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Tras su muerte, una nueva historia de Anne Rice llegará a la pantalla grande en 2022

lunes, diciembre 13th, 2021

Después de la participación de Tom Cruise como Lestat en la cinta Entrevista con el Vampiro, historia adaptada del libro de Anne Rice, el próximo año llegará una nueva aventura con el mismo personaje, sin embargo, será interpretado por Sam Reid. Anne Rice falleció el pasado 11 de diciembre a la edad de 80 años.

Por Mauro Marines

Ciudad de México, 13 de diciembre (Vanguardia).- Si Bram Stoker le dio forma al vampiro moderno, Anne Rice lo hizo sexy y contemporáneo. La escritora norteamericana, con su serie Crónicas Vampíricas influyó bastante en el imaginario sobre los vampiros, en especial sobre la estética y el estilo que los envuelve, una que desde el inicio de sus publicaciones parecía hecha para la pantalla grande, pero que tardó bastante en lograrlo.

Anne Rice, autora de Entrevista con el vampiro, fallece a los 80 años de edad. Foto: Facebook, Anne Rice

La inesperada muerte de esta autora, el pasado domingo, trajo otra vez a la superficie la historia de cómo su primer libro, Entrevista con el vampiro tardó años en ser adaptada al cine, a pesar de que los derechos para esto se adquirieron un mes antes de su publicación, en 1976.

El libreto, para el cual Rice escribió una adaptación propia —en la que llegó incluso a censurar los temas “homoeróticos” y cambió el género a uno de los vampiros principales para poder hacerlo viable ante el homofóbico Hollywood—, no pasó a manos de ningún director que lo llevara a la acción hasta que Warner Bros, la última compañía en tener los derechos, se lo presentó a Neil Jordan.

El director, quien estaba disfrutando a inicios de los años 90 del éxito de su película Juego de Lágrimas —que explora temas de raza, nacionalidad, género y sexualidad—, se vio atraído no tanto por el libreto mismo, sino por el libro, y él siendo un autor en su propio derecho —con novelas como Shade y Mistaken—, aceptó con la condición de que le permitieran escribir el guión, con miras a un estreno en 1994, casi veinte años después de la publicación de Entrevista con el vampiro.

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La historia de los vampiros Louis y Lestat comenzó a tomar forma en el género cinematográfico, pero las inseguridades de Rice apenas comenzaban a surgir con respecto a la producción. Según ciertos reportes, a diferencia de lo que sucede con otras adaptaciones, fue el director quien se rehusó a hacer cambios a partir del libro, mientras que la autora no dejaba de proponer modificaciones.

PURGANDO EL LUTO

Esto pudo deberse a que para entonces, el estado mental de Rice era ya uno muy diferente al que tuvo cuando escribió la novela. Después de todo, Entrevista con el vampiro” surgió de un periodo de luto tras la muerte por cáncer de su hija de seis años. Gran parte de sus emociones y de lo que estaba viviendo se vio reflejado en la historia, y dado que en ese instante no tenía intenciones de hacer una serie completas alrededor de sus personajes, para cuando creó y publicó la secuela Lestat el vampiro, ocho años después, hizo algunos cambios retroactivos para adecuarse mejor a su nueva visión.

Algunos de estos sí llegaron a la adaptación, pero al final se mantuvo bastante fiel a su material original. La película, protagonizada por Brad Pitt y Tom Cruise, con la participación de Antonio Banderas en su debut internacional fue bien recibida por críticos y público. Aunque la adaptación de su secuela —y tercera novela en la serie— La reina de los condenados de 2002, con un elenco y producción totalmente diferente, “condenó” cualquier otro proyecto basado en los libros.

TODOS CONTRA TOM

Otro de los retos para Rice durante la filmación fue tener a Tom Cruise en el papel de Lestat. A esas alturas este personaje ya se había convertido en uno de los favoritos de ella y sus lectores, y todos tenían una imagen muy particular de cómo debía ser, y el protagonista de Top Gun no les parecía la mejor opción.

Desde su estatura hasta el color de su cabello, y puede que también el tipo de roles que había interpretado hasta ese momento, todo parecía estar en contra del intérprete, pero incluso con la mala fe que le tenía la escritora —de la que estaba consciente y que en entrevistas llegó a comentar que sí llegó a dolerle—, hizo su tarea, estudió al personaje y lo hizo tan suyo que Rice se disculpó personal y públicamente con él por no haber creído en su capacidad.

