua, Libia, Sudán, y Angola.

En esta foto del 22 de noviembre del 2019, es escritor y periodista español Arturo Pérez-Reverte en Miami mientras promueve su más reciente novela, “Sidi”. Foto: AP

Después de haber publicado Sabotaje (el último libro de la serie “Falcó”) en 2018, y Una historia de España en 2019, se adentró en un viaje por el siglo XI a través de Sidi. La novela, publicada primero en el mundo hispanoparlante en septiembre, aborda una historia de exilio y frontera, de lucha por sobrevivir en un territorio hostil.

A lo largo de sus 369 páginas, narra la aventura de un guerrero que, tras un obligado destierro, cabalga para buscarse la vida con un grupo de seguidores que lo respeta y lo sigue. Su carácter y sus hechos de armas lo convertirán en una leyenda viviente.

“La violencia, el mal, la crueldad, son cosas muy normales”, expresó el escritor de 68 años, con más de 20 millones de lectores alrededor del mundo. “Mis personajes están más cerca de lo real, de lo que el ser humano habitual suele estar”.

Aunque asegura que no se propone llevar ningún mensaje a los lectores, el también autor de “La reina del sur” admite que lo que intenta es que el público vea la Edad Media para comprender la actualidad.

“El presente no ha surgido de la nada”, aseveró tras explicar que si negamos el pasado “estamos renegando nuestra propia memoria, que nos hizo, para bien o para mal, lo que somos”.

Pérez-Reverte, quien comparte su vida entre la literatura, el mar y la navegación y desde hace casi tres décadas escribe una página de opinión en el suplemento XLSemanal, que se distribuye en 25 diarios españoles, dijo que a diferencia de escritores que asumen compromisos políticos, éticos o sociales, lo que a él le interesa es contar bien una historia. Punto.

“No quiero cambiar el mundo. Yo no escribo para emitir mensajes ni para hacer mejor la sociedad”, sostuvo.

Miembro de la Real Academia Española desde 2003 y autor de cerca de 40 libros, algunos de ellos llevados a la televisión y el cine, también dijo que no disfruta escribir, sino el proceso creativo.

“El acto mecánico de escribir me desagrada mucho. Lo que me gusta es imaginar. Documentar un libro es como enamorarse, es como pasar uno o dos años de tu vida leyendo, mirando, viajando”, expresó.

Como ejemplo, mencionó cuando fue a Sinaloa, México, y durante un año y medio estuvo con narcotraficantes para documentarse y escribir después “La reina del sur”, sintiéndose ya como un especialista en narcotráfico, trata de mujeres y violencia.

Aunque se define como una persona tranquila, la violencia es parte de sus libros. Y es tal vez la parte más realista, dice, la que vivió en carne propia cuando reportaba sobre guerras.

“Es biografía personal volcada”, aseguró Pérez-Reverte, cuya obra incluye libros como El maestro de esgrima (1988), La tabla de Flandes (1990), El club Dumas (1993), Las aventuras del capitán Alatriste (1996-2011), La Reina del Sur (2002), Un día de cólera (2007), El francotirador paciente (2013), y Los perros duros no bailan (2018).

Y admitió que jamás lee sus obras después que son publicados: “Es que esa historia ya escrita ha terminado y ha cumplido su objetivo”.

“Sin poesía habríamos dejado de ser humanos”: Antonio Colinas al recibir el premio Dante Alighieri

miércoles, diciembre 11th, 2019

Colinas es autor de una ininterrumpida producción poética, pero también novela y ensayo, y ha recibido, entre otros galardones, el Premio Nacional de Literatura en 1982, y en 2016, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

El Premio Dante Alighieri, que este año cumple su IX edición, fue instituido “con el fin de dar relieve al poeta o literato cuya producción haya destacado por su valor cultural y por su importancia en la reflexión sobre la actualidad en el panorama internacional de la literatura contemporáneas”.

Por Virginia Hebrero

Roma, 11 de diciembre (EFE).- El poeta español Antonio Colinas cree que “sin poesía en el mundo habríamos dejado de ser humanos” porque la poesía es vida, y precisamente por haber dedicado la suya a escribir poemas recibió hoy el prestigioso premio Dante Alighieri en Roma.

“Hay una frase final en las bases de este premio que me ha impresionado, que dice que se entrega “a toda una vida, a la poesía, al arte entendido como destino de vida, y el arte como destino de vida me lleva a una idea primordial para mi: la creación está fundida con la vida”, asegura Colinas.

El poeta leonés (La Bañeza, León, 1946) recibió este premio que concede en Italia el Centro Cultural Laurentum, en una ceremonia celebrada en la sede del Senado italiano.

