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ENTREVISTA | El siglo XX es el gran siglo de la poesía mexicana: Juan Domingo Argüelles

sábado, febrero 3rd, 2018

La Antología esencial de la poesía mexicana es una versión “portátil” de los dos gruesos volúmenes (casi dos mil páginas y más de dos millares de poemas) de la Antología general de la poesía mexicana, también publicada por Océano. La Antología esencial no sustituye a la Antología general que, por cierto, los lectores siguen adquiriendo, sino que ofrece una propuesta intermedia de lectura en un solo volumen.

Ciudad de México, 3 de febrero (SinEmbargo).- Desde un principio este proyecto editorial se propuso en tres etapas: la gran suma de la Antología general (en sus dos volúmenes), el volumen intermedio que es la Antología esencial y, finalmente, la Antología mínima de la poesía mexicana: un tomo que se publicará luego de Antología esencial. El motivo es muy preciso en su humildad: Poner al alcance de los lectores, y no sólo de los lectores de poesía, y no sólo de los poetas, obras antológicas que abran el apetito para seguir leyendo poesía mexicana.

Detrás de todo este trabajo está el poeta e investigador Juan Domingo Argüelles, originario de Chetumal, Quintana Roo, un hombre comprometido con las letras y muy solícito, que habla la mar de bien de Sor Juana, como de Hernán Bravo Varela, uno de los poetas de nuestro tiempo antologado.

Hay esta Antología esencial nombres primordiales de nuestra lírica (Nezahualcóyotl, Sor Juana, Díaz Mirón, Othón), pasando por los poetas fundadores de nuestra modernidad (Gutiérrez Nájera, Nervo, Tablada, González Martínez, Rebolledo, López Velarte, Tablada), los más altos exponentes de la poesía mexicana contemporánea (Pellicer, Leduc, Gorostiza, Novo, Villaurrutia, Huerta, Paz, Castellanos, Sabines, Pacheco, Lizalde, Deniz), hasta llegar a los autores más recientes cuya obra ya posee una recepción entusiasta por parte de los lectores y una valoración significativa de la crítica especializada (Kenia Cano, Lulio Trujillo, María Rivera, Hernán Bravo Varela, Diego José, entre otros).

–La revolución de la literatura mexicana se da por la poesía, ¿es así?

–Por supuesto. Creo que es así. No sólo en México, el gran género literario de todas las épocas es la poesía. Con ese género se inicia la literatura. En el caso de la poesía mexicana es la poesía como generadora no sólo de emociones sino también de ideas. En México no olvidemos como en el caso de la Independencia, que va a acompañada por la poesía del siglo XIX, también en el caso de la Revolución, va acompañada de los corridos, de la poesía popular, mucha de la poesía del siglo XX refleja la realidad social de la época.

La poesía mexicana actual no está a favor del mercado. Foto: Especial

–¿Quién es el poeta nacional Octavio Paz o Xavier Villaurrutia?

–Yo lo plantearía del siguiente modo. Para mí el más grande poeta de la historia es Sor Juana Inés de la Cruz. A mí me parece que Sor Juana se adelanta a todos y a todo. Estamos hablando de una poeta de la época virreinal, de la colonia y que de alguna manera para los españoles forma parte también de la poesía española. Creo definitivamente que cuando hablamos de la poesía es que un poema grandioso no sustituye a otro. Para mí, Ramón López Velarde no está agotado. Sigue dándonos de qué hablar y ese gran poeta complejo que descubrió Xavier Villaurrutia y que luego volvió a tomar Octavio Paz. La poesía mexicana tiene unas figuras extraordinarias. El siglo XX es el gran siglo de la poesía mexicana y especialmente el ciclo de Los Contemporáneos. Posteriormente tenemos a autores tan intensos como Octavio Paz, Rubén Bonifaz Nuño, Rosario Castellanos, Jaime Sabines, Dolores Castro, Margarita Michelena. Ya no son poetas recientes, sino configurados como importantes en nuestras letras. Lo mismo Coral Bracho, David Huerta, Francisco Hernández, Javier Sicilia, Marco Antonio Campos, todos estos grandes poetas que ya tienen un lugar en ese panorama. Y después los poetas que vinieron en la década del ’60 y la década del ’70. Es una corriente literaria muy rica.