Esta, como ya fue mencionado, fue la única historia de éxito alrededor de las adaptaciones de las Crónicas Vampíricas, pues incluso la televisión ha sido elusiva. Ya desde hace unos 5 años hay noticias de intenciones para llevarlas a este formato. La última casa productora en anunciarlo fue AMC, creadora de éxitos como The Walking Dead y Breaking Bad, y se espera que para 2022 veamos nuevamente a Lestat, ahora interpretado por Sam Reid, pero fuera del anuncio del elenco, no se ha dado a conocer ningún detalle extra.

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Chris McKay será el encargado de dirigir Renfield, el spin-off de Drácula creado por Robert Kirkman

miércoles, abril 14th, 2021

Renfield era un interno del manicomio John Seward que comía insectos y otros animales pequeños con la esperanza de consumir su fuerza vital y volverse inmortal. Renfield sirve a Drácula, quien le promete la vida eterna a cambio de cumplir sus órdenes.

MADRID, 14 de abril (EuropaPress).- Universal ya está preparando Renfield, película que se centra en el sirviente de Drácula, personaje original de la novela de Bram Stoker publicada en 1897, que ya tiene nuevo director.

Las primeras informaciones, que salieron a la luz en 2019, apuntaban a que Dexter Fletcher sería el director de la cinta pero, según informa Deadline, Chris McKay (Batman: Una película de LEGO) está en las negociaciones finales para ocupar la silla del realizador. Ryan Ridley, guionista de Rick y Morty, está escribiendo el guion a partir de una historia original de Robert Kirkman, el creador de The Walking Dead.

Por el momento se desconoce los detalles de la trama, aunque se sabe que no será una historia de época. Cuando se anunció el proyecto en 2019 se desveló que el filme tendría un toque cómico, en la línea del falso documental de vampiros Lo que hacemos en las sombras de Taika Waititi, y que la trama giraría en torno a la relación “tóxica y dependiente” entre Renfield y su amo.

Drácula ha tenido diversas adaptaciones en el cine. Foto: Especial

En el libro de Stoker, Renfield era un interno del manicomio John Seward que comía insectos y otros animales pequeños con la esperanza de consumir su fuerza vital y volverse inmortal. Renfield sirve a Drácula, quien le promete la vida eterna a cambio de cumplir sus órdenes.

El personaje ya ha aparecido anteriormente en la gran pantalla. Dwight Frye lo interpretó en Drácula de 1931 y Tom Waits encarnó al sirviente en la adaptación de 1992 dirigida por Francis Ford Coppola.

Dwight Frye le dio vida al personaje en el clásico Drácula de Tod Browning de 1931 protagonizado por Bela Lugosi. Renfield sufría de delirios y comía insectos y arañas con la esperanza de que eso le hiciera vivir más tiempo.
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Walt Whitman, el poeta norteamericano que inspiró a Bram Stoker y la amistad entre ambos autores

sábado, marzo 28th, 2020

En 1855, Whitman publicó Hojas de hierba, libro polémico en su tiempo; sin embargo, tiempo después sus admiradores fueron aumentando con rapidez. Las cartas que llenaban su buzón no solo eran elogios de lectores, también de escritores consagrados, como Mark Twain y Bram Stoker.

Al igual que muchos admiradores, el autor de Drácula buscó conectar con su ídolo, así que una noche decidió escribirle una sincera carta que iniciaría su estrecha amistad. Con 60 años y pésima salud, Whitman no podía viajar a Inglaterra, por lo que Stoker se trasladó a EU para conocer, en marzo de 1884, al poeta.

Por Alejandro Gamero

Ciudad de México, 28 de marzo (Culturamas).- Si Bram Stoker levantara la cabeza estoy seguro de que se sorprendería de la infinidad de productos derivados de su vampiro, desde Crepúsculo hasta True Blood, y de las legiones de fanáticos admiradores generados a partir de estos personajes. O, por lo menos, se sorprendería hasta cierto punto.

