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Los “microclimas” mexicanos y la crisis climática representan un reto para la biotecnología agrícola

jueves, diciembre 12th, 2019

El cambio climático amenaza los sistemas agroalimentarios en todo el mundo con inundaciones, sequías, enfermedades en los cultivos y otros escenarios que derivarían en sistemas alimentarios insostenibles, que propician hambrunas y conflictos sociales.

Por Juan Carlos Machorro

México, 12 dic (EFE).- Los microclimas de México le hacen ser un país muy singular, rico en biodiversidad y muy exigente en cuanto al tipo de cultivos que permite en sus suelos, pues la variabilidad natural, aunada a la crisis climática, conlleva infinidad de retos a la biotecnología agrícola, señalaron expertos a Efe.

Los expertos coinciden en que las grandes extensiones y planicies de Estados Unidos o Argentina permiten que en sus zonas de cultivo se den plantas con mejoras biotecnológicas de manera adecuada; sin embargo, en suelos de México se requieren características diversas dependiendo la región a ser sembrada.

Mauricio Usabiaga, Secretario de Desarrollo Económico Sustentable del estado de Guanajuato, dijo que es esencial el uso de la tecnología para dar un uso adecuado al agua y otros insumos que utiliza el campo mexicano, ya que la agricultura en el país consume casi el 80 por ciento del agua dulce nacional.

Los expertos coinciden en que en suelos de México se requieren características diversas dependiendo la región a ser sembrada. Foto: José Hernández, Cuartoscuro

Sin embargo, la disparidad de suelos, altitudes diversas de las zonas de cultivo y climas variados, con selvas húmedas en el sureste, llanos en el centro y semidesierto o desierto en toda la franja fronteriza del norte, impiden que semillas mejoradas genéticamente tengan un posible futuro de éxito en todo el país.

“La realidad ecosistémica de México podría hacer inviable la masificación de uso de estos productos biotecnológicos, pues no tendrían rendimientos promedio”, dijo.

Añadió que “se podría decir que son tres Méxicos, en el norte, sur y el Valle de México, que hacen diferentes las cosechas y hasta los hábitos de cultivo”.

El funcionario declaró que las mejoras biotecnológicas buscan mejorar la calidad de vida de las personas del campo y recordó que naciones como Israel han ayudado a Guanajuato (centro) a optimizar el uso del agua en su altiplano.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que para el año 2050 la humanidad alcanzará los nueve mil millones de habitantes. Frente a este escenario, la agricultura, al igual que otras industrias, requiere de innovaciones y tecnologías que permitan responder a la demanda de alimentos, en un contexto de escasez de recursos, cambio climático y otros factores emergentes que pueden generar crisis en los sistemas alimentarios.

En México, centro de origen del maíz, destaca el trabajo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), que desarrolla investigaciones y conservación de estas semillas esenciales en la alimentación, pues la agricultura actual enfrenta tres desafíos convergentes que impactan la producción: el cambio climático, el crecimiento demográfico y los recursos naturales limitados.

El cambio climático amenaza los sistemas agroalimentarios en todo el mundo con inundaciones, sequías, enfermedades en los cultivos y otros escenarios que derivarían en sistemas alimentarios insostenibles, que propician hambrunas y conflictos sociales.

Las mejoras biotecnológicas buscan mejorar la calidad de vida de las personas del campo. Foto: José Hernández, Cuartoscuro

Por su parte, Octavio Loera, profesor investigador del Departamento de Biotecnología de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), indicó a Efe que las plantas transgénicas son una polémica que no se resolverá en el corto plazo, pues existen muchas animadversiones.

Refirió que las plantas se pueden confeccionar para adaptarse mejor al clima a través de la hibridación, mientras que existe la modificación genética, que implica un impacto en la agricultura.

Aceptó que el cambio climático es más acelerado de lo que se pensaba y se requieren mayores adaptaciones agrícolas con uso de la ciencia y la tecnología.

“Se necesita que los biotecnólogos impongan estrategias que vayan a la velocidad de las modificaciones de las lluvias, las sequías, las plagas. Por ello, se tiene que fortalecer a las plantas para una mejor adaptación a los ecosistemas, desde aspectos híbridos a biotecnológicos, y que las plantas sean más fuertes ante los cambios bruscos de la temperatura”, dijo.

Enfatizó que cada microclima mexicano exige una mejora diferente en sus plantas de cultivo, desde Sinaloa y Sonora, donde hay una tierra muy propicia para usar semillas biotecnológicas, mientras que el Bajío del país es ideal para la mejora híbrida. “Es decir, tenemos todo un panorama muy diverso”, expuso.

“Esto no significa que se afecten a los maíces nativos, sino que una parte de ellos se volverán más fuertes gracias a seguir utilizando la mejora tradicional. Sin embargo, debemos aplicar ambos métodos para contribuir a la autosuficiencia en cultivos esenciales para el país”, sostuvo.

Aunque usted no lo crea: México ya no produce ni el frijol que se come; cada año trae más… sí, de EU

jueves, abril 13th, 2017

Hay esperanza: Silke German, la artífice del proyecto La Comandanta, defiende a los cultivadores de frijoles en vías de extinción. Ella reconoce haberse topado con algunas resistencias, por lo que para fomentar la siembra paga por adelantado. Este año espera colocar en el mercado 6.5 toneladas de esta leguminosa.

