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La grave sequía en México preocupa a productores agrícolas

sábado, julio 3rd, 2021

La intensa sequía por la que atraviesa México, la peor en las últimas décadas, ha provocado que las reservas de agua para riego en el país sean bastante bajas. De las 138 presas de uso agrícola, 95 se encuentran por debajo de la mitad de su capacidad.

México, 03 julio (RT).- A pesar de que se pronostican lluvias durante los próximos días en varios estados del país, la grave sequía y escasez de agua que ha azotado México durante los últimos meses podría continuar afectando al país en las próximas semanas, elevando la preocupación de las autoridades por los daños que supondría en los cultivos y en el suministro del vital líquido en grandes urbes, incluida la Ciudad de México.

Las temperaturas registradas esta semana en algunas de las zonas agrícolas más importantes del país superaron los 40 grados Celsius, principalmente en los estados del noroeste. Esta situación ha generado preocupación entre los productores y autoridades, que aseguran se corre el riesgo de tener una producción insuficiente a causa de la falta de riego en los cultivos.

La intensa sequía por la que atraviesa México, la peor en las últimas décadas, ha provocado que las reservas de agua para riego en el país sean bastante bajas. De las 138 presas de uso agrícola, 95 se encuentran por debajo de la mitad de su capacidad, 45 de ellas con niveles inferiores al 20 por ciento.

Ante este panorama, las autoridades han comenzado a ‘plantar’ nubes de yoduro de plata en los estados de Chihuahua, Sinaloa y Sonora, con lo que esperan puedan inducir la lluvia.

LAS CONSECUENCIAS DE LA SEQUÍA

La falta de acceso al agua en los sectores ganaderos y agrícolas mexicanos podría provocar un aumento en el precio de los alimentos, particularmente en los granos básicos, afectando a miles de trabajadores del campo, transportistas y comerciantes. También una gran cantidad de familias mexicanas tendría mayores dificultades para acceder a estos productos y vería comprometida su seguridad alimentaria.

Sin embargo, los efectos de la falta de agua no solo se sienten en las regiones agroganaderas, sino que algunas de las ciudades del país también se han visto perjudicadas por su escasez. Con cerca del 70 por ciento de las presas por debajo del 50 por ciento de su capacidad, las grandes urbes del país también han resentido la carencia del líquido. Este es el caso del área metropolitana de Guadalajara, en donde algunas zonas no han recibido agua potable por meses, mientras que en Monterrey las autoridades preparan cortes en el suministro a partir de agosto.

Del mismo modo, la Ciudad de México, con más de 20 millones de habitantes, ha visto disminuido el suministro de agua a consecuencia de los bajos niveles registrados en las presas del sistema de la cuenca del Cutzamala, que alimentan a parte de la capital y otras regiones del centro del país. A partir de agosto, el caudal que recibirá la ciudad pasará de 15.8 metros cúbicos por segundo a 15.3, medida que se aplicará hasta finales de año.

¿QUÉ ALTERNATIVAS SE TIENEN?

Considerando que gran parte de México recibe entre el 50 y el 80 por ciento de sus precipitaciones anuales entre julio y septiembre, las autoridades esperan que el inicio de la temporada de huracanes traiga consigo lluvias alrededor del país, lo que disminuirá las altas temperaturas y aliviará la falta de riego en algunas zonas, además de elevar los niveles de las presas.

No obstante, también se requiere adoptar nuevas políticas en materia hídrica. En este sentido, en el marco del foro “El derecho humano al agua: avances y retos”, legisladores, dependencias de Gobierno y organismos internacionales instaron al Congreso a trabajar en una nueva Ley de Aguas Nacionales que garantice la protección, regulación y distribución responsable del recurso, y que lo reconozca como un derecho humano.

Asimismo, la subdirectora general de Administración del Agua, Elena Burns Stuck, señaló que es necesario modificar el sistema usado para otorgar las concesiones de explotación de los mantos acuíferos, el cual ha privatizado y creado un mercado del agua que beneficia principalmente a las grandes empresas, como las mineras y productoras de refrescos, a costa de la población.

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ONGs ambientalistas piden a AMLO frenar el uso del glifosato; envenena recursos naturales, dicen

sábado, agosto 8th, 2020

Las 21 redes ambientalistas manifestaron su preocupación ante la posible aprobación de leyes que continúen permitiendo el uso del glifosato.

México, 8 ago (EFE).- Organizaciones ambientalistas, mediante un carta, le pidieron al Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, finalizar el uso del glifosato, el cual, dijeron, se ha demostrado científicamente que envenena los cultivos, el agua, los recursos naturales y a los polinizadores.

El Grupo Territorio, Género y Extractivismo (GTE), integrado por 21 redes ambientalistas, junto con otras agrupaciones como la Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País, Greenpeace y el Movimiento Social por la Tierra, manifestaron este sábado su preocupación ante la posible aprobación de leyes que continúen permitiendo el uso del glifosato.

En la carta, apuntaron que “en el centro de las transformaciones que requiere el país está terminar con el uso de la sustancia conocida como glifosato”.

“Es necesario preservar la riqueza natural y la biodiversidad amenazada por esta sustancia, además de cumplir con la prohibición de la producción de transgénicos”, señalaron.

En el documento, los defensores exigieron a López Obrador que el cuidado de la salud ambiental y humana “sea un eje fundamental de las políticas del Gobierno”.

