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Caballero Bonald, crítico, socarrón y poeta muere a los 94 años

domingo, mayo 9th, 2021

Con 90 años explicó en cómo seguía viviendo buena parte del año en la desembocadura del Guadalquivir, frente a Doñana, algo que le reconfortaba porque era como un tónico para fortalecerse frente a lo que ocurría por el mundo, con “todos esos desafueros a cargo de los fanáticos, los sumisos, los gregarios” que no le gustaban.

Por Carmen Naranjo

Madrid, 9 may (EFE).- Crítico y socarrón, el poeta, novelista y ensayista jerezano José Manuel Caballero Bonald, fallecido este domingo a los 94 años, era el penúltimo superviviente de la Generación de los 50, junto con Francisco Brines, ambos Premios Cervantes, un insumiso para el que la poesía era curativa.

Porque siempre defendió la potencia “consoladora” de la poesía frente a los trastornos y desánimos que pueda deparar la historia y así lo aseguró en varias ocasiones a lo largo de su vida, como cuando recibió el Premio Cervantes 2012.

Fue Caballero Bonald uno de los artífices de la gran renovación poética que llevó a cabo la Generación de los 50, aunque a él no le gustaba el encasillamiento porque decía que eran “muletillas que utilizan los historiadores para facilitar los manuales de literatura”.

Aunque sí reconocía que a los integrantes de ese grupo les unía la lucha contra el franquismo y agregaba, socarrón hasta la médula, que estuvieron también unidos por “una tendencia similar al estimable consumo de bebidas alcohólicas”.

Publicó su primer libro, Las adivinaciones, en 1952 y fue galardonado a lo largo de su carrera con la mayor parte de los grandes premios de las letras que hay en España, entre ellos tres veces el Premio de la Crítica.

Crítico con el poder, sostenía que “la duda, la incertidumbre son componentes ineludibles del pensamiento crítico. El que no tiene dudas es que está muerto”.

Un pensamiento crítico del que hizo gala en todos los géneros que escribió: como novelista publicó títulos como Dos días de septiembre (Premio Biblioteca Breve, 1961), Agata, ojo de gato (Premio de la Crítica, 1975), Toda la noche oyeron pasar los pájaros (Premio Ateneo de Sevilla, 1981), “En la casa del padre” (Premio Plaza y Janés, 1988) y Campo de Agramante.

También libros de memorias, y como ensayista y articulista fue autor de títulos como Notas sobre el cante andaluz; Narrativa cubana de la revolución; Luces y sombras del flamenco; Luis Góngora: Poesía; Sevilla en tiempos de Cervantes; Copias al natural o Mar adentro.

Poeta “discontinuo e intermitente”, como él mismo se definía, era en la poesía donde hacía principalmente su “defensa contra las ofensas de la vida” levantando la voz contra la injusticia.

Después del grito de insumisión e inconformismo que fue Manual de infractores, publicado ocho años después de Diario de Argónida, hizo gala de ese mismo espíritu en La noche no tiene paredes (2009), donde se sumergía en “el abismo de la memoria” y reivindicaba la necesidad de dudar porque “el que no tiene dudas, el que está seguro de todo, es lo más parecido que hay a un imbécil”.

Y después vino lo que quizá fue su aventura más arriesgada, Entreguerras, publicado a principios de 2012, un largo poema autobiográfico, de casi tres mil versículos, sin rima ni metro prefijados y sin signos de puntuación, salvo exclamaciones e interrogaciones.

Para lo que fue uno de sus últimos libros, el ensayo Examen de ingenios, publicado en 2017, un centenar de retratos literarios de escritores y artistas que ha conocido a lo largo de su vida, Caballero Bonald reconoció haber utilizado mucha ironía, que a veces derivaba hacia la sátira, incluso a la mordacidad.

Su legado espera en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, cuyo contenido no se desvelará hasta el 11 de noviembre de 2051, en el 125 aniversario de su nacimiento.

“Me conmueve que dentro de 40 años alguien abra esta caja, rompa el sobre y recuerde que yo fui un escritor del siglo XX, que se asomó al XXI, que llegó al arrabal de la senectud y que escribió algo que mereció la pena ser custodiado”, dijo entonces este caballero de las letras, eterno insumiso.