Porque Stoker también cayó, como una quinceañera cualquiera, presa de los encantos de un ídolo. Solo que el objeto de su admiración no era ningún chupasangres nocturno, sino un viejo poeta que había escandalizado a Estados Unidos. Con solo 22 años, Stoker leyó y se enamoró irremediablemente de la poesía de Walt Whitman.

Al igual que muchos admiradores, Stoker quería tener una conexión con su ídolo, así que una noche escribió una sincera carta a Whitman en la que se presentaba y se ponía a su disposición. Esa carta, una vez que Stoker reunió el valor para enviarla por correo, iniciaría una inesperada amistad literaria que duró hasta la muerte de Whitman.

En 1855 Whitman publicó Hojas de hierba en una imprenta local y en una edición costeada por él mismo. Gran parte de la crítica fue muy dura con el libro, centrándose más en lo ofensivo de las referencias sexuales que en la propia poesía, de manera que el editor fue reticente a distribuir la segunda edición, a pesar de que ya estaba impresa y preparada.

Y si en Estados Unidos ya era difícil conseguir una copia de Hojas de hierba, en Inglaterra era casi una proeza. Los editores británicos se negaron a arriesgarse con una edición por miedo a quebrantar las leyes de pornografía de la época victoriana. Así que el libro solo estaba al alcance de aquellos que tuvieran a algún amigo o conocido al otro lado del charco que pudiera enviarlo.

Uno de los escritores ingleses que más impresionado quedó con Hojas de hierba fue William Michael Rossetti, hermano de Dante Gabriel Rossetti. En 1867 un amigo le mandó una edición americana y al leerla Rossetti quedó tan conmocionado que se sintió en la obligación de compartir aquel libro con el público inglés. Su solución fue hacer una selección de los poemas de Whitman eliminando todo aquello que pudiera ser considerado ofensivo para la moral y la decencia, algo que no contentó por completo a Whitman.

De cualquier modo, Rossetti presenta a Whitman como el fundador de la poesía americana. A través de esa edición Stoker escuchó hablar de Whitman por vez primera, aunque no fue hasta un año después que leyó al poeta de primera mano, en una edición completa de Hojas de hierba. Y, según sus propias palabras, «a partir de ese momento me convertí en un amante de Walt Whiman».

Desde la década de 1870, el número de admiradores de Whitman fue creciendo con rapidez. Las cartas llenaban su buzón y le ayudaba a sobrellevar la soledad que sentía desde que se mudó a la casa de Camden. Whitman no solo recibía elogios de lectores anónimos sino también de escritores ya consagrados, como la carta que Mark Twain le envió en mayo de 1889.

Llegó un momento en el que ya no podía deambular por las calles como en el pasado porque a pocos pasos era abordado por algún fan. En muchas ocasiones, cuando se metía en problemas, sus admiradores se unieron para apoyarlo, como cuando el fiscal del distrito de Boston intentó prohibir la publicación de una nueva edición de las Hojas de hierba con el argumento de que era obsceno.

Pero volviendo a Stoker, la famosa carta la escribió la noche del 18 de febrero de 1872. Después de empezar diciéndole a Whitman que podía quemar la carta antes de leerla siquiera, Stoker le transmitió su admiración como si se tratara de una carta moderna de un fan a su ídolo. El autor de Drácula escribió entre otras cosas:

«Si estuviera en su presencia me gustaría estrecharle la mano. Me gustaría llamarle camarada y hablarle como los hombres que no son poetas no suelen hablar […] Debo darle las gracias por muchas horas felices, porque he leído sus poemas con mi puerta cerrada con llave por la noche, y los he leído en la orilla del mar, donde no se veían más señales de vida humana que los barcos; y a menudo me encontré a mí mismo despertando de una ensoñación con el libro abierto delante de mí […] Shelley escribió a William Godwin y se hicieron amigos. Ni yo soy Shelley ni usted es Godwin pero espero que en algún momento se me permita conocerle cara a cara y tal vez darle la mano. Si alguna vez lo hago será uno de los mayores placeres de mi vida». Así empezó la amistad entre ambos escritores.