La carta, firmada también por organizaciones por el Derecho al Agua, la Academia Mexicana de Derecho Ambiental, el Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario y especialistas, destacó que la actual emergencia sanitaria por la COVID-19 “ha puesto en primer plano la importancia que tiene modificar los esquemas de producción y consumo que originan y profundizan las desigualdades sociales y de género”.

También llamaron al Presidente mexicano a mantener las fuentes de agua limpia y disponible y a detener el fracking (fractura hidraúlica para la obtención de gas e hidrocarburos) y la minería, ya que esas actividades “tiene impactos graves en la salud ambiental y humana”.

Señalaron que le corresponde a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) encabezar dichas transformaciones, promover mejores prácticas en el uso de fertilizantes y herbicidas, la agroecología, además de la conservación y el uso sustentable de la riqueza natural de México.

El pasado miércoles se filtró a medios un audio, de origen desconocido, en el que se escuchaba al titular de Semarnat, Víctor Manuel Toledo, criticar al Secretario de Agricultura, Víctor Villalobos, por favorecer los grandes “agronegocios” y expresó “diferencias” con la política energética impulsada por la Secretaria de Energía, Rocío Nahle.

El jueves, la Semarnat exigió una disculpa a pública a la Secretaría de Agricultura (Sader) por haber presentado sin su consentimiento un anteproyecto de decreto presidencial sobre el glifosato, que, junto con otros herbicidas y plaguicidas, han sido asociados con el uso de semillas transgénicas.

Las chinampas buscan la supervivencia y adaptarse a un México cada vez más urbanizado

viernes, marzo 20th, 2020

En la capital mexicana, hay cinco zonas chinamperas (Xochimilco, San Gregorio Atlapulco, San Luis Tlaxialtemalco, San Pedro Tláhuac y San Andrés Míxquic), y juntas suman 2 mil 215 hectáreas de cultivables de este terreno.

Por Miquel Muñoz

México, 20 marzo (EFE).- Las chinampas, islas artificiales en las que se ejerce un método agrícola prehispánico particularmente fértil, tratan de adaptarse a los nuevos tiempos y luchan por la supervivencia en un México cada vez más urbanizado.

“Yo toda la vida me la he pasado acá. Tengo 53 años. Desde que tengo uso de razón ha estado acá mi abuelo, mi padre y ahora yo”, explica este a Efe José Capultitla, un chinampero que ahora trata de involucrar a sus hijos en su cultivo de la zona de Xochimilco, al sur de Ciudad de México.

En la capital mexicana, hay cinco zonas chinamperas (Xochimilco, San Gregorio Atlapulco, San Luis Tlaxialtemalco, San Pedro Tláhuac y San Andrés Míxquic), y juntas suman 2 mil 215 hectáreas de cultivables de este terreno.

Las chinampas activas son difíciles de cuantificar, porque su uso es muy dinámico, aunque en un estudio publicado en 2018 por el Gobierno capitalino y la FAO, el organismo de la ONU encargado de la alimentación y la agricultura, se cifró en 3.586 las que registran actividad, por las 20.922 disponibles.

Estas islas artificiales hechas sobre los canales del sur de la capital mexicana pueden albergar cultivos durante todo el año, ya que sus suelos, construidos con lodos de los canales, tienen una extraordinaria cantidad de nutrientes que se aprovechan al máximo gracias a técnicas de cultivo ancestrales, principalmente el chapín.

“Sacas el lodo del canal, lo echas a la canoa. Lo bates como si fuera masa o atole, para que quede todo y no lleve mucha basurilla. De ahí lo sacas al almácigo (semillero) y dejas que se baje el agua un día o medio día. Luego ya lo cortas con algún cuchillo o unas cuchillas que tenemos ahí especiales. Lo cuadriculas, agujereas con los dedos y empiezas a depositar la semilla”, detalla Capultitla sobre este sistema.

NUEVAS TÉCNICAS

Ahora, este agricultor y su familiar y socio, Miguel Ángel Rángel Montes, han incluido métodos modernos tales como el uso de plástico para potenciar sus cultivos, gracias a capacitaciones y a la nueva información que encuentran en internet.

Los plásticos ayudan a estos productores a regular la humedad de las plantas y hacen más práctico el sembrado, además de reducir las presencias de malas hierbas. Paralelamente, han implantado el riego por goteo, que les ahorra tiempo y aumenta la eficiencia de su agua.

En sus tres hectáreas de chinampa trabajan unas veinte personas, todas de su familia, aunque parte de ellos tienen otros trabajos “en el exterior”.

“Por ejemplo, dos son enfermeros. Pero a diario trabajan medio turno aquí y luego en la tarde van a trabajar. Otros van a trabajar temprano y regresan”, explicó Rángel sobre los más jóvenes.

Con todo, estos dos productores venden, en la Central de Abasto y en el Mercado de Xochimilco, entre dos y tres toneladas de verdolaga a la semana y unas 360 lechugas mensuales.

Los chinamperos de la Ciudad de México cuentan con el apoyo, principalmente, de la FAO y de la Comisión de Recursos Naturales (Corena) de la capital. Foto: EFE

APOYO OFICIAL

Los chinamperos de la Ciudad de México cuentan con el apoyo, principalmente, de la FAO y de la Comisión de Recursos Naturales (Corena) de la capital.