El “intimista” poeta y académico español Francisco Brines es galardonado con el Premio Cervantes 2020

lunes, noviembre 16th, 2020

El nombre del galardonado ha sido anunciado esta tarde por el Ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, tras la deliberación del jurado, algunos de cuyos miembros han tenido que participar telemáticamente por la pandemia del coronavirus.

Madrid, 16 nov (EFE).- El “intimista” poeta y académico español Francisco Brines (Oliva, Valencia, 1932), uno de los pocos supervivientes de la Generación de los 50, ha sido galardonado este lunes con el Premio Cervantes 2020, el máximo reconocimiento de las letras en español.

Una noticia que ha recibido Brines contento de que “su poesía, la que ha hecho desde siempre, haya llegado a su destino” y que aunque es un reconocimiento que “no esperaba” lo recibe “con mucha emoción”.

Brines, cuyo estado de salud es muy delicado, ha dicho a Efe desde su casa en Oliva, localidad al este de España, que en la primera persona en la que ha pensado tras recibir la llamada del Ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, ha sido en su madre y en cómo reaccionaría ante el premio, ya que cuando le dijo que quería ser poeta “pensó en qué rumbos cogería” su hijo y hacia donde le llevaría.

El nombre del galardonado ha sido anunciado esta tarde por el Ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, tras la deliberación del jurado, algunos de cuyos miembros han tenido que participar telemáticamente por la pandemia del coronavirus.

Un jurado que ha decidido por mayoría otorgar el galardón, dotado con 125.000 euros, a este autor, cuya obra poética “va de lo carnal y lo puramente humano a lo metafísico, lo espiritual, hacia una aspiración de belleza e inmortalidad”.

El Ministro de Cultura y Deporte de España, José Manuel Rodríguez Uribes. Foto: Chema Moya, EFE

“Es el poeta intimista de la generación del 50 que más ha ahondado en la experiencia del ser humano individual frente a la memoria, el paso del tiempo y la exaltación”, ha destacado el jurado.

Para el poeta valenciano, que en 2019 recibió la Alta Distinción de la Generalitat valenciana, la poesía debe servir además en un momento tan difícil como el actual, ante la crisis generada por la pandemia de la covid-19, de “un refugio” porque tiene el poder de “sanar” el alma, según ha señalado a Efe.

Conocido por su defensa de la poesía como ejercicio de tolerancia, Brines es académico de la Real Academia Española (RAE), y ha recibido a lo largo de su vida numerosos galardones, como el Nacional de las Letras Españolas 1999, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2010, el Adonais (1959), el de la Crítica (1966), el Nacional de Poesía (1987), y el de las Letras (1999) al conjunto de su obra.

Su poesía se caracteriza por el tono melancólico de sus versos. Oscila entre la glosa de su tierra natal y el cuidado de la belleza de sus versos. El tema capital de su producción es el paso del tiempo, la decadencia de todo lo vivo, la degradada condición del ser humano sometido a sus limitaciones.

Es compañero generacional de otros ilustres escritores que se opusieron -en verso o en prosa- al régimen franquista, como José Ángel Valente, Claudio Rodríguez, Ángel González, Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, José Agustín Goytisolo, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute o Rafael Sánchez Ferlosio.

Anuncio del fallo del premio de Literatura. Foto: Chema Moya, EFE

El Ministro de Cultura, que ha leído en la rueda de prensa un fragmento el poema del premiado “El otoño de las rosas”, se ha mostrado muy orgulloso de que haya sido galardonado un gran poeta español, un escritor de una “una importancia enorme que debe ser reconocida”.

Ha sido una decisión “sabia y justa”, ha señalado el ministro, que ha recordado que en numerosas ocasiones no se ha cumplido la regla no escrita que reparte el premio entre España y Latinoamérica, como ha sido en esta ocasión, después de que en la pasada edición recayera en el poeta catalán Joan Margarit.

Respecto a este último, ha indicado que cuando las condiciones lo permitan se celebrará en la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) la ceremonia de entrega del Premio Cervantes 2019, que no pudo recibir debido a la pandemia del coronavirus.

Desde su creación, el premio se falla a finales de año y se entrega el 23 de abril, día del fallecimiento de Miguel de Cervantes, en una ceremonia en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, que preside el rey de España.

Este año, sin embargo, no pudo celebrarse debido a la pandemia, y los actos de homenaje a Joan Margarit fueron también el 23 de abril, pero en internet.

Cuando las condiciones lo permitan habría entonces dos ceremonias, la de Margarit y la de Francisco Brines “porque son dos premios diferentes y ambos merecen un reconocimiento individualizado”, ha dicho Rodríguez Uribes.