Cuando Whitman recibió la carta de Stoker tenía casi sesenta años y su salud era pésima, por lo que el viaje a Inglaterra estaba casi descartado. Fue Stoker quien viajó a Estados Unidos, gracias a su labor como crítico teatral. En la tarde del 20 de marzo de 1884 Stoker, acompañado del actor Henry Irving ‒también admirador de Whitman‒, fueron a visitar al gran poeta americano a la casa de Thomas Donaldson, amigo y benefactor de Whitman. Así describiría Stoker a Whitman la primera vez que lo vio, sentado en el salón de Donaldson:

«Era corpulento, con una cabeza grande y frente alta ligeramente calva. Grandes masas de pelo gris-blanco caían sobre su cuello. Su bigote era grande y grueso y bajaba sobre su boca para mezclarse con la parte superior de la espesa barba». Y entonces se estrecharon la mano como dos viejos amigos.

Dos años después Stoker fue a visitar a Whitman a su casa de Camden. El viejo poeta parecía más débil y se movía con más dificultad, aunque su mente estaba tan despierta como siempre. Hablaron de todo, desde cotilleos literarios de Londres hasta la figura de Abraham Lincoln.

Todavía se encontraron una vez más, en diciembre de 1887. Stoker le planteó a Whitman la posibilidad de hacer una edición con una selección de sus poemas, a lo que Whitman se negó. A estas alturas ya era o todo o nada. Cuando se despidieron lo hicieron como dos buenos amigos. Nunca más volvieron a verse. Antes de morir Whitman envió a Stoker una copia autografiada de Hojas de hierba de 1872.

Durante el verano de 1896, Stoker le dio los retoques finales a Drácula, una novela en la que había trabajado a lo largo de siete años. Dada la admiración de Stoker por Whitman muchos estudiosos han buscado la influencia del poeta americano en Drácula. Aparte de la evidente sensualidad de la novela, también presente en la poesía de Whitman, se ha llegado a especular con los paralelismos ‒al menos físicamente‒ entre el poeta americano y el personaje del Conde Drácula.

¿Qué mejor homenaje podría haber hecho Stoker a su ídolo que convertirlo en un personaje inmortal, alguien que a su vez tendría una legión de admiradores? Algo insólito, sobre todo teniendo en cuenta que el primer vampiro moderno de la historia, el de Polidori, se basó en otro poeta universal, Lord Byron. Solo así se entiende que la figura del vampiro tenga ese halo tan poético.

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De monstruo a icono pop: La evolución del vampiro en la literatura, desde su origen hasta hoy

sábado, febrero 29th, 2020

Con la unión de varias supersticiones, la figura de un ser sobrenatural comenzó a formar parte del folclore europeo. Fue con escritores como Lord Byron, John William Polidori y, por supuesto, Bram Stoker, que el mito del vampiro tomó forma de aristócrata y romántico atormentado.

La exposición “Vampiros. La evolución del mito”, disponible hasta junio en CaixaForum Madrid, propone un recorrido a través de más de 360 materiales entre carteles, vídeos y vestuario, de una criatura inicialmente nacida en la literatura y luego popularizada gracias al cine.

Por José Antonio Luna

Ciudad de México, 29 de febrero (ElDiario).- En 1725, un antiguo soldado serbio llamado Arnold Paole se partió el cuello tras caerse de una carreta. Según rumores, su cuerpo desapareció y, ya muerto, volvió para atormentar y desangrar a los habitantes de Medveđa, un pequeño municipio de Serbia. Es uno de los muchos relatos contados durante la época de las epidemias en las zonas rurales de Europa del este, los cuales, a su vez, dieron lugar a la formación de un mito popular: el de los vampiros.

Fue entonces cuando, a partir de la unión de diferentes supersticiones, la figura de un ser con capacidades sobrenaturales empezó formar parte del folclore. De hecho, su significado hasta fue objeto de debate entre filósofos como Rousseau o Karl Marx, que en El capital utilizó la imagen de un vampiro para representar la relación devoradora entre el trabajo y el capital. Pero ¿cómo ha evolucionado su figura a lo largo de la historia?

Es la pregunta que se intenta responder en la exposiciónVampiros. La evolución del mito”, disponible en CaixaForum Madrid hasta el siete de junio. En ella se propone un recorrido a través de más de 360 materiales entre los que se encuentran carteles, vídeos e incluso vestuario de una criatura inicialmente fraguada en la literatura y luego popularizada gracias al cine.