“No podemos vivir sin poesía, pensemos que el mundo tiene poesía desde el siglo XXV antes de Cristo, en China, Sumeria, Egipto, y cuando oímos cosas como ‘son malos tiempos para la poesía’, ‘la novela se vende, la poesía no’, ‘se va a acabar la poesía’, eso es imposible, la poesía va unida a los pensamientos, a los sentimientos, al humanismo”, dice.

“El día que no hubiera poesía en el mundo habríamos dejado de ser humanos”, insiste Colinas, en declaraciones a tres medios españoles entre ellos Efe.

Colinas, que este año cumple medio siglo desde que inició su andadura literaria, no concibe su vida sin poesía.

“Creo que modestamente he llegado a ser lo que quería ser, un escritor y que la poesía no sea un género literario más, sino sinónimo de mi vida y de mis intereses vitales”, afirma.

Y aunque publicó su primer libro en 1969, “Poemas de la tierra y de la sangre”, y de ahí que se cumplan cincuenta años de trabajo literario, confiesa que “mi primer poema lo escribí en Córdoba a los 16 años”.

“Para mi, crear, escribir y vivir van unidos de tal manera que la poesía se convierte entre otras cosas en una vía de conocimiento, en una forma para conocer la realidad, conocernos nosotros, a los demás”, señala el poeta.

La concesión de este premio marca de nuevo la estrecha relación que tiene con Italia, ya que tiene lugar apenas tres meses después de ser galardonado con el premio LericiPea “a su carrera”.

“Italia es un poco mi segunda patria, a ella he dedicado una buena parte de mi trabajo desde mis orígenes”.

En 2005 recibió el Premio Nacional de Traducción por la traducción de la obra completa del Nobel italiano Salvatore Quasimodo, también ha traducido a Dante, y en Italia ha compuesto poemas intensos como “Sepulcro en Tarquinia” (1976), “el más conocido y amado por el público de mis libros”.

También es el biógrafo y traductor de Giacomo Leopardi, el poeta romántico italiano.

Dice que en ese amor por Italia hay dos momentos clave: “yo me ‘formé’ en la biblioteca de mi ciudad natal, La Bañeza y siendo todavía un adolescente vi el libro Cantos de Giacomo Leopardi, y lei los poemas puros, la emoción, y esto quedó fijado en mi cabeza”.

Y el segundo, “cuando vivía en Italia en los años 70 y compré mi primer libro en italiano, Cantos de Laopardi. Esa noche, en una residencia universitaria, empecé a traducir como un juego”.

El Premio Dante Alighieri, que este año cumple su IX edición, fue instituido “con el fin de dar relieve al poeta o literato cuya producción haya destacado por su valor cultural y por su importancia en la reflexión sobre la actualidad en el panorama internacional de la poesía y de la literatura contemporáneas, aportando una significativa contribución al arte, entendido este como lugar para la búsqueda del destino”, según el centro Laurentum.

En anteriores ediciones, el premio ha sido concedido a autores como la rusa Olga Sedakova, el italiano Umberto Piersanti, la siria Maram Al Masri o la griega Ersi Sotiropoulos.

Colinas es autor de una ininterrumpida producción poética, pero también novela y ensayo, y ha recibido, entre otros galardones, el Premio Nacional de Literatura en 1982, y más recientemente, en 2016, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

Los escritores trabajamos con lo malo. Somos recicladores de basura: Javier Cercas desde la FILG

lunes, diciembre 2nd, 2019

“Los novelistas aprovechan la basura para inspirar sus obras y los periodistas la cuentan. Pero todos trabajamos con la discordia”, aseguró el autor en entrevista durante la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

El proceso independentista catalán influyó decisivamente al escritor español Javier Cercas en la elaboración de Terra Alta, novela ganadora del Premio Planeta 2019 en octubre.

Por Eduard Ribas i Admetlla

Guadalajara, México, 2 de diciembre (EFE).- El punto álgido del proceso independentista catalán pilló a Javier Cercas escribiendo Terra Alta, algo que influyó decisivamente en la elaboración de la novela ganadora del Premio Planeta 2019 ya que, según el autor, los novelistas aprovechan “la basura” para inspirar sus obras.

“Los escritores trabajamos con lo malo, no con lo bueno. Lo bueno para nosotros es lo malo. Nosotros somos recicladores de basura”, expresó sin pelos en la lengua el escritor español en entrevista con Efe en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, en el oeste de México.

E interpelando a este periodista añadió: “Vosotros trabajáis con la basura como nosotros. Nosotros somos recicladores de basura y vosotros contáis la basura. Pero todos necesitamos la basura. Trabajamos con la discordia”.