Margarit ha formado parte del jurado que ha concedido el premio a Brines, junto a la galardonada en 2018, la poeta uruguaya Ida Vitale. Además, ha participado otro Premio Cervantes, el escritor español Eduardo Mendoza, a propuesta de la Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura de España, mientras que lo ha presidido el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado.

La noticia del máximo galardón de las letras españolas a Brines ha sido celebrada por el presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, que ha recordado ha dejado una enseñanza clara: “Somos un paréntesis entre dos nadas”.

Por su parte, el director de Instituto Cervantes, Luis García Montero, ha calificado a Francisco Brines como un poeta “excelente, un gran maestro para mi generación” y ha dicho en declaraciones a Efe que es “uno de los grandes poetas de la lengua española” desde la publicación hace ahora 60 años de “Las brasas”.

El poeta Antonio Colinas ha indicado también que Brines es un “referente”, el poeta “de la luz y la claridad”, con voz propia.

El escritor Juan Marsé, figura clave de la literatura moderna en España, muere a los 87 años

domingo, julio 19th, 2020

Marsé perteneció a la llamada “generación de los 50”, corriente que abarca a otros autores españoles como Juan Goytisolo, Gil de Biedma, Vázquez Montalbán, o Eduardo Mendoza.

Obtuvo el Premio Cervantes, el mayor galardón de las letras españolas, en 2008, entre otros muchos reconocimientos como el Planeta o el Nacional de Narrativa.

Barcelona, España, 19 de julio (EFE).- El escritor, guionista de cine y periodista Juan Marsé, figura clave de la literatura de las últimas décadas en España, falleció este domingo en Barcelona a los 87 años, informó la agencia literaria Balcells.

Con él desaparece uno de los máximos retratistas literarios de la Barcelona de posguerra, desde el realismo social y la ironía.

Marsé (Barcelona, 1933) perteneció a la llamada generación de los cincuenta, corriente que abarca a otros escritores españoles como Juan Goytisolo, Gil de Biedma, Vázquez Montalbán, o Eduardo Mendoza.

A lo largo de su trayectoria literaria obtuvo el Premio Cervantes, el mayor galardón de las letras españolas, en 2008, entre otros muchos como el Planeta o el Nacional de Narrativa.

Su verdadero nombre fue Juan Faneca. Al morir su madre en el parto, lo adoptó un familia de payeses (agricultores) establecidos en el barrio barcelonés de Gracia y a ella debe el apellido que le ha convertido en uno de los autores más reconocidos en la escena literaria española.

A los 13 años abandonó los estudios para trabajar en una joyería y muy joven hace sus primeras incursiones en el mundo literario, en concreto con cuentos y relatos. En 1958 gana el Premio Sésamo de Cuentas con Nada para morir.

La dedicación exclusiva a la literatura tardaría aún. En 1960 se fue a París para trabajar como profesor de español, traductor de películas, guionista y como ayudante de laboratorio en el Departamento de Bioquímica del Instituto Pasteur, donde conoció al biólogo Nobel Jacques-Lucien Monod, de ideología comunista y cuyo ejemplo siguió, afiliándose en Francia.

Militó en dicho partido durante cuatro años. Según declaró: “Me hice del Partido Comunista de España en París no por Monod, sino porque era el único que hacía algo contra (el dictador Francisco Franco). Luego me separé por una cuestión de intransigencia”.

Sería en 1965, gracias a la obra Últimas tardes con Teresa, cuando Marsé acabó consagrandose.

En los setenta editó La oscura historia de la prima Montse (1970) y Si te dicen que caí (1973), un relato a modo de crónica de la Barcelona de posguerra que recibió el Premio Internacional de Novela de México, no publicada en España hasta 1976 por la censura franquista y adaptada al cine por el director Vicente Aranda en 1989.

El amante bilingüe, El embrujo de Shangai o Rabos de lagartija, publicada en 2000, ganadora de los Premios Nacional de Narrativa y el de la Crítica, lo convierten en uno de los novelistas españoles más importantes.

Su relación con el cine fue intensa, y no sólo por haber colaborado en varios guiones, sino porque muchas de sus novelas fueron adaptadas a la gran pantalla.

También trabajó de periodista, en la revista Art-Cinema, como redactor jefe de Bocaccio y Por favor.