–Claro que hay gustos. A mí me parece que Xavier Villaurrutia hubiera escrito los versos ayer, tan moderno que resulta. Juan Villoro por otra parte defiende muchísimo a Ramón López Velarde

–Es que Ramón López Velarde es el fundador de esa modernidad. No nos ponemos de acuerdo si es él primero o es José Juan Tablada, si es Efrén Rebolledo; indudablemente quien hace al poeta como parte de esa modernidad es Ramón López Velarde. Lo que pasa con él es que es un poeta mucho más privado para la poesía nacional, para la poesía mexicana, mucho menos universal, pero Jorge Luis Borges se sabía de memoria “La suave patria”. Había una magia en la poesía de Ramón López Velarde que era apreciado por grandes escritores.

–Acaba de sacar Luis Felipe Fabre un ensayo sobre Salvador Novo, donde dice que era un poeta más propositivo que José Gorostiza, que era un poeta más formal

–No he leído todavía el trabajo de Fabre, pero creo definitivamente que Novo es uno de nuestros grandes autores. En distintas vertientes. En Los Contemporáneos teníamos a poetas tan grandiosos como Xavier Villaurrutia, como Gilberto Owen, como José Gorostiza, como Carlos Pellicer y por supuesto a Salvador Novo. Tiene una extraordinaria época de la poesía amorosa, que escribió maravillosos poemas de amor, pero también tiene la poesía escatológica, burlesca, de una fuerza tan extraordinaria, después de Francisco de Quevedo no se han escrito poemas así…

–Salvador Novo se parece, efectivamente, a Francisco de Quevedo…

–Claro. Viene de allá. Estos sonetos que escribió, estos sonetos burlescos donde a la vez tiene una gran virtud, habla de su homosexualidad y asume como tal la homosexualidad sin que se sienta escarnecido; reivindica la parte escatológica de la poesía, pero tiene una capacidad para herir, para colocar ese golpe que quiere dar cuando trata de defenderse. Nadie quería tener como enemigo a Novo. Esas sátiras, esos epigramas, son de una maestría extraordinaria.

–Tampoco nos podemos olvidar de Carlos Pellicer

–No, como dice Gabriel Zaid, “al leer a Carlos Pellicer se limpia uno los ojos”. Lo que trae es el paisaje, el sol, el trópico y tiene unos poemas maravillosos. Creo que es otro de los grandes autores que cuando uno lo lee se da cuenta de que es un poeta de muy joven, de que en la adolescencia escribió poemas ya extraordinarios.

–¿Cómo hiciste la selección de los nuevos poetas?

–Yo veo el asunto así: como de un principio planteamos la antología, es decir, se la propongo a Rogelio Villarreal Cueva, que es un gran lector de poesía. Planteo un gran corpus de poetas vivos y muertos, con más de 800 autores. Luego de hacer una selección, es decir, uno tiene que hacer la antología y tiene que incluir a Octavio Paz, a Díaz Mirón, a Ramón López Velarde, pero la complicación siempre viene con los autores que tienen una obra en proceso. Hay autores vivos como Eduardo Lizalde, que a pesar de que él pueda publicar un poemario mañana, ya tiene la obra completa, ya publicó lo más importante de su obra. Lo que planteé fue un corpus desde la época prehispánica hasta nuestros días, con 288 autores, en dos gruesos volúmenes, de casi dos millares de páginas, la Antología general de la poesía mexicana. La Antología esencial de la poesía mexicana tiene el propósito de hacer el volumen portátil, con 100 autores, representativos de esa gran antología general. El libro comienza con Nezahualcóyotl y termina con Hernán Bravo Varela, nacido en 1979. La antología forma públicos de poesía y eso es lo que principalmente deseamos. Hay una tercera etapa en proceso, la Antología mínima de la poesía mexicana. Contendrá a esos poetas y a esos poemas que ningún mexicano debería ignorar.

–¿Qué piensas de la poesía mexicana actual? Hay quienes dicen que está en una etapa de formalidad feroz y que le falta sentimiento…¿crees eso?

­–No, para nada. Hay mucha poesía y mucha diversidad. Después de la lectura exhaustiva que he hecho de la poesía mexicana reciente una de las características que la define es justamente su diversidad. En esa diversidad cada quien está escribiendo como se le da la gana y en ese escribir la poesía no está condicionada por el éxito comercial. Como la poesía no vive del mercado, los poetas están escribiendo no para el mercado sino para ellos mismos.