“La FAO declaró las chinampas como un sitio SIPAM, que es un Sitio Importante Agrícola Mundial. Son sitios como muy particulares de agricultura. Que tienen mucha historia, técnicas tradicionales y que a la vez han ido evolucionando a manera de resiliencia”, cuenta a Efe Ximena Pérez, consultora de la FAO en sistemas agrícolas sustentables.

La función del organismo de la ONU es guiar a los Gobiernos y darles asistencia técnica “para que generen proyectos que puedan impactar a los productores” de este ecosistema, tales como capacitaciones o el reparto de apoyos materiales y económicos.

Por parte de Corena, los labradores de las chinampas reciben apoyos “para equipos e insumos”, además de asistencia técnica, según Sonia Tapia, integrante de la dirección de proyectos e innovación de la institución.

“Es de vital importancia conservar esta producción para Ciudad de México”, insiste Tapia, por lo que también se brinda a los productores un acompañamiento consistente en “revisar las actuaciones que se realizan, darle seguimiento y ver la calidad de la producción”.

Gracias a su esfuerzo y a estas ayudas, Capultitla y Rángel planean ampliar su parcela de las 3 hectáreas actuales hasta las 20, porque “las chinampas tienen futuro”.

“Adquirimos un tractor. Nuestra esperanza es tener 20 hectáreas así, que diario estemos produciendo. Y además, invitar a nuestros paisanos. Decirles que (el campo) sí deja, que es redituable”, reflexionó Capultitla.

Los “microclimas” mexicanos y la crisis climática representan un reto para la biotecnología agrícola

jueves, diciembre 12th, 2019

El cambio climático amenaza los sistemas agroalimentarios en todo el mundo con inundaciones, sequías, enfermedades en los cultivos y otros escenarios que derivarían en sistemas alimentarios insostenibles, que propician hambrunas y conflictos sociales.

Por Juan Carlos Machorro

México, 12 dic (EFE).- Los microclimas de México le hacen ser un país muy singular, rico en biodiversidad y muy exigente en cuanto al tipo de cultivos que permite en sus suelos, pues la variabilidad natural, aunada a la crisis climática, conlleva infinidad de retos a la biotecnología agrícola, señalaron expertos a Efe.

Los expertos coinciden en que las grandes extensiones y planicies de Estados Unidos o Argentina permiten que en sus zonas de cultivo se den plantas con mejoras biotecnológicas de manera adecuada; sin embargo, en suelos de México se requieren características diversas dependiendo la región a ser sembrada.

Mauricio Usabiaga, Secretario de Desarrollo Económico Sustentable del estado de Guanajuato, dijo que es esencial el uso de la tecnología para dar un uso adecuado al agua y otros insumos que utiliza el campo mexicano, ya que la agricultura en el país consume casi el 80 por ciento del agua dulce nacional.

Los expertos coinciden en que en suelos de México se requieren características diversas dependiendo la región a ser sembrada. Foto: José Hernández, Cuartoscuro

Sin embargo, la disparidad de suelos, altitudes diversas de las zonas de cultivo y climas variados, con selvas húmedas en el sureste, llanos en el centro y semidesierto o desierto en toda la franja fronteriza del norte, impiden que semillas mejoradas genéticamente tengan un posible futuro de éxito en todo el país.

“La realidad ecosistémica de México podría hacer inviable la masificación de uso de estos productos biotecnológicos, pues no tendrían rendimientos promedio”, dijo.

Añadió que “se podría decir que son tres Méxicos, en el norte, sur y el Valle de México, que hacen diferentes las cosechas y hasta los hábitos de cultivo”.

El funcionario declaró que las mejoras biotecnológicas buscan mejorar la calidad de vida de las personas del campo y recordó que naciones como Israel han ayudado a Guanajuato (centro) a optimizar el uso del agua en su altiplano.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que para el año 2050 la humanidad alcanzará los nueve mil millones de habitantes. Frente a este escenario, la agricultura, al igual que otras industrias, requiere de innovaciones y tecnologías que permitan responder a la demanda de alimentos, en un contexto de escasez de recursos, cambio climático y otros factores emergentes que pueden generar crisis en los sistemas alimentarios.

En México, centro de origen del maíz, destaca el trabajo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), que desarrolla investigaciones y conservación de estas semillas esenciales en la alimentación, pues la agricultura actual enfrenta tres desafíos convergentes que impactan la producción: el cambio climático, el crecimiento demográfico y los recursos naturales limitados.

El cambio climático amenaza los sistemas agroalimentarios en todo el mundo con inundaciones, sequías, enfermedades en los cultivos y otros escenarios que derivarían en sistemas alimentarios insostenibles, que propician hambrunas y conflictos sociales.

Las mejoras biotecnológicas buscan mejorar la calidad de vida de las personas del campo. Foto: José Hernández, Cuartoscuro

Por su parte, Octavio Loera, profesor investigador del Departamento de Biotecnología de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), indicó a Efe que las plantas transgénicas son una polémica que no se resolverá en el corto plazo, pues existen muchas animadversiones.

Refirió que las plantas se pueden confeccionar para adaptarse mejor al clima a través de la hibridación, mientras que existe la modificación genética, que implica un impacto en la agricultura.

Aceptó que el cambio climático es más acelerado de lo que se pensaba y se requieren mayores adaptaciones agrícolas con uso de la ciencia y la tecnología.