México concentra la mayor diversidad de frijoles del mundo, ya que de las 150 variedades silvestres que existen, 70 son endémicas de esta tierra. Pero hay problemas. De un promedio de 16 kilogramos por persona por año en la década de 1980 ha pasado a 8.4 kilogramos en la actualidad, una cifra preocupante en un país cuya base alimenticia es frijol, maíz y chile. Y no solo hay problemas en el consumo: también hay una tendencia a la baja en la producción. En 2015 disminuyó un 23.9  por ciento con respecto al año previo, para ubicarse en 969 mil 100 toneladas, según el informe de FIRA.

Por Beatriz Fenner

Tlayacapan, Ciudad de México, 13 abril (EFE).- Muy cerca de la tierra que vio nacer a Emiliano Zapata existe una figura femenina que se hace llamar La Comandanta y que defiende a los cultivadores de frijoles en vías de extinción para fomentar el desarrollo regional a través del pago de un precio justo a los campesinos mexicanos.

“Decido crear La Comandanta para que este mercado tradicional (del frijol) pueda aspirar a un mercado mayor, más justo, trayendo estos alimentos a las grandes ciudades”, explica la mexicana Silke German, artífice de este proyecto.

El plan ya cuenta con una red de seis campesinos que siembran variedades de la zona que estaban en peligro como el frijol sangre de toro, vaquita, ayocote morado o el frijolito negro criollo.

México concentra la mayor diversidad de frijoles del mundo, ya que de las 150 variedades silvestres que existen, 70 son endémicas de esta tierra.

Se distribuyen en siete grupos principales: negros, amarillos, blancos, morados, bayos, pintos y moteados, según recogen estudios de la Universidad Autónoma de Querétaro y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).

México concentra la mayor diversidad de frijoles del mundo, ya que de las 150 variedades silvestres que existen, 70 son endémicas de esta tierra.. Foto: Cuartoscuro, archivo

German, de origen alemán, reconoce haberse topado con algunas resistencias, por lo que para fomentar la siembra paga por adelantado. Este año espera colocar en el mercado 6.5 toneladas de esta leguminosa.

Uno de los “soldados” de La Comandanta es Adrián Allende Díaz, originario de Tlayacapan (central estado de Morelos) y que apoya la iniciativa desde que arrancó en enero de 2016.

“Las personas de campo dejamos de trabajar porque no había mercados. Hoy que renace este proyecto queremos trabajar junto con la señora”, explica Allende, uno de los muchos migrantes que buscó fortuna en Estados Unidos y regresó deportado a México.

“La situación económica me orilló a irme y esta vez no fue como yo lo esperaba, la situación está más difícil, nos regresamos derrotados”, confiesa.

Según cifras del informe Frijol 2016 de los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) de la Secretaría de Hacienda y el Banco de México, el consumo per cápita de la leguminosa en el país muestra una tendencia a la baja durante los últimos 30 años.

De un promedio de 16 kilogramos por persona por año en la década de 1980 ha pasado a 8.4 kilogramos en la actualidad, una cifra preocupante en un país cuya base alimenticia es frijol, maíz y chile.

No solo hay problemas en el consumo, también hay una tendencia a la baja en la producción. En 2015 disminuyó un 23.9  por ciento con respecto al año previo, para ubicarse en 969 mil 100 toneladas, según el informe de FIRA.

Pese a que el frijol es un producto de gran importancia en la dieta de los mexicanos, en 2015 las importaciones aumentaron 7.7 por ciento a tasa anual y las exportaciones bajaron un 43.9 por ciento con respecto a 2014, lo que arrojó un saldo deficitario de 51.743 toneladas.

México, tal como pasa con el maíz, es un importador cada vez mayor de frijoles, siendo Estados Unidos su principal proveedor.

 

Los cambios en el consumo y el poco conocimiento de las diferentes variedades criollas han puesto en riesgo también la conservación de recetas y tradiciones ancestrales.

Doña Virginia, de 84 años, describe cómo se cocinan los ayocotes morados, unos frijoles que se usan para bautizos y bodas en su comunidad.

“Estos ayocotes que estoy preparando llevan clavo, pimienta, ajo, cebolla, oreganito, tomillo, mejorana, chicharrón, su longaniza”, dice.

Siete estados mexicanos concentran el 79.5 por ciento de la producción de frijol en México: Zacatecas, Durango, Sinaloa, Chihuahua, Chiapas, San Luis Potosí y Guanajuato.

German, que descubrió la gran diversidad de frijoles en sus visitas a los mercados más recónditos, señala la importancia de las semillas que cultiva porque “han pasado de generación en generación como un tesoro” y no están “genéticamente modificadas”.

En Tlayacapan ya se trabaja para iniciar con la siembra de este año, que debe terminar antes del 24 de junio.

Don Vicente Medina tiene 66 años y ha sembrado frijoles toda su vida. Este año comienza su aventura en las filas de La Comandanta. “Si está buena el agua y es normal, (el frijol) da mucho”, dice mirando su terreno.

A finales de octubre, una vez que se termine la cosecha, los frijoles se transportarán a la Ciudad de México para que un grupo de mujeres seleccione los mejores granos, los empaque y etiquete.

Los productos de La Comandanta ya ocupan un lugar en algunas tiendas gourmet, departamentales y supermercados de alto nivel.

También chefs reconocidos como Lula Martín del Campo y Édgar Núñez se han sumado a las tropas de esta luchadora mexicana, cuyo proyecto lleva como lema “La tierra es de quien la trabaja”, una frase acuñada por el líder revolucionario Emiliano Zapata.