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EPISTOLARIO | “Sentir para ser tú mismo”, consejo del poeta E. E. Cummings a los estudiantes

sábado, mayo 16th, 2020

Edward Estlin Cummings fue un poeta, pintor y dramaturgo. Su obra abarca aproximadamente 2 mil 900 textos, entre poemas, novelas autobiográficas, obras y varios ensayos, así como obra gráfica. Esta es su respuesta a una carta de un editor de secundaria, publicada en Ottawa Hills, Michigan, en el High School Spectator, el 26 de octubre de 1955.

Ciudad de México, 16 de mayo (BarbasPoéticas).- Edward Estlin Cummings (1894, Cambridge, Massachusetts), conocido como E. E. Cummings, fue un poeta, pintor, ensayista y dramaturgo. Su obra abarca aproximadamente 2 mil 900 textos, entre poemas, novelas autobiográficas, obras y varios ensayos, así como dibujos y pinturas.

Además, en la I Guerra Mundial fue conductor de ambulancias en Francia y durante tres meses estuvo detenido en un campo de concentración militar por una acusación falsa, experiencia que más tarde utilizaría en su libro autobiográfico La habitación enorme (1922).

La poesía de Cummings trata sobre temas de amor y de la naturaleza, así como la relación del individuo con el mundo. Su obra está influenciada por el dadaísmo y el surrealismo, debido a sus visitas a París. A continuación te presentamos su respuesta a una carta de un editor de secundaria, publicada en Ottawa Hills, Michigan, en el High School Spectator, el 26 de octubre de 1955.

«Un poeta es alguien que siente y que expresa sus sentimientos a través de la palabra. Esto puede sonar sencillo. No lo es. Mucha gente piensa o cree o sabe lo que siente —pero eso es pensar, creer o saber, no sentir. Y la poesía tiene que ver con sentir, no con saber, creer o pensar.

Casi todos pueden aprender a pensar o creer o saber, pero a ningún ser humano se le puede enseñar a sentir ¿Por qué? Porque cada vez que piensas o crees o sabes, estás siendo como mucha gente pero en el momento en que sientes no puedes ser alguien más que tú mismo.

Para ser “nadie más que tú mismo” en un mundo que se esfuerza cada día y cada noche porque seas igual que todo el mundo hay que pelear la batalla más dura que cualquier humano puede pelear y no dejar de hacerlo nunca.

Y expresar ese “nadie más que tú mismo” en palabras significa trabajar un poco más duro de lo que alguien que no es poeta no puede imaginar ¿Por qué? Porque nada es más sencillo que usar las palabras como lo hace alguien más. Todos lo hacemos casi todo el tiempo y cada vez que lo hacemos no estamos siendo poetas.

Si, al final de tus primeros 10 o 15 años de pelear y trabajar duro y sentir te das cuenta que has escrito una línea de un poema, serás muy afortunado.

Así que mi consejo para todos los jóvenes que quieren ser poetas es: Haz algo sencillo, como aprender a hacer estallar el mundo, a menos de que no estés dispuesto ni orgulloso de sentir y trabajar y luchar hasta que mueras.

¿Suena esto depresivo? No lo es.

Es la vida más hermosa que puede haber sobre la tierra.

O así lo siento».

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE BARBAS POÉTICAS. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

EPISTOLARIO | El día en que Jack Kerouac le escribió a Marlon Brando para producir En el camino

sábado, febrero 29th, 2020

Cuando la novela más representativa del autor beat fue publicada en 1957, estudios de cine como Warner Brothers y Paramount, buscaron apropiarse de los derechos del libro, pero Kerouac tenía sus propios planes: que Marlon Brando, quien estaba en la cima de su fama, adaptara e interpretara la película. El actor nunca respondió.

Esta carta fue encontrada tras la muerte de Brando, en julio de 2004, cuando personal de la casa de subastas Christie’s acudió al domicilio del actor para seleccionar las pertenencias que serían vendidas. La carta terminó costando 33,600 de dólares.

Traducción y adaptación por Odeen Rocha

Ciudad de México, 29 de febrero (BarbasPoéticas).- Es justo decir que a la mayoría de los escritores les gustaría una película basada en sus libros (para alcanzar una mayor audiencia y asegurar su fama y la inmortalidad en celuloide). Para eso, algunos escritores sueñan con los actores que podrían representar a los personajes que han creado. Aunque, por supuesto, esto rara vez ocurre, ya que la influencia de la taquilla siempre supera la sensibilidad artística cuando se trata del reparto.

En septiembre de 1957, la novela En el camino, de Jack Kerouac fue publicada obteniendo muy buenas críticas. Algunos estudios de cine quisieron apropiarse de los derechos del libro. Warner Brothers expresó su interés al igual que Paramount, pero Kerouac tenía sus propios planes.

El autor beat quería que Marlon Brando hiciera una película basada en En el camino. Pensó que la actuación de Brando sería perfecta para interpretar el papel de Dean Moriarty. Kerouac era los suficientemente ambicioso para pensar en sí mismo para el papel de su alter ego y compañero de Moriarty, Sal Paradise.

Brando estaba en la cima de su fama. Fue considerado el mejor actor de su generación y había sido nominado cinco veces para un Premio de la Academia, ganando uno por su actuación en On the Waterfront en 1954. Era una gran pregunta, pero Kerouac tenía esperanzas:

«Querido Marlon,

Rezo para que compres EN EL CAMINO y lo conviertas en una película. No te preocupes por la estructura. Sé que comprimir y re adaptar la trama un poco es perfectamente aceptable para la manera de hacer una película: puedes hacerla como un viaje que incluya todos los viajes de costa a costa del libro; un solo gran viaje desde Nueva York a Denver a San Francisco a México a Nuevo Orleans y de vuelta a Nueva York. Ya puedo imaginar las maravillosas tomas que podrían realizarse desde el asiento del automóvil, mostrando el camino (día y noche) desenrollarse por el parabrisas mientras Sal y Dean se relajan.