“Se necesita que los biotecnólogos impongan estrategias que vayan a la velocidad de las modificaciones de las lluvias, las sequías, las plagas. Por ello, se tiene que fortalecer a las plantas para una mejor adaptación a los ecosistemas, desde aspectos híbridos a biotecnológicos, y que las plantas sean más fuertes ante los cambios bruscos de la temperatura”, dijo.

Enfatizó que cada microclima mexicano exige una mejora diferente en sus plantas de cultivo, desde Sinaloa y Sonora, donde hay una tierra muy propicia para usar semillas biotecnológicas, mientras que el Bajío del país es ideal para la mejora híbrida. “Es decir, tenemos todo un panorama muy diverso”, expuso.

“Esto no significa que se afecten a los maíces nativos, sino que una parte de ellos se volverán más fuertes gracias a seguir utilizando la mejora tradicional. Sin embargo, debemos aplicar ambos métodos para contribuir a la autosuficiencia en cultivos esenciales para el país”, sostuvo.

Un viaje por los campos de opio en Guerrero, donde el Ejército suma años de agresiones

domingo, marzo 24th, 2019

El Jefe del Ejecutivo federal dijo declaró “el fin de la guerra contra el narco” a finales de enero pasado. Al mismo tiempo profundizó en la estrategia militarista de seguridad pública con la aprobación de la Guardia Nacional el pasado 21 de febrero, Guardia que, aunque tenga un mando civil, estará integrada en su mayoría por elementos del Ejército y la Marina, responsables del muchas de las violaciones de derechos humanos en pasados ejercicios. En materia de regularización, el Presidente Andrés Manuel López Obrador se pronunció a favor de la legalización de la mariguana y la Suprema Corte de Justicia la Nación emitió cinco resoluciones que permiten su cultivo.

¿Qué hacer entonces con los cultivos de amapola, materia prima del opio, y cuyo precio se ha desplomado, afectando a miles de familias rurales en Guerrero? Ese el nuevo debate. Mientras tanto muchas violaciones de derechos humanos contra comunidades indígenas a manos de militares siguen en la impunidad.

Costa Chica de Guerrero, 24 de marzo (SinEmbargo).– Desde lo alto de San José Rancho Limón, en Tlacochislahuaca, se despliegan las montañas escarpadas de la Costa Chica de Guerrero. El agrietado camino que conecta esta comunidad con la cabecera municipal impide velocidades mayores a 15 kilómetros por hora. Cloquean guajolotes y gallinas, y el humo de las casas endurece el adobe. Enfrente de la cancha se reúnen en asamblea los comuneros. Un voluntario del nuevo Gobierno federal levanta encuestas para el censo rural. Tomamos asiento, tañen las campanas y el comisariado llama a las mujeres para que podamos hablar con ellas.

A este lugar en apariencia tranquilo llegaron el 11 de marzo de 2018 alrededor de 100 soldados del 48 Batallón de Infantería, con sede en Cruz Grande, en Guerrero, un estado marcado por la militarización. Buscaban cultivos de amapola, materia prima del opio. Como habían hecho los comuneros de la comunidad vecina de Juquila Yucucani unos días antes, las mujeres de San José se opusieron a la presencia del Ejército en sus tierras y salieron a defender sus cultivos. Esta fue la primera vez que una comunidad indígena de la montaña de Guerrero defendía abiertamente su derechos a cultivar amapola y marcó un parteaguas en la práctica en el país.

“Dos días después de que los habitantes de Juquila Yucucani expulsaran a los soldados, regresaron con más fuerzas. Al anochecer, de manera prepotente pasaron sobre nosotros y echaron a andar hacia este rumbo. En la mañana, empezaron a entrar en las parcelas de milpa y a destruirla”, cuenta Juana Vázquez Ramírez rodeada de otras mujeres y niños de la comunidad; Paulino Rodríguez, del Centro de Derechos Humanos de la Montaña (CDHM) Tlachinollan, traduce del tunsavi al castellano. “Salimos a la carretera, estábamos impidiendo que pasaran, llegaron más personas de la comunidad vecina. Santiago Sánchez [uno de los líderes agrarios y de los pocos que habla español] fue a hablar con ellos, pero en ese momento nos aventaron a la orilla de la carretera, nos empujaron con palos”, añade Vázquez Ramírez.

Los soldados las forzaron a caminar durante más de siete horas bajo el sol, arrojando sus huaraches al barranco e insultándolas “Si las arriamos como animales es por su culpa”, les dijeron. Cuando trataron de pararse a beber, lo impidieron. “Algunas señoras embarazadas habían sido golpeadas. Una compañera llevaba cargando a su niño fue azotada en el estómago y hasta ahora sigue acostada en su casa”. La memoria de décadas de agresiones por parte del Ejército se avivaba en la piel.

Juana Vázquez narra uno de los asaltos militares a su comunidad: “Salimos a la carretera, estábamos impidiendo que pasaran, llegaron más personas de la comunidad vecina. Santiago Sánchez fue a hablar con ellos, pero en ese momento nos aventaron a la orilla de la carretera, nos empujaron con palos”. Foto: Lenin Mosso, SinEmbargo

Días después de las agresiones, el 23 de marzo, varios soldados se presentaron en la comunidad con comida y medicinas. A pesar de la necesidad, la población las rechazó.