Vista de la exposición “Vampiros. La evolución del mito”, disponible en CaixaForum Madrid. Foto: Especial

Vista de la exposición “Vampiros. La evolución del mito”, disponible en CaixaForum Madrid. Foto: Especial

Esa es la razón por la que encontramos documentos tan importantes, como el atrezo empleado para Drácula (1992), la película de Francis Ford Coppola, o el guion de Bram Stoker para la primera adaptación de Drácula al teatro. Pero, si hablamos de bases del universo vampírico, no debemos olvidar el que probablemente sea uno de sus pilares más importantes (y responsable de catapultarlo a los círculos literarios): Lord Byron.

Retrato al óleo de Lord Byron, por Richard Westall. Foto: Especial

La noche del 17 de junio de 1816, en una casa alquilada a orillas del lago Lemán en Suiza, Byron desafió a sus invitados a escribir una historia de miedo. De ahí salieron relatos que cimentaron el terror contemporáneo como El sueño, de Mary Shelley, que trataba sobre un ente construido a partir de cadáveres y que sería clave para una obra posterior: Frankenstein o el moderno Prometeo. Pero no fue la única historia destacada de esa noche.

Lord Byron esbozó una titulada El entierro, en la que un aristócrata de sangre azul acompaña a un joven durante un viaje a Turquía que no acabó demasiado bien para el burgués: falleció en un cementerio, no sin antes prometer que volvería de entre los muertos. Se sustituyó entonces el vampiro floclórico de las epidemias, normalmente relacionado con la figura de un agricultor de aliento fétido y barba de tres días, por el vampiro aristócrata que además era literario y tenía voz seductora.

Desde entonces, asociamos al vampiro con el cuento del viajero extranjero que se aventuraba con un Grand Tour, un recorrido por Europa popularizado a mediados del siglo XVI entre jóvenes aristócratas. El objetivo era parecido al del Erasmus actual: completar la formación, aprender idiomas y, en definitiva, conocer otras culturas. Sin embargo, aquel inocente turista se encontraba con la presencia de un caballero satánico que le llevaba a su perdición.

El relato de Byron lo tenía todo para revolucionar el género de terror, pero hubo un problema: no lo terminó. Fue su médico de cabecera, el doctor John William Polidori, quien reescribió y completó aquel fragmento en poco más de dos mañanas. Todo ello, por supuesto, sin la autorización del autor original. Así nació El vampiro (1819), el cual, a pesar de no partir de una idea original, se convirtió todo un éxito de ventas llegando a superar al Frankenstein de Mary Shelley.

Desde entonces, se sucedieron varias obras sobre el chupasangre, pero la verdadera revolución del mito no llegaría hasta casi medio siglo después. Drácula (1897) de Bram Stoker sentó las bases del vampiro moderno: las estacas, los ajos, su debilidad a los símbolos religiosos… El escritor irlandés supo sintetizar varios temas vampíricos y crear todo un universo con significación propia dentro del género, mezclando además el vampiro del folclore con el byroniano.

HACIA LA GRAN PANTALLA

El vampiro no solo ha mordido el cuello de la literatura, también el del cine. Su sed de sangre siguió alimentándose en el séptimo arte gracias a la adaptación de Nosferatu. Una sinfonía del horror (1922), de F. W. Murnau. El maestro del expresionismo alemán reinterpretó la novela de Stoker sin contar con la autorización de su autor, lo cual acabó con una demanda interpuesta por Florence Balcombe, la viuda del escritor, por infracción de derechos. Pero Prana Film, la productora, encontró la forma de esquivar la sanción: declarándose en quiebra.

Friedrich Wilhelm Murnau. Nosferatu, una sinfonía del terror, 1922. Foto: Especial

Béla Lugosi en Drácula de Tod Browning, 12 de febrero de 1931. Foto: Especial

Isabel Adjani y Klaus Kinski en Nosferatu de Werner Herzog. Producción: Gaumont (France) / Werner Herzog Filmproduktion (Alemania), 1979. Foto: Especial

A partir de entonces, el vampiro, originario de los confines de la Europa cristiana y rural, se mundializó. Se convirtió en un subgénero de terror y prácticamente cada país contó con su derivado de Drácula adaptado a sus propias leyendas regionales. Todo cambió a partir de los 70, cuando el chupasangre se empezó a desprender de su capa y títulos hereditarios, para convertirse en psicópatas y románticos atormentados.

Ya fuera a través de series como Buffy, cazavampiros o de fenómenos como Crepúsculo, el vampiro pasó de villano a víctima de un mundo contemporáneo que no tiene en cuenta a las minorías. Es lo que también se plantea en True Blood, cuyo tema principal es la complicada integración de los bebedores de sangre en una sociedad que no les acepta.

El espectador ha acabado identificándose con estas criaturas, ya que el nuevo Drácula busca su lugar en el mundo al mismo tiempo que duda de su identidad. Quiere verse en un espejo que no les refleja y, por eso, al comprender sus frustraciones, con el tiempo hemos comprobado que quizá tenga más de humano que de monstruo.

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Las seis diferencias y similitudes entre Drácula, la miniserie de Netflix, y el libro de Bram Stoker

domingo, enero 5th, 2020

ATENCIÓN: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS

La nueva adaptación del célebre vampiro tiene algunos elementos que si bien están presentes en la novela, han sido ignorados por algunas adaptaciones, entre ellas se encuentra que en un comienzo el Conde es un anciano y después poco a poco recupera su juventud.

Madrid, 5 de enero (EuropaPress).- Drácula, una de las series más esperadas de la BBC, ha llegado a Netflix. La nueva adaptación del célebre vampiro corre a cargo de Steven Moffat y Mark Gatiss, quienes en 2010 fueron los encargados de actualizar al detective de Baker Street con Sherlock.

A pesar de que en esta ocasión sí se ha respetado la ambientación original de la novela – parcialmente-, existen algunas diferencias entre la obra de Bram Stoker y su adaptación a la pequeña pantalla.

En EuropaPress analizamos todas las diferencias que existen entre a la novela y su última versión de carne, hueso… y sangre.

EL CONDE DRÁCULA

Según Stoker, el infame conde poseía un espeso bigote, así como unas profundas entradas en su cabello, debido a la ausencia de pelo en las sienes.

Un par de detalles en la caracterización que prácticamente todas las adaptaciones cinematográficas, con excepciones como la de Gary Oldman y ocasionalmente la de Christopher Lee, han ignorado.

Del mismo modo, el vampiro que se muestra en la serie cuenta con características cuya invención ha sido obra del séptimo arte. Entre ellas, la célebre capa, los colmillos o la debilidad ante el sol.

Claes Bang da vida al Conde Drácula. Foto: Especial

Sin embargo, este Drácula contiene otros elementos que si bien estaban presentes en la novela, han sido ignorados en las demás adaptaciones.

Por ejemplo, el hecho de que en un comienzo el Conde sea un anciano, cuando Jonathan Harker va a visitarlo por primera vez a Transilvania, para después recuperar poco a poco su juventud o su capacidad para convertirse en otros seres además de los murciélagos, son elementos que solo han podido verse previamente en la versiones muy concretas del personaje, como la de Francis Ford Coppola.

JONATHAN HARKER

En la novela original, Harker es un joven abogado que viaja desde Inglaterra hasta Transilvania para llevar acabo el que cree que será el negocio de su carrera. Un extraño Conde desea arreglar asuntos legales y de logística antes de mudarse a Reino Unido, labor para la que supuestamente requiere los servicios del muchacho.

Tras su llegada al castillo que sirve de “humilde morada” al Conde, comienza a darse cuenta de que el aristócrata esconde un oscuro y perturbador secreto.

Aunque las escenas que protagoniza Harker son hasta aquí muy similares a las de la novela original, existen varias diferencias, principalmente en referencia a los intereses del abogado y cuál acaba siendo su destino.

Harker es interpretado por John Heffernan. Foto: Especial

El Harker interpretado por John Heffernan asume la misión de liberar a la mujer que Drácula tiene atrapada en su castillo, una motivación ausente en el texto adaptado.

Lo mismo ocurre con el modo en que acaba el joven tanto en el libro como en la serie. Mientras que en el material original Harker logra escapar del castillo sin que se llegue a aclarar cómo, en la serie acaba convirtiéndose en un no-muerto con características similares a las de Renfield, un sirviente del vampiro en la novela.

A pesar de esto, Harker protagoniza varias situaciones idénticas a las de la novela de Stoker, como el momento en que el vampiro destroza el espejo para que el abogado no vea su ausencia de reflejo o cuando el conde le ordena escribir varias cartas que servirán después para justificar su desaparición.

LAS NOVIAS DE DRÁCULA

Un elemento clásico de la mitología de Drácula son sus esposas. Un perverso harén de mujeres vampirizadas a las que el Conde alimenta y junto a las que viaja a Londres. En la serie, el no-muerto parece optar por la monogamia, ya que solo cuenta con una prometida a la que, a diferencia del resto de adaptaciones, tiene enjaulada como a un animal. Otro cambio es el hecho de que el Conde sea bisexual, y pueda tener prometidas de diferentes géneros, algo inédito hasta este momento

EL DEMÉTER

Uno de los nombres más célebres de la mitología de Stoker no pertenece a un mortal ni a un vampiro, sino a un barco. El Deméter es el navío en el que Drácula viaja desde Transilvania hasta Londres.

En la novela original, el personaje hace la travesía dentro de un ataúd que contiene tierra de su país de origen, condición necesaria para que este pueda conciliar su descanso. Durante este tiempo, el no-muerto solo sale para alimentarse a costa de las pobres almas de los marineros que van cayendo uno a uno durante el viaje.

Moffat y Gatiss, conocedores del cariño que los fans tienen por este pasaje del libro que apenas se reduce a unas pocas páginas, han decidido expandir la narración y mostrar a los espectadores momentos, hasta ahora inéditos, a bordo del navío.

Drácula es un viajero más en el barco y no va escondido. Foto: Especial

En la serie, el Deméter pasa de ser un barco mercante a uno de pasajeros, haciendo así que Drácula navegue como un viajero más en lugar de escondido entre el equipaje de la bodega. Esto ofrece una nueva subtrama en la que puede verse al hijo de la noche destripando viajeros y que ha sido comparada por sus creadores como “una versión de Alien, el octavo pasajero“.

VAN HELSING – LA HERMANA AGATHA

Uno de los principales cambios es la ausencia del Profesor Van Helsing. El personaje al que han dado vida actores tan insignes como Peter Cushing, Anthony Hopkins o incluso Hugh Jackman ha sido sustituido en la serie por la hermana Agatha, Agatha Van Helsing.

En la novela original, Van Helsing era el sabio al que se recurría para acabar con Drácula, una responsabilidad que en la serie recae sobre la hermana Agatha, quien en la obra de Stoker solo se limitaba a cuidar a Harker después de que este huyera del castillo del Conde.

En la serie Agatha hace las funciones que Van Helsing tiene en el libro. Foto: Especial

En el tercer episodio, Agatha Van Helsing desempeña prácticamente las mismas funciones narrativas que su homólogo literario. Sin embargo, y a diferencia de la novela, donde el profesor conoce al vampiro en Londres, la serie establece un encuentro muy anterior, haciendo así que la rivalidad entre ambos sea más intensa que nunca.

EL VIAJE EN EL TIEMPO

Sin lugar a dudas, el mayor cambio que hay en la serie, respecto a su equivalente literario, es el hecho de que el último episodio transcurra en el presente. Aunque otras producciones ya han flirteado con esta idea, como el final de Drácula: La historia jamás contada, nunca se había materializado de este modo.

En la serie, la travesía a bordo del Deméter no acaba del mismo modo que en la novela original. Mientras que en libro de Bram Stoker, Drácula llega sin mayor dificultad a puerto británico, en la serie, la embarcación acaba hundiéndose con el vampiro a bordo.

El barco en el que va el Conde se hunde e impide su llegada a Inglaterra. Foto: Especial

Un entierro marítimo en el que el Conde pasa alrededor de un siglo antes de emerger ante una Inglaterra muy distinta a la victoriana. El último episodio de la serie transcurre en la actualidad, siendo por tanto el último tercio de la serie relativamente distinto a la conclusión de la novela original.

ECOS DEL PASADO

A pesar de las múltiples diferencias, lo cierto es que la serie guarda una infinidad de similitudes con la novela de Stoker, sobre todo en su tramo final, y aparentemente, el que más cambios podría tener.

Renfield, el abogado de Drácula, así como Lucy Westenra, la nueva víctima del conde, o su prometido americano, Quincey, son todos personajes que se encuentran presentes en la obra original y, aunque hayan sido actualizados, en esencia, sus personajes son prácticamente idénticos.