Quiero que tú hagas el papel porque Dean (como sabes), no solo es un atontado fanático de los autos, sino un irlandés verdaderamente inteligente (de hecho, Jesuita). Tú interpretas a Dean y yo hago a Sal (Warner Bros. dijo que yo haría a Sal) y te mostraré cómo es Dean en la vida real, no hay manera de que lo magines sin ver una imitación genuina.

De hecho, podemos visitarlo en Frisco o hacerlo venir a L.A., aún es un grueso frenético, pero actualmente se estableció con su última y definitiva esposa recitando un Padre Nuestro con sus pequeños hijos cada noche… como lo verás cuando leas la obra GENERACÓN BEAT.

Todo lo que pretendo de esto es lograr establecerme a mí y a mi madre un ingreso de por vida, para así poder tomar mis cosas y andar y vagar por todo el mundo y escribir todo lo que me venga a la cabeza y ser libre para alimentar a mis amigos cuando estén hambrientos y no preocuparme por mi madre.

Por cierto, mi próxima novela es LOS SUBTRRÁNEOS que sale en Nueva York en marzo próximo y es acerca de un romance entre un tipo blanco y una chica de color y es una historia muy moderna. Algunos de sus personajes los puedes ver fácilmente en el Vilage (Stanley Gould, etc.) y puede ser adaptado a un guion mucho más fácil que EN EL CAMINO.

Lo que quiero hacer es reinventar el teatro y el cine de América, darle un ritmo espontáneo, hacer a un lado las pre concepciones de “situación” y dejar a las personas delirar tal y como lo hacen en la vida real. Esa es la jugada: ningún argumento en particular, ningún “significado” en particular, sólo la forma en que la gente es. Todo lo que escribo lo escribo en el espíritu desde donde me imagino a mí mismo como un Ángel de regreso en la tierra y que lo observa todo con ojos tristes tal y como es.

Sé que compartes estas ideas, y por cierto, el último show de Frank Sinatra está basado también en lo “espontáneo”, que es la única manera de ser en este mundo, ya sea en los negocios o en la vida. Las películas francesas de los 30 son aún superiores por mucho a las nuestras porque los franceses realmente dejan a sus actores ser ellos mismos y los escritores no son quisquillosos acerca de algunas nociones preconcebidas acerca de qué tan inteligente es la audiencia, ellos hablan sinceramente de alma a alma y todo el mundo entiende a la primera. Finalmente, cuando sea rico, quiero hacer grandiosas películas francesas en América… El teatro y cine americanos son un gran dinosaurio inmaduro pasado de moda contra el ritmo de la mejor literatura americana.

Si de verdad quieres empezar con esto, haz los arreglos para verme en Nueva York la próxima vez que vayas, o si vas a Florida, aquí estaré pero lo que deberíamos hacer es ponernos en camino y comenzar algo de verdad grandioso. Estoy aburrido hoy en día y estoy buscando algo que hacer en este mundo, de todos modos: escribir novelas se está volviendo demasiado fácil, lo mismo con las obras de teatro, escribí la obra en 24 horas.

¡Anda, ahora, Marlon, levanta esos dedos y escribe!

Sinceramente, se despide, Jack Kerouac».

Esta carta fue encontrada hasta después de la muerte de Brando, en julio de 2004. Helen Hall fue encomendada por la casa de subastas Christie’s para ir a la casa del actor en Mulholland Drive en Los Ángeles para seleccionar las pertenencias del actor a ser subastadas por sus herederos.

Hall pasó unos diez días en casa de Brando buscando entre sus efectos personales “con un cuidado excepcional”. Lo más valioso que había encontrado fue la copia con notas de Brando del guion de El Padrino, escondida junto con otros objetos de diversas películas en un bunker del jardín. Ella pensó que eso sería lo mejor que podría encontrar. El décimo día, ella y su equipo buscaron en el último lugar de la lista: la oficina de Brando. A lo largo de una pared había un grupo de anaqueles. “Comenzamos a sacar los cajones, encontrando ahí viejos documentos de seguros, recibos por trabajos realizados en su piscina, ese tipo de cosas. El pesar crecía en mi corazón mientras examinábamos más de lo mismo”.

Hal continúa recordando:

«Y luego, dentro de otro archivo de correspondencia poco emocionante, había un sobre que parecía ser mucho más antiguo que todo lo demás. Lo saqué, sin emocionarme demasiado, pero ahí estaba, una carta mecanografiada, firmada en la parte inferior con gruesa tinta azul, “Jack Kerouac”. Casi me desmayo. Cuando leí la carta, se hizo evidente que debía ser al menos de finales de los años cincuenta.

¡La carta era una joya!

Encontré una carta única entre dos de los íconos más importantes e influyentes del siglo XX. La carta terminó costando $33,600 en aquella subasta, pero mi recuerdo de encontrarla en ese caluroso día de California no tiene precio.

Brando nunca respondió a la carta de Kerouac, pero debe haber pensado lo suficiente en él como para mantenerla archivada entre sus documentos personales. Kerouac también le envió a Brando una copia de su obra The Beat Generation, que el actor también (tristemente) ignoró».