Con ayuda legal del CDHM Tlachinollan, los vecinos de San José Rancho Limón y Juquila Yucucani interpusieron una queja contra Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), elementos del 48 Batallón de Infantería, la Secretaría de Salud federal (SSa) y la Secretaría de Educación Pública (SEP), ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). A casi un año de los hechos esta queja no ha prosperado y la CNDH amaga con dar carpetazo a la investigación porque los habitantes siembran amapola y porque la Fiscalía General de Justicia Militar ha abierto una investigación interna por las agresiones. Esto a pesar de que tanto la Suprema Corte de Justicia de la Nación como la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) han resuelto que los delitos cometidos por miembros de las Fuerzas Armadas mexicanas contra civiles han de ser juzgados por tribunales civiles, no por tribunales castrenses.

Con apoyo del CDHM Tlachinollan, los vecinos de San José Rancho Limón y Juquila Yucucani interpusieron una queja contra la Sedena, soldados del 48 Batallón de Infantería, la Secretaría de Salud y la SEP, por la agresión a sus comunidades; a casi un año la queja no ha prosperado. Foto: Inés Giménez, SinEmbargo

POBREZA ESTRUCTURAL Y VIOLENCIA INSTITUCIONAL

La violencia contra la población en Yucucani y San José es mucho más profunda que estos eventos. En su última encuesta –del año 2010–, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) consideraba que de los 19 mil 942 habitantes que habitan el municipio de Tlachochislahuaca, el 66.6 porciento viven en pobreza extrema y el 23.6 % en pobreza moderada. El 90.3 por ciento tiene ingresos inferiores a la línea de bienestar.

A cinco y seis horas de camino de la cabecera municipal, o a tres horas del de Putla, en la vecina Oaxaca, en Yucucani y en San José, estas cifras de pobreza son todavía mayores. La comunidad adolece de acceso a servicios de salud, vivienda, educación y alimentación. Algunas mujeres mueren al dar a luz. A veces, enfermedades prevenibles y curables, como gastritis, problemas de vesícula o gripa, resultan fatales para niñas y niños. Así que sus medios de vida son dos: migrar para vender su mano de obra barata como jornaleros y sembrar amapola; pero ambas opciones se han recrudecido.

Con el aumento securitario en el muro, lo primero cuesta ahora unos 180 mil pesos (7 mil dólares aproximadamente), en vez de los 2 mil dólares de hace unos años. Por otro lado, los precios a los que se compra la goma de opio cayeron a finales de 2017. Si antes el gramo de goma se pagaba a 20 pesos, ahora éste no supera los 6 pesos el gramo. Así que tras la siembra, el riego, el cuidado de las matas (con la compra de fertilizantes y vitaminas) y el rayado de los bulbos, las familias que cultivan amapola apenas sacan 600 u 800 gramos, y si logran cosechar un kilo pueden ganar unos 8 mil pesos (350 euros) al año.

Esto se atribuye a la entrada de fentanilo, un opioide sintético mucho más barato y unas 30-50 veces más potente que el opio, pero también más inseguro: su expansión por Estados Unidos causando más de 70 mil muertes por sobredosis sólo en 2017.

La bajada de los precios de amapola se resiente en las familias, que este año volvieron a cultivar maíz donde otros años sembraban amapola. Comprarlo resulta muy caro. Es algo que conocen bien las mujeres y cabezas de familia encargadas de abastecer el hogar: “Un bulto de maíz de la tienda de Conasupo [Compañía Nacional de Subsistencias Populares] cuesta 450 pesos, pero el maíz criollo cuesta más de 500 pesos ¿y quien va a poder comprar eso si somos varios integrantes?”, destaca Celia Cruz, mientras nos convida a un caldo de pollo con quelites.

Luego de la siembra, el riego, el cuidado de las matas (con la compra de fertilizantes y vitaminas) y el rayado de los bulbos, las familias que cultivan amapola apenas sacan 600 u 800 gramos, y si logran cosechar un kilo pueden ganar unos 8 mil pesos al año. Fotos: Arriba: Lenin Mosso; abajo: Inés Giménez, SinEmbargo

CULTIVAR, RESISTIR Y SORPRESA MILITAR

La Sedena estima que en el estado de Guerrero (principalmente en la Sierra, pero también en la Montaña) está el 60 por ciento de la producción de opio nacional. Antes las y los campesinos indígenas que cultivaban amapola se escondían frente a la presencia de los militares, pero esto está cambiando. Esto resulta sorprendente hasta para los propios solados rasos. Aunque estas plantas sigan penadas bajo la Ley Federal de Salud y el Código Penal Federal, ahora muchas comunidades hacen frente a los guachos, como son conocidos los militares en la región, que vienen a destruir las plantas.

En medio de un bloqueo carretero, comienza a hablarme de manera aparentemente fortuita un hombre joven. Está oscuro, se respira el aire limpio de la montaña. Al principio desconfío. Este lugar es fermento de oídos, les llaman orejas. Luego pienso que, al fin y al cabo, estoy reporteando pobreza. Le dejo hablar y asiento. Está destinado en Guerrero desde hace nueve meses.

–He andado en todo el estado de Sinaloa y Durango y allí (los campesinos) no se acercan, sí nos dejan destruir los cultivos (de amapola y marihuana). Tienen miedo de que  uno les vaya a hablar… ese miedo tiene que ver con el pasado, supongo; pero aquí en Guerrero la gente protesta.

–¿Dónde, cómo protesta?