También ha escrito muchos libros para propiciar la lectura. Foto: Especial

Juan Domingo Argüelles es originario de Chetumal, Quintana Roo. Realizó estudios de Letras Hispánicas en la UNAM. Como poeta, ensayista, crítico literario y editor, sus trabajos comprenden varios volúmenes. Es director editorial de IBERO, Revista de la Universidad Iberoamericana y columnista de temas culturales en diversas publicaciones periódicas, entre ellas los diarios El Financiero y La Jornada, y la revista Quehacer Editorial. Ha abordado el tema de la lectura en: ¿Qué leen los que no leen? (2003), Leer es un camino (2004), Ustedes que leen (Océano, 2006), Antimanual para lectores y promotores del libro y la lectura (Océano, 2008), Del libro, con el libro, por el libro… pero más allá del libro (2008), Si quieres… lee (2009), La letra muerta (Océano, 2010) y Escribir y leer con los niños, los adolescentes y los jóvenes (Océano, 2011). Es responsable de los libros antológicos: Dos siglos de poesía mexicana (Océano, 2001 y reeditado en 2009) y Antología general de la poesía mexicana. De la época prehispánica a nuestros días (Océano, 2012), Antología General de la poesía. Poesía del México actual. De la segunda mitad del siglo XX a nuestros días (Océano 2014) y Breve antología de poesía mexicana impúdica, procaz, satírica y burlesca (Océano exprés 2015).

21 escritores que narraron desde la periferia, en el Siglo XX, los muchos otros Méxicos

sábado, septiembre 17th, 2016

Sin que la categoría provinciana implique un sentido peyorativo que intente disminuir la valía de los autores reseñados, la lista trata de visibilizar los territorios donde las letras mexicanas han expandido su influencia y desarrollo con pasión republicana, con una vista que abarca todo el horizonte nacional.

Ciudad de México, 17 de septiembre (SinEmbargo).- A menudo se describe a México como un país centralista que vive de espaldas a los Estados. No sucede así en las letras. A lo largo de la historia de la literatura nacional, son muchos los autores “de provincia” que han respondido a esa íntima vocación de ver todo el panorama desde el ejercicio dedicado de la creación.

Una disciplina donde el territorio del país se expande y permite vislumbrar un futuro más federal e inclusivo. Los autores del norte, del sur, del este y el oeste mexicanos han armado un relato donde la literatura no empieza ni mucho termina en la metrópolis que todo lo traga y lo digiere en forma voraz.

A ellos está dedicada esta mención no definitiva y necesaria que intenta honrar el paso ancho y republicano de nuestros máximos creadores.

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CHIAPAS: Rosario Castellanos (1925-1974)

Narradora y poeta mexicana que vivió su infancia en Comitán. Su preocupación por las comunidades originarias la llevó a desempeñar tareas en el Instituto Indigenista Nacional en Chiapas y en Ciudad de México.

Su poesía se refleja en los libros Trayectoria del polvo y Lívida luz y en el volumen de obras completas titulado Poesía no eres tú.

Escribió las novelas Balún Canán y Oficio de tinieblas, mapa sensible de Chiapas y el mágico sur mexicano. Suyas son también Ciudad Real, Los convidados de agosto y Álbum de familia.

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GUANAJUATO: Jorge Ibargüengoitia (1928-1983)

Enorme, autor del famoso cuento “La ley de Herodes”, sus huellas están en los escritos de Juan Villoro, de Rafael Pérez-Gay, de Héctor de Mauleón.

Su obra abarca novelas, cuentos, piezas teatrales, artículos periodísticos y relatos infantiles. Su primera novela, Los relámpagos de agosto (1965), le valió el Premio Casa de las Américas. A ésta seguirían Maten al león, Estas ruinas que ves y Dos crímenes, entre otras. Murió en un accidente aéreo en Madrid.

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CHIAPAS: Jaime Sabines (1926-1999)

Al autor de Adán y Eva, Tarumba/Diario Semanario y Yuria, entre otros poemas y prosas poéticas que integran una vasta y muy difundida obra, poco le importaba conseguir el visto bueno de los académicos. Para Jaime Sabines, lo importante era llegar a la gente. Sus recitales poéticos se convertían en actos multitudinarios.

Es considerado, junto con Octavio Paz, uno de los mejores poetas mexicanos del siglo XX.

Sabines escribía a mano, en carpetas de tapa dura, generalmente por la tarde, después de comer y antes de irse al trabajo.

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CHIHUAHUA: Jesús Gardea (1939-2000)

Nacido en Las Delicias, dejó una vasta e interesante obra literaria, en la que destacan los libros de cuentos Los viernes de Lautaro, Septiembre y los otros días, De alba sombría, Las luces del mundo, Difícil de atrapar y Donde el gimnasta.

Suyas son también las novelas El sol que estás mirando, La canción de las mulas muertas y El diablo en el ojo, entre otros.

Considerado heredero de Juan Rulfo, su estilo seco, austero, fue descrito por la crítica como de una “belleza hosca”.