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EPISTOLARIO | “A la mierda todo. Principalmente los poetas”, anotó Marco Fonz, un año antes de suicidarse

sábado, febrero 8th, 2020

El poeta mexicano fue hallado ahorcado en una vivienda de Viña del Mar, Chile (país que visitaba para un evento literario), el 25 de enero de 2014, cuando tenía 48 años de edad.

“Al final estoy tan solo como un verso”, escribió el autor antes de quitarse la vida. A continuación, te presentamos una carta que escribió Fonz pocos meses antes de su muerte.

Ciudad de México, 8 de febrero (BarbasPoéticas).- El 25 de enero de 2014, el poeta mexicano Marco Fonz, de 48 años de edad, fue hallado ahorcado en un domicilio que ocupó durante un mes en Viña del Mar, Chile, país donde se celebraba un evento literario al que estaba invitado. Sus restos fueron cremados y trasladados a México, donde amigos y familiares realizaron la lectura de su obra.

De acuerdo con medios chilenos, el autor dejó dos canciones como despedida y una frase: “Al final estoy tan solo como un verso”, escribió en su página de Facebook.

Quedaron también cuatro libros inéditos de Fonz: El ojo vacío de Doru Buzescu, Las presencias apócrifas, Viaje a Sirenas Border y Novela dibujada. También publicó ¿No te sientes extraño en este mundo?, El rezo del mestizo y Cantos siniestros a Chiapas.

A continuación te presentamos uno de los últimos mensajes que escribió Fonz, pocos meses antes de quitarse la vida:

Carta desde el Mesías Salvaje
a los mundos escriturales,
a los estudiantes de letras
y a los poetas astrales:

Dedicado a todos aquellos farsantes 
que se dicen vivir en la bohemia 
sin haber leído nunca 

—Scènes de la vie de bohème 
de Henri Murger

«A la MIERDA con TODO”: podría ser un buen principio de epístola con pistola desenfundada y escupiendo una bala expansiva que pueda destrozar todo aquello con brillo falso: ¿A quién creen que están engañando? Por principio se engañan a sí mismos, dictando “grandes” charlas sobre “grandes, grandes, grandes” (exceso) poetas: Homenajes que rozan lo ridículo para abarrotar pequeños lugares que rayan apenas y con penas el mapa mundial de la literatura local. Nadie está leyendo bien a nadie. Todos parecen tener prisa de SER los “grandes” poetas, o los “grandes” conferencistas y se olvidan de lo más importante: LEER; ya no pidamos comprensión de lo leído o textos sesudos sobre la técnica literaria, la poética, la estética o lo semiótico o semántico de los poemas leídos: simplemente abrir la visión de un diálogo básico con la multiplicidad inherente a la lectura de una obra, en tanto construcción del trabajo escritural a lo largo de la vida de un escritor dedicada a ello.

Es clave una pregunta para entender el planteamiento anterior: desde hace un año más o menos, he conocido diletantes como hongos que aseguran -y se aseguran reafirmándose con la boca llena de una bofa burguesía- que ellos son POETAS y escritores… En el total descaro de la afirmación, eso es no tener vergüenza ni saber lo que están diciendo. Si es verdad que se pueden considerar escritores, será únicamente por el simple y llano acto de escribir, pero esto no significa que lo que ahí escriban tenga algún valor literario o poético. Y créanme que la mayoría no lo tiene.

La pregunta es sencilla: ¿Qué tanto del poeta que dices amar, leer, conocer, respetar y llenarte la absurda boca de su nombre, conoces? Esta reflexión surge a partir de algo que he escuchado y sufrido en carne propia recientemente: resulta que toda la obra de Neruda, según estos imbéciles “cultos”, puede reducirse a un sólo libro, el más elemental, por supuesto, y en el peor de los casos a un sólo poema, el más sobado por todos y ya ridiculizado hasta el cansancio. Por si fuera poco, estos pequeños cerebros con patas hacen o quieren hacer creer que por mencionar el nombre de Pablo Neruda, ellos ya son o pertenecen a las mismas alturas del poetita chileno.

¿Por qué no nos dejamos de pendejadas de una vez? Y si en verdad aman tanto a la poesía, dejen de escribir sus versos, no sólo los más tristes, sino todos, por favor. Es una lástima que en estos tiempos se haya montado al carro de la poesía tanto mal poeta pueblerino junto con una bandada de poetas burrócratas y drogados a lo puro pendejo -aquellos mal poetitas de mierda como dice por ahí un buen verso- que se alcoholicen como brutos y como brutos digan que son los más grandes poetas de nuestros países sufridos latinoamericanos. No mamen.

¿Para qué tanta universidad en donde imparten la carrera de LITERATURA, a la que acuden estudiantes con confusiones mentales que nada saben y no saben a qué van con sus pobres vidas y sus ridículas almas a la escuela? Y como les aplauden todo, los hacen creer desde jovencitos que son los Grandes poetas o los Grandes narradores.

¿Quién sale beneficiado con esta farsa? La poesía o la literatura por supuesto que no, porque ni siquiera son para comprar libros, cosas u objetos muy caros en nuestros países tercermundistas. Ni siquiera este tipo de estudiantes compra libros: en los encuentros de “poetas” los poetas no compran libros; nadie se lee en este falso escenario de malas vibras y peores sentimientos o emociones. Se llenan la boca de AMOR, pero son sus genitales primitivos los que los hacen salir de sus miserables existencias colgándose un letrero que no les pertenece ni han ganado.