La nula simpatía de Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) hacia el independentismo catalán es algo de sobras conocido, pero ello no significa que no quedara profundamente mercado por el otoño de 2017, a raíz del referéndum secesionista ilegal y la fallida proclamación unilateral de independencia.

“Esos dos meses fueron terribles para mí y para todo el mundo. Nunca creí que iba a vivir cosas así, que iba a ver cómo una de las sociedades más prósperas del mundo se partía por la mitad”, expresó Cercas, quien parafraseó al historiador Josep Fontana al definir esa época como una “situación prebélica”.

No obstante, el escritor matizó sus palabras con una pincelada de optimismo y de humor. Y es que gracias a esos hechos logró el propósito principal en su nueva novela: el de reinventar su estilo para no convertirse en un “imitador” de sí mismo.

“Necesitaba renovarme y eso me ayudó (…) Entonces eso me vino de perlas; tendré que dar las gracias a los que montaron esto”, subrayó con sorna sobre el proceso independentista.

El resultado fue Terra Alta (2019), una obra galardonada en octubre con el Premio Planeta y protagonizada por Melchor Marín, un policía de Barcelona y ex delincuente convicto que se enfrenta a la resolución de un triple asesinato en la comarca catalana de la Terra Alta.

Es su novela que contiene más “furia, dolor y odio”, porque son los sentimientos que vivió en 2017 y que lo llevaron a concluir con ironía: “Suerte que escribo, porque si no sería un tipo peligroso”, expresó.

“En los libros decimos cosas más sinceras, más íntimas. Están nuestras tripas, nuestro verdadero yo. El de aquí es un farsante, contestando preguntas, pero el verdadero yo es el del libro”, subrayó en la entrevista.

EL ESCRITOR DE LAS MÚLTIPLES PATRIAS

En la novela, Cercas juega con el contraste de un urbanita Melchor que llega a la solitaria Terra Alta, donde no puede dormir porque extraña el ruido de Barcelona, pero acaba convirtiendo esta comarca en su patria, su lugar en el mundo.

“Tenemos que limpiar de mierda esa palabra ‘patria’ y poner otra en su lugar, o limpiarla y darle un sentido nuevo”, dijo el escritor, quien apuesta por recuperar el significado cervantino: “Algo sentimental y personal íntimo donde está tu familia, tus seres queridos y te sientes bien”.

El autor de “Soldados de Salamina” reivindicó que siente su patria tanto en el pueblo extremeño en el que nació como en Barcelona o en la comarca de l’Empordà, donde pasa largas temporadas, y muchos otros lugares.

“Fui solamente una vez a Tijuana y me sentí en casa instantáneamente. No sé, a lo mejor es porque había tantas putas, tantos narcos y tantos delincuentes que allí pensé ‘este es mi sitio'”, expresó antes de soltar una carcajada.

“EN LA VIOLENCIA HAY JÚBILO”

El segundo capítulo de la novela comienza narrando: “Se llamaba Melchor porque la primera vez que su madre lo vio, recién salido de su vientre y chorreando sangre, exclamó entre sollozos de júbilo que parecía un rey mago. Su madre se llamaba Rosario y era puta”.

Según Cercas, este fragmento resume a la perfección la novela dado que “hay sangre, sollozos, putas, o sea sexo, violencia, lágrimas de dolor y también hay júbilo”, es decir, “allí está todo el libro”.

Ese júbilo en medio de tanta violencia es un denominador común en la novela, pues el protagonista siente cierta excitación al hallar los cadáveres minuciosamente torturados en una finca del pueblo.

“En la violencia hay júbilo. Es terrorífico. ¿No?”, expresó Cercas.

“A lo mejor sin sangre y dolor no hay júbilo porque la vida es así, está lo mejor y lo peor. Lo que hacemos los escritores no es escribir cosas edificantes para el bienestar de la humanidad, es escribir la verdad con toda la dureza”, profundizó el autor, quien sentenció que “en un mundo feliz, los escritores no tendrían sentido”.

Javier Cercas, colaborador de El País, se alza con el premio Planeta 2019 por su novela Terra Alta

jueves, octubre 17th, 2019

El primer premio, otorgado este martes a Cercas, está dotado con 601 mil euros. El segundo premio, dirigido para el finalista Manuel Vilas, autor del best-seller de 2018 Ordesa, consiste en 150.250 euros.

Javier Cercas se ha mostrado muy crítico con los políticos nacionalistas en sus columnas de El País, periódico para el que colabora, y en diversas entrevistas.

Por Mónica Zas Marcos

Ciudad de México, 17 de octubre (ElDiario).- Javier Cercas (Cáceres, 1962) se ha alzado con el premio Planeta 2019 con su novela Terra Alta en una gala celebrada la noche del martes en Barcelona. El primer premio está dotado con 601 mil euros para el ganador y el segundo, para el finalista, con 150.250 euros, que en este caso han ido a parar al escritor aragonés Manuel Vilas (Huesca, 1962), conocido por el best-seller de 2018, Ordesa, y su nueva obra Alegría.

En la rueda de prensa previa al fallo, que coincidió con las protestas por la sentencia del procés, el jurado del Planeta presidido por José Creuheras mostró “su máximo respeto a las resoluciones judiciales”. El grupo que encabeza el empresario fue uno de los que trasladaron su domicilio fiscal de Catalunya a Madrid en 2017 tras los disturbios en las calles y la tensión política por el 1-O. Creuheras ha reiterado que “no se dan las condiciones” para devolver la sede a Catalunya.

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El que permaneció en Barcelona fue el gigante Penguin Random House, propietario hasta ahora de la mayor parte de la obra de Cercas y Vilas, lo que da comienzo a una reyerta editorial por dos de los escritores actuales más leídos en español.

Además, Javier Cercas, autor de novelas como Soldados de Salamina, Anatomía de un instante o El impostor, se ha mostrado muy crítico con los políticos nacionalistas en sus columnas de El País, periódico para el que colabora, y en diversas entrevistas.

En un artículo de opinión titulado “La gran traición”, Cercas calificaba con esas palabras las proclamas de los desfiles de la Diada y la postura de los dirigentes que, según él, distinguían a los “buenos catalanes” como aquellos que son “fieles a la patria y votan lo que hay que votar”.

La columna se convirtió el pasado junio en trending topic después de que muchos otros políticos contrarios al independentismo la compartiesen en sus redes sociales, como Albert Rivera o Juan Carlos Girauta. No obstante, Cercas, que vive en Catalunya desde los 4 años después de que sus padres emigrasen desde Extremadura, también se ha manifestado partidario de una Europa federal donde pudiera existir “una ley que dirimiera en qué condiciones una parte del territorio puede escindirse”.

Por su parte, Vilas se ha pronunciado al respecto ante las preguntas de los medios y ha calificado “lo de Cataluña” como una “españolada que no pasa en ningún otro país de Europa”. Aunque también opina que “ser nacionalista es legítimo y es una opción democrática como salida política”.

Por segundo año consecutivo, no ha acudido a la ceremonia nadie en representación de la Generalitat y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha abandonado el Palacio de Congresos tras la cena, según confirman fuentes asistentes a la misma.

En definitiva, ganador y finalista se han impuesto entre un total de 564 obras, 78 menos que el año anterior, y suman otros dos nombres masculinos a una lista de 54 hombres frente a 15 mujeres desde que se fundó el premio en 1952.

¿QUÉ PRESENTARON LOS GANADORES?

Javier Cercas ha dicho en el escenario del Palacio de Congresos que es la primera vez que se presenta a un premio literario. “A mi edad, uno de los peligros que corremos los escritores es el de repetirnos. Convertir en mera fórmula el hallazgo. Terra Alta es un libro especial porque trata de ser radicalmente distinto a los que he escrito hasta ahora y a la vez radicalmente fiel”, ha asegurado.

El autor ha desvelado que su novela galardonada se trata de un thriller policiaco. “En Terra Alta, donde nunca pasa nada, aparecen en una masía salvajemente asesinados los mayores terratenientes de la comarca”. Será ahí donde entre en escena Melchor Marín, “un policía joven, lector voraz, que carga a cuestas un pasado tremendo”.

Cercas ha indicado que, además de suspense, el libro se trata de una reflexión sobre asuntos que a él le interesan, “y que por desgracia están muy de moda, como el valor de la ley y la legitimidad de la venganza”. Terra Alta se convierte en la décima novela del escritor, que hace menos de dos años publicaba El monarca de las sombras con Literatura Random House.

Por su parte, Manuel Vilas presentaba apenas unos minutos antes su libro Alegría. “Es la historia de un hombre que, en la madurez de su vida, se da cuenta de que la alegría es el sentimiento más importante de todos. Más que la felicidad. Y que memoria y alegría son la misma cosa”, ha explicado.

“El núcleo de la novela es la contemplación de los seres queridos a los que este ama. Trata sobre las raíces, los afectos profundos, el misterio del amor y la relación entre padres e hijos. También el protagonista está en constante movimiento entre países, ciudades y hoteles -porque es una novela escrita en hoteles- y muchas habitaciones de hotel, aunque no diré qué ocurre en ellas”, ha bromeado.

Su última, Ordesa (Alfaguara, 2018), ha sido un fenómeno literario en España y en el extranjero, con 14 ediciones en menos de un año y más de cien mil ejemplares vendidos.

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