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COAHUILA: Julio Torri (1889-1970)

Su prosa elegante y refinada ha dado obras como los ensayos Sentencias y lugares comunes y La literatura española y recopilaciones de cuentos como De fusilamientos.

Formó parte de la Generación del Ateneo, que también integró Alfonso Reyes. Fue un gran precursor de lo que hoy se conoce como microficciones y un gran divulgador de las letras.

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COAHUILA: Francisco L. Urquizo (1891-1969)

Nació en Coahuila y además de escritor y cronista fue militar, un hombre que ha contado como pocos los episodios de la Revolución Mexicana. Militó en las huestes de Francisco I.Madero y de Venustiano Carranza.

Su narrativa tiene también gran contenido autobiográfico, aunque se especialidad es la descripción vivaz de la lucha armada.

Publicó Tropa vieja, Fui soldado de levita de esos de caballería y Memorias de campaña, entre otros libros de crónicas y varias biografías.

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DURANGO: José Revueltas (1914-1976)

Nació en Santiago Papasquiaro en una familia de artistas. Sufrió la prisión por sus ideas políticas. Escribió Los muros de agua, El apando y los libros de cuentos Dios en la tierra y Material de los sueños, entre otros.

“Es uno de los mejores escritores de mi generación y uno de los hombres más puros de México”, dijo Octavio Paz.

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DURANGO: Nellie Campobello (1900-1986)

Fue una mujer multifacética con una vocación artística blindada que tradujo en la danza y la literatura. Su admiración por Pancho Villa la hacía llamarse “La Centaura del Norte”.

El Fondo de Cultura Económica publicó a finales de 2007 la edición Nellie Campobello. Obra reunida y recientemente la escritora Sandra Frid dio a conocer la novela La danza de mi muerte, inspirada en los cruentos episodios vividos en los últimos años de la artista, cuando fue secuestrada por una asistente.

Escribió Cartucho, relatos sobre la Revolución Villista, Las manos de mamá y Apuntes sobre la vida, además de muchos poemas.

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NAYARIT: Alí Chumacero (1918-2010)

Oriundo de Acaponeta, estudió en Guadalajara y luego se mudó a la Ciudad de México, para fundar, con apenas 19 años y amigos como Leopoldo Zea la revista Tierra Nueva, que dirigió hasta 1942.

Escribió Páramo de sueños, uno de sus poemarios más conocidos, que incliuyen el famoso “Poema de amorosa raíz”.

La obra poética de Alí Chumacero es breve, con una totalidad de 75 poemas reunidos en tres libros.

“Chumacero eligió callarse porque el camino de extremo rigor y máxima dificultad que se había impuesto sólo iba a llevarlo, en caso de persistir en él, a la tautología y el solipsismo”, dijo José Emilio Pacheco.

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JALISCO: Juan Rulfo (1918-1986)

El héroe de la literatura mexicana de todos los tiempos, autor de dos libros esenciales, Pedro Páramo y El llano en llamas, también amó la fotografía.

Nació en Apulco, municipio de Sayula. Una obra breve e intensa, cargada de melancolía, le bastó para erigirse como uno de los grandes maestros de la literatura hispanoamericana del siglo XX.

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JALISCO: Juan José Arreola (1918-2001)

Considerado una figura universal de la literatura por introducir una nueva técnica narrativa y por ser uno de los pioneros del realismo mágico,  nació en Zapotlán el Grande, donde “leí a Baudelaire, a Walt Whitman y a los principales fundadores de mi estilo: Papini y Marcel Schwob, junto con medio centenar de otros nombres más y menos ilustres… Y oía las canciones y los dichos populares y me gustaba mucho la conversación de la gente de campo”.

Para un gran escritor alcanza una gran obra: Varia invención, Confabulario, Bestiario, Confabulario total, Palindrona, Confabulario personal y La hora de todos y La feria.

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JALISCO: Mariano Azuela (1873-1952)

Los de abajo es la novela más conocida del escritor jalisciense. Fue publicada por entregas en el periódico El Paso del Norte en 1915 y como libro en 1916. Alcanzó gran popularidad cuando se volvió a editar por entregas en 1925 en el periódico El Universal Ilustrado. En sus primeras ediciones incluía el subtítulo “Cuadros y escenas de la Revolución actual”.

Suyas también son Los caciques, Las moscas, Las tribulaciones de una familia decente, La luciérnaga, Avanzada y Nueva burguesía, entre otras.

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OAXACA: José Vasconcelos (1882-1959)

El gran educador mexicano, presidió en 1909 el Ateneo de la Juventud, del que fue fundador.  Impuso a la Universidad Nacional el actual escudo y el lema “Por mi raza hablará el espíritu”.