Como dije en otro texto, el 80% de la poesía escrita en Latinoamérica es una verdadera porquería. Y en algún momento, nuestra tarea es que no sea o que no siga sucediendo de esta forma. Pobres estudiantes de Letras: inevitablemente se convierten en maestritos amaestrados para que bailen al son de las autoridades universitarias, la mayoría ciegas con maestrías y doctorados, cuyos sentidos se encuentran bloqueados por su limitada ciudad y su pensamiento lleno de miedos. ¿Hasta cuándo despertarán? Eso seguirá siendo un gran gran gran misterio.

Parece también que después de tantos años, los pobres estudiantes de literatura no conocen otros adjetivos para referirse a un autor: “grande, muy grande, importante, fundamental, fundacional, único, joven…” y así hasta que se les vuelve a acabar el carrete y vuelven a repetir lo ya repetido desde hace más de cincuenta años en otras universidades de todo el mundo. Tesis que a nadie le sirven se acumulan como testigos sordos y mudos y ciegos y sin tacto ni aroma vital: ahí están hasta que los pobres estudiantes de literatura aplaudan como monos sus propios intereses para salir corriendo y terminar con la aburrida y burocrática universidad.

¿Por qué las carreras de literatura y letras asesinan a la literatura, las letras y la creatividad? ¿Por qué se han vuelto enemigos de la imaginación? ¿A quién beneficia tanto atraso en estas carreras? Es una lástima que en nombre de la poesía o de la literatura se asesina el espíritu de tantos jóvenes.

“A la Mierda con Todo” podría ser la mitad del cuento chino que nos han hecho creer sobre la poesía. Premios mal dados, premios vendidos, premios ridículos en donde el poeta se sube al carro de Apolo y se siente dorado cuando en realidad está más cagado que su poesía. Poemas rápidos con el único objetivo de ganar su pinche premiecito y sentirse por una hora EL reconocido del país.

No existe mayor error en la construcción de un libro de poemas que mandarlo a concursar por unas cuantas monedas que al poeta cabrón le servirán para enamorar a quien sea y creerse el más machito del pueblo y seguir con su estúpida vida: una estupidez cerrada con sus amiguitos que por supuesto se gastarán el pobre premio en algunas cervezas y algunas drogas y a sentirse el poeta maldito de la aldea.

Puro engaño de la más pura fuga existencial y de la peor feria de pueblo. A esa sombra reducida vomitando por las calles y escupiendo vergas les llaman POETAS. No mamen. ¿Cuándo han hecho una verdadera construcción de una propuesta estética, que realmente hable por sus sentidos y emociones alterados? ¿Cuándo han alterado un verso de tal manera que puedan continuar llamando a lo que escriben “poema”?

El orinarse en la poesía, el cagarse en los poetas oficiales, el vomitar y consumir ácidos no es escribir poemas. Por el amor de las chingaderas. El error es algo que brilla y late como el corazón del acierto. Pero lo que ahora se está presentando como poeta o como estudiante de letras o de literatura, es en verdad una gran mamada ontológica. Que se los crea quien tiene intereses sobre ellos y sus colegiaturas y que se los crea quien no tiene nada de creatividad ni imaginación y sólo tiene una tesis que por la sal del viento y lo exuberante de la selva se quedará sin que a nadie le sirva para nada.

Y tenemos ahora a los “poetas astrales”: son tan ridículos que se ufanan con tener un club de admiradores en la Patagonia, por el amor de los clavos del aire. ¿A quién chingaos le importa eso y qué importancia tiene eso en un mundo en donde el hambre sigue siendo lo principal y después el sexo? ¿A quién le importa? ¿Podemos ser sinceros por primera vez en nuestras grises vidas y decir: nuestros pueblos son una mierda feliz y sobre ellos nuestras tumbas? Salir de una vez por todas del romanticismo barato y atrasado y dejar claro que los poetas no solucionarán nada, ni compondrán la vida de nadie ni tienen soluciones bajo el brazo.

Los poetas sólo escriben poemas y a veces tienen una buena imagen. Los poetas tan sufridos y perseguidos por los militares… pues que se dediquen a obras sociales; los poetas amarillos como el oro o el paludismo… pues que se dediquen a adorarse; los poetas con cohetes en las patas… pues que se quemen en el viaje; los “jóvenes” poetas, tan de moda en estos días… pues que puedan quitarse toda la mierda de los siglos, las vacas sagradas de homenajes en un salón donde caben 60 personas y dicen con la voz emocionada y trémula que el lugar estuvo lleno… que se extirpen los ojos y que vean con el espíritu su fracaso.

Ya no más engaño, autoengaño: estoy harto de tanto interés en vez de poesía. Poeta, hermano mío, no tengas miedo y ponte a escribir POEMAS, no mierdas llamadas poemas. Explotar será y fue y sigue siendo un proceso de integración con la propia obra. Dejar de aplaudir en manada a poetas “excéntricos” como Leopoldo María Panero, quien sólo quería tocarle las nalgas a las muchachas y muchachos. Dejen de aplaudir como monos envidiosos, rencorosos y adoradores de lo fácil, y si en verdad son poetas, escriban algo que cambie la tierra: a seguir el propio consejo y arrancar mi lengua de trapo.

Por todo lo demás podría decir: Que todo se vaya a la Mierda y principalmente los POETAS».

Marco Fonz
Quito, Ecuador,
Septiembre, 2013

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EPISTOLARIO | “Te extraño como al hogar”: La correspondencia de Allen Ginsberg y Peter Orlovsky

sábado, febrero 1st, 2020

El padrino de la Generación Beat, Allen Ginsberg, y el poeta Peter Orlovsky se conocieron en San Francisco en 1954, y su relación, que atravesó muchas fases y traspasó múltiples desafíos, duró hasta la muerte de Ginsberg en 1997.

