Un grupo de expertos de la Universidad de Múnich (Alemania) realizó un análisis evolutivo del comportamiento de las hormigas, que siembran de forma activa las plantas para luego habitarlas en busca de protección.
Londres, 21 noviembre (EFE).- Las hormigas de las Islas Fiji cultivan plantas desde hace millones de años, mucho antes de que comenzara a hacerlo el hombre con la agricultura, según un estudio divulgado hoy en la edición online de la revista británica Nature.
Un grupo de expertos de la Universidad de Múnich (Alemania) realizó un análisis evolutivo del comportamiento de las hormigas, que siembran de forma activa las plantas para luego habitarlas en busca de protección.
La publicación señala que varias especies de animales, como las llamadas hormigas cortadoras de hojas o las abejas que cultivan los hongos, han desarrollado relaciones mutuamente beneficiosas en las que esas especies cultivan otros organismos.
En el estudio, los expertos Guillaume Chomicki y Susanne Renner, de la citada universidad alemana, muestran que las llamadas hormigas Philidris nagasau, que se encuentran en las Islas Fiji, cultivan activamente al menos seis especies de plantas Squamellaria.
Esos vegetales son los que crecen por encima de la tierra sobre otras plantas o árboles, que utilizan como respaldo, y que no tienen acceso a la tierra para obtener nutrientes.
Los científicos hallaron que los insectos juntan semillas que recogen de los frutos de las plantas y las insertan en las grietas que se forman en los árboles.
Esas semillas forman unas cámaras que las hormigas visitan constantemente y donde, además, defecan para fertilizar la joven planta y ayudarla a crecer, pese a que esta no tiene acceso a la tierra que hay bajo el árbol.
De este modo, las cámaras crecen y ofrecen un espacio de refugio a las colonias de hormigas que las habitan.
Los investigadores vieron a lo largo de ese proceso que las hormigas y las plantas son interdependientes y que las unas no pueden sobrevivir sin las otras.
En el estudio, los autores reconstruyeron la historia evolutiva tanto de las hormigas como de las plantas para concluir que este comportamiento surgió hace unos tres millones de años por la denominada «coevolución», un fenómeno de adaptación evolutiva mutua entre varias especies de seres vivos como resultado de su influencia recíproca.