Creador de muchas bibliotecas, su obra literaria es vasta y fundamental, con libros de filosofía como Pitágoras, una teoría del ritmo, El monismo estético y Lógica Orgánica.

Escribió obras pedagógicas como La raza cósmica y Bolivarismo y Monroísmo, de ensayos como  Breve historia de México y Hernán Cortés, creador de la nacionalidad y biografías de Simón Bolívar y Evaristo Madero.

Sus memorias reunidas en La flama tienen gran valor literario e histórico.

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MEXICALI: Daniel Sada (1953-2011)

Fue el artista del lenguaje, ese tesoro inasible y misterioso de todo pueblo. El gran autor dedicado a un México interior y pudoroso que reflejó en novelas inolvidables como Porque es mentira la verdad nunca se sabe, Una de dos y Lampa vida, entre otras.

“Un narrador profundamente cercano a la esencia del hombre”, dijo el colombiano Álvaro Mutis.

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MONTERREY: Alfonso Reyes (1889-1959)

Figura fundamental de la cultura mexicana de todos los tiempos, fue ensayista, crítico, poeta y narrador. Gran conocedor de la tragedia griega, ejerció como diplomático.

Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y del Colegio Nacional, fue fundador del Instituto Francés de América Latina y de El Colegio de México.

Escribió Visión de Anáhuac, Romances del río de enero, Cuestiones gongorinas, Tránsito de Amado Nervo, La experiencia literaria, El deslinde y Los trabajos y los días, entre otros.

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SINALOA: Gilberto Owen (1954-1902)

Nació en El Rosario y fue un gran renovador de la literatura mexicana. Participó en las revistas Ulises y Contemporáneos, además de ocupar diversos cargos diplomáticos.

Fue autor de Desvelo, La llama fría, Novela como nube, Línea y Perseo vencido.

Owen es “uno de los espíritus más serios de nuestra actual literatura por la originalidad de su obra, sobre todo en el poema en prosa, género que como pocos expresa la poesía de la vida moderna”, dijo Octavio Paz.

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TABASCO: Carlos Pellicer (1899-1977)

Un poeta “antinerudiano” de amplio registro. Fue también periodista y abogado, formó parte de Los Contemporáneos.

Destacan en su obra Colores en el mar y otros poemas y Práctica de vuelo. Recibió en 1954 el Premio Nacional de Literatura.

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TIJUANA: Federico Campbell (1941-2014)

Autor de Tijuanenses, en 1995 obtuvo la beca J. S. Guggenheim y en 1999 participó en el Sistema Nacional de Creadores.

Dio a conocer también las novelas Todo lo de las focas,  La clave Morse y El imperio del adiós.

Sus libros de cuentos son Tijuana. Stories on the border, Post scriptum triste, La invención del poder y Máscara negra, entre otros.

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VERACRUZ: Emilio Carballido (1925-2008)

El gran dramaturgo mexicano, sin él es difícil entender el teatro nacional, maestros de grandes creadores como Sabina Berman, Juan Tovar y Oscar Villegas, entre otros.

“Me trajeron de brazos a la capital y mi infancia transcurrió en los barrios de La Lagunilla y en Santo Domingo. Querer escribir surgió en mí naturalmente, porque era un muchacho muy imaginativo, precoz e insoportable, que leía mucho y lo más natural para mí era escribir, ya que en mi casa, todos escribían: mi abuela, mi mamá, mis hermanos y mis tíos hacían versitos y cosas de ese estilo”, contó.

Dueño de una gran obra dramática, sus piezas son material obligado en todas las escuelas de teatro.

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YUCATÁN: Juan García Ponce (1932-2003)

Durante muchos años desempeñó el cargo de secretario de redacción en la Revista de la Universidad de México, apenas el reflejo de una incesante y profusa labor editorial en las más prestigiosas revistas literarias mexicanas.

Como dramaturgo, escribió la aclamada El canto de los grillos, donde exploró las intrincadas relaciones entre la capital y la provincia.

Figura de paja y La casa en la playa son dos de sus novelas más conocidas.

Dedicó también numerosos ensayos sobre pintura universal.

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ZACATECAS: Ramón López Velarde (1888-1921)

Autor de “Suave patria”, el poema nacional por antonomasia, es considerado el vate más mexicano de todos los creadores de la literatura mexicana.

Su producción poética se refleja en El son del corazón. Su obra en prosa ofrece títulos como El minutero y El don de febrero.

Su muerte prematura truncó una obra que de todas modas fue ampliamente valorada por críticos y lectores.