“Siento como si fueras el dios al que le rezo […] Estoy bien aquí pero te extraño. La vida parece vacía sin ti […] Ilumíname y piensa en mí”, se lee en la antología de misivas My Dear Boy: Gay Love Letters Through the Centuries (1998).

Traducción y adaptación por Loops Sandoval y Odeen Rocha

Ciudad de México, 1 de febrero (BarbasPoéticas).- El padrino de la Generación BeatAllen Ginsberg, y el poeta Peter Orlovsky se conocieron en San Francisco en 1954 y comenzaron lo que Ginsberg llamó su “matrimonio”: una relación de por vida que atravesó muchas fases, soportó múltiples desafíos, pero finalmente duró hasta la muerte de Ginsberg en 1997.

La correspondencia de los amantes, llena de errores tipográficos, signos de puntuación faltantes y las rarezas gramaticales típicas de la escritura impulsada por estallidos de emoción intensa en lugar de precisión literaria, es absolutamente hermosa.

En la colección de misivas My Dear Boy: Gay Love Letters Through the Centuries (1998) aparece esta carta del 20 de enero de 1958, donde Ginsberg le escribe a Orlovsky desde París para contarle sobre la visita a su colega beatnik y amigo cercano, William S. Burroughs, otro ícono de la literatura:

«Querido Petey:

¡Oh corazón, Oh amor, de pronto todo se ha convertido en oro! ¡No te asustes, no te preocupes, la cosa más maravillosa ha sucedido aquí! No sé empezar por otro lado más que por lo importante. Cuando Bill (William S. Burroughs) vino, yo… nosotros, pensamos que sería el mismo Bill loco, pero algo había pasado con Bill en el tiempo en que no lo habíamos visto… Finalmente anoche Bill y yo nos sentamos cara a cara en la mesa de la cocina, nos miramos a los ojos y hablamos, confesé mis dudas y la miseria — ¡Y frente a mis ojos se convirtió en un ángel!

¿Qué pasó con él en Tangiers en los últimos meses? Parece que dejó de escribir y se sentaba en su cama todas las tardes a pensar y meditar solo y dejó de beber — y finalmente iluminó su conciencia, lenta y repetidamente, cada día, por muchos meses — Se percató del “sensible y benévolo centro de toda la Creación” — aparentemente, a su modo, lo que me ha obsesionado a mí y a ti, una visión enorme del pacífico amor intelectual.

Desperté esta mañana sintiendo la dicha de la libertad y la alegría en mi corazón, Bill está salvado, yo estoy salvado, todos nosotros estamos salvados, todo ha sido muy apasionante desde entonces —Sólo me entristece pensar que tal vez te fuiste preocupado cuando nos dijimos adiós y nos besamos extrañamente — Desearía volver a tener la oportunidad de decirte adiós alegremente y sin las preocupaciones y dudas que tuve en ese polvoso anochecer en el que te fuiste… —Bill ha cambiado su naturaleza, incluso yo me siento muy cambiado, grandes nubes ruedan mientras recuerdo cuando teníamos una buena relación, bueno, nuestra buena relación ha permanecido en mí, conmigo. En vez de perderla, siento algo como lo que había entre nosotros con todos los demás».

Unas semanas después, a principios de febrero, Orlovsky le envió una carta a Ginsberg desde Nueva York, en la que escribe hermosas premoniciones:

«[…] No te preocupes querido Allen, las cosas están yendo bien — Cambiaremos el mundo tal y como lo deseamos — Aún si tenemos que morir — pero Oh, el mundo tiene 25 arcoíris sobre la repisa de mi ventana…»

Tan pronto como recibe la carta el día después de San Valentín, Ginsberg escribe de vuelta, citando a Shakespeare como sólo un poeta enamorado lo haría:

«He estado aquí con poetas locos y miserables así como con los come-mundos e imploraba al cielo palabras amables y tú las escribiste, vinieron tan frescas como la brisa de verano y “cuando pienso en ti querido amigo / todas las pérdidas se recuperan y los sufrimientos terminan” —Es el final de un soneto de Shakespeare que seguía viniendo y viniendo a mi mente. Él también debió haber estado felizmente enamorado. Nunca antes lo había pensado… Escríbeme pronto, cariño. Yo te escribiré un gran poema largo. Siento como si fueras el dios al que le rezo. Con amor, Allen».

En otra carta escrita nueve días después, Ginsberg escribe:

«Estoy bien aquí pero te extraño, extraño tus brazos y tu desnudez y el abrazarnos. La vida parece más vacía sin ti, la calidez del alma no está por aquí».

Hablando sobre otra conversación que había tenido con Burroughs, continúa presagiando el gran salto por la dignidad y la equidad del amor que terminará por verse hasta una mitad de siglo después de que Ginsberg escribiera esto:

«Bill piensa que la nueva generación americana estará en la onda y lentamente cambiará las cosas —leyes y actitudes, tiene fe en ello— por la redención de América que está en busca de su alma… — Tienes que amar a toda la vida, no sólo partes de ella, para llegar a la eterna escena. Eso es lo que he pensado desde que lo hicimos, más y más veo que esto no está sólo entre nosotros, creo que es un sentimiento que puede extenderse a todo. Aunque yo imploro porque la luz del sol nos acaricie estando juntos. Te extraño como al hogar. Ilumíname de vuelta y piensa en mí».

Terminó la carta con un verso:

«Hasta luego señor febrero.
tan delicado como siempre
llevado por la tibia lluvia
amor de tu Allen».

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EPISTOLARIO | “Con mi sucio corazón”: Una carta de Simone de Beauvoir al escritor Nelson Algren, su amante

sábado, enero 25th, 2020

“Me siento desconcertada y avergonzada, pero esta es la única verdad: Te amo tanto como aquél día en que aterricé entre tus brazos decepcionados, es decir, con todo mi ser y mi sucio corazón”, apuntó la filósofa francesa en la misiva, realizada en 1950, en su camino de regreso a París tras visitar a Algren.

En 1947, mientras visitaba Chicago, Beauvoir comenzó una aventura con el autor estadounidense, la cual duró años, aunque a larga distancia. Finalmente Algren, quien buscaba a alguien permanente en su vida, terminó la relación, y en 1953 se volvió a casar con su ex esposa, Amanda Kontowicz.

Traducción por Loops Sandoval/ Adaptación por Odeen Rocha

Ciudad de México, 25 de enero (BarbasPoéticas).- Esta misiva fue realizada por la autora francesa, feminista y filósofa existencial Simone de Beauvoir, autora del tratado clásico de culto El segundo sexo. El destinatario era el escritor estadounidense Nelson Algren, mejor conocido por su obra El hombre del brazo de oro.

En 1947, mientras visitaba Chicago, Beauvoir comenzó una aventura con Algren y los dos mantuvieron una relación a larga distancia, a través del Atlántico, durante años. Pero la tensión de la separación eventualmente le pasó factura a Algren, quien buscaba a alguien permanente en su vida. Finalmente, en 1953, el autor se volvió a casar con su ex esposa, Amanda Kontowicz.

Esta carta, que De Beauvoir escribió en septiembre de 1950 en el camino de regreso a París tras visitar a Algren, está saturada de la tensión palpable entre la urgencia de su anhelo y la facilidad que intenta crear para el hombre que todavía ama. Dar espacio cuando lo que más anhela es la cercanía, una gran prueba de amor. A continuación, te presentamos la traducción:

«Prefiero la tristeza seca que el enojo frío, por eso mis ojos se han mantenido secos hasta ahora, tan secos como el pescado ahumado, pero mi corazón es como una sucia y suave natilla por dentro […]

No estoy triste. Más bien me siento aturdida, muy lejos de mí misma, sin creer que realmente estás tan pero tan lejos estando tan cerca. Quiero decirte dos cosas antes de partir, y después no volveré a hablar jamás de ello, lo prometo.

Primero, tengo muchas esperanzas, quiero y necesito demasiado volver a verte… algún día. Pero, recuerda, por favor, yo nunca volveré a pedirte que nos veamos —no por orgullo, que ya sabes que no tengo ninguno cuando estoy contigo, pero nuestro encuentro sólo significará algo si es que tú eres quien desea que nos veamos.

Así que esperaré. Cuando lo desees, sólo dilo. No asumiré que me amarás de nuevo, ni siquiera que dormirás conmigo, y ni siquiera tenemos que estar juntos por mucho tiempo— Sólo cuanto tú quieras y cuando quieras.

Pero ten presente que siempre estaré esperando que me lo pidas. No, no puedo pensar que no volveré a verte de nuevo. He perdido tu amor y fue (y es) doloroso, pero no quiero perderte. De cualquier modo, me diste demasiado, Nelson, y lo que me diste significó tanto para mí que no podrías tenerlo de vuelta jamás.

Y tu ternura y tu amistad fueron tan preciadas para mí que aún puedo sentirme cálida y feliz e injustamente agradecida cuando te veo a ti dentro de mí. Espero que esta ternura y esta amistad nunca me abandonen.

En cuanto a mí, me siento desconcertada y avergonzada, pero esta es la única verdad: Te amo tanto como en aquél día en que aterricé entre tus brazos decepcionados, es decir, con todo mi ser y mi sucio corazón. No puedo hacer menos. Pero eso no te molestará, cariño, y no hagas del escribir cartas una obligación, sólo escríbeme cuando lo sientas, sabiendo en cada momento que recibirlas me hará muy feliz.

Bueno, todas estas palabras parecen tontas. Parece que estás cerca, tan cerca, déjame acercar a ti, como en los viejos tiempos, déjame estar dentro de tu corazón por siempre.

Tu Simone».

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE BARBAS POÉTICAS. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

EPISTOLARIO | “La única libertad es la poesía”: Una carta de José Revueltas a Octavio Paz desde Lecumberri

viernes, enero 17th, 2020

“Aquí en la cárcel todos reflexionamos a Octavio Paz, todos estos jóvenes de México te piensan, Octavio, y repiten los mismos sueños de tu vigilia”, le cuenta El autor de El apando al Nobel, desde una celda que compartía con el joven maestro Martín Dozal, en el contexto del movimiento estudiantil de 1968.

“Están presos, por ser jóvenes, del mismo modo en que tú y yo lo estamos también, con nuestros cincuenta y cinco años cada uno, también por tener esa juventud del espíritu, tú, gran prisionero en libertad, en libertad bajo poesía”, se lee en la misiva.

Ciudad de México, 18 de enero (BarbasPoéticas).- «Muy bien habría logrado reunir aquí Martín Dozal sus dos, sus tres docenas de libros, su Baudelaire, su Juan Ramón Jiménez, su Miguel Hernández, su Pablo Neruda, su Octavio Paz. 2, 3 docenas de libros; ah, qué bello es decirlo aquí, los 20, los 30 libros, qué amoroso resulta, qué callada y paciente aventura esconde.

Han venido uno a uno hasta llegar a sus manos- y ahora a las mías-, y aquí están para esa visita antigua, renovada, que se convino con nuestras gentes, de sus manos a las nuestras, de nuestros ojos a los suyos.