“Hemos ido a Escalerilla, a Zapotitlán; a Cerro Verde, por la Sierra… Por Metlatonoc y por Cahuañaña. Una vez éramos 18 y aún así salieron dos mujeres con palos a pegarnos, hablaban en dialecto (sic), no les entendíamos, a mi me daba risa, seguimos trozando y luego dejamos un pedacito. Es violento que no podamos hacer nuestro trabajo, ojalá comprendieran que sólo es nuestro trabajo, como ellos tienen el suyo. Si se legalizara la marihuana el precio caería y nosotros ya no andaríamos como locos destruyendo cultivos en la sierra”, concluye este soldado, que prefiere mantenerse en el anonimato.

“He andado en todo el estado de Sinaloa y Durango y allí (los campesinos) no se acercan, sí nos dejan destruir los cultivos (de amapola y marihuana). Tienen miedo de que  uno les vaya a hablar… ese miedo tiene que ver con el pasado, supongo; pero aquí en Guerrero la gente protesta”, dice un militar. Foto: Inés Giménez, SinEmbargo

Después, en el autobús de línea hay otro guacho. Es muy joven, supera los 18 años. Habla con su mamá por teléfono. Ha pasado las pruebas físicas para entrar en el Ejército. “Está muy bien pagado, me pagan por no hacer nada, por estar quieto en el retén”, le dice.

Se atribuye a la Presidencia de Felipe Calderón Hinojosa la llamada “guerra contra las drogas” de la Iniciativa Mérida, que, entre 2008 y 2017, implicó la inversión de más de 2 mil 800 millones de dólares estadounidenses para  equipamiento bélico-militar de la Secretaría de la Defensa Nacional de México e incrementó el control de fronteras y reforma de sistemas de justicia. Pero el narcotráfico se ha considerado una amenaza a la Seguridad Nacional desde los años ochenta y la injerencia de Estados Unidos en la política militar mexicana se remonta varias décadas.

Ya en 1966 se llevó cabo el Plan Canador y en 1977 se puso en marcha el Plan Condor, la primera estrategia de erradicación de gran envergadura a nivel hemisférico: se desplegaron 10 mil militares para la destrucción de cultivos en el Triángulo Dorado [que comprende a Sinaloa, Sonora y Durango], como más o menos (sólo más o menos) cuenta la temporada mexicana de Narcos, la serie de la multinacional Netflix.

AGRAVIOS Y AGRESIONES MILITARES HISTÓRICAS

En la Montaña de Guerrero, los guachos no son queridos. La memoria de la Guerra Sucia, de Aguas Blancas, levantamientos, cateos, desapariciones forzadas, violaciones sexuales, allanamientos, detenciones arbitrarias, desplazamientos, su responsabilidad (al menos por omisión) en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y un largo etcétera deja una estela negra en la memoria. Lo que la gente calla, lo hablan las piedras.

También en Juquila Yucucani, en cuya Comisaría se ha reunido una asamblea para discutir asuntos comunitarios y recibirnos, tienen un mensaje claro: “En presencia de ustedes pedimos de que aquí no queremos ver más a los militares.”

Varias mujeres y hombres van llegando, unos se van, otros permanecen. Se hace un círculo, los niños juegan, y los más pequeños cuelgan del rebozo de sus mamás. De nuevo se precisa traducción. Toma la palabra Cruz Juárez Luna, uno de los principales de la comunidad. Guarda una memoria detallada de los acontecimientos pasados.

“En 1988 los militares empezaron desde el río tirando balas hasta llegar aquí a la comunidad. Se comían lo que encontraban a su paso, pollos, chivos, venados. En aquel entonces las casas eran de madera y zacates, les prendían fuego y las incendiaban”, dice. Mueve sus manos, señala el pueblo, endurecido por el polvo y el calor.

“De la capilla de la comunidad hicieron su corral, ahí metieron sus caballos. En esa ocasión nos vimos desplazados. Varios de nosotros nos fuimos a San José Yosocañu, otros nos fuimos para Putla, a los Mesones, por el Rancho, por la Trinidad… Nos regamos”, narra.

La gente asiente. La traducción se antoja fiel. Se habla de violaciones sexuales a las mujeres, recuerdo hiriente de un pasado que yace enterrado en un denso silencio.

Son muchos los rumores que cuentan que fueron los militares quienes introdujeron la semilla de amapola. “El cambio empezó a darse después del desplazamiento forzado que hubo aquel año. A los dos ó tres meses algunos regresamos, por arraigo a la tierra y a la casa de nuestros abuelos, pero desde aquel entonces a mucha gente le entró el temor de no querer venir aquí, los militares venían constantemente, se empezó a dejar de sembrar el maíz”.

Y cuando la amapola ya estaba dentro los militares llegaban y acampaban por la vereda del pueblo. “Nos amenazaban con que fuéramos a acarrear su agua, su leña… y sino queríamos hacerlo nos apuntaban con las armas. Si nos encontraban en el campo nos obligaban a bajarnos los pantalones y nos revisaban hasta los testículos para, ellos según, ver que traíamos”, continúa Cruz Juárez. “Cuando llegaban donde la familia tenía su cría de pollo o de guajolotes, sin lástima agarraban unas varas de 5 ó 6 metros, y se los traían”.

“En 1988 los militares empezaron desde el río tirando balas hasta llegar aquí a la comunidad. Se comían lo que encontraban a su paso, pollos, chivos, venados. En aquel entonces las casas eran de madera y zacate, les prendían fuego y las incendiaban”, dice Cruz Juárez. Fotos: Arriba: Lenin Mosso; abajo: Inés Giménez, SinEmbargo

“Robaban chivos y se los comían; petates, machetes, servilletas o vestimenta, ropa… todo lo amontonaban y lo quemaban, dejaban sin nada a la gente”.

En 1999, los militares desaparecieron a un compañero y mataron a dos vecinos. Se armó una comitiva y sus cuerpos fueron recuperados en Acapulco. Aunque el Ejército admitió los muertos y su responsabilidad en los sucesos, nadie fue juzgado. El caso quedó impune.

Hace dos años, en marzo de 2017, un helicóptero Bell 202 fue atacado a tiros por la zona [en Putla, Oaxaca, según los habitantes de Yucucani; y en Yucucani, según los de Putla]. Poco después, los habitantes de Yucucani, hartos de las promesas de campaña incumplidas del presidente municipal, Juan Javier Carmona, lo metieron en la cárcel. Una Comisaría, una Iglesia, pavimentación de las calles, un centro de salud, una ambulancia y mejora de los caminos eran sus reclamos. “Entonces, cuenta Áron Díaz Salazar, abogado del CDHM Tlachinollan, “es cuando se conoció ese pueblo del que nadie hablaba”.

Mientras tanto, y a pesar de la disminución de la siembra, la erradicación de cultivos en la montaña de Guerrero ha continuado, y en algunos municipios, como Acatepec y Zapotitlán, este año fue principalmente aérea, ocasionando no sólo daños a los cultivos de amapola, sino también a parcelas de maíz, plantas frutales de mamey, toronja, plátanos, mangos, granadilla, garbanzos, huertas de café, de aguacate y criaderos de peces. Esto a pesar de que la Sedena, en oficio escrito, planteó al CDHM Tlachinollan que “el químico que se utiliza para fumigar la amapola no daña cultivos alimenticios”.

En este contexto, más de cuarenta comisarios de Zapotitlán y Acatepec se reunieron para interponer una queja, venciendo el miedo de arrestos y penalizaciones históricas por sembrar.

“Si vas limpiar la milpa la huerta o la amapola te pagan 80 pesos, eso no alcanza, si fuera 150 o 200 para poder alimentar la familia. Muchas bocas para alimentar es lo que se da aquí en Guerrero”, dice el comisario suplente de una comunidad de Acatepec, indicando que hacía 18 años que el Ejército no fumigaba en helicóptero, pero que este año pasó, destruyendo no sólo la amapola sino “árboles frutales, el agua, estanques de peces”.

Además, obviamente, el Ejército destruyó los cultivos de amapola, que tanto esfuerzo y trabajo conllevan, una inversión que recae fundamentalmente en los campesinos ya empobrecidos por el desplome del precio de la amapola. Para sembrarla “tienes que empezar desde la deshija, desde la siembra, escarbar, ablandar la tierra, quitar todo el pasto, meterle líquido , porque como llega mucha plaga también eso, meterle vitaminas, abono, mangueras, separar las plantas, y como son plantitas chiquitas hay que agarrar una por una y es bien laborioso… se necesitan peones, el jornal diario antes estaba a 150 pesos, ahora a 50”, cuenta un vecino de una comunidad de Zapotitlán.

ALTERNATIVAS A LA ERRADICACIÓN DE CULTIVOS

Los pobladores buscan  un mercado regulado de amapola en el que el Estado se haga cargo de la distribución; la otra, un bono compensatorio para desincentivar la producción.

“Si el gobierno no quiere que trabajemos en la siembra del cultivo pues que aporte un programa de 10 mil pesos por niño, para así comprar los libros, mochilas, alimentos, vestidos”, dice Santiago Sánchez. “La otra alternativa es que nosotros sembremos, y que el gobierno venga a ver qué cantidad estamos cultivando, la recoja y se encargue de hacer lo que tenga que hacer con la droga. Igual que se compra el maíz…”, añade.

Esto lo plantea conocedor de algunos rumores sobre iniciativas de legalización de cultivos de amapola, como la que hicieron diputados del Partido Ciudadano en 2016, y en 2018. En ella planteban la “regularización del cultivo, producción y comercialización de papaver somniferum o adormidera con fines científicos y medicinales, para atender la crisis en el acceso de medicamentos controlados para los pacientes que requieren de cuidados y paliativos; además de contribuir a frenar la violencia producto del prohibicionismo”.

“La otra alternativa es que nosotros sembremos, y que el gobierno venga a ver qué cantidad estamos cultivando, la recoja y se encargue de hacer lo que tenga que hacer con la droga. Igual que se compra el maíz…”, dice Santiago Sánchez. Foto: Lenin Mosso, SinEmbargo

Esta propuesta, que vio luz verde en el Congreso local pero que tiene que ser discutida a nivel federal, también consideraba que la legalización y la regularización también generaría “que los agricultores que la cosechen reporten ingresos fiscales, se genere un aumento de empleos formales… y que los grupos delincuenciales disminuyan al ser reconocidos los productores, comerciantes y empresarios de un sector con mercado legal”.

En este sentido, a fines de febrero se realizó en el Senado de la República, el foro “Regulación de la amapola: retos y perspectivas”, auspiciado por el Senador priista Manuel Añorve Baños y en el que participó, entre otros representantes de bancadas políticas, Miguel Ángel Osorio Chong, para discutir la conveniencia o no de la regulación de la amapola.

Para varias organizaciones de derechos humanos guerrerenses creer que la legalización es la panacea y que con ella se acabará la violencia resulta un poco ingenua. Por un lado, el que producto sea legal no garantiza que no se trafique con él. Por el otro, las brechas de trabajo informal son inmensas. Además, en la actualidad, más violenta que la disputa territorial por el control de las rutas de amapola es la disputa por los territorios mineros del Cinturón Dorado, en la región norte del estado, lo que es una mina de oro y sangre.

Millones de años antes que los humanos, las hormigas ya cultivaban plantas

lunes, noviembre 21st, 2016

Un grupo de expertos de la Universidad de Múnich (Alemania) realizó un análisis evolutivo del comportamiento de las hormigas, que siembran de forma activa las plantas para luego habitarlas en busca de protección.

Foto: Especial

Foto: Especial

Londres, 21 noviembre (EFE).- Las hormigas de las Islas Fiji cultivan plantas desde hace millones de años, mucho antes de que comenzara a hacerlo el hombre con la agricultura, según un estudio divulgado hoy en la edición online de la revista británica Nature.

Un grupo de expertos de la Universidad de Múnich (Alemania) realizó un análisis evolutivo del comportamiento de las hormigas, que siembran de forma activa las plantas para luego habitarlas en busca de protección.

La publicación señala que varias especies de animales, como las llamadas hormigas cortadoras de hojas o las abejas que cultivan los hongos, han desarrollado relaciones mutuamente beneficiosas en las que esas especies cultivan otros organismos.

En el estudio, los expertos Guillaume Chomicki y Susanne Renner, de la citada universidad alemana, muestran que las llamadas hormigas Philidris nagasau, que se encuentran en las Islas Fiji, cultivan activamente al menos seis especies de plantas Squamellaria.

Esos vegetales son los que crecen por encima de la tierra sobre otras plantas o árboles, que utilizan como respaldo, y que no tienen acceso a la tierra para obtener nutrientes.

Los científicos hallaron que los insectos juntan semillas que recogen de los frutos de las plantas y las insertan en las grietas que se forman en los árboles.

Esas semillas forman unas cámaras que las hormigas visitan constantemente y donde, además, defecan para fertilizar la joven planta y ayudarla a crecer, pese a que esta no tiene acceso a la tierra que hay bajo el árbol.

De este modo, las cámaras crecen y ofrecen un espacio de refugio a las colonias de hormigas que las habitan.

Los investigadores vieron a lo largo de ese proceso que las hormigas y las plantas son interdependientes y que las unas no pueden sobrevivir sin las otras.

En el estudio, los autores reconstruyeron la historia evolutiva tanto de las hormigas como de las plantas para concluir que este comportamiento surgió hace unos tres millones de años por la denominada “coevolución”, un fenómeno de adaptación evolutiva mutua entre varias especies de seres vivos como resultado de su influencia recíproca.

Incendio forestal en Grecia devasta 3 mil 500 hectáreas de bosques y cultivos de mastika

martes, julio 26th, 2016

Según las primeras estimaciones, las llamas han devastado más de 3 mil 500 hectáreas de bosques y de cultivos de lentisco

Foto: EFE

En las tareas de extinción están participando dos aviones cisterna y tres helicópteros. Foto: EFE

Atenas, 26 jul (EFE).- Un incendio forestal declarado el lunes en Quíos ha arrasado grandes superficies de bosques y de cultivos de lentisco, el arbusto de cuya resina se elabora la aromática mastika, un producto tradicional de esta isla del mar Egeo.

Según las primeras estimaciones, las llamas han devastado más de 3 mil 500 hectáreas de bosques y de cultivos de lentisco, después de que las llamas se propagaran con extrema rapidez a causa de los vientos que llegaron a alcanzar fuerza 8 en la escala de Beaufort.

Las llamas amenazaron a varios pueblos, aunque finalmente ninguno tuvo que ser evacuado y tan solo dos casas quedaron destrozadas.

Para apagar el incendio han sido movilizados 180 bomberos con 54 camiones cisternas, a los que se han sumado otros 70 efectivos, ente voluntarios y militares.

En las tareas de extinción están participando dos aviones cisterna y tres helicópteros.

Según los bomberos, está previsto que hasta la tarde el incendio será completamente apagado, gracias a la baja de la intensidad de los vientos que reina hoy.

“El incendio destrozó casi la totalidad de los cultivos de lentisco en la zona afectada y todo el bosque del distrito”, destacó a Efe el alcalde de Quíos, Manolis Burnús.

En total, se calcula que ha arrasado el 90 por ciento de estos arbustos en el área afectada, pero afortunadamente solo del 5 por ciento al 7 por ciento de la población total de lentisco de la isla, según indicó a Efe el presidente de los productores de mastika, Yorgos Tumbos.

El alcalde, por su parte, señaló que buena parte de los arbustos de lentisco arrasados habían quedado destrozados ya hace cuatro años, también a causa de un incendio forestal y ahora justo estaban alcanzando la edad productiva.

Burnús lamentó que a causa de estos dos incendios “el bosque perdió su capacidad de reforestación natural”.

El ministro de Agricultura Evánguelos Apostolu, para evaluar los daños y poner en marcha el mecanismo de indemnización de los productores de mastika, resina de la que se elaboran licores cosméticos, productos farmacéuticos y aromas para pastelería.