¿Cómo decirlo?, años no, sueños atrás, desde entonces, desde aquel entonces -éste de hoy mismo, éste de no importa qué día de visita-, tan lleno de la confiada seguridad moral, del sosiego cálido y humilde con que nos miran a través de esa forma severa y religiosa que aquí toma el amor, cuando vienen a visitarnos, nuestras gentes y nuestros libros, cuando vienen a visitarnos y a quedarse aquí en la cárcel con nosotros, todo lo que nos ama y lo que amamos. Han venido desde los años y los sueños más distantes y más próximos y aquí están en la celda que ocupamos Martín Dozal y yo, su Baudelaire, su Proust, mi Baudelaire, mi Proust, nuestro Octavio Paz.

Martín Dozal lee a Octavio Paz; tus poemas, Octavio, tus ensayos, los lee, los repasa y luego medita largamente, te ama largamente, te reflexiona, aquí en la cárcel todos reflexionamos a Octavio Paz, todos estos jóvenes de México te piensan, Octavio, y repiten los mismos sueños de tu vigilia.

Pero puesto que estas palabras se escriben para hablar de ti, Octavio, antes de hablar de estos jóvenes que en la cárcel de Lecumberri leen tu obra, he de decirte quién es Martín Dozal, mi compañero de celda, mi hermano, Octavio, nuestro hermano.

Un día cualquiera de este mes de julio, Martín cumplió 24 años y realmente ésa es la cosa: está preso por tener 24 años, como los demás, todos los demás, ninguno de los cuales llega todavía a los treinta y por ello están presos, por ser jóvenes, del mismo modo en que tú y yo lo estamos también, con nuestros cincuenta y cinco años cada uno, también por tener esa juventud del espíritu, tú, Octavio Paz, gran prisionero en libertad, en libertad bajo poesía.

Porque si leen a Octavio Paz es por algo. No son los jóvenes ya obesos y solemnes de allá afuera, los secretarios particulares, los campeones de oratoria, los ganadores de flores naturales, los futuros caciques gordos de Cempoala, el sapo inmortal.

Son el otro rostro de México, del México verdadero, y ve tú, Octavio Paz, míralos prisioneros, mira a nuestro país encarcelado con ellos. Martín Dozal lee a Octavio Paz en prisión. Hay que darse cuenta de todo lo que esto significa, cuán grande cosa es, qué profunda esperanza tiene este hecho sencillo. Hubo pues de venir este tiempo, estos libros, esta enseñanza que nos despierta.

Martín Dozal tiene 24 años, es un joven maestro inalcanzable y bello que trabajaba sus 24 años, sus 24 horas diarias en las aulas, en las escuelas, en las asambleas, que enseñaba poesía o matemáticas e iba de un lado para otro, con su iracunda melena, con sus brazos, entre las piedras secas de este país, entre los desnudos huesos que machacan otros huesos, entre los tambores de piel humana, en el país ocupado por el siniestro cacique de Cempoala.

No, Octavio, el sapo no es inmortal, a causa, tan sólo, del hecho vivo, viviente, mágico de que Martín Dozal, este maestro, en cambio, sí lo lea, este muchacho preso, este enorme muchacho libre y puro. Y así en otras celdas y otras crujías, Octavio Paz, en otras calles, en otras aulas, en otros colegios, en otros millones de manos, cuando ya creíamos perdido todo, cuando mirabas a tus pies con horror el cántaro roto.

Ay, la noche de México, la noche de Cempoala, la noche de Tlatelolco, el esculpido rostro de sílex que aspira el humo de los fusilamientos. Este grandioso poema tuyo, ese relámpago, Octavio, y el acatamiento hipócrita, la falsa consternación y el arrepentimiento vil de los acusados, de los periódicos, de los sacerdotes, de los editoriales, de los poetas-consejeros, acomodados, sucios, tranquilos que gritaban al ladrón y escondían rápidamente sus monedas, su excremento, para conjurar lo que se había dicho, para olvidarlo, para desentenderse, mientras Martín Dozal —entonces de 15 años, de 18, no recuerdo— lo leía y lloraba de rabia y nos hacíamos todos las mismas preguntas del poema: “¿Sólo el sapo es inmortal?”

Hemos aprendido desde entonces que la única verdad, por encima y en contra de todas las miserables y pequeñas verdades de partidos, de héroes, de banderas, de piedras, de dioses, que la única verdad, la única libertad es la poesía, ese canto lóbrego, ese canto luminoso.

Vino la noche que tú anunciaste, vinieron los perros, los cuchillos, “el cántaro roto caído en el polvo”, y ahora que la verdad te denuncia y te desnuda, ahora que compareces en la plaza contigo y con nosotros, para el trémulo cacique de Cempoala has dejado de ser poeta. Ahora, a mi lado, en la misma celda de Lecumberri, Martín Dozal lee tu poesía».

Cárcel Preventiva, 19 de julio de 1969.

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RESEÑA | Quisiera dar un gran rodeo: Las cartas de Henry Miller muestran su vena filosófica y apasionada

sábado, diciembre 14th, 2019

Las misivas de Miller giran en torno al análisis de Hamlet, el príncipe del ocio, adicto al pensamiento y la elucubración fútil. Al escritor le molesta esta actitud en la sociedad contemporánea y dice que “el hombre moderno tiene una forma complaciente y condescendiente de verse a sí mismo que resulta nauseabunda”.

A pesar de que Miller siempre vio en su trabajo graves deficiencias, escribió más de 70 libros: ensayos críticos sobre arte y literatura, novelas, textos sobre viajes y una extensa correspondencia con otros escritores como Blaise Cendrars, Lawrence Durrell, Isaac Bashevis Singer y Anaïs Nin.

Por América Gutiérrez

Ciudad de México, 14 de diciembre (LibreríasElSótano).- Durante mi época universitaria renuncié a la fiebre Miller (autobiografía transgresora y bandera de la desilusión norteamericana) para dedicarme a otro tipo de lecturas alejadas del rompimiento de la tradición literaria, pues apenas estaba entendiendo lo que eso representaba.

El tiempo pasó y llegaron a mis manos: Sexus e Inmóvil como el colibrí. En estas dos publicaciones equidistantes pero de estilo inconfundible, descubrí que Miller es un hombre mucho más complejo que un simple autor controvertido y criticado -el tema candente siempre fueron las alteraciones de su historia personal para hacer más efectivas algunas de sus novelas presuntamente autobiográficas-.

Sorprende la manera en la que ignora por completo la demanda social de lo real que se generó a su alrededor; lo verosímil le importaba más que lo verdadero. Miller no permitió que estas exigencias entraran en tensión con su escritura; reconstruyó su experiencia y se acercó en forma descarada a técnicas narrativas que asume como elemento natural de la ficción, dejando al descubierto totalidad al “yo” autobiográfico en forma escandalosa.

Estos primeros encuentros con Miller hicieron que volteara a la mesa de novedades en la librería cuando descubrí Quisiera dar un gran rodeo. Esta edición de Malpaso es un objeto estéticamente hermoso, el libro es negro, con el canto– la orillita de las páginas- entintado en un inusual color turquesa y con una portada aparece un Henry Miller encendiendo un cigarro.

Más allá de esta atracción meramente visual, mi interés nació del subtítulo, donde la palabra epistolario aparecía sola, como un mensaje. Mi obsesión con la entrometida pero enriquecedora lectura de cartas comenzó hace mucho tiempo cuando leí los amorosos y desgarradores mensajes que le escribió Francis Scott Fitzgerald a su esposa Zelda en un extenso volumen editado por Lumen. Después me seguí con parte de la correspondencia de Cortázar, y para terminar, el intercambio postal entre Paul Auster y J.M. Coetzee.

Carta de Francis Scott Fitzgerald a su esposa Zelda. Foto: Especial

Correspondencia de Julio Cortázar. Foto: Especial

En esa época de mi vida, lo mío era leer cartas. Pero a pesar del coqueteo, no compré el libro; llegó como regalo de cumpleaños unos meses después para provocarme sentimientos encontrados. Aunque el Miller nos pone en contexto al inicio de cada carta y queda claro que este ir y venir de ideas gira en torno al análisis de Hamlet frente al “hombre moderno”, la sensación de estar leyendo un libro incompleto se mantiene hasta el final pues solo se incluyen sus cartas en esta edición. En gran parte del libro se extraña la argumentación de Fraenkel (el verdadero intercambio).

Cuando Miller le exige a Fraenkel que no confunda a Shakespeare con Hamlet, era necesario leer la provocación contenida en la misiva que da pie al debate. Miller explota argumentando que, desde cualquier punto de vista, Hamlet no es un personaje creativo, que Shakespeare fue creativo al escribirlo, pero la importancia de su creación es la de revelar el lado no creativo del hombre.

Establece de Hamlet es un sofista tardío atrapado en un mundo de acción, es un personaje que “jamás se agachó al bote de la basura”. Es el príncipe del ocio, un adicto al pensamiento y la elucubración fútil.

Al escritor de Trópico de cáncer le molestan los efectos persistentes de lo que él llama “Hameletismo” en la sociedad contemporánea. Reitera que “el hombre moderno tiene una forma complaciente y auto condescendiente de verse a sí mismo que resulta nauseabunda.” Miller expone que cuando se analiza cualquier cosa, resulta bastante monstruosa.

Quisiera dar un gran rodeo, recoge sólo las cartas de Miller a Fraenkel, pero a pesar de no tener interlocución en esta edición, quedan por escrito las posturas que nos permiten asomarnos al temperamento filosófico de un Henry Miller apasionado, donde buscar un sistema de pensamiento ordenado es una absoluta pérdida de tiempo, sin embargo, avanzando en la lectura, se revela el lado emocional y dominante que nos coloca frente a lúcidos puntos de vista que exponen más que una sensación de frustración, la parálisis de la voluntad y “todas esas experiencias incompletas que representan un enorme freno que paraliza la rueda de la vida.”

Miller cree que el mundo necesita un tratamiento de choque, quitar la envoltura de plástico a todo sin distingo. El autor deja por escrito que una educación en obscenidad se convierte en una genuina introducción al dilema del mundo moderno.

La vida, para el hombre contemporáneo según Miller, se ha convertido en un infierno eterno, donde se ha perdido toda esperanza de alcanzar ningún tipo de paraíso, sencillamente porque ya nadie cree en paraísos. El hombre se condena a sí mismo.

A pesar de que Henry Miller siempre admitió que su trabajo tenía graves deficiencias como literatura formal, escribió mucho, más de 70 libros, que van desde ensayos críticos sobre arte y literatura, novelas, textos sobre viajes y una extensa correspondencia con otros escritores como Blaise Cendrars, Lawrence Durrell, Isaac Bashevis Singer y Anaïs Nin que sin duda, merece ser leída.


América Gutiérrez es Coordinadora de contenidos de Librerías El Sótano. Ha trabajado para Discovery Channel LA, Nat Geo, A&E, IMER y Penguin Random House.
Siempre se pregunta ¿en qué se parece un cuervo a su escritorio? Actualmente estudia las leyes que rigen